¿Deber o querer? Esa es la cuestión

Cuando iniciamos un proyecto de cualquier índole, muchas veces no logramos los objetivos deseados o tardamos más de la cuenta en conseguirlos. Culpamos a las circunstancias que nos rodean, además de que nos dejamos guiar por otras opiniones que llegan a convencernos de que si escogemos el camino de lo que queremos no tendremos un futuro prometedor. Lamentablemente entendemos demasiado tarde que los únicos responsables de elegir el camino correcto somos cada uno de nosotros a pesar de los errores que podamos cometer en ese camino.

Por Gustavo Sarnari*

Desde que iniciamos nuestra vida, tenemos dos caminos para conseguir o lograr lo que nos proponemos: el del deber o el del querer y también agregaría uno más, el del poder. Lamentablemente la mayoría toma la vía del deber, inclinándonos por la creencia de que es el camino correcto y además el único. Consideramos el deber como un mandato, una regla que debo de cumplir para lograr mis metas; debo trabajar para tener una linda casa, debo comportarme según me dicte mi entorno social para ser aceptado, debo cuidar las formas o lo que comento o publico en redes sociales para que nadie se ofenda y la lista puede continuar con miles de cosas que anteponen el “debo”.

Ahora hagámonos la siguiente pregunta: ¿Lo que hago es lo que realmente quiero hacer? A lo largo de nuestra vida, cuantas cosas hacemos cuando ni siquiera tenemos ganas ni el ímpetu de hacerlo, aquí es donde entra el “hago lo que puedo”, lo que significa que hemos entrado en una etapa de conformismo personal.  “Hago lo que puedo porque no debo hacer más”, sin embargo, todas estas frases son las que se utilizan cotidianamente en el léxico de cada persona. Si ponemos atención, escuchamos estas frases día a día, se han heredado de generación en generación y le hemos inculcado a las generaciones futuras lo que deben hacer.  Pero no lo que quieran hacer.

Frecuentemente los seres humanos están acostumbrados a que les faciliten el camino a sus metas y si dentro de esto, está el no hacer lo que se quiere, hará lo que debe por comodidad. Ortega y Gasset, decía que el ser humano se ha vuelto desagradecido y comodino, por eso lo llamo el “hombre masa”, quien solo espera a ver quién le facilita las cosas para poder hacerlas aunque no lo quiera. Tenemos que comprender que el deber y el querer, no significan lo mismo. El deber es una palabra autoimpuesta por nosotros, por la sociedad en sí. Hemos comprado la idea de que el deber es más importante que el querer y que es una regla que debo cumplir.

Querer, significa tener una capacidad de elección y de ejercer voluntariamente mis deseos o de rectificarlos, decidir qué es lo más importante para mí y para cumplir mis objetivos, tomar en cuenta la viabilidad de lo que quiero realizar, las oportunidades y todo lo que tenga que ver con el entorno de mi meta.

¿Y qué sucede con el poder? Bueno, el poder tiene que ver con las circunstancias que rodean mi objetivo. A veces se presentan situaciones que no dependen de nosotros, como por ejemplo la pandemia que azota al mundo y que cambio nuestra forma de vida tal cual la conocimos. El contexto actual hace que cambiemos de metas o de caminos. Pero lo primordial en este caso, es que no desistamos en ningún momento de lo que queremos. Sin embargo, cuando utilizo, el “yo solo puedo…” para quedarme conforme, solo estamos limitándonos de saber de qué somos capaces, hasta donde somos aptos para llegar a conseguir lo que deseamos.

Lo importante entonces es que se observe la diferencia entre el querer, el poder y el deber. Ahora ya sabemos que de acuerdo a lo anterior, la frase más importante es “lo que quiero es…” Debemos dejar a un lado lo que los demás quieren para nosotros, debemos pensar en términos de que es lo más importante para lograr mis objetivos pero sin afectar lo que realmente estoy dispuesto a hacer. Y ¿Cómo vamos a pensar en lo que queremos? Empezando a discriminar lo que debes hacer de lo que queres hacer. Cambia el tengo o el debo por el quiero. Si ya estás en algo que debes hacer, busca el lado bueno y aprende a querer lo que haces.

Y por último, no desistas, si fallas en hacer algo que queres, segui intentado, no hay límites. Gracias por compartir este espacio conmigo. Por cualquier comentario, sugerencia o consulta: gsarnarimkt@gmail.com

* Titular de GS Consultora Desarrollo & Educación Organizacional – Licenciado en Educación y Gestión Institucional por la Universidad Nacional de Quilmes – TS en Marketing por el IS San Pablo de Villa Constitución – Posgraduado en Formación Docente con especialización en Educación Superior por el IS San Nicolás de Bari de San Nicolás –Programa de Especialización en Gestión de RRHH en IAE Business School de la Universidad Austral – Autor del libro Marketing + Humano(S) “Fortaleciendo el Potencial y Valor Humano en la Gestión Comercial de las Organizaciones”

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