Este libro me gusto mucho, porque las crónicas eran entretenidas, pero otras no tanto, un de las que más me gusto fue la de el perro en el rió Mapocho o la de los abrazos. Creo que las crónicas del libro te dejan muchas enseñanzas, como a no olvidar que algún familiar o amigo se puede morir en cualquier momento o que sera la ultima vez que lo veras en la vida o que los abrazos son lo más importante, que sin estos no puedes vivir porque son una muestra de amor y cariño. Estas son unas de la enseñanzas que me a dejado este libro. Yo pensé que el libro era una novela o algo por el estilo, pero no fue de esta manera, no eran mas ni menos que pequeñas crónicas (historias cortas) que algunas, tenían una relación en común. Les recomiendo este libro a todo tipo de personas, porque tiene diversos tipos de crónicas, de diferentes gustos y ambientes.
Lo que me deja este libro como periodista y amente de las letras es que, definitivamente la documentación que tiene este libro de hechos, que para muchos, son irrelevantes. Son historias de la vida cotidiana que muchas veces son olvidadas y ni siquiera contadas. A Francisco Mauat le pareció correcto hacerlo y se le agradece. Aunque debo reconocer que hay historias de esta antología que me parecieron aburridas, muchas otras me inspiraron a seguir escribiendo.
Al final, la lectura me recordó a la película de pixar wall-e, justo la escena cuando el capitán esta documentándose sobre cosas de la tierra. Y no, no tiene nada que ver con algo futurista; a lo que me quiero referir es sobre la historia que vamos a dejar a la humanidad. Tenemos grandes libros, películas, etc., que habla de grandes acontecimientos importantes sobre la humanidad, pero creo rotundamente que las historias cotidianas tan bien valen la pena ser escritas y leídas.