EL CALENDARIO LUNAR CHINO

EN China existen dos calendarios: el lunar y el cristiano (Gregoriano), denominados «Calendario Yin» y «Calendario Yang», respectivamente, cuya correspondencia de fechas aparece conjuntamente en todo tipo calendarios. En esta doble cronometría prevalece actualmente el calendario cristiano, considerado como oficial, que tiene una posición predominante en el sistema cronométrico: se destaca con letras tipográficas más grandes, en comparación con otras más pequeñas, en cualquier forma de publicación: libros, revistas, diarios, calendarios escolares, laborales o decorativos. Los anuncios cronológicos por radio y televisión siempre colocan primero la fecha del calendario cristiano, seguido de la del lunar chino.

Sin embargo, el calendario lunar chino nunca ha sido relegado al olvido, subsiste con mucha vitalidad en la tradición y a nivel popular, especialmente en el campo, donde las actividades agrícolas están estrechamente relacionadas con esta forma de cronometría. Las «24 Temporadas»* (compuestas cada una por quince días) son en realidad indicaciones nominativas de los fenómenos naturales y climatológicos predominantes de la quincena correspondiente, como, por ejemplo, «Despertar de Animales», «Lluvia de Mijo», «Calor Moderado», «Escarcha» o «Frío Riguroso», etc. El calendario lunar rige las numerosas fiestas tradicionales: La Fiesta de Primavera (Año Nuevo chino), la Fiesta de la Luna, la de los Faroles, la de Mayo, etc. Es además el único criterio válido a la hora de determinar las fechas del inicio del reinado de un nuevo signo del Zodiaco.

Al igual que en otras civilizaciones, en China la forma de cronometrar el tiempo según el movimiento regular de la Luna data de tiempos remotos. En el año 2937 a. de C,, a los sesenta y un años del Reinado del Emperador Amarillo, se elaboró el primer calendario lunar chino, según el cual cada siglo consta de sesenta años, distribuidos en cinco ciclos, de doce años cada uno. La Era Tradicional China se inició ese mismo año (2937 a. de C.), y se ha venido reciclando cada sesenta años. El siglo LXXVII (77) empezó el 5 de febrero (inicio del año según el calendario lunar) de 1924 y acabó el 1 de febrero de 1984. Estamos, por tanto, en el siglo LXXVIII (78). El 19 de febrero de 1996 empezó el segundo ciclo de este siglo chino.

¿CÓMO SE CUENTAN LOS AÑOS EN EL CALENDARIO LUNAR?

Los sesenta años que componen el siglo chino llevan un sistema de numeración bastante complejo. Existen diez números llamados «Troncales del Cielo» que son como los diez primeros números ordinales: primero, segundo, tercero... décimo. A la vez, existen otros doce números denominados «Ramales de la Tierra», que equivalen a los doce números cardinales: 1, 2, 3, 4... 12.

La pronunciación de estos números es difícil para un hispanohablante, y lo es más todavía su escritura. Pero es suficiente saber que la representación de los sesenta años del siglo chino se basa en la combinación de los números ordinales y cardinales, o sea, el «Cielo con la Tierra». Eso supone que se repiten seis veces los números del «Cielo» y cinco veces los de la «Tierra», en combinaciones distintas. Eso es debido a que el número sesenta es múltiplo de los diez números «celestiales» y de los doce «terrenales».

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Fig. 1: Tabla cronológica de un siglo chino: sesenta combinaciones de los números del «Cielo» y de la «Tierra».

Las sesenta combinaciones son fijas y se repiten cada siglo chino. No existe una numeración global tal como en el calendario cristiano. Para los anales históricos, la ubicación cronológica suele señalar primero la Dinastía (Tang, Song, Qing, por ejemplo), luego el Reinado (Wudi, Wendi, Kangxi, etcétera), y después los años. Como solo en casos muy excepcionales (uno o dos casos)* un Reinado excede los sesenta años, no hay posibilidad de confusión.

¿CUÁLES SON LOS DOCE ANIMALES DEL ZODIACO CHINO?

Como hemos dicho, cada ciclo chino consta de doce años, que son representados por doce animales: RATA, BUEY, TIGRE, CONEJO, DRAGÓN, SERPIENTE, CABALLO, CABRA, MONO, GALLO, PERRO y CERDO, respectivamente. En China, a nivel popular, en vez de decir «El primer año del ciclo», o «El segundo año del ciclo», etc., se echa mano del Horóscopo chino y se dice, por ejemplo, «Año de la Rata», «Año del Buey», etc., porque hasta los niños saben de memoria esta sucesión de los doce signos.

ORDEN DEL ZODIACO CHINO

N.° 1 RATA
N.° 2 BUEY
N.° 3 TIGRE
N.° 4 CONEJO
N.° 5 DRAGÓN
N.° 6 SERPIENTE
N.° 7 CABALLO
N.° 8 CABRA
N.° 9 MONO
N.° 10 GALLO
N.° 11 PERRO
N.° 12 CERDO

CORRESPONDENCIA DE LOS AÑOS

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En China, una de las preguntas más frecuentes que se suele formular es: «¿De qué animal eres?», para saber la edad de la persona a quien nos dirigimos, porque no supone mala educación, ni falta de urbanidad preguntar por la edad de un recién conocido, aun tratándose de una señora o señorita. La persona interpelada tampoco tiene complejos en revelar su signo. Aunque solo hay doce animales, no es fácil equivocarse sobre la edad del otro, ya que un joven de quince años no es igual que un hombre de veintisiete, aunque lleven el mismo signo. Además, aunque a los occidentales les resulta un poco difícil acertar la edad de un oriental, entre estos últimos la edad no es ningún misterio.

EL YIN Y EL YANG

Elementos fundamentales de la dialéctica china, el Yin y el Yang, que literalmente significan «negativo» y «positivo», o «nublado» y «soleado», respectivamente, representan el equilibrio correlativo de las dos fuerzas internas de la vida, del movimiento dinámico y de los demás fenómenos naturales. Son dos aspecto opuestos, pero a la vez unificados, de un conjunto indivisible.

En la figura de la página 21 vemos un misterioso disco. Se trata del Diagrama taichí, símbolo del Yin y el Yang, cuyo equilibrio da origen a la vida. Por eso, este dibujo ha sido denominado como la representación del «Origen del Universo taichí».

El Yang significa el nacimiento y el día, mientras que el Yin representa la muerte y la noche. Estos dos elementos antagónicos están en constante evolución y movimiento. Cuando están equilibrados, reina la paz, la salud y el buen tiempo; pero si se rompe su armonía, surge la guerra, la enfermedad y los trastornos climatológicos. Partiendo inicialmente de esta dialéctica entre el Yin y el Yang, los libros chinos abordan temas tan diversos como la política, la historia, la medicina y la filosofía, desarrollando sus postulados teóricos, analizando la actualidad y prediciendo el futuro.

Al igual que los imanes, el Yin y el Yang se atraen por los lados opuestos y se rechazan por los lados iguales. De esta manera, si bien el Yin atrae y es atraído por el Yang, rechaza y es rechazado por otro Yin. Lo mismo pasa con el Yang, que rechaza otro signo idéntico.

En la astrología antigua de China, el Yin y el Yang aparecen alternativamente en los años. Esto quiere decir que si este año es Yang, el siguiente será Yin. Y así sucesivamente. Si establecemos una correspondencia con el calendario cristiano (teniendo en cuenta siempre que el inicio del año lunar empieza aproximadamente un mes o mes y medio más tarde y acaba también con esta misma diferencia cronológica), nos damos cuenta de que los años pares (1990, 1992, 1994, por ejemplo) son Yang (positivos), y los impares (1991, 1993, 1995, por ejemplo) son Yin (negativos).

El aspecto (positivo o negativo) del año en que nacemos influye en nuestra idiosincrasia: los nacidos bajo la influencia del signo Yang son más dinámicos, emprendedores y dados a la acción; mientras que los nacidos en los años Yin son más calmados, prudentes y proclives a la reflexión. De este modo, los primeros tienen mejores aptitudes para emprender nuevos proyectos, fundar una empresa o iniciar un negocio; los segundos tienden a ser intelectuales y a desempeñar trabajos que requieran más habilidad mental. No es bueno ni malo cualquiera de los dos aspectos. Lo único que conviene tener en cuenta es saber nuestra predisposición congénita para organizar mejor nuestra vida. Nada vale esperar pasivamente que nuestra propensión congénita nos traiga un milagro. Al contrario, debemos evitar los defectos implicados en nuestro signo, a fin de no perder la batalla: los Yang suelen ser impulsivos, descuidados y violentos; los Yin, frecuentemente, se muestran indiferentes, callados y egocéntricos.

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Símbolo del Yin y el Yang.

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NOTA: Esta tabla cronológica es muy estricta, ya que indica el inicio y el término del año lunar que rige el Zodiaco Chino. Por ejemplo, alguien nacido el 30 de enero de 1900, tiene como signo el Cerdo, ya que es el último día de ese año. Alguien nacido el 18 de febrero de 1901 tendrá como signo la Rata, pero si ha nacido el día posterior, el 19, su signo será el Buey. Por ese motivo, es conveniente consultar siempre la tabla para averiguar con precisión a qué signo se pertenece.

Pese a que el Yin y el Yang nos precondicionan para determinadas causas de la vida, estos no son tan influyentes y, además, necesitan combinarse con LOS CINCO ELEMENTOS (el Metal, la Madera, el Agua, el Fuego y la Tierra) para determinar las características de nuestro ser y del mundo multifacético:

 

El Yang, asociado al Metal, da origen a herramientas y armas; el Yin con Metal da origen a los utensilios de cocina y la moneda.

La Madera con Yang da vida al fuego, y la Madera con Yin da vida al bambú.

El Agua produce olas del mar bajo los efectos del Yang, pero con el Yin se convierte en corrientes subterráneas.

El Fuego fomentado con el Yang provocan incendios, pero cuando está aminorado por el Yin sirve para alumbrar la casa.

La Tierra forma montañas con el Yang, pero con el Yin crea profundos valles.

LOS CINCO ELEMENTOS

Según los antiguos filósofos chinos, el Metal, la Madera, el Agua, el Fuego y la Tierra constituyen los Cinco Elementos fundamentales del Universo. Cada uno de estos elementos ostenta unas características peculiares, que influyen notablemente en la idiosincrasia de la gente según nazca bajo uno u otro signo. Si bien cada animal rige un año lunar, los Cinco Elementos abarcan diez años. Cada Elemento reina dos años, uno bajo el signo del Yang y otro bajo el signo del Yin (ver tabla). De este modo se establece el equilibrio, que es primordial en la concepción del mundo de los chinos.

Los Cinco Elementos están estrechamente relacionados entre sí: se transforman unos en otros, se controlan o son controlados, dentro de una evolución dialéctica constante.

¿Cómo se relacionan los elementos?

El Metal y el Agua:

Con el metal se hacen recipientes de agua: «El Metal contiene Agua». Otros sostienen que el metal se funde a altas temperaturas adquiriendo forma líquida: «El Metal se hace Agua».

La Madera y el Agua:

El rocío y las lluvias permiten el crecimiento de los árboles y otras plantas. En este proceso, el agua se transforma en madera.

La Madera y el Fuego:

La combustión de la madera hace fuego. En la Prehistoria, el hombre conseguía fuego frotando fuertemente dos trozos de madera.

El Fuego y la Tierra:

El fuego convierte el bosque en cenizas, las cuales nutren la tierra.

La Tierra y el Metal:

Las minas de metal están en el subsuelo, mezcladas con la tierra o situadas debajo de ella.

¿Cómo se controlan unos a otros?

El Fuego controla el Metal:

El Metal se funde si el Fuego alcanza altas temperaturas.

El Agua controla el Fuego:

El Fuego se extingue con el Agua.

La Tierra controla el Agua:

Mediante presas, canales y diques, el hombre combate la sequía y las inundaciones.

La Madera controla la Tierra:

La plantación de árboles y el mejoramiento de la flora evita la erosión y aumenta la fertilidad de la Tierra.

El Metal controla la Madera:

Los árboles, por muy grandes que sean, pueden ser talados por herramientas metálicas.

Al igual que las relaciones entre el Yin y el Yang, los Cinco Elementos forman una cadena de dependencia y control mutuo. No existe ningún elemento que sea el más fuerte, como tampoco hay uno que sea el más débil. Un elemento es fuerte en el sentido de que puede controlar al otro, pero es débil porque puede ser controlado por otro. La coexistencia de estos elementos básicos permite una complicada y dinámica cadena de vida en el Universo.

La Teoría de los Cinco Elementos no se limita al área de la astrología, historia, política, sino que también es aplicada a la medicina tradicional de China.

LOS CINCO ELEMENTOS Y LA MEDICINA TRADICIONAL CHINA

Desde hace miles de años, los médicos y acupunturistas chinos siempre han sostenido que los Cinco Elementos están ligados al funcionamiento de los cinco órganos vitales más importantes del organismo humano: el Metal rige los pulmones, el Fuego gobierna el corazón, el Agua dispone de los riñones, la Tierra administra el bazo y el páncreas y la Madera manda sobre el hígado. De esta forma, en el tratamiento de un paciente, el médico debe tener muy en cuenta la interrelación entre los Cinco Elementos, que influyen notablemente en la patología anatómica. Los trastornos en un órgano puede acarrear complicaciones en otro por influencia mutua entre los elementos. De la misma forma, el acierto en tratar el mal predominante puede conducir al saneamiento general.

Por eso, los médicos chinos siempre intentan diagnosticar la verdadera causa del desequilibrio entre el Yin y el Yang, y, en la receta de hierbas, juega la dialéctica de «tonificar» o «debilitar» el funcionamiento de unos o de otros órganos. En el fondo, se trata de restablecer el equilibrio entre el Yin y el Yang, así como la armonía entre los Cinco Elementos.

Una manera fácil de saber nuestro elemento

Hay que tener en cuenta que cada elemento domina durante dos años y los Cinco Elementos abarcan una década. El orden de los elementos es: Metal, Agua, Madera, Fuego y Tierra, coincidiendo el primero y el último con el inicio y el término de la década, respectivamente. Recuerde siempre que entre el calendario lunar y el cristiano existe un mes y pico de diferencia cronológica. Por lo tanto, si nace al final de enero o a comienzos de febrero, conviene consultar la tabla para saber a qué Año Lunar pertenece, pero el siguiente cuadro puede serle orientativo.

El último número de tu año de nacimiento El elemento que te pertenece
0 y 1 Metal
2 y 3 Agua
4 y 5 Madera
6 y 7 Fuego
8 y 9 Tierra

LA PERSONALIDAD DEL METAL

Los que nacen en los años gobernados por el Metal reciben influencias de este signo: son decididos, inflexibles y persistentes. Cuando quieren alcanzar una meta, no escatiman esfuerzos ni tiempo para lograrlo. Su motivada perseverancia se muestra firme, sobre todo cuando surgen dificultades en su camino de consecución del objetivo. No se doblegan, ni se echan para atrás nunca. Su fortaleza moral es extraordinaria, lo que les permite llevar a cabo su propósito. Sin embargo, la dureza de su carácter, que tanto les ayuda a triunfar, puede ocasionarles también frecuentes problemas por ser «cabezotas», que insisten inútilmente en seguir adelante incluso cuando no tienen ninguna razón o cuando algo es realmente imposible en determinadas circunstancias.

Los que nacen con este signo tienden a resolver los problemas por sus propios medios. No les gusta la intervención ajena o el ofrecimiento de ayuda en cosas que se consideran capaces de hacer. Tratan de valerse por sí mismos para conseguir las metas propuestas. A veces parecen testarudos y orgullosos, pero nunca les falta motivación ni voluntad.

Son inteligentes, agudos, capaces, económicamente solventes, condiciones que les inspiran el afán de independencia, de lucro y, en muchos casos, de poder.

Para poder canalizar correctamente su energía y su fortaleza moral, los Metal deben procurar respetar al máximo las observaciones ajenas y abstenerse de imponerse a los demás. Si logran controlar eficientemente su temperamento, pueden obtener lo que desean sin causar perjuicio a los demás. Lamentablemente, el metal que llevan en su sangre casi siempre los hace intolerantes a la hora de aplicar la política de buena vecindad o de atender consejos, lo que les impide cultivar una amistad profunda con los congénitos suyos.

LA PERSONALIDAD DEL AGUA

Los que llevan el signo de Agua son sociables y gratos en sus relaciones con los demás. Saben evitar la arrogancia del Metal y procuran incluir sutilmente en la opinión de los demás. Flexibles y espontáneos, tienen un corazón lleno de compasión.

Son inteligentes y capaces de prever el desarrollo de los acontecimientos. Tienen mucha habilidad para estimular el entusiasmo y la abnegación de los demás en beneficio de sus propósitos. Son tolerantes con la presencia de otros tipos humanos e ideas ajenas a su propia ideología, pero muestran particular persistencia en combatirlos si estos llegan a obstaculizar su propio desarrollo. Pocas veces luchan frontalmente contra los enemigos, pero no dejan de trabajar para ir socavando la fortaleza física y espiritual de sus rivales, en un esfuerzo tenaz por eliminarlos. Son conscientes en todo momento de con quiénes están y cuál es el tratamiento adecuado para impulsarlos a actuar en favor suyo, sin necesidad de causarles mucho sacrificio.

La fluidez que caracteriza el Agua les da un carácter cambiante en su personalidad. Uno de los defectos de este signo es la poca firmeza de su decisión y la falta de constancia en su comportamiento. En sus relaciones con los demás suelen tomar una actitud ambigua y neutral a fin de evitar enfrentamientos, de los que no están seguros de poder sostener. Por eso, los que llevan este signo deben tener más confianza en sí mismos e incrementar la firmeza de sus actuaciones para alcanzar con pleno éxito sus propósitos.

LA PERSONALIDAD DE LA MADERA

Los que nacen en los años gobernados por este signo suelen ser personas respetables por su nobleza moral y su alta ética profesional. Son magníficos colaboradores por su amplio interés, su abnegación y su espíritu de sacrificio. Son ordenados, emprendedores, concienzudos, capaces de diferenciar acertadamente asuntos de distinta naturaleza y establecer un escalonamiento de urgencias según la importancia del caso. Estas cualidades que caracterizan su personalidad no solo les permiten obtener el respeto de los demás, sino que también los colocan a la altura de importantes cargos públicos, administrativos o directivos de grandes proyectos técnicos y científicos.

Nunca trabajan solos, porque dominan el arte de convencer a los demás para que colaboren y contribuyan a la causa común. Saben ejercer su influencia positivamente y confían en el método de trabajar en equipo. Son generosos, solidarios, bondadosos y compasivos con los infortunados, a los que ayudan con lo que pueden. Estas cualidades les suelen traer suerte en la carrera profesional y jerárquica, siendo promovidos en el momento adecuado a puestos más importantes.

Los defectos de este signo consisten en su desmesurada ambición y la excesiva prisa con que quieren lograr las cosas, lo que les trae consecuencias totalmente contraproducentes. Por otro lado, la gran capacidad que tienen también los traiciona con frecuencia, porque no se dan tregua para atender la enorme carga de trabajo. Tendrán que dejar unas gestiones a medias por falta de tiempo y posibilidades humanas. De este modo, a pesar de su buena voluntad, se frustran muchas veces en la consecución de sus propósitos.

LA PERSONALIDAD DEL FUEGO

Los que nacen con este signo son confiados y resueltos en el tratamiento de los asuntos cotidianos. Enemigos de la pasividad e indiferencia, su extraordinaria vitalidad los convierte en activistas que impulsan al cambio y la reforma. Tienen temperamento de liderazgo, por su gran capacidad de organización y su habilidad mental. Saben poner en juego la iniciativa de los compañeros, pero nunca se mantienen con los brazos cruzados mientras los demás trabajan. Poseen grandes ideales, para los cuales trabajan con ímpetu y honestidad. Son audaces innovadores que combaten sin cesar los valores obsoletos y cánones tradicionales. Su vehemencia de un nuevo orden los lleva a asumir actitudes muy osadas, casi violentas, contra todo lo que obstaculizan la implantación de los nuevos valores.

Por el temperamento de Fuego, son impacientes para atender la opinión de los demás, defecto que se transforma en determinados momentos en una arbitrariedad insoportable. Por esta razón, los que poseen este signo tienen que aprender a controlar su temperamento apasionado, moderando su ambición personal, sobre todo cuando ya se vislumbra el triunfo, a fin de evitar que los compañeros le vuelvan la espalda.

LA PERSONALIDAD DE LA TIERRA

Los que llevan este signo son realistas y trabajadores. Ajenos a toda ocurrencia extravagante, son racionales, analíticos y mesurados. Tienen buenas previsiones del futuro y no pisan nunca en el vacío. Con los pies firmemente apoyados en un realismo racionalista, se muestran concienzudos, metódicos y ordenados, cualidades que los convierten en excelentes administradores o comerciantes. Son aptos para desempeñar importantes cargos en el sector industrial, comercio o administraciones públicas.

No son muy ágiles en la actuación, debido a su premeditación y su pormenorizada planificación, pero no por eso dejan de ser eficientes, puesto que son seguros y acertados en sus procedimientos. Ahorradores, enemigos de todo despilfarro, saben darle utilidad a las cosas aparentemente inútiles. Son precavidos en el presupuesto y austeros en los gastos, de modo que incluso en tiempos de crisis tienen pequeños ahorros. Observadores perspicaces, detectan con facilidad nuevos fenómenos y tendencias nacientes. Pero nunca exageran su descubrimiento. Se lo cuentan tal como lo han encontrado, ni más ni menos.

Son conservadores por falta de imaginación. Carecen casi por completo del espíritu aventurero. No les gusta romper con el canon de los valores establecidos. Desprecian todo tipo de cambio desprovisto de una meticulosa preparación previa. Nunca actúan improvisando.

¿CÓMO INCIDEN LOS CINCO ELEMENTOS EN NUESTRA VIDA?

Una vez conocido el signo que tenemos, es preciso estudiar las relaciones que existen entre los Cinco Elementos para saber en qué año nos van bien las cosas y en qué año nos surgen más problemas.

Las relaciones entre los elementos pueden resumirse de la siguiente forma:

El Metal domina la Madera.

La Madera domina la Tierra.

La Tierra domina el Agua.

El Agua domina el Fuego.

El Fuego domina el Metal.

Esta ley fundamental que rige las relaciones fundamentales entre los elementos puede ser completada con un escalonamiento de matices que caracterizan nuestro encuentro con otros elementos. La tabla siguiente puede indicar tu suerte e infortunio en los años dominados por los distintos elementos:

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Para saber cuáles son tus años buenos, regulares o malos, hay que consultar la tabla cronológica anterior.

De este modo, sabiendo cuáles son nuestros años problemáticos, podemos prepararnos para enfrentar cosas desagradables o comprender la infructuosidad de nuestros esfuerzos. Son años que requieren de nosotros mayor cautela en la actuación y el comportamiento, siendo necesario pensar en las consecuencias de nuestras decisiones. Evita cualquier exceso e imprudencia. Es recomendable no iniciar nuevos negocios ni concebir proyectos importantes. En cambio, en los años que tu elemento predomina sobre los otros, se te presentan múltiples oportunidades para tu desarrollo y tu futuro. No las desaproveches. Son tus años de oro. Emprende algo que siempre deseabas hacer y que no lo has hecho hasta ahora. Tendrás suerte porque tu elemento te ampara y te apoya.

Existen muchos factores y casualidades que determinan al final tu profesión. Sin embargo, desde que naces, estás predeterminado a inclinarte a ciertas profesiones en las que tu elemento te ayudará a alcanzar el éxito.

Citemos a modo de ejemplo el caso del Metal: si tu elemento es Metal (que predomina sobre la Madera), tienes mucho futuro en todo lo relacionado con la Madera: carpintería, fabricación o negocio de muebles, papel, construcción, artesanía o escultura en madera, etc. Debido a la armoniosa relación de este elemento con el Agua, podrás desempeñar con satisfacción trabajos de fontanero, construcción o negocio de barcos, la pesca, etc. Por otro lado, en las industrias o negocios directamente relacionados con el Metal, tales como la siderurgia, maquinaria, aeronáutica, joyería, ferretería, etc., tampoco te irá mal, porque no encontrarás fuertes competidores. No te convienen los trabajos o negocios ligados con el fuego, como, por ejemplo, bombero, empleado de gasolinera, soldador, calderero, cocinero, instalador de gas, etc. Si te empeñas en realizarte en el campo propio de los otros elementos, es difícil que te vaya bien porque no cuentas con el apoyo de tus condiciones predeterminadas. Por ejemplo, la agricultura y la construcción son propias de los elementos de Madera y Tierra. Les será más fácil explotarlas a los que llevan estos elementos.

 

*Las «24 Temporadas» son:

1.Comienzo de Primavera

2.Aguas Pluviales

3.Despertar de Animales

4.Equinoccio de Primavera

5.Claro y Luminoso

6.Lluvias de Mijo

7.Comienzo de Verano

8.Granos de Semilla

9.Solsticio de Verano

10.Espiga

11.Calor Moderado

12.Calor Intenso

13.Comienzo del Otoño

14.Fin del Calor

15.Rocío Blanco

16.Equinoccio de Otoño

17.Rocío Frío

18.Escarcha

19.Comienzo del Invierno

20.Nevada Pequeña

21.Nevada Grande

22.Solsticio de Invierno

23.Frío Moderado

24.Frío Riguroso

* El Reinado Kang Xi, de la última Dinastía China, duró sesenta y un años; y el Qian Long, también de la última Dinastía, duró sesenta años. Son los reinados más largos de la historia de China.