La leyenda de Popocatépetl, el guerrero que habita en Puebla

Don Goyo tiene una historia muy especial, ya que no sólo es una formación natural, sino una leyenda increíble de nuestro país.
Volcn Popocatpetl al amanecer.
La historia detrás del volcán Popocatépetl es impresionante.Harry Kikstra / Getty Images.

El Popocatépetl es imponente. Está ahí con su cráter mirando al cielo desde hace centenares de años, cuidando a las comunidades que le rodean. Pero detrás de esta formación terrestre se esconden leyendas impresionantes que nos cuentan un poco mejor su nacimiento, así como el por qué de su apodo tan peculiar. Don Goyo —como también se le conoce— recientemente ha dado señales de vida por si alguien lo creía muerto, y a pesar de los riesgos que conlleva una explosión o, inclusive, la ceniza y fumarolas son signos de cuán vivo está este gigante natural.

La historia del Popocatépetl es como la de todos los volcanes, es decir, se formó de alguna de las dos formas posibles: debido al continuo movimiento de las placas de la corteza terrestre, o bien, por la expulsión de líquido incandescente que debe ser liberado de la Tierra de alguna manera. Sin embargo, nuestro querido Popo tiene su propia historia y es única, además, es sobre el amor, la protección y la grandeza de un héroe, ¿la conoces?

El amor eterno dio vida al volcán Popocatépetl.

Erik / Unsplash.

La leyenda de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl

Además de ser la segunda y tercera montañas más altas de México, este par de volcanes se refieren a una leyenda que involucra al amor que había entre los dos. Cuenta la historia que estos son, en realidad, una doncella y un guerrero, ambos tlaxcaltecas. Ella, Iztaccíhuatl, era la princesa más inteligente y bonita jamás vista quien se enamoró de Popocatépetl, un guerrero bravío e, igual que ella, apuesto como ninguno.

El amor entre ellos surgió tras verse por primera vez. Así, Popocatépetl pidió la mano de la princesa al cacique del pueblo, que era el padre, éste la concedió siempre y cuando él no descuidara su tarea principal: proteger al pueblo tlaxcalteca cada que lo necesitara, pues era parte del ejército del lugar. Sin embargo, la promesa se tornó real cuando el pueblo entró en guerra con sus enemigos acérrimos, los aztecas. Entonces, el cacique le dijo al guerrero que si regresaba con vida podría casarse con Iztaccíhuatl apenas pisara suelo tlaxcalteca.

El volcán Iztaccíhuatl es conocido como “la mujer dormida”.Victor Moran / Unsplash

Con la mano de la princesa en promesa y la salvación del pueblo a cuestas, Popocatépetl partió a la batalla, mientras ella esperaba con temor y toda su esperanza puesta en él. Tras un tiempo de nerviosismo, un rival de Popocatépetl que también estaba enamorado de Iztaccíhuatl y que era parte de los guerreros, volvió un poco antes con algunos compañeros. En cuanto pudo, le dijo a la doncella que su amado había perdido la vida en batalla, incluso le contó una historia absurda respecto a su fallecimiento, pero todo era una mentira nacida a raíz de los celos que éste tenía del amor irrompible de Popocatépetl e Iztaccíhuatl y de las habilidades guerreras de Popo.

La noticia devastó a la doncella, quien impulsada por la tristeza y la desesperación, se lanzó a llorar hasta que murió. La tristeza la mató frente a los ojos de su familia y del propio rival, quien aparentemente, no se arrepintió, ni siquiera al saberla fallecida. No obstante, la noticia no llegó a Popocatépetl sino hasta que regresó de la batalla, misma que fue ganada por el pueblo tlaxcalteca. Él regresó lleno de felicidad por la victoria, celebrando con los demás y enamorado y dispuesto a casarse con Iztaccíhuatl, pero el cacique y la familia le dieron la fatídica noticia: la doncella de su corazón había fallecido de tristeza por creerlo muerto.

Cuando el Popocatépetl hace erupción está recordándole su amor a la doncella fallecida.©fitopardo / Getty Images.

Inmediatamente, Popocatépetl cayó en una profunda depresión que lo orilló a vagar por las calles abatido en cada paso buscando la manera de honrar a su amada y al gran sentimiento que había entre ellos, por lo que encontró la manera más ostentosa y sincera de hacerlo. El guerrero mandó construir una tumba bajo el Sol juntando 10 cerros para formar una montaña enorme. Cuando estuvo lista, tomó a Iztaccíhuatl en sus brazos y subió la montaña. Una vez en la cima la besó por última vez y la recostó para sentarse a su lado a velar su sueño eterno, así que encendió una antorcha y se arrodilló hasta su propia muerte. Desde entonces permanecen juntos. Con el paso del tiempo, la nieve cubrió sus cuerpos y estos se convirtieron en dos volcanes llenos de lava que representa el inquebrantable amor que se tienen y, de hecho, cada que el guerrero Popocatépetl recuerda a su amada, el suelo tiembla y emerge de su interior un poco (o mucha) lava representando el gran cariño que le tiene a Iztaccíhuatl, y su antorcha se enciende para avivar su amor. Es por ello que el Popo es un volcán activo, mientras que el Izta está apagado.

El volcán Popocatépetl es también conocido como Don Goyo.

Cristopher Rogel Blanquet / Getty Images.

Pero, ¿por qué le decimos Don Goyo al Popocatépetl?

Desafortunadamente, no existe una explicación oficial del por qué le decimos cariñosamente así; sin embargo, hay varias versiones que vienen de la cultura popular. Goyo, es el diminutivo de Gregorio, por lo que por un tiempo se creyó que Popocatépetl significa Gregorio, pero no es así. La palabra es, literalmente, volcán. Ésta proviene del náhuatl y se compone de las palabras popoca, que quiere decir humo, y tépetl, es decir, montaña. Entonces, uno de los mitos más populares narra que las comunidades aledañas le dieron un nombre moderno por la cercanía sentimental que tenían con el volcán, pero añadieron el “don” en señal de respeto, ya que cuando hace erupción, todos le temen. Otra de las teorías dice que Goyo es un personaje ficticio que los habitantes de la región crearon para darle forma humana al volcán, en especial después de no saber cómo lucía un guerrero tlaxcalteca. Goyo es, para ellos, el espíritu que habita en el volcán.

El nombre Don Goyo proviene de varias leyendas.Fabrizzio Moncada / Unsplash.

Pero sin duda, la leyenda más difundida y con mayor fuerza entre los pobladores tiene su origen en Santiago Xalitzintla, localidad en Puebla en la que un hombre llamado Antonio paseaba en las faldas del volcán cuando era un niño. Ahí se topó con un señor quien se presentó como Gregorio Chino Popocatépetl quien le confesó ser el guerrero tlaxcalteca. Antonio, incrédulo, le preguntó el motivo por el cual se le presentaba, y le contestó que se grabara bien su cara y nombre, pues se le aparecería cada que se avecinara una erupción o bien, para anunciarle la expulsión de fumarolas. Esto ayudaría a que los habitantes tomaran precauciones al respecto.

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A Antonio le dieron el mote de “tempero”, es decir, aquel que recibiría el anuncio de la actividad volcánica por parte de Popocatépetl en persona. Así que de vez en cuando, el hombre avisaba a las personas que se acercaba una expulsión de lava o cenizas y todos se aseguraban, así como a sus hogares. Al fallecer Antonio, sus descendientes hacían rituales para comunicarse con Gregorio Chino Popocatépetl, a quien empezaron a llamar Don Goyo, en señal de respeto por la edad adulta que lucía y el cariño que le tomaron por anunciar sus movimientos. Entonces, ellos y otros que aprendieron a comunicarse con el volcán se hicieron llamar también temperos, pero de acuerdo a la tradición, son seres elegidos por el propio Popocatépetl. En agradecimiento por su confianza, los temperos le ponen ofrendas para celebrar su vida y de paso, pedir lluvias y buen clima, en especial cada 12 de marzo, Día de San Gregorio Magno. A las faldas del volcán le dejan flores y alimentos, al igual que inciensos y algunas artesanías hechas por ellos mismos.