La idea del adorno suele ser complicada y prejuiciosa en nuestro cuerpo. Por ello, que los collares para hombre acostumbren ser tan simples y lejanos de las verdaderas propuestas de diseño. Al menos en la cultura occidental y bajo lo que usualmente consideramos “gusto”. Es extraño que a un hombre se le aplauda —o permita— una elección más allá de las fronteras que impone una cadena y su función de llevar colgando algún elemento religioso, un dije minimalista o tribal en el mejor de los casos, o una placa de datos personales —muy al estilo GI—. Extraño es que alguna vez se nos dé licencia y nos sintamos cómodos al llevar largos collares de pedrería, complejos tejidos o formas que tradicionalmente hemos entendido como “femeninas”.
¿Es que los hombres no tenemos permitido adornar y embellecer nuestro cuerpo? ¿Ni siquiera exaltar nuestro interés por el diseño y el lujo, desde otros lenguajes y elementos? Bueno… al parecer no hasta hace poco; por fortuna, hoy las cosas están cambiando. Entre todos los quiebres de género que actualmente vivimos, uno de los más importantes es el uso de joyería no sólo para demostrar fuerza ni poder adquisitivo, sino en un franco interés por sentirnos cómodos con nosotros mismos y proyectar confianza, sensualidad, estados de ánimo, distintos temperamentos u otras formas de entender nuestra masculinidad.
Entonces, sin dar saltos cuánticos en el uso actual de los collares para hombre —sobre todo, considerando lo que decíamos al principio de este texto y lo violento que puede ser ese cambio—, te presentamos a continuación algunos diseños que nos gustan mucho en GQ. Propuestas cuyos detalles hablan de una evolución más en el terreno de la joyería y que se enfocan en un propósito muchas veces inexplorado en el género: sentirnos sexys. Para nosotros mismos y para otras personas.
Reliquia moderna
Algo interesante de este tipo de collares es que reúne la fuerza de materiales o formas casi brutalistas, así como el aura de aquello que puede entenderse como un objeto milenario. Dos elementos que no solemos ver con mucha frecuencia en la silueta del hombre. Piensa lo bien que se vería algo así con una camisa y una chaqueta de cuero en un look más o menos formal.
De cuentas
Otra cosa que los hombres no estamos muy acostumbrados a usar es un collar hecho con piedras, resinas y piezas acrílicas. Parece que el terror se encuentra, sobre todo, en añadir color a las piezas de joyería que usamos. Pero no tienes por qué temer. De hecho, hay ocasiones en que si lo haces correctamente, puedes obtener grandes resultados y un look mucho más efectivo e impactante que cuando te enfocas exclusivamente en tu corbata, el pocket square o un fistol en tu solapa.
Piedras preciosas
No te estamos invitando a que utilices un elaborado y enorme collar de Tiffany… o sí, en caso de que eso te haga feliz. Mira a Jared Leto y todas sus lecciones de estilo. Pero claramente te estamos exhortando a que no desprecies el poder de una buena roca en tus joyas; sobre todo, si es que nunca le has puesto un dije o un adorno extra a tus cadenas. ¿Por qué no pensar en piedras como el ónix y la esmeralda en cortes prominentes, o engastes con preciosos diamantes y zirconias? Un giro por completo a tu look y masculinidad para sentirte más sexy.
Oro y más oro
Tomando como punto de partida los estilos militaristas que ya mencionábamos arriba, si es difícil desapegarnos de estas formas lo mejor es añadir el lujo del oro. Pero no basta con sólo unos cuantos quilates por ahí, es necesario sumar estructuras y logos que nos hablen de verdadero lujo; que sean sinónimo cultural de opulencia e historia. En ese caso, Versace sabe perfectamente lo poderosa que resulta la iconografía griega y el instantáneo sex appeal que ésta ofrece.
Colgantes protagonistas
Un paso adelante puede ser en la elección de colgantes que, en vez de ser sutiles y silenciosos, sean grandes y pesados. Que griten «¡Hey! llegamos…» y se abran paso sobre una camisa abierta o se posen sobre un suéter de cuello alto. Recuerda que esta prenda te puede hacer ver más elegante, pero con la joyería indicada puedes escalar velozmente hacia la cima de lo sensual.