La bronquitis crónica se caracteriza por ciertos indicadores clínicos, que incluyen la persistencia de tos y expulsión de mucosidad durante al menos tres meses al año y por un período mínimo de dos años seguidos, tras haber excluido otras posibles causas.

La continua inhalación de compuestos irritantes desencadena un proceso inflamatorio prolongado que provoca la dilatación de los vasos sanguíneos, congestión e hinchazón de la membrana mucosa de los bronquios. Esto conduce a un aumento en la cantidad y tamaño de las células caliciformes, así como a una ampliación de las glándulas mucosas. Como resultado, se produce una secreción excesiva de una mucosidad densa y pegajosa.

Los mecanismos naturales de defensa no pueden eliminar eficazmente la mucosidad ni los patógenos inhalados debido a la disfunción ciliar. Como resultado, las infecciones recurrentes son comunes en la bronquitis crónica. Además, el desequilibrio entre la ventilación y la perfusión conduce a la aparición de hipoxemia, hipercapnia e hipertensión pulmonar.

Los pacientes afectados por esta condición pueden experimentar cianosis, aumento de peso, sensación de letargo y un mayor riesgo de infecciones respiratorias. Con el tiempo, estos pacientes pueden desarrollar cor pulmonale que consiste en una insuficiencia cardiaca derecha, con agrandamiento del ventrículo derecho como consecuencia de la enfermedad pulmonar subyacente.

  • Elevado riesgo de infecciones
  • Retención de CO2
  • Inflamación pared bronquial con producción de mocoà Disminución de la luz bronquial à Sibilancias
  • Evolución a Cor pulmonale