Qué ocurre en el cerebro durante el orgasmo

Orgasmo femenino. © Philip Reeson / Retna UK Credit all uses Fully model released Digital file only *** Local Caption *** IMAGENES DE STOCK PHOTO
Orgasmo femenino.
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Orgasmo femenino. © Philip Reeson / Retna UK Credit all uses Fully model released Digital file only *** Local Caption *** IMAGENES DE STOCK PHOTO

El sexo es, sin lugar a dudas, una de las actividades más placenteras para el ser humano: aumenta la sensación de felicidad, mejora el humor e, incluso, le hace sentir más energía para afrontar la rutina diaria. El orgasmo podría definirse como el punto álgido o culmen de un proceso en que no solo están involucrados los órganos sexuales sino también, y de una manera muy activa, el cerebro.

En la fase de estimulación física y sexual también se activan numerosas áreas y estructuras cerebrales, entre ellas el llamado circuito de recompensa que juega un papel fundamental en el orgasmo. ¿Cómo se produce esta conexión entre el área genital de la mujer o del hombre y su cerebro? Pues a través de los nervios. En el área genital existen una gran cantidad de nervios (por ejemplo, en el clítoris se estima que hay más de 8.000 terminaciones) y estos van enviando información al cerebro de lo que la persona está experimentando.

Estos nervios genitales se comunican a su vez con otros más largos que transmiten esa información a la espina dorsal y luego a la médula espinal hasta subir al cerebro. Los nervios más importantes en la transferencia nerviosa del orgasmo son el hipográstrico (que envía señales desde el útero en el caso de las mujeres y la próstata en hombres), el pudendo (que lo hace desde el clítoris y el escroto) y el nervio vago (que trasmiten desde el cuello del útero, el útero y la vagina).

¿Y qué ocurre después? Cuando empieza la fase de excitación el cerebro empieza a enviar sangre a los órganos sexuales. Poco a poco se incrementa la frecuencia cardiaca y respiratoria en ambos géneros. Paralelamente, las terminaciones nerviosas de las zonas genitales y de otras partes del cuerpo van enviando señales al circuito cerebral del placer.

El circuito de recompensa es el encargado de catalogar de placentera o motivante una conducta. Si se produce una estimulación continuada, se activan diversas estructuras cerebrales de este circuito. Las más importantes son la amígdala (regulación de emociones), el núcleo accumbens (liberación de dopamina), el cerebelo (control de funciones musculares) o la glándula pituitaria (liberación de endorfinas u oxitocina).

Además del circuito de recompensa, en los últimos años los científicos han estudiado cómo actúan determinadas áreas del cerebro durante el orgasmo. Gracias a sus investigaciones se ha revelado que la actividad cerebral es muy similar en ambos géneros.

Tanto en hombres como en mujeres se produce una inhibición de la corteza orbitofrontal lateral, la parte del cerebro encargada de los procesos de la razón y el control. Podría decirse que el cerebro durante el orgasmo apaga por completo esta zona. También se estimula el córtex, involucrado en el dolor, lo que podría sugerir una conexión existente entre esta sensación y el placer.

Pero sin duda uno de los estudios más interesantes e importantes es el realizado por un equipo de neurocientíficos liderado por el holandés Gert Holstege de la Universidad de Groningen que ha logrado identificar el área exacta del cerebro que controla la eyaculación y el clímax en ambos sexos.

Desarrollado durante tres décadas, este estudio que se inició con felinos y posteriormente con seres humanos, ha aportado la mayoría de los datos que se conocen actualmente sobre lo que ocurre en el cerebro de hombres y mujeres durante el clímax.

Lo peculiar es que los voluntarios debían meterse de pie en un escáner (PET) y dejar que sus parejas les acariciasen hasta alcanzar el orgasmo en menos de dos minutos para que la actividad de sus cerebros quedase grabada. Gracias a él ahora se sabe que, al contrario de lo que se pensaba, el orgasmo no trae consigo una actividad cerebral desaforada sino todo lo contrario, ya que sería mucho más parecido a una “desconexión” cerebral.

Tuvo que pasar más de una década para que Holstege y su equipo pudieran responder a otro importante interrogante: el punto del cerebro donde se originaba el orgasmo. ¿Por qué? Pues porque las imágenes que tomaba el escáner salían movidas. Un software desarrollado con posterioridad logró estabilizar las fotografías. El estudio publicado en 2013 en el prestigioso Journal of Sexual Medicine determinó que este lugar se situaba en el tallo cerebral, concretamente en el denominado tegmento pontino dorsolateral.

El trabajo de Holstege demuestra que la zona izquierda de esta parte del cerebro controla tanto la eyaculación como el orgasmo, sin apenas diferencias entre sexos. En los participantes que no lograban alcanzar el clímax en esos dos minutos no se activaba la zona en cuestión y lo mismo sucedía cuando los orgasmos eran fingidos. El estudio también proponía bautizar a este punto del cerebro como Centro de Estimulación de los Órganos Pélvicos, o POSC, en sus siglas en inglés. De esta manera el tegmento pontino dorsolateral o POSC es como “una autopista nerviosa que conecta el cerebro con los órganos sexuales en los que el orgasmo se hace físico”.

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