/ viernes 3 de noviembre de 2023

Osamu Tezuka, el Dios del manga y padre de Astroboy

Desde su primer trabajo, Tezuka comenzó a dar señales de una visión diferente; con Astroboy y La Princesa Caballero marcaría un cambio en la industria

Las décadas de los 40 y 50 para Japón no fueron sencillas. La derrota en la Segunda Guerra Mundial, además de la herida profunda de las explosiones atómicas en Hiroshima y Nagasaki marcaron a una generación que en lugar de esconderse bajo los traumas resurge para formar uno de los países más avanzados en el mundo.

En el mundo del entretenimiento, destaca la trayectoria de un autor cuyas habilidades en el dibujo y para contar historias le dieron el sobrenombre del Dios del Manga. Se trata de Osamu Tezuka.

Originario de Osaka, Tezuka nació el 3 de noviembre de 1928. Su juventud la vivió en medio de la Segunda Guerra Mundial, algo que lo marcaría tanto en lo personal como en lo profesional, como a los millones de japoneses que sobrevivieron a ese conflicto bélico.

“En general la animación japonesa estaba muy atrasada. Hoy en día se suele comparar mucho a la industria americana con la industria japonesa pero en ese momento (mediados del siglo XX) Japón estaba atrasado, no tenía realmente mucha industria, detrás ya se habían hecho animaciones y ya se contaban historias en papel, pero no eran cosas completas, eran cosas que eran autoconclusivas sin trascendencia”, explicó José Sobrevals, creador de contenido sobre manga y anime, conocido en X como NerdWorkYT.

➡️ Conoce más de cómo la llegada de Astroboy marcó los trazos de Trino

Desde su primer trabajo, Tezuka comenzó a dar señales de una visión diferente. En 1947 fue el responsable del manga La nueva Isla del Tesoro, y dos años más tarde tendría una de sus obras más destacadas: Kimba, el león blanco, obra que algunos dicen Disney copió para hacer El Rey León.

Y de ahí, dos de sus mangas más importantes: Astroboy y La Princesa Caballero. Todo esta obra marcaría un cambio en la industria.

En general la animación japonesa estaba muy atrasada. Hoy en día se suele comparar mucho a la industria americana con la industria japonesa pero en ese momento Japón estaba atrasado, no tenía realmente mucha industria

No sé si Tezuka pensó en cambiar la industria, pero lo hizo. Él comenzó a contar las historias de una manera un poco más compleja, o sea, a hacer del manga un medio más serio con historias un poco más largas, que sean serializadas y que incluso terminó permeando hasta la producción después del anime Astroboy”, añadió Sobrevals.


➡️ Conoce más sobre Osamu Tezuka, el Dios del manga y padre de Astroboy en nuestro Fin D

El niño robot

Es con Astroboy que inicia una de las industrias de entretenimiento más importantes del mundo: la producción de anime.

Hasta la década de los 60, en Japón no existía la producción de series animadas, algo que no fue una barrera para que el Dios del Manga expandiera su influencia.

Al no existir una productora para tal efecto, crea Mushi Productions, que con una animación en blanco y negro pone al aire el primer anime de Astroboy en 1963.

La historia era revolucionaria no sólo por la técnica, sino porque también trataba temas que hasta antes no se habían tratado en este medio.

Astroboy argumentalmente tiene su origen en la muerte de Tobio, el hijo del doctor Tenma, ministro de Ciencia y Tecnología en un Japón del siglo XXI. Tras el fallecimiento del niño, Tenma decide dedicar todos sus esfuerzos en crear un robot que no sólo se parezca a Tobio, sino también en su alma.

En cuestión técnica lo logra, Tobio había revivido en forma de robot (algo que en principio él no sabe), pero conforme convive con su creación, Tenma se da cuenta que perdió para siempre a su hijo, por lo que lo vende como esclavo.

En otras versiones más recientes Tenma no lo vende, simplemente lo apaga para que años más tarde, su asistente Hakase Ochanomizu lo reactive y se convierte en mentor. Y para aumentar el drama, Tenma se vuelve el villano de la historia.

Si uno ve la historia por encima se trata de un niño robot que salvaba el día, pero ya conforme vas creciendo lo analizas con otra óptica, es decir, te das cuenta de cómo esas historias son complejas. Simplemente, ya tenemos el tema de la inteligencia artificial encima y de alguna manera le tenemos miedo”, comentó NerdWorkYT.

En su primera etapa en animación, Astroboy tuvo 193 capítulos emitidos entre 1963 y 1966, pero en 1980 tuvo una segunda serie, con 52 capítulos, con el avance de que serían a color.

Para 2003, la cadena de televisión japonesa Fuji TV, y con el sello Tezuka Productions, sale al aire la tercera animación del personaje, con el dato curioso de que no sólo se trata del 40 aniversario de la primera serie, sino que era el año en que nació Tobio. Estuvo al aire hasta 2004 con 50 episodios.

A eso hay que sumarle que en 2009 Hollywood produjo su propia película animada de Tobio y compañía.

En el manga también tuvo su polémica, ya que la revista estadounidense Golden Key publicó historietas del personaje en 1965, pero sin el permiso del autor, quien no sólo demandó por los derechos, sino por una mala calidad en el producto.

Rompiendo barreras

El legado de Tezuka no sólo se queda en lo técnico, de dar el paso del manga a la animación, sino en las historias en sí. El mejor ejemplo es La Princesa Caballero, considerada uno de los pilares del género shojo, cuyas temáticas son enfocadas para niñas y mujeres.

La Princesa Caballero trata de las aventuras de Zafiro, la princesa del reino de Silverland, quien tiene que pasar por un varón para impedir que el trono caiga en manos del Duque Duralmin.

Tezuka asumió el trabajo por encargo, ya que su editor, viendo el éxito que tuvo con Astroboy le pidió un manga enfocado para niñas y adolescentes. Lo novedoso de La Princesa Caballero es que por primera vez se tenía a una protagonista, aunque fuera en un papel que demandaba hacerse pasar por hombre.

La recepción del manga fue buena y más adelante se convirtió en otro proyecto animado de Tezuka que llegaría a trascender fronteras al transmitirse en países de occidente, incluido México.

Otras obras adelantadas a su época fueron Black Jack, cuyo protagonista (Black Jack) es un médico prodigioso que pide sumas desorbitantes por sus servicios. El punto central es la corrupción, algo pocas veces tratado.

También está Adolf. Ambientada en la Segunda Guerra Mundial el argumento gira alrededor de tres personas llamadas Adolf (uno es Hitler), y cómo vivieron el ascenso y caída del nazismo.

Legado que perdura

Se calcula que antes de su muerte, ocurrida en febrero de 1989, Tezuka participó directa o indirectamente en 700 mangas, ya sea dibujando, escribiendo o editándolos, muchos de ellos de manera simultánea.

Pero además de eso, que bien le valió el sobrenombre del Dios del Manga, la industria del entretenimiento japonés le debe en buena parte su creación.

➡️ Lee el Suplemento Fin D dedicado al manga y al coleccionismo de juguetes

“No sé si fue un golpe de suerte, porque bueno, cuando escribió su trabajo no creo que lo hiciera para vender muchos juguetes, pero sí buscaba que fuera exitoso a nivel comercial. Tenemos a Astroboy con varias versiones, pero detrás de él vinieron otros robots que siguen vendiendo, se siguen viendo”, comentó Sobrevals.

Uno de los ejemplos es Pluto, una serie recién estrenada en Netflix que está inspirada en el mundo de Astroboy.

Las décadas de los 40 y 50 para Japón no fueron sencillas. La derrota en la Segunda Guerra Mundial, además de la herida profunda de las explosiones atómicas en Hiroshima y Nagasaki marcaron a una generación que en lugar de esconderse bajo los traumas resurge para formar uno de los países más avanzados en el mundo.

En el mundo del entretenimiento, destaca la trayectoria de un autor cuyas habilidades en el dibujo y para contar historias le dieron el sobrenombre del Dios del Manga. Se trata de Osamu Tezuka.

Originario de Osaka, Tezuka nació el 3 de noviembre de 1928. Su juventud la vivió en medio de la Segunda Guerra Mundial, algo que lo marcaría tanto en lo personal como en lo profesional, como a los millones de japoneses que sobrevivieron a ese conflicto bélico.

“En general la animación japonesa estaba muy atrasada. Hoy en día se suele comparar mucho a la industria americana con la industria japonesa pero en ese momento (mediados del siglo XX) Japón estaba atrasado, no tenía realmente mucha industria, detrás ya se habían hecho animaciones y ya se contaban historias en papel, pero no eran cosas completas, eran cosas que eran autoconclusivas sin trascendencia”, explicó José Sobrevals, creador de contenido sobre manga y anime, conocido en X como NerdWorkYT.

➡️ Conoce más de cómo la llegada de Astroboy marcó los trazos de Trino

Desde su primer trabajo, Tezuka comenzó a dar señales de una visión diferente. En 1947 fue el responsable del manga La nueva Isla del Tesoro, y dos años más tarde tendría una de sus obras más destacadas: Kimba, el león blanco, obra que algunos dicen Disney copió para hacer El Rey León.

Y de ahí, dos de sus mangas más importantes: Astroboy y La Princesa Caballero. Todo esta obra marcaría un cambio en la industria.

En general la animación japonesa estaba muy atrasada. Hoy en día se suele comparar mucho a la industria americana con la industria japonesa pero en ese momento Japón estaba atrasado, no tenía realmente mucha industria

No sé si Tezuka pensó en cambiar la industria, pero lo hizo. Él comenzó a contar las historias de una manera un poco más compleja, o sea, a hacer del manga un medio más serio con historias un poco más largas, que sean serializadas y que incluso terminó permeando hasta la producción después del anime Astroboy”, añadió Sobrevals.


➡️ Conoce más sobre Osamu Tezuka, el Dios del manga y padre de Astroboy en nuestro Fin D

El niño robot

Es con Astroboy que inicia una de las industrias de entretenimiento más importantes del mundo: la producción de anime.

Hasta la década de los 60, en Japón no existía la producción de series animadas, algo que no fue una barrera para que el Dios del Manga expandiera su influencia.

Al no existir una productora para tal efecto, crea Mushi Productions, que con una animación en blanco y negro pone al aire el primer anime de Astroboy en 1963.

La historia era revolucionaria no sólo por la técnica, sino porque también trataba temas que hasta antes no se habían tratado en este medio.

Astroboy argumentalmente tiene su origen en la muerte de Tobio, el hijo del doctor Tenma, ministro de Ciencia y Tecnología en un Japón del siglo XXI. Tras el fallecimiento del niño, Tenma decide dedicar todos sus esfuerzos en crear un robot que no sólo se parezca a Tobio, sino también en su alma.

En cuestión técnica lo logra, Tobio había revivido en forma de robot (algo que en principio él no sabe), pero conforme convive con su creación, Tenma se da cuenta que perdió para siempre a su hijo, por lo que lo vende como esclavo.

En otras versiones más recientes Tenma no lo vende, simplemente lo apaga para que años más tarde, su asistente Hakase Ochanomizu lo reactive y se convierte en mentor. Y para aumentar el drama, Tenma se vuelve el villano de la historia.

Si uno ve la historia por encima se trata de un niño robot que salvaba el día, pero ya conforme vas creciendo lo analizas con otra óptica, es decir, te das cuenta de cómo esas historias son complejas. Simplemente, ya tenemos el tema de la inteligencia artificial encima y de alguna manera le tenemos miedo”, comentó NerdWorkYT.

En su primera etapa en animación, Astroboy tuvo 193 capítulos emitidos entre 1963 y 1966, pero en 1980 tuvo una segunda serie, con 52 capítulos, con el avance de que serían a color.

Para 2003, la cadena de televisión japonesa Fuji TV, y con el sello Tezuka Productions, sale al aire la tercera animación del personaje, con el dato curioso de que no sólo se trata del 40 aniversario de la primera serie, sino que era el año en que nació Tobio. Estuvo al aire hasta 2004 con 50 episodios.

A eso hay que sumarle que en 2009 Hollywood produjo su propia película animada de Tobio y compañía.

En el manga también tuvo su polémica, ya que la revista estadounidense Golden Key publicó historietas del personaje en 1965, pero sin el permiso del autor, quien no sólo demandó por los derechos, sino por una mala calidad en el producto.

Rompiendo barreras

El legado de Tezuka no sólo se queda en lo técnico, de dar el paso del manga a la animación, sino en las historias en sí. El mejor ejemplo es La Princesa Caballero, considerada uno de los pilares del género shojo, cuyas temáticas son enfocadas para niñas y mujeres.

La Princesa Caballero trata de las aventuras de Zafiro, la princesa del reino de Silverland, quien tiene que pasar por un varón para impedir que el trono caiga en manos del Duque Duralmin.

Tezuka asumió el trabajo por encargo, ya que su editor, viendo el éxito que tuvo con Astroboy le pidió un manga enfocado para niñas y adolescentes. Lo novedoso de La Princesa Caballero es que por primera vez se tenía a una protagonista, aunque fuera en un papel que demandaba hacerse pasar por hombre.

La recepción del manga fue buena y más adelante se convirtió en otro proyecto animado de Tezuka que llegaría a trascender fronteras al transmitirse en países de occidente, incluido México.

Otras obras adelantadas a su época fueron Black Jack, cuyo protagonista (Black Jack) es un médico prodigioso que pide sumas desorbitantes por sus servicios. El punto central es la corrupción, algo pocas veces tratado.

También está Adolf. Ambientada en la Segunda Guerra Mundial el argumento gira alrededor de tres personas llamadas Adolf (uno es Hitler), y cómo vivieron el ascenso y caída del nazismo.

Legado que perdura

Se calcula que antes de su muerte, ocurrida en febrero de 1989, Tezuka participó directa o indirectamente en 700 mangas, ya sea dibujando, escribiendo o editándolos, muchos de ellos de manera simultánea.

Pero además de eso, que bien le valió el sobrenombre del Dios del Manga, la industria del entretenimiento japonés le debe en buena parte su creación.

➡️ Lee el Suplemento Fin D dedicado al manga y al coleccionismo de juguetes

“No sé si fue un golpe de suerte, porque bueno, cuando escribió su trabajo no creo que lo hiciera para vender muchos juguetes, pero sí buscaba que fuera exitoso a nivel comercial. Tenemos a Astroboy con varias versiones, pero detrás de él vinieron otros robots que siguen vendiendo, se siguen viendo”, comentó Sobrevals.

Uno de los ejemplos es Pluto, una serie recién estrenada en Netflix que está inspirada en el mundo de Astroboy.

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