Cae la noche y comienza el espectáculo. Durante los cinco primeros minutos de cada hora, la Torre Eiffel crepita, parpadea incansable, al son que le marcan las 20.000 bombillas que cubren su estructura. Así, vistiendo de fiesta su monumento más característico, celebraba París el cambio de milenio.
Dieciocho años después, 450 de estas bombillas ya fundidas han sido desmontadas y transformadas en objetos de decoración de edición limitada al alcance de cualquier persona que pueda pagar **los 540 euros ** a los que asciende el precio de cada Diamant de lumière (Diamante de luz) .
Haciendo un guiño a su pasado industrial, estas piezas únicas han sido colocadas en bases de acero rojo que recuerdan al material que utilizó Gustave Eiffel en su día para la construcción de la torre.
Y no, no han sido retocadas ni sometidas a ningún tipo de reparación, de tal manera que cada Diamante de luz conserva las huellas, en forma de imperfecciones, de casi 20 años brillando sobre la capital francesa.
Por eso, ahora les toca descansar. Así que, una vez la tengas en tu poder, recuerda que se trata de un objeto meramente decorativo, que no puede volver a utilizarse como lámpara.