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Carrusel de las Artes

Magritte, el engaño de las imágenes

Primera modificación:

El Centro Pompidou, dedicado al arte moderno y contemporáneo de París, exhibe en la exposición "Magritte, la trahison des images" (la traición de las imágenes) decenas de cuadros del pintor surrealista René Magritte, cuyo lienzo más conocido representa una pipa, con la extraña mención "esto no es una pipa".

'La Trahison des images', 1929.
'La Trahison des images', 1929. Magritte
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Cansado de justificar el significado del cuadro pintado en 1929, el pintor belga dijo que eso no era una pipa porque nadie podría fumarla: "Magritte concibió este cuadro en forma de gesto provocativo hacia el surrealismo. Lo pintó en 1929, en el año del Segundo Manifiesto del Surrealismo. Y cuando se conoce el cuadro, suscita debates y preguntas, y se vuelve tan conocido que Magritte se identifica al objeto: lo vemos en dos autorretratos, a veces Magritte se cae en su pipa, y otras veces las pipas lo invaden", explica Didier Ottinger, curador de la exposición Magritte, la trahison eds images, en el Centro Pompidou en París, que también alberga el Museo de arte moderno.

'La lampe philosophique', 1936.
'La lampe philosophique', 1936. Magritte

La exposición del Centro Pompidou, pone el énfasis sobre el aspecto enigmático de los cuadros del pintor. Magritte, impactado por un cuadro del surrealista De Chirico en 1925, fue asociado a este movimiento artístico vanguardista que buscaba explorar la profundidad del inconsciente humano. Sin embargo, su pertenencia al surrealismo duró poco tiempo y Magritte se alejó de la poesía del inconsciente, prefiriéndole la lógica matemática y filosófica.

Como un matemático, el belga se centró más en los objetos que, juntos, forman una combinación lógica. En su cuadro "Variante de la tristeza", Magritte representa una gallina que mira con perplejidad un huevo cocido, parecido al que puso, e ilustra de manera irónica el cuestionamiento sobre el origen de los seres.

Sobre el significado oculto de los objetos, Magritte afirmó en 1967, poco antes de su muerte, en una entrevista con la televisión francesa: "La primera vez que vi algo del mundo, era una caja. Había una caja cerca de mi cuna, y eso me pareció muy misterioso, muy extraño. No sabía de qué servía aquel objeto. Por cierto creo que para todos los niños, la primera cosa que ven del mundo les debe causar mucha sorpresa".

Con el objetivo de cuestionar el poder de engaño de las imágenes, Magritte desvió el significado original de elementos y objetos tan básicos como un paisaje o una venta. En "Las caminatas de verano", el cielo se descompone en cubos azules. Magritte revela su extraordinaria modernidad con este paisaje surreal que podría ser de un videojuego.

El lienzo "Las vacaciones de Hegel" representa un vaso de agua encima de un paragua: dos objetos anodinos pero que el pintor acerca debido a que uno sirve para recoger el agua y el otro para evacuarla. Magritte retoma también los mitos de la pintura: "La condición humana" representa la alegoría de la caverna de Platón. En otros cuadros, las bellezas femeninas clásicas son desarticuladas.

'Les vacances de Hegel', 1958.
'Les vacances de Hegel', 1958. Magritte

Uno de los juegos favoritos de Magritte consistía en representar la realidad visual como un gran teatro a través de ventanas, cortinas, puertas transparentes en las que se superponen otras dimensiones visuales. En "Memorias de un santo", una cortina roja semicircular representa un cielo, y oculta otro paisaje, mientras que en "El doble secreto", el pintor belga representa un rostro arrancado de su cuerpo, como si fuera una simple máscara que oculta los cascabeles, símbolos de la locura. La realidad de Magritte es un gigantesco collage.

El misterio fue una de las características de la obra de René Magritte. Según Didier Ottinger, curador de la exposición, "el misterio podría ser la palabra indicada para designar el estado de suspenso que caracteriza las pinturas de Magritte. Magritte realizó durante décadas afiches e imágenes publicitarias, sabe muy bien cómo el arte se distingue de la comunicación o de la propaganda. Uno da un mensaje único, defiende una sola causa, mientras que los cuadros de Magritte son abiertos, sugieren una pregunta no resuelta y que quizás nunca resolveremos".

Medio siglo después, René Magritte sigue fascinando al gran público. Sus representaciones enigmáticas de los objetos cotidianos como sombreros, pipas o frutas siempre atraen a miles de visitantes.

Entrevistado: Didier Ottinger, curador de la exposición.
 

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