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Planeta> Cambio climático 17 feb 2023

Las flores llevan décadas cambiando de color como respuesta al cambio climático

La pigmentación es un mecanismo que tienen las flores para protegerse de la radiación solar y los cambios de temperatura. Es la constatación de los científicos tras analizar miles de muestras de plantas de las últimas décadas. Los cambios de color no pasan desapercibidas para los polinizadores como las abejas.

Las flores llevan décadas cambiando de color como respuesta al cambio climático

El cambio climático lleva años trastocando las formas, los ritmos e incluso los colores de los ecosistemas. Muchas veces, estas alteraciones son tan pequeñas que resultan imperceptibles al ojo humano, pero tienen la capacidad de transformar los ciclos de la naturaleza.

Un equipo de científicos de la Universidad de Clemson (Estados Unidos) ha recopilado miles de muestras de flores de las últimas décadas para estudiar su evolución. Entre las conclusiones de sus trabajos, destaca una: las plantas cambian de color para protegerse del cambio climático.

Los patrones que no vemos

Al igual que ocurre con la piel de los humanos, las flores tienen mecanismos para protegerse de la radiación solar y de los cambios de temperaturas. Algunas llegan incluso a oscurecer o aclarar su tono para adaptarse.

Entre 1941 y 2017, los pigmentos que absorben los rayos ultravioletas variaron en las flores de gran parte del mundo. Así lo señala el estudio Floral Pigmentation Has Responded Rapidly to Global Change in Ozone and Temperature, publicado en la revista científica Current Biology.

Para su elaboración, científicos de la Universidad de Clemson recopilaron 1.238 especímenes de plantas secas y prensadas de herbarios de Australia, América del Norte y Europa. Usando una cámara sensible a los rayos ultravioletas, fotografiaron los pétalos de las flores para analizar cómo su pigmento había ido cambiando con el paso del tiempo. A continuación, compararon sus conclusiones con datos históricos de temperatura y niveles de ozono.

Los científicos concluyeron que los cambios (que dependían en gran medida de la forma y la estructura de la planta) son tan pequeños que resultan imperceptibles al ojo humano, pero no para los polinizadores. Estos detectan los niveles más altos de pigmento como tonos más oscuros, lo que podría confundirles.

Las flores llevan décadas cambiando de color como respuesta al cambio climático

“La alteración de la coloración ultravioleta de las flores tiene el potencial de interrumpir la polinización”, señala Matthew Koski, científico de la Universidad de Clemson y director del estudio. “Esto tiene implicaciones en la reproducción de las plantas, tanto en aquellas nativas, de flores silvestres, como en las especies de cultivos domesticados, como la colza o el girasol”.

Los tonos del siglo XIX

Más adelante, una investigación colaborativa impulsada por la misma universidad mostró que el color de las flores también ha cambiado de forma visible para los humanos. Para conseguirlo, el equipo de investigadores retrocedió en el tiempo hasta llegar al año 1895.

En total, recopilaron descripciones del color de las flores de América del Norte desde el siglo XIX hasta la actualidad y las compararon con datos climáticos precisos. Estos no se centraban en la radiación ultravioleta, sino que incluían información sobre precipitaciones, temperaturas mínimas y máximas, índices de presión e incluso la temperatura del rocío.

De acuerdo con las conclusiones, publicadas en la revista Proceedings of the Royal Society B bajo el título The effects of climate change on floral anthocyanin polymorphisms, se dieron variaciones de color en flores de las 12 especies analizadas. El tono de algunas se oscureció, mientras que el de otras se hizo más claro.

“Todo estaba estrechamente relacionado con la cantidad de variación climática que las flores experimentaron a lo largo del tiempo en su área de distribución (…) Este estudio documenta que su color, perceptible para los humanos, también responde al calentamiento global, pero a otros factores, como la temperatura y la sequía”, señala Koski.

La principal consecuencia de este cambio de color se da en las interacciones entre las plantas y los polinizadores y, probablemente, entre las plantas y los herbívoros. Para ir más allá, señalan los investigadores, es necesario realizar un estudio más profundo. Esto permitirá entender cómo las diferentes especies pueden responder al cambio climático y cuáles son las más vulnerables.