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Así es la Basílica de Guadalupe, el santuario poco conocido de la Villa

Durante el mes de diciembre las peregrinaciones a la Basílica de Guadalupe aumentan y la iglesia central se llena de visitantes. Conoce su historia.

Conoce la historia de la Basílica de Guadalupe y sus santuarios.

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La Basílica de Guadalupe es considerada una de las iglesias más importantes en México y cada año durante el mes de diciembre se llena de visitantes que van a dar gracias y a visitarla, ya que el 12 de diciembre es el santo de la Virgen de Guadalupe. Durante el mes completo la iglesia se encuentra con un flujo de personas constante, flujo que continúa durante todo el año pero en menor escala.

Esta monumental iglesia es la casa de la imagen de la Virgen de Guadalupe, por lo cual es el punto más visitado. Sin embargo; no es el único punto importante que encontrarás al visitar este célebre punto, conocido como la villa. Al entrar por las puertas principales encontrarás la enorme iglesia, que normalmente tiene una larga fila esperando para entrar, pero un poco más arriba de el cerro se encuentra una iglesia mucho más pequeña, esta es conocida como el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe y es reconocida por ser la primera iglesia donde se guardó la imagen de la Virgen de Guadalupe. Al igual que estos dos santuarios, en esta locación se pueden encontrar varias pequeñas capillas dedicadas a diferentes santos de la religión católica.

Reconocida por su fuerte peso en la religión, esta basílica es una de las más famosas del mundo, pero aparte de el valor religioso que esta iglesia representa, también es admirada por su impresionante arquitectura y sus paredes llenas de arte. El interiorismo del pequeño Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe es una obra maestra, desde las increíbles cúpulas, las incrustaciones en las paredes y hasta la manera en la que la luz entra. Cada rincón dentro de este santuario te sorprenderá.

La nueva Basílica de Guadalupe viste un techo verde, color que se generó por el oxidamiento del cobre.

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La Nueva Basílica de Guadalupe

Conocido como uno de los santuarios más espectaculares del país y de la Iglesia católica. Dedicado completamente a la Virgen de Guadalupe, se encuentra ubicado al pie del Cerro del Tepeyac en la alcaldía Gustavo A. Madero de la Ciudad de México. Es el segundo recinto mariano más visitado del mundo, superado únicamente por la Basílica de San Pedro en la ciudad del Vaticano.

Esta iglesia de tamaño monumental, es el centro para lo que se reconoce como un fenómeno social y cultural, ya que la cantidad de visitantes anualmente es impresionante. Esta nueva basílica es uno de los puntos religiosos más importantes en el mundo, por lo que atrae a miles de visitantes internacionales cada año. Aparte de su peso cultural, este santuario tiene una arquitectura que marcó historia.

La nueva Basílica de Santa María Guadalupe, fue finalizada el año 1976 y ocupa un área de 10 mil metros cuadrados, convirtiéndola en el más grande recinto de la devoción católica en México. Su construcción fue planeada a raíz de la necesidad de albergar a la imagen de la Virgen de Guadalupe y permitir el acceso de una mayor cantidad de peregrinos. Fue construida con hormigón armado para la estructura de la cubierta y con láminas de cobre para su recubrimiento. Actualmente la estructura circular es conocida por tener un representativo color verde, esto es por el oxidamiento de las láminas de cobre.

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La forma inconfundible de la nueva Basílica con su planta circular y su techo turquesa, hacen que la vista se dirija hacia ella inmediatamente. En su diseño intervinieron varios arquitectos: José Luis Benlliure, Pedro Ramírez Vázquez, Alejandro Schoenhofer, fray Gabriel Chávez de la Mora y Javier García Lascuráin. Este gran equipo de arquitectos planeó un robusto caparazón de cemento, resistente ante los continuos terremotos de Ciudad de México y el refuerzo de 344 pilotes de control que fue obra del ingeniero Manuel González Flores. La pintura mural del interior en el sagrario fue obra de Pedro Medina Guzmán, nombrada como “El don de la Resurrección”.

Para facilitar el acceso y la salida a los miles de visitantes, se abrieron siete amplios accesos en el perímetro circular de la basílica. La amplitud y ausencia de columnas internas permite una visión panorámica para los asistentes a las misas, y las impresionantes vidrieras de colores permiten la entrada de luz al templo.

Pero como su nombre lo indica, es la nueva basílica. Esto porque originalmente era una pequeña iglesia en la cima del cerro del Tepeyac. Con el tiempo este templo se volvió un riesgo por su pequeño tamaño y su inestabilidad. Y aunque es cierto que la nueva basílica es el punto más visitado, todavía se puede acceder al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe y recorrer este pequeño templo que por muchos años albergó la imagen original.

La antigua Basílica de Guadalupe presume una increíble arquitectura.

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Una iglesia en el cerro del Tepeyac

La historia cuenta que en la cima de este cerro es donde apareció la Virgen de Guadalupe y donde se encontró el manto con su imagen original, esta es la razón por la que el pequeño santuario fue construido ahí. Con el tiempo los visitantes aumentaron y la fragilidad del terreno sobre el que se asienta obligó construir un nuevo hogar para esta valiosa imagen religiosa. Sin embargo; los valientes que deciden subir el cerro, se encuentran un una obra maestra en cuanto a diseño y arquitectura, cargada de valor religioso e historia.

También conocida como La Antigua Basílica, este edificio de finales del siglo XVII fue obra del arquitecto Pedro de Arrieta. La construcción comenzó en 1695 y en 1709 se abrieron sus puertas. Esta pequeña iglesia de ninguna manera llegaba a considerarse una catedral por su tamaños, pero gracias a la importancia que representaba se le otorgó el título de colegiata, lo que le permitía tener abad y cabildo propio.

Este hermoso santuario presume una fachada, con cuatro torres octogonales y esquinas ornamentadas con mosaicos de azulejos de talavera. En el interior de esta iglesia se encuentran unas hermosas paredes con incrustaciones que transforman el espacio en una obra de arte. Las cúpulas son características de cualquier catedral y esta no es la excepción.

La pequeña iglesia actualmente es uno de los rincones secretos de la Basílica de Guadalupe, pero sin duda alguna es uno de los que vale la pena visitar, no sólo por su historia sino también por su impresionante arquitectura y su histórico interiorismo.