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Aunque parezcan lugares de otro planeta, estos misteriosos paisajes están en la Tierra

- Fotos: Gizmodo

Uno de ellos está en el estado de Chihuahua, sí, en nuestro hermoso y fascinante país

Por Gizmodo /
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Si yo te hablase de ríos de lava de color azul, cristales del tamaño de un autobús o cuevas que brillan con luz propia seguramente tu mente pensaría en otros planetas o mundos de ciencia ficción. Sin embargo, todos estos lugares de los que te hablo están aquí, en la Tierra.

La perspectiva de visitar las maravillas de nuestro Sistema Solar es la mar de tentadora, pero hasta que Elon Musk no nos lo ponga más fácil, nos tocará conformarnos con nuestros sucedáneos terrenales. Aun así, creo que los cinco lugares que hemos seleccionado te parecerán de otro mundo.

Desde la isla de Java al desierto del Sahara todos estos lugares tienen algo que te fascinará por completo.

El ojo del Sahara

La foto que encabeza este post habla por si sola. No se trata de la Gran Mancha Roja, el enorme vórtice anticiclónico que hay en Júpiter, ni de ninguna tormenta de arena gigante sobre la superficie de Marte. Esto que ves ahí es una zona conocida como la Estructura de Richat.

Este extraño accidente geográfico se encuentra en pleno desierto del Sahara, cerca de la ciudad de Ouadane, Mauritania. Aunque su forma concéntrica parezca el resultado de un meteorito, nada más lejos de la realidad. La explicación a la peculiar forma del ojo del Sahara —como también se conoce a este accidente geográfico— se encuentra en la pura erosión de un domo anticlinal durante millones de años.

El centro de esta estructura está formado por sedimentos rocosos de más de 2.500 millones de años de antigüedad y aun así fue solo hace unas pocas décadas cuando nos dimos cuenta de su existencia. Fue durante la misión Gemini 4, cuando los astronautas de la NASA James McDivit y Edward White se percataron desde el espacio de la existencia de este enorme círculo de 50 kilómetros de diámetro.

1. Estructura de Richat

La foto que aparece justo encima es una de las fotografías tomadas también por otro astronauta, Scott Kelly, antes de que regresase a la Tierra, tras pasar un año en la Estación Espacial Internacional.

El volcán azul

Al este de la Isla de Java, en Indonesia, existe uno de los lugares más extraños de la Tierra. En un complejo entramado de volcanes se encuentra el Volcán Kawah Ijen. De día, parece un volcán ordinario cualquiera, pero de noche podremos ver por qué se trata de un lugar casi extraterrestre.

El Volcán Kawah Ijen tiene una cantidad inusual de azufre en su interior. Cuando el azufre y los otros gases quedan expuestos al oxígeno que hay en el exterior y entran en combustión por el calor del magma, todo se vuelve de un intenso color azul.

Tanto de día como de noche, podemos ver decenas de mineros que acuden a extraer bloques de azufre de la pared interior del volcán, pese a que el aire del ambiente es casi irrespirable.

2. Volcan Kawah Ijen

Las aguas del lago Kawah Ijen, que se encuentra cerca del volcán con el que comparten nombre, también son de un llamativo color azul turquesa debido a la concentración de ácido sulfúrico que tienen. Desde ahí, las columnas de humo y los gases que ascienden del lago, se entremezclan con los ríos azules de magma, dándole a todo un aspecto más propio de Venus que de nuestro propio planeta.

La fortaleza de Superman

A 300 metros de profundidad, en la región de Chihuaha, México, se encuentra otro de los rincones más particulares de nuestro planeta: la Cueva de Naica. Esta cueva, que parece la viva imagen de la Fortaleza de Soledad, el cuartel general de Superman, está repleta de cristales gigantes, algunos de los cuales alcanzan más de 12 metros de longitud y pueden pesar varias toneladas.

¿Cuál es la explicación detrás de esta inusual concentración de cristales? Debajo de esta cueva se encuentra una cámara magmática. Con el tiempo, esta gruta se fue llenando de aguas subterráneas ricas en minerales de yeso. El calor proveniente del magma provocó que estos cristales de selenita (una variedad del yeso) comenzasen a crecer y, 500.000 años más tarde, el resultado fue esta impresionante cueva.

Pero no solo te resultaría inusual el aspecto de la Cueva de Naica si pudieses poner un pie en ella. Dentro, la temperatura alcanza los 50º centígrados y la humedad que hay en el aire es de más del 90%. Si entrases sin el equipo adecuado, dado el nivel tan alto de humedad, tus pulmones se podrían llenar de líquido y acabarías muerto.

Esta cueva ha sido un enclave importante para los científicos, ya que ha permitido estudiar la formación de cristales como en pocos lugares de nuestro planeta. Además, un equipo de investigadores, dirigidos por la directora del Instituto de Astrobiología de la NASA, Penelope Boston, encontró formas de vida microbianas en burbujas de aire atrapadas dentro de los cristales. Cómo estos microbios consiguen sobrevivir en condiciones tan extremas es algo que puede resultarnos de especial ayuda para conseguir encontrar vida lejos de nuestro planeta.

3. Cueva de Naica

Hoy, visitar estas cuevas resulta imposible. En 2017, decidieron dejar de extraer el agua que debía llenar este entramado de grutas y que habría hecho imposible explorarlas, por lo que las cuevas volvieron a quedar sepultadas de nuevo bajo el agua, como habían estado siempre.

La tormenta eterna

Todos hemos visto una tormenta eléctrica alguna vez. Demonios, seguro que hemos visto decenas de ellas a lo largo de nuestra vida. A priori esto no te parecerá nada del otro mundo, pero existe un punto muy concreto de nuestro planeta donde pueden llegar a caer hasta 1,6 millones de rayos al año. Una auténtica barbaridad.

Este fenómeno casi sobrenatural, bautizado como el Relámpago del Catatumbo, tiene lugar en un rinconcito al noroeste de Venezuela, encima del Lago de Maracaibo. La NASA estima que cada año tienen lugar 297 tormentas nocturnas sobre este preciso lugar.

Algo así parece casi sacado de un planeta como Júpiter, donde se encuentra la tormenta más grande conocida por el ser humano, pero es en América del Sur donde podemos disfrutar de este espectáculo visual durante medio año casi de forma consecutiva.

Esta inusual concentración de rayos, que hubiese atemorizado a los griegos de haber habitado estas tierras, tiene que ver con algo tan simple como la confluencia de varias corrientes de aire distintas. El Lago Maracaibo está rodeado por montañas, que atrapan los vientos cálidos que vienen del Caribe. Cuando el aire frío que baja de las montañas andinas se encuentra con estas masas de aire cálido, el aire asciende, se enfría y, finalmente, se condensa, formando enormes cúmulos de nubes con una enorme carga eléctrica.

4. Relampago del Catatumbo

Estos rayos no solo son llamativos por su frecuencia, sino también por su intensidad. Algunos pueden verse a 400 kilómetros de distancia y le han servido a este pequeño rincón de Venezuela para ser considerado como la capital mundial de los relámpagos.

La cueva brillante

Gracias en parte al éxito del Señor de los Anillos, conocemos algunos de los paisajes más icónicos de Nueva Zelanda. Sin embargo, quizás haya otro destino turístico de este país del cuál no has oído hablar: las Cuevas de Waitomo.

Si te adentras en estas cavernas que hay al sur de la ciudad de Hamilton y miras hacia el techo, podrás ver miles de luces tintineantes. Todos esos puntitos brillantes que se mueven son en realidad las larvas del insecto Arachnocampa luminosa, un tipo de gusano bioluminiscente que habita en esa cueva.

Los gusanos emiten esta luz para atraer a sus presas hacia los hilos pegajosos que cuelgan del techo, de forma que los insectos que se sientan atraídos hasta ellos, queden completamente a su merced.

5. Cuevas de Waitomo

No te pierdas el espectacular vídeo que hizo el fotógrafo Jordan Poste sobre estas cuevas, y si alguna vez has soñado con visitar el planeta Pandora, el mundo ficticio de la película Avatar, las Cuevas de Waitomo deberían ser una visita obligada para ti.

Gizmodo

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