El poblado de Samalayuca, con sus más de mil 500 habitantes, ha buscado ganarse la distinción de pueblo mágico desde hace por lo menos seis años. En el camino se han realizado numerosas inversiones e incluso, la propia globalización ha terminado por poner a este poblado desértico en el mapa; sin embargo, la distinción federal se ve todavía lejos.

Pese años de callados intentos por alzar la mano en la candidatura, no fue hasta el pasado mes de julio cuando el alcalde de Ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, hizo públicas las intenciones de ayudar a la casa de las dunas para lograr tal distinción. Esto en parte con una inversión de 6 millones de pesos destinados a rehabilitar la Presidencia Seccional del poblado y su plaza principal.

“Vamos a seguir trabajando para que se vea el cambio en Samalayuca, desde la administración municipal hemos promovido el desarrollo y estamos gestionando que sea declarado pueblo mágico”, dijo aquella vez el alcalde.

Sin embargo, en lo que respecta a la coordinación entre Municipio y ejido, el proceso para certificarse todavía no ha empezado:

“En el Festival de la Hortaliza pasado, el alcalde hizo el anuncio de que tiene toda la intención de convertir a Samalayuca en pueblo mágico. Claro que se tienen que reunir varias características, pero esa es la intención. No hemos empezado todavía con el proceso, en eso estamos”, explica Jaime Sotelo Bencomo, presidente seccional de Samalayuca.

Según Sotelo Bencomo, el poblado cumple con el primero de los requisitos: la población, misma que según el funcionario ya ronda los 10 mil habitantes. No obstante, las 8 mil 500 personas que salen sobrando del cálculo oficial hace de la mencionada tierra una segunda casa, es decir, ocupan la tierra solo cuando están de vacaciones o durante los fines de semana.

“Según el último conteo que tenemos son 3 mil personas las que viven aquí de forma fija, aunado a eso hay mucha gente que ha comprado sus terrenos y ha puesto granjas, ha puesto sus albercas. No viven aquí en Samalayuca, pero tienen aquí su propiedad, yo le calculo que deben de ser entre 6 mil y 10 mil personas, que son las que nos piden para ser pueblo mágico”, menciona el funcionario.

Si bien los números cuadran, para que estos habitantes puedan contarse como verdaderos pobladores de Samalayuca, estos tendrían que cambiar la dirección de su credenciales de elector, cosa que sería posible, pero se antoja complicada dadas las distancias y el hecho de que la mayoría de las personas realizan todas sus actividades en la vecina Ciudad Juárez.

En medio del proceso de certificación que parece no empezar, también existe una industria del turismo que no parece detenerse. De acuerdo con datos del Buró de Convenciones Ah Chihuahua!, tan solo en Semana Santa pasada, las Dunas recibieron 175 mil excursionistas.

Además del senderismo y el sandboarding, producto de las nuevas tendencias de marketing, hasta las dunas han llegado conceptos de turismo un tanto excéntricos. Tal es el caso del “Glamping”, una especie de campamento al interior de cabañas y apartamentos, con más lujos y comodidades que uno convencional. Sin embargo, junto con el constante turismo, el mencionado sector ha tenido roces con la violencia, volviendo las inmediaciones del poblado escenario de confrontaciones entre grupos del crimen organizado.

Fue la noche del 29 de julio cuando un grupo de sicarios se internaron en el poblado para abrir fuego contra los tripulantes de una pick up. Disparando por lo menos en medio centenar de ocasiones, privando de la vida a tres personas y dejando las marcas de sus balas en la pared de un centro comunitario.

Once días más tarde, un enfrentamiento entre civiles armados y el Ejército Mexicano dejó a cuatro personas sin vida apenas a media hora del poblado, en el libramiento Guadalupe-Tornillo para ser exactos. No obstante, según el edil seccional, en Samalayuca todavía impera la tranquilidad:

“Afortunadamente todavía tenemos esa tranquilidad que nos caracteriza, hay uno que otro hecho violento aislado, pero no tienen relevancia como para poder decir que hay inseguridad aquí en el poblado. Pero sí, yo digo que si el plan es convertirnos en un pueblo mágico, tenemos que trabajar para reforzar la seguridad”, dice Sotelo Bencomo.

Dados los múltiples requerimientos, como poder comprobar un atractivo cultural y simbólico además de tener un programa de desarrollo turístico bien fundamentado, el propio presidente seccional señala que todavía falta para llegar a obtener la condecoración de la administración federal.

“Si lo tuviera que poner del cero al diez, como apenas estamos comenzando le pondría yo un cuatro, pero vamos en este proceso que va a ser tardado, pero con las intenciones de trabajar”, remató.

Todo parece indicar que, mientras la situación no se apresure, el poblado de Samalayuca, junto con sus letras y su inmensa serpiente de cascabel, se seguirán quedando cerca de Ciudad Juárez, pero lejos de ser un pueblo mágico.

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