Parque del Alamillo

Escultura `El hombre árbol`

Los sevillanos pueden admirar durante el mes de mayo la escultura "El hombre árbol" expuesta en el vivero del Alamillo.

La obra, del escultor Fedérico Guzmán, representa la conexión vital con la naturaleza y la interdependencia de todos los seres vivos.

El Parque del Alamillo expondrá durante todo el més de mayo  en el invernadero la escultura "el hombre árbol" del artista Fedérico Guzmán con el fin de que los ciudadanos puedan admirarla. La escultura esta realizada en acero, resina y fibra de vidrio policromada y representa, a tamaño natural, una figura humana de cuyos pies brotan raíces y de sus hombros, brazos y cabeza brotan ramas y hojas que buscan la luz. La obra, enteramente desmontable, está construida a partir de moldes del cuerpo del propio artista con unas dimensiones de 400x400x350 centímetros.

El hombre árbol" representa la conexión con el mundo y la interdependencia de todos los seres vivos. El artista plantea con esta obra la necesidad vital de superar el individualismo para activar una consciencia global y de pertenencia que abarca a toda la naturaleza. La escultura evoca la sombra verde de un árbol en el paisaje, el sonido de los pájaros e insectos y el susurro de la brisa entre las ramas.

La obra permanecerá expuesta en el horario habitual de visitas del vivero, desde las 12.00 a las 16.00 horas.

Fedérico Guzmán se desenvuelve en diferentes campos de la creación visual como el dibujo, la pintura, la escultura y la perfomance. También colabora en diferentes colectivos en la producción artística y la agitación cultural. Federico usa el arte como vía para explorar el mundo, como medio de realización personal y como herramienta de lucha pacífica y transformación social.

La escultura representa un hombre-árbol, una figura humana a tamaño natural de cuyos pies brotan raíces sobre las que la figura se apoya firmemente. De los hombros, brazos y cabeza brotan ramas y hojas que buscan la luz y su piel se ha transformado en la corteza rugosa de un árbol. Como un personaje salido de un cuento, el árbol humano extiende sus ramas para darnos sombra mientras parece a punto de hablarnos. Sus pies se enraízan en el subsuelo y sus brazos se elevan en el aire, haciendo fluir la energía universal y conectando el cielo con la tierra.

 


1 de Enero de 2012

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