7 Maravillas del mundo: EL COLISEO ROMANO

7 datos sorprendentes sobre El Coliseo Romano

El Coliseo Romano sigue dominando después de veinte siglos la ciudad de Roma. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, esta gigantesca construcción es una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo desde el año 2007. Por sus gradas pasan cerca de 5 millones de personas cada año. Ha visto combates entre gladiadores, disputas de poder entre emperadores, ha albergado un cementerio y hasta una iglesia y ha sufrido el paso de los años, consiguiendo sobrevivir hasta nuestros días para que puedas presumir de visita en Instagram y sentirte como un gladiador por un día. A continuación vas a conocer 7 datos sorprendentes sobre esta maravilla arquitectónica para convertirte en un auténtico guía la próxima vez que visites Roma este verano.

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1. Un diseño destinado a perdurar

El Coliseo es una obra arquitectónica que ha sufrido toda clase de modificaciones a lo largo de los años. Aún así sigue en pie, probablemente gracias a la pericia de quienes lo diseñaron, y es que este recinto ha inspirado a numerosas construcciones deportivas modernas por las soluciones tan ingeniosas de los arquitectos. La inauguración se prolongó durante 100 días, y se cobró la vida de decenas de gladiadores y miles de animales salvajes. Había que celebrar los 10 años que tardo en levantarse y los tres emperadores que de un modo u otro influyeron en su construcción: Vespasiano, su hijo Tito y Domiciano. Destinado a ser “el centro del mundo” según los propios historiadores romanos, es un edificio con forma de óvalo que cuenta con 189 metros de largo, 156 de ancho y 57 de altura.

Constaba de una arena que escondía el hipogeo, un entramado de mazmorras y túneles, con sistemas de trampillas y ascensores donde los gladiadores esperaban su momento de gloria. Un plató televisivo del mundo clásico con una enorme cávea o graderío interior, que dividía a los espectadores según su clase social. 80 gradas y 80 filas respectivamente numeradas. En el piso más cercano a la arena, el pódium, los ilustres senadores, magistrados y sacerdotes. En el último, hecho de madera y que recibía el nombre de maenianum summum in ligneis – toca repasar Latín – se sentaban las mujeres pobres. Entre medias el público se disponía en función de su poder adquisitivo y posición social.

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2. Un nombre improvisado

El Coliseo Romano en realidad no estaba destinado a recibir tan pomposo nombre. Ya te hemos contado que Vespasiano inició su construcción entre los años 70 y 72 d.C. Sin embargo, años antes el cónsul Estatilio Tauro construyó un anfiteatro, que fue arrasado en el Gran Incendio de Roma. Vespasiano entonces retomó el proyecto y su nombre original era Anfiteatro Flavio, ya que ese era el nombre de la dinastía Flavia de emperadores que detentaban el poder en la Roma de la época. No tardó en llamarse Coliseo porque había una gran estatua en honor a Nerón cerca de la edificación, que por desgracia no podrás ver porque no ha conseguido conservarse.

 

3. Reserva tu entrada

El Coliseo es uno de los monumentos más visitados del mundo, así que más te vale armarte de paciencia y tener en cuenta que el acceso está limitado a 3.000 personas a la vez. Pueden parecer muchas, pero en las ochenta gradas del anfiteatro cabían hasta cerca de 55.000 espectadores, el mismo aforo que el Estadio Mestalla del Valencia, aunque eran espectáculos quizá más sangrientos que el fútbol, por aquello de que no existían tarjetas amarillas o rojas. La entrada general cuesta unos 12 euros, la reducida 7.50 y es válida durante dos días incluyendo una visita al Coliseo y otra al Foro Romano. Puede comprarse por Internet pero trae acarreado un pequeño recargo. También existe la posibilidad de visitar el llamado tercer anillo y parte de la zona subterránea en un tour guiado de unos 45 minutos que cuesta unos 5 euros, más el precio de la entrada.

En esta zona subterránea era donde aguardaban los animales y gladiadores antes del combate, así que quizá puedas emular a Maximo Decimo Meridio en Gladiator. Respecto a los horarios, ten en cuenta que está abierto a partir de la 8:30 hasta las 16:30 en invierno y hasta las 19:15 en verano. Medita antes de ir a hacer cola, es el monumento más visitado de Roma junto a la Capilla Sixtina. Toda una ciudad de contrastes.

(También puedes visitar nuestro diario fotográfico de nuestra estancia en Roma pinchando aquí)

 

4. Un complejo multiusos

Esta construcción única ha conocido momentos de gloria, auspiciado héroes de la arena, condenado a emperadores y atravesado episodios menos gloriosos, desde terremotos a saqueos. Por ese motivo ha tenido muchas funciones a lo largo de los siglos. Fue usado activamente durante cerca de 500 años, incluso tras la caída del Imperio Romano. En la Edad Media albergó una iglesia, posteriormente adoptó la forma de refugio, fábrica e incluso cantera, de ahí que los 100.000 metros cúbicos de mármol travertino empleados en su construcción no puedan atisbarse en todo su esplendor.

 

5. Espectaculares espectáculos

En su arena no solo hubo combates de gladiadores, sino tantos otros espectáculos. Los combates se extendían hasta seis días. Fachadas y tumbas eran pintadas para anunciar estos eventos, y los animales conducidos de noche al Coliseo. Los gladiadores hacían gala de su poderío físico en público, y el primer espectáculo de los combates era una exhibición de toda clase de animales exóticos. Por la arena del Coliseo pasaron rinocerontes, toros, elefantes, tigres, leones y hasta una jirafa traída por Julio César. En un combate se juntaron cien leones, el mismo número de leopardos y mas de doscientos osos.

Los combates entre animales se organizaban en series, se les ataba con la misma cuerda y un valiente les golpeaba con una vara para azuzarles y animarlos a pelear. Incluso se llevó a cabo una naumaquia, un combate único entre barcos corintios y corfiotas que sustituyó la arena por agua.

6. Gladiadores, entre el mito y la realidad

Todos los gladiadores compartían un punto en común: no temían a la muerte. Durante los más de 500 años en los que el Coliseo albergó toda clase de combates murieron más de 400.000 hombres y cerca de un millón de animales. Antes de iniciarse el combate, los gladiadores se paseaban por la arena para exhibirse ante un público enfervorecido y saludar a sus patrocinadores. Durante el combate, el público jaleaba y finalmente a través de gritos y proclamas influirían en el destino del perdedor, si es que seguía vivo, aunque las ejecuciones en la arena fueron prohibidas por Augusto. Entre los combates de bestias y los de gladiadores había un espectáculo aún más sangriento si cabe. Conocido como damnatio ad bestias, condenados a muerte eran arrojados a la arena para ser ejecutados por toda clase de bestias en una suerte de Los juegos del hambre bastante más realista.

 

7. Tapar la tiranía y conducir a la gloria

El Coliseo de Roma sirvió no solo como ejemplo de la gloria de Roma, sino como sepultura para el oscuro legado del emperador Nerón. Vespasiano decidió construirlo sobre uno de los estanques que rodeaban la mansión de Nerón y de este modo cubrir la tiranía de su antecesor. Además, alrededor del Coliseo se concentran otra serie de monumentos que hablan del esplendor de Roma, tan ansiado por sus gobernantes y capturado en construcciones como el Arco de Constantino o el Ludus Magnus, el cuartel donde solían entrenar los gladiadores. Además, mientras das una vuelta al Coliseo por fuera para descubrir que es ovalado y no circular podrás sacarte una foto con auténticos romanos. Bueno, con artistas disfrazados como tal que te pedirán una propina por posar con la auténtica guardia pretoriana.

La gloria de Roma se plasmó de tal manera con este monumento que se construyó una calzada únicamente para transportar los materiales para su construcción y algunos Papas apoyaron su reconstrucción y reforma ya que lo consideraban un lugar sagrado debido al número de cristianos que murieron en los espectáculos romanos.

Veinte siglos después de su construcción el Coliseo ha visto deambular por su arena espectáculos de todo tipo. Ha resistido terremotos, saqueos, el paso del tiempo y el grito de cientos de miles de personas pidiendo violencia. Un vestigio de otro tiempo que Roma trata de conservar y que sigue maravillando a millones de turistas.

¿Te animas a visitarlo?, quizá ya lo hayas hecho y puedas contar a más gente cómo fue sumergirte en un pedazo de nuestra Historia.

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