¿Será que es nacido de Dios?

A continuación, verá en pocas palabras qué significa ser una nueva criatura.

Haber experimentado una transformación interna tan grande que la forma en que se ve, oye, percibe y siente todo en la vida, cambia.

Quien ha pasado por esta experiencia cambió de conceptos, dejó atrás prejuicios, renunció a hábitos y opiniones propias, se vació de su ego y amor desmedido por sí mismo, le tiene repulsión al pecado, se desapegó de las malas influencias y malos amigos, cambió de valores, dejó atrás la sensualidad y los impulsos sexuales contrarios a Dios, experimentó la humildad en lugar del orgullo, recibió nuevos sueños e ideales en lugar de ambiciones terrenales y vanas, asumió la verdad como su única forma de hablar, aprendió a sufrir el agravio en lugar de vivir bajo el principio de «quien se lleva, se aguanta», se convirtió en enemigo del mundo para tener al Altísimo como mejor Amigo y Consejero.

Parece entonces que el nuevo nacimiento significa que la antigua persona que vivía en ese cuerpo ha desaparecido, ¿no es así? Esto es para dar paso a la nueva creación de Dios.

Frente a esto, ¿eres una nueva criatura? No se excuse diciendo que el mal genio es de familia, que la rudeza es por el síndrome premenstrual, que «su manera de ser» es su individualidad o que el desánimo es por culpa de los problemas.

Si no ha habido un cambio de naturaleza, significa que el viejo hombre sigue firme y fuerte dentro de usted.

«De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas.» (2 Corintios 5: 17).

Por Núbia Siqueira

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