The Misadventures of Puro Hueso

Puro Hueso, the grim reaper, embarks on an unexpected journey after a prank gone wrong leads him to a bar brawl.

Auza

Puro Hueso se presentaba siempre a su trabajo con gusto. A muchos les parecerá extraño, pero para él, su labor como la parca, el encargado de llevar a las almas al más allá, tenía su encanto.

Sin embargo, uno de esos días, con su guadaña en mano, la situación se volvió un poco cómica, aunque bastante irritante. Llegó a una casa particular, donde tenía programada una cita.

Cuando Puro Hueso tocó el timbre, en lugar de que se abriera la puerta de la casa para él, un par de niños aparecieron corriendo y gritándole: "¡Truco o trato!".

Irritado, Puro Hueso persiguió a los chicos, blandiendo su guadaña. Pero mientras hacía esto, se percató de que todo había sido una distracción.

En la confusión, el abuelo, su verdadero “cliente”, había logrado escapar. Al ver esto, Puro Hueso soltó un gruñido de frustración, pero decidió continuar con su programa.

El siguiente en su lista era un hombre mayor que vivía solo. Cuando Puro Hueso llegó a la casa, el anciano lo confundió con su hijo debido a la demencia.

Puro Hueso no estaba preparado para esto. Se quedó en silencio por un momento, considerando la situación. Finalmente, decidió posponer su visita y le dijo al anciano que regresaría mañana.

Antes de continuar con su siguiente cliente, Puro Hueso sintió la necesidad de desahogarse. Así que decidió hacer una parada en un bar de moteros, un lugar muy concurrido por almas perdidas como él.

Al entrar, todos se volvieron para mirarlo. Puro Hueso, con su guadaña en mano y su presencia oscura, ciertamente era un espectáculo para ver. Pero a él no le importaba. Tenía asuntos que resolver.

Se dirigió a la barra y se sentó en un taburete. Pidió un trago fuerte y comenzó a beber. El ambiente en el bar se volvió tenso. Los moteros no estaban acostumbrados a tener la muerte en su compañía.

Uno de ellos, un tipo grande y tatuado, se acercó a Puro Hueso. Se paró frente a él y miró directamente a sus vacíos ojos. "Tú no eres bienvenido aquí", le dijo, sin una pizca de miedo en su voz.

Puro Hueso simplemente lo miró, su expresión era indescifrable. "Sólo vine a tomar algo de paz", respondió, con una voz que sonaba más a un murmullo de ultratumba.

El motero rió y comenzó a burlarse de él. Puro Hueso terminó su trago y se levantó de su asiento. El bar se quedó en silencio.

Lo que pasó a continuación fue un caos. No se sabe quién comenzó la pelea, pero pronto todo el bar estaba envuelto en una pelea a puño limpio. Y en medio de todo, estaba Puro Hueso, luchando con su guadaña.

Finalmente, al romper la madrugada, el bar quedó en silencio. Todos los moteros estaban en el suelo, golpeados y agotados. Puro hueso aún estaba en pie, sosteniendo su guadaña, con una sensación de satisfacción que no había sentido en mucho tiempo.

Finalmente, dejó el bar y volvió a su trabajo. Pasó por la casa del anciano, pero decidió no entrar. Aún no estaba listo para lidiar con esa situación.

El resto de la noche fue bastante normal, sin más incidentes. Pero el incidente en el bar de moteros se quedó con Puro Hueso. Había sido una liberación, una manera de lidiar con la frustración que sentía con su trabajo.

No era fácil ser la parca, ser el que se lleva a los seres queridos de otros. Pero al menos ahora, después de esa noche, Puro Hueso sentía que podía manejarlo un poco mejor. Porque al final del día, este era su trabajo, y lo haría lo mejor que pudiera.

Pero también recordó a aquel hombre mayor, el que lo había confundido con su hijo. Recordó su rostro confundido y su evidente soledad. Recordó cómo había decidido posponer su visita, y cómo eso lo había hecho sentir.

Esa sensación de compasión por el viejo hombre, esa muestra de empatía, fue algo nuevo para Puro Hueso. No estaba acostumbrado a tener ese tipo de emociones. Después de todo, él era la parca, el fin de todas las cosas. Pero en ese momento, se sintió más humano que nunca.

Decidió que volvería a ver al hombre en otro momento, quizás al otro día. Quizás incluso intentaría entrar en su casa y hablar con él, tratar de hacerle entender la situación. Después de todo, nadie debería estar solo en sus últimos momentos.

Puro Hueso se dió cuenta de que a veces, incluso la muerte necesita un descanso. Y la próxima vez que sienta la necesidad de liberar algo de tensión, tal vez vuelva al bar de moteros. Porque ahora sabe que a veces, incluso la parca necesita un poco de diversión.