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ALAIN BADIOU

EL SER Y
EL ACONTECIMIENTO

Cuidado de la edición
Raúl- J. Cerdeiras, Alejandro A. Cerletíi

4
I ‘Traducción
Raúl J. Cerdeiras, Alejandro A, Cerletti, Nilda Prados

MANANTIAL
Buenos Aires

B
WW.'.'J» . Bff

Título original:.L’étr^ et 1 ‘événement


^París, Seuil, colección "L’ordre
philosophigue”, 1988
© Éditions du Seuil. París, enero de 1988 Prólogo a la edieión Gastellmia

Diseño de tapa: Estudio R

190 Badiou. Alain


BAD El ser y el acontecimiento.-1‘. ed l'.reimp..-
Buenos Aires ; Manantial, 2003.
582 p.: 23x16 cm.
'El:serry/elacontéc¿miento.a.p_a.i&ci6 en'ÍTáncés h^ce más o
Traducción de: Raúl J. Gerdeiras, Alejandro A.
menos
Cerletti y Nildá Prados' '■ diez años. ■ , :i - . - ^-
• -Guando hpy día^me.pregunto qué.es.lo qué pienso de.mi'.propio lir-
ISBN 950-500-040-X ' ■•' brOi,lá;respuesta que;me puedo dar.es orguilosa y humilde a la;vez.
I. Título - 1. Filosofía Moderna Occidental Es orgullbsa pprque.-aún estoy, absolutamente convencido de,la
soli--
dez; deTas intuiciones ñindamentalés .de; este: libro..No sóio.pienso
que.
lás^cuestiones^que aquí se, tratan -la, ontología. de lo múltiple.'.puro,-
la:
:Hecho el depósito que marca la ley 11.723 teoría dél' acontecimiento’ como, suplemento azaroso,. la-esencia; de-lá
Impreso en la Argentina VERDAD-c.omo’procedimiento. genérico, eJ SUJETo como-
fragmento local.:
© 1999, de la edición en castellano Ediciones Manantial SRL de una’verdád, el retomo-de. la VERDAD.sobré el saber.a:través.'déun
y Raúl Cerdeiras (Escuela Porteña) fc.-
Avda. de Mayo 1365, 6® piso,
(1085) Buenos Aires, Argentina 2:amient(>—están argumentadas y. son válidas, .sino'terabién
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íjí mienza;. Se. puede, décir- que. todavía: signifiea-un importante ávance
ISBN: 987-500-040-X 'ir'
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ePpens.amiento-respecto de',lá.’,media:de.mi:época:. •
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consciente-
de:;las:insuficiencias-que;p.ersisten.en.la-exp.6sición:sintética'de mi fi-
losofía, ..qué :este libro representa.
Es preciso, decir que. en:el tiempo^tránscurridó- desde
su^aparición,
he terddo'muchas ocasiones-de evaluar sus;debilidadeS‘:Sabemos.que
las lagunas;de unidispositivo-dé pensamiento se. ven menos en el estu-
dio directo dé su composición que; cuando: nos esforzamos en extraer
sus.consecuencias;.En una^serié.dé.ensayos más breves me he ocupado
de utilizar.^/ ser y el acontecimiento como -unreservorio dé-conceptos
y métodos dé.pensamiento para láínvestigación dé múltiples dominios
6 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO PRÓLOGO A LA EDICIÓN CASTELLANA 7

particulares. Lo hice en relación con las normas del compromiso sub- múltiple puro, al estar presentado ahí, siempre localizado (en el senti-
jetivo en un procedimiento de VERDAD {l’Etique, 1994^; Saint Paul, do .literal de «Dasein»), se encuentra afectado de lo que llamo su apa-
1997^); con diversas partes del pensamiento ontológico -es decir, ma-
recer, cuya lógica es muy importante pensar desde el interior de la ma-
ternático- {le Nombre et les nombres, 1991); con algunos aspectos de
temática.de lo múltiple. Esto conduce a importantes reordenamientos
la teoría psicoanalítica {Conditions, 1992); con cuestiones referidas a
del concepto de SITUACIONón, que es -como el lector lo verá- el
la política (Abregé de métapolitique, 1998) o al procedimiento artísti-
primer
co {Petit manuel d’inesthétique, 1998). También he intentado precisar
mi concepción de la filosofía, ya sea de manera directa {Conditions, concepto del libro.
otra vez), o bien por la mise en scéne del contraste con uno de mis 2. La doctrina del acontecimiento está marcada por una dificultad
grandes colegas (De/ewae, 1997^). interna, enunciada de manera .práctica en su misma exposición; si el
El resultado de este trabajo multiforme fue señalar tres grandes acontecimiento subsiste sólo porque há sido objeto de una nominación
transformaciones necesarias para adecuar mi teoría a los requerimien- ¿no hay én realidad dos acontecimientos (el múltiple supernumerario,
tos del mundo contemporáneo y lo que él exige del pensamiento. por un lado, y su nominación, por otro)? Además, si el que nombra el
Puesto que la filosofía es, en última instancia, un recurso más entre acontecimiento es un .SUJETo, no se puede sostener -como sin
otros para intervenir en lo real, existe legítimamente sólo para fortale- embargo
cer la potencia del espíritu sobre la materia, la afición de la voluntad, se dice- que el SUJETo es un fragmento local del procedimiento de ver-
la certeza de que el tratamiento de los posibles por el pensamiento for- dad. Habría un.SUJETo originario, o del acontecimiento, que produce el
ma una unidad con su advenimiento. Se trata de despreciar lo que hay, nombre.
en nombre de lo que puede haber. Se tirata de preferir cualquier Para superar esta dificultad, es necesario complicar un poco el .con-
VERDAD cepto de acontecimiento,, dotándolo de una lógica (el acontecimiento
a las enciclopedias del saber. Seguramente, la carga polémica: de mi fi- es desprendimiento inmediato de una primera consecuencia, tiene una
losofía es más viva en este punto. No estamos en el consenso académi- estructura implicativa) y no sólo de una ontología (el acontecimiento
co. Cualquiera que trabaje para la perpetuación del mundo que hoy nos es un múltiple in-fondado). A su vez, esa lógica esclarecerá la potencia
rodea, aunque fuera bajo el nombre de filosofía, es un adversario, y propiamente temporal del acontecimiento, la capacidad para engendrar
debeser conceptuado como tal No podemos tener la menor considera- im tiempo propio, que si bien es cierto que es mencionado en el pre-
ción para aquellos cuya sofisticación sirve para legitimar -bajo los vo- sente libro, no fue objeto de ningún desarrollo significativo.
cablos gastados e inconsistentes de «el hombre» y de sus «derechos»- 3. La teoría del SUJETo, es unilateral, en. la medi<k en que
ei orden capital-parlamentario, hasta en sus expediciones néocoloriia- identifica
les- Pero la guerra especulativa y el derecho que se conceda a cambiar de manera absoluta «SUJETo» y «SUJETo de una VERDAD» en la
los conceptos por municiones, implica saber exigir de uno mismo una dimensión
constante transformación de la propuesta filosófica y de sus categorías positiva de esta identificación. Pero es evidente que en una secuencia
ñindadoras, a riesgo de pensar a menudo -como decía mi viejo maes-
post-acontecimiento surgen nuevas formas subjetivas, reactivas. Por
tro Sartre- contra uno mismo. , . •
ejemplo, a una política revolucionaria siempre se oponen formas sub-
Por lo tanto, tres puntos en litigio.
jetivas inéditas de la contrarrevolución. Es preciso entonces extender el
1. En el pensamiento del ser en tanto ser, es preciso aceptar que el
concepto de SUJETo a la novedad reactiva y no limitarlo a la estricta fi-
delidad, creadora de VERDAD genérica. Dicho de otra, manera, tenía la
obligación de foijar los conceptos necesarios para pensar las noveda-
1. Trad. casi.: La ¿'íica, publicado en la revista IV, 8 (1994).
2. Trad; cast.: San Pabio, Batcélona, Antiiropos, 1999.
des negativas. Y en mayor medida porque, a decir VERDAD, en los
3. Trad. cast.: Deleuze, Buenos Aires, Manantial, 1997. años
ochenta y noventa hemos sido particularmente bien servidos en cuanto
a inventiva reaccionaria, y en todos los campos.
.Por este motivo he planteado que un. acontecimiento abre un espa-
cio subjetivo que se «puebla» de tres figuras posibles (además del su-
jeto fiel, hay un SUJETo reactivo y un SUJETo oscuro). Asimismo, he
es-
tablecido qüé son las operaciones de un SUJETo, las cuales en este libro
'ELSERVÍLAGONTECU VUENTO

s'oH 'todas reducidas .únicamente a la indagación. Por lo tanto no Solo


':tenemos .una teoría de la fidelidad (que es, en realidad, creación de las
consecuencias del acontecimiento, o creación del presente), sino tam-
bién de la reacción (creación del pasado), de ia obliteración (anulación'
Introducción:
del presente) y de la resurrección (reactivación futura de un.presente).
Que quede claro. Sólo doy'indicaciones extremadamente sumarias
sobre lo que es un considerable work in progress. He realizado una
suerte de diario de este movimiento teórico en mi libro 'Court traite
d'oníologie transitoire (Senil, 1998). Este trabajo tiene como base un
seminario de diez años sobre la infraestructura matemática de la reor-
ganización de la teoría del ser (alrededor de la-teoría delas'Gategorías
y, en especial, del topos de los H-conjuntos) y otro, de diez años tam-
bién, sobre la teoría axiomática del SUJETo. Me parece que lo esencial
de la rectificación está concluido. Queda consignar su arquitectura ge-
neral y desplegar sus efectos, sobre todo, dél lado del análisis formal
de los procedimientos de VERDAD (arte, política, ciencia y amor). Éste
!■
va a ser el tema de 'una continuación del presente volumen, cuyo título
será, probablemente, Etre, apparaitre, vérités [Ser, aparecer,
Admitamos que hoy, amivel mundial, se pueda comenzar ehanáli-
VERDADes].
Así las cosas, mi imperativo personal es ser fiel a las direcciones sis deV: estado de lá filosofía'suponiendÓ-Vos ties-enunciados siguien-
fundamentales de pensamiento trazadas en El ser y el acontecimiento. tes: • ' ■
En él se establece que toda fidelidad VERDADera es una invención, pero 1. Héidegge'f es el'últimoffiióspfo'reconociblé rniiversalm'enté;:
además, que también depende de la fecundidad áel azar. 2. Los dispositivos dé pénsamiento; sobré-todo noríéamérícaños';-
Entre esos maravillosos azares que. hacen que valga la^peha dedicar que siguieron las mutaciones dé lásmatemáticas, ladógica- y los-tmba'-
la vida a las VERDADes, quiero mencionar el encuentro,-hace ya jos delcírculo'.dé;Viená; mantieneu'Co'mo'paradignia, dé man'éra-db--
muchos minante, la figura-de lá^racionalidád-científica.
años, con Raúl Cerdeiras y luego con sus áníigos argentinos.'En la ' 3'; Está.síéndo''desarrOlIkdamn'a- d0ctrína-post-
época de aquel encuentro, y más allá de la camaradería política y de ló cart'ésiána^del;’SUJETo'
que sólo es capaz la prodigalidad del amor, yo estaba muy solo y goh cuyo origen'puedé atribuirse a-práctiOas no-fiiOsÓfdcas^ds^-políticúo la
peado por la opinión dominante, en un VERDADero destierro. Pero él relación'inStituidá-CGn ras'.«enferm'bdádesijient'alés»).‘y sunégimendé
va- interpretációrt, marcado por Ibs nombres de'Márx' (y'dé-'Lenin)^ dé
lor para continuar una obra no 'viene solo. Se áliriienía, pfecisárhenté, Freud:(y'dé Lacáíi)j.esía:intrin'GádO' eft"op'eracionési clínicas o
de encuentros que justifican la perseverancia. En este sentido,'córaó'lo militan-
es una amistad que coriipárte él pensámi.énto, Raúl Cerdeiras es desdé téSj. quééxcédén'-ehdiscürso tíánsmísibié.
hace años una condición subjetiva implícita de todas mis Obras'filosó- ¿Qué tienéti':eTí>común‘estos-tr:esenun'ciados?'Qúe: designan;
ficas. Dirigiendo la traducción dé este libró entraben el corazón mismo .cada-
de su existencia pública. Puedo decir, muy simplemente, á''Ráúl, a 'sus’ uno á' su manera; Ik' claüsürd- de: una: ép'otá'-entéfa del pen'saráientG'
amigos y al mundo entero, que estoy feliz. Con esa-dicha que sólo da y
la co-pertenencia a una VERDAD y que es la misma que Spinoza llárda- dé süs ápuesfás: -Héideggér;'. en- eí; tema'^ de lá- deconstmcción': de-
•ba^ así lo creo, «beatitud». ' . Alain Badiou, septiembre de 1999 láme-^
táfísica; piensa la'úbOca GOmO'r'ég-iiiapor-.'ün-olvidó únaügura'ry
propo-
ne •ünTetorño griego:-La^;cor-Eiente«analítica»'mgIoSaj,ona'
descalifica:
lámayor parte'dédásíraseadé'-'Iá'filosofíá^clásica:por e'sear"desp'rovis'-‘
tas dé s'éñtído' o' lim'itadáS'ál- ejercicio libre dé' un juegO'de lenguaje:
Mánc anunciaba’ el- fin- dé' la^ fiíb's'ofía-y sü' realización: práctica:
Lacan
INTRODUCCIÓN 11
10 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

habla de la «antifilosofía» y remite al imaginario la totalización es- ción, para mí arbitraria, conduciría a la elección unilateral de una de.
peculativa. las tres orientaciones contra las otras. Vivimos .una época compleja,
Por otro lado, lo que hay de inconexo en esos enunciados es evi- hasta confusa, en razón de que las rupturas y las continuidades que
dente. La posición paradigmática de la ciencia, tal como organiza el constituyen su trama no se dejan subsumir en un vocablo único. No
pensamiento anglosajón hasta en su denegación anarquizante, es seña- existe hoy. «una» revolución (o «un» retorno, o «una» crítica). Con
lada por Heidegger como un efecto último, y nihilista, de la disposi- gusto resumiría el múltiple temporal desfasado que organiza nuestro
ción metafísica, en tanto que Freud y Marx conservan sus ideales y el sitio de la siguiente manera:
mismo Lacan reconstituía en ella, a través de la lógica y la topología, 1. Somos, contemporáneos de una tercera época de la ciencia, des-
los apoyos de eventuales maternas. La idea de una emancipación -o pués de la griega y la .galileaná. La cesura identificable que abre esta
de una salvación- es propuesta por Marx o Lenin bajo las formas de tercera época no es (como para la griega) una invención -la de las
la revolución social, pero es considerada por Freud o Lacan con un matemáticas demostrativas- ni (como para la gaiileana) un corte -el
pesimismo escéptico, examinada por Heidegger en la anticipación re- que matematiza al discurso físico-. Es una reestructuración, a partir
trospectiva del «retomo de los dioses», en tanto que grosso modo, los de la cual se revela la naturaleza de la base matemática d© la raciona-
americanos se adaptan al consenso alrededor de los procedimientos de lidad y el carácter de la decisión de pensamiento que la establece.
la democracia representativa. . 2. Somos asimismo contemporáneos de una segunda época de la
Hay entonces acuerdo general en cuanto a la convicción de que no doctrina del SUJETo, que ya no es el SUJETo fundador, centrado y
es concebible ninguna sistemática especulativa y que ha pasado la refle-
época en que la proposición de una doctrina del nudo ser/no-ser/pen- xivo, cuyo tema circula desde Descartes a Hegel y sigue siendo toda-
samiento (si se admite que es en este nudo que se origina, desde Par- vía legible hasta Marx y Freud (y hasta Husserl y Sartre). El SUJETo
ménides, lo que se llama «filosofía») podía hacerse bajo la forma de contemporáneo es vacío, escindido, a-sustancial, irreflexivo. Además,
un discurso acabado. El tiempo del pensamiento está abierto a un rér no corresponde suponerlo sino respecto de procesos particulares cu-
gimen de aprehensión diferente. , - yas condiciones son rigurosas.
Hay desacuerdo en lo que respecta a saber si esta apertura, cuya
3. Somos, por último, contemporáneos de un comienzo en lo que
esencia es la de cerrar la edad metafísica, se caracteriza como revolu-
hace a la doctrina de la VERDAD, después de haberse deshecho su rela-
ción, retorno o crítica.
Mi intervención en esta coyuntura consiste en trazar allí una diago- ción de consecución orgánica con el saber, Retroactivamente, se per-
nal, ya que el trayecto de pensamiento que intento pasa por tres pun- cibe que hasta aquí reinó, de manera absoluta, lo que designaré como
tos, cada uno de los cuales está suturado a alguno de los tres lugares veridicidad y conviene también decir, por extraño que esto pueda pa-
que designan los enunciados antes citados. recer, que la VERDAD es un término nuevo en Europa (como en otros
- Con Heidegger, sostendremos que es por el lado de la cuestión si-
oníológica que se sostiene la re-calificación de la filosofía como tal. tios). Asiinismo, este tema de la VERDAD cruza a Heidegger (que fue el
- Con la filosofía analítica, sostendremos que la revolución mate- primero en sustraerlo al saber) con los matemáticos (que rompen, a
mático-lógica de-Frege-Cantor fija orientaciones nuevas en el pensa- fines del siglo pasado, tanto con el objeto como con la adecuación) y
miento. con las teorías modernas del SUJETo (que descentran la VERDAD
- Convendremos, finalmente, que ningún aparato conceptual es respecto
pertinente si no es homogéneo con las orientaciones teórico-prácticas de su pronunciación subjetiva).
de la doctrina moderna del SUJETo, de por sí interna a procesos prácti- La tesis inicial de mi emprendimiento, a partir de la cual se dispo-
cos (clínicos o políticos); ne el entrecruzamiento de las periodizaciones extrayendo el sentido
Ese trayecto remite a periodizaciones entrecruzadas, cuya unifica- de cada una, es la siguiente: la ciencia del ser-en-tanto-ser existe des-
de los griegos, ya que tal es el estatuto y el sentido de las matemáti-
cas. Pero sólo hoy tenemos los medios de saberlo. De esta tesis se
desprende que la filosofía no tiene como centro la oníología -que
existe como disciplina exacta y separada-, sino que circula entre esta
12 ELSERYELACdNTÉCÍMlENTO TOTRbD'UCClÓI^ 13

oñtología, las tebríá's modenias dél süjeto- y sú propia historia; Ii/a^con-' Naturaleza y su -dialéctica no tiénen nada -que ver a-llí. Pero que él pro-
jttTici'óri coTitempOráneá dé Yás córidiciones'de la filosofía absü'ca pre- cesb-sujeío-sea compatible con aquello ^qué puede-^ecirse-o es di-
cisamente'todo'aquéllo a lo cúal se refieretí lilis tres primeros-enuri- cho- del ser, sí es una dificultad seria, que yo ya había deñálado -en la

'' • *.' ,V. /'rC*.'' *.


ciadosi' la' historia dél pensamiento <.<oc.oideTital>>, las^matérnáticas pregunta planteada sin rodeos por Jacques-Alain Milier a Lacan, en'
post-caritoriánas, eip's'icoanálisisi ci arte contemporáneo y- Ik política; 1'964: «¿Cuál es su ontología?». Nuestro'maestro, astuto, respondió
La filosofía no coiiicidé con ningüna dé esas condiciones, ni elabora^ con una alusión al no-ente, algo -q'úe resultaba ajustado,'.péro breve.
su totalidad. Debe sólo proponer un marcó conceptuar en'ef qué sé

' >v ■
De ún modo semejante Lacan, cuya obsesión matemática 'fue crecien-
pueda reflejar la^ composibilidad' {eompoÉSibilite\ cbhíeraporáneá; de
do con él tiempo, había indicado -que la lógica -piha -era «ciencia de -lo

- '*■.
esos elementos; Ésto sólo'puede hacerlo -ya que se despoja de toda
real». Sin embargo, lo real sigue siendouna categoría del SUJETo.
ambición'fundadorai en la que se perdéríá-^, dési^ando entre sus pro-
Busqué a tientas durante varios años alrededor de los impasses de
pias condiciones y'comO'SITUACIONón discursiva singular, bajo

-T'
la lógica -una exégesis rigurosa de los teoremas de Lowenheim-Sko-
la forma
dé las matemáticas puras, a la ohtología misnia; Esto es; exactamente,- lem, de Godel, de Tarski-, sin exceder él marco de Théorie du SUJET

• • '•••'Tv :•/' -'vó


lo que la libéra'y laconsagra en últimainstahcia al cuidado de las ver- como no sea por sutilezas técnicas. Sin. darme cuenta, permanecía ba-
dades. jo la influencia de una tesis logicista, según la-cual la necesidad de los
Las categorías que este librO presentá; y que van de lo múltiple pu- enunciados'lógico-^maíemáíicos es formal, ya qüé resultare la erradi-
ro al SUJETo, constituyen'^ el Orden'general de uii pehsamiento qüé pue- cación de todo efecto de sentido y-que, en todo caso, no hay por qué
' interrogarse, más allá de su consistencia, acerca de aqüello -de lo que

*'v.- ir.v v r*.*'


da' ejercerse en lodk la extensión, déi refereticial contemporáneo; Es-' esos en'imciados son responsables. Me -compíicaba en la consideración
íán'disponibles, entonces, para’el servicio de los prOcediiriiéhtoSrie'la por la cual, suponiendo que haya ún referente del discurso lógico-ma-
ciencia,-del análi'si's'-o de la política. Intentan organizar unk visión'abs- temático, no se podía escapar a la álteni'afíva-de pensarlo ya sea como
tractá de Ibs reqtiisitóS de la épócá; «objeto» obtenido por abstracción (empifisrho) obieii comb Idea su-
prasensible (platonismo); dilema en el quenos arrincona la distinción
anglosajona universalmente reconocida entre cietícies -«formales» y
2' ciencias x<empíricas». Nada de todo-esto era-coherente con la clara
doctrina lacanianá según la cual lo real es él impasse de la formaliza-
El enúnciadó ifiÍOsÓficb)'Ségúrief cüariaé matemáticas sónla-oñ^- -ción. Me equivocaba de caniiho.
tolbgia -la c'iénciá-delsé3>emtaritb-ser-^ esefrayóde luz que'aclar^'á ■Fue pór -el azar de las búsquedas bibliográficas y técnicas acerca
la escena especülátiva'qUé había'limitadb éñ Théorie du süjef dél par discr'eto/cohtinuo, que llegué a pensar, fihalmérite, que era ne-
[Teoriá'deVSUJETo]'^ presupónÍeriáb''púrá y simplemente que «había» cesario cambiar de terreno y formular, -en Cuatiío a las matemáticas,
subjetivacíón; Éa cbmpatíbílidad de'esta tesis con liha Ontología posi- una tesis radical 'Me pareció que la esencia dél célébre «problema .áel
ble'me pxeooúpaba, yá qué ía^ fuerza"-y la absoluta- debilidad- deb continuo» era qué en' él se tocaba uii 'intrínseco al pensa-
«Viejo marxismo»; dél'.m'at'erialismb- dialéctico, Había sido" pbstiilkf Diiento rnatemátieb, que indicaba lo imposible que le es 'propio'y en el
esa compatibilic^^ba30"la fórmádelágenerálidad dé las leyes dé Id que funda su campo. Considerando las j^arádojas aparentes de las in-
dialéctica, és-décir, áfin de'cúeht'ksydél'ísbrhorfismb'eiitre iaidialéc- vestigaciones recientes acerca de la relación entré un múltiple y él
ticadé'lá haturaleza"y lá'dialéctica-dé’la’historia. Pór'ciéitb; éste isb- conjunto de sus partes, terminé por pensar .que állí había "figuras inte-
itiorfismo'(hegeliáho)^éstaba'múértb"ál hacer. Las'disputas'qué subsis- ligibles sólo si se aceptaba de antem^o que lo Múltiple :no es para las
ten- todavía hoy,- del- lado- dé" Prigóginé y- dé' la' física- atómica; para" matemáticas un concepto (foimal) cotistruido y transparente, sino "Un
encontrar éh ése campo'corpúsculos diáléctióbs-, hb'soil'Smb los so- real cuya teoría desplegaba la diferencia interna .yhl ¿wpíisse. •
brevivientes de una bátalla’qüé'hühca'tü'vo'lügár serí^ente-; comb'no' •' DIegué"eritonces ala certeza de que eranecesaríoplantear que las
haya' sido bajo las - cohmihacióhes brutales- dél- Estado stálihísta; La
14 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO INTRODUCCIÓN 15

matemáticas formulan, respecto del’ser, lo que es enunciable-en.el del «fundamento» de las matemáticas, ya que la condición apodíctica
campo de ima teoría pura de lo Múltiple. Toda la historia del pensa- de esta disciplina queda garantizada directamente por el mismo , ser,
miento racional me pareció aclararse a partir del momento en que-se que ella enuncia.
asumía la hipótesis de que las matemáticas, bien lejos de ser un juego En segundo lugar, dicha aserción evacúa el problema, tan viejo co-
sin objeto, extraen la severidad excepcional de su ley, de su someti- mo el precedente, de la naturaleza de los objetos matemáticos. ¿Obje-
miento a sostener el discurso ontológicp. Invirtiendo la pregunta kan- tos, ideales (platonismo)? ¿Objetos obtenidos por abstracción de la
tiana, no se trataba ya de preguntar: «¿Cómo es posible la matemática substancia sensible (Aristóteles)? ¿Ideas innatas (Descartes)? ¿Obje-
pura?» y responder:, gracias al SUJETo trascendental, sino más exacta- tos construidos, por la intuición pura (Kant)? ¿Por la, intuición opera-
mente: siendo la matemática pura la ciencia del ser, ¿cómo es posible toria finita (Brouwer)? ¿Convenciones de escritura (formalismo)?
un SUJETo? ¿Construcciones transitivas a la lógica pura, tautologías (logicismo)?
Si lo que enuncio puede argumentarse, la VERDAD es que no hay obje-
3. tos matemáticos. Las matemáticas no presentan, en sentido estricto,
nada, sin que por ello sean un juego V^cio, puesto que no tener nada
La consistencia productiva del pensamiento, llamado «formal» no que presentar, fuera de la presentación misma, es decir lo Múltiple, y
puede venirle únicamente de su armazón lógica. No es -justamente- no acordar nunca con la forma del ob-jeto, es por cierto una condi-
una forma, una episteme o un método. Es una ciencia singular. Es lo ción de todo discurso sobre el ser en tanto ser.
que la sutura al ser (vacío), punto en el que las matemáticas se sepa- En tercer lugar, en lo que concierne a la «aplicación» de las mate-
ran de la lógica pura, que establece su historicidad,-los impasses suce- ' máticas a las ciencias llamadas de la naturaleza, acerca de la cual uno
sivos, las reestructuraciones espectaculares y la unidad siempre reco- se pregunta periódicamente qué es lo que autoriza su éxito -para Des-
nocida. En este aspecto, para el filósofo, el corte decisivo donde la cartes o Newton era necesario Dios, para Kant el SUJETo
matemática se pronuncia ciegamente sobre su propia esencia, es la trascendental,
creación de Cantor. Sólo alli queda, al fin significado que, cualquiera después de lo cual la cuestión ya no es seriamente tratada, como no
sea, la prodigiosa diversidad de «objetos» y «estructuras» matemáti-
;i
sea por Bacheíard, según una visión todavía constituyente,'y por los
cas, toáos' ellos son designables como multiplicidades puras edifica-
defensores norteamericanos de la estratificación de los lenguajes- se
das, de manera reglada, únicamente a partir del conjunto vacío. La
ve enseguida qué esclarecimiento aporta al tema el hecho de que las
cuestión de la naturaleza exacta de la relación de las matemáticas con
matemáticas sean ciencia, en cualquier hipótesis,, de todo lo que es, en
el ser está concentrada por entero -para la época en la que nos encon-
tramos- en la decisión axiomática que autorízala teoría de conjuntos. tanto que es. La física,- por su parte, entra en la presentación. Le hace
, Que esta axiomática estuviera también .en crisis, desde que Cohén falta algo más, o con mayor exactitud, otra cosa. Pero su compatibili-
estableció que el sistema de Zermelo-Fraenkel no podía prescribir el dad con las matemáticas es de principio.
tipo de multiplicidad del continuo, no hacía sino aguzar mi convic- Naturalmente, esto está muy lejos de decir que los filósofos hayan
ción de que se jugaba ahi una partida crucial, aunque absolutamente ignorado que debía haber un vinculo entre la existencia de las mate-
desapercibida, relativa a la potencia del lenguaje respecto de lo que, máticas y la cuestión del, ser. La función paradigmática de las mate-
del ser-en-tanto-ser, se puede allí sostener desde, la matemática..Me máticas va desde Platón (y sin duda desde Parménides) a Kant, quien,
parecía irónico no haber utilizado, en Théorie du SUJET, la homogenei- a la vez, llevó su uso al máximo -al punto de saludar en ,el nacimiento
dad «conjuntista».del lenguaje matemático más que como paradigmá de las matemáticas, ligadas a Tales, un acontecimiento salvador-para
de las categorías del materialismo. Además, yeía consecuencias muy la humanidad entera (era t^bién el parecer de Spinoza)- y, mediante
agradables de la aserción: «matemáticas = ontología». . • la <dnversión,copemicana»,,agotó el alcance, puesto que es el cierre
En primer, lugar, esta aserción nos libera de la venerable búsqueda de todo acceso al, ser-en-sí lo que funda la universalidad (humana, de-
masiado humana) de las matemáticas. A partir de entonces, excepción
hecha de Husserl, que es un gran clásico rezagado, la filosofía moder-
miRODUGClÓN^ 17
1- EL SER Y EL AGÓNTÉCÍMIENTO
6
El despecho ■ filosófico' proviene únicamente' dé qi-s, si' es' exacto
na-(esto és: poskantiaña) no estará ya encantada sino por el parádigína qué soh'los-filósofos quienes'formuiáronTa-cuestión del ser, no soh^
histórico y, fuera de algunas excepciones-saludadas y reprimidas,, tales ellos, sinoTósmatemáticos, quienes respondieron a ella.-Todo lo'qüé
como las de Cavaillés y Lautman, abandonará las matemáticas a la so- sabemo s y lo que'podremos llegar-a saber del ser-eh-tántb-ser se dis-^
fística anglosajona del lenguaje. En Francia esto ocurrirá, -és preciso
pone, por la mediación-de una teoría pura de ló múltiple^ en- la histo-
decirlo, hasta Lacan.
ricidad discursiva dé las matemáticas'.
Los filósofos, que estimaban haber constituidd el campo en el que
Russell decía-sin creer en ello, por supuesto; nadie en vérdadTb'
cobra sentido la cuestión del ser, dispusieron las mátemáticas, desde
creyó nUn'ca, salvo los igñórahtes, algo qüé él sih duda ño-era- qUelás-
Platón, como modelo de la certeza, ó como ejemplo de la identidad,
embarazándose luego en la posición especial de los «objetos» que ar- matérnáticas'sOn ün' discurso éñ el qüé nO'sé sábé’de qué se hablá, ni-
ticulaban esta certeza o esas idealidades. De allí una relación, a la vez si lo que se dice es-VERDADero/Las matemáticas son-más exactamente
permanente y llena de rodeos, entre filosofía y matemáticas; la prime- el único discurso'qüé «sabe>>-absOlütamente dé qüé'hablá: el ser-como
ra oscilando, para evaluar a la segunda, entre la dignidad eminente del tal, atinqUé ese^saber no tenga en modo alguno nécesidád'dé-ser reflé-
paradigma racional y el desprecio que merecía la insignificancia de xiOñado'dé mánéfa intra-mátémática, puesto'qüé elsér no-es Uri obje-
sus «objetos». En efecto, ¿cuál podía ser el valor de números y fia- to, ñi'pródiga ninguno. Y es también'el únicOj estó'és bien conocido,
ras -categorías de «la objetividad» matemática durante veintitrés si- en-elqué se tiene la' garantía integral y el criterio- dé- lá-vetdád'de lo'
glos-, comparados con la Naturaleza, el Bien, Dios o el Hombre? A qué se diéé, alpuntó qUe está-VERDAD es láúnicá jamás eñcontrádáque
no ser por la «manera de pensan> en ía que esos objetos tóllaban con pUeda ser integralmente transmisible.
la luz de la seguridad demostrativa, parecía quedar abierta la vía a
certezas menos precarias sobre las entidades mucho más gloriosas, de
la especulación. ;. . . Lá tesis'dé-lá idéñti<^d'-éritré mátémáticás y oñlOlogía-no'conviene,
A lo sumo, si se llega a aclarar lo que dice al -respecto Aristóteles, lo sé, ni á'los filósofos ni'á los matemáticos.
Platón imaginaba una arquitectura matemática del ser, úna función «Lá-OñtOlbgíá» filosófica coñí'émqOránéa sé-éncüeñtra-éhtérámén-
trascendente de los números ideales. Recomponía asimismo un cos- '
mos a partir de polígonos regulares, algo que leemos en él Timeo. Pe- te doraínadá'por el nombré de'Heidégger; Aborá'biéñ, para Héidég-
ro este empeño, que encadena ál ser como Todo (él fantasma del ger^ lá^ciencia; dé'la qué ño sé distiñgúéqá matemática; coñstítüyé-el
Mundo) a un estado determinado -de las matemáticas, no puede sino núcleo duro-' de- la- métafísicá; por eso qúédá^ anulada' éñ- la- pérdidá'
engendrar imágenes pérecederas. La -física -cartesiana no escapó a misma dé aquel olvidó efí el qüe- la metafísica'; desde Platón,- había'
ello. fundado'la gárañtíá'de sús objétOs: el ol'vidO délsen El nihilismo mo^'
La tesis -que sostengo no declara en modo alguno qué él sér es ma- dériíO, la' neutralidad' dél- perisamiéñto, tiériéñ- cómo signó mayor' lá-
temático, es decir, compuesto de objetividades, matemáticas. No es Omniprésenciatécñica de la ciencia, qué dispone eírilvidó del olvidó:
una tesis sobré el mundo, sino sobre el discurso. Afirma que las ma- ÉS'eñtóñcés pOcO décir qUé'lá'S matémáticas -qüéyO'sepá, méiicío-
temáticas, en todo su-dévenir histórico, emmciañlo que puede decirse '
del ser-eñ-tanto-sen Lejos de redücirse a tautologías (él sér es lo qué ñadaS'por él sólo" láterálméñte- no son pará' Heideggér úna-víá'dé-ao-
es) o misterios (aproximación siempre diferida^a una Presencia), la césó' a-lá cuestión origiñál; el vector posible de'-úñ-fetóiño háciáHa
ontología es una ciencia rica, compleja, inconclusa, sometida ala dura presenciá-disipádái Son, más exactamente, láb'éguefá'mis'má; lá'gráh-
coerción de una fidelidad (para él caso, la fidelidad deductiva), y es
dé-y máxima'pbtéñciá dé lá Nada, láYorclusíón-délpéñsáiüíéñto-pbr
asi que se comprueba que con solo organizar él discurso de aquello
el sabér. Résultá’por lo demás'sintOmático-qüeTálnstaürációñ platóñi-'
que se sustrae a toda presentación se puede téner por delante-una tarea
ca' dé'-lá- metafísica sé- háyá' acoinp'añadO' dé' üná- formulación' de-
infinita y rigurosa. ■ •.- ^•
lás-
mátémátibás como parádigmá; Así; para Heidéggér puede'iridicárse
18 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO INTRODUCCION 19

desde el origen que las matemáticas son internas al gran «viraje» del ser y el no-ser en la tensión del poema pueden encontrarse tanto en h
pensamiento que se efectúa entre Parménides y Platón, y por el cual, India, en Persia o en China. Si la filosofía-que es la disposición para
lo que estaba en posición de apertura y de velarniento se fija y devie- designar dónde se juegan las cuestiones conjuntas del ser y de lo-que-
ne, a costa del olvido de su propio origen, manipulable en la forma de adviene- nace en Grecia, es porque la ontología establece allí, con los
la Idea. primeros deductivos, la forma obligada ,de su discurso.
El tema del debate con Heidegger llevará, simultáneamente, a la Es el entrecruzamiento filosófico-matemático -legible hasta en el
ontología y a la esencia de las matemáticas, luego, de manera conse- poema de Parménides por el uso del razonamiento apagógico- que
cuente, sobre lo que significa que el sitio de la filosofía sea «original- hace de Grecia el sitio original de la filosofía y define, hasta Kant, el
mente griego». Desarrollo que.puede abrirse del siguiente modo: dominio «clásico» de sus objetos. •
1. Heidegger permanece sometido -incluso en la doctrina del En el fondo, afirmar que las matemáticas efectúan la ontología no
retiro conviene a los filósofos porque esta tesis los despoja absolutamente
y del de-velarniento- a lo que, por mi parte, considero que es justa- de aquello que seguía- siendo, el centro de gravedad de sus propósitos,
mente la esencia de la metafísica, esto es, la figura del ser como entre- el .último refugio de su identidad.. Las matemáticas no tienen hoy, en
ga y don, presencia y apertura, y la de la ontología como proferimiento efecto, ninguna necesidad de la filosofía y asi, se puede decir, el dis-
de un trayecto de proximidad. Llamaré poética a este tipo de ontología, curso, acerca del ser se perpetúa «solo»., Por lo demás, es característi-
preocupada por la disipación de la Presencia y la pérdida del origen. co que este «hoy» resulte, determinado por la creación de la teoría de
Sabemos el papel que desempeñan ios poetas, desde Parménides a Re- conjuntos, de la lógica matematizada, luego, de la teoría de las cate-
né Char, pasando por Hólderlin y Trakl, en la exégesis heideggeriana. gorías y de los topoi. Este esftierzo, a la vez reflexivo e intramatemá-
Me esforzaba por seguir sus pasos, aunque según una apuesta muy di- tico, asegura bastante a la matemática su ser -aunque todavía ciega-
ferente, cuando en Théorie du SUJET convocaba, en ios nudos del mente- para cubrir, de.ahora,en más, las necesidades de su avance.
análi-
sis, a Esquilo y Sófocles, Mallarmé, Hólderlin o Rimbaud.
2. Ahora bien, a la seducción de la proximidad poética -a la que
sucumbo apenas la nombro-^ opondré la dimensión radicalmente sus- : . 5
tractiva del ser, forcluido no sólo de la representación sino de toda
presentación. Diré que el ser, en tanto ser, ño se de deja aproxirnar en El peligro reside en que, si los filósofos pueden sentirse, apenados
forma alguna, sino tan sólo suturar en su vacío a la aspereza .de una al enterarse que, desde los griegos, la ontología tiene la forma de una
consistencia deductiva sin aura. El ser no se difunde en,el ritmo y la: disciplina separada, los matemáticos no estarán por ello satisfechos en
imagen, no reina sobre la metáfora; es el soberano nulo de la inferen-, modo, alguno. Conozco el escepticismo y hasta el desprecio divertido
cia. La ontología poética, que se encuentra -como la Historia- en el con el que los matemáticos reciben ese tipo de revelación concernien-
impasse de un exceso de presencia donde el ser se oculta, debe ser te a su disciplina. Me preocupo poco por ello, ya que en este libro in-
sustituida por la ontología matemática, en la que se realiza por la es- tento establecer lo siguiente: pertenece a la esencia de la ontología
critura la de's-cualificación y la impresentación. Cualquiera sea el pre- efectuarse en la forclusión reflexiva de su identidad. Para aquel que
cio subjetivo, en la medida en que se trata del ser-en-toto-ser, la filo- sabe que la VERDAD de las matemáticas iprocede del ser-en-tanto-ser,
sofía debe designar la genealogía del discurso sobre el. ser -y la hacer matemáticas -y especialmente matemáticas inventivas- exige
reflexión posible de su esencia- en Cantor, Gódel o Cohén, antes que que ese saber no esté en ningún momento representado. Ya que su re-
en Hólderlin, Trakl o Celan. presentación, colocando al ser en posición general de objeto, corrom-
3. Hay una historicidad griega de! nacimiento de la filosofía y sin pe de inmediato la necesidad, para toda efectuación ontológica, de ser
duda esta historicidad puede atribuirse a la cuestión del ser. Sin em- desobjetivante. De ahí naturalmente que eso que los norteamericanos
bargo, no es en el enigrna y el . fragmento poético donde se puede in- - llaman working mathematician encuentre siempre retrógradas y vanas
terpretar el origen. Sentencias de ese orden pronunciadas acerca del
20 ^ EL SER Y EL ACONTEClívíIÉNTO -INTRODUCCIÓN 21

las cbnsíderacibnes generales acerca de su disciplina. No confía-sino ticas, que son elhorizonte de ser de toda racionalidad posible. Laut-
erí quien trabaja codo a codo con él eii'la brecha de los problemas ma- man no duda, a partir de 1939, en aproximar ese proceso a la dialécti-
temáticos del^ momento. Pero esta confianza—que és-lá subjetividad' ca heideggeriana entre el ser y el ente. ¿Acaso vemos que üieudohné
práctico-bntológica misma- es,- por principio^ improductiva en ló qüe está listo a validar esas altas especulaciones antes que las de los épis-
hace a toda'descripción rigurosa de la esencia'genérica-de sus opera- temólogos «corrientes», que llevan un atraso de un siglo? Él no se
ciones; Depeiide por entero de lás innovaciones particulares;' pronuncia al respecto. -
Émpíricaménte, el matemático sospecha'siempre qüé ef filósofo- Pregunto entonces: ¿para qué puede servirle al filósofo la calidad
no sabe lo bastante como pará tener derecho a'lá-palabra; Nadie en' exhaustiva del saber matemático -por cierto buená en sí misma, por
Francia es más-representativo de semejante estado de áninio que Jean' costoso que resulte conquistarla- si no resulta siquiera a los ojo¿ dé
DieUdonné'. Tenemos allí un-matemático unánimemente reconocido los matemáticos una garantía particular de validez para sus conclüsio-
por el-enciclopedismo de su-competencia matemática y la preocüpa-' nes.propiamente filosóficas?
ción de poner siempre en primer plano las reformuiaciónes más rádi-- •En el fondo, el elogio de Lautman que hace Dieudonné és un pro-
cales de la investigación. Jearí Dieudóhhé es¿ por'otro Iado, Un‘Histo-'
cédimiento aristocrático, una investidura. Lautman es reconocido co-
riador de lás matemáticas particularmente- lúcido; Todos los debates
mo perteneciente a la cofradía de los VERDADeros eruditos. •
que conciernen a la-filósófía de su disciplina-lo reqüierén. Sin einbar-'
gO, la tesiS que avanza constantemente eS aquella (en los hechos por Péro que se trate de filosofía sigue y seguirá siendo un excedente
completo exactaj'dél espantoso atraso en el-que se encuentran'los fi- en este reconocimiento.
lósofos respectó'dé las matemáticas'vivientes. Apaftif dé esto, Dieü- Los matemáticos nOs dicen: sean matemáticos. Y si lo somos, nos
dbnné'inñére que Jó qué pueden decir al^résp'écto carece dé actuáli^ encontramos honrados por esa condición, sin haber avanzado siquiera
dad; És particular-menté critico réspecto'de aquélíós (comó'yO, dicho- un paso en cuanto a su convicción y sü adhesión respecto de la esen-
sea'de pásojbuyO interés apunta principalmente ala-lógica y. la-teoria- cia del sitio dei pensamiento matemático: En el 'fondo, Kant, cuyo re-
de conjuntos. Se trata, para .éh de teorías «acabadas», en las que'se ferente matemático explícito, en Crítica de la razón pura, no va mu-
püederi concebir refinainiéntós y sofismas'liasta el infinito, sin' mayor cho más allá de aquel célebre «7 + 5 = 12», disfrutó,, por parte de
intéréS'O consecuencia qué el'de'hacer malábarismos con problemas Poiñearé (un-gigante matemático), de un-reconocimiento filosófico
de geometría-elemental, o'cOnsagrarsé a jos cálculos de matriz (los mayor que el que Lautmán, qué se xtíiexe ÁX hecplus ultra de su tiem-
«absuráos cálcúlos de matriz», cómo él dice): po, encuéritrá en-DiéudOímé y sus colegas.
Jean DieUdóhné líéga ehtonces a la directiva^ única de tener-qué Estamos, 'pues, en condiciones de sospechar de los m'átemáticos,
dominar'eI'có;yM5''matémático activó,' modérn'ó, y aségura qUe ésta ta- que si bien son muy exigentes en lo que hace al saber matemático, se
rea esprácticable,-puestbque además un Alijert' Lautrhan, antes dé sér satisfacen con poco -casi con hada- cuándo se trata de la designación
asesinado'por los'ñazisj-nb-sólb lo había'-lógradb sino qué Había'péíle-- •filosófica déla eséhciá de ese saber. . • -
trado aun-más lejos en. íá naturaleza de la's inVéstigacibn'es de avanza- Ahora bien, en un sentido tienen toda la razón. Sí las matemáticas
da que'üii buen'número de sus contempOránebs'rnatémátiéos; 5un'la 0htología,-'n0 hay otra salida para quien quiera si'tüarse en él
Féro'lá'páradbja sorpréndehte déí elogio dé'BieüdOnné^á Laútmah desarrollo actual de la oh.tología qué la de practicar las matemáticas
es qúbno sé vé'én absoluto que aVále^rnasTos enUiiciados^/í/oíq^coí
de sú riempb. Si la «filosofía» tiene como núcleo la ohtologíá, la -di-
de Lautmámque los de'Ibs ighorañtes-qüe fústigá; Obuirre que esos
réctiva «sean mátémáticog» es-la que corresponde.- Las büévas -tesis
enüriciádos ■ sbrt de un gran rádicálismo; Eáutmári' pone ejemplos ex.-
sobre él ser-en-tarito-ser-no son, en efecto, otra cosa que las huevas
tráídbs de la- actualidad' matemática' más'reciente, al' servicio' de una
teorías, y los nuevos tebremás a los que se consagra el working níath-
visión tfáiisplátónica'de'sus esquémas. Las-matémáticás, para-él;.rea-
lizan-en el pensamiento el-descenso, la procesión de'lás Ideas dialéc-- emaíicianyque es Un «ontólogo sin saberlo»; pero ese.ho-sabér es -la
clavé de sú VERDAD. . '
Es entohces esencial, para sostener -un débate razonado acérca dél
22 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO INTRODUCCIÓN ' 23

USO que aquí se hace de las matemáticas, asumir una consecuencia do alguno que los dominios matemáticos que-menciono sean los más
crucial de la identidad entre las matemáticas y la ontología, esto es, «interesantes»-o los' más significativos del estado actual de las mate-
que la filosofía está en su origen separada de la antología. No porque máticas. Que la ontología sigue su curso más allá de ellos, es una evi-
la ontología no exista -como un vano saber «crítico» se esfuerza en dencia. No digo tempoco que esos dominios estén en posición de fun-
hacemos creer- sino, con más exactitud, porque ella existe plenamen- damento respecto de la discursividad matemática, aun cuando se
te; de modo que lo que es posible decir -y lo dicho- del ser-en-tanto- sitúen en general al principio de todo tratado sistemático. Comenzar
ser no depende, de manera alguna, del discurso filosófico.. no es fundar. Mi problemática no es, como ío dije, la del fundamento,
En consecuencia, nuestro objetivo no es una presentación ontoló- ya que esto sería adelantarse en la arquitectura interna de la ontología;
gica, un tratado acerca del ser, que no es nunca otra cosa que un trata- mi propósito es sólo designar su sitio. Afirmo sin embargo que esos
do matemático (por ejemplo, la formidable Introducción al análisis, dominios son históricamente síntomas, cuya interpretación valida que
en nueve volúmenes, de Jean Dieudonné). Sólo una voluntad de pre- las matemáticas no estén seguras de su VERDAD sino en la medida en
sentación semejante exige pasar por la brecha -angosta- de los pro- que organizan lo que, del ser-en-tanto-ser, se deja inscribir.
blemas matemáticos más recientes. Sin esto, se es un cronista de la . Me alegraría si otros síntomas, más activos, llegaran a ser interpre-
ontología y no un ontólogo. tados, ya que se podría entonces organizar el debate metaontológíco
Nuestro objetivo es establecer la tesis metaontológica de que las en un marco reconocido. Contando quizá, quizá... coií el reconoci-
matemáticas son la historicidad del discurso acerca del ser-en-tanto- miento de los matemáticos. '
ser. Y el objetivo de ese objetivo es asignar la filosofía a la articulación Es necesario entonces decir-a los filósofos que la libertad de sus
pensable de dos discursos (y prácticas) que no son ella: la matemática, operaciones realmente específicas puede derivar hoy de una regula-
ciencia del ser, y las doctrinas de intervención del acontecimiento, el ción definitiva de la cuestión ontológica. Y a los matemáticos, que la
cual designa, precisamente, lo que «no-es-el-ser-en-tanto-ser».
dignidad ontológica de su investigación, aunque obligada a la ceguera-
Que la tesis; ontología =. matemáticas sea meta-ontológica, exclu-
respecto de sí misma, no excluye que, desligados de su ser de working
ye que sea matemática, es decir, ontológica. Es necesario admitir aquí
mathematician, se interesen en aquello que se juega, según otras re-:
la estratificación del discurso. Los fragmentos matemáticos, cuyo uso
glasy para otros fines, en la meta-ontología. Que en todo caso estén
prescribe la demostración de esta tesis, están comandados por reglas
filosóficas y no por las de la actualidad matemática. En líneas genera- persuadidos de que la VERDAD está ahí en juego y que es ei hecho de
les, se trata de esa parte de las matemáticas en la que se enuncia his- haberles confiado para siempre «el cuidado del ser» lo que la separa
tóricamente que todo «objeto» se puede reducir a una multiplicidad del saber y la abre al acontecimiento.
pura, edificada sobre la impreseníación del vacío (la teoría de conjun- Con la sola esperanza -pero ello basta- de inferir a partir de ella,
tos). Naturalmente, esos fragmentos se pueden entender como un cier- matemáticamente, la justicia.
to tipo de marcación ontológica de la meíaontología, un índice de
desestratificación discursiva, incluso como una ..circunstancia aconte-

O
cimiental [événementielle] del ser. Esos puntos serán discutidos a

s
continuación. Por el momento, nos basta saber que no es contradicto-
rio considerar'esos trozos de.matemática casi inactivos -como dispo- Si la realización de la tesis «las matemáticas son la ontología» es
sitivos teóricos- en el desarrollo de la ontología, en la que reinan más la base de este libro, ella no es de ningún modo el objetivo. Tan radi-
bien la topología algebraica, el análisis funcional, la geometría-dife- cal como pueda ser, esta tesis no hace sino delimitar el espacio propio
rencial, etc., y estimar al mismo tiempo que siguen siendo apoyos posible de ,1a filosofía. Es, por cierto, una tesis metaontológica, o filo-
obligados, y singulares^ para las tesis metaontológicas. • sófica, que se hizo necesaria en la SITUACIONón actual
Intentemos entonces disipar el malentendido. No pretendo en mo- acumulada de las
matemáticas (después de Cantor, Godel y Cohén) y la filosofía (des-
pués de Heidegger). Pero su función es abrirse a los temas específicos
24 ELSERYELACONTECIMIE'NTÓ. •INTRODUGCIÓN 25

de la filosofía moderna y en particular-puesto que la- matemática es SU validez técnica, que los confinó hastaiel .presente al escenario aca-
el guardián del ser-en-tanto-ser- al problema dé «lo-querno-es-el-ser- ,dérriicO :de,lQS,últimos especialistas en teoría .de conjuntos. Derecho,
en-tanto-ser», del que es precipitado y, a.decir VERDAD, estéril^, regulan.según su propio orden el viejo-problema de los .indiscernibles,
declarar refutan a,;Leibniz y abreniel pensamiento a la captura.sustractiva de la
de inmediato que se trata del no-ser. Como lo deja prever la^tipológía- VERDAD y del SUJETo.
periodizada con la que comencé ésta introducción, el dominio (que no Este libro también está destinado a hacer saber que en los cprnien-
un dominio, sino en todo caso un inciso o, como se verá^ im suplé- .zos délos años sesenta tuvo-lugaruna revolución .intelectual cuyo
mento) de lo-que-no-es-el-ser-en-tanto-seri se organiza a.mi entender
.vector ;fueron las matemáticas,_pero que .repercutió en toda la.exten-
alrededor de dos conceptos, apareados y esencialmente nuévosj que
:sión del pensamiento posible, y:propone asimismo a la fil.osofíafareas
son, los de VERDAD y SUJETo.
por entero nuevas. Si en las meditaciones finales (dé la 31 a la 36), re-
El vínculo entre la VERDAD y el SUJETo puede parecer, por
-.laté en detalle las operaciones de Cohen, si:tomé-:prestados,,si expoFté
cierto, anr
tiguo o, en todo caso, sellar el destino dé la primera modermd,ad filo- ;Ios términos «genérico» y «forzamiento», al punto .de hacer preceder
sófica, cuyo nombre inaugural es Descartes. Pretendo, sin embargo, su aparición matemática-por su despliegue filosófico, .es para .que-.re-
que esos términos sean aquí reactivados'desde una'perspectiva dife- sulte ál fin percibido y orquestado este acontecimiento Cohén, tan ra-
rente y que este libro funde una doctrina efectivamente poscartesiana, .dicalmente .dejado..fuera defo.da intervención y ,demd.o.sentido,¿que
e incluso, poslacaniana, de .lo que para el pensamiento des-liga^ a la .-prácticamente no existe de él versión alguna, ni -siquiera técnica,,en
vez, la conexión heideggeriana del ser y la VERDAD,' e instituye.al- lengua francesa. . ;
suje-
to, no como soporte u origen, sino como fragmento del proceso de
una, VERDAD. 7'
De igual modo, si una categoría tuviera que ser designada como
emblema de mi empresa, no sería ni lo múltiple puro dé Cantor, ni lo -Tanto Ia:.reunión-.[r.écc//^cíioK] ideal:de una VERDAD, como
conMructible de. Godel, ni el vacío por el cual'el ser es nombrado, ni ja.ins-
siquiera el acontecimiento, en el que se origina la supleméntación por tarícin finita de.tal reunión -que es, a.mi entender, uníujeto- se-.ligan
lo-que-no-es-el-ser-en-tantq-ser. Esa categoría seríá lo-genérico. --entonces a lo .que ,-llamaré .-.procedimientos genéricos .(hay cuatro
de
El término «genérico», por un efecto de borde. en el que las mate^ ellos: el amor, el arte, la ciencia y la política). El pensamiento de lo
máticas hicieron el duelo de su arrogancia fundadora, lo tomo presta- •genérico, supone la .travesía completa de las categorías del ser ,(múlti-
do de un .matemático, Paul Gohen. Con los descubrimientos dé Cohén ple, vacío, naturaleza, infinito...) y del acontecimiento (ultra-uno, in-
(1963), culmina el gran monumento de pensamiento que comienzan decidible, intervención,ifidelidad...). Cristaliza a tal punto los concep-
Cantor y Frege a fines del siglo XIX. Fragmentada,, la teoría de con- tos que casi no se puede-dar luna imagen .de .él. No obstente, se .dirá
juntos se muestra inepta para desplegar sistemáticamente el cueipo- .que está ligado ál profundo problema,de lo indiscernible, de lo in-
entero de las matemáticas y hasta para resolver su.problema central, nombrable, de lo absolutamente cualquiera. Un múltiple genérico (y
aquel que atormentara a Cantor bajó el nombre, de la Hipótesis del 'ese-es;siempre:-e,/,,5erde una VERDAD), queda susíraído:al;saber,
continuo. La orgullosa empresa dergrupo-Bourbakiren Francia; se desca-
desvanece.. lificado, impresentable. Y sin embargo -rés una, apuesta .crucial de .este
Pero la lectura filosófica.de este acabamiento autoriza; a contra- libro—se demostrará.que se .deja pensar.;
rio,Xoáas las expectativas filosóficas. Quisiera decir-aquí que los con--- ■Lo que ocurre .en,el. arte, en la ciencia, en la VERDADera y
c.eptos dé Cohén (genericidad y forzamiento) constituyen, a mi enten-- .escasa
der, un topos intelectual al menos tan ñindamental como lo fueron, eti- política,; en .él amor (si .existe), es la aparición de un indiscernible, del
su tiempo, los famosos teoremas de Godel. Operan-riiucho más allá de: tiempo, que no^es.p.or-esa razón iii un múltiple-.conocido.o reconoci-
do,-ni;UDa singularidad.inefable, pero que detenía en su ser-múltiple
todos los.rasgosicomunes del colectivo considerado y, en .ese sentido,
26 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO INTRODUCCIÓN 27

es VERDAD de su ser. El misterio de esos procedimientos fue, en gene- de los saberes. Se comprenderá entonces que mi propósito no es nun-
ral, remitido ya sea a sus condiciones representables (el saber de lo ca epistemológico o de filosofía de las matemáticas. Si éste fuera el
social, de lo sexual, de la técnica...), o al más-allá trascendente de su caso, habría discutido las grandes tendencias modernas de esa episte-
Uno (la esperanza revolucionaria, la fusión amorosa, el éx-tasis poé- mología (formalismo, intuicionismo, finitismo, etc.). La matemática
tico...). Con la categoría de lo genérico, propongo un pensamiento es aquí citada para que se ponga de manifiesto su esencia ontológica.
contemporáneo de esos procedimientos que muestre que son simultá- Así como las ontologías de la Presencia citan y comentan los grandes
neamente indeterminados y completos, porque, perforando todas las poemas de Holderiin, de Trakl o de Celan, y nadie encuentra censura-
enciclopedias disponibles, comprueban el ser-común, el fondo-múlti- ble que el texto poético' resulte así a la vez expuesto e incidido, de
ple del lugar del que proceden. igual modo es necesario concederme, sin volcar la empresa del lado
Un SUJETo es, a partir de allí, un momento finito de esa comproba- de la epistemología (como tampoco la de- Heidegger del lado de la
ción. Un SUJETo comprueba ¡ocalmente. Se soporta sólo en un proce- -simple estética), el derecho a citar e incidir el texto matemático. Ya
dimiento genérico y no hay entonces, strictu sensu, otro SUJETo que ei que lo esperable de esta operación es menos un saber rnatemátíco que
artístico, el amoroso, el científico o el político. la determinación del punto en ei que el decir del ser adviene, en exce-
Para pensar auténticamente lo que no está mencionado aquí sino a so temporal respecto.de sí mismo, como una VERDAD, siempre artística,
grandes trazos,- es necesario comprender cómo el ser puede ser suple- científica, política 0 amorosa.
mentado. La existencia de uiia VERDAD queda suspendida a la ocurren- Es una prescripción de nuestro tiempo que la posibilidad de citar
cia de un acontecimiento. Pero como el acontecimiento no se'decide las matemáticas sea exigible para que VERDAD y SUJETo puedan
como tal sino en la retroacción de una intervención, hay finalmente
pensar-
una trayectoria compleja, que restituye el plan de este libro. Esa tra-
se en su ser. Me será permitido decir que esas citas son, a fin de
yectoria es la siguiente:
cuentas, más universalmente accesibles y unívocas que las de los
1. El ser: múltiple y vacío. Platón/Cantor. Meditaciones 1 a 6.
2. El ser; exceso, estado de una SITUACIONón. poetas.
¿Uno/múltiple, todo/par-
tes, o e/c ? Meditaciones 7 a 10.
. 3. El ser: naturaleza e infinito, o Heidegger/Galileo. Meditaciones
11 a 15. Este libro, conforme al santo misterio de la Trinidad, es «tres-en-
4. El acontecimiento-, historia y uhra-uno. Lo-que-no-es-el-ser. uno». Está constituido por treinta y siete meditaciones, térmiilo qué
Meditaciones 16 a 19. remite a las características del texto de Descartes: el orden de las ra-
5. El acontecimiento: intervención y fidelidad. Pascal/axioma de zones (el encadenamiento conceptual es irreversible), la autonomía te-
elección, Holderlin/deducción. Meditaciones 20 a 25. mática de cada desarrollo y un método de exposición que evita pasar
6. Cantidad y saber. Lo discernible (o constructible); Leibniz/Go- por la refutación de las doctrinas establecidas o las adversas, para des-
del. Meditaciones 26 a 30.
7. Lo genérico: indiscernible y VERDAD. El acontecimiento - P, J. plegarse a partir-de sí mismo. No obstante, el lector notará pronto que
Cohén. Meditaciones 31 a 34. hay tres tipos bien diferentes de meditaciones. Algunas exponen, rela-
8. El forzamiento: VERDAD y SUJETo. Más allá de Lacan. cionan y despliegan los conceptos org'ánicos del trayecto de pensa-
Meditacio- miento propuesto. Llamémoslas meditaciones puramente conceptua-
nes 34 a 37. les. Otras interpretan-, en un pimto singular, textos^de la gran historia
de la filosofía (son, según el orden seguido, once nombres: Platón,
Como puede verse, se requiere el recorrido necesario de los frag- Aristóteles,.. Spinoza, Hegel, Maliarmé, Pascal, Holderiin, Leibniz,
mentos matemáticos para enganchar, en un punto excesivo, esta tor- Rousseau, Descartes y Lacan). Llamémoslas meditáciones textuales.
sión sintomática del ser, que es una VERDAD en el tejido siempre total Otras, por último, se apoyan en fragmentos del discurso matemático,
28 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO - INTRODUCCIÓN 29

por .consiguiente, del discurso ontológico. Llarnémoslas.mediíaciones ün pensamiento útil más allá de sí mismo. Los cinco «ma.cizos» mate-
metaontológicas. ¿Cuál es el grado de dependencia de esas,tres ramas, iís: máticos utilizados son los siguientes:
•.cuyo cruce es este libro? , . , ;- - Los axiomas de la teoría-de conjuntos, introducidos, explicitados
- Es ciertamente posible, aunque árido, leer sólo las meditaciones 's-
-íl:.
y comentados filosóficamente (partes 1 y 2; luego 4 y 5). No hay allí,
conceptuales. Sin embargo, la prueba de que las matemáticas .son Ja fc VERDADeramente, ninguna dificultad para nadie, como no sea la que
Ü
ontología no .está administrada realmente allí y .el VERDADero , '■ envuelve a cualquier pensamiento ordenado.
origen de W. - La teoría de los números ordinales (parte 3). Se puede decir otro
nuevos conceptos permanece de ese m.odo oscuro, aun cuando se es- tanto.
tablezca,su encadenamiento. Por otra:parte, la.pertinencia de:este .dis- i - Algunas indicaciones acerca de los números cardinales (medita-
ción 26), donde voy un poco más rápido, pero dando por supuesto el
positivo para una-.lectura transversal.de la historia-de la filosofía, .-
.que
* ejercicio de todo cuanto precede. El apéndice 4 completa estas indica-
ciones, y es, según entiendo, de un gran interés intrínseco.
se puede.oponer a la de Heidegger, queda.en-suspenso., •
- Lo constructible (meditación.29).
- Es .casi posible leer sólo las meditaciones textuales, al .precio , -Lo genérico y el forzamiento (meditaciones 33^ 34 y ,36).
sin Estos dos últimos desarrollos son a la vez decisivos y más traba-
embargo de,un sentimiento de discontinuidad interpretativa y sin/que dos. Pero valen la pena, VERDADeramente, y busqué una exposición
.el lugar de la interpretación sea captado realmente. En esta lectura,-se abierta a todo esfuerzo. Muchos detalles técnicos son relegados al
transforma al.libro en una colección,de,ensayos,-,de Jos cuales sólo se apéndice o pasados por alto.-
puede decir que es razonable leerlos en un/cierto orden. . Abandoné el sistema de notas obligatorias o numeradas. Ya que si
- Es posible leer únicamente las meditaciones metaontológicas. se interrumpe la lectura con una cifra ¿por qué no poner en el texto
í¡f:
Pero el peso propio de las matemáticas amenaza-conferir .a Jas ..inter- aquello, mismo a Jo que se convoca.así al lector?. Si ese lector se plan-
pretaciones filosóficas, si no están.SUJETas al cuerpo/conceptual, tea una:pregunta, podrá ir a ver al final del volumen si respondo a
.sólo ella, No será su culpa, por haber salteado la nota, sino mía, por haber
:un valor de.intersticio o.de escansión.-S.e.transforma..eníonce,s al frustrado su demanda.
libro Al final del libro se podrá encontrar un diccionario de conceptos.
en un .estudio conciso y comentado de algimos fragmentos cruciales
de la teoría de conjuntos.
Que la filosofía sea, como lo anticipé, una circulación en lo re-
ferencia!, no queda plenamente cumplido sino en la medida en que se
recorre el conjunto. No obstante, ciertas combinaciones de a .dos (con-
ceptuales + textuales, o conceptuales +.metaontológicas).son sin duda
practicables.
;Las matemáticas tienen un poder propio de fascinación-y de . es-
panto, que considero está establecido sociálmente y no.tieneminguna
razón intrínseca. Nada está aquí presupuesto, como'.nO.sea.una.aten-
ciónJibre y.despojada de ese espanto a N a d a , sálvO im hábito
de escrituras abreviadas o formales,.cuyo principio es recordado, y
las convenciones-detalladas.en la «nota té.cnica»ique sigue,-a la medi-
•tación3.
Convencido, con.todos los epistemólogos, de que el sentido .de-un
concepto matemático no es inteligible .sino cuando .-se rnide su com-
promiso .en Jas. demostraciones, puse aténción..en,restituirun.büen nú-
mero de encadenamientos. JDejé para el apéndice.algunos.recorrid-os
deductivos más delicados,-pero'instructivos. No .demuestro más.a par- i
tir del momento .en que el tecnicismo .de Ja prueba:deja'de. propiciar
Jl
t

ii
i . MEDITACIÓN UNO

Lo uno y lo múltiple: condiciones


a priori de toda ontología posible

íí
íi'
s:

La experiencia por la cual la ontología, desde su disposición par-


menídea, se convierte en :el pórtico de un templo en ruinas, es la-si-
guiente: aquello que se presenta es esencialmente múltiple, aquello
que se presenta es esencialmente uno. La reciprocidad de lo uno y del
ser es, por cierto, el axioma inaugural del discurso filosófico, exce-
lentemente enunciado por Leibniz: «Aquello quemo es un ser, no es
un ser». Pero es también su impasse, en el que los torniquetes del
Parménides áe Platón nos ejercitan.en esa singular voluptuosidad de
no .ver-venir jamás el momento de concluir. Pues si el ser es lo uno, es
necesario llegar a plantear que lo que no es uno, o sea lo múltiple, no
es. Conclusión que repugna al pensamiento, puesto que lo que se pre-
9 senta es múltiple, y no se ve cómo podría abrirse un acceso al ser fue-
I; ra de toda presentación. Si la presentación no es, ¿tiene todavía algún
■ sentido designar como ser aquello que (se) presenta? E inversamente,
i
jl si la presentación es, será necesario que lo múltiple sea, de donde re-
l:
sulta, por una parte, que el ser y lo uno ya no se corresponden y, por
otra, que no es necesario afirmar como uno aquello que se presenta,
en tanto que es. Lo cual repugna al pensamiento, pues la presentación
es ese múltiple sólo en tanto que lo que ella presenta se puede-contar
por uno. Y así sucesivamente. • '
Estamos en el punto de una decisión, la de romper con los miste-
rios de lo uno y de lo múltiple en los que la filosofía nace y desapare-
ce, Fénix de su consumación sofísticá. Decisión cuya única fórmula
posible es la siguiente: lo uno no es. No se trata, sin embargo, de ceder

I
I
Ú
34 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LO UNO Y LO MÚLTIPLE 35

en lo que Lacan vincula a lo simbólico como su principio: hay Uno [il Lo que habrá sido contado por uno, de no serlo, se comprobaría
y a de l'Un]. Todo se juega en el terreno de la separación entre la su- múltiple.
posición (que es necesario rechazar) de un ser de, lo uno y la tesis de Por consiguiente, és siempre en el aprés-coup de la cuenta que la
su «hay». ¿Qüé puede haber ahí [y] que no sea?’En rigor, ya es por presentación sólo es pensable como múltiple y que se dispone la iner-
cierto decir demasiado cüando se afirma «hay Uno», ya que el «ahí», cia numérica de la SITUACIONón. Pero no hay
tomado como localización errante, concede a lo uno un punto de ser. SITUACIONón sin el efecto de
Lo que es necesario enunciar es que lo uno, que no es, existe sola- cuenta, luego, es justo enunciar que la presentación como tal es, en
mente como operación. O mejor aún: no hay uno, sólo hay cuenta- cuanto al número, múltiple.
por-uno. Lo uno, al ser una operación, no es jamás una presentación. • Algo que también puede.ser dicho así: lo múltiple es la inercia re-
Conviene tomar totalmente en serio que «uno» -sea un número. Enton- vélable de manera retroactiva a partir del.hecho de que la operación
ces -a menos que se decida pitagorizar-, no hay lugar para sostener de euentá-por-unó debe efectivamente producirse para que haya uno.
que el ser en tanto ser sea número. ¿Significa que el ser tampoco es Lo múltiple es ..el predicado inevitable de lo que está estructurado,
múltiple? En rigor, sí, puesto que sólo es múltiple en tanto adviene a pues la estructuración -es decir, la cuenta-por-uno-, és un efecto. Que
la presentación. lo .uno, que no es, no pueda presentarse sino sólo operar funda «hacia
En suma: lo múltiple es el régimen de la presentación; lo uno es, atrás» de su operación que la presentación se inscribe en el régimen
respecto,,de ella, un.resultado operatorio; el ser es aquello que (se) de lo múltiple. . ■
presenta, no siendo, por ese hecho, ni uno (pues sólo la presentación Está claro que .lo múltiple se encuentra escindido. «Múltiple» se
es pertinente para la cuenta-por-uno), ni múltiple (pues lo múltiple es .dice, en efecto, de la presentación retroactivamente aprehendida como
solamente el régimen de la presentación). í •• • no-una, en la medida en que el ser uno es un resultado. Pero «múlti-
Fijemos el vocabulario. a. Siendo la presentación efectiva, una ple» se dice también de la composición de la cuenta, o sea de lo múl-
SITUACIONón es el lugar del tiple como «muchos unos», contados por la acción de la estructura.
tener-lugar, cualesquiera sean los términos de la multiplicidad impli- Hay una multiplicidad de inercia, la de "la presentación, y una multi-
cada. Toda SITUACIONón admite un operador de cuentarpor-uno plicidad de composición, que es la del número y la del efecto de: es-
que le es tructura. ■ ' . •.
propio. La definición más general de una estructura es la que prescri- Convengamos en llamar multiplicidad inconsistente a la primera'y
be, para una multiplicidad presentada, el régimen de cuenta-porr-uno. multiplicidad consistente a la segunda. •.
Cuando en una SITUACIONón, algo -sea lo que fuere^ es.- Una SITUACIONón, es decir, una presentación estructurada,
contado por es, en rela-
uno, eso significa solamente su pertenencia a la SITUACIONón ción con los mismos términos, su doble multiplicidad -inconsistente y
según el consistente-, establecida en el reparto de la cuenta-por-uno, la incon-
modo propio de los efectos de su estructura. ■' '' sistencia «hacia atrás», la consistencia «hacia adelante». La estmctura
, Una estructura es aquello por lo cual el número adviene al múlti- es, a la vez, lo que obliga a considerar, por retroacción, que la presen-
ple presentado. ¿Es decir que lo múltiple, como figura de la presenta- tación,es un múltiple (inconsistente) y lo que autoriza, por anticipa-
ción, no es «aún» un número? Al respecto, es necesario no perder de ción, a componer los términos de la presentación como las únic^des
vista que toda SITUACIONón está estructurada. En ella, lo de un múltiple .(consistente). SeTeconocerá que este reparto de la obli-
múltiple es legi- gación y la autorización hace de lo uno, que no es, ima ley. Es lo mis-
ble retroactivamente como «anterior» a lo uno, en tanto que la cuenta- mo decir de lo uno que no es y afirmar que es una ley del múltiple, én
por-uno es siempre un resultado. El hecho de que lo xmo sea ima ope- el doble sentido de ser aquello por lo cual lo múltiple está forzado a
ración nos permite decir que el dominio de la operación no es uno revelarse como tal y lo que regla su composición estructurada. •
(pues lo uno no es); en consecuencia, es múltiple, ya que en la pre- ¿Cuál es el discurso que puede constituirse acerca del ser, en tanto,
sentación, lo que no es uno es .necesariamente múltiple. La euenta- ser, que sea consecuente con lo que precede?
por-uno (la estructura) instituye, en efecto, la omnipertinencia del par
uno/múltiple para toda SITUACIONón
36 EL SER Y EL ACONTECiMIENTO LO UNO Y LO MÚLTIPLE " 37

en el que a.pártir de la interrupción de toda SITUACIONón


presentadora
No hay sino SITUACIONones. La ontología, si existe, es una Iprésentative], al término de un ejercicio espiritual negativo, se gaña
SITUACIONón. una Presencia que es exactamente la del ser de lo Uno en tanto no-ser,
Nos topamos inmediatamente con una doble dificultad. esto es, la rescisión de todas las funciones de cuenta de lo Uno; que,
Por un lado, una SITUACIONón es una presentación. ¿Es por último, en lo.que hace al lenguaje, esta vía plantea que su recurso
necesario qué poético, por la falla que introduce en la ley de las nominaciones, es el
haya una presentación del ser como tal? Parecería, más bien, que «el
único en condiciones de exceptuarse, en la medida de lo posible, del
ser» estuviera comprendido en lo que presenta toda presentación. No
régimen corriente de las SITUACIONones.
se concibe que pueda presentarse en tanto ser.
La dimensión sorprendente de los efectos de esa elección es, por
Por otro lado, si la ontología—discurso sobre el ser-en-tanto-ser-
cierto, la que me convoca a no ceder ante aquello que la contradice de
es una SITUACIONón, admite un modo de cuenta-por-uno, una.
estructura. punta a punta. Mantendré -es la apuesta de este libro- que la ontolo-
¿Pero acaso la cuenta-por-uno del ser., no nos reconduce a las aportas gía es una SITUACIONón. Tendré, pues, que resolver los dos
de la sofística en las que lo uno y el ser se corresponden? Si lo uno no grandes pro-
es, ya que es sólo la operación de cuenta, ¿no es necesario ádmitir que blemas que se desprenden de esta opción -el de la presentación, dél
el ser .«o es unol Y en ese caso ¿no estará sustraído a toda cuenta? Es, que se deriva que se puede hablar racionalmente del ser-en-tarito-ser,
por lo demás, lo que afirmamos al declararlo heterogéneo'a la oposi- y él de la cuenta-por-uno- en vez de hacerlos desaparecer en la pro-
ción de lo uno y lo múltiple. . mesa de xma excepción. Si lo consigo, será en virtud de haber reñita-
Algo que también puede ser dicho así: no hay estructura del ser. do punto por punto las consecuencias de lo que, de aquí en más, de-
Es en este punto que aparece la Gran Tentación, a laxual las «on- signaré como las ontologías de la presencia, pues la presencia es
tologías» filosóficas no han históricamente resistido, y que consiste exactamente lo contrario de la presentación. Conceptualmente, es en
en forzar el obstáculo sosteniendo que, en efecto, la ontología no es el régimen positivo de la predicación -e incluso de la formalización-
una SITUACIONón. - que daré testimonio de la existencia de una ontología; la experiencia
Decir que la ontología no es una SITUACIONón significa será la de la invención deductiva, en la que el resultado, lejos de cons-
que el.ser no tituir la singularidad absoluta de la santidad, será integralmente trans-
puede significarse en lo múltiple estructurado y que sólo una expe- misible en el saber; el lenguaje, por último, rescindiendo to'do póema¿
riencia situada más allá de toda estructura da acceso al velamiento de será en potencia lo que Frege designaba como ideografía-. El conjunto
su presencia. La forma más majestuosa de esta convicción la constitu- opondrá a la tentación de la presencia, el rigor de lo sustractivó, según
ye elenunciado platónico según el cual la Idea del Bien, aunque dis- el cual el ser no es dicho sino en tanto imposible de suponerlo para to-
pone de ser, en tanto ser-supremamente-ser,’en el lugar de lo inteligi- (k presencia y para toda experiencia.
ble, no queda por ello menos éneKstva rqc oúa/ac, «más allá de la «Sustractivó» se opone aquí, como se verá, a la tesis heideggeria-
substancia», es decir, impresentable en la configuración de lo-que-se- na de un retiro del ser. En efecto, no es en el retiro-de-su-preséncia
sostiene-ahí, Idea que no es una Idea, pero que sostiene a la ideálidad que el ser fomenta el olvido de su disposición ofiginal, hasta destinar-
de la Idea en su ser (TÓ sívai) y que, en consecuencia, al no darse a nos -a nosotros, en lo más extremo del nihilismo- a ún«rétorno»
conocer en la articulación del lugar, puede solamente ser vista, con- poético. No, la VERDAD ontológica obliga más y es menos profética:
templada, según la mirada resultante de un recorrido iniciático. es
. Yo cruzaré a menudo esta vía. Es bastante sabido que, conceptual-.
el ser forcluido de la presentación lo que encadena al ser como tal a
mente, ella se da en las teologías negativas, para las cuales el fíiera-
ser, para el hombre, decible, en el efecto imperativo de una ley, la más
de-SITUACIONón del ser .se comprueba en su heterogeneidad a
rígida de todas las leyes concebibles: la ley de la inferencia demostra-
toda presen-
tiva y formalizable.
•tación y a toda predicación, es decir, su radical extrañéza tanto a la
forma múltiple, de las SITUACIONones, como al régimen de la El hilo conductor que iremos siguiendo es, entonces, el de sostener
xuenta-por- las paradojas aparentes de la ontología como SITUACIONón.
uno, extrañeza que instituye lo Uno del ser, arrancado a lo múltiple y Como podrá
nombradle solamente como Otro absoluto; que, desde el punto, de vis-
ta de la experiencia, esta vía se subordina al anonadamiento místico.
38 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LO UNO Y LO MÚLTIPLE 39

suponerse, sin esfuerzo, todo este libro no basta para eliminarlas. Pero presentación en general, esto es, de lo múltiple en tanto múltiple, sus-
abramos la pista. :. traído en su ser a lo uno.
Si no puede haber una presentación del ser, puesto que el ser ad- Para que la multiplicidad sea presentada, ¿no es necesario acaso
viene en toda presentación -y és lo que hace que él no se presente-, que se inscriba en la ley misma en virtud de la cual lo uno no esl ¿Y,
nos queda sólo una salida: que la SITUACIONón ontológica sea la consecuentemente, que lo múltiple, aun cuando su destino sea consti-
presenta- tuir el lugar donde opera lo uno (el «hay» del «hay Uno»), sea, en
ción de la presentación. Si, en efecto, tal es el caso, es posible que sea cierto modo, él mismo sin-uno? Lo que deja traslucir la dimensión in-
del ser-en-tanto-ser de lo que se trate en esta SITUACIONón, ya consistente de lo múltiple de toda simación.
que el úni- Pero si en la SITUACIONón ontológica la composición que
co acceso al ser que nos es dado son las presentaciones. Por lo menos, autoriza la
una SITUACIONón cuyo múltiple presentador es el de la estructura no teje de unos lo múltiple ¿qué otra composición autoriza
presentación mis- esta estructura? En definitiva, ¿qué es contado por uno?
ma, puede constituir el lugar desde el cual se aprehende todo acceso - La exigencia a priori impuesta por esta dificultad se resume en
posible al ser.
dos tesis, requisitos para toda ontología posible:
¿Pero qué significa que una presentación sea presentación de la
1. Lo múltiple, del cual la ontología hace una SITUACIONón,
presentación? ¿Es esto al menos concebible?
no se
El único predicado que hasta ahora hemos afectado a la presenta-
compone sino de multiplicidades. No hay uno. O bien: todo múltiple
ción es lo múltiple. Si lo uno no se corresponde con el ser, en cambio
sí lo hace lo múltiple con la presentación, en su escisión constitutiva es un múltiple de múltiples.
en multiplicidad consistente e inconsistente. Por supuesto, en una si- 2. La cuenta-por-uno no es sino el sistema de las condiciones a tra-
tuación estructurada —y todas lo son— lo múltiple de la presentación es vés de las cuales lo múltiple se deja reconocer como múltiple.
ese múltiple, cuyos términos se dejan numerar a partir de la ley que es Tengamos cuidado: esta segunda exigencia es extrema. Quiere de-
la estructura (la cuenta-por-uno). La presentación «en general» queda cir, en efecto, que lo que la ontología cuenta por uno no es «un» múl-
más bien latente del lado de la multiplicidad , inconsistente, que deja tiple, en el sentido en el que ella dispondría de un operador explícito
aparecer, en, la retroacción de la cuenta-por-uno, una suerte de irre- de reunión de lo múltiple en uno, de una definición del múltiple-en-
ductibilidad inerte, de im dominio, de lo presentado-múltiple para el tanto-que-uno. Esta vía nos haría perder el ser, ya que volvería a ha-
cual hay operación de cuenta. cerlo corresponder con lo uno, si tal fuera la estructura de la ontolo-
De lo anterior se infiere la siguiente tesis: si una ontología es posi- gía. Así, la ontología diría en qué condiciones un múltiple hace un
ble, esto es, una presentación de la presentación, ella es múltiple. Pero no es el caso. Lo que se necesita es que la estructura
SITUACIONón de operatoria de la ontología discierna lo múltiple sin tener que hacerlo
lo múltiple puro, de lo múltiple «en sí». Con mayor precisión: la ontó-, uno y, en consecuencia, sin disponer de una definición de lo múltiple.
logia no puede ser sino una teoría de las multiplicidades inconsisten- La cuenta-por-uno debe aquí prescribir que todo aquello sobre lo que
tes en tanto tales. «En tanto tales» quiere decir: aquello que es pre- legisla es multiplicidad de multiplicidades .e-impedir que todo lo que
sentado en, la SITUACIONón ontológica es lo múltiple, sin otro es «otro» que lo múltiple puro -sea lo múltiple dé esto o aquello, o lo
predicado múltiple de irnos, o la forma misma de lo uno- advenga a la presenta-
que su inuitiplicidad. La ontología,, en tanto exista, será necesariamen- ción que ella estructura. .i
te ciencia de lo múltiple en tanto múltiple. No obstante, esta prescripción-prohibición no puede en ningún ca-
Pero suponiendo que tal .ciencia exista, ¿cuál seria su estructura, es so'ser explícita, no puede decir «acepto sólo la multiplicidad pura»,,'
decir, la.ley de cuenta-por-uno que la rige como SITUACIONón pues necesitaría en ese caso tener el criterio, la definición de ló que
conceptual? ella es, o sea, nuevamente, contarla por uno y perder el ser, ya que la
Parece inaceptable que lo múltiple se componga de unos, puesto que presentación cesaría de ser presentación de la presentación. La pres-
la presentación, que se trata de presentar, es en sí multiplicidad y lo cripción resulta, así, totalmente implícita. Opera de tal modo 'que sólo
uno no es ahí sino un resultado. Componer lo múltiple de acuerdo con
lo uno de una ley -de una estructura- implica por cierto la pérdida del
ser, por cuanto el ser sólo es «en SITUACIONón» como
presentación de la
40 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LO UNO Y LO MÚLTIPLE 41

se trata de multiplicidades puras, sin encontrar jamás un concepto de- sisténte; mientras que se autoriza que su inconsistencia (su pura mul-
finido de lo múltiple. tiplicidad presentadora) sea ontológicámente consistente.
¿En qué consiste una. ley cuyos objetos están implícitos? ¿Una La ontología, axiomática de la inconsistencia particular de las mul-
descripción que no nombra -en su operación misma- lo único a lo tiplicidades, captura el en-sí de lo múltiple mediante la puesta en con-
cual admite aplicarse? Se trata, evidentemente, de un sistema de axio- sistencia de toda inconsistencia y la inconsistencia de toda- consisten-
mas. En efecto, una presentación axiomática consiste en partir de tér- cia. Así, ella deconstruye todo efecto de uno, fiel al no-ser de éste,
minos no definidos, para prescribir la regla de su uso. Esta regla para disponer, sin nominación explícita, el juego reglado de lo múlti-
cuenta por uno en el sentido en que los términos, no definidos, lo son, ple como forma absoluta de la presentación, por lo tanto, el modo se-
sin embargo, por su composición. Se encuentra de hecho prohibida to- gún el cual el ser se propone a todo acceso.
da composición en la que la regla falle. Se encuentra de hecho autori-
zado todo lo que sea conforme a la regla. Jamás se encuentra una de-
finición explícita de aquello que la axiomática cuenta por uno, cuenta
como sus objetos-unos.
Está claro que sólo una axiomática puede estructurar una
SITUACIONón
en la que lo que es presentado es la presentación. .Sólo ella, en efecto,
evita tener que hacer uno de lo múltiple, al que deja en lo implícito de
las consecuencias regladas en las que se manifiesta como múltiple. .
Se comprende ahora por qué una ontología produce el trastorno de
la diada consistencia-inconsistencia respecto de las dos caras de la
ley, obligación y autorización.
Como lo he señalado, el tema axial de la doctrina del ser es la mul-
tiplicidad inconsistente. Pero la axiomática la vuelve a hacer consistir
como despliegue inscripto, aunque implícito, de la multiplicidad pura,
presentación de la presentación. Esta puesta en consistencia axiomá-
tica evita la composición según lo uno; ella es, en consecuencia, ab-
solutamente específica. Aunque no es menos cierto que ella obliga.
Antes de su operación, lo que ella prohíbe -sin nombrarlo ni encon-
trarlo- in-consiste'. Pero lo que in-consíste no es sino la multiplicidad
impura, o, sea aquella componible según lo uno, o particular Qos cer-
dos, las estrellas, los dioses...), en toda presentación no ontológica, es
decir, en toda presentación en la que lo presentado no es la presenta-
ción misma y consiste según una estructura definida. Esas multiplici-
dades consistentes de presentaciones particulares, una vez depuradas
de toda particularidad -esto es: capturadas «antes» de la cuenta-por-
uno de la SITUACIONón en la que .se presentan-, para advenir
axiomática-
mente en la presentación de su presentación, no tienen Otra-consisten-
cia que. su multiplicidad pura, es decir, su modo de inconsistencia en
las SITUACIONones. Es entonces cierto que su consistencia
primitiva está
prohibida por la axiomática, es decir, resulta ontológicamente incon-.
MEDITACIÓN DOS

Platón

«Si lo uno no es, nada es»


Parménides

La decisión oníológica donde se originan todos mis propósitos, es


decir, el no-ser de lo uno, ha sido precisamente desplegada en sus
consecuencias dialécticas por Platón, en el final del Parménides. Co-
mo se sabe, se trata de un texto consagrado a un «ejercicio» de pensa-
miento puro que el viejo Parménides propone al muy joven Sócrates.
Se ponen en juego en él las consecuencias que entrañan para lo uno y
para: aquello que no lo es (lo que Platón llama «los otros»),-todas las
hipótesis formulables en cuanto al ser de lo uno.
Lo que se designa habitualmente como las hipótesis seis, siete,
o.cho y.nueye procede al examen, bajo la condición de la tesis «lo uno
no es» de;; Í•
- las calificaciones o participaciones positivas de lo uno (hipótesis
. 6);, ■ , ■

- sus calificaciones negativas (hipótesis 7);


- las, calificaciones positivas de los otros (hipótesis 8);
T- sus calificaciones negativas (hipótesis 9-, la -última de todo el diálo-
■ go). ■
El impasse del Parménides reside en establecer que tanto lo uno
como los otros poseen y no poseen todas las determinaciones pénsa-
bles, que son totalmente todo {návTa ncxvTMq sari) y que no lo son
(T.£ KOI :oÚK k'oT¡). Por consíguiente, toda la dialéctica de lo.uno
con-
duce, en apariencia, a una ruina general del pensamiénto.
Sin embargo, interrumpiré el proceso de este impasse en el si,-
guiente punto sintomático: la indeterminación absoluta del uno-no-
44 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

ente y la de los otros no se establece según los mismos procedimien- menos el.ser de su determinación. Pero decir esto no determina de
tos. O mejor aún: bajo la hipótesis del no-ser de lo uno, la analítica de ninguna manera la determinación cuyo ser se afinha. Que se trate de
lo múltiple es fundamentalmente disimétrica con respecto a la de lo lo uno resulta aquí inútil.
uno mismo. La causa de esta disimetría es que el no-ser de lo uno só- Algo bien diferente ocurre con aquello que no es lo uno-nO-ente,
lo es analizado como no-ser -y esto no nos dice nada del concepto de para esos «otros» la hipótesis del no-ser-de lo üno libera, por el con-
lo uno- en tanto que para los otros-que-lo uno, se trata del ente; así, la
trario, un análisis conceptual muy ricé; en VERDAD, una teoría
hipótesis «lo uno no es» resulta ser la que nos enseña lo múltiple.
completa
Veamos ahora, a partir de un ejemplo, cómo Platón opera sobre lo
de lo múltiple.
uno. Apoyándose en una matriz sofística, que encontramos en la obra
Platón señala, én primer término, que lo que no es lo uno, es decir,
de Gorgias, establece que sólo se puede pronunciar «lo uno no es»,
otorgando a lo uno esa participación minimal en el ser, que es el ser- los otros (dAAa)^ debe ser considerado en su diferencia, en su hetero-
no-ente (TÓ sívat ¡jq 6v). Este ser-no-ente es, en efecto, el lazo geneidad: TÓ áXÁa k'repcx SGTIU, que yo traduciré como: «los otros
{b€opó\^ por el cual lo uno, si no es, puede ser articulado al no-ser son Otros»; la alterídad simple (lo otro),- remite a la alterídad fundado-
que él es. Dicho de otra manera, es una ley de la nominación racional ra (lo Otro), es decir, al pensamiento de la diferencia pura de lo múlti-
del no-ser conceder a aquello que no es, el ser en eclipse de ese no- ple como diseminación heterogénea y no como simple diversidad re-
ente, del cual se dice que no es. Aquello que no es posee al menos el petitiva. Pero lo Otro, lo £T£po(;, XiO puede aquí designar la distancia
ser del cual es posible indicar el no-ser o, como dice Platón, es nece- entre lo uno y los Otros-que-lo-uno, ya que lo uno no es. De lo cual re-
sario que lo uno sea lo uno-no-ente {sonv TÓ SU OVK ÓV). sulta que los otros son Otros respecto de ellos mismos. De que lo uno
Ahora bien, no tenemos ahi.nack que concierna a lo uno en su no es se infiere, inevitablemente, que lo otro es Otro que lo otro en
concepto propio, ya que esas consideraciones dependen de un teore- tanto múltiple absolutamente puro,.diseminación integrál de sí.
ma ontológico general: aquello de lo que se puede decir que no es Lo que Platón se esfuerza en pensar aquí, en un texto denso y so-
presentado debe al menos proponer su nombre propio a la presenta- berbio es, de manera evidente, la multiplicidad inconsistente, es decir
ción. Platón, en su lenguaje, formula expresamente este teorema: «El (meditación 1), la pura presentación, anterior a todo efecto-dé-uno, a
no-ente participa por cierto de la de no-entidad del no-ser-no-ente, pe- toda estructura. Ya que el ser-uno está prohibido a los otros, aquello
ro también de la de entidad del ser-no-ente, si se pretende, de manera que se presenta es de inmediato, y de cabo a rabo, infinita multiplici-
acabada, que el no-ente no sea». En la participación paradójica en la dad o, más precisamente, si se mantiene el sentido griego de aneipóq
entidad del ser-no-ente de ese uno, que no es, se reconocerá fácilmen- TTÁr¡B£¡, multiplicidad privada de todo límite en su despliegue-múlti-
te la absoluta necesidad de señalar, en algún espacio de ser, aquello ple. Platón explícita así esta esencial VERDAD ontológica según la
cuyo no-ser se indica y lo que resulta aquí subsumido como ser miní- cual,
mal de lo uno-nO-ente es el puro nombre de lo uno. en ausencia de todo ser de lo uno, lo múltiple in-consiste én la presen-
Sin embargo, de lo uno hada es aquí pensado, como no sea la ley tación de un múltiple de múltiples sin ningún punto de detención fun-
del ser a la que se somete afirmando de él que no es. Lo uno no es re- dador; La diseminación sin límites es la ley presentadora misma: «Pa-
flejado como concepto más allá de la generalidad hipotética de su no- ra quien piensa con atención y con agudeza todo uno aparece como
ser. Si se tratara de cualquier otra cosa, de la que se'supusiera que no multiplicidad sin límites, puesto que lo uno, al no ser, les falta».
es, la paradoja que implica el acceso del no-ente al ser por el sesgo de Lá esencia de lo múltiple es multiplicarse de manera inmanente
su nombre, sería la idéntica consecuencia del mismo teorema. Está
y tal es el modo de eclosión del ser^para quien piensa de cerca
paradoja no es, de ninguna manera, una paradoja de lo uno, ya que no
(éyyúOev), a partir del no-ser de lo uno. QLie sea imposible componer
hace sino repetir con él aquella que planteó Gorgias respecto del no-
lo múltiple-sin-uno, lo múltiple-en-sí; que, por el contrario, su ser
ser. Por cierto, es indiscutible que un no-ser determinado debe tener al
mismo sea la deS-composición, he aquí lo que Platón entiende con co-
raje en la sorprendente metáfora de un sueño especulativo: «Si se
considerara el punto de ser que pareciera el rhás pequeño, como po-
dría ser un sueño al dormir, se mostraría de inmediato múltiple en vez
46 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO PLATÓN 47

de SU apariencia de uno, y bien grande en vez de su pequenez supre- al borde de la destrucción insurreccional: «Si lo uno no. es, nada
r:
ma, comparado con la diseminación que él es a partir de sí mismo». (oódfi/) es».
¿Por qué la infinita multiplicidad de lo múltiple es comparada, con ¿Pero qué es la nada? La lengua griega habla más directamente
la imagen de un sueño? ¿Por qué. ese nocturno, esa somnolencia del que la francesa, enredada en el inciso del SUJETo, legible, a partir de
pensamiento, para entrever la diseminación de todo átomo supuesto? Lacan, en el «ne» expletivo. Pues «nada es [ríen n’est]», se dice
Ocurre que, -en efecto, la multipUcidad inconsistente ..es como tal, im- «oóSéu Í'GTIV», o sea: «nada es [ríen est]y>. Es preciso pensar enton-
pensable. Todo pensamiento supone una SITUACIONón de lo ces que «nada [ríen]» es el nombre del vacío y transcribir el enuncia-
pensable, es do de Platón de la siguiente manera: si lo uno no es, lo que viene a
decir, una estructura, una cuenta-por-uno, en la que lo múltiple, pre- ocupar el sitio de los «diversos» es el puro nombre del vacío, en tanto
sentado resulta consistente, numerable. El múltiple inconsistente no que. sólo él subsiste como ser. La conclusión «nihilista» restablece, en
es, por lo tanto, anterior al efecto-de-uno en el' que es estructurado, diagonal la, oposición uno/múltiple (éVyrroAAd), el punto de ser de la
sino un horizonte de ser inasible. Lo que Platón nos quiere transmitir nada, correlato presentable -como nombre- de ese múltiple {uÁqdoc;)
-y en esto es precantoriano-, es que para el pensamiento ninguna fi- ilimitado o inconsistente, cuyo no-ser de lo uno inducía el sueño.
gura de objeto está en condiciones de reunir y hacer ,consistir lo múl- Este punto atrae nuestra atención sobre una diferencia nominal en
tiple puro, lo múltiple sin uno, de manera que, apenas adviene a la la que se esclarece el enigma: no es, en efecto, la misma palabra grie-
presentación, lo múltiple se disipa. O mejor aún, su no-advenimiento. ga la que designa lo ilimitado de lo múltiple de múltiples -cuyos ves-
lo hace comparable con la fuga propia de las escenas de un, sueño. tigios se entrevén como eclipse del pensamiento discursivo- y los di-
Platón escribe: «Es necesario que se quiebre todo el ente diseminado,, versos -una determinación que los otros, en virtud de que lo uno no
no bien es capturado por el pensamiento discursivo». Pues el pensa-
es, no pueden soportar-. El primero se dice nÁqdoq el único que me-
miento despierto (Siavoía) -si no se trata de la pura teoría de.,conjun-
rece ser traducido por «multiplicidad»; el segundo se dice noÁÁá: los
tos-, no logra ninguna captura de ese más acá de lo presentable que
diversos, la pluralidad. La contradicción entre la analítica de lo múlti-
es la presentación-múltiple. Necesita la mediación de lo no ente de lo
ple puro y .el rechazo de toda pluralidad, en ambos casos bajo la hipó-
uno.
Sin embargo (y tal es el enigma aparente de este final del -Parmé-' tesis del no-ser de lo uno, es entonces sólo aparente. Debemos .pensar
nides), ¿se trata VERDADeramente de lo múltiple aquello cuyos vesti- que TTÁqdoí; designa lo múltiple inconsistente, el ser-sin-uno, la pfe^.
gios fugaces meíaforiza el sueño? La novena hipótesis, últirno efecto sentación pura, y rroÁÁá se refiere al múltiple consistente, a la com-
teatral de este diálogo por cierto tan tenso, tan próximo a un drama posición de irnos. El primero es sustractivo de lo uno, no sólo compa-
del concepto, parece arruinar todo lo que acabo de decir, refutando tible con su no-ser, sino accesible exclusivamente, aun en sueños, a
que la alteridad de los otros-que-lo-uno pueda, si lo uno no, es, dejar- partir de su revocación ontológica. El segundo .supone que se pueda
se pensar corno múltiple: «[los oíros] no serán tampoco diversos contar y, en consecuencia, que una cuenta-por-uno estructure la pre-
[rroAAd]. Pues en los. entes-diversos también habría lo uno Y lo sentación. Pero la estr.uctuia, lejos de suponer el ser-de-lo-uno, el TÓ
uno no siendo en los otros, esos otros no serán ni diversos ni uno». .0 t'u .di/, lo despide en un puro «hay» operatorio y admite como ser-en-
bien, más formalmente: «Sin lo uno, es imposible tener opinión de tanto-ser advenido a la presentación sólo lo múltiple inconsistente que
los.entes “diversos” ¡plusieurs]». ella torna impensable. El «hay» operante de lo uno sólo autoriza que
Así, después de-haber convocado al sueño de ,1o múltiple como in- lo diverso (rroAAo’) pueda.'ser;.rnientras que «antes» de su efecto, se-;
consistencia ilimitada de lo múltiple de múltiples, Platón revoca la gún el puro no-ser de,.l,o'unQ, aparece para desaparecer la imprésenta-.
pluralidad y, partiendo de que lo uno no es, considera.que apareníer. ble multiplicidad,, el nÁqdoq cuya ilimitación -para un .griego-el
mente ..los otros no pueden ser Otros, ni según lo uno, ni según lo múl- ámipóq, designa, en efecto, que ella no se sostiene en ninguna situa-
tiple. Se desprende, de allí una conclusión totalmente nihilista, la mis- ción pensable. , -. ;
ma que hace oír el ingeniero Isidorp de.Besme, en la Ville de .Claudel, Si se admite¿que ser es serien-SITUACIONón, -para un
griego esto sig-i

É¡^
48 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO PLATÓN 49

nifica desplegar su límite- se puede afirmar que al suprimir el «hay» en relación con la presentación sensible y las SITUACIONones
uno se suprime todo, ya que «todo» es, forzosamente, «diversos». En mundanas.
consecuencia, no hay sino la nada. Pero si se enfoca el ser-en-tanto- La Idea es, y, por otra parte, hay uno a partir de ella y fuera de ella
ser, el múltiple-sin-uno, se puede afirmar también que el no-ser de lo' misma. Es su ser, y también el no-ser de su operación. Por una parte,
uno constituye esta VERDAD cuyo solo efecto es instaurar el sueño de la Idea precede a toda existencia y, en consecuencia, a todo efecto-de-
un múltiple diseminado'sin límites; La creación de Cantor ha dado a vino; por otra, sólo de ella resulta que haya composiciones-de-unos
este «sueño» la firmeza de un pensamiento. efectivamente pensables.
La conclusión aporética a la que llega Platón es interpretable como Se comprende, así, por qué no hay, en rigor, Idea de lo uno. En el
impasse del ser, al filo del par constituido por el múltiple inconsisten- Sofista, Platón enumera lo que él llama los géneros supremos, las
te y el múltiple consistente. «Si lo uno no es, nada es [ríen (n ) esí]», Ideas dialécticas absolutamente fundadoras. Esas cinco Ideas son: el
quiere decir también: sólo es pensando el no-sér de'Io uno hasta el fin ser, el movimiento, el reposo, lo mismo y lo otro. La Idea de lo uno
que adviene el nombre del vacío como única presentación concebible no figura entre ellas, pues lo uno, en efecto, no es. Ningún ser-separa-
de lo que, siendo impresentable, soporta, como multiplicidad pura, to- do-de lo uno es concebible; esto es, en el fondo, lo que establece el
da presentación plural, es decir, todo efecto-de-uno. Parménides. Lo uno está solamente al principio de toda Idea, conside-
El texto de Platón pone a trabajar, a partir del par aparente de lo rada desde el punto de vista de su operación -la participación- y no
uno y de los otros, cuatro conceptos: lo uno-ente [run-étaní]^ el «hay» desde el punto de vista de su ser. Ese «hay uno» concierne toda Idea,
uno, lo múltiple puro (nÁqdoí;) y lo múltiple estructurado (noÁÁá). Si cualquiera sea, en tanto que efectúa la cuenta de un múltiple y produ-
el nudo de esos conceptos queda desatado en la aporía final, en la que ce como resultado lo uno, es decir, lo que asegura que tal o cual cosa
triunfa el vacío, es sólo porque permanece-impensada, respecto de lo existente (presentada) es esto o aquello.
uno, la distancia entre la suposición de su ser y la operación de su El «hay uno» no tiene ser y garantiza así, para todo ser ideal, la
«hay». . .. eficacia de su función presentadora, estructurante, la que desliga, an-
Sin embargo, esta distancia fue nombrada muchas veces por Pla- tes y después de su efecto, el inasible nÁr¡6o(;-\2. plétora del ser- y la
tón en .su obra. En efecto, es él quien da la llave del concepto de par- cohesión pensable de los rroÁÁá, el reinado del número sobredas si-
ticipación, platónico por excelencia y no por nada, al comienzo del tuaciones efectivas.
I Parménides, Sócrates recurre a él antes que haga su entrada el viejo
t maestro, para jaquear los argumentos de Zenón sobre lo uno y lo múl-
tiple.
La Idea es en Platón, como se sabe, el advenimiento al ente de lo
pensable. Allí reside su punto de ser. Pero, por otra parte, la Idea debe'
sostener la participación, es decir, el hecho de que a partir de su ser,
los múltiples existentes sean pensados como uno. Así, esos hombres,
esos cabellos, esos charcos de barro, no son presentables para el pen-
samiento sino.en la medida en que un efecto de uno adviene a ellos,
proveniente del sitio del ser ideal, del lugar de lo inteligible donde ek-
sisten el Hombre, el Cabello, el Barro; El en-sí de la ldea es su ser ek-,
sistente^ la capacidad participativa es su «hay», es decir, la llave de su
operación; Es en la Idea que encontramos la distancia entre la suposi-
ción de su ser (el lugar .inteligible) y la constatación del efecto-de-uno
que ella sostiene (la participación), puro «hay», excedente de su ser.

t
. , MEDITACIÓN TRES

Teoría de lo ríiúltiple
puro:
paradojas y decisión
crítica

h '5|: Resulta especialmente notable. que Cantor, en el movimiento mis-


mo por el cual creaba la teoría matemática de lo múltiple puro -lla-
Kilíi
mada «teoría de conjuntos»-^ haya creído poder «definir» la noción
p abstracta de conjunto según el célebre filosofema que dice: «Por con-
junto se entiende un agrupamiento en un todo de distintos objetos de
nuestra intuición o de nuestro pensamiento». Se puede afirmar, sin
exagerar, que Cantor anudaba en esta definición todos los cbnceptos
que la teoría de conjuntos, por otra parte, descomponía: el de todo, el
de objeto, el de distinción, el de intuición. En efecto, lo que hace un
conjunto no es una totalización, ni sus elementos son objetos, ni se
puede -sin un axioma especial- establecer distinciones en colecciones
infinitas de conjuntos, ni se posee la menor intuición de cada elemen-
Ti to supuesto de un conjunto un poco «grande». Sólo el «pensamiento»
resulta adecuado, aunque en el fondo lo que subsiste de .la «defini-
ción» cantoriana nos hace volver al aforismo de Parménides: ,«Lo
mismo, él, és, á la vez, pensar y ser»¿ puesto que es del ser de lo que
se trata bajo el nombre de conjunto.'-'
Una gran teoría que. habría de mostrarse capaz de suministrar un
lenguaje universal para todas las ramas de las matemáticas nacía, co-
mo de costumbre, de una separación extrema entre la solidez de sus
encadenamientos y la precariedad de su concepto central. Como ya
había ocurrido con los «infinitamente pequeños» en el siglo XVIII,
esta precariedad se hizo enseguida manifiesta, bajo la forma de las fa-
Jíli:!'' mosas paradojas de la teoría de conjuntos.
TEORÍA DE LO MÚLTIPLE PURO 53
52 EL SER Y EL ACOMTEaMlENTO

Para practicar \ma exégesis filosófica de estas paradojas, que hicie- será el de.la teor-ía con la que opero, se -hacía lícito admitir que a toda
ron temblar la convicción matemática y provocaron una crisis que sue- fórmula con una.variable le corresponde el conjunto de los términos
le erróneamente darse por terminada -ya que el problema, que concer- que la validan. Dicho de otra manera, el optimismo ingenuo que Can-
nía a la esencia de las matemáticas, ha sido más pragmáticamente tor manifestaba en cuanto a la potencia de la intuición para totalizar
abandonado que victoriosamente resuelto-, es preciso comprender, an- sus objetos es aquí transferido a la seguridad que garantiza un lengua-
te todo, que el desarrollo de la teoría de conjuntos, intrincado con el je bien construido. Esta seguridad supone afirmar-que el control del
de la lógica, sobrepasó con bastante rapidez la concepción, retrospec- lenguaje (de la escritura) equivale al control de lo múltiple. Es el op-
tivamente calificada de «ingenua», resultante de la definición de Can- timismo de Frege: todo concepto que se deja inscribir en una lengua
tor. Lo que se presentaba como «intuición de objetos» fue reformula- totalmente formalizada (una ideografía), prescribe'una multiplicidad
do para ser pensable solamente como lá extensión de un concepto, o «existente», que es la de los términos -que también pueden inscribir-
de una propiedad, expresada en un lenguaje semí o incluso, como en se-^ que caen bajo ese concepto. La'presuposición especulativa es que
las obras de Frege y luego de Russell, completamente formalizado. A • nada de lo múltiple puede exceder una lengua bien hecha y que, en
partir de ese momento, se podía decir: dada una propiedad, expresada consecuencia, el ser, obligado a presentarse al lenguaje como el refe-
por una fórmula X (a) con una variable libre, llamo «conjunto» a to- rente-múltiple de una propiedad, no puede debilitar la arquitectura de
dos los términos (o constantes o nombres propios) que tengan la pro- este lenguaje, si ella está rigurosamente construida. El amo de las pa-
piedad en cuestión, es decir para los cuales, si ■£ es un término tal, X labras es también el amo de lo múltiple.
{Z) es VERDADero (demostrable). Si, por ejemplo, X (a) es la fórmula- Tal era la tesis. La significación profunda de las paradojas, de las
«a es un número entero natural», hablaré de «el conjunto de los nú-
cuales la teoría de conjuntos, debía salir reestructurada y refundada, es
meros enteros» para designar al múltiple que valida esa fórmula, por
decir, axiomatizada, es que todo aquello es falso. En efecto, es posible
lo tanto, para designar los números enteros. Dicho de otra manera:
comprobar que a cierta propiedades, a ciertas fórmulas, no puede co-
«conjunto» es lo que cuenta-por-uno al múltiple'de validación de una
rresponderles una multiplicidad (un conjunto) más que al precio de la
fórmula.
Para una comprensión completa de lo que sigue es conveniente' mina (de la incoherencia) del lenguaje mismo en él que esa'fórmula
que el lector recurra a la nota técnica que acompaña esta meditación. está inscrita.
En ella se explícita el sentido de la escritura formal. La matriz de esta Dicho de otra manera: el ser de lo múltiple no se prescribe desde
escritura, extendida a partir de Frege y Russell, permitió avanzar en el único punto de vista de la lengua. O, más precisamente: no tengo el
dos direcciones: ■ poder de contar por uno, como «conjunto», todo lo que es subsumible
Iv Era posible especificar rigurosamente la noción de propiedad, en una propiedad. Es inexacto que a toda fórmula X (a) pueda corres-
de formalizarla, reduciéndola, por ejemplo, a la de predicado en un ponderle el conjunto-uno de los términos por los cuales X (a).es ver-
cálculo lógico de primer orden, o bien a la de una fórmula con; una dadero o demostrable.
variable libre, en un lenguaje cuyas constantes íúeron fijadas. Puedo Esto invalidaba la segunda tentativa de definir el concepto de con-
así evitar, por medio de condiciones restrictivas, los equívocos de va-- junto, esta vez a partir de las 'propiedádes y de su extensión (Frege),
lidación que implican los bordes imprecisos del lenguaje.natural. Se antes que deja intuición y sus objetos (Cantor). Lo múltiple puro se
sabe que si mi fórmula fuera «a es un caballo que tiene-alas», el corí-' sustraía de nuevo a su cuenta-por-uno,* supuestamente cumplida en
junto correspondiente, reducido quizá solamente a Bucéfalo, me com- una definición clara de lo que es un múltiple (un conjunto).
prometería en discusiones existenciales complejas, cuyo motivo resi- Si se examina la estmctura de la paradoja más conocida -la de Rus-
diría en el derecho a la existencia que yo habría dado a lo Uno, tesis sell-, se constata, además, que la fórmula donde falla el poder consti-
que complica de inmediato a toda teoría de lo múltiple puro. tuyente del lenguaje respecto del ser-múltiple es banal, que esa fórmu-
2. Una vez presentado el lenguaje-objeto (el lenguaje formal) que la no tiene nada de extraordinario. Russell considera la propiedad: «a
es un conjunto que no es elemento de sí mismo», o sea ~ (a s a). Pro-
54 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO TEORIA DE LO MÚLTIPLE PURO 55

piedad totalmente pertinente, puesto que todos los conjuntos matemá- unidad» -declara- es porque son absolutamente infinitas y no transfi-
ticos conocidos la poseen. Resulta claro que -por ejemplo- el conjunto nitas (esto es, matemáticas). Cantor no retrocede ante la asociación de
de los números enteros no es él mismo un número entero, etc. Son los lo absoluto y la inconsistencia. Donde falla la cuenta-por-uno, ahí está
contra-ejemplos los que parecen rebuscados. Si doy como definición Dios:
de un conjunto: «El conjunto de todo lo que logre definir en menos de «Por una parte, una multiplicidad puede ser tal que la afirmación
veinte palabras», como la definición, que acabo de escribir, de este
según la cual todos sus elementos “están juntos” lleva a una contra-
conjunto tiene menos de veinte palabras, entonces él es un elemento dé
dicción, de modo que es imposible concebir la multiplicidad como
sí mismo. Pero se tiene un poco la sensación de una broma.
unidad, como “una cosa finita”. A estas multiplicidades las denomino
Luego, hacer el conjunto de todos los conjuntos a para los cuales
multiplicidades absolutamente infinitas o inconsistentes
~ (a s a) es VERDAD, parece particularmente razonable. Sin embargo^
considerar este múltiple invalida el lenguaje conjuntista por la incohe- »Cuando, por otra parte, la totalidad de los elementos de una mul-
rencia de lo que se infiere a partir de allí. tiplicidad puede ser pensada sin contradicción como “estando juntos”,
En efecto, sea p (por «paradójico») este conjunto. Se lo puede es- de tal manera que su colección en “'una cosa” es posible, la denomino
cribir una multiplicidad consistente o un conjunto.»
_p - {a / ~ (a € a)}, y se lee; «todos los a tales que a no es ele- Cómo se ve, la tesis ontológica de Cantor es que la inconsistencia,
mento de sí mismo». ¿Qué decir de este/)? ' impasse matemático de lo uno-de-lo-múltiple orienta el pensamiento
Si se contiene a sí mismo como elemento, o sea sip E.p, entonces hacia el Infinito como supremo-ente o absoluto. Esto significa -ate-
debe tener la propiedad que define a sus elementos, o sea ~ (p e p). niéndonos al texto- que aquí la idea de lo «demasiado grande» es mu-
Si no se contiene a sí mismo como, elemento, o sea (p ^ p), en- cho más el exceso-sobre-lo-múltiple que el exceso- sobre la lengua.
tonces tiene la propiedad que define a sus elementos, luego es ele- Por lo que Cantor -en lo esencial, un teólogo- no dispone lo absoluto
mento de sí mismo, o seap ^p. del ser hacia la presentación (consistente) de un múltiple, sino hacia
Finalmente, se tiene: (p e p) ~ (p e p). Esta equivalencia de un la trascendencia por la cual la infinitud divina in-consiste, en tanto
enunciado y de su negación aniquila la consistencia lógica del len- que una, en re-unir y numerar cualquier múltiple.
guaje. Sin embargo, se puede también decir que Cantor, con una anticipa-
Es decir que, partiendo de la fórmula ~ {p ep), la inducción de la ción genial, ve qüe el punto de ser absoluto de lo múltiple no es su
cuenta-por-uno conjuntista de los términos que la validan es imposi- consistencia -por lo tanto, su dependencia de un procedimiento de
ble, sí se rehúsa a pagar el precio, equivalente a la abolición de toda cuenta-por-uno-, sino su inconsistencia, es decir,, un despliegue-múl-
matemática, de la incoherencia del lenguaje.. El «conjunto» p está tiple que ninguna unidad reúne.
aquí en exceso, en la medida en que se supone que cuenta por uno un Así, el pensamiento de Cantor vacila entre la onto-íeología, que
múltiple, según el recurso deductivo y formal de la lengua. piensa lo absoluto, como ser supremamente infinito y por lo. tanto
, Esto e.s lo que la mayor parte de los lógicos registran diciendo que transmatemático, in-numerable, forma tan radical-de lo uno qüe nin^
p es «demasiado grande» para ser contado como un conjunto al mis-
gún múltiple puede consistir allí, y la ontología matemática, en la qüe
mo título.que otros, justamente-porque la-.propiedad ~-(p e p) de. la
la consistencia hace teoría de la inconsistencia, en la medida en que lo
que se considera procede, es banal. «Demasiado grande» es aquí la
que la obstaculiza (las multiplicidades páradójicas) constituye su pun^
metáfora de un exceso del ser-múltiple respecto de la lengua a partir
to de imposible y entonces, simplemente, no es. En consecuencia, fi-
de la cual se lo quiere inferir. ., '
ja el punto de no-ente a partir del cual se puede establecer que hay
.1 Es asombroso que Cantor, llegado á este impasse, haya optado por
una presentación del ser.
forzarlo, mediante su doctrina de lo absoluto: Si unas multiplicidades
Es cierto, en efecto, que la teoría de conjuntos legisla (explícita-
no pueden ser totalizadas sin contradicción o «concebidas como una
mente) sobre lo que no es, si es VERDAD que hace teoría de lo múltiple
como forma general de la presentación-del ser. Las multiplicidades in-
56 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO TEORÍA DE LO MÚLTIPLE PURO 57

consistentes, o «excesivas» son sólo aquello que la ontología conjun- Por .tratarse de la teoría de conjuntos, insisto en que la axiomatiza-
tista designa como puro no-ser, «antes» de su estructura deductiva. • ción no, es un artificio de exposición, sino' una necesidad intrínseca. Si
• Que este no-ser sea el lugar donde Cantor ubica, lo absoluto o a sólo es confiado a la lengua natural y a la intuición, el ser-múltiple
Dios, permite aislar la decisión en la que se radican las «ontologías» .produce una pseudo-presentación inseparable de la consistencia y la
de la Presencia,'las «ontologías» no matemáticas; la decisión de sos- inconsistencia, por lo tanto, del ser y del no-ser, ya que él mismo no
tener que más allá de lo múltiple, así fuere en la metáfora de su mag- se separa claramente de la presunción de ser de lo uno. Ahora bien, lo
nitud inconsistente, lo uno es. uno y lo múltiple no están en <<unidad de contrarios», ya que el prime-
Pero justamente, lo que la teoría de conjuntos hace efectivo, bajo ro no es, mientras que el segundo es la forma misma de toda presen-
el efecto de las paradojas -en las que registra como obstáculo su pro- tación de ser. Se requiere la axiomatización para que lo múltiple, con-
pio no-ser, que, en este caso, es el no-ser- es que lo uno no es. fiado a lo. implícito de su regla de cuenta, sea liberado sin concepto,
Resulta asombroso que el mismo hombre, Cantor, sólo reflexione á&cix, sin implicar el ser-de-lo-unO: ':
esta efectuación -en la que lo uno es el no-ser del ser-múltiple, efec- Esta axiomatización consiste en fijar el uso de la relación de perte-
tuación de la que el es el inventor- en la locura de salvar a Dios,'es nencia, s, a la que se reduce finalmente todo el léxico propio de la
decir a lo uno, de toda presunción absoluta de lo múltiple. matemática, si se considera que la igualdad es, más bien, un símbolo
Los efectos reales de las paradojas son inmediatamente de dos Ór- lógico.
denes. • : . La primera gran-.característica del sistema formal de Zermelo-
a. Es preciso abandonar toda esperanza de definir explícitamente Fraenkel (sistema ZF), es que su léxico comporta solamente una re-
la noción de conjunto. Ni la intuición ni el lenguaje pueden soportar lación, G, y por consiguiente, ningún predicado unario, ninguna pro-
que lo múltiple puro -rtal como lo funda la sola relación de «pertene- ,piedad.en sentido estricto. En particular, este sistema excluye'toda
cer a», indicada mediante €- sea contado por uno en un concepto constracción de un sírabolo cuyo, sentido fuera; «ser un conjunto». Lo
unívoco. En consecuencia, es inherente a la teoría de lo múltiple tener múltiple está aquí implícitamente designado de acuerdo con una lógi-
respecto de sus «objetos» (las multiplicidades, los conjuntos) sólo un ca de la pertenencia, es decir, del modo por el cual «algo = a‘» en ge-
dominio implícito, dispuesto en una axiomática en la que no figura la neral es presentado según una multiplicidad j3, que se indicará a € {3,
propiedad «ser un conjunto». a es elemento de p. Lo que es contado por uno no es el concepto de
b. Es preciso impedir las multiplicidades paradójicas, es decir, el lo múltiple; no hay ningún pensamiento, que pueda ser inscripto, de lo
no-ser, cuya inconsistencia ontológica tiene por signo la ruina de la que es u«-múltiple. Lo uno es asignado, solamente al'signo G, es de-
lengua. Por consiguiente, es necesario que la axiomática sea tal que lo cir, al operador de denotación de la relación entre el «algo» en gene-
que ella autorice a considerar como un conjunto, es decir todo de lo ral y lo múltiple. El signo G , «des-ser» [désetre] de todo imo, califica,
que se ocupe, -ya que en ese todo, para distinguir los conjuntos dé de manera uniforme, a la presentación del «algo» como ajustada a lo
otra cosa, esto es, distinguir lo múltiple (que es) de lo uno,(que no es) múltiple.
y finalmente distinguir el ser del no-ser, necesitaría un concepto de lo, La segunda característica deí sistema ZF anula de inmediato que
múltiple,mn criterio acerca del conjunto, y esto es lo que está exclui-' se trate, hablando con propiedad, de un «algo», que de esta manera re-
do-, no sea \ne soit pas] correlato de fórmulas como ~ (a e a), de las sulta orientado hacia su presentación múltiple. En efecto, la axiomáti-
que sé inducen las incoherencias. • ca de Zermelo no considera más que una sola especie, una sola lista
Esta doble tarea ha sido, entre 1908 y 1940, asumida por Zermelo de variables. Cuando escribo que «a pertenece a P», a G p, los signos
y llevada a cabo por Fraenkel, von Neumann y Godel. Su conclusión a y p son variables de la misma lista y, en consecuencia, son sustitui-
es el sistema axiomático formal, en el que, según una lógica de primer bles.por términos específicamente indistinguibles. Si se admite -for-
orden, se presenta lá. doctrina pura de lo múltiple, tal como todavía zándola un poco-, la famosa fórmula de Quine: «ser es ser el valor de
hoy puede servir para ordenar todas las ramas de las matemáticas. • una variable», se puede concluir que el sistema ZF postula que no hay
58 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO TEORÍA DE LO MÚLTIPLE PURO 59

más que un sólo tipo de presentación del ser; lo múltiple. La teoría no noción de conjunto». Un síntoma tal de lo que un matemático genial
distingue entre «objetos» y «agrupamientos de objetos»'(como lo ha- es, en xma adecuación conceptual metafórica con lo que él ha creado,
cía Cantor), ni tampoco entre «elementos» y «conjuntos». Que sólo no constituye a mis ojos un argumento filosófico decisivo. La esencia
haya una especie.de variables quiere decir: todo es múltiple, todo es del axioma de separación no reside en prohibir las multiplicidades
conjunto. Si, en efecto, la inscripción sin concepto de lo-que-es supo- «demasiado grandes». Que haya una barra sobre el exceso, se sigue
ne fijarlo como aquello que puede ligarse a un múltiple, por la perte- por cierto de este axioma. Pero lo que lo gobierna atañe al nudo del
nencia, y si lo que es así ligado no se deja distinguir, de acuerdo con lenguaje, de la existencia y dé lo múltiple. • .
el estatuto de inscripción, de aquello a lo que se liga—si-en a G {3, a En efecto ¿qué nos decía, la tesis (fregeana) que tropieza con las
está en condiciones de ser elemento del conjunto P sólo en la niedida
paradojas? Que de.una propiedad % (a) claramente construida en un
en que sea de la misma especie escritural que p, o sea,- también él un
lenguaje formal, se infiere la existencia del múltiple de los términos
conjunto-, entonces lo-que-es es unifonnementé pura multiplicidad.
que la poseen. O sea: existe un conjunto tal que todo término a para
Por consiguiente, la teoría plantea que lo que presenta en la articu-
el cual X (a) es demostrable, es elemento de ese conjunto:
lación axiomática -sus términos-, y cuyo concepto no proporciona, es
siempre de la especie llamada «conjunto»; que lo que pertenece' a un
múltiple es siempre un múltiple; que ser un «elemento» no es un esta- .(3P) (V-a) [?.(a) (UGP)]
tuto del ser, una cualidad intrínseca, sino la simple relación, ser-ele- iií- 1
mento-de, por la cual una multiplicidad se deja presentar por otra existencia todo lenguaje , ^ múltiple
multiplicidad. Por medio de la uniformidad-de sus variables,/a íeóna T-.' ■ ■ - 0-4 .
indica, sin definición, que no se ocupa de lo uno, que todo aquello
que presenta, en lo implícito de sus reglas, es múltiple. • La esencia de esta tesis; que pretende mantener lo múltiple en el
La teoría de conjuntos muestra que todo múltiple 'es, intrínseca- registro del lenguaje sin un exceso que lo arruine, es ser directamente
mente, múltiple de múltiples. - existencial, en tanto que .a toda fórmula X (a) queda automática y uni-
La tercera gran característica de la obra de Zermelo, se vincula al formemente asociada-la existencia de un múltiple en el que son colec-
procedimiento que ella adopta para soslayar las paradojas, y que con- tivizados todos los términos que validan dicha fórmula.
siste en afirmar que una propiedad determina un múltiple sólo bajo la Ocurre queda paradoja de -Russell,.rompiendo con una contradic-
presuposición de que ya hay un múltiple presentado. La axiomática de ción la coherencia del lenguaje, deshace la terna existencia-lenguaje-
Zermelo subordina la inducción de un múltiple por el lenguaje; a la múltiple, tal como se inscribe bajo el primado de la'existencia -del
existencia, anterior a esta inducción, de un múltiple inicial. Para esto, cuantificador existencial- en el enunciado precedente.'
recurre al llamado axioma de separación (o de comprensión, o de los Lo que Zermelo propone es otro nudo de la mismo tema.
subconjimtos). El axioma de. separación .dice, en efecto, que dado un múltiple, o
'Se afirma a menudo, en la crítica -incluida la moderna- de este mejor aún: para todo rnúltiple supuesto dado, supuesto presentado o
axioma, que propone -una restricción arbitraria de la «dimensión» de existente, existe el submúltiple dedos términos que poseen la propie-
las multiplicidades admitidas. Esto supone tomar demasiado al pie de dad expresada por la fórmula X (a). Dicho de otro modo, lo que úna
la letra la metáfora de lo «demasiado grande», con la que los matemá- fórmula induce del lenguaje no es directamente una existencia, una
ticos designan las multiplicidades paradójicas o inconsistentes, cuya presentación de multiplicidad, sino bajó la condición de que ya hay
posición existencial está en exceso Tespecto de la cóherencia de la una presentación, la .«separación», en esa presentación, y sostenida
lengua. Se dirá que el mismo Zermelo confirma esta visión restrictiva por ella, de un subconjunto constituido por términos (esto.eSj por
de su propia empresa, cuando plantea que «la solución de estas difi- m-ultiplicidades, ya que todo múltiple es. múltiple de múltiples) que
cultades (debe ser vista) solamente en una restricción adecuada de la validan la fórmula.
Se sigue formalmente que el axioma de separación, a diferencia
60 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO TEORÍA DE LO MÚLTIPLE PURO 61

del enjuiciado precedente, no es existencial, puesto que él no infiere establecen los principios, diferenciados por Lacan, de lo real (hay) y
una existencia sino a partir de su ya-ahí, bajo las formas de una mul- de lo simbólico (hay lo distinguible).
tiplicidad cualquiera de la que se ha supuesto la presentación. El axio- El estigma formal del ya de una cuenta es, en el axioma de separa-
ma de separación; al afirmar que para toda multiplicidad supuesta da- ción, la universalidad del cuantificador inicial (primera cuenta-por-
da existe la parte.(la sub-multiplicidad) cuyos elementos validan X uno), al que se subordina el cuantificador existencial (cuenta-por-uno,
(a), invierte el orden de los cuantificadores: es un enunciado univer- separador del lenguaje).
sal, en el que toda existencia supuesta induce, a partir del lenguaje, Entonces, no es ftmdamentalmente de la «dimensión» de los con-
una existencia implicada: juntos que Zermelo asegura la restricción, sino más bien de las pre-
tensiones presentadoras del lenguaje. Yo decía que la paradoja de
existencia implicada Russell se podía interpretar como un exceso de lo múltiple sobre la
■i ■ ■ capacidad de la lengua para presentarlo sin quebrarse. Dicho de otra
(Va) (3P) .(VY) [[(YG.a).&X(y)] -» <YeP)] forma: es el lenguaje el que resulta excesivo, dado que puede pronun-
í ___ _ ___ T —T t í ciar propiedades tales como ~ (a e a), de las que sería forzado pre-
existencia supuesta lenguaje : múltiple tender'que tengan la capacidad de instituir una presentación múltiple.
El ser, en tanto que es lo múltiple puro, se sustrae a ese forzamiento,
A diferencia del enunciado que de X (a), infiere directamente la en el sentido en que la ruptura de la lengua atestigua que nada puede
existencia de {5, el axioma de separación no permite inferir, por sí so- advenir de este modo a una presentación consistente.
lo, ninguna existencia. Su estructura impiicativa supone afirmar que El axioma de separación realiza una toma de partido ontológica,
si hay un a, entonces hay un (5 -que es una parte de a- cuyos elemen- que se puede resumir de manera muy simple: la teoría de lo múltiple,
tos validan la fórmula X (a). Pero ¿hay un a? El, axioma no se pro- como forma general de la presentación,, no puede pretender que sea
nuncia al respecto, ya que sólo es una mediación entre la existencia de su pura regía formal -de las propiedades bien formadas^ que se in-
(supuesta) y la existencia (implicáda), a través del lenguaje. ’• fiera la existencia de un múltiple (de una presentación). Es necesario
El nudo que plantea Zermelo tampoco establece que del lenguajé que el ser esté ya-ahí, que el múltiple puro, como múltiple de múlti-
se infiera la existencia deun múltiple, sino que el lenguaje separa, en ples, sea presentado, para que la regla separe allí la consistencia múl-
la existencia supuesta dada (en un múltiple ya presentado), la existen- tiple, ella misma presentada en un segundo momento por el gesto de
cia de un sub-múltiple. . la primera presentación.
Solamente de la escisión en la existencia, el lenguaje puede indu- Sin embargo, una cuestión crucial queda aún planteada: si no es a
cir la existencia. partir del lenguaje que se asegura, en el cuadro de la presentación
axiomática, la existencia de lo múltiple -luego, de la presentación que
El axioma de Zermelo es materialista, en la medida en que rompe
la teoría presenta- ¿dónde está el punto de ser absolutamente inicial?
con la figura de la «idealingüistería [idéalingüisterié]» -cuyo precio
¿De qué múltiple primero se asegura la existencia, para que allí opere
es la paradoja del exceso-, en la que la presentación existencial de lo
la función separadora del lenguaje?
múltiple se infiere directamente de lá lengua bien hecha. Dicho axio-
Ese es todo el problema de la sutura sUsíracíiva de lá teoría de con-
ma restablece que el lenguaje opera -separa- sólo en la presuposición juntos al ser-en-tanto-ser; problema en el que volvemos a caer porque
de la existencia, y que lo que así induce como multiplicidad consis- el lenguaje -proveedor de las separaciones y las composiciones-, en-
tente está soportado en su ser, de manera anticipante, por una preserí- callando en su disolución paradójica, resultante de su propio exceso,
tación ya-ahí. La existencia-múltiple anticipa lo que el lenguaje ahí no puede ir más lejos e instituir por sí solo que lo múltiple puro exis-
separa, retroactivamente, como existencia múltiple implicada. te, es decir: que lo que la teoría presenta es, justamente, la presenta-
La potencia del lenguaje no va a instituir el «hay» del «hay». Se li- ción.
mita a plantear que hay lo distinguible en el «hay». De ese modo se
L. .................
Nota técnica.
Las convenciones de escritura

Las escrituras abreviadas o formales utilizadas en este libro dan


cuenta de lo que se llama la lógica de primer orden. Se trata de poder
inscribir enunciados del género: «para todo térníinó,- se tiene tal pro-
piedad»,'o: «no existe término que tenga tal .propiedad», o: «si tal
enunciado es VERDADero, entonces tal otro enunciado también lo es».
El principio básico es que las escrituras «para todo» o «existe» se re-
fieren sólo a términos («individuos») y jamás a propiedades: No se
admite, en suma, que las propiedades puedan, a su vez, tener propie-
dades (lo que nos haría pasar a una- lógica de segundo Orden).
La formulación gráfica de estos requisitos supone fijar signos de
cinco especies: las variables (que inscriben individuos); los conec-
íores lógicos (negación, conjunción, disyunción, implicación y equi-
valencia);.- los cuantificadores. (universal: «para todo» y existencial:
«existe»); las propiedades o relaciones (consideraremos solamente
dos: la igualdad y la pertenenciá), y las puntuaciones (paréntesis, cor-
chetes, llaves). •
' - Las variables de individuos (para.nosotros, los múltiples o con-
juntos) son las letras griegas á, (5, y, 5, TÍ, y, a veces, X. Se utilizarán
taihbién subíndices, para disponer, si es necesario, de más variables,
tales como 0:1,73, etc. Estos signos indican, entonces, aquello délo
que se habla, aquello de lo que se afirma esto o aquello.
- Los cuantificadores son los signos V (cuantificador universal) y
3 (cuantificador existencial). Van siempre seguidos de una variable:
(Va) se lee: «para todo a ». (3a) se lee: «existe a».
64 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO NOTA TÉCNICA ^ 65

- Los conectores lógicos son los siguientes: ~ (la negación), -4 (la bilidad de retraducir esos signos en fórmulas que sólo contengan sig-
implicación), o (la disyunción), & (la conjunción), (la equivalen- nos primitivos. Por ejemplo, la fórmula:
cia). a c p o (Vy) [(y e a) (y 6 p)] define entre a y p la relación de
Las relaciones son: = (la igualdad) y 6 (la pertenencia). Ellas vin- inclusión. Equivale a la fórmula completa: «Para todo y, si y pertenece
culan siempre dos variables: a = p, que sé lée: <<a es-igual a p», y a € a a, entonces y pertenece a p».
p, que se lee: «a pertenece a p». Como se ve, la nueva notación a c p no es más que una abreviatu-
- Las puntuaciones son los paréntesis (), los corchetes [ ] y las lla- ra de la fórmula X (a, p) escrita únicamente con los signos primitivos,
ves { }. en la que a y p son variables libres. En el cuerpo del texto, la lectura
Una fórmula es un ensamblado de signos, que obedecen a reglas de las fórmulas será siempre acíarada y no planteará ningún problema
de corrección. Si bien estas reglas pueden estar estrictamente defini- particular. Asimismo, las definiciones serán explicitadas. El lector
das, son intuitivas. Se trata de que la fórmula sea legible. Por ejemplo: puede fiarse en el sentido intuitivo de las grafías.
(Va) (3P) [(a € p) (p e a)] se lee sin problemas: «Para todo
a, existe al menos un p tal que si a pertenece a p, entonces P no per-
tenece a a».
Una fórmula cualquiera se designará frecuentemente con la letra X.
Un punto muy importante: en-una fórmula, una variable está o no
está cuantificada. En la fórmula anterior, las dos variables, a y p, es-,
tán ,cuantificadas..(a imiversalmente, p existencialmente). Una varia-
ble que no está cuantificada, es una variable libre. Consideremos, por
ejemplo, la fórmula: .

. ■ (Va)[(p = a)o(EY)[(Y€P)&(Yea)]] =

Se lee, intuitivamente: «Para todo a, la igualdad de P y de a equi-


vale-a que existe un y tal que pertenece a P, y y pertenece también a
a». En esta.fóimula, a y y están cuantificadas, pero P ;es-libre. La- fór-
mula en cuestión expresa una propiedad'át p. O sea. que, ser igual a p
equivale a tal cosav(Io que expresa el fragmentó de la fórmula): (3y)
[(y e p) & (ye a)].-Se designará frecuentemente X (a) aúna fórmula
en ja que a es una variable libre. Intuitivamente, esto significa que la
fórmula X expresa una propiedad de la variable a. Si hay dos varia-
bles,libres, se escribirá X (a, P), lo que indica una relación entre las
variables libres ay-p. Por ejemplo, la fórmula:
• (Vy) [(ye Cfc) o (ye P)] que se lee: «Todo y pertenece, a a, o a^P, o
a ambos» (ya que el «o» lógico no es exclusivo^ fija una relación par-
ticular entre a y p.
Nos reservamos el derecho de definir signos suplementarios a par-
tir de los primitivos, en la medida en que los vayamos necesitando.
Para esto será necesario fijar, por medio de una equivalencia, la posi-
• MEDITACIÓN CUATRO

El vacío: nombre propio del ser

Supongamos una SITUACIONón cualquiera. He afirmado


que su estruc-
tura -el régirnen de la cuenta-por-uno--escindía al múltiple presenta-
do: lo escindía en consistencia (composición de unos) e inconsisten-
cia (inercia de su dominio). Sin embargo, la inconsistencia como tal
no resulta VERDADeramente presentada, ya que toda presentación cae
bajo la ley de la cuenta. La inconsistencia, como múltiple puro; es so-
lamente la presuposición de que, «antes» de la cuenta, lo unÓ no es.
Pero, en cambio, en cualquier SITUACIONón se evidencia que lo
uno es. En
general, la tesis «lo uno no es» no puede ser presentada-por una situa-
ción. Por el contrario, la SITUACIONón envuelve la existencia
de lo uno,
puesto que la cuenta-por-uno es la ley; no hay nada que pueda ser pre-
sentado sin ser contado. Incluso, nada es presentable más que como
efecto de .la estructura, por lo tanto, bajo la forma de lo uno y de su
composición en multiplicidades consistentes. De manera que lo uno
no es sólo el régimen de la presentación estructurada, sino también el
régimen de ía posibilidad de la presentación misrna. En una
SITUACIONón
no ontológica (no matemática), lo múltiple es posible sólo si la ley lo
dispone explícitamente al uno de la cuenta. Desde el interior de una
SITUACIONón, no puede aprehenderse ningtma inconsistencia
que estuvie-
ra sustraída a la cuenta, es decir, a-estnicturada. Una
SITUACIONón cual-
quiera, tomada en su inmanencia, invierte entonces el axioma inaugu-
ral de todo nuestro procedimiento. Enuncia-'que lo uno es y que lo
múltiple puro -la inconsistencia- no es. Lo que es totalmente natural,
ya que vma SITUACIONón cualquiera, mientras no sea la
presentación de la
68 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL VACÍO: NOMBRE PROPIO DEL SER 69

presentación, identifica necesariamente el ser con lo presentable, por ■mente impresentable según la cuenta, sea nada. Pero el ser-nada se
lo tanto, con la posibilidad de lo uno. distingue del ño-ser, tanto como el «hay» se distingue del ser.
Por ende, en el interior de lo que una SITUACIONón ,, Así como el estatuto de lo uno se decide entre la tesis
establece como for- (VERDADera)
ma de saber, es verídico (fundamentaré mucho más adelante, en la «hay uno» y la tesis (falsa) de las ontologías de la presencia'<<lo uno
meditación 31, la distinción esencial entre lo verídico y lo es», de igual manera el estatuto de lo múltiple puro, tomado en la in-
VERDADero) manencia de una SITUACIONón no ontológica, se decide entre
que ser es ser en posibilidad de lo uno. La tesis de Leibniz («Aquello la tesis (ver-
que no es un ser no es un ser») es, propiamente, lo que gobierna la in- dadera) «la inconsistencia es nada» y la tesis estructurálista o legalista
manencia de una SITUACIONón, su horizonte de veridicidad. Es (falsa) «la, inconsistencia no es». - ..
una tesis La VERDAD es que antes de la'cuenta hay nada, ya que todo es
de la ley. con-
Esta tesis nos expone a la siguiente dificultad: si bien en la inma- tado. Pero de ese ser-nada -donde mora la inconsistencia ilegal del
nencia de una SITUACIONón no se puede comprobar la ser- depende que haya el todo de las composiciones de unos en el que
inconsistencia, no se efectúa la presentación. ,
es menos cierto que la cuenta-por-uno, al ser una operación, indica
Es por cierto necesario asumir que el efecto de la estructura es
que lo uno es un resultado. En la medida en que «resulta», es necesa-
completo; que lo que a ella se sustrae es nada y que la ley no encuen-
rio que «algo» de lo múltiple no esté en coincidencia absoluta con el
tra, en la presentación, ningún islote singular que la obstaculice. Cual-
resultado. Por cierto, la precedencia de lo múltiple no da lugar a nin-
quiera sea la SITUACIONón, no hay ninguna presentación
guna presentación -que está siempre ya-estructurada-, de manera que
sólo hay-uno, o múltiple consistente. Pero;ese «hay» deja como resto rebelde o sustrac-
que la ley según la cual se despliega es discernible como operación. Y íiva de lo múltiple puro sobre la cual se ejerza el imperio de lo uno.
aunque -en. SITUACIONón- haya sólo resultado, (todo, en la' Además, sería en vano buscar en ésto algún sustento para una intui-
SITUACIONón, es ción del ser-en-tanto-ser, en una SITUACIONón. La lógica de la
contado),-lo,que así resulta señala, antes de la operación, un deber- laguna, dé
ser-contado que hace vacilar la presentación estructurada hacia-el fan- lo que la cuenta-por-uno habría «olvidado», de lo excluido positiva-
.tasma dé la inconsistencia. • . , mente, identificable como signo o real de la multiplicidad pura, es un
Es evidentemente-, cierto que ese, fantasma -que por el hecho de impasse r-una ilusión- del pensamiento y de la práctica. Una
que'el ser-uno es un resultado desfasa ligeramente lo uno del ser en el SITUACIONón
interior mismo de la tesis SITUACIONonal de que sólo lo uno es- sólo propone lo múltiple tejido de unos, y la ley de las leyes es que
no puede nada limita el efecto de la cuenta.
de ningún modo ser presentado, ya que el régimen de la presentación Sin embargo, se impone también la tesis correlativa de que hay un
es la multiplicidad consistente, el.resultado de la cuenta. ser de la nada, como forma de lo impresentable. La nada -nombra la
En consecuencia, puesto que todo es contado, y que, sin embargo, distancia imperceptible, puesta en duda pero renovada, entre la presen-
lo uno de ja cuenta, por tener que resultar, deja como resto fantasmal tación como estructura y la presentación como presentación-estructu-
que lo múltiple no se encuentra originalmente en la forma de lo uno, rada, entre lo uno como resultado -y lo uno como operación, entré la
es necesario admitir que, desde el interior, de la SITUACIONón, consistencia presentada y la inconsistencia como lo-que-habrá-sido-
lo múltiple presentado..
puro -o inconsistente- está a la vez excluido del todo, por lo tanto, Naturalmente, de nada serviría salir en busca de la nada. En esto
excluido de la, presentación como tal, e incluido como lo que «sería» se debilita ia poesía -es necesario decirle^ y, hasta en su más sobera-
la presentación misma, la presentación en-sí, si ñiera pensable lo que na claridad; en su afirmación perentoria, la hace cómplice de la muer-
la ley no pen.sar:-que lo uno no es, que el ser te. Si es necesario :¡por desgracia! acordar con Platón en que tiene
de la consis- sentido querer coronar de oro a los poetas para luego precipitarlos al
tencia es la inconsistencia. ' . exilio, es. porque propagan la idea de una intuición de la nada én la
Más claramente: desde el momento en que el todo de una que mora el ser, cuando no hay siquiera el sitio -al que llaman la Na-
SITUACIONón turaleza- para ello, puesto que todo es' consistente. Sólo podemos
está bajo la ley de lo xmo y de la consistencia, es necesario que, res-
pecto de la inmanencia de una SITUACIONón, lo múltiple puro,
absoluta-
.............................
70 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO
EL VACÍO: NOMBRE -PROPIO DEL SER 71

afirmar esto: toda SITUACIONón implica la nada de su todo.


que está diseminada por todas partes, no está en ningún lugar y-ésta
Pero la nada
en todo lugar, como aquello que ningún encuentro autoriza a conside-
no es ni un lugar, ni un término de la SITUACIONón. Pues si la
rar como presentable.
nada fuera
Denomino «vacío» de una SITUACIONón a esta sutura a su
un término, sólo podría querer decir que ha sido contada por uno.
ser.' Y enun-
Ahora bien, todo lo que ha sido contado es en la consistencia de la
cio que toda presentación estructurada impresenta «su» vacío, bajo el
presentación. Se excluye entonces que-la nada -que nombra aquí el
modo de ese no-uno que no es más que la cara' sustractiva de la cuenta.
puro habrá-sido-contado en tanto que discernible del efecto de lá
Prefiero decir «vacío» antes que «nada» porque la «nada» es, en
cuenta y, por lo tanto, discernible de la presentación- sea tomada co-
todo caso, el nombre del vacío correlativo al efecto global de la es-
mo término. No hay una-nada, hay «nada», fantasma de la inconsis-
tructura {todo es contado), y porque es más preciso indicar que el no-
tencia.
haber-sido-contado es también local, ya que no es contado por uno.
En sí misma, la nada no es sino el nombre de la impreseníación en
{{Vacio» indica la falla de lo uno, el no-uno, en un sentido más origi-
la presentación. Su estatuto de ser consiste, al ser lo uno un resultado,
nario que el np-del-todo.
en que es preciso pensar que «algo» -que no es un término-en-situa-
■ Es cuestión de nombres; «nada» o «vacío», ya que el ser que esos
ción y, por lo tanto, es nada- no ha sido contado; siendo ese «algo» lo
nombres designan no es por sí mismo ni global ni local. El nombre
necesario para que la operación de cuenta-por-uno opere. De modo
que escogí, el vacío, indica precisamente, a'la vez, que nada es pre-
que es exactamente lo mismo decir que la nada es la operación de la
sentado-ningún término- y que la designación de ese impresentable
cuenta -que, en tanto fuente de lo uno, no es ella misma contada- o
se hace «en el vacío», sin referencia estructural pensable.
decir que la nada, es lo múltiple puro sobre lo que opera la cuenta, y
El vacío es el nombre del ser -de la inconsistencia- según una si-
que «en sí», es decir, en tanto no contado, se distingue de sí mismo,
tuación, mientras que la presentación nos da un acceso impresentable,
en tanto resultado de la cuenta.
esto es, el inacceso a este acceso, en el modo de lo que no es-uno, ni
La nada nombra ese indecidible de la presentación que es su im-
puede ser compuesto de unos, y, por consiguiente, no es cualificable
presentable, distribuido entre la pura inercia del dominio de lo múlti-
en la SITUACIONón más que como el errar [errance] de la nada.
ple y la pura transparencia de la operación que permite que haya lo
Es. esencial retener que en una SITUACIONón ningún
uno. La nada es tanto, la nada de la estructura, por lo tanto de lá con-
término designa el
sistencia, como la nada de lo múltiple puro, por consiguiente de la in-
vacío y que, en este sentido, Aristóteles afirma con razón, en la Físi-
consistencia. Se dice con razón que nada se sustrae a la presentación,
ca, que el vacío no es -si se entiende por «ser» lo que es localizable
puesto que es por su doble incumbencia, la ley y lo múltiple, que la
en una SITUACIONón, esto es, un término- lo que él llama una
nada es la nada.
substancia.
Para una SITUACIONón cualquiera, se tiene, pues, el
En el régimen normal de la presentación es verídico que del vacío, no
equivalente de lo
uno e insubstancial, no se puede decir que es.
que Platón llamaba, en referencia a la gran construcción cosmológica
Más adelante , (meditación 17) estableceré que para que advenga
del Timeo -que es una metáfora casi carnavalesca de la presentación
una.localización del vacío, y por lo tanto im cierto tipo de-asunción
universal-, «la causa errante», y sobre la cual reconocía que era muy
mtraSITUACIONonál del ser-en-tanto-ser, es necesario un
difícil pensar. Se trata pues de una figura impresentable y necesaria,
disfuncionamien-
que designa la distancia entre el resultado-uno de la presentación y
to de la cuenta, que se induce de un exceso-de Uno. El acontecimien-
aquello «a partir de lo cual» hay presentación; el no-término de toda
to será ese ultra-uno de un azar, desde eí cual el vacío de una situa-
totalidad y-el no-uno de toda cuenta-por-uno; la nada propia de la si-
ción es retroactivamenté detectable.
tuación, punto vacío y no situable en el que se comprueba que la si-
Pero en el momento en el que nos encontramos, es necesario sos-
tuación está suturada al ser, que aquello que se presenta merodea en
tener que, en. una SITUACIONón, no hay ningún encuentro
la presentación bajo la forma de una sustracción a la cuenta, y sería
concebible con
falaz marcarla como un punto, ya que no es ni local ni global, sino
el vacío. El régimen normal de las SITUACIONones
estructuradas es qué
ellas imponen la absoluta «inconsciencia» del vacío.
De esto se deduce un requisito suplementario para el discurso on-
72 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL VACÍO-. NOMBRE PROPIO DEL SER 73

tológico, si existe, y si es -como lo sostengo- una SITUACIONón tamente no' de lo uno, que no es. Todo inúltipie está compuesto de
(la situa- múltiples,, esta es la ley ontológica primera. ¿Pero por dónde comen-
ción matemática). Ya he establecido: zar? ¿Cuál es Ja posición existencial absolutamente originaria, la pri-
a. que la ontología era necesariamente presentación de la presenta- mera cuenta, si no puede haber un primer unol Es totalmente necesa-
ción, por lo tanto, teoría del puro múltiple sin-uno, teoría de lo múlti- rio que la «primera» multiplicidad presentada: .sin-concepto sea
ple de múltiples; ■ múltiple de nada, pues si ella fuera múltiple, de algo, ese algo estaría
, b. que la estructura no podía ser más que una cuenta implícita, por en posición de uno. Y es necesario que, luego, la regla axiomática au-
lo tanto, una presentación axiomática, sin concepto-uno de sus térmi- torice composiciones sólo a partir úc ese múltiple-de-nada, es decir, a
nos (sin concepto de lo múltiple). partir del vacío.. ■
Ahora, podemos añadir que el único término del que se tejen las Tercer recorrido. La ontología hace teoría de lo múltiple inconsis-
composiciones sin concepto de la ontología es forzosamente el vacío. tente de cualquier SITUACIONón, o sea, de lo múltiple sustraído
Fijemos este punto. Si la ontología es la SITUACIONón a toda ley
particular que particular, a toda cuenta-por-uno, lo múltiple a-estructurado. Ahora
presenta la presentación, debe también presentar la ley de toda, pre- bien, el modo propio según el cual la inconsistencia merodea en el to-
sentación, que es el errar del vacío, lo impresentable como no^en- do de una SITUACIONón es la nada, y el modo según el cual ella
cuentro. La ontología presentará la presentación sólo en la medida en se impre-
que sea teoría de la sutura presentadora al ser, que es, pronunciado ve- senta es la sustracción a la cuenta, lo no-uno, el vacío. El tema abso-
rídicamente, desde el lugar de toda presentación, el vacío en el que la lutamente primero de la ontología es, por lo tanto, el vacío -como ya
inconsistencia originaria queda sustraída a la cuenta. La ontología está lo habían visto claramente los atomistas griegos, Demócrito y sus su-
entonces obligada a proponer una teoría del vacío. •: cesores-,'pero es también su tema último -algo en lo que'ellos no ha-
.Pero si es teoría del vacío, la ontología debe ser, en un cierto.senti- bían creído-, pues toda inconsistencia es, en última instancia, impre-
do, sólo teoría del vacío. En efecto, si se supone, que ella presenta sentable, por lo tanto, vacía. Si hay «átomos», ellosmo son, como lo
axiomáticamente otros términos que el vacío -y cualquiera que sea. suponían los materialistas de la Antigüedad, un segundo principio del
por otra parte, el obstáculo que constituye tener que «presentar» el va- ser, lo uno después del vacío, sino composiciones del'vacío.'mismo,
cío-, esto querrá decir que distingue el vacío de esos otros términos y regladas por las leyes ideales de lo múltiple, cuya axiomática dispone
que, por lo tanto, su estructura la autoriza a contar-por-uno el vacío la ontología.^
como tal, en su, diferencia específica con los términos «plenos». Que- Por consiguiente, la ontología sólo puede considerar como existen-
da claro que esto es imposible, pues, contado-por-uno en su.diferencia te el vacío. Este enunciado expresa que el orden reglado que desplie-
con lo uno-pleno, el vacío se llena de inmediato con esta alteridad. Si ga la ontología -Ia- consistencia- es la sutura-al-ser de toda
el vacío es temaíizado, es necesario, que lo sea en la presentación de SITUACIONón,
su errar y .no en la singularidad, necesariamente plena^ que lo distin- aquello que se presenta, en tanto que la inconsistencia lo, destina a.no
gue como uno en una cuenta diferenciante. .La única salida es qué to- ser más que loúmpresentable de toda consistencia presentadora.
dos los' térrnínos sean «vacíos», compuestos sólo por el. vacío, y que Parece así resolverse un-problema mayor. Ya he dicho que, si el ser
así 'el vacío resulte distribuido por todas partes, que.tododo que distin- es presentado como múltiple puro (afirmación que abrevio algunas
gue la cuenta implícita de las multiplicidades puras.sea'sólo modali- veces, de manera peligrosa', diciendo que el ser es múltiple), el ser-en-
dades-según-lo uno del vacío mismoV Esto únicamente;explica que, en tanto-ser no es, en rigor, ni uno ni múltiple. Ahora-bien, la ontología,
una SITUACIONón, el vacío sea lo impresentable de la supuestamente la' ciencia del ser-en-tanto-ser, al estar, sometida a la
presentación. ley de las SITUACIONones, ¿íehepresentar y, en el.mejor de los
Digámoslo de otra manera. Puesto que,la ontología es teoría de lo casos, pre-
múltiple puro, ¿qué puede componer su axiomática presentadora? ¿De senta la presentación, es decir, lo múltiple puro. Pero, en cuanto al
qué existente se apropian las .Ideas de lo múltiple cuyos axiomas ins- ser-en-tanto-ser ¿cómo evita decidir en favor de lo múltiple? Lo con-
tituyen la acción legisladora sobre lo múltiple en tanto múltiple? Cier- sigue en tanto su punto de ser propio es el vacío, es decir, ese «múlti-
ple» que no es ni imo ni múltiple, que es múltiple de nada y entonces.
74 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

MEDITACIÓN CINCO
en lo que le concierne, no presenta nada bajo la forma de lo múltiple,
como tampoco bajo la de lo uno. Así, la ontología enuncia que lá pre-
sentación es múltiple, pero el ser de la presentación, lo que es presen- La marca 0
tado, por ser vacío, sé sustrae a la dialéctica uno/múltiple.
Surgirá entonces la pregunta: ¿para qué sirve decir que el vacío es
«múltiple», si se habla de «múltiple de nada»? Es que la ontología es
una SITUACIONón y, en consecuencia, todo lo que ella presenta
cae bajo su
ley, que es la de tener que dar cuenta sólo de lo múltiple-sin-uno. De
esto resulta que el vacío es nombrado como múltiple, aun si, no com-
poniendo nada, es en realidad diagonal a la oposición
intraSITUACIONónal
entre lo ün'o y lo múltiple. Nombrarlo como múltiple es, la única sali-
da que deja no poder nombrarlo como uno, puesto que la ontología
dispone, como su principio mayor, que lo uno,no es, pero también, que
toda estructura, incluida la axiomática de la ontología, establece que De acuerdo con los requisitos del concepto, (meditación 1), la pre-
sólo hay uno y múltiple, aunque fuese, como aquí, para rescindir que sentación de la ontología -es decir, la teoría matemática de lo múlti-
lo uno sea. ple, o teoría de conjuntos,- se efectúa sólo como ima axiomática. Las
Uno de los actos de esta rescisión .es, justamente, plantear que el grandes Ideas de lo múltiple son enunciados inaugurales referidos a
vacío es múltiple, el primer múltiple, el ser mismo a partir del cual to- variables a, ¡3, y, etc., que denotan multiplicidades puras, tal como
da presentación múltiple, cuando es presentada, se teje y se enumera. está, implícitamente convenido.. Esta presentación excluye, toda defi-
nición explícita de lo múltiple, único medio de evitar la existencia de
Como el vacío es indiscernible como término (puesto que es no-
lo Uno. Hay que destacar que la cantidad de estos enunciados es pe-
uno), queda claro que su advenimiento inaugural es un puro acto de
queña: son nueve axiomas o esquemas de axiomas. Se reconocerá en
nominación. Ese nombre no puede ser específico, no puede poner al
esta economía presentadora el signo de que los «primeros principios
vacío bajo algo, lo que sea, que lo subsuma, ya que esto equivaldría a
del ser», como decía Aristóteles, son tan poco numerosos como cru-
restablecer lo uno. El nombre no puede indicar que el vacío es esto o ciales.
aquello. El acto de nominación, al no ser específico^ se agota en sí ■Entre estos enunciados, sólo uno es existencia! en sentido fuerte,
mismo, sólo señala lo impresentable como tal; sin embargo, en la on- es decir, encargado de inscribir directamente una existencia y no de
tología, lo impresentable adviene por el forzamiento presentador, que reglar, una construcción, que presupone que hay ya un múltiple pre-
lo dispone como la nada de la que todo procede. De esto resulta que sentado. Como todo lo deja prever, ese enunciado concierne el vacío.
el nombre del vacío es un puro nombre propio, que se indica a sí mis- Para pensar la singularidad de este enunciado existencial sobre el
mo, sin diferenciar nada en aquello a lo que se refiere, y se autodecla-. ■^cío, situemos primero, rápidamente, las í>rincipales Ideas de lo múl-
ra bajo la forma de lo múltiple, aunque nada, por él, sea contado. tiple, con un valor estrictamente operatorio.
La- ontología comienza, de manera ineludible, una vez dispuestas
las Ideas legisladoras de lo múltiple, a partir del puro proferimiento
de lo arbitrario de un nombre propio. Ese nombre, ese si^o, ,ajustado
al vacío, es, en un sentido para siempre enigmático, el nombre propio
del ser.
76 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA MARCA 0 77

1. Lo MISMO Y LO OTRO: EL AXIOMA DE EXTENSIONALIDAD de lo uno,! puesto que lo uno no es. El axioma de extensionalidad, en
suma, lleva a lo mismo y a lo otro al estricto rigor de-la cuenta, tal co-
mo él estructura la presentación de la presentación. Lo mismo es lo
El axioma de extensionalidad plantea que dos conjuntos son igua- mismo de la cuenta de los múltiples de los que se compone todo múl-
les (idénticos) si los múltiples de los que ellos son el múltiple, los tiple a partir del momento en que es contado por uno.
múltiples de los cuales aseguran la cuenta-por-uno conjuntista, son Observemos, sin embargo, que el axioma de extensionalidad, ley
«los mismos». ¿Qué quiere decir «los mismos»? ¿No habría allí un de lo mismo y de lo otro, no nos dice nadá acerca de la existencia de
círculo que ñanda lo mismo sobre lo mismo? En el vocabulario natu- algo.: Sólo fija, para todo múltiple eventúalmente existente, la regla
ral, e inadecuado, qüe distingue «elementos» y «Conjuntos» disimu- canónica de su diferenciación. '
lando que sólo hay múltiple, el axioma se enuncia asi; «dos conjuntos
son idénticos si tienen los mismos elementos». Pero sabemos que
«elemento» no designa nada intrínseco, sólo designa que un múltiple y
es presentado por lá presentación de otro, a, lo que se escribe: ye a. 2-. LAS OPERACIONES BAJO CONDICIÓN: AXIOMAS DE LOS SUBCONJUNTOS,
Por consiguiente, el axioma de extensionalidad equivale a afirmar que DE UNIÓN, DE SEPARACIÓN Y DE REEMPLAZO
si todo múltiple presentado en lá presentación de a, es presentada en
la de e inversamente,' entonces estos dos múltiples, a y P, son los
mismos.' ••• :. '‘ Si dejamos de lado los axiomas de elección, del infinito y de funda-
La arquitectura lógica del axioma se apoya en la universalidad'de ción -detallaré más adelante su importancia metaoníológica esencial-,
la aserción y no'Sobre la recurrencia de lo mismo. Indica que si, para
otros cuatro axiomas «clásicos» forman una segunda'categoría, siendo
todo múltiple y, es equivalente -por lo tanto, indiferente- afirmar qué
todos de la forma: «Sea un conjunto cualquierá'd, que sé supone que
pertenece a a o afirmar que pertenece a p, entonces a y P son indis-
existe, entonces existe otro conjunto a, construido a partir dé d de tal o
tinguibles y sustitüíbles, en todas partes, el uno por el otro. La' identi-
cual manera». Estos axiomas son igualmente compatiblés bon la no-
dad de los .múltiples está íiindada sobre la indiferencia de la pertenen-
cia. Esto se.escribé: existencia de cualquier cosa que sea, la no-presentación absoluta, ya
que ellos solamente indican una existencia a condición de otra! El ca-
(Vy) [(yé a) ^ (ye p)] ^ (a='p) rácter puramente condicional de la existencia está marcado'una vez más
por la estructura lógica de estos axiomas, que son todos del tipo: «para
La marcación diferencial dé dos conjuntos se hace según aquello todo a, existe j3 tal que tiene una relación definida con a».' Él «para to-
que pertenece a su presentación. Pero el «aquello que» siempre es un do o»' significa evidentemente que si existe un a, entonces, en todos los
múltiple; Que úñ múltiple tal, supongamos y, tenga con a lá relación casos, existe^, asociado a a según tal o cual regla: Pero el enunciado
de pertenencia --ser uno de los múltiples de los que el múltiple a'está no decide sobre la existencia o la no-existenciá de Uno solo de esos a.
compuesto- y no la tenga con P, hace, que a y p sean contados como Técnicamente,'ésto quiere decir que el prefijo -los cuaníificadOres'iñi-
diferentes. ciales- de estos axiomas es del tipo: «para todo.'..' existe... tal qué.!.», ó
Esté carácter puramente extensional del régimen de lo mismo y dé sea (Va) (3p) [..!]. En contrapartida, qúeda claro que un axioma qué'
lo otro, es inherente al hecho de que la teoría de conjuntos es teoría de áfirmara una existencia incondicionada sería del tipo: «existe... -tal
lo múltiple-sin-uno, de lo múltiple en tanto múltiple de múltiples. ¿Pe qüe»,-y por lo tanto comenzaría por el ciia'ntificador existencial. ' '
dónde podría provenir que haya diferencia, sino de que un múltiple 'Finalmente, éstos cuatro axiomas, cuyo examen técnico detallado
falta en un múltiple? Ninguna cualidad particular puede servimos pa- es^'íhútil aquí, sé refieren a las gárantías'de existencia para constrüc-'
ra marcar la diferencia, ni siquiera que lo múltiple pueda distinguirse ciones de múltiples'á partir de ciertas características internas de múl-
tiples supuestos existentes. Esquemáticamente:
78 EL SER Y EL ACOÍ^TECIMIENTO LA MARCA 0 79

a. El jpiioma del conjunto de los subconjuntos con un conjunto dado la relación de pertenencia: ¿Puedo contar siste-
Este axioma afirma que, dado un conjunto, los subconjuntos de es- máticamente las descomposiciones de los múltiples que pertenecen a
te conjunto se pueden contar-por-imo, es decir, son un conjunto. ¿Qué un múltiple, dado? Porque si un múltiple es múltiple de múltiples, es
es un subconjunto de un múltiple? Es, im múltiple tal que todos ios múltiple de múltiples de múltiples de múltiples, etc.
múltiples que son presentados en su presentación (que le «pertene- , La cuestión que se presenta és doble;
cen»), son también presentados por el múltiple inicial, a, sin que la a. .¿La cuenta-por-uno se extiende a las descomposiciones? ¿Hay
recíproca sea necesariamente VERDADera (de otro modo, reencontra- una axiomática de la diseminación, como la hay de las composicio-
ríamos la identidad extensional), La estructura lógica no es aquí la nes?
equivalencia, sino la implicación. El conjunto p es subconjunto de a , b. ¿Hay un punto de detención? Porque la diseminación, como aca-
-se indica pea- si, cuando y elemento de p, o sea: y e p, enton- bamos de ver, parece conducir al infinito.
ces él es también elemento de a, o sea; y s a. Dicho de otra manera, La segunda cuestión es muy profunda, y se ve bien por qué. Plan-
pea, que se lee «P está incluido en a», es una escritura abreviada de tea dónde la presentación se sutura a algún punto fijo, a algún átomo
de-ser que ya no pudiera descomponerse más. Lo que parece imposi-
la fórmula;
ble si ei ser-múltiple es la forma, absoluta de la presentación. La res-
(Vy)[(yep)-^(yea)] puesta se dará en dos tiempos; por el axioma del vacío, un poco más
adelante, y procediendo al examen del axioma de fundación, en la
Volveré en las meditaciones 7 y 8 sobre el concepto, en VERDAD meditación 18. ,
fundamental, de subconjunto o de submúltiplé, y sobre la distinción La primera cuestión se resuelve de inmediato por al axioma de
erúit pertenencia inclusión {c). unión, que indica que cada paso de la diseminación es contado por
. Por el momento nos basta s?ber que el axioma dejos subconjuntos uno. Dicho de otra mnnera, los múltiples de los que se componen los
garantiza que si un conjimto existe, entonces existe también el con- múltiples que componen un-múltiple, forman ellos mismos un con-
junto, que cuenta por uno a todos los subconjuntos del primero. De junto (cabe recordsü: que la palabra «conjunto», que no es. definida ni
manera más conceptual; si un múltiple es presentado, es también pre- definible, designa lo que la presentación axiomática autoriza a contar
sentado el rnúltiple cuyos términos (los elementos) son los submúlti- por uno). ■. . . ' i:
ples del primero. . Según la metáfora de los elementos ^rque no es más que una subs-
tancialización, siempre peligrosa, de la relación de pertenencia- se
b. El axioma de unión \ \ dice: para todo conjunto, existe el conjunto de los elementos de los
Como un rnúltiple es múltiple de múltiples, se puede plantear legí- elementos de ese conjunto. O sea; si a es presentado, es también pre-
sentado el (5 al que pertenecen todos los 9 que pertenecen a algún y
timamente si la potencia de la cuenta por la cual un múltiple,es pre-
perteneciente a a. O bien aún: si y e a y 9 € y, entonces exisJe un {3
sentado se extiende también a la presentación desplegada de los múl-
tal que 9 6 p. El múltiple p reúne la primera diseminación de a, aqué-
tiples que lo componen, aprehendidos a su vez- como .múltiples de
lla que se obtiene descomponiendo en múltiples los múltiples que le
múltiples. ¿Es posible diseminar interiorrnente Jos múltiples de los
pertenecen, por lo tanto, des-contando a;'
que un múltiple hace lo uno del resultado,? Se trata de. la operación in-
versa .de la que asegura el axioma de los subconjuntos.-■
(Va) (3P) [(9 €-p) ^ (3y) [(ye a) & (9 e y)]]
En efecto, el;axioma de los subconjuntos me asegura que,es conta-
do por uno el paúltiple de todos los reagrupamientos—de tcjdos los . Dadora, el conjunto p, cuya existencia es afirmada, se escribirá u
subconjuntos- compuestos de múltiples que pertenecen a un múltiple a {unión de a). La elección de la palabra «unión>> remite a la idea de
dado. Existe el resultado-uno (el conjunto) de todas las composiciones que esta proposición axiomática exhibe la esencia misma de lo que un
posibles, es decir, de todas las inclusiones, de aquello que mantiene
80 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA MARCA 0 81

múltiple «une», esto es, múltiples,-y de que se la^exhibe <<uniendo» pies son múltiples, a condición de que esté asegurado que no se traté
los múltiples segundos (con respecto al uno inicial), de los cuales^ a sino de múltiples. Resumiendo, el atributo «ser-M«-múltiple» trascien-
su vez, están compuestos los primeros, aquellos cuyo resultado era el de a ios múltiples particulares que son elementos del múltiple dado.
uno inicial. El hacer-un-múltiple (el «mantener-conjunto», decía Cantor), última
La homogeneidad fundamental del ser es supuesta a partir de que figura estructurada de la presentación, se mantiene como tal aún
la vj a, que. disemina el uno-múltiple inicial y luego cuenta por uno lo cuando todo lo que lo compone sea reemplazado.
diseminado, no es, a su vez, ni más ni menos un múltiple de aquello Se ve hasta qué punto la teoría extrema su vocación de presentar
de lo que se partió. De la misma manera, el conjunto de los subcon- solamente lo múltiple puro: hasta el punto en que la cuenta-por-uno
juntos no nos hacía salir de ningún modo del reino sin concepto de lo que su axiomática organiza instituye su permanencia operatoria- sobre
múltiple. Tanto por abajo como por arriba, ya sea que se disperse' o el tema del lazo-múltiple en sí, vacío de toda especificación respecto
que se reúna, la teoría no ha de conocer un «algo» heterogéneo á lo de lo que.él liga. .v
múltiple puro. Aquí, la ontología no anuncia ni Uno ni Todo ni Áto- - Lo múltiple es VERDADeramente presentado como forma-
mo. Sólo la uniforme cuenta-por-uno axiomática de las multiplicida- múltiple,
des. • ' invariante en toda sustitución que afecte a Ios-términos, quiero decir,
invariante, en tanto que siempre se dispone en el lazo-uno de lo múl-
tiple. ■
c. El axioma de separación o de.Zermelo ■
Más que ningún otro, el axioma de reemplazo se ajusta rrhasta el
Lo hemos estudiado en detalle en la meditación 3.
punto de indicarlo casi demasiado-^ a que la SITUACIONón
matemática sea
d. El esquema de axiomas de reemplazo (o -de sustitución)
presentación de la pura forma presentadora, donde el ser adviene co-
En su formulación natural, el axioma de reemplazo dice lo si-
mo'lo-que-es. •
guiente: si se tiene un conjunto y se reemplazan sus elementos por
Sin embargo, al igual que los axiomas de extensionalidad, de sepa-
otros, se obtiene un conjunto.
ración, de las partes o de unión, el reemplazo no. induce aún la exis-
En su formulación metaontológica, el axioma de reemplazo dice,
tencia de algún múltiple, cualquiera que sea. • '
más exactamente: si un múltiple de múltiples es presentado, es tam-
El axioma de extensionalidad fija el régimen de lo mismo y de lo
bién presentado el múltiple que se compone de la sustitución -uno
otro. -,
por uno- de los múltiples que presenta el primer múltiple, por nuevos
El conjunto de los subconjuntos y el conjunto-unión establecen
múltiples, que se supone, por otra parte, que han sido ellos mismos
querías composiciones internas (subconjuntos) y las diseminaciones
presentados.
(unión) sean retomadas bajo la ley de la cuenta, y que no haya nada,
•La’idea, profunda y singular, es la siguiente; si la cuenta-por-uno
ni por arriba, ni por abajo, que obstaculice la uniformidad de la pre-
se ejerce dando la consistencia de ser un-múltiple a los múltiples, ella
sentación en tanto múltiple. .
se ejercerá también si estosmúltiples son, término a término, reem-
El axioma de separación subordina la capacidad-del lenguaje para
plazados por otros. Esto equivale a decir queda consistencia de un
presentar múltiples a que ya haya presentación.
múltiple no depende de los múltiples particulares de los cuales él es
El axioma de reemplazo plantea que lo múltiple está bajo la ley dé
múltiple. Si se los cambia, la consistencia-una, que es un resultado,
la cuenta en tanto forma múltiple, idea incorruptible del lazo.
permanece, pese a qué se haya realizado una sustitución 'múltiple por
En suma, estos cinco axiomas, o esquemas.de;axiomas, fijan el
múltiple.
sistema.de las Ideas bajo cuya ley se presenta toda presentación, cn
Purificando aún más lo que lleva a cabo como presentación 4e la
tanto forma del ser: la pertenencia (única Idea primitiva, significante
presentación-múltiple,-la teoría de conjuntos afirma que la'cuenta-
último del ser-presentado), la diferencia, la inclusión, la disemina-
por-uno de los múltiples es indiferente a aquello de lo que esos múlti-
ción, el par lengüaje/existencia, la sustitución.
Tenemos en esto;^ por cierto, todo el material de una ontología. Sin
82 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA MARCA 0 83

embargo, ninguno de los enunciados inaugurales en los que se da la por los. múltiples que pertenecen a los múltiples que se diferencian.
ley de las Ideas resuelve la pregunta: «¿Hay algo más bien que na- Un múltiple-de-nada, entonces, no tiene ninguna marca diferencial
da?». concebible. Lo impresentable es inextensional y, por lo tanto, in-dife-
rente. De esto resulta que la inscripción de ese in-diferente será nece-
sariamente negativa, puesto que ninguna posibilidad -ningún múlti-
ple- puede indicar que es de él que se afirma la existencia; Exigir que
3. EL VAClO, SUTURA SUSTRACTIVA AL SER la existencia absolutamente primera debe ser una negación muestra
que el ser está suturado a las Ideas de lo múltiple en el modo sustrac-
tivo. De esta manera se comienza a abandonar toda exaltación presen-
• En_este punto, la decisión axiomática resulta particularmente ries- tificante del ser. '
gosa. Porque ¿cuál sería el privilegio que podría hacer valer un múlti- Pero,-¿qué puede negar la negación, que inscribe la existencia de
ple, para ser designado como aquel cuya existencia se afirma de ma- lo impresentable como in-diferencia? Puesto que la Idea primitiva de
nera inaugural? Y si él es el múltiple del cual se derivan todos los lo múltiple es la pertenencia y que se trata de negar lo múltiple en
otros por composiciones conformes a las leyes de las Ideas, ¿no es por tanto rnúltiple de múltiples, sin por ello hacer advenir lo uno, es con
cierto ese uno respecto del cual nos esforzamos en declarar que no es? seguridad la pertenencia como tal la que es negada. Lo impresentable
Si, por el. contrario, es un múltiple-contado-por-uno, por lo tanta un es aquello a lo que nada, ningún múltiple, pertenece y, por consi-
múltiple de múltiples, ¿cómo puede ser, al ser ya el resultado de ama guiente, no puede presentarse en su diferencia.
composición, el múltiple absolutamente primero? : Negar la pertenencia es negar la presentación, por lo tanto, la exis-
La cuestión es nada menos que la sutura-al-ser de una teoría tencia; ya qué la existencia es el ser-en-la-presentación. La estructura
-axiomáticamente presentada- de la presentación. El índice existen- del enunciado que^ inscribe la «primera» existencia es entonces, en
cia! a encontrar es aquel por el cual el sistema legislativo de las Ideas, VERDAD, la negación de toda existencia según la pertenencia. Este
que asegura que nada puede impurificar al múltiple, se propone como' enunciado dirá algo así como: «Existe aquello de lo que se' puede
despliegue inscripto del ser-en-tanto-ser. afirmar que no le pertenece ninguna existencia». O bien: «Existe un
Pero para no recaer en una SITUACIONón no ontológica, se “múltiple” que está sustraído a la Idea primitiva de lo múltiple».'
requiere que Este axioma singular, el sexto de nuestra, lista, es el axioma,4^1
este índice no proponga nada:tn particular y, en consecuencia, que no conjunto vacio. . . '
se trate ni de lo uno, que no es, ni de un múltiple compuesto, que és En su formulación natural -esta vez, a decir VERDAD, en impasse
siempre un resultado de la cuenta, un efecto de la estructura. de
La solución asombrosa de este problema es la siguiente; tener co- su propia evidencia- se enuncia: «Existe un conjunto que no tiene
mo guía que nada está liberado de la ley de las Ideas, pero hacer-ser ningún elemento». En este punto, lo sustractivo del ser hace fallar la
esta nada mediante la asunción de un puro nombre propio. O más distinción, intuitiva elementos/conjunto.
aún: comptobar que existe, por la elección excedentaria de un nom- En su formulación metaontológica, se dirá: lo impresentable es
bre, sólo lo impresentable^ de esto, las Ideas derivarán luego toda for- presentado como término sustractivo de la presentación de la presen-
ma admisible de presentación. tación. O bien: existe un múltiple que no está bajo la Idea de lo múlti-
Puesto que en el marco de la teoría de conjuntos lo que es presen- ple. O bien: en la SITUACIONón ontológica, el ser se deja
tado es múltiple de múltiples, es decir, la forma de la presentación nombrar como
misma, lo impresentable sólo puede acceder a la lengua como lo'qué aquello cuya existencia no existe. '
es «múltiple» de nada. ■■ ‘ En su formulación técnica más ajustada al concepto, el axioma'del
Obsérvenlos este punto: la diferencia de-dos múltiples, tal como conjunto vacío comenzará por un cuantificador existencial (se trata de
está reglada por el axioma de extensionalidad, sólo puede ser marcada decir que el ser inviste las Ideas), continuará con una negación de
existencia'^(se trata de impresentar el ser), que afectará la pertenencia
34 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA MARCA 0 85

(se trata dé.impresentarla como múltiple, y la Idea de lo múltiple es tal como se señala en'la presentación, y de ningún modo la presenta-
e ). De lo cual resultará lo siguiente (anoto ~ la negación): ción de lo uno.
Llegamos entonces a esta notable conclusión: el vacío es único
(3p)[~(3a)(aep)] porque lo uno no es.
Decir que el conjunto vacío es único equivale a decir que su marca
que se lee: existe (3, tal que nó existe ningún a que le pertenezca. es un nombre propio. Así, el ser inviste las Ideas de la presentación de
Ahora, ¿en qué sentido hé podido decir que este cuya existen- lo múltiple puro, bajo la forma de unicidad que señala un nombre pro-
cia es- afirmada aquí y por lo tanto no es ya una simple Idea o una pio. Para escribir este nombre dej ser, este punto sustractivo de lo múl-
ley, sino una sutura ontológica -la existencia de un inexistente-, es tiple -de acuerdo con la forma general en que la presentación se pre-
en VERDAD un nombre propio? Un nombre propio exige que su refe- senta y, por íó tanto; es-, los- niatemáticós buscaron un signo alejado
rente sea único. Distingamos coii cuidado lo uno y la unicidad. Si lo de todos sus alfabetos habituales; no se trata de una letra griega ni lati-
uno no es más que el efecto implícito y sin ser de la cuenta -por lo na ni gótica, sino de una vieja letra escandinava, 0, emblema del va-
tanto, de las Ideas .axiomáticas- la unicidad, en cambio, puéde per- cío, cero afectado por la barra del sentido. Como si hubieran tenido
fectamente ser un atributo de lo múltiple. Sólo indica que tal 'múlti- una sorda conciencia de que al proclamar que sólo el vacío es -porque
ple es diferente de cualquier otro. El axioma de extensionalidad per- sólo él in-existe a lo múltiple, y porque las Ideas de lo múltiple sólo
mite controlarlo. Sin embargo, el conjunto vacío es inextensio.nal, están vivas por lo que a ellas se sustrae- tocaban alguna región sagra-
in-diferente. ¿Cómo se puede llegar a pensar, su unicidad, si no le da, en los límites de la lengua, y que, rivalizando con los teólogos -pa-
pertenece nada de lo que pueda marcarse una diferencia? Los mate- ra quienes desde hace mucho tiempo el ser supremo es nombre pro-
máticos suelen decir, con cierta ligereza,;que el conjunto vacío es pio-, pero oponiendo a su promesa de lo Uno y de la Presencia, lo
único «según el axioma de extensionalidad». Es hacer como si «dos» irrevocable de la im-presentación y del des-ser de lo Uno, parecería
vacíos se pudieran identificar como dos «algo», es -decir, dos múlti- que los matemáticos hubieran querido resguardar su propia audacia en
ples de múltiples, cuando la ley de la diferencia les es conceptual- la cifra de una lengua olvidada.
mente, si no formalmente, inadecuada. La VERDAD es más bien ésta: la
unicidad del conjunto vacío es inmediata porque nada lo diferencia, y
no porque su diferencia sea corroborable. La unicidad según la dife-
rencia es aquí sustituida por la irremediable unicidad de la in-dife-
rencia.
Lo que asegura que el conjunto vacío es único, es que al- querer
pensarlo como especie o nombre común, al suponer que pueda haber
«diversos vacíos», me expongo, en el marco de la teoría ontológica de
lo múltiple, a desarreglar el régimen de lo mismo y de lo otro y yerme
obligado a fundar la diferencia sobre otra cosa que la pertenencia.
Ahora bien, todo procedimiento de este género implicaría, de hecho,
restaurar el ser dé lo uno. Porque «los» vacíos, al sen inextensionales,
son indistinguibles en tanto múltiples; por consiguiente, sería precisó
diferenciarlos en tanto unos, según un principio completamente nuevo.
Pero lo uno no es, en consecuencia no puedo asumir que. el ser-vacío
sea una propiedad, una especie, un nombre común. No hay «diversos»
vacíos, sólo hay uno, lo que significa la unicidad de lo impresentable,
MEDITACIÓN SEIS

Aristóteles

«Absurdo (fiiera-de-lugar) que el punto sea un vacío»


Física, libro IV

Durante casi tres siglos se pudo creer que la experimentación de la


física racional volvía por completo caduca la refutación de la existen-
cia del vacío que hiciera Aristóteles. El famoso opúsculo de Pascal,
Expériencies nóuvelles touchant le vide [Nuevas experiencias referen-
tes al vacío] -título inadmisible en el dispositivo conceptual de Aris-
tóteles--debía, en 1647, dar a .los trabajos anteriores de Toricelli un
vigor propagandístico capaz de interesar a un público no científico.
.. En su examen crítico del concepto de vacío {Física, libro ly sec-
ción -8), Aristóteles se había expuesto triplemente a que el devenir de
la ciencia positiva produjera un contra-ejemplo experimental de sute-
sis. En primer lugar, declaraba expresamente que teorizar sobre el va-
cio era una tarea que correspondía a los físicos. Luego, su propio ré^
corrido apelaba a la experiencia: un cubo de madera sumergido en
agua,. comparado, en sus efectos - con el mismo cubo supuesto vacío.
Finalmente, su conclusión era por completo negativa: el vacío no tiene
ningún ser concebible, ni separable, ni inseparado {oürs áxc^plorov
ours KsxcopjQpéí'ov). -
Sin embargo, iluminados en este punto por Heidegger y algunos
otros, no podemos hoy damos por satisfechos con ese modo de esta-
blecer la cuestión. 'Si analizamos con mayor cuidado, debemos conve-
nir¿ antes que nada, que Aristóteles deja abierta al menos una posibi-
lidad: que el, vacío sea otro nombre de la materia concebida en tanto
tal {q üÁq ^ TOI aürq), en especial si se considera a la materia como
el concepto del ser-en-potencia de lo pesado y lo liviano. El vacío
EL SER Y EL ACONTECIMIENTO ARISTÓTELES 89

nombraría entonces la causa material de la traslación, no en tanto me- en-tanto-ser de aquello cuya presentación implica el movimiento; ella
dio universal del movimiento local -tal como lo concebían los ato- es el movimiento, y no su ley. La física trata de pensar el hay [le il-y-
mistas-, sino como virtualidad ontqiógica indeterminada, inmanente a] del movimiento en tanto figura del advenimiento natural del ser. Se
al movimiento natural, que lleva lo pesado hacia abajo y lo liviano enfrenta con la cuestión; ¿por qué hay movimiento y no más bien in-
hacia arriba. El vacío sería la in-díferencia latente de la diferencia- movilidad absoluta? La naturaleza es ese principio (ápxó), esa causa
ción natural de los movimientos, tal como son prescritos por el ser (alTÍa), del -mover-se y del ser-en-reposo, que reside primordialmente
cualificado (pesado o liviano) áé los‘ cuerpos. En este sentido, habría en el ser-movido o en el ser-en-reposo, en y por sí (nad aÓTÓ) y no
un ser del vacío, pero un ser presubstancial, por lo tanto, impensable por accidente. Nada de esto puede impedir que el vacío de Pascal o el
como tal. de Toricelli, al no estar determinado como pertenencia esencial de lo-
Por otra parte, la experiencia,, en el sentido de Aristóteles, no es de que-se-presenta en su originariedad natural, sea un in-existente respec-
ninguna manera ese artefacto conceptual que materializan los tubos to de la naturaleza, un no-ser físico (en el sentido de Aristóteles), es
de agua o de mercurio de Toricelli y de Pascal, y al que conduce la decir, una producción forzada o accidental
mediación matematizable de la medida. Para Aristóteles, la experien- De acuerdo con nuestra perspectiva ontológica, conviene entonces
cia es un ejemplo corriente, una imagen sensible, que viene a adornar volver-sobre, la cuestión de Aristóteles, ya que nuestra máxima no
y apoyar un desarrollo demostrativo, cuya clave está por completo en puede ser,, la de Pascal, quien con respecto a la existencia del vacío
la producción de .una definición correcta. Es dudoso que exista, aun- proclama que si de una hipótesis «se infiere algo contrario a uno solo
que sólo fuese a titulo'de inexistente perisable como único, un referen- de los fenómenos, es suficiente para asegurar su falsedad». A esta rui-
te común para lo que Pascal y Aristóteles llaman vacío. Si se quiere na de un sistema- conceptual en función de la unicidad del hecho.-en
aprender de Aristóteles -o bien refutarlo- es necesario tomar en cuen- esto Pascal anticipa a Popper- debemos oponer el examen intemo.de
ta el espacio de pensamiento en el que funcionan sus 'conceptos y-de- la argumentación de Aristóteles, nosotros, para quienes el vacío es en
finiciones. Para el Griego, el vacío no es una diferencia experimental, VERDAD el nombre del ser y no puede verse ni puesto en-duda ni.esta-
sino una .categoría ontológica, una suposición relativa a lo que se pro- blecido por efecto de una experiencia. La facilidad de la refutación fí-
diga naturalmente como figuras del ser. En esta lógica, la producción sica (en el sentido moderno) nos es aquí prohibida y, en consecuencia,
artificial de un vacío no es una respuesta, adecuada a la cuestión de tenemos que descubrir el punto débil ontológico del dispositivo en cu-
saber si la naturaleza hace advenir, según su'propia eclosión,'«un lu- yo interior Aristóteles hace in-existir absolutamente el vacío.
gar en el que nada es», ya que tal es-la definición aristotélica del vd.-- , ' El mismo Aristóteles deja de lado una sencillez ontológica en cier-
cío {TÓ K£uóv TÓno<; EV ó ¡jqSév scrriv). :- - to modo simétrica a la sencillez experimental. Si la segunda se hace
El «físico», en el sentido de Aristóteles,-no se corresponde de nin- fuerte al producir un espacio vacío, la primera -imputada a Meliso y
guna manera con lá forma arqueológica del físico moderno. Solamen- Parménides- se contenta con rechazar el vacío como puro nO-ser; ró
te puede aparecer así por efecto de la ilusión retroactiva que engendra Ss KEvóv oó. rcov ovTMv, el vacío no está entre los entes, sino for-
la revolución galileana; Para Aristóteles, el físico, estudia lá naturaleza, cluido de ,1a presentación. Este argumento, no le agrada a Aristóteles,
esto e.s, esa región del ser (nosotros diríamos; ese-tipo de para quien, a decir VERDAD, es necesario primero.pensar la correlación
SITUACIONón) en del yació y de la presentación «física», o, incluso el lazo del vacío y
la que son pertinentes los conceptos de movimiento y de reposo. Me- del, movimiento. El vacío «en-sí» es ,propiameníe impensable, por lo
jor aún; el pensamiento teórico':del físico acuerda con que movimien- tanto, irrefutable. En la medida en que la cuestión del vacío pertenece
to y reposo son atributos intrínsecos de lo-que-es a la teoría de la naturaleza, es necesario dirigir la crítica a su supuesta
en'SITUACIONón «físi- disposición en el mover-se. Yo diría, en mi lenguaje: el vacío debe ser
ca». Los movimientos provocados (Aristóteles dice; «violentos») -y examinado en SITUACIONón.
entonces, en un cierto sentido, todo lo .que puede producir el artificio El concepto aristotélico de la SITUACIONón natural es el
de una experiencia, de un montaje técnico- permanecen 'fuera del lugar. El lugar
campo de la física, en el sentido de Aristóteles. La naturaleza es el ser-
90 EL SER.Y EL ACONTECIMIENTO ARISTÓTELES 91

no existe, es la envoltura de todo existente, que tiene asignado un sitio vacío y el infinito. Veremos más adelante (meditaciones 13 y 14, por
natural. El vacío «en SITUACIONón» sería, entonces, un lugar en ejemplo) que tiene toda la razón: el vacío es el punto de ser del infini-
el que no to. Aristóteles lo dice según lo sustractivo del ser, planteando que la
habría nada. La correlación inmediata no es entre el vacio y el no-ser, in-diferencia es común al vacío y al infinito, en tanto especies de la
sino entre el vacío y la nada, por la mediación no-ente, aunque natu- nada y del no-ente; «¿Cómo podría ser el movimiento por naturaleza
ral, del lugar. Pero la naturalidad del lugar reside en ser el sitio hacia desde el momento en que, según el vacío y el infinito, no existe nin-
donde se mueve el cuerpo -el ente-, cuyo lugar es el lugar. Todo lu- guna diferencia? [...] Pues de la nada [roO pqSsvóc;] no hay ninguna
gar es el de un cuerpo, y prueba de ello es que si se separa ese cuerpo diferencia, como tampoco del no-ente [TOO ¡JI) ÓVTOC]. Ahora bien, el
de su lugar, tiende a volver allí. La cuestión de la existencia del vacío vacío parece ser un no-ente y una privación [arépqo/c].»
pasa a ser, entonces, la de su función respecto del mover-se, cuya po- Sin embargo, ¿qué es el infinito (o, más exactamente, lo ilimita-
laridad es el lugar. ■ do)? Para un griego, es'la negación de la presentación misma, ya que
La primera gran demostración de Aristóteles apunta a establecer lo-que-se-presenta afirma su ser en la firme disposición de su límite
que el vacío excluye el movimiento y, por lo tanto, se excluye a sí (népa<:). Decir que el vacío es intrínsecamente infinito, equivale a
mismo del ser-en-tanto-ser tomado en su presentación natural. Esta afirmar que está fuera de SITUACIONón,- impresentable. De esta
demostración, por cierto fuerte, compromete sucesivamente los'con- manera, el
ceptos de diferencia, ilimitación (o infinitud) e inconmensurabilidad. vacío está en exceso respecto del ser como disposición pensable, y en
Hay una gran proñmdidad en este planteo del vacío como in-diferen- especial como disposición natural. Y esto, en un triple sentido:
cia, in-finitud, des-mesura. Esta triple determinación especifica el -En primer lugar, suponiendo que haya movimiento y por consi-
errar del vacío, su función ontológica sustractiva, su inconsistencia guiente, presentación natural en el vacío o según el vacío, habría que
respecto de todo múltiple presentado. concebir-que el cuerpo es necesariamente trasladado al infinito {elp
a. In-diferencia. Todo movimiento tomado en su ser natural exige áneipou áváyrq <pép£G9ai), ya que ninguna diferencia marcaría su
esa diferenciación que es el lugar donde situar el cuerpo que se mue- detención. -La precisión física (en el sentido moderno) de esta obser-
ve. Ahora bien, el vacío en tanto tal carece de toda diferencia yáp vación es una imposibilidad ontológica -por lo tanto, física- en el
Ksvóv, oÓK s'xsí Siacpopáv). La diferencia, en efecto, supone que los sentido de Aristóteles. Sólo indica que la hipótesis de un ser natural
múltiples diferenciados -lo que Aristóteles llama los cuerpos- sean del vacío excede de inmediato el límite inherente a toda presentación
contados-por-uno, según la naturalidad de su destinación local. Ahora efectiva.
bien, el vacío, que nombra la inconsistencia, es «anterioD> a la cuenta- -En segundo lugar, al no poder determinar la in-diferencia del va-
por-uno. No puede afirmar la diferencia (cf. los aspectos matemáticos cío ninguna dirección natural para el movimiento, éste sería «explosi-
de este punto en la meditación 5) y, en consecuencia, prohíbe el movi- vo», es decir, multidireccional: la traslación tendrá lugar «de todas
miento. El dilema es el siguiente: «O bien no hay traslación [<popá] partes» (náurq). También en este caso se excede el carácter siempre
por naturaleza en ninguna parte y. para ningún ser, o bien, si la hay, él orientado de la disposición natural. El vacío arruina la topología de
vacío no, es». Pero excluir el movimiento es’absurdo, puesto que él es las SITUACIONones.
la presentación misma en tanto que eclosión natural del ser. Y sería -Por último, si se supone que es el vacío interior de un cuerpo lo
irrisorio {ysXohv) -esia expresión que emplea Aristóteles- pedir una que lo aligera y lo eleva; sí el vacío es, por lo tanto, la causa del mo-
prueba de la existencia de la-presentación, ya que es justamente la vimiento, también deberá ser el fin. El vacío se dirigiría hacia su pro-
presentación lo que asegura toda existencia. O aún: «Es evidente que pio lugar natural, que podría ser, por ejemplo. Jo alto. Habría, enton-
entre los seres hay pluralidad de seres que dependen de la naturaleza». ces, una reduplicación del vacío, im exceso del vacío sobre sí mismo
Entonces, si el vacío excluye la diferencia, es «irrisorio» asegurarle el que llevaría su propia movilidad hacia sí, lo que Aristóteles llama un
ser en tanto ser natural. «vacío del vacío» {reyoO KSWÓV). Ahora bien, la indiferencia del vacío
h. In-finitud. Para Aristóteles, hay una conexión intrínseca entre el le impide diferir de sí -esto es un teorema de la ontología (cf. la me-
92 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO ARISTÓTELES 93

ditación 5)- y, .por consiguiente, presuponerse él mismo como desti- nita. El vacío es entonces incompatible con el orden lento en el que
nación de su ser natural. toda SITUACIONón re-asegura en sú lugar los múltiples que
El conjunto de estas observaciones es, a mi modo de ver, totalmen- presenta.
te coherente. Es exacto - y la política, en particular, lo certifica- que La triple determinación negativa del vacío (in-diferencia, in-fini-
el vacío, desde que es nombrado «en SITUACIONón», excede la tud, des-mesura), conduce a Aristóteles a rechazar todo ser natural
SITUACIONón del ..vacío: ¿Podría, sin embargo, tener un ser no naturall Deberán
según su propia infinitud; es también exacto que su advenimiento aquí cuestionarse tres fórmulas; en ellas reside el posible'enigma de
acontecimiental procede explosivamente, o «de todas partes», en una un vacío impresentable, presustancial, cuyo ser, que no hizo eclosión
SITUACIONón; es exacto, por último, que el vacío persigue su y no advino,, sería sin embargo el destello latente de lo que es, en tan-
propio des- to que es., , -
pliegue, a partir del momento, en que se desliga del errar al que lo . La primera de estas fórmulas -por cierto, atribuida por Aristóteles
constriñe el estado. Es necesario concluir, con Aristóteles, que el. va- a los «partidarios del vacío», que él se propone refutar- declara que
cío no es, si se entiende por «ser» el orden limitado de la presentación «un vacío, un pleno y un lugar, incluso siendo, no lo son hasta el pun-
y, en particular, lo natural de ese orden. to de depender en cuanto al ser». Si convenimos en pensar el lugar
c. Des-mesura. Todo movimiento es mensurable, en relación con como la SITUACIONón en general, es decir, no como una
otro, por su velocidad. O, como dice Aristóteles, hay siempre propor- existencia (un
ción {Áóyoq) de un movimiento a otro, en la medida.en que ambos se múltiple), sino como el sitio del existir que circunscribe cada- término
inscriben en el tiempo, y que todo tiempo es limitado. El carácter na- existente,, el enunciado de Aristóteles designa la identidad con la si-
tural de una SITUACIONón es también su carácter tuación, tanto del pleno (de un múltiple efectivo), como del vacío (de
proporcionado, nume- lo noipresentádo). Pero también designa su no-identidad, desde el mo-
rable en sentido amplio. Esto lo estableceré más adelante, ligando las mento en que lo que afecta a los tres nombres -el vacío, el pleno y el
SITUACIONones naturales al concepto de multiplicidad ordinal lugar- es una diferencia según'el ser. Se podría imaginar entonces
(meditacio- que la SITUACIONón, concebida como presentación
nes 11 y 12).. Entre la naturaleza {<púoiq) y la proporción, o razón estructurada, efectúa
{Áóyoq), hay reciprocidad. A esta reciprocidad contribuye, como po- simultáneamente la'multiplicidad consistente (el pleno), la multiplici-
tencia del obstáculo -y, en consecuencia, del límite- la resistencia del dad inconsistente (el vacío) y ella misma (el lugar), según una identi-
medio en el que se produce el movimiento. Si se admite que esta re- dad inmediata que es el enteren-totalidad, el dominio acabado de la
sistencia puede ser nula -lo que ocurre cuando el medio es el vacío- experiencia. En contrapartida, lo que se puede decir del ser-en-tanto-
el movimiento perderá toda medida, será incomparable con cualquier ser a partir de estos tres términos, no es idéntico, ya que, por el lado
otro, tenderá hacia la velocidad infinita. «El vacío -dice Arisíóteles- del lugar, tenemos lo uno, la ley de la cuenta; por el lado del pleno,
no tiene ninguna proporción con lo pleno, de rao'do que tampoco la tenemos lo múltiple, tal como es contado por uno; y, por el lado del
tiene el movimiento [en el vacío].» También en este caso, la media- vacío,' tenemos el sin-uno, lo impresentado. No olvidemos que el
ción conceptual se hace de manera sustractiva, a través de la nada: enunciado «el ser se dice de muchas maneras» es un axioma mayor de
«El vacío no tiene ninguna proporción con respecto al exceso de un Aristóteles. En estas .condiciones, el vacío sería el ser como, no-ser
cuerpo sobre é\; dé igual modo que la nada [ró ¡jqSéi'] con respecto impresentación-; el pleno, el ser como ser -la consistencia-^; el lugar,
al número». El vacío es in-numerable, lo que indica que el movimien- el ser como límite-no-ente, borde dé lo múltiple a través de lo uno.
to supuesto no tiene ninguna naturaleza pensable, no tiene ninguna Aristóteles concede la segunda fórmula a quienes querrían ver en
razón en la que se pueda establecer una comparación con cualquier el vacío, de manera absoluta (TTOI/TCOC), la causa de la traslación. Se
otro. podría entonces admitir que el vacío es «la materia de lo pesado y de
La física (en el sentido moderno) no debe confundirnos. Lo que lo ligero en tanto tal». Conceder que el vacío pueda ser un nombre de
Aristóteles nos hace pensar es que toda referencia al vacío produce un la materia-en-sí, es atribuirle esta existencia enigmática del «tercer
exceso sobre la cuenta-por-uno, ima irrupción de inconsistencia, que principio», el SUJETo-soporte (TÓ órroKeiysvov), del cual Aristóteles
se propaga en la SITUACIONón -metafísicamente- con Una
velocidad infi-
94 EL SER Y EL ACOl^TECIMIENTO

establece su necesidad a partir del primer libro de la Física. El ser del


vacío compartiría con el ser de la materia una suerte de precariedad,
II
que lo suspende entre el puro no-ser y el ser-efectivamente-ser, que
para Aristóteles no puede ser sino un término especificable, un algo El ser: exceso, estado de la SITUACIONón.
(TÓ TÓÓf TÍ). Digamos que el vacío, a falta de ser presentado en la Uno/Múltiple, Todo/Partes
consistencia de un múltiple, sería el errar latente del ser de la pre-
sentación. Este errar del ser, más acá y al borde de su consistencia
o e/d
presentada, es expresamente atribuida por Aristóteles a la materia,
cuando dice que es, por cierto, un no-ser, pero por accidente {Kara
ovy^eoqKÓq), y sobre todo -fórmula sorprendente- que ella es, «de
alguna manera, cuasi-substancia» {éyyvc; KOÍ ovaíav JTCOC)- Admitir
que el vacío pueda ser otro nombre de la materia, es conferirle el esta-
tuto de un casi-ser.
La última fórmula refiere ima posibilidad que Aristóteles rechaza,
y que nos distancia de él: el vacío, en la medida en que no es localiza-
ble (o fuera de SITUACIONón), debe ser pensado como puro
punto. Se sabe
qüe esta es la solución ontológica VERDADera, ya que (cf. meditación
5)
el conjunto vacío -que existe sólo por su nombre, 0- es, sin embar-
go, predicable .como único y, por lo tanto, no puede ser figurado como
espacio o extensión, sino como puntualidad. El vacío es el punto de
ser impresentable de toda presentación. Aristóteles rechaza con fir-
meza la hipótesis: <<'Aronov Sé si r¡ o T iyf jq <£\/ó\/», «fuera-de-lugar
(absurdo) que el punto sea vacío». Para él, resulta impensable desligar
totalmente la cuestión del vacío y la del lugar. Si el vacío no es, es
que no se puede pensar un lugar vacío. Como él lo explica, si se supu-
siera un vacío puntual sería necesario que ese punto «ñierá un lugar
en el cual hubiera la extensión de un cuerpo tangible». La inextensión
del punto no deja ningún lugar para un vacío. Es en esto, precisamen-
te, que el pensamiento taii agudo de Aristóteles alcanza su propio im-
posible: que haya que pensar, bajo el nombre de vacío, el fuera-de-lu-
gar del cual todo lugar -toda SITUACIONón- se sostiene en
cuanto a su ser.
Que el sin-Iugar {arorroi') signifique lo absurdo hace olvidar que el
punto, por no ser un lugar, puede justamente atenuar las aporías del
vacío.
Porque es el punto del ser, el vacío es también ese casi-ser que me-
rodea la SITUACIONón en la que el ser consiste. La insistencia
del vacío in-
consiste como deslocalización.
■••li.

MEDITACIÓN SIETE

El punto de exceso

iil

1.-PERTENENCIA E INCLUSIÓN

Ante los laberintos de lo múltiple, la .teoría de conjuntos es, en


muchos aspectos^ una suerte de interrupción fundadora. Durante si-
glos, la filosofía.pensó el ser-presentado a través de dos pares dialéc-
id-jí' ticos cuya interferencia-producía toda clase de abisrnos: el par uno/
múltiple y el par todo/partes.-No.es exagerado decir que el examen de
las. conexiones o desconexiones entre la Unidad y la Totalidad com-
prometían toda la ontología .especulativa.: Y esto fue así: desde los orí-
genes. de la metafísica, ya qué es posible advertir que Platón hizo pre-
valecer esencialmente lo. Uno sobre el Todo, mientras que Aristóteles
optó por lo contrario. - •
: La, teoría de conjuntos echa luz-sobre esa fecunda frontera que hay
entre la relación todo/partes y entre la relación uno/múltiple, porque
illi en el fondo, tanto a una como a otra, las suprime. El concepto de múl-
tiple que piensa esta teoría sin definir su significación, no está, para
?llfl un poscantoriano, ni sostenido por la exiS|tencia de lo Uno ni desple-
gado como totalidad orgánica. Lo múltiple consiste en ser sin-uno, o
múltiple de múltiples, y las categorías de Aristóteles (o de Kant), Uni-
r'í!tí:¡ dad y Totalidad, no sirven para aprehenderlo.
Sin embargo, la teoría distingue dos relaciones posibles entre múl-
tiples. La relación originaría de pertenencia.(designada e), que indi-
ca que un múltiple es contado como elemento en la. presentación de

:
!l'
L
'i
98 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL PUNTO DE EXCESO 99

otro múltiple. Pero también la relación de inclusión (designada <z), (Va) (3p) [(Vy) [(ye p) 44 (ye a)]]
que indica que un múltiple es subconjunto de otro; aludimos a ella
cuando nos referimos al axioma del conjunto de los subconjuntos Dado a, el conjunto p -el conjunto de los subconjuntos de a-, cu-
(meditación 5). Recordemos que la escritura Pea -que se lee: P está ya existencia se afirma, se anotará p (a). También puede ser escrito
incluido en a, o P es subconjunto de a- significa que todo múltiple del siguiente modo:
que pertenezca a P pertenece también a a: (Vy) [(y G P) -4- (y e a)].
La importancia conceptual de la distinción entre pertenencia e in- [yG/7(a)]44(yca)]
clusión no debe ser subestimada. De manera progresiva, esta distin-
ción irá guiando el pensamiento de la cantidad, hasta lo que llamaré, La dialéctica de la pertenencia y la inclusión que aquí se anuda,
más adelante, las grandes orientaciones en el pensamiento, tales como extiende la potencia de la cuenta-por-uno a lo que, en un múltiple,-se
el ser las dispone. Será entonces preciso clarificar su sentido, sin más puede distinguir de presentaciones-múltiples interiores, es decir, de
demora. las. composiciones de cuentas «ya» posibles de efectuar en la presen-
En primer lugar, observemos que un múltiple no es pensado de tación iniciah a partir de las mismas multiplicidades presentadas por
el múltiple inicial.
manera diferente de acuerdo con la relación que mantenga. Si digo «P
Veremos que para realizar esto, es ñindamental que el axioma rio
pertenece a a», el múltiple a es exactamente «el mismo» -es decir,
introduzca una operación especial, una relación primitiva distinta dé
un múltiple de múltiples- que cuando digo «y está incluido en a».
la pertenencia. Hemos visto, en efecto, que es posible definir la in-
Resulta por completo irrelevante creer que a es pensado primero co-
clusión partiendo solamente de la pertenencia. En todas las ocasiones
mo Uno (o conjunto de elementos) y luego como Todo (o conjunto de en que escribo p c a, podría no abreviar y escribir (Vy) [(y G P) -4
partes). De manera simétrica, el conjunto que pertenece, o el que está (y G a)]. Esto quiere decir que, aun cuando á veces se emplee por co-
incluido, no es tampoco cualitativamente distinguible a partir de su modidad el término «parte» para designar un subconjimto, nb hay im
posición con respecto a la relación. Por cierto, cabe decir que si P per- concepto del todo y, por lo tanto, tampoco de la parte, como rio hay
tenece a a, es elemento de a, y si y está incluido en a, es subconjuntc un concepto de lo uno. Sólo existe la relación de pertenencia.
de a. Pero esas determinaciones -elemento y subconjunto- no permi- Él conjunto p (a) de todos los subconjuntos de a, es un múltiple
ten pensar nada que sea intrínseco. En todo caso, tanto-el elemento p esencialmente distinto del propio a. Este aspecto crucial nos indica
como el subconjunto y son múltiples puros. Lo que varíá es sólo la hasta qué punto resulta falso pretender pensar a, unas veces como lo
posición de uno y otro respecto del múltiple a. En un casó (el caso uno de sus elementos (pertenencia), otras veces como todo de sus par-
€), el múltiple cae bajo la cuénta-por-uno que es el otro múltiple. Er tes (inclusión). El conjuntó de los múltiples que pertenecen a á es,
el otro caso (el caso c), todo elemento presentado p6r el primero es ciertamente, el mismo a, presentación-múltiple de múltiples. El con-
también presentado por el segundo. Pero el ser múltiple no queda junto de los múltiples incluidos en a, o subconjuntos de a, es un múl-
afectado en absoluto por esas distinciones de posición relativa. tiple nuevo, p (a), cuya existencia, una vez supuesta la de a, queda
El axioma del conjunto de los subconjuntos contribuye a esclarecer garantizada sólo por una Idea ontológica especial: ,el axioma del con-
esta jieutralidad ontológica de la distinción entre pertenencia e inclu- junto de los subconjuntos. Esta diferencia entre a (que cuenta por uno
sión. ¿Qué dice este axioma (cf meditación 5)? Enuncia que si un con- las pertenencias o elementos) y p (a) (que cuenta por uno las inclu-
junto a existe (es presentado), entonces existe también el conjunto de siones o subconjuntos) es, como lo veremos, el punto en el que reside
todos sus subconjuntos. Este axioma -que es el más rádical y,- en sus el impasse del ser.
efectos, el más enigmático de los axiomas (volveré sobre esto)- áfinna En relación con el múltiple o, pertenencia e inclusión remiten a dos
que entre G y c existe, al menos, la siguiente.correlación: todos los operadores de cuenta distintos y no a dos maneras de pensar el ser de
múltiples incluidos en un a -que se supone que existe- pertenecen a lo múltiple. La estructura de a -a mismo- hace uno de todos lós múl-
un p, es decir, forman un conjunto, un múltiple contado por uno:
iOO EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL PUNTO DE EXCESO 101

tiples que le pertenecen. El conjunto de todos los subconjuntos de a -o nos un múltiple que no pertenece al conjunto inicial. A esto lo llama-
sea, p (a)^ hace uno de todos los múltiples incluidos en a, pero esta remos el teorema del punto de exceso.
segunda cuenta, si bien se relaciona con, a, es absolutamente diferente Sea un múltiple a, que suponemos que existe. Entre todos los múl-
de a mismo. Se trata, por consiguiente, de una meta-estructura, de otra tiples de los que a hace, uno -todos los p, tales que p G a-, considere-
cuenta, que «envuelve» la primera, ya que todas las sub-composiciones mos, a los que tienen la propiedad de no ser «elementos de sí mis-
internas de múltiples, todas las inclusiones, quedan reunidas por ella. mos», es decir, los que tienen la propiedad de no presentarse ellos
El axioma del conjunto de los subconjuntos plantea que esta segunda mismos como múltiples, en la presentación-una que ellos son.
cuenta, esta meta-estructura, existe siempre, si existe la primera cuen- Nos encontramos aquí, en suma, con los'componentes de la para-
ta o-estructura presentadora. En la meditación 8 se considerará la nece- doja de Russell (cf. meditación 3). Los múltiples p tienen, en primer
sidad de esta reduplicación, o la exigencia -contra el peligro del va- lugar, la propiedad de pertenecer a a, {p G a); en segundo lugar, la
cío- de que toda cuenta-por-uno sea duplicada por una cuenta-de la propiedad de no pertenecer a sí mismos, ~ (P G p).
cuenta, que toda estructura requiera una meta-estructura. Como siem- Llamemos multiplicidades ordinarias a aquellas que'tienen' la pro-
pre, la axiomática matemática no piensa esta necesidad: la decide. piedad de no pertenecer a sí mismas (~ (P G P)) y, por razones que se-
Pero esta decisión supone, de inmediato, que la distancia entre es- rán aclaradas .en la meditación 17, multiplicidades acontecimientales
tructura y meta-estructura, entre elemento y subconjunto, entre perte- a las que tienen la propiedad de pertenecer a sí mismas (p G p).
nencia e inclusión, se constituya en una cuestión permanente del pen- Tengamos en cuenta todos los elementos de a que son ordinarios.
samiento, una provocación intelectual del ser. He afirmado que ccy p Se trata, evidentemente, de un subconjunto de a, el subconjunto ordi-
(a) son distintos. Pero, ¿en qué medida? ¿Con.qué efectos? Este pun- nario. Este subconjunto es un múltiple, al que podemos llamar y. Una
to, en apariencia técnico, nos llevará hasta el SUJETo, hasta la convención de escritura simple, que utilizaré a menudo, consiste en
VERDAD. escribir: {p /... } para designar al múltiple compuesto por todos los P
Lo que es seguro, en todo caso, es que ningún múltiple a puede, coin- que tienen tal o cual propiedad. Así, por ejemplo, y, conjunto de todos
cidir pon el, conjunto de sus subconjuníos. En el orden del ser-existen- los elementos de a que son ordinarios, se escribirá: y = { p / p ‘ G a &
te,- pertenencia e inclusión son irreductiblemente disjuntos. Esto, co- ~ (P G p)}..Dado a, que se supone que existe, también existe y, por el
mo vamos a verlo, lo demuestra la matemática ontológica. axioma de separación (cf. meditación 3): «separo» en a todos los p
que tienen la propiedad de ser ordinarios. Obtengo así una parte que
existe de a. Llamemos a esta parte el subconjunto ordinario de a.
Puesto que y está incluido en a, (y c a), y pertenece al conjunto de
2. EL TEOREMA DEL PUNTO DE EXCESO
los subconjuntos de a (y G p (a)).
Por el contrario, y no pertenece a a. En efecto, si le perteneciera,
esto es, si y.G se presentarían dos opciones. O bien y es ordinario,
. Se trata de establecer que, dado un múltiple presentado, el múlti-
esto es, ~ (y e y); entonces, y pertenece al subconjunto ordinario de
ple-uno que componen sus subconjuntos -cuya existencia está garan-
a,, subconjunto que no es otro que el mismo y. Por lo tanto, y G y, es
tizada por el axioma de los subconjuntos- es esencialmente «más
decir, y es acontecimiental. O bien y es acontecimiental, o sea, y € y;
grande» que.el múltiple inicial. Éste es un teorema ontológico .crucial,
entonces, al ser .elemento del subconjunto ordinario y, es preciso que
que desemboca en el siguiente impasse real: la «medida» de ese más
sea ordinario. Esta equivalencia para y de ~ (y G y), lo ordinario, y de
grande, en sí misma, no se puede fijar. O más aún, el «pasaje» al con-
(y G y), lo acontecimiental, es una contradicción formal, .que obliga a
junto de los subconjuntos es una operación que está en exceso absoluto
descartar la hipótesis inicial. Por lo tanto, y no pertenece a a.
sobre la propia SITUACIONón.
Cualquiera sea a, siempre hay, entonces, al menos un elemento (en
, Es necesario comenzar por el principio y mostrar que el múltiple
este caso, y) de p (a) que no es elemento de a; Es decir que ningún
de los subconjuntos de un conjunto comprende, forzosamente, al me-
102 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL PUNTO DE EXCESO 103

múltiple está en condiciones de hacer-uno de todo lo que incluye. El La primera propiedad da cuenta de la .omnipresencia del vacío.
enunciado «si p está incluido en a, entonces P pertenece a a», es fal- Prueba su carácter errático en toda presentación: el vacío, al que nada
so para todo a. La inclusión excede, de manera irremediable, a la per- pertenece, se incluye por esa misma razón, en todo.
tenencia. En particular, el subconjunto incluido que se constituye de De. manera intuituva, se puede percibir la pertinencia ontológica
todo lo ordinario es un punto de exceso definitivo sobre el conjunto del siguiente teorema: «El conjimto vacío es un subconjunto de ctial-
considerado. No le pertenece jamás. . quier conjunto que se supone que existe». En efecto, si el vacío es ese
El recurso inmanente de un múltiple presentado, si se extiende su punto de ser impresentable -cuya unicidad de inexistencia, 0 marca
concepto a sus subconjuntos, sobrepasa la capacidad de cuenta de la con un nombre propio que existe-, ningún múltiple puede, por su
cual él es el resultado-uno. Para contar este recurso se necesita una existencia, impedir que este inexistente se disponga allí. De todo lo
potencia de cuenta que sea diferente de él mismo. La existencia de es- que no es presentable se infiere que el vacío, por su auseiícia, es pre-
ta otra cuenta, de este múltiple-uno al qué los múltiples incluidos en sentado en todas partes. Pero no como uno-de-su-unicidad, no como
el primer múltiple toleran esta vez pertenecer, es precisamente lo que múltiple inmediato cuya cuenta efectúa lo uno-múltiple, sino como in-
enuncia el.axioma del conjunto de los subconjuntos. clusión, ya. que los subconjuntos son el lugar en el que puede errar lo
Si se admite dicho axioma, se requiere pensar la distancia éntre la’ que no es múltiple de nada, así como la propia nada yerra en él todo.
presentación simple y esta especie de re-presentación que es la cuen- Es notable que este teorema fundamental de la ontología aparezca,
ta-por-uno de los subconjimtos. en su presentación deductiva -en lo que llamaremos el régimen de fi-
delidad de la SITUACIONón ontológica-, como consecuencia o,
más preci-
samente, como caso particular, del principio lógico «ex falso sequitur
quodlibet». Si recordamos que el axioma del conjunto vacío afirma,
3. EL VACÍO Y EL EXCESO
en lo esencial, que existe una negación (el conjunto del cual «no per-
tenecer a él» es un atributo universal, un atributo de todo múltiple),
aquello no resulta sorprendente. Si este enunciado negativo VERDADero
¿Cuál es el efecto retroactivo sobre el nombre propio del ser -que
es, a su vez, negado -es decir, si se hace la suposición falsa de que un
es la marca 0 del conjunto vacío- de la distinción racEcal entre perte-
múltiple pertenece al vacio- se puede inferir de esto, forzosamente,
nencia e inclusión? Problema típico de la ontología: sobre un punto de cualquier cosa. En particular que ese múltiple -que se supone que
ser (y el único .del que disponemos es 0), establecer el efecto de una pertenece al vacío- podrá pertenecer, por cierto, a cualquier otro con-
distinción conceptual introducida por una Idea (un axioma). junto. Dicho de otro modo: la quimera absurda-o la idea-sin ser-de
Se podría creer que este efecto es nulo, puesto que el vacío no pre- un «elemento del vacío», implica que este elemento -radicalmente no
senta nada. Parece, lógico suponer que tampoco'hay nada que esté in- presentado, por cierto- sería, si íuéra presentado, elemento de un con-
cluido en el vacío: si no hay ningún elemento, ¿cómo podría haber un junto cualquiera. De aquí el enunciado: «Si el vacío presenta un múl-
subconjunto? Esta creencia es falaz. En contraposición con la ausen- tiple a, entonces cualquier múltiple ^ presenta también este a»; Se
cia- de relación con la pertenencia, el vacío mantiene con el concepto puede decir, además, que un múltiple que perteneciera al vacío seríá
de inclusión dos relaciones esencialmente nuevas; . esa ultra-nada, ese ultra-vacío, que ninguna' existencia-múltiple podría
- el vacío es subconjuhto de todo conjunto: está incluido universal- evitar presentar. No es necesario agregar nada más para concluir que
. mente, ■ el conjunto vacío se incluye en todo, ya que toda pertenencia que le es
- el vacío posee un subconjunto, que es el vacío mismo. supuesta se extiende a todo múltiple.
Examinemos estas dos propiedades. Este examen es también un formalmente, las cosas se presentan asi:
ejercicio de ontología, que liga úna tesis (el vacío-como nombre propio Sea la tautología lógica: ~ A-^ B), que es el principio que
del; ser) y una distinción conceptual crucial (pertenencia e inclusión). mencionaba en latín: de un enunciado A que es falso (esto es, no-.^)
104 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO 105
EL PÜNTO DE EXCESO

se puede inferir, si, se lo afirma (si afirmo A), que -cualquier cosa ^1 mismo-, cabe pensar que corresponde aplicarle el axioma dé los
(cualquier enunciado B) es VERDADero. subconjuntos: como 0 existe, debe existir también el conjunto p (0)
Consideremos la siguiente variante (el caso particular) de esta tau- de sus subconjuntos. En tanto estructura de ñáda,- el nombre del vacío
tología: - (a € 0)—> [(a G 0) -> (a G ¡3)], donde a y (3 son múltiples
designa una metá-estructura que cuenta sus subconjuntos.
cualquiera, supuestamente dados. Esta variante es también una tauto-
El conjunto' de los subconjuntos del vacio es el conjunto ai que
logía lógica. Ahora bien, su antecedente, ~ (a G 0), es-axiomática-
pertenece todo lo que está incluido en él vacío. Pero sólo el vácío está
mente VERDADero, ya que ningún a puede pertenecer al conjunto va-
incluido en él vacío, es decir 0 c 0. Por consiguiente,- él vacío, y só-
cío. Entonces, su consecuente, [(a G 0) (a e |3)], también.lo es:
Como ce y (3 son variables libres cualquiera, se puede unlversalizar la lo él, pértenéce al conjunto de los subconjuntos del vacío, p (0). Pe-
fórmula: (Va) (V[3) [(a G 0) (a G P)]. Pero, acaso (Va) (Vp) ro, ¡atención! El conjunto al que pertenece sólo él vació rio' podrá ser
[(a G 0) (a G p)] ¿no es la definición de la relación de inclusión el vació mismo, ya que al vácío nada le pertenece, rii siquiera el va-
entre, 0 y p, la relación 0 c p? cío. Sería derriasiado que el vacío tuviera ün elementó. Se pódríá ób-
Por consiguiente, la fórmula se convierte en: (VP) [0 c .p], que se jetar que si ese elemento fuera él vacío, no habría probleirias. ¡No!
lee, como es previsible: de todo múltiple p, supuestamente dado, 0 es Ese eleménte no sería el vacío comO 'la nada que és, como lo impre-
un subconjunto.. sentable.- Sería el nombre del vacío, lá marca que existe de lo impre-
El vacío está, entonces, en posición de inclusión universal. • sentable. Ahora bien, el vació ya no sería vácío si lé perteneciera su
De esto se infiere,que el vacío, que no tiene ningún elemento, tie- nombré. Por cierto, el nombre' del vacío puede estar incluido éri el va-
ne sin embargo un subconjimto. cío, lo que equivale a decir que, én la SITUACIONón, es igual a
En la fórmula (VP) .[0 c p] -que señala la inclusión universal del él, ya qué
vacío- el cüantificador universal indica que todo múltiple existente lo impreséntable es presentado sólo por su nombre; Pefó, al Ser igual
admite al vacío como subconjunto, sin restricciones. Ahora bien, 0 a su nombre, el vacío no puede hacer uno dé esé nombre' sin difefén-
mismo es un múltiple-existente,; el múltiple-de-nada. Por lo tanto, 0 ciarse de sí mismo y devenir uri no-vacío.
es un subconjunto de sí mismo: 0 c: 0. En consecuencia, el conjuntó' de los subconjuntos del vacío es él
A primera vista, esta fórmula se muestra totalmente enigmática. conjunto no vacío cüyo'único elerriento es el nombré del vacío; De
Parecería que de manera intuitiva, e influidos por un vocabulario im- ahora en más, escribiremos {(3'i, 02,'... pn ... } para referir el Córijúntó
preciso, que con la imagen ,de ,«estar adentro» no puede distingúir co- que se compone (que hace im'o) de los conjuntos indicados éntre las'
rrectamente, pertenencia e inclusión, hubiéramos «llenado»,con algo llaves. Los elementos de esté conjunto son pi, p2, etc. Púestó qúe el
el vacio, a través de la inclusión. Pero no es el caso.- Sólo la 'pertenen- únicO elemento dep (0) es 0, tériemos quép (0) = {0},- lo qué im’-'
cia^ .€, Idea suprema y única del múltiple presentado, «llena» la pre- plica-, evidentemente, que 0 G p (0).
sentación. Sería absurdo pensar que el vacio pudiera pertenecerse, a sí Examinemos dé cerca esté nuevo cOnj'urito, p (0); qUé es nuestro
mismo -se indicaría: 0. G 0-, puesto que náda le pertenece. Pero lo segundó éxistenté-múltipié éri el cüádró «genealógico» de lá axiomáti-
que en realidad el enunciado 0 c 0 afirma, es que todo .lo que es ca' corijúntisíá. Sé escribe {0} y 0 es su único'eleróerito, dé acuerdó^
presentado, incluido el nombre propio de lo impresentable,-..constituye Pero, por éiripezáf ¿qué puede sigriificár qué «el vació»' seá eremeritó
un subconjunto de sí mismo, el subeónjunto «maximal». Esta redupli-
de uri múltipb? Quedó’claro'qué 0 es sub'cónjtmto'dé todo'múltiple
cación de identidad debida a la inclusión, no tiene por qué ser más es-
qué se súpo’né qúe existe. Peró ¿«elerriéntó»? Por tratarse dé {0}, de-
candalosa cuando se escribe 0 c 0, que cuando se escribe a c a
be sigrilfícáf qué 0 és á la Vez subcoñjunto' y elemento, incluido y per-
(que es VERDADera en todos los casos). No debe llamar la atención
teneciente, que se tierié 0'c {0} y también 0 G,{0)-’. Ésto ¿no con-
que
el subconjunto maximal del vacío sea él mismo vacío. tfavierié la regla que éstabléCe que pefteriéncia é inclusión no puédeii
Ahora bien, puesto que el vacío admite al menos un subconjunto cbmcidir?-'Lúégo', y más'grave’aún: éste múltióle,' {0}, tiene como
único' eierriéritó el nónabre-del-vácío, 0; ¿No’ se trataría entonces, lisa
y ll^arüérité, de' lo uñó, cuya existencia prétéridíariiós'poner éri duda?
106 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL PUNTO DE EXCESO 107

La primera pregxinta tiene una respuesta simple. El vació no tiene •puctural en la que se lo considera. En, el caso del conjunto vacío, la
ningún elemento; por lo tanto, es impresentable y sólo nos atenemos a cuentarpor-uno consiste en fijar un nombre propio para la negación
su nombre propio, que presenta al ser en sU falta. Al conjimto {0} no de todo múltiple presentado, esto es, un nombre propio de lo impre-
le pertenece «el vacío», ya que el vacío no pertenece a ningún múlti- sentable. El efecto-de-uno ficticio se pone en evidencia cuando se au-
ple presentado. El vacío es el ser mismo de la presentación-múltiple. toriza a decir, por una comodidad cuyo peligro ya hemos visto, que 0
Le pertenece el nombre propio que realiza la sutura-al-ser de la pre- es «el vacío», afectando así con el predicado de lo uno a la sutura-al-
sentación axiomática del múltiple puro, esto es, de la presentación de ser que es el nombre, y presentando lo impresentable tal cual. Más ri-
la presentación. gurosa en su paradoja es la propia teoría matemática, que al hablar de
La segunda pregunta tampoco es peligrosa. La no-coincidencia de «el conjunto vacío» sostiene que ese nombre, que no presenta nada,
la inclusión y la pertenencia significa que la inclusión excede a la es sin embargo el de un múltiple, ya que, en tanto nombre, se somete
pertenencia, que es imposible que toda parte de un múltiple le perte- a las Ideas axiomáticas de lo múltiple.
nezca. Por el contrario, no se excluye en absoluto que todo lo que La unicidad no es un ser sino un predicado de lo múltiple. Depen-
pertenece a un múltiple esté también incluido en él. La disimetría de de del régimen de lo mismo y de lo otro, según la ley que instituye su
la implicación va en un sólo sentido. El enunciado (Va) [(a c: |3) estruchira. Es único un múltiple que es otro de cualquier otro. Los
(a G p)] es falso, por cierto, para todo múltiple P (teorema del punto teólogos ya sabían que la tesis «Dios es Uno» es completamente dife-
de exceso). Pero el enunciado «en sentido inverso» (Va) [(a e P) ^ rente de la tesis «Dios es único». Por ejemplo, en la teología cristiana,
(a c ^)], puede ser VERDADero para ciertos múltiples. En particular, es la trinidad.de las personas de Dios permanece en el interior de la dia-
VERDADero para el conjunto {0}, ya que su único elemento, 0, es léctica de lo Uno, pero no afecta jamás su unicidad (el monoteísmo).
también uno,de sus subconjimtos, dada la inclusión universal de 0, Así, que el nombre del vacío, una vez generado retroactivamente co-
No hay en esto ninguna paradoja, sino, en todo caso, una propiedad mo un-nombre por el múltiple-de-nada, sea único, no significa de
singular de {0}. ninguna manera que «el vacío es uno». Sólo significa que «el vacío»
Paso ahora a la tercera pregunta, que aclara el problema de lo Uno. -que es impresentable- sólo es presentado como nombre, y la éxisten-
cia de «diversos» nombres sería incompatible con el régimen exten-
sional de lo mismo y de lo otro, y obligaría a presuponer, de hecho, el
ser de lo uno, aunque más no fuera como unos-vacíos o átomos puros.
. En fin, siempre es posible contar por uno el un-múltiple ya conta-
4. UNO, CUENTA-POR-UNO, UNICIDAD Y PUESTA-EN-UNO do, es decir, aplicar la cuenta al resultado-uno de la cuenta. De hecho,
esto equivale a someter a la ley los nombres producidos por ella como
sello de lo uno para el múltiple presentado. O aún más: todo nombre
Bajo el significante único «uno» se disimulan cuatro sentidos, cu- que indique que lo uno es resultado de una operación, puede ser con-
ya distinción.-en esto la ontología matemática ayuda enormemente- siderado en. la SITUACIONón como un múltiple que se trata de
aclara muchas aponías especulativas, én particular las hegelianas. . contar por
Lo uno como tal, ya lo he dicho, no es. Lo uno es siempre el resul- uno. Ya que lo uno, tal como adviene a lo múltiple por el efecto de la
tado de una cuenta, el efecto de una estructura, ya que. la forma pre- estructura y lo hace consistir, no es trascendente a la presentación. Al
sentadora en la que se dispone todo acceso al ser es lo múltiple, en ser un resultado, es a su vez presentado y considerado como un térmi-
tanto múltiple de múltiples. Así, en la teoría de conjuntos, lo que se no, por lo tanto, como un múltiple. La operación por la cual la ley so-
cuenta por uno bajo el nombre de un conjunto a, es múltiple-de-múl- mete, indefinidamente, al uno que ella produce contándolo por un-
tiples. Es necesario entonces .distinguir la cuenta-por-uno, o . estructu- múltiple, la designo puesta-en-uno,. La puesta-en-uno no es realmente
ra, que hace advenir á.lo uno como sello nominal de lo múltiple, y lo distinta de la cuenta-por-unó. Es sólo una de sus modalidades, a par-
uno como efecto, cuyo ser ficticio sólo depende de la retroacción es- tir de la cual se puede especificar que la cuenta-por-uno se aplicó a un
EL PUNTO DE EXCESO 109
108 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

En efecto, 0 es elemento de {0} y no de 0. Finalmente, se pone en


resultado-imo. Queda claro que la puesta-en-uno nó confiere más ser
evidencia que {0} y {{0}} son también diferentes entre sí.
a lo uno que la cuenta. También en esto el ser-de-lo-uno es una fic-
De esta forma se inicia la producción ilimitada de nuevos múlti-
ción retroactiva y lo que es presentado sigue siendo siempre un múlti-
ples, todos extraídos del vacío por el efecto combinado del axioma de
ple, así fuera un múltiple de nombres.
los subconjuntos -ya que el nombre del vácío es parte de sí mismo- y
Se puede entbnóes considerar que el conjunto {0 }, que cuenta por
de la puesta-en-uno.
uno el resultado de la cuenta originaria, ese un-múltiple que es el
Las Ideas autorizan que a partir de un solo nombre propio simple
nombre del vacío, eS la puesta-en-uno de ese nombre. En esto, lo uno
-aquel, sustractivo, del ser- se diferencien nombres propios comple-
no encuentra más ser que el que le es conferido operatoriamente por
jos, gracias a los cuales se marca lo uno del que se estructura la pre-
ser el sello estructural de lo múltiple. De igual modo, {0} es un con-
sentación de una infinidad de múltiples.
junto, un múltiple. Sólo que aquello que le pertenece, esto es 0, es
único. Pero la unicidad no es lo uno;
Observemos que una vez garantizada la existencia'de {0} -pues-
ta-en-úno de 0- por el axioma de los subconjuntos aplicado al nom-
bre del vacío, la operación de puesta-en-uno es aplicable de manera
uniformé a todo múltiple que se supone que ya existe. Esto nos .da la
medida del interés del axioma de reemplazo, enunciado en la medita-
ción- 5. En lo esencial, este axioma dice que si un múltiple existe,
•existe támbién el múltiple obtenido reemplazando los elementos del
primero por los de otros múltiples existentes. Por consiguiente, si en
{0}, que existe, se «reemplaza» 0 por el conjunto 8 q-ae'suponernos
que existe, obtengo {8}, es decir, el conjunto cuyo único el'eiñento es
8. Ahora bien, este conjunto existe, puesto que el axioma de reempla-
zo garantiza la permanencia del un-múltiple. existente para toda susti-
tución término a término de lo que le pertenece.
Nos encontramos entonces ante la primera ley derivada, en el mar-
co de la axiomática conjuntista: si el múltiple 8 existe (es presentado),
también es presentado el múltiple {8}, al qué pertenece sólo 8,'o bien,
dicho de otro modo, el nombre-uno «8» asignado al múltiple que él
es, al ser contado por uno. Esta ley, 8 {8}, es la puesta-en-unO del
múltiple 8, el cual es ya el un-múltiple que es resultado de lina cuen-
ta. Llamaremos al múltiple {8}, resultado-uno de la púesta-en-uiio, él
singíeton á ed . '
{0} es entonces, simplemente, el «primér» singíeton.
Señalemos, para concluir, que al ser la púe'sta-én-uno una ley apli-
cable a todo 'múltiple existenté y dado que el singíeton de 0 existe, su
puesta-en-uiio, es decir, la puesta^en-úno' de la puesta-en-uno de 0,
existe también: '{0 } {{0}}'. Esté singíeton del singíeton del vacio
tiene, como todo singíeton, úh solo elemento, que no es, sin embargo,
0, sino {0}, Aferentes entre sí según el axioma de extensionali'dád.
MEDITACIÓN OCHO

El estado, o nietaestructura,
y la tipología del ser
(normalidad, singularidad, excrecencia)

Toda presentación-múltiple corre el riesgo del vacío, que constitu-


ye, precisamente, su ser. La consistencia de lo múltiple quiere decir
que el vacío -que en SITUACIONón (es decir, cuando cae bajo la
ley de la
cuenta-por-uno) es el nombre de la inconsistencia- no puede ser, él
mismo, ni presentado ni fijado. Lo qüe Heidegger llama el cuidado
del ser, que es el éxtasis del ente, puede también ser llamado la angus-
tia SITUACIONonal del vacío, la necesidad de evitarlo. Pues la
aparente fir-
meza del mundo de la presentación no es más que el resultado de la
acción de la estructura, aun cuando nada pueda ser otra cosa que un
resultado de ese tipo. Es necesario impedir esa catástrofe dé la presen-
tación que sería el encuentro con su propio vacío, es decir, el adveni-'
miento presentador de la inconsistencia como tal, o la ruina dé lo
Uno. ^
■ Se entiende que la garantía de consistencia (el «hay Uno») para
circunscribir el errar del vacío e impedir que se, fije -y sea por esto,
en tanto presentación de lo impresentable, la ruina de toda donación
de ser, la figura subyacente del Caos- no puede depender sólo de la
estructura, de la cuenta-por-imo. La razón ñindamental de esta insufi-
ciencia es que algo en la presentación escapa a'la cuenta. Lo que es-
capa a la cuenta es, precisamente, la propia cuenta. El ;«hay Uno» es
un puro resultado, operatorio que transparenta la operación que hace
que sea un resultado. Sería entonces posible que el lugar en el que es'
dado el vacío sea la estructura misma sustraída a la cuenta y por con-
siguiente a-estructurada. Para impedir la presentación del vacío es ne-
112 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL ESTADO, O METAESTRUCTURA, Y LA TIPOLOGÍA DEL SER 113

cesarlo que la estructura esté estructurada, que el «hay imo» valga que, como lo uno no es, el efecto de uno sólo puede garantizar su ve-
para la cuenta-por-uuo. La consistencia de la presentación exige, en- ridicidad a partir de Su propia naturaleza operatoria, exhibida por su
tonces, que toda estructura sea duplicada por una metaestructura que doble. Esta veridicidad es la puesta en ficción de la cuenta por el ser
la cierre a toda fijación del vacío. imaginario que le confiere ser, tomado a su vez en la operación de
La tesis de que toda presentación es estructurada dos veces puede una cuenta.
parecer completamente a priori. Pero, en última instancia, significa El errar del vacío induce la necesidad de que la estructura -que es
algo que cualquiera puede constatar y que filosóficamente sorprende: uii lugar de riesgo por su pura transparencia operatoria y por la duda
jamás la presentación es caótica, aunque su ser sea la multiplicidad que genera, en. cuanto a lo uno, y que debe operar asimismo sobre lo
inconsistente. Sólo afirmo que del hecho de que el Caos no sea la for- múltiple- sea, a sü vez, firmemente fijada en lo uno.
ma en.que se da el ser, se sigue que.hay que pensar, obligatoriamente,
Por consiguiente, toda SITUACIONón ordinaria implica una
en una reduplicación de la cuenta-por-uno. La presentación del vacío
estructura,
puede ser impedida de manera inmediata y constante sólo si ese punto
segunda y suprema a la vez, por medio de la cual la cUentá-por-unO
de fuga de lo múltiple consistente, que es justamente su consistencia
que estructura la SITUACIONón es, a su vez, contada por uno.
en tanto resultado operatorio, es a su vez cubierto o bloqueado por
una cuenta-por-uno de la operación, una cuenta de la cuenta, una me- De éste mo-
ta-estructura. ■ / do-, la garantía de que lo uno es, culmina en el hecho de que aquello
La investigación de toda SITUACIONón efectiva (toda región de donde procede que él sea -la cuenta^, es. «Es» significa es-Uno^
de la pre- puesto que lo que permité que «ser» y <<Uno» sean recíprocos en rela-
sentación estructurada), sea natural o histórica, pone en evidencia la ción con la consistencia de lo múltiple, és la ley dé Una presehtáción
operación real de la segunda cuenta. En este punto, el análisis concre- éstfucturáda.
to converge con el tema filosófico: toda-.SITUACIONón está Por una conveniencia metafórica con la política que lá rrieditációñ
estructurada 9 aclarará, llamaré en adelánte estado de lá siiuáción á aquéllo pór lo
dos veces. También quiere decir que siempre hay, a la vez, presenta- cual lá estructura de una SITUACIONón de una preséntáción
ción y-representación. Pensar esto supone pensar el requisito •del errar estructurada cualquiera-,' es contada por uno; es decir: lo uno del efecto-
del vacío, de la no-presentación de la inconsistencia, del peligro que de-uno, o lo que Hegel llams lo Uno-Uno.
representa el ser-en-tanto-ser, que frecuenta a la presentación. ¿Cuál es exactamente él dominio Opérátorio del éstádo de úna si-
.La angustia del vacío, cuyo otro nombre es el cuidado del ser, se tuación? Si ésta metáestructurá se lirnitárá a contar los términos de la
marca en . toda presentación por el hecho de que la estructura de la SITUACIONón, nO podría distin^irse de la estructura én sí, cuya
cuenta se duplica para verificarse a sí misma; para testimoniar que, a función és
lo largo de todo su ejercicio, su efecto es completo; para lograr que lo precisamente aquélla. Por otra párté, definirla únicamente a partir dé
uno sea, frente al peligro latente, del vacío. De algima manera, toda lá cuenta- dé la cüéntá no basta, o antes bieri, seria neceSário convenir
operación.de cuenta-por-uno (de los términos) se encuentra duplicada que esto no puede ser más qué ún resultado final dé las opefációiíés
por una-cuenta dé la cuenta que asegura, en todo momento, que la dis- del estado, dado que una estructura no es, justameníé, un término de
tancia entre el múltiple consistente (el cual, compuesto de unos, es un lá SITUACIONón y, por lo tmto, no se puede contar como tal. La
resultado) y el múltiple inconsistente (que sólo es la presuposición del estructurase agotá én su efecto, ésto es, qué hay uno.
vacío y no,presenta.riada) sea VERDADeramente nula, de modo que no Lá metaestructura no puede, éntonces,- ni volver Simplemeníé' a
haya ninguna posibilidad .de que se produzca ese desastre de la pre- contar los términos de la SITUACIONón y recomponer asi las
sentación que sería el .advenimiento presentador, en torsión, de su pro- multiplicidades consistentes, ni tener como dominio operativo la pura’
pio vacío.
operación, ni por función directa la de hacer uno del efecto-de-uno;
Ante el riesgo del vacío, la estructura de la estructura prueba que,
Si abordamos la cuestión por sU otra punta' -él cuidado del vacío y
de manera universal, en la SITUACIONón, lo uno es; Esto es
el riesgo que representa para la éstrucúira-, podemos decir 16 siguien-
necesario por-
te: el vació -cuyo espectro se procura conjuré declarado que la com-
pletud [coniplétud] estructural es co’mpleta,- lo qUé da a la estructura, y
114 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL ESTADO, O METAESTRUCTÜRA, Y LA TIPOLOGÍA DEL SER 115

por lo tanto a lo tino, un ser-de-sí-mismo- no podría ser, según he afir- nos que después de todo, lo. que así in-existe pudiera ser, justamente,
mado, ni local ni global. No hay riesgo alguno de que el vacío sea un el lugar del peligro del vacío. Si la inclusión puede distinguirse de la
término (puesto que él es la Idea de lo que se sustrae a la cuenta), ni pertenencia, ¿no hay alguna parte, alguna composición no-una de
tampoco que sea el todo (ya que él es, justamente, la nada de ese todo) multiplicidades consistentes cuya inexistencia da la figura latente del
Si hay un peligro del vacío, no se trata de un peligro local (en el senti- vacío? Una cosa es el puro errar del vacío, otra cosa es señalar que,
do de un término), ni de un peligro global (en el sentido de la comple- después de todo, ese vacío, concebido como el límite de lo uno, po-
tud estructurada de la SITUACIONón). ¿Qué es aquello que sin dría «realizarse» en la inexistencia de una composición de multiplici-
ser estricta- dades consistentes tal que la estructura no logra conferirle el sello de
mente local o global puede circunscribir el dominio en el que se lo uno.
efectúa de manera directa la cuenta-por-uno segxmda y suprema, que En síntesis, si, no es ni un término-:uno, ni el todo, el vacío ¿no po-
define el estado de una SITUACIONón? Se podría responder, dría tener como lugar los submúltiples, las «partes»?
intuitivamente,
-De inmediato, se podría sostener que la estructura quizás esté en
que se trata de una parte de la SITUACIONón, que no es ni punto
condiciones de conferir lo uno a todo, lo que en ella se compone de
ni todo.
composiciones. Todo nuestro artificio se, apoya en la distinción entre
, Pero ¿qué es, conceptualmente, una «parte»? La- primera cuenta
pertenencia e inclusión. Pero, ¿por qué no plantear que toda composi-
-la estructura- permite que, en la SITUACIONón, sean
designados términos ción de multiplicidades consistentes es, a su vez, consistente -es de-
que son unos-múltiples, esto es, multiplicidades consistentes. Una cir, dotada de la existencia-una en la SITUACIONón- y que,
«parte» sería, intuitivamente, un múltiple que estaría compuesto, a su consecuente-
vez, por esas multiplicidades. Una «parte» compondría, entre ellas, mente, la inclusión implica la pertenencia?
las multiplicidades que la estructura compone bajo el signo de lo uno. Debemos utilizar aquí, por primera vez, un teorema de la antolo-
Una parte es un submúltiple. gía, demostrado en la meditación 7: el teorema del punto de exceso,
. Pero prestemos mucha atención. Puede ocurrir que ese «nuevo» que en el marco de la teoría pura de lo múltiple -o teoría de conjun-
múltiple -que es un submúltiple- haga uno en el sentido de la estruc- tos- establece que, cualquiera sea la SITUACIONón, es
tura y no sea entonces más que un término, un término compuesto, formalmente'impo-
por cierto, pero todos lo son; que este término esté cornpuésto por sible que todo lo que está incluido (todo subconjunto), pertenezca a la
múltiples ya compuestos y que el todo sea sellado por lo uno, es un SITUACIONón. Hay un exceso irremediable de los submúltiplos
efecto ordinario de las estructuras. Pero puede asimismo ocurrir que sobre los
no baga uno, en cuyo caso, pura y simplemente, no existe en la situa- términos. Aplicado a una SITUACIONón -en la que «pertenecer»
ción. quiere de-
Para simplificar el razonamiento, directamente importemos las ca- cir: ser una multiplicidad consistente, por lo tanto, estar presentado o
tegorías de la teoría de conjuntos (meditación- ?). Convénganlos en existir-, el teorema del punto de exceso se enuncia de una manera
decir que una multiplicidad consistente contada por uno, pertenece a sencilla: siempre hay submúltiples que, pese a estar incluidos en la si-
la SITUACIONón, y que un submúltiple, composición de tuación como composiciones de multiplicidades, no pueden ser conta-
multiplicidades dos en ella como términos, y, en consecuencia, no existen.
consistentes, está incluido én la SITUACIONón. Sólo lo que Nos vemos' conducidos nuevamente al punto en el que es necesario
pertenece a la reconocer que las «partes» -si, elegimos esta palabra simple, cuyo'
SITUACIONón es presentado. Si lo que está incluido es - sentido exacto, divergente de la dialéctica to,dó/partes, es: submúlti-
presentado, quiere plo- constituyen el lugar donde el vacío puede recibir la figura latente
decir que pertenece. De manera inversa, si no pertenece a.la del ser, puesto, que hay siempre partes que in-existen en la
SITUACIONón, SITUACIONón y
puede decirse que un submúltiplo ésta «incluido» abstractamente en
son, por lo tanto, sustraídas a lo uno. Que haya una parte inexistente
ella; de hecho, no está presentado.
hace posible que lo uno, en algún punto, no sea; que la inconsistencia
Parecería que im submúltiple, o bien es sólo un término -al ser
sea la ley del ser; que la esencia de la estructura sea el vacío. Esto
contado por uno en la SITUACIONón- y entonces no hay por qué
arruinaría la estructura.
introducir
un concepto, nuevo, o bien no es contado y, por lo tanto, no existe.
Tampoco hay razón para introducir, en este caso, un concepto. A me-
116 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL ESTADO, O METAESTRUCTURA. Y LA TIPOLOGÍA DEL SER 117

La definición del estado de la SITUACIONón se clarifica Por otro lado, el estado es, propiamente, el estado de la
entonces brus- SITUACIONón.
camente. La metaestruciura tiene por dominio las partes. La írietaes- Es decir, lo que él presenta bajo el signo dé lo uno, como multiplici-
tnictura garantiza que lo uno vale para la inclusión, tanto comó la es- dades consistentes, está compuesto sólo de aquello, que la
tructura inicial vale para la pertenencia. Con mayor precisión, dada SITUACIONón
uria SITUACIONón cuya estructura exhibe unos-múltiples presenta, ya que lo que está incluido compone múltiples-unos que
consistentes, hay pertenecen.
siempre una metaestructura -el estado de la SITUACIONón- . Así, el estado de la SITUACIONón puede ser considerado,
unas-veces se-
qüe cuenta por
parado (o trascendente) y otras ligado (o inmanente), respecto de la
uno toda composición de esas multiplicidades consistentes.
Lo que e stá incluido en una pertenece a su estado. Se
SITUACIONón y de su estructura de origen. Esta conexión entre
lo separa-
cubre así ía brecha por la que el errar del vacío podía fijarse sobre lo
do y lo ligado caracteriza al estado como metaestructura, cuenta de la
múltiple, en el modo inconsistente de una parte no contada. Toda par- cuenta, o uno de lo uno. Es por el estado que la presentación estructu-
te recibe del estado el sello dé lo Uno. rada está dotada de un ser ficcional, que parece despejar el peligro del
^ Por esto mismo, es VERDAD como resultado final que la primera vacío y hace reinar -puesto que la completad es enumerada- la -uni-
cuenta -lá éstructúra- es contada por el estado. Queda claro, eri efec- versal seguridad de lo uno.
to, que entre todas las «partes» se encuentra la «parte total», es decir, El grado de conexión entre la estructura de origen de una presenta-
él conjunto completó de todo lo que la estructura inicial genera como ción y su metaestructura estatal es variable. Esta cúestióh de distancia
multiplicidades consistentes, de todo lo que cuenta por uno. Si el es- es la clave del análisis del ser, de la tipología de los múltiples-en-si-
tado estructura al múltiple integral de las partes, esa totalidad le pef- tuación.
ténéce. Por lo tanto, la completud del efecto-de-uno inicial es, á su Un múltiple se encuentra presentado en una SITUACIONón
vez,- contada' por uno por el estado, en la forma de su todo efectivo. cuando es,
El estado de una SITUACIONón es úna respuesta al vacío, en ella, contado por uno. Si además es contado por uno por la metaes-
conseguida por la cuenta-pof-uno de sus partes. Esta respuesta está en tructura o estado de Ia;SITUACIONón, podemos decir que está
principio lograda, ya que nurnera lo qué la pfirriera estructura dejaba representa-
iri-existir (las partes supernumerarias, el éxcésO de la inclusión sobre do. Esto significa que pertenece a la SITUACIONón
la perte- (presentación) y que, al
nencia) y genera lo Uno-Uno, por la enumeración dé la cómplétud es- mismo tiempo, está incluido (representación) en.ella. Es un término-
trúctúrál misma. Dé esté ¿nodo, ante los dos extfernos del peligro del parte. A la inversa, el teorema del punto de exceso nos indica que hay
vacío -el múltiple inconsistente ó in-existente, y la transparencia ope- múltiples incluidos (representados) que no están presentados (que no
ratoria dé lo lino-, el estado de la SITUACIONón propone úna pertenecen). Son partes, pero no son términos. Hay, por fin, términos
cláusula de presentados que no están representados, porque no constituyen una
cierre y dé seguridad, por la cual la SITUACIONón consiste- parte de la SITUACIONón sino tan sólo uno de sus términos
según lo uno. inmediatos.
Sólo él recurso del estado permite afirmar plenarrierite quei en situa- . Llamaré normal al término que está, a la .vez, presentado y repre-
ción,. lo uno es. sentado; excrecencia al que esta representado, pero no presentado;
Cabe' observár qúé el estado es íritrínsécámente una esírúcturá singular al que está presentado, perono representado.
Siempre sé supo que el estudio del ente (por lo tanto, de lo que es-
separadá de la estructura originária de la SITUACIONón.
tá presentado) pasaba por el filtro de la dialéctica presentación/re-
Puesto que de
presentación. En nuestra lógica -que está comprometida de manera
acuerdo con’ él tebrema del punto' de exceso', existen partes' .que in-
directa sobre una hipótesis qué concierne elser-^, normalidad, singu-
existeri pará esa esitrúctúra y que, pbf el contrario, pertenecen al efec-
laridad y excrecencia, ligadas a la distancia entre estructura y metaes-
to-de-uno del'estado, dicho efecto es fúndaméntalmente distinto de tructura, entre pertenencia e inclusión, son los conceptos decisivos de
todo'efecto de la estructura inicial. Por cierto, en ima una: tipología de las formas en las que se da el ser.
SITUACIONón ordi- La normalidad es el re-aseguro del uno originario por el estado de
naria serán necesarios operadores espéciales, característicos' del esta- la SITUACIONón en la que ese uno está presentado. Constatemos
do, aptos para hacer resultar lo uno de las partes que son sustraídas a que un
la cuenta-por-uno de la SITUACIONón.
118 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL ESTADO, O METAESTRUCTURA. Y LA TIPOLOGÍA DEL SER I]9

-término normal está, a la vez, en la presentación (pertenece) y en la querría decir que lo múltiple puro estaría allí no sólo presentado sino
re-presentación (está incluido). representado y, por consiguiente, habría uúa ruptura de orden entre
Los términos singulares están sometidos al efecto-de-uno, pero no una primera «especie» de múltiples -los que la teoría presenta- y una
son aprehensibles como partes, porqué se componen, en tanto múlti- segunda «especie» -la de los submúltiples de los otros- respecto de
ples, de elementos no admitidos por la cuenta. Dicho de otro modo, los cuales sólo el estado de la SITUACIONón ontológica, su
un término singular es, por cierto, un-múltiple de la metaestructura
SITUACIONón, pero es teórica, aseguraría la cuenta axiomática. Con más profundidad, habría
«indescomponible», puesto que aquello que lo compone, al menos en metamúltiples que sólo el estado de la SITUACIONón contaría
parte, no se encuentra presentado en ningún lugar de la por unos; se-
SITUACIONón de rían composiciones de múltiples simples, directamente presentados
manera separada. Ese término, que imifica ingredientes que no son, a por la teoría. O bien aún, habría dos axiomáticas: la de los elementos
su vez, necesariamente términos, no puede ser considerado como una y la de las partes, la de la pertenencia (e) y la de la inclusión (c). Es-
parte. Aunque pertenezca, no está incluido en la SITUACIONón. to es por cierto inadecuado, si tenemos en cuenta que la teoría apunta
Un térmi- a la presentación axiomática del múltiple de múltiples, como única
no así indescomponible no será re-asegurado como tal por el estado. forma general de la presentación.
En efecto, dado que no constituye una parte, para el estado ese térmi- Podemos decirlo así: es inconcebible que la presentación implícita
no no es uñó, aunque evidentemente sea uno en la de lo múltiple, a través de la axiomática ontológica, implique, de he-
SITUACIONón. O más cho, dos axiomáticas divergentes, la de la presentación estructurada y
aún, ese término existe -está presentado-, pero su existencia- no que- la del estado.
da verificada directamente por el estado, sino en la medida en que ese O más'aún: la ontología no puede tener sus propias excrecencias, o
término sea «transportado» por las partes que lo exceden. El estado sea «múltiples» representados sin haber sido jamás presentados como
no habrá de conocer ese término como uno-del-estado. múltiples, que lo que ella presenta, es la presentación.
Finalmente, una excrecencia es un uno del estado que no es un uno Por consiguiente, la ontología está, a la vez, obligada a construir el
de la estructura de origen, un existente del estado que in-existe en la concepto de «subconjunío», a sacar todas las consecuencias de la dis-
SITUACIONón cuyo estado es el estado. tancia entre pertenencia e inclusión, y a no quedar ella misma SUJETa
Entonces, en el espacio completo -es decir, estatizado- dé una si- al régimen de esa distancia. La inclusión no debe depender de ningún
tuación, tenemos tres tipos-fundamentales de términos-unos: los nor- principio de cuenta que no sea la pertenencia. Vale decir que la onto-
males, que está presentados y representados; los singulares, que están logía debe plantear por sí misma que la cuenta-por-uno de ios subcon-
presentados y no representados, y las excrecencias, que están repre- juntos de un múltiple, cualquiera que sea,, es sólo un término en el es-
sentadas y no presentadas. Esta triplicidad se induce de la separación pacio de la presentación axiomática de lo múltiple puro, y aceptar
del estado y, por consiguiente, de la necesidad de su potencia para esta exigencia sin limitaciones.
proteger lo uno de toda fijación-en-múltiple del vacío. Además, esos Por lo tanto, el estado de la SITUACIONón ontológica es
tres tipos estructuran lo esencial de lo que está en juego en una situa- inseparable, es
ción. Son los conceptos más primitivos de cualquier experiencia. La decir, inexistente. Esto significa (meditación 7) que la existencia del
meditación 9 mostrará'su pertinencia a partir del ejemplo conjunto de los subconjuntos es un axioma, o una Idea, como las
de'SITUACIONo- otras: sólo nos da un múltiple.
nes histórico-políticas.; . El precio a pagar es que las funciones «anti-vacío» del estado no
De todas estas inferencias ¿qué exigencias particulares se siguen están allí aseguradas y, en particular, que la fijación del vacío en el lu-
para la SITUACIONón ontológica? Queda claro que, en tanto gar de las partes no sólo es posible, sino inevitable. En el dispositivo
teoría de la ontológico, el vacío es, forzosamente, el subconjunto por excelencia,
presentación, debe también hacer teoría del estado, es decir, despejar ya que nada puede asegurar su expulsión a través de operadores de
la distinción entre inclusión y pertenencia, y dar sentido a la cuenta- cuenta especiales, distintos de los de la SITUACIONón donde el
por-uno de las partes. Pero su exigencia específica es la de tener que vacío me-
ser, en cuanto a sí, «sin estado». ’ ’
Si, en efecto, existiera un estado dé la SITUACIONón
ontológica, esto
120 ■ EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

Apéndice
rodea.. En efecto, en la meditación 7 hemos visto que, en la teoría de
Cuadro de los conceptos relativos al par presentación/representación
conjuntos, el vacío está incluido universalmente.
El llevar a cabo plenamente -a través de la ontología- el no-ser de SITUACIONÓN ESTADO DE LA SITUACIONÓN
lo uno, que conduce a la inexistencia de un estado de la
Filosofía Matemática Filosofía Matemática
SITUACIONón que
ella es, infecta de vació la inclusión, después de haber sometido la - Un término de - El conjunto (3 es “ El estado asegu- - Existe un con-
pertenencia a tejer sólo de vacío. una elemento del con- ra la cuenta-por- junto de todos los
El impresentable vacío sutura la SITUACIONón a la no SITUACI junto a si entra en uno de todos los subconjuntos de
separación de su ONón es la composición- ■ sub-múltiples o un conjuntó dado
lo que esa situa- múltiple de a. Se subconjuníos, o a. Se escribe
estado. ción presenta y dice entonces que partes de la situa- p (a). Todo ele-
cuenta por uno. P pertenece a a. ción. Vuelve a mento de p (a) es
Esto se escribe: contar los ténni- un subconjunto .
- «Pertenecer a
pea. nos de la situa- (en inglés: subsei)
una ción, en tanto que o una parte (como
SITUACI - € es el símbolo son presentados se usa en francés:
ONón» de la pertenencia.
por esos sub-múl- paríie) del con-
quiere decir; ser Constituye el sím-
tiples. junto a.
presentado por bolo fundamental
esa de la teoría. Per- - «Estar incluido - Ser un subcon-
SITUACI mite pensar lo en una jimto (o una par-
ONón, ser múltiple puro sin SITUACI te) se expresa; y
uno de los ele- necesidad de re- ONón» está incluido en
mentos que ella currir a lo Uno. quiere decir: ser a. Se escribe: y c
estructura. contado por el es- ■ a.
tado de la situa-
- Pertenencia - c es el símbolo
ción.
equivale entonces de la inclusión. Es
a presentación, y - Inclusión equi- un símbolo deri-
ur término que vale, pues, a re- vado. Se lo puede
pertenece será presentación por definir a partir de
también llamado el estado. Se dirá e.
un elemento. de un término que
está incluido, y
por lo tanto repre-
sentado, que es
una parte.

p€a yca
o;y€p(a)

Es preciso tener muy en cuenta que:


- presentación, cuenta-por-uno, estructura, pertenencia, elemento, están del lado de
la SITUACIONón,
- representación, cuenta de la cuenta, metaestructura, inclusión, subconjunto, parte,
están del lado del estado de la SITUACION ón.
MEDITACIÓN NUEVE

El estado de la SITUACIONón histórico-social

. ■ .En la meditación 8 sostuve que toda presentación estructurada ad-


mitía una metaestructura denominada estado de la
SITUACIONón. Para
apoyar esta tesis, invoqué un argumento empírico: toda multiplicidad
éfectivámente presentada se encuentra sometida a esta reduplicación
de la estructura o de la cuenta. Querría dar ún ejemplo de esto, recu-
rriendo a las SITUACIONones histórico-sociales (la cuestión de
la Naturale-
za será tratada en las meditaciones 11 y 12); Además de verificar el
concepto de estado de la SITUACIONón, esta meditación
destinada a la
ejemplificación permitirá también ejercitar las categorías del ser-pre-
sentado, que son la normalidad, la Singularidad y la excrecencia.
Fue sin duda un gran logro del marxismo comprender que el Esta-
do, en su esencia, no tenía relación con los individuos, que la dialéc-
tica de su existencia no se jugaba entre lo uno de la autoridad y lo
múltiple de los SUJETos.
Esta idea, en sí misma, no era nueva. Ya Aristóteles había señala-
do que lo que impide, de hecho, que las constituciones imaginables
con el equilibrio del concepto se realicen, lo que hace de la política
ese extraño dominio en el que lo patológico (tiranías, oligarquías y
democracias) prevalece regularmente sobre lo normal (monarquías,
aristocracias y repúblicas), es, en última instancia, la existencia de ri-
cos y pobres. Aristóteles, que no ve cómo suprimir esta existencia
-último impasse de lo político como puro pensamiento-, duda en de-
clararla enteramente «natural», ya que lo que él desea es la extensión
-y, racionalmente, la universalidad- de la clase media. Aristóteles ve
124 ELSERY ELACOKTECIMIBNTO EL ESTADO DE LA SITUACIONÓN HISTÓRICO-SOCIAL 125

con claridad que los Estados reales tienen menos relación con el lazo ■una ley de la cuenta, esto es^ una uniformidad del efecto. «Clase diri-
social que con su des-ligazón, con sus oposiciones internas, y que, fi- gente», cualquiera sea la pertinencia semántica de esta expresión, de-
nalmente, la política no concuerda con la claridad.filosófica de lo po- •signa al menos esa uniformidad. .
lítico, porque el Estado, en su destino concreto, se define menos por Si se lo considera en supura forma, el enunciado marxista tiene
la ubicación equilibrada de los ciudadanos que por esas grandes ma- otra ventaja. Al plantear que el Estado es el de la clase dominante, in-
sas -esas partes, que a menudo son los partidos-, a la vez empíricas y dica que el Estado siempre re-presenta lo que ya fue presentado. So-
movedizas, que constituyen los ricos y los pobres. bre todo si se tiene en cuenta que la definición de las clases dominan-
El dispositivo marxista relaciona directamente el Estado con los tes no es estatal, sino económica y social. En la obra de Marx, la
sub-múltiples de la SITUACIONón y no con sus términos. presentación de la burguesía no sé hace a través del Estado. Los crite-
Plantea que el rios que se utilizan son la posesión de los medios de producción, el
Estado rio asegura originariamente la cuenta-^pqr-uno de lo múltiple régimen de propiedad, la concentración del capital, etc. Decir que el
de los individuos, sino de lo múltiple de las clases de individuos. In- Estado es el Estado de la burguesía tiene el mérito de subrayar que el
cluso si se deja de lado el léxico particular de las clases, la idea for- Estado re-presenta algo histórica y socialmente ya presentado. Es evi-
mal de que el Estado, que es el estado de la SITUACIONón dente que esta re-presentación no tiene nada que ver con el carácter
histórico-social, constitucionalmente representativo del gobierno. Significa que al
tiene en cuenta a los sub-múltiples colectivos y no a los individuos, es afectar con lo uno los subconjuntos, o partes, de la presentación histó-
esencial. Es necesario convencerse de la idea de que la esencia del Es- rico-social, calificándolos de. acuerdó con la ley que él es, el Estado
tado es no considerar a los individuos, y que.cuando los tiene en resulta siempre definido por la re-presentación -según los múltiples
cuenta -es decir,. en los hechos- siempre es por un principio de cuenta de múltiples a los que pertenecen, por lo tanto, según, su pertenencia a
que.no los concierne como tales. Incluso la coerción -muy a menudo lo que está incluido-en la SITUACIONón- de los términos que
anárquica, desordenada, estúpida, ejercida por el Estado sobre tal o presenta la
cual individuo- no significa en absoluto que el Estado esté definido SITUACIONón. Por supuesto, la indicación marxista es mucho
por «el interés» coercitivo que mostraría por ese individuo o por los más restric-
individuos en general. Éste es el sentido profundo que .corresponde tiva, no capta enteramente al Estado como estado (de la
conferir a la idea marxista vulgar «el Estado es el Estado de la clase SITUACIONón).
dominante». La interpretación-que propongo es que el Estado sólo Pero está bien orientada al ver que, cualquiera sea la forma particular
ejerce su dominación según una ley que hace-uno de laspartes.-á& la de cuenta-por-uno de las partes de las que se hace cargo, el Estado se
SITUACIONón y su función es calificar una por una todas las ocupa de re-presentar la presentación, constituyéndose por lo tanto en
composicio- la estructura de lá estructura histórico-social, garantía de que lo uno
nes de composiciones de múltiples, cuya consistencia general queda es un resultado en todo.
asegurada -en lo que hace a sus términos- por la SITUACIONón, En virtud de esto, se ve con claridad por qué el Estado está ligado
que es una de manera absoluta a la presentación histórico-social y, ál mismo
presentación histórica «ya» estructurada. tiempo, está separado de ella.
El Estado es simplemente la metaestructura necesaria de toda si- Está ligado en la medida en que las partes, de las que construye lo
tuación histórico-social, es decir, la ley que garantiza que hay uno, no uno, son sólo múltiples de múltiples ya contados-por-uno por las es-
en lo inmediato de la sociedad -que siempre está cubierta por alguna tructuras de la SITUACIONón. Desde este punto de vista, el
estructura no estatal-, sino en el conjunto de sus subconjuntos. A este Estado está li-
efecto-de-uno alude el marxismo cuando sostiene que él Estado es «el gado históricamente a la sociedad en el movimiento mismo de la pre-
Estado de la clase dominante». Si esta fórmula significara'que el Es- sentación. Como sólo puede re-piesentar, el Estado no puede hacer
tado es un instrumento que dicha clase «posee», no tendría ningún advenir como uno a ningún múltiple -ningún término- cuyos compo-
sentido. Si tiene un sentido es porque el efecto del Estado, que da co- nentes, los elementos, estuvieran ausentes de la SITUACIONón.
mo resultado lo uno de las partes complejas de la presentación histó- Esto queda
rico-social, es siempre una estructura. Es preciso entonces que haya aclarado por la función gestionaría o administrativa del Estado, que
en su uniformidad diligente y en las obligaciones específicas que le
126 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL ESTADO DE LA SITUACIONÓN HISTÓRICO-SOCIAL127
impone el hecho de ser el estado de la SITUACIONón, es mucho del Estado por la pertenencia, a la vez que un cuidado permanente por
más es- la inclusión. Cualquier subconjunto consistente es de inmediato con-
tructural y permanente que la función coercitiva. Pero, por otro lado, tado y considerado por el Estado, para bien o para mal, ya que es ma-
en razón de que las partes de la sociedad exceden en todo a sus térmi- teria de representación. Por el contrario, cualesquiera que sean las
nos, y puesto que lo que está incluido en una SITUACIONón- apariencias declamatorias, siempre queda claro, finalmente, que de la
histórica no se: vida de las personas, es decir, del múltiple a partir del cual han recibi-
puede plegar en lo que le pertenece, el Estado -concebido como ope- do lo uno, el Estado no se preocupa en absoluto. Ésta-es la profundi-
rador de cuenta y garantía de reaseguro universal de lo uno- es, necé- dad última e ineluctable de su separación.
sanamente, un dispositivo separado.-Como todo estado de una situa- • En este punto, sin embargo, la línea analítica del marxismo se ex-
ción cualquiera, el Estado de una' SITUACIONón histórico- pone progresivamente a una ambigüedad mortal. Por cierto, Engels y
social está, Lenin han remarcado el carácter separado del Estado y han mostrado
sometido al teorema del punto de exceso (meditación 7). Lo que él- además -lo qüe es VERDAD- que la coerción se corresponde con la se-
trata, lo gigantesco, la red infinita de los subconjuntos de la paración. De ahí que para ellos la esencia del Estado sea su maquina-
SITUACIONón, , ria burocrática y militar, esto es -si se lo examina desde la sola pers-
lo obliga a no identificarse con la estructura originaria que dispone .la pectiva de la SITUACIONón inmediata y de sus términos- la
consistencia de la presentación, es decir, el lazo social inmediato.^ 7 visibilidad
El Estado burgués, dirá el marxista, está separado del Capital y de. estructural de su exceso respecto de la inmediatez social, su carácter
su efecto general de estructuración. Por cierto, al enumerar, adminis- de monstruosa excrecencia.
trar y ordenar los subcónjuntos, re-presenta los términos ya estructu^, Demos algunas 'vueltas alrededor de la palabra «excrecencia». En
rados por la naturaleza «capitalistica» de la sociedad. Pero en cuanto la meditación precedente distinguí, de un modo muy general, tres ti-
operador, se distingue de ella. Esta separación define la función coer- pos de relación con la completud SITUACIONonal del efecto-de-
citiva, pues se relaciona con la estructuración inmediata de.los térmi-' uno, que
nos obedeciendo a una ley que «viene de otra parte». Esta coerción és' refieren a la pertenencia e inclusión: la normalidad (ser presentado y
de principio, ya que constituye el modo por el cual puede reasegurarse representado), la singularidad (ser presentado, pero no represen'tado),
lo uno en la cuenta de las partes. Si, por ejemplo, un individuo es la excrecencia (ser representado y-no presentado). Quedaría, evidente-
«tratado» por el Estado, cualquiera sea la circunstancia, no es contado mente, el vacío, que no está ni presentado ni representado.
por uno en tanto «él mismo»; lo que sólo querría decir: en tanto ese Engels identifica muy claramente signos de excrecencia eñ la ma-
múltiple que ha recibido lo uno en la inmediatez estructurante de la quinaria burocrática y militar. No cabe duda de que tales partes de la
presentación. Es considerado como un subconjunto, es decir ^para im- SITUACIONón son re-presentadas antes que presentadas, puesto
portar aquí el concepto matemático (cf meditación -5), esto es, ontoló- que ellas
gico-, como el singleton de sí mismo. No se trata de Antoine Dom-, mismas tienen que ver con el operador de representación. Pero justa-
basle, nombre propio de uií múltiple infinito, sino de {Antoine mente. La ambivalencia del análisis marxista clásico se puede resumir
Dombasle}, figura indiferente de la unicidad por la puesta-en-uno del en pocas palabras: al considerar que sólo hay excrecencias desde el
nombre. punto de vista del Estado, piensa que el Estado mismo es-una excre-
El «votante», por ejemplo, no es el SUJETo tal, sino la parte que cencia. En consecuencia, propone como programa político su supre-
re- sión revolucionaria, esto es, el fin de la representación, y la universa-
presenta, según su propio uno, la estructura separada del Estado, es lidad de la presentación simple. ...
decir, el conjunto del que dicho SUJETo es el único elemento y no el ¿De dónde procede esta ambivalencia? Es necesario repetir que,
múltiple del cual «tal SUJETo» es lo uno-inmediato. Ásí, el individuo para Engels, la separación del Estado no es el resultado directo de la
padece siempre, paciente o impacientemente, esta coerción elemental, mera existencia de clases (de partes) sino, más bien, del carácter anta-
este átomo de coacción, que constituye la posibilidad de todas lás gónico de sus intereses. Hay un conflicto irreconciliable entre las cla-
otras coacciones posibles -incluida la -muerte que puede serle infligi- ses más importantes; de hecho, según el marxismo clásico, entre las
da- de no ser considerado como aquel que.;?eríenecc a la sociedad, -si-
no como aquel que está incluido en ella. Hay una esencial indiferencia
128 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL ESTADO DE LA SITUACIONÓN HISTÓRICO-SOCIAL129
dos que llevan a cabo la consistencia de la presentación histórica. Por universal, lo que se llama también: el fin de las clases, es decir, el fin
consiguiente, si el monopolio de las armas y de la violencia estructu- de las partes y, por lo tanto, el fin de toda necesidad de controlar su
rada no estuviera separado, bajo la forma de un aparato de Estado, ha- exceso.
bría una guerra civil permanente. Desde este punto de vista, el comunismo sería, en realidad, el régi-
Estos enunciados clásicos deben ser analizados con gran deteni- men ilimitado delindividuo.
miento, ya que contienen una idea profunda; el Estado no se funda En el fondo, la descripción marxiste clásica del Estado es formal-
sobre el lazo social -que expresaría- sino sobre la des-ligazón -que mente correcta, no así su dialéctica general. Los dos grandes paráme-
impide-. O aún más precisamente: la separación del Estado resulta tros del estado de una SITUACIONón -esto- es, el impresentable
menos de la consistencia de la presentación que del peligro de la in- errar del
consistencia. Esta idea, ,como se sabe, se remonta hasta Hobbes (la vacío y el exceso irremediable de la inclusión respecto de la pertenen-
autoridad trascendente absoluta es exigida por la guerra de todos con- cia, del que resulta la necesidad de reasegurar lo úno y estructurar la
tra todos) y es particularmente exacta bajo la siguiente forma: si en estructura- son considerados por Engels como particularidades de la
una SITUACIONón cualquiera (histórica o no) se requiere que las presentación y de lo que en ella se enumera. Se hace coincidir el va-
partes cío con la no-representación de los proletarios y, por lo tanto, la im-
sean contadas por una meta-estructura, es porque, al escapar a la pri-
presentación con una modalidad de la no-representación; la cuenta se-
mera cuenta, su exceso sobre los términos establece un lugar, poten-
parada de las partes se reduce al carácter no universal de los intereses
cial de fijación del vacío. Es VERDAD entonces que la separación del
burgueses, a la escisión presentadora entre normalidad y singularidad;
estado persigue, más allá de los términos que pertenecen a la situa-
por último, la maquinaria de la cuenta-por-uno queda reducida a una
ción, la completud.del efecto-de-uno hasta el dominio -que el estado
asegura- de las multiplicidades incluidas, para que al localizarse el excrecencia, al no percibirse en todo su alcance que el exceso consi-
vacío -por ende, la separación entre la cuenta y lo contado- no adven- derado es inevitable, ya que se trata de un teorema del ser
ga esa inconsistencia, que es la consistencia. - - . La consecuencia de estas tesis es qué a partir de ellas la política
Por algo es que los gobiernos; a partir, del momento en que se insi- puede ser definida como el asalto al Estado, cualquiera sea el modo
núa lo que constituye un emblema de su .vacío -esto es, en general, la -pacífico o violento- de este asalto. Para esto, es «suficiente» con
multitud inconsistente o sediciosa- prohíben «las reuniones de más de movilizar a los múltiples singulares contra los normales, alegando que
tres personas», es decir, declaran expresamente no tolerar lo uno de la excrecencia es intolerable. Sin embargo, si bien el gobierno, y aun
esas «partes» y proclaman, así, que la función del Estado es. la de con- la substancia material del aparato del Estado, pueden ser derrocados o
tar las inclusiones para que sean preservadas las pertenencias consis- destruidos, e incluso si, en ciertas circunstancias, es políticamente útil
tentes. hacerlo, es necesario no perder de vista que el Estado como tal, esto
Sin embargo, no es esto exactamente lo que dice Engels. Grosso es, el reaseguro de lo uno sobre el exceso de las partes (o de los parti-
modo, para' él -si retomo la. tipología de la meditación 8-, la burgue- dos...), no se deja destruir ni asaltar tan fácilmente. Apenas cinco
sía es un término normal (está económica y socialmente presentada, y años después de la insurrección de octubre, -Lenin, cerca ya de la
re-presentada por el Estado), el proletariado es un término singular muerte, se desesperaba frente a la-obscena permanencia del Estado.
(está presentado, pero no representado), el aparato de Estado es la ex- Mao, más aventurero, pero también más flemático, luego de veinticin-
crecencia. El fundamento último del Estado reside en que los- térmi- co años de poder y diez años de feroces tumultos por la Revolución
nos singulares y los términos normales se encuentran en una des-liga- Cultural, constataba que, después de todo, no se habían producido
zón antagónica. La excrecencia estatal es, entonces, un resultado que grandes cambios.
no está referido a lo impresentable sino a las diferencias de presenta- Ocurre que el camino del cambio político, quiero decir, el camino
ción. Es por esto que, modificando esas diferencias, se puede esperar de la radicalidad justiciera, si bien mantiene al Estado en las inmedia-
que el Estado vaya a desaparecer. Bastará qúe la singularidad devenga ciones de su recorrido, no puede de ninguna manera desplegarse a
partir de él, ya que el Estado, justamente, no es político. Por esto no
130 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

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podrá cambiar, a no ser de manos, y, se sabe, este cambio tiene muy MEDITACIÓN'DIEZ
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poca significación estratégica.
Lo que está en el origen del Estado no es el antagonismo, ya que
no se puede pensar como antagonismo la dialéctica del vacío y del ex- Spinoza
ceso. No hay dudas en que la política debe originarse donde se origi-
na el Estado, por lo tanto, en esa dialéctica. Pero, sin embargo, no es
«Quicguid est in Deo esí» o: todas las
para apoderarse del Estado o duplicar su efecto. Por el contrario, la
política juega su existencia en la capacidad de establecer entre el va- SITUACION ones
tienen el mismo estado
cío y el exceso una relación esencialmente diferente de la del Estado,
Étici?, libro 1
ití ya que sólo esta alteridad puede sustraerla a lo uno del reaseguro esta-:
:i ;l' tal.
Más que un guerrero bajo los muros del Estado, el político es el
paciente centinela del vacío que instruye el acontecimiento, pues sólo
enfrentado al acontecimiento (meditación 17) el Estado se ciega a su
propio dominio. Allí, el político construye una manera de sondear,
aunque más no sea por un instante, el sitio de lo impresentable, así co-
mo para mantenerse en adelante fiel al nombre propio qae aprés-coup, Spinoza tiene una aguda conciencia de que los múltiples presenta-
habrá sabido ckr -O: captar, no se puede decidir- a ese no-lugai del lu- dos -que él llama «cosas singulares» (res singulares)- son, en gene-
gar, que es el vacío. ral, múltiples de múltiples. En efecto, una composición de múltiples
individuos (plura individua) es tma sola y misma cosa singular; basta
para ello que esos individuos concurran en una única acción, es decir,
sean simultáneamente la causa de un único efecto (unius effectus cau-
sa). Dicho de otro modo: para Spinoza, la cuenta-por-uno de un múl-
tiple, la estructura, es la causalidad. Una combinación de múltiples es
un múlíiple-unó, por ser ella lo uno de una acción causal. La estructu-
ra es legible retroactivamente: lo uno del efecto valida lo uno-múltiple
de. la causa. El tiempo de incertidumbre de esta legibilidad distingue á
los individuos, cuyo múltiple, que se supone inconsistente, recibe el
sello de la consistencia a partir del momento en el que se señala la
unidad de su efecto. La inconsistencia^ o disyunción, de los indivi-
duos es entonces considerada como la consistencia de la cosa singu-
lar, una y misma. En latín: la inconsistencia es plura individua-, la
•consistencia, res singulares. Entre las dos, la cuenta-por-uno es unius
effectus causa, o una actio. ^
. . El problema de esta doctrina es que resulta circular. Si se puede
determinar lo uno de una cosa singular sólo en la medida en,que ella,
en tanto múltiple, produce un único efecto, se debe disponer previa-
mente. de un criterio para esta unicidad: Ahora bien, ¿qué es el efecto?
Se trata, sin duda, de un complejo de individuos del que, para afirmar
lo uno -para decir que sé trata precisamente de una cosa singular-, se
132 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO SPINOZA 133

debe considerar los efectos, y así sucesivamente. De acuerdo con la Dios. El in de la pertenencia es universal. De esto no se podría des-
estructura causal, la retroacción del efecto-de-uno depende de la anti- prender otra relación; la inclusión, por ejemplo: En efecto, si sé com-
cipación de los efectos del efecto. Parece haber en esto una oscilación binan varias cosas -varios individuos-, por ejemplo según la'cuenta-
•F í

por-uno causal (a partir de lo uno de su efecto), nunca se obtendrá


S.’

infinita entre la inconsistencia de los individuos y la consistencia de


la cosa singular, puesto que el operador de cuenta que ios articula -la más que otra cosa, es decir, un modo que pertenece a Dios. No es po-
causalidad- sólo puede ser afirmado a.partir de la cuenta del efecto. sible distinguir un elemento, o un término, de la SITUACIONón,
Lo sorprendente del asunto es que Spinoza no parece en absoluto de lo que
molesto por este impasse. Quisiera interpretar aquí, más que esta apa- sería una parte de ella. La «cosa singular», que es un-múltiple, perte-
rente dificultad, el hecho de que no sea tal para el propio Spinoza. A nece a la substancia de la misma manera que los individuos que lá
mi entender, la clave del problema es que, en la lógica fundamental de componen. Tanto la «cosa singular» como los individuos constituyen
Spinoza, la cuenta-por-uno está asegurada, en última instancia, por un modo de dicha substancia, es decir, una «afección» interna, un
la meíaestructura, por el estado de la SITUACIONón, que él efecto parcial e inmanente. Todo lo que pertenece está incluido, todo
llama Dios, o lo que está incluido, pertenece. El carácter absoluto de la cuenta su-
la Substancia. Spinoza constituye la tentativa ontológica más radical prerna, del estado divino, conlleva que todo lo que es presentado, es
jamás emprendida para identificar estructura y metaestructura, para representado y a la inversa, porque la presentación y la representa-
asignar el efecto-de-uno directamente al estado, para in-distinguir per- ción son lo mismo. Dado que «pertenecer a Dios» y «existir» son si-
tenencia e inclusión. Al mismo tiempo, se comprenderá que se trata nónimos, la cuenta de las partes queda asegurada por el movimiento
de la filosofía que, por excelencia, forcluye el vacio. Mi intención es que asegura la cuenta de los términos, que es la inagotable productivi-
establecer que.esta forclusión fracasa y que el vacío, cuya clausura dad inmanente de la substancia. -
metá-estmctural, o.divina, debía asegurar que.fuera in-existente e im- ¿Esto quiere decir acaso que Spinoza no distingue las
pensable, resulta íntegramente nombrado y ubicado por Spinoza bajo SITUACIONones,
el concepto de modo infinito: También se podrá decir que a través del que sólo hay una? No exactamente. Si bien Dios es único y si el ser es
modo infinito Spinoza designa, a pesar suyo -y, por lo tanto, según la únicamente Dios, la identificación de Dios despliega una infinidad de
más alta conciencia inconsciente de su tarea-, el punto, que persiguie^ SITUACIONones separables intelectualmente, que Spinoza llama
ra por todas partes, donde no se puede prescindir de la suposición de los atribu-
un SUJETo. -■ tos de la substancia. Los atributos son Ja substancia misma, en la me-
:. Que desde un comienzo pertenencia e inclusión estén identificadas dida en que se puede identificar de una infinidad de maneras diferen-
de manera esencial, se deduce claramente de los presupuestos de la tes. Es necesario distinguir el-ser-en-tanto-ser (la substancialidad de
definición de la cosa singular. Ella resulta como uno, nos dice Spino- la substancia) y lo que el pensamiento está en condiciones de conce-
za, en todo el campo de nuestra experiencia, por lo tanto, en la pre- bir como constituyendo la identidad diferenciable -Spinoza dice: la
sentación en general. Es la cosa singular la que tiene una «existencia esencia- del ser, que es plural. El atributo es «lo que el entendimien-
determinada»; Pero lo que existe es, o bien el ser-en-tanto-ser, es de- to (intellectus) percibe de la substancia como constituyendo su esen-
cir, la infinitud-una de la única substancia r-cuyo otro nombre.e's cia». Por mi parte, diré lo siguiente: lo uno-del-ser se puede pensar a
Dios-, o bien una modificación inmanente de Dios, es decir, un efecto través de lo múltiple de las SITUACIONones, cada una de las
de la substancia; efecto del cual todo el ser és la substancia misma. cuales «expre-
«Dios es.la causa inmanente, pero, en VERDAD, no transitiva, de sa» ese uno, porque ese uno, si sólo pudiera ser pensado de una sola
todas manera, tendría la diferencia en su exterior, es decir, sería él mismo
las cosas», dice Spinoza. Por lo tanto, una cosa es im modo de Dios; contado, lo que es imposible, puesto que él es la cuenta'suprema.
una cosa pertenece necesariamente a esos «infinitos en infinitos mo- En sí,- las SITUACIONones en las que se piensa lo uno del
dos» {infinita infinitis modis), que «se siguen» de la naturaleza divina. ser como dife-
O zmi: Quicguid est in Deo est, cualquiera sea la cosa que .es, es en renciación inmanente son infinitas en «número», ya que es propio del
ser del ser ser infinitamente identificable: Dios es, en efecto, «substan-
cia que' consiste en una infinidad de -atributos», puesto que, de otro
modo, sería nuevamente necesario que las diferencias puedan ser con-
134 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO SPINOZA 135

tadas exteriormente. Sin embargo, para nosotros, de acuerdo con la fi- pero esta forclusión deductiva del vacío dista mucho de bloquear
nilud humana, se pueden separar dos SITUACIONones: las que toda posibilidad de soportar el errar de alguna falla, o de alguna arti-
son subsumi- culación abandonada, del sistema spinozista. El peligro se hace noto-
das bajo, el atributo pensamiento (cogiíatio) y las que son subsumidas rio cuando se considera, en relación con la cuenta-por-uno, Ja despro-
bajo el atributo extensión (extensio). El ser de ése modo particular que porción entre lo infinito y lo finito.
es el animal humano consiste en co-pertenecer á las dos «cosas singulares», presentadas a la experiencia humana según
SITUACIONones. las SITUACIONones del Pensamiento y de la Extensión, son
Sin embargo, queda claro que, al poder reducirse a la meta-estruc-’ finitas; se trata
tura divina, la estructura presentadora de las SITUACIONones es de un predicado esencial, dado en su definición. Si es cierto que la
única: las potencia última de la cuenta-por-uno es Dios -estado de las
dos SITUACIONones en las que el hombre existe son SITUACIONo-
estructuralmente -esto nes y ley presentadora inmanente a la vez- no hay, aparentemente,
es, estatalmente- idénticas: Ordo et connexio idearum ídem est, ac or- ninguna medida entre la cuenta y su resultado, puesto que Dios es
do et connexio rerum, entendiendo por «cosa» (res) un existente -un «absolutamente infinito». Con mayor precisión: la causalidad por la
modo- de'la SITUACIONón «extensión», y por «idea» (idea) im que.se reconoce lo uno de la cosa, en lo uno de su efecto ¿no corre el
existente riesgo dé introducir el vacío de una' no-relación mensurable, entre su
de la SITUACIONón «pensamiento». Este ejemplo es origen infinito y la finitud del efecto-de-uno? Spinoza plantea que «el
contundente, ya qué conocimiento del efecto depende del conocimiento de la causa y lo
establece que un hombre, aun cuando pertenezca a dos envuelve». ¿Es concebible que el conocimiento de -una cosa finita en-
SITUACIONones-se- •vuelva el conocimiento de una causa infinita? ¿No es necesario atra-
parables, puede valer por uno, por el hecho de que el estado de esas vesar el vacío de una pérdida absoluta de realidad entre la causa y el
dos SITUACIONones es el mismo. No se podría subrayar mejor efecto, dado que una es infinita y el otro finito? Por otra parte, ese vá-
hasta qué cío debería ser inmanente, ya que la cosa finita es una modalidad de
punto el exceso estatal subordina a la inmediatez presentadora de las Dios mismo. Parecería que el exceso de la fuente causal resurgiera en
SITUACIONones (de los atributos). Esa parte que es un hombre el punto en el que su cualificación intrínseca, la infinitud absoluta, no
-alma y es representable en el mismo plano que el del efecto finito. La infini-
cuerpo, transversal con respecto a dos tipos separables de lo múltiple, tud designaría, entonces, el exceso estatal sobre la pertenencia presen-
la extensio y la cogiíatio, y, por consiguiente, aparentemente incluida tadora de las cosas singulares finitas. De manera correlativa, el vacío
en su unión- sólo pertenece, en realidad, al régimen modal, porque la sería el errar de la inconmensurabilidad entre lo infinito y lo finito, ya
meta-estructura suprema asegura directamente la cuenta-por-uno de que Constituye el fundamento último de aquel exceso.
todo lo que existe, cualquiera sea la SITUACIONón. ■ Spinoza afirma categóricamente que «fuera de la substancia y los
De estos presupuestos se desprende inmediatamente la forclusión modos, nada está dado {nil datur)». Los atributos, en efecto, no están
del vacío. Por un lado, el vacío no puede pertenecer a una «dados», sino que nombran las SITUACIONones de donación. Si
SITUACIONón, la substan-
ya que sería necesario que fuera contado por uno. Ahora bien, el ope- cia es infinita y los modos finitos, el vacío, como estigma de una fa-
rador de la cuenta es la causalidad. Pero el vacío, que no consta de lla de la presentación entre el ser-en-tant6-ser substancial y su, pro-:
ningún individuo, no puede contribuir a ninguna acción cuyo resulta-' ducción inmanente finita, es inevitable. ., . •
do sea un efecto único. El vacío es, por lo tanto, inexistente, o impre- Para evitar el resurgimiento del incalificable vacío y mantener el
sentado: «El vacío no está dado en la Naturaleza y todas las partes de- cuadro .totalmente afirmativo de su ontología, Spinoza es llevado a
ben concurrir de modo tal que el vacío, en efecto, no sea dado». Por plantear que la pareja substancia/modos, que determina toda dona-
otro lado, el vacío tampoco puede estar incluido en un ima ción de ser, -no coincide con la pareja infinito/finito. Este desfase es-
SITUACIONón, tructural entre la nominación presentadora y su cualificación «exten-
ser una parte de ella, ya que sería necesario que sea contado por uno
por su estado, su metaestructura. Pero en realidad, la metaestructura
es también la causalidad, pensada esta vez como producción inmanen-
te de la substancia divina. Es imposible que el vacío,sea subsumido
bajo esa cuenta (de la cuenta), idéntica a la cuenta misma. El vacío no
puede, entonces, ni ser presentado ni exceder la presentación en el
modo de la cuenta estatal. No és ni presentable (pertenencia) ni im-
presentable (punto de exceso).
SPINOZA 137
136 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

siva» no podría evitarse, obviamente, admitiendo una finitud de. Spinoza procede aquí de modo tal que el exceso del estado -el ori-
substancia, ya que la substancia es «absolutamente infinita» por defi- gen substancial , infinito de la causalidad- no sea discernible como tal
nición. Sólo queda una salida: que existan modos infinitos. O, en la presentación de la cadena causal. En lo que se refiere al efecto-
mayor precisión -pues veremos que esos modos más bien in-existe: de-uno de la cuenta por la causalidad, lo finito conduce sólo a lo fini-
que la causa inmediata de una cosa singular finita sólo pueda ser to. La falla entre lo infinito y lo finito -en donde reside el peligro del
cosa singular finita y que, a contrario^ una (supuesta) cosa infinita' vacío- no atraviesa la presentación de lo finito'. Esta- homogeneidad
lo pueda producir algo infinito. Así, al quedar la conexión ca esencial de la presentación excluye la des-mesura, en la que podría re-
efectiva eximida del abismo entre lo infinito y lo finito, se volvería.áli' velarse -encontrarse en la presentación- la dialéctica del vacío y del
punto en el que, en la presentación, queda anulado el exceso, y por ló - exceso.
tanto el vacío. Pero esto queda establecido sólo si se supone que otra cadena cau-
El proceder deductivo de Spinoza (proposiciones 21, 22 y 28. déí sal «duplica» -por así decirlo- la recurrencia de lo finito: la cadena
libro I de la Ética) es entonces el siguiente: de los modos infinitos, inmediatos y luego mediatos, ella misma in-
- Establecer que «todo lo se sigue de la naturaleza de un atributo, trínsecamente homogénea, pero totalmente separada del mundo pre-
de Dios considerado de manera absoluta es infinito». Esto quieró'r;: sentado de las «cosas singulares».
decir que, si un efecto (por lo tanto, un modo) resulta directamente devi • La cuestión que se plantea es la de saber en qué sentido esos mo-
la infinitud de Dios, tal como queda identificada en una dos infinitos existen. Muy pronto surgieron .personas curiosas que in-
SITUACIONón pré?:.| terrogaban a Spinoza sobre qué eran exactamente esos modos infini-
sentadora (un atributo), ese efecto es necesariamente infinito. Es uii'v;^,_ tos; en especial, un alemán llamado Schuller, con quien mantenía
modo infinito inmediato. correpondencia. En su carta del 25 de julio^de 1675 ruega al «muy sa-
- Establecer que todo lo que se sigue de un modo infinito -en.el ;^ bio y muy agudo filósofo Baruch de Spinoza» que le dé «ejemplos de
sentido de la proposición anterior- es, a su. vez, infinito. Es un modó'^ cosas producidas inmediatamente por Dios y de cosas producidas me-
infinito mediato. diatamente por una modificación infinita». Cuatro días más tarde,
Llegados a este punto, sabemos que la infinitud de una causa -seá:¿^| Spinoza le responde que «en el orden del pensamiento» (esto es: en la
directamente substancial o bien modal- sólo engendra lo infinitóí.;K^S' SITUACIONón-o atributo-pensamiento), el ejemplo de un modo
Evitamos entonces la pérdida de la igualdad, o la relación sin medidáj l^ft' infinito
entre una causa infinita y un efecto finito, pérdida que de inmediato •'Wc ■ inmediato es «el entendimiento absolutamente infinito», y en el orden
constituiría el lugar de una fijación del vacío. de la extensión, el movimiento, y el reposo. En cuanto a los modos in-
La recíproca es inmediata: y:
'■■V.'i'tSrV, finitos mediatos, Spinoza cita sólo uno, sin. especificar su atributo,
- La cuenta-por-uno de una cosa singular a partir de su efecto, que que podemos imaginar que es la extensión. Se trata de «la figura del
se supone finito, la designa a ella misma como finita.'Puesto qué ; todo del universo» {facies totius universi),
fiiOTa infinita, su efecto, como lo vimos, debería también serlo. En la,S^J En toda su obra, Spinoza no, dirá nada más sobre los modos infi-
presentación estructurada de las cosas singulares, hay una recurrencia nitos. En la Ética, libro II, lema 7, despliega la idea de la presentación
causal de lo finito: «Una cosa singular .cualquiera -una cosa que es fr-í como múltiple de múltiples -ajustada a la SITUACIONón
nita. y tiene una existencia determinada- no puede existir ni estar áér extensión, en la
terminada para operar realmente, si no fue determinada para existir y;. ' que las cosas son cuerpos-, hasta llega^r a una jerarquía infinita de
para operar por otra causa, que es ella misma finita y tiene una exis- | cuerpos, según la complejidad de lo múltiple que ellos son. Si se con-
tencia determinada. A su vez, esta causa no puede tampoco existir, ni tinúa esta jerarquía al infinito {in infinitían), concibe que «la Natu-
estar determinada para operar realmente, si no fue. determinada, pof -lili, raleza entera es un solo Individuo {totam Naturam unum.esse IndivU
otra, ella misma finita, con una existencia determinada, para existir y duum), cuyas partes, es decir todos los cuerpos, varían en una
para operar, y así al infinito». infinidad de modos, sin ningún cambio del Individuo total». En el es-
colio de la proposición 40 del Libro V, Spinoza declara que «nuestra
138 EL SER Y EL AC0>}TEC1MIE>JT0 SPINOZA 139

alma, en tanto conoce, es un modo eterno del pensar {aeternus cogi~ Naturaleza total o del recogimiento de las almas, esas entidades no se- 1
tandi modiis), que es determinado por otro modo eterno del pensar, y rían ya modales, sino substanciales. En el mejor de los casos, serían /
este último a su vez por otro, y así hasta el infinito, de manera que to- identificaciones de la substancia, SITUACIONones. No estarían i
dos juntos constituyen el entendimiento eterno e infinito de Dios». ^ dadas, sino
Notemos que estas afirmaciones no forman parte de la cadena de- que serían lugares de donación, es decir, atributos. No se podría, en
mostrativa. Están aisladas. Tienden a presentar a la Naturaleza como realidad, distinguir la Naturaleza total del atributo «extensión», ni el
totalidad infinita e inmóvil de las cosas singulares que se mueven y al entendimiento divino del atributo «pensamiento».
Entendimiento divino como totalidad infinita de las almas particula- Llegamos entonces al siguiente impasse: para evitar toda relación
res. causal directa de lo infinito y lo finito -que generaría un errar sin me-
■»9;
La pregunta acerca de la existencia de esas totalidades retoma aho- dida del vacío- es necesario suponer que la acción directa de la infi-
ra, de manera punzante; ya que el principio del Todo, que se obtendría nitud substancial sólo produce, en sí misma, modos infinitos. Pero es
por una sumatoria in infmitum, no tiene nada que ver con el principio imposible justificar la existencia de uno solo de esos modos. Es nece-
de lo Uno por el cual la substancia garantiza, en radical exceso estatal sario entonces plantear, o bien que los modos infinitos, existen, pero
-aunque inmanente- la cuenta de toda cosa singular. son. inaccesibles tanto al pensamiento como a la experiencia, o bien
Spinoza es muy claro en lo que se refiere a las vías disponibles pa- que no existen. La primera posibilidad crea un trans-mundo de cosas
ra establecer una existencia. En su carta «al muy sabio joven Simón infinitas, un lugar inteligible totalmente Impresentable, por lo tanto,
de Vríes», de marzo de 1663, distingue dos de ellas, correspondientes un vacío para nosotros (para nuestra SITUACIONón), en el
a las dos instancias de donación de ser, la substancia (y sus identifi- sentido en que
caciones atributivas) y ios modos. En la primera, la existencia no se la única «existencia» de la que podamos dar testimonio, en cuanto a
distingue de la esencia, es demostrable a priori a partir de la sola de- ese lugar, es la de im nombre: «modo infinito». La segunda posibili-
finición de la cosa que existe. Como lo enuncia con firmeza la propo- dad crea directamente un vacío, en el sentido en que es a partir de un
sición 7 del libro I de Xz Ética^ «existir pertenece a la naturaleza de, in-existente que se construye la prueba de la recurrencia causal de lo
una substancia». En cuanto a los segundos, no hay otro recurso que la finito, por lo tanto, la prueba de la consistencia y de la homogeneidad
experiencia, ya que «la existencia de los modos (nó puede) concluirse de la presentación. Incluso ahí, «modo infinito» es ese puro nombre
de la definición de las cosas». La existencia de la potencia universal cuyo referente queda eclipsado, por ser alegado sólo en la medida en
-o estatal- de la cuenta-por-uno es originaria, o a priori. La existen- que la prueba lo exige, y ser luego anulado en toda la experiencia fi-
cia en SITUACIONón de cosas particulares es a posteriori, o nita, cuya unidad permitió fundar.
experimen- Spinoza emprendió la erradicación ontológica del vacío, utilizando
tada. el medio apropiado de una unidad absoluta de la SITUACIONón
Queda claro, a partir de lo anterior, que la existencia de los modos (de la pre-
infinitos no puede ser establecida. Como se trata de modos, corres- sentación) y de su estado (de la representación). Por mi parte, desig-
ponde experimentar su existencia. Sin embargo, no tenemos ninguna naré (meditación 11) como multiplicidades naturales (u ordinales) a
experiencia del movimiento ni del reposo en tanto modos infinitos aquellas que realizan en una SITUACIONón dada, y en grado
(sólo tenemos experiencia de cosas particulares finitas en movimien- máximo, este
to o en reposo), como tampoco de la Naturaleza iotzl, o facies totus equilibrio de la pertenencia y de la inclusión; a aquellas en las que to-
universi, que excede radicalmente nuestras ideas singulares, ni, por dos los términos son normales (cf meditación 8), es decir, represen-
supuesto, del entendimiento absolutamente infinito, o totalidad de las tados en el lugar mismo de su presentación. Para Spinoza, con esta
almas, que es propiamente irrepresentable. A contrario, si allí donde definición todo término es natural: el famoso «Deus, sive Natura»
falla la experiencia pudiera valer la deducción a priori, si el existir queda enteramente fundado. Pero la regla de esta fundación tropieza
perteneciera a la esencia definida del movimiento, del reposo, de la con la necesidad de tener que convocar un término vacío, cuyo errar
queda inscripto en la cadena deductiva por un nombre sin referente
iI probado («modo infinito»).
■ La gran lección de Spinoza es, finalmente, la siguiente: aun cuan-
■!
!' I
140 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

do -por la posición de una cuenta-por-uno suprema, en la que se fu- ÍIÍ


sionan el estado de ima SITUACIONón y la
SITUACIONón, la meta-estructura y
la estructura, la inclusión y la pertenencia- pretendamos anular el ex^ El ser: naturaleza e infinito.
ceso, restablecerlo a la unidad de un solo plano de presentación, no Heidegger/Galileo
economizaremos el errar del vacío y se tendrá que ubicar su nombre.
i,
Dado que el tiempo de su aparecer conceptual es también el de su
desaparecer ontológico, el modo infinito -necesario, pero inexistente-
colma el abismo causal entre lo infinito y lo finito. Sin embargo, el
significante «modo infinito», que constituye sólo el nombre técnico
del abismo, organiza el sutil desconocimiento de ese vacío que se pro-
curaba forcluir, pero que insiste con su errar bajo el artificio nominal
del que se deducía, teóricamente, su ausencia radical. •
MEDITACIÓN ONCE

La naturaleza: ¿poema o materna?

El tema de la «naturaleza» -aceptemos hacer resonar en esta pala-


bra el término griego (páoic;- es decisivo para las ontologías de la Pre-
sencia, u ontologías poéticas. Heidegger declara expresamente que
cpú<ji<;.es «un término griego fundamental para el ser»; Y es funda-
mental porque designa la vocación de presencia del ser en el modo de
su aparecer, o más explícitamente, de su “no-latencia” (áÁi^dsia). La
naturaleza no es una región del ser, un registro del ente-es-totalidad.
Es ehaparecer, o eclosión, del ser mismo, el ad-venir de su presencia,
o.incluso «la permanencia del sen). Los griegos indicaron con.el tér-
mino cp.úatq, en la íntima conexión que establece entre el ser y. el apa-
recer, que el ser no fuerza su advenimiento, en Presencia, • sino que
coincide.con ese advenimiento auroral, bajo la forma dé la aparición,
de la pro-posición.. El ser es (póoK; porque es- «el aparecer que. reside
en sí, mismo». La naturaleza no es entonces la objetividad dada, sino
el don, el gesto de la expansión que dispone, su límite como aquello
en donde reside sin limitación. El ser és «la expansión predomina, la
<pÓG¡Q>. No resulta exagerado decir que <pvo¡q designa el ser-
presente
según la esencia ofrecida de su autopresentación y que, por lo tanto,
la naturaleza es el ser mismo, tal como una ontología de la presencia
sostiene la proximidad, el des-velamiento. «Naturaleza>> quiere decir:
presentificación [présentification] de la presencia, ofrenda de lo que
está-velado.
Queda claro que el término «naturaleza», sobre todo a partir de los
efectos de la ruptura galileana, deja por completo en el olvido lo que
144 EL SER y EL ACONTECIMIENTO LA NATURALEZA: ¿POEMA O MATEMA? 145

expresaba en griego <púai<;. ¿Cómo reconocer en esta naturaleza «es- de lo que Platón llama ¡jq óV, lo que en VERDAD no debería ser». El
crita en lenguaje matemático» lo que Heidegger quiere hacernos en- aparecer, reprimido o comprimido por la evidencia de la ¡Séa, deja de
tender, de nuevo, cuando dice.que «9Úcr/c es el permanecer-ahí-en- ser entendido como eclosión-en-presencia y, por el contrario, se trans-
sí»? Pero el olvido, bajo el término «naturaleza», de todo lo que forma en aquello que -siempre indigno del paradigma ideal, porque
q>úai<; conlleva en el sentido de eclosión y de abierto es mucho más no tiene forma- debe ser considerado como falta de ser: «Lo que apa-
antiguo aun que lo que declara la «física» en el sentido galileano. O rece, la aparición, ya no es más la <^voiq, el predominio de lo que se
mejor dicho: la objetividad «natural» de la que trata la física sólo íue expande [...]; lo que aparece es simple aparición, una apariencia, es
posible porque a partir de Platón comienza la subversión metafísica decir, ahora, una carencia».
de aquello que resuena a Presencia, a ser-apareciendo, en el término Si «con la interpretación deí ser como ¡Séa se inicia un desfase
(púai(;. La referencia galileana a platón -cuyo vector, conviene subra- respecto del comienzo auténtico» es porque aquello que, bajo el nom-
yarlo, no es otro que el “matematismo’- no es fortuita. En los confu- bre de cpúaiq, era la indicación de un vínculo originario entre el apa-
sos límites del destino griego del ser, el «viraje» platónico consistió recer y el ser, el modo de presencia de la presentación, es rebajado al
en proponer «una interpretación de la cpíioK; como ¡Séa». Pero ade- rango de dato sustractivo, impuro, inconsistente, cuyo único desplie-
más, la Idea, en el sentido platónico, sólo resulta comprensible desde gue consistente es el recorte de la Idea, y en especial, desde Platón a
el punto de vista de la concepción griega de la naturaleza, o (púoK;. Galileo -y Cantor-, de la Idea matemática. .
No constituye un renegar o una decadencia. BMa culmina el pensa- - •> El materna platónico debe ser pensado exactamente como una dis-
miento griego dél ser-como aparecer, es la «culminación del comien- posición que se ha separado y olvidado del poema pre-platónico, del
zo». Pues, ¿qué es la Idea? Es el lado evidente de lo que es ofrecido, poema dé Parménides. Desde el comienzo de su análisis, Heidegger
la «superficie», la «fachada», el ofrecimiento a la. mirada de lo que se señala que el pensamiento auténtico del ser como cpúau; -la «fuerza
expande como naturaleza. Se trata siempre del aparecer como ser au- nominádora de ese término»- está ligado a «la gran poesía de los
roral del ser, pero en ios-límites, en el recorte, de una visibilidad para griegos». Subraya que «para Píndaro la cpvá constituye la marca fun-
nosotros. - • . •- damental del ser-ahí». De manera más general, la obra de arte, en el
. A partir del-momento en que se destaca ese «aparecer en un segun- sentido griego, la réxvq, está apareada en su fundamento con la natu-
do .sentido»j'se constituye en medida del aparecer mismo, a partir del raleza como cpOoK;. «En la obra de arte, considerada como lo que apa-
momento en el que ese recorte del aparecer es considerado como el rece, se muestra la expansión de lo que predomina, la cpóoic»
ser de lo que aparece queda aislado como /Séa, entonces, .en efecto, Queda claro entonces que hay dos vías, dos orientaciones, que
comienza la «decadencia», es decir, la pérdida de todo lo que hay de guían el destino del pensamiento de Occidente. Una de ellas, apoyada
presencia, de “no-latencia” (áÁqdsia) en la presentación.'Lo decisivo en la naturaleza en el sentido griego originario, acoge en la poesía el
del viraje platónico -en él que la naturaleza olvida la ’cpúoK;-^ «no es aparecer como presencia ad-viniente del ser. La otra, apoyada en la
que la (póoic; haya sido caracterizada como iBéa, sino que la ¡Béa se Idea en el sentido' platónico, somete la falta, la sustracción de. toda
instalé como la interpretación única y determinada del sen>. presencia, al materna y separa así el ser del aparecer, la esencia de la
Evoco estos conocidos análisis de Heidegger para escandir en ellos existencia.
algo que considero esencial: la trayectoria del olvido que fúnda la na- Para Heidegger, la vía poético-naturahque deja-ser la presentación
turaleza «objetiva», sometida a las Ideas matemáticas, como pérdida como no-velamiento, es el origen auténtico. La vía matemático-ideal,
de la eclosión, de la <púai<;¡ consiste finalmente en substituir la pre- que sustrae la presencia y promueve la evidencia, es la clausura meta-
sencia por la carencia, la pro-posición por la sustracción. A partir del física, el primer paso del olvido.
momento en que el ser, en tanto Idea, es promovido-ai rango de ente Por mi parte, propongo no una inversión sino otra disposición de
VERDADero -en el qtíe.la «fachada» evidente de lo que aparece es esas dos. vías. Admito de buen grado que- el pensamiento absoluta-
pro- mente originario se mueve en la poética y en el dejar-ser del aparecer.
movida al rango del aparecer-, «lo que antes predominaba cae al nivel
146 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA NATURALEZA: ¿POEMA O MATEMA? 147

cido en el pensamiento por la dura novedad del materna. La ontología


Esto queda probado por el carácter inmemorial del poema y de la
matemática, duro trabajó del texto y de la razón inventiva, constituyó
poesía, y por su sutura establecida, y constante, con el tema de la na-
retroactivamente el proferir poético en tentación auroral, en nostalgia
turaleza. Pero este carácter inmemorial testimonia en contra del sur^
de la presencia y del reposo. Esta nostalgia -desde entonces latente en
gimienío acontecimiental de la filosofía en Grecia. La ontología pro-
toda gran empresa poética- no está tejida por el olvido del ser, sino
piamente dicha, en tanto figura nativa de la filosofía occidental, no es
más bien a la inversa, por el hecho de que el ser sea pronunciado en
-ni podría ser- el advenimiento del poema en su intento. de nombrar
su sustracción por el esfuerzo de pensamiento de las matemáticas. La
el aparecer, en potencia y esplendor, como venir-a-la-luz del ser, o
victoriosa enunciación matemática acarrea que el poema crea afirmar
no-latencia. Esto es mucho más antiguo en el tiempo, y mucho más
una presencia perdida, un umbral del sentido. Pero no es más que una
variado con respecto a los lugares (China, India, Egipto...). Lo que
ilusión desgarradora, correlativa con el hecho de que el ser sólo pue-
constituye él acontecimiento griego es, por el contrario, la segunda
de afirmarse desde el punto de vista de su sutura vacía al texto de-
vía, la que piensa el ser sustractivamente, en el modo de un pensa-
mostrativo. El poema se confía nostálgicamente a la naturaleza sólo
miento ideal o axiomático. La invención propia de los griegos consis-
porque fue alguna vez interrumpido por el materna, y «el ser», cuya
te en, que el ser puede ser dicho a partir del momento en que una de-
presencia persigue, no es más que el imposible llenado del vacío, tal
cisión del pensamiento lo sustrae a toda instancia de la presencia.
como la matemática, en los misterios del puro múltiple, discierne in-
Los griegos no inventaron el poema. Más bien interrumpieron el
definidamente lo que del ser mismo se puede enunciar sustractiva-
poema con el materna. Al proceder así, en el ejercicio de la deduc-
raente.
ción, que es fidelidad al ser tal como el vacío lo nombra (cf la medi-
En cuanto a lo que no es confiado al poema, en esta configura-
tación 24), abrieron la posibilidad infinita de un texto ontológico.
ción, ¿en qué se transforma el concepto de «naturaleza»? ¿Cuál es el
Los griegos, especialmente Parménides y Platón, tampoco pensa-
destino y el alcance de este concepto en el cuadro de la ontología ma-
ron el ser como (pva¡<; o naturaleza, al margen de la importancia deci-
temática? Cómo se comprenderá, esta pregunta es ontológica y no tie-
ál siva que haya tenido para ellos este término. Por el contrario, lo que
ne nada que ver con la física, que establece las leyes de dominios par-
hicieron ñie desligar originariamente el pensamiento del ser, de su
ticulares de la presentación «materia»). La pregunta- se puede
encadenamiento poético al aparecer natural. El advenimiento de la
formular de la siguiente manera: ¿hay un concepto pertinente de la
Idea designa ese des-encadenamiento de la ontología y la apertura de
naturaleza en la doctrina de lo múltiple? ¿Corresponde hablar de mul-
su texto infinito como historicidad de ios encadenamientos matemáti-
tiplicidades «naturales»?
cos. Sustituyeron la figura puntual, extática .y repetitiva del poema,
Paradójicamente, Heidegger puede todavía guiamos en esto. Entre
por la acumulación innovadora del materna. Sustituyeron la presencia,
las características generales de la cpúaic; nombra «la constancia, la es-
que exige .un giro iniciático, por lo sustractivo, lo vacío-múltiple, que
tabilidad de lo que se ha expandido de sí». La naturaleza es el «per-
guía un .pensamiento transmisible.
manecer ahí de lo estable». Esta constancia del ser que recoge el tér-
Por cierto, el poema, interrumpido por el acontecimiento griego,
mino (póaiq es legible hasta en las mismas raíces lingüísticas. Del
no cesó sin embargo jarnás. La configuración «occidental» del pensa-
sánscrito bhú, bheu, deriva el griego cpóc:>, el latín fiii, el francés yhj,
miento combina la infinidad acumulativa de la ontología sustractiva y
el alemán bin [soy], bist [es]. Ahora bien, el sentido heideggeriano de
el tema poético de la presencia natural. Su escansión no es el olvido,
esta filiación es: «Venir a estar y permanecer en el estar a partir de sí
sino más bien el suplemento, cuya forma es la cesura y la interrup-
mismo».
ción. El cambio radical introducido por la supleméntación matemáti-
ca reside en que lo inmemorial del poema, que era donación nativa y Así, el ser, pensado como cpúoK;, es lo estable del mantener-se-ahí,
plenaria, deviene, a partir del acontecimiento griego, en tentación del la constancia, el equilibrio de lo que se mantiene en el despliegue de
retorno. Tentación que Heidegger toma -como tantos alemanes- por su límite. Si retenemos este concepto de la naturaleza, diremos que un
una nostalgia y una pérdida, cuando sólo es el juego permanente indu- múltiple puro es «natural» si se reconoce en su forma-múltiple una
148 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA NATURALEZA: ¿POEMA O MATEMA? 149

con-sistencia particular, un.mantener-junto específico. Un múltiple múltiples presentados por sus términos múltiples son igualmente nor-
natural es una forma superior de la cohesión interna de lo múltiple. males. De manera esquemática: si N es la SITUACIONón
■ ¿Cómo reflejar esto en nuestros propios términos, en el interior de considerada, todo
la tipología de lo múltiple?. Había distinguido (cf. meditación 8), en elemento de N es también un sub-múltiple de jV. La ontología lo ano-
una presentación estructurada, los términos normales (presentados y tará así: cuando se tiene nsN (pertenencia), se tiene también naN
representados), los términos singulares (presentados, pero no repre- (inclusión). A su vez, el múltiple n es una SITUACIONón natural
sentados) y las excrecencias (representadas y no presentadas). Po- en la me-
demos ya pensar que la normalidad, que equilibra presentación (o dida en que sí«' e «, entonces, igualmente, n’ en. Se ve que un múl-
pertenencia) y representación (o inclusión), que hace simétrica la es- tiple natural cuenta por uno múltiples normales que, a su vez, cuentan
tructura (lo que es presentado en la presentación) y la raetaestructura por uno múltiples normales. Esta estabilidad normal asegura la homo-
(lo que es contado por uno por el estado de la SITUACIONón), es geneidad de las multiplicidades naturales. Si, en efecto, planteamos la
un con- reciprocidad entre natural y normalidad se ve que, dado que los térmi-
cepto pertinente del equilibrio, de lo estable, del permanecer-ahí-en- nos del múltiple natural están a su vez compuestos por múltiples nor-
sí-mismo. Para nosotros, la estabilidad deriva necesariamente de la males, la naturaleza es homogénea en diseminación-, lo que un múlti-
cuenta-por-uno, ya que toda consistencia procede de la cuenta. ¿Hay ple. natural presenta es natural y así sucesivamente. La naturaleza no
acaso algo más estable que aquello que, en tanto múltiple, es contado se contradice jamás internamente. Es presentación-de-sí homogénea a
en su lugar dos veces, por la SITUACIONón y por su estado? La sí misma. Se cumple así, hasta en el concepto del ser como puro múl-
normali- tiple, el «permanecer-'ahí-en-sí-mismo» que Heidegger determina co-
dad, vínculo maximal entre pertenencia e inclusión, resulta muy ade- mo cpúoK;.
cuada para pensar la estasis natural de un múltiple. La naturaleza es lo Pero las categorías poéticas de lo auroral y del despliegue son sus-
que es normal, lo múltiple re-asegurado por el estado. tituidas por las categorías estructurales, y transmisibles por el concep-
Pero un múltiple es, a su vez, múltiple de múltiples. Si es normal to, de la correlación máxima entre presentación y representación, per-
en la SITUACIONón en la que es presentado y contado, los tenencia e inclusión.
múltiples de los Heidegger sostiene que el ser «está como <pÚGiQ>. Nosotros diría-
que se compone pueden, a su vez ser, respecto de él, singulares, nor- mos más bien: el ser con-siste en su punto máximo como multiplici-
males o excrecencias. El permanecer-ahí estable de un múltiple puede dad natural, es decir, como normalidad homogénea. Sustituimos el
ser contradicho internamente por singularidades que el múltiple en no-velamiento, cuya proximidad se perdió, por este enunciado sin au-
cuestión presenta, pero no representa. Para pensar plenamente la con- ra; la naturaleza es lo que es rigurosamente normal del ser.
sistencia estable de un múltiple natural, es necesario sin duda prohibir
esas singularidades interiores y plantear que el múltiple normal sólo
se compone, a su vez, de múltiples normales. Dicho de otro modo, im
múltiple tal es a la vez presentado y representado en la
SITUACIONón, pe-
ro además, en su interior mismo, todos los múltiples que le pertene-
cen (que él presenta) están igualmente incluidos (están representados)
y, nuevamente, todos los múltiples que componen esos múltiples son
también normales, etc. Un múltiple-presentado natural (una
SITUACIONón
natural) es la forma-múltiple recurrente de un equilibrio especial en-
tre pertenencia e inclusión, estructura y metaestructura. Sólo este
equilibrio asegura y re-asegura la consistencia de lo múltiple. Lo na-
tural es la normalidad intrínseca de una SITUACIONón.
Diremos entonces lo .siguiente: una SITUACIONón es
natural si todos los
términos-múltiples que presenta son normales y si, además, todos los
p;,;l

ii ,

MEDITACIÓN DOCE

El esquema ontológico de los múltiples naturales


y la inexistencia de la Naturaleza

ÍM

La teoría de conjuntos, considerada como pensamiento adecuado


de lo múltiple puro o de la presentación de la presentación, formaliza
cualquier SITUACIONón en la medida en que refleja su ser como
tal, o sea
lo múltiple de múltiples que compone toda presentación. Si se quiere
encontrar en este marco el formalismo de una SITUACIONón,
convendrá
considerar un conjunto tal que'sus características -expresables,- en úl-
tima instancia, en la lógica de un único signo; el de pertenencia, €-
sean comparables con las de la presentación estructurada -de la situa-
ción- que se considera.
Si queremos encontrar el esquema ontológico de las multiplicida-
des naturales, tal como lo pensamos en la meditación 11, o sea, el
conjunto de las multiplicidades normales, compuestas a su vez por
multiplicidades normdes -esto es, el esquema del equilibrio máximo
del ser-presentado- debemos en primer lugar formalizar el concepto
de normalidad. .
El centro de la cuestión es, en efecto, el reaseguro estatal. A partir
de él -por lo tanto, de la disyunción entre presentación y representa-
ción- clasifiqué los términos en singulares, normales y excrecencias,
y definí, finalmente, las SITUACIONones naturales (todo término
es normal
y ios términos de los términos son también normales).
Las Ideas de lo múltiple, que son los axiomas de la teoría de con-
juntos, ¿permiten formalizar -y por lo tanto pensar- ese concepto?
'***..* *.**' r*" *-■ í

152 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL ESQUEMA ONTOLÓGICO DE LOS MÚLTIPLES NATURALES 153

•1. EL CONCEPTO DE NORMALIDAD: CONJUNTOS TRANSITIVOS figura en los axiomas de la teoría de conjuntos, o Ideas de lo múltiple.
Establecí (cf meditación 7) la existencia deí singleton del vacío, cuya
notación es (0), que es la puesta-en-uno del nombre del vacío, esto
Pata determinar el concepto central de normalidad, es necesario es, el múltiple cuyo único elemento es 0. Consideremos el conjunto
afirmar lo siguiente: un múltiple a es normal si todo elemento B de de los subconjuntos de ese {0}, esto es, p ({0}), ai que llamamos
ese conjunto es también un subconjunto, o sea: j3 G a —> P c: a. «conjunto de partes del singleton del vacío». Este conjimto existe,
Vemos que a es considerado como la SITUACIONón en la puesto que {0} existe y que el axioma de las partes es una garantía
que es pre- condicional de existencia (si existe a, existe p (a), cf. meditación 5).
sentado P y que la implicación inscribe la idea de que p es contado ¿Cuáles pueden ser las partes de {0}? Sin duda, el mismo. {0}, que
dos veces por uno (en a), como elemento y como subconjunto, por la es, en suma, «parte total». Y también 0, puesto que él vacío está in-
presentación y también por el estado, es decir, según a y según p (a). cluido universalmente en todo múltiple (0 es parte de todo conjunto,
El concepto técnico que designa un conjimto a de estas caracterís- cf meditación 7). Queda claro que no hay otra. El múltiple j? ({0}),
ticas es el de conjunto transitivo. Un conjunto transitivo es un conjun- conjunto de partes del singleton {0}, es entonces un múltiple que tie-
to tal que todo lo que le pertenece (P G a) está también inclqido en él ne d'os'-elementos, 0 y {0}. Se trata, en realidad, del esquema ontoló-
(P c a). gico del Dos, tramado exclusivamente por el vacío, que puede escri-
Para no sobrecargar la expresión, una vez bien establecido que el birse: {0, {0}}.
par pertenencia/inclusión no coincide con el par Uno/Todo (cf. al res- Ahora bien, ése Dos es un conjunto transitivo. En efecto:
pecto el cuadro que figura a .continuación de la meditación 8), llama- -r el elemento 0, en tanto parte universal, es parte del Dos,
remos en adelante, con los matemáticos de lengua francesa, parte de , - el elemento {0} es también una parte, ya que 0 es elemento del
a afodo subconjunto de a. Dicho-de otro modo, leeremos la notación Dos (le pertenece). Por consiguiente, el singleton de 0, {0} -es de-
Pea como «P es una parte de a». Por.las mismas razones, llamare- cir, la parte del Dos que tiene a 0 como único elemento- está incluid
mos p (a)j que. es el conjunto de los subconjuntos de a (y por lo tanto do en el Dos. • '
el estado de la SITUACIONón a), «conjunto de partes de a>>. ;Por consiguiente, los dos elementos del Dos son también dos par-
Con esta con- tes.,del Dos y el Dos es transitivo, puesto que sólo hace-uno de-los
vención, un conjunto transitivo será im conjunto tal que todos sus ele- múltiples que son al mismo tiempo partes.
mentos son también partes. El: concepto matemático de transitividad, que formaliza la norma-
■ En la teoría de conjuntos, los conjimtos transitivos desempeñan lidad o estabilidad-múltiple, puede ser pensado y, además, subsume
un múltiples existentes (cuya existencia se deduce de los axiomas).
papel fundamental. La transitividad es, en cierto modo, la correlación
máxima entre pertenencia e inclusión, ya que nos indica que «todo lo
que pertenece está incluido». Por el teorema del punto de exceso (me-
ditación 7), sabemos que el enunciado inverso, a su vez, marca un im-
posible: no es posible que todo lo que está incluido pertenezca. La 2. Los MÚLTIPLES NATURALES: LOS ORDINALES
transitividad, que es el concepto ontológico del concepto óntico de
equilibrio, supone que el signo primitivo del múltiple-uno, €, es -en
la inmanencia de un conjunto a- traducible como inclusión. Dicho de Hay más aún. No solamente el Dos es un conjunto transitivo, sino
otro modo, en un conjunto transitivo, en el que todo elemento es par- que, además, sus elementos, .'0 y {0}, también lo son. Constatamos
te, lo que es presentado por la cuenta-por-uno del conjunto es también
así que el Dos, en tanto múltiple normal compuesto de múltiples nor-
re-presentado por la cuenta-por-uno del conjtmto de partes.
males, formaliza la dualidad-ente natural.
¿Existe al menos un conjunto transitivo? En el punto en el que nos
Para formalizar el carácter natural de una SITUACIONón es
encontramos, la pregunta sobre la existencia depende estrechamente
necesario no
de la existencia del hombre del vacío, única aserción existerícial que
EL ESQUEMA ONTOLÓGICO DE LOS MÚLTIPLES NATURALES 155
154 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

sólo que un múltiple puro sea transitivo, sino también que todos sus antigua, no busca desplegar en todos sus detalles la arquitectura del
elementos lo sean. La recurrencia «hacia abajo» de la transitívidad re- ente-en-totalidad. Sólo se consagran a ese laberinto algunos especia-
gula el equilibrio natural de una SITUACIONón, ya que dicha listas cuyos presupuestos en cuanto a la ontó-logía, al vínculo entre el
SITUACIONón es lenguaje y lo decible del ser, son particularmente restrictivos. Me re-
normal, y todo lo que presenta también lo es, en relación con la pre- fiero, en especial, a los defensores del constructivismo, concebido co-
sentación. Ahora bien, ¿qué constatamos? mo un programa de dominio integral de la conexión entre la lengua
- El elemento {0} tiene como único elemento 0, Pero el vacío es formal y los múltiples cuya existencia se admite. Volveré sobre este
parte universal. Por consiguiente, este elemento 0 es también parte, tema.
- el elemento 0, nombre propio del vacío, no presenta ningún ele- Una característica importante de los ordinales consiste en que su
mento ,-es precisamente en esto donde se juega la diferencia según la definición es intrínseca, o estructural. Si se afirma de un múltiple que
indiferencia, característica del vacío- y, por lo tanto, nada en él no es es un ordinal -un conjunto transitivo de conjuntos transitivos-, se tra-
una parte. No hay inconvenientes en declararlo transitivo. ta de una determinación absoluta, indiferente a la SITUACIONón
Así, el Dos es transitivo y todos sus elementos también lo son. en la que
Un conjunto que tiene estas propiedades será llamado un ordinal. es presentado.
El Dos es un ordinal. Un ordinal refleja ontológicainente el ser-múlti- El criterio ontológico de los múltiples naturales es su estabilidad,
ple de las SITUACIONones naturales. Y, por cierto, los su homogeneidad, es decir, -vamos a verlo- sü orden inmanente.- Con
ordinales juegan en mayor precisión: la relación fundadora del pensamiento de lo múlti-
la teoría de conjuntos un papel decisivo. Una de sus propiedades más ple, que es la pertenencia (e ), conecta entré sí, de manera específica,
importantes consiste en que todo múltiple que lés pertenece es tam- a todos los múltiples naturales^ Los múltiples naturales están intrinca-
bién un.ordinal, lo que constituye la ley del ser de nuestra definición dos universalmente por el signo con el que la ontología concentra la
de. la Naturaleza: todo lo que pertenece a una SITUACIONón presentación. O incluso; la consistencia natural es -para hablar como
natural puede Heidegger-.el «predominio», en toda la extensión de las multiplicida-
también ser considerado como una SITUACIONón natural. des naturales, de esa Idea originaria de la presentación-múltiple que
Volvemos a en- es la pertenencia. La naturaleza se pertenece a sí misma. Este punto,
contrar la homogeneidad de la Naturaleza. del que se infieren vastas conclusiones sobre el número, la cantidad y
Sólo por placer, demostremos este punto. el .pensamiento en general, nos va a ocupar en la trama de las inferen-
Sea aun ordinal. Si {5 e a, se sigue de manera inmediata que ^ es cias.’
transitivo, puesto que todo elemento de un ordinal lo es. Por otra par-
te, se sigue que pea -puesto que a es transitivo- y, por consiguien-
te, que todo lo que le pertenece está también incluido. Pero si p está 3. EL JUEGO DE LA PRESENTACIÓN EN LOS MÚLTIPLES
incluido en a, por la definición de la inclusión todo elemento de p NATURALES
pertenece a a. Entonces (y € p) (y e a). Pero si y pertenece a a, es
u ORDINALES •
transitivo, puesto que a es un ordinal. Finalmente, todo elemento de P
es transitivo, y como el mismo P es transitivo, p es un ordinal.
Consideremos un múltiple natural a, un ordinal. Sea un elemento
Un ordinal es, entonces, un múltiple de múltiples que son, a su
vez, ordinales. Este concepto articula literalmente toda la ontología, P de ese ordinal. P e a . Como por definición de los múltiples natura-
porque es el concepto mismo de Naturaleza. les a es normal (transitivo), el elemento p es también una parte; tene-
La doctrina de la naturaleza, desde el punto de vista del pensa- mos entonces P c a. De donde resulta que todo elemento de P es
miento del ser-en-tanto-ser, se lleva así a cabo en la teoría de los ordi- también un elemento de a. Señalemos además que, en virtud de la
nales. Es sorprendente que, pese al entusiasmo creador qué Cantor homogeneidad de la naturaleza, todo elemento de un ordinal es un or-
manifestara por ella, dicha teoría no haya sido considerada desde en-
tonces por los matemáticos más que como una curiosidad sin grandes
consecuencias. Ocurre que la ontología moderna, a diferencia de la
156 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL ESQUEMA ONTOLÓGICO DE LOS MÚLTIPLES NATURALES 157

dinal (ver más arriba). -Llegamos al siguiente resultado: si un ojdinal Ese sentido conduce a la cuestión de saber si, dada una propiedad ■
j3 es elemento de un ordinal cc, y si un ordinal y es elementó del ordi- ^ en la lengua de la teoría de conjuntos, tal o cual múltiple,
nal P, entonces y es también un elemento de a: [(P G a) & (y e p)] -» -en primer lugar, posee dicha propiedad, ,
(ye a). -en segundo lugar -estando dada una relación de-orden^, es tal
Se puede decir entonces que-la pertenencia «se transmite» de un que ningún múltiple «más pequeño» según esa relación, tiene dicha
ordinal a todo ordinal que lo presente en lo uno-múltiple que- es: el propiedad.
elemento del elemento es también im elemento. Si sé «desciende» en Como para los ordinales o múltiples naturales «más pequeño» se
la presentación natural, se permanece en la presentación. Metafórica- enuncia según la pertenencia, esto significa que existe un a tal que él
mente: una célula de un organismo complejo y los componentes de mismo posee la propiedad 'E, pero que ningún múltiple queje perte-
esa célula son tan naturalmente componentes.de este organismo como nece la posee. De im múltiple tal se dirá que es un término e -minimal
sus partes fiincionales visibles. ■ . para la propiedad :
Para que nos guíe la lengua natural -pese al peligro que represen- La ontología establece el teorema siguiente: dada una propiedad
ta la intuición para la ontología sustractiva-, encontraremos cómodo 'P, si un ordinal la posee, entonces existe un ordinal e -minimal para
decir que un ordinal p es más pequeño que un ordinal a,-si tenemos dicha propiedad. Esta conexión entre el esquema ontológicoóe la na-
p 6, a. Señalemos que, en el caso en que a es diferente de ,p, «más pe- turaleza y la mínimalidad [minimalité] según la pertenencia es cru-
queño» hace coincidir la pertenencia y la inclusión. En efecto, en vir- cial. Orienta el pensamiento hacia un «atomismo» natural en sentido
amplio: si una propiedad es cumplida por al menos un múltiple natu-
tud de la transitividad de a, si p e a, tenemos también p c OÍ, y el ele-
ral, existe siempre un último elemento natural al que corresponde es-
mento p es al mismo tiempo ima parte. Que un ordinal sea más
ta propiedad. Para toda propiedad discernible en los múltiples, la na-
pequeño que otro quiere decir, de manera indiferente, que pertenece
turaleza nos propone un-puntó de detención, más allá del cual nada de
al más grande o que está incluido en el.más grande. -
lo natural puede ser subsUmido bajo esa propiedad.
«Más pequeño» ¿debe ser considerado en sentido eí/ricw, exclu- - La demostración de este teorema exige la utilización de un princi-
yendo decir que a es más pequeño que a? Admitiremos que, de maner pio cuyo examen conceptual, ligado al tema del acontecimiento, será
ra general, resiñta impensable que un conjunto pertenezca a sí mismo. completado recién en la meditación 18. Lo esencial es retener el prin-
La escritura asa está prohibida.;Las razones de esta prohibición son cipio de minimalidad: independientemente de lo que se piense sobre
muy profimdas, ya que conciernen.la cuestión del acontecimiento; las un ordinal, siempre habrá un ordinal al que ese. pensamiento se aplica
estucharemos en las meditaciones 17 y 18. Por el momento, pido que «mínimamente», dado que ningún ordinal más pequeño (por lo tanto,
sea aceptada la prohibición como tal. Su consecuencia es, por supues- perteneciente al considerado) resultará pertinente para ese pensamien-
to, que ningún ordinal puede ser más pequeño que sí mismo, puesto to. Hay un punto de detención hacia abajo de toda determinación na-
que «más pequeño» coincide, para los múltiples naturales, con «perte- tural. Esto se escribe;
necer a»..
Lo enunciado hasta aquí se expresará de acuerdo con las conven- q/(a)-4 (3(3) (p) & (y e P) ^ ~ q'(y)]
ciones siguientes: si un ordinal es más pequeño que otro y este otro es I ■
más pequeño que un tercero, el primero será más pequeño que el ter- En esta notación, el ordinal p es el mínimo natural de validación
l-ii: cero. Se -trata de la ley trivial de un orden, pero este orden, y en esto para, la propiedad La estabilidad natural se encama en ese punto de
reside el fundamento de la homogeneidad natural, no es, otro que el de detención «atómico» que ella liga a toda caracterización explícita. En
ii la presentación, marcado por el signo €. este sentido, toda consistencia natural es atómica.
A partir del momento en que se cuenta con un orden, un «más pe- El principio de minimalidad nos conduce al tema de la conexión
Íilí queño que», tiene sentido plantearse la cuestión del «más pequeño» general de todos los múltiples naturales. Así, por primera vez, encon-
I' múltiple que, según ese orden, tiene tal o cual propiedad.
158 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL ESQUEMA ONTOLÓGICO DE LOS MÚLTIPLES NATURALES 159

tramos una determinación ontológica global, que se enuncia: todo - que el ordinal y es el e -minimal para la propiedad «existe un ordi-
múltiple natural está conectado con todos los otros por la presenta- nal a tal que ~ (y e a) & - (a e y) & ~ (a = y)», o bien «existe un
ción. La naturaleza no tiene agujeros. ordinal desconectado de aquel que se considera»,
Sostuve que si entre los ordinales existe la relación de pertenencia, - que habiendo sido fijado un y £ -minimal, d es 6 -minimal para la
funciona como una relación de orden. El punto clave es que, de he- propiedad: ~ (y £ 3) & ~ (3 £ y) & ~ (3 = y).
cho, entre dos ordinales diferentes siempre hay relación de pertenen- ¿Cómo «simar», uno en relación con el otro, a estos Y y 3, £ -miñi-
cia. Si a y p son dos ordinales tales que a 5^ p, entonces, o a e P, o males para la propiedad supuesta de desconexión respecto de la rela-
p e a . Todo ordinal es una «porción» de otro (puesto que a e p ción de pertenencia? Voy a mostrar que, en todo caso, uno está inclui-
do en el otro, 3 c y. Esto supone establecer que todo elemento de 3 es
a c P, en función de la transitividad de los ordinales), a menos que el
un elemento de y. Aquí es donde la minimalidad entra en escena. Go-
otro sea una porción del primero.
mo 3 es 6 -minimal para la desconexión con y, se infiere que un ele-
Habíamos visto que el esquema ontológico de los múltiples natu-
mento de 3 está, por su parte, conectado. Entonces, si % e d ,X está co-
rales era esencialmente homogéneo, por el hecho de que todo múltiple
néctado con y; Esto quiere decir:
cuya cuenta-por-uno está asegurada por un ordinal, es él mismo un or- -que y G X. Es imposible puesto que, entre ordinales, £ es una re-
dinal. La idea a la que ahora llegamos es mucho más fuerte. Designa lación de orden. D e y € A - y A , € 3 s e podría deducir que y £ 3, lo que
la intrincación imiversal, o copresentación, de los ordinales.- Puesto la desconexión de y y 3 prohíbe,
que todo ordinal se encuentra «ligado» a los demás por la pertenencia, -o que y = X.. La misma la objeción: si X s 3, y £ 3, lo que es inad-
es necesario pensar que, en SITUACIONones naturales, el ser- misible,
múltiple no -o que X € y. Es la única salida. Por lo tanto, (X € 3) -4 (X £ y), lo
presenta nada separable. Todo lo que.es presentado -en tanto rnúlti^ que quiere decir precisamente que 3 es una parte de y (todo elemento
pie- en una SITUACIONón tal, o bien está comprendido en la de 3 es elemento de y).
presentación
de los otros múltiples presentados, o bien los comprende en su pre^ Observemos, por otra parte, que 3 c y es una inclusión estricta,
sentación. Este principio ontológico mayor dirá: la Naturaleza ignora puesto que la desconexión de 3 y y excluye su
la independencia. En términos de múltiple puro -esto es, según su igualdad.- En consecuencia, puedo considerar
ser- el mundo natural exige que cada término inscriba a los otros, o ün elemento de la diferencia entre y y 3, puesto
sea inscripto por ellos. La naturaleza está así universalmente conecta- que esta diferencia no es vacía. Supongamos
da. Constituye un ensamblaje de múltiples intrincados los unos en los que 7t es este elemento; Tengo entonces 7t £ y y
otros, sin vacío separador (en este caso, «vacío» no es un término em- -- (TC £ 3). Gomo y es e -minimal para la propie-
pírico o astrofísico sino una metáfora ontológica). dad «existe un ordinal desconectado de aquel
La demostración de este punto es un poco delicada, pero concep- que se considera», todo ordinal está conectado
tualmente instructiva por el uso masivo que se hace en ella del princi- a un elemento de y (de otro modo, y no sería e -
minimal para esta propiedad). En particular, el ordinal 3 está conecta-
pio de minimalidad. Así, normalidad (o transitividad), orden, minima-
do con K, que es elemento de .y. . ; !
lidad y conexión total aparecen como los conceptos orgánicos deí ser
Tenemos entonces:
natural. El lector a quien disgusten los encadenamientos, puede dar el
- o bien 3 £ TT, lo que es imposible, ya que como TT s y, se debería te-
resultado por hecho y pasar a la sección 4.
ner que 3 £ y, lo que la desconexión de 3 y y prohíbe,
Supongamos que dos ordinales, a y j3, que, siendo diferentes, tie-
- o bien 3 = TC. La misma objeción,
nen la propiedad de no estar «ligados» por la relación de pertenencia.
- o bien 7C e 3, lo que está prohibido por la elección de % fuera de 3.
Ni uno pertenece al otro ni el otro al primero: ~ (a e ¡5) & ~ (^ 6 a)
Esta vez, estamos en un impasse. Todas las hipótesis resultan im-
& (a = P). Existen entonces por lo menos dos ordinales, suponga-
mos Y y 3, que son e -minimales para esta propiedad. Esto quiere de-
cir, precisamente:
160 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL ESQUEMA ONTOLÓGICO DE LOS MÚLTIPLES NATURALES 161

practicables. .Es necesario entonces- abandonar el supuesto inicial dé- 5. UN ORDINAL ES EL NÚMERO DE AQUELLO DE LO QUE ES EL
la deniostración, esto es, que existen dos ordinales desconectados, y NOMBRE
plantear que, dados dos ordinales diferentes o uno pertenece al otro o
el otro perténéce al primero.
; Cuando se llama «a» a un ordinal -esto es, el esquema puro dé un
múltiple, natural- se sella el uno de los múltiples que le pertenecen.
Pero esos múltiples, puesto.que son ordinales, están totalmente orde-
4. ÚLTIMO ELEMENTO NATURAL (ÁTOMO ÚNICO) • ¡ nados por lá.pertenencia. Un ordinal puede entonces ser «visualiza-
do» por xma cadena de pertenencia que se inicia con el nombre del va-r
cío y continúa hasta a sin incluirlo, q u e a € a está prohibido.
El hecho de ,que entre los ordinales la pertenencia sea un orden tor En suma^ la SITUACIONón es la siguiente:
tal -al considerar de forma atómica a los, elementos .naturales últimos
que poseen una propiedad dada- completa el principio de minimalÍT
dad. En efecto, un elemento último, G-minimal para la propiedad 'F,
es finalmente único. Sea un ordinal a que posee uña propiedad 'F y
que es € -minimal respecto de esta propiedad. Si consideramos un or-^
dinal P cualquiera, diferente de a, estará conectado a a-por la perte- • ■ Iodos los elementos alineados según la pertenencia son también
nencia. Entonces, o bien a € P, y P, si tiene la propiedad, no es res- los que componen el múltiple a. El significante «a» designa la inte-
pecto de ella' €-minimal, puesto que contiene a a, que posee la rrupción, én el rango .a, de una. cadena de pertenencia, interrupción
propiedad en cuestión. O. bien P e a, y entonces P no posee .la .propie-. que es también la réunión múltiple de todos los múltiples ordenados
dad, puesto que a es G -minimal. De donde se sigue-que a es el único en.la cadena. Tiene séntido decir, entonces, que hay «a» elementos en
ordinal €-minimal para la propiedad., -■K el ordinal a, puesto que a es el a-ésimo término de la cadena ordena-
. El alcance de esta observación es grande, ya que nos autoriza a ha- da de las pertenencias.',, . .
blar, para una propiedad natural -respecto de múltiples naturales-, de ■ De esté modo, un ordinal es elnúmero de su nombre. Es una defi-
ese ordinal,-único, que es «el más pequeño» elemento que cumple con nición posible ..de un múltiple natural , pensado según su: ser: lo uno-
dicha propiedad. De este modo,- llegamos a. identificar un «átomo» múltiple,-.que el es, .adquiere significado en la reunión de ün orden tal
para toda propiedad natural. . que ese «uno» constituye su interrupción en el punto mismo de su ex-
El esquema ontológico de los múltiples naturales aclara el hecho tensión-múltiple. «Estructura» (de orden) y «múltiple» se encuentran
de que .siempre se busque determinar, incluso en la física, el concepto aquí -en la medida en .que ambos remiten al signo .primitivo del múl-
del último componente capaz de «portar» una propiedad explícita. La tiple, G - en una relación equívoca con el nombre. Hay un equilibrio
unicidad de ser-del mínimo es el fundamento .de la unicidad concep- del.-ser.y del orden que justifica,el término cantoriano «ordinal».
tual de este componente. El examen dé. la naturaleza puede anclar, COT •Un múltiple natural estructura, en número el múltiple del qüe hacé
mo una ley de su ser puro, en la certeza de un punto de detención únir uno. y su nombre-'uno coincide con ese número-múltiple.
co en el-«descenso» hacia los elementos últimos. - - ’ Es VERDAD entonces que «naturaleza» y «número» son
sustituibles.
162 EL SER Y EL ACONTECIMIE'NTO

6. LA NATURALEZA NO EXISTE MEDITACIÓN TRECE

El infinito: el otro, la regla y el Otro


Si queda claro que un ente natural es aquél cuyo esquema ontoló-
gico de presentación tiene la forma de un ordinal, ¿qué puede ser la
Naturaleza, la misma que Galileo afirma estar escrita «en lenguaje
matemático»? Tomada en su puro ser-múltiple, la naturaleza debería
ser el ente-natural-en-totalidad, o sea ese niúltiple que se compone de
todos los ordinales, por lo tanto de todos los múltiples puros que se
proponen como fundamento de ser posible para todas las multiplicida-
des naturales presentadas o presentables. El conjunto de todos los or-
dinales -de todos los nombres-números- define, en el marco de las
Ideas de lo múltiple, la subestructura ontológica de la Naturaleza.
Ahora bien, un nuevo teorema de la ontología enuncia que un con-
junto de esas características no es compatible con los axiomas de lo
múltiple y no podría ser admitido como existente en el cuadro de la La compatibilidad de la infinitud divina con la ontología esencial-
ontó-logía. La Naturaleza no tiene ser decible. Sólo hay seres natura- mente finita de los griegos -en particular, de Aristóteles- es el punto
les... ^ a partir del cual se puede aclaiar la- cuestión de saber si tiene sentido
Supongamos la existencia de un múltiple que hace uno de todos los -y cuál- decir que el ser, en tanto ser, es infinito. Que los grandes fi-
ordinales; consideremos que ese múltiple sea O. Coií certeza, es tran- lósofos medievales hayan podido insertar, sin peijuicio, la idea de un
sitivo. En efecto, si a e <9, a es un ordinál,,por lo tanto todoS sus ele- Ente supremo infinito en una doctrina sústancialista en'la-que el ser
mentos son ordinales y, por consiguiente, pertenecen a O; Entonces, a se ubica en la posición de'su propio límite, indica suficientemente
es también una parte de O: a e O —^ a c: O. Por otra parte, todos los que es al menos posible pensar el ser como eclosión finita de una di-
elementos de O, puesto que son ordinales, son a su. vez transitivos; Así, ferencia singular, que da lugar al mismo tiempo, en la cúspide-desuna
el conjunto O satisface la definición de los ordinales.' Siendo un ordi- jerarquía representable, a un exceso de diferencia tal que, bajo el
nal, O, conjunto supuesto de todos los ordinales, debería pertenecer a nombre de Dios, nos permite suponer im ser para el cual no es perti-
sí mismo, O € O. Pero la auto-pertenencia está prohibida. nente ninguna de las distinciones limitativas finitas que nos propone
La doctrina ontológica de las multiplicidades naturales conduce la Naturaleza creada. -■
entonces, por una parte, al reconocimiento de la intrincación universal Es necesario admitir que en im cierto sentido y a pesar de que
de las mismas y, por otra parte, a la inexistencia de su Todo. Si se pre- Dios es designado como infmito,'el monoteísmo cristiano no introdu-
fiere: todo (lo que es natural) es (pertenece) en todo, sin embargo'no ce una ruptura inmediata y radical con el finiíismo griego. El pensa-
hay todo. La homogeneidad del esquema.ontológico de las presenta- miento del ser como tal no resulta afectado, en el fondo, por úna tras-
ciones naturales sehace efectiva en la apertura ilimitada'de una cade- cendencia jerárquicamente represeníable iihás allá -pero' también,
na de hombres-números, tales-que cada uno se compóne de todos deducible- del mundo natuml. La posibilidad de esta' disposición con-
aquellos que lo preceden. tinua del discurso ontológico se fúnda, évidentemente, en que, a par-
tir del momento en que la edad metafísica del pensamiento salda la
cuestión del ser con la. del ente supremo, la infinitud del enté-Dios
puede quedar enmarcada por un pensarbiento en el que el ser, en tanto
ser, sigue siendo esencialmente finito. La infinitud divina designa só-
164 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL INFINITO; EL OTRO, LA REGLA Y EL OTRO 165

lo esa «región» trascendente del ente-en-totalidad, donde no sahemoi , de infinito,'ya que éste había sido ajustado al pensamiento'griego .des-,
más en. qué sentido se ejerce la esencial finitud del ser. El in-finito ei de hacía largo tiempo por la fundación judeÓ-cristiána.- En todo -caso,
el límite puntual del ejercicio de nuestro pensamiento del ser-finito consistió en descentrar el uso de ese concepto; eií-desplazarlo desdé
En el marco de lo que Heidegger líama onto-teología -o sea, la de su función de distribución de las regiones del ente-en-totalidad hacia
pendencia metafísica del pensamiento del ser respecto del ente supre una caracterización del ente-en-tanto-eiíte: .la. naturaleza, dijeron los
mo- la diferencia entre lo infinito y lo finito -diferencia en el ente o modernos, es infinita. '; . r- :.:
diferencia óntica- no dice nada, hablando con propiedad, sobre el ser ' Por otra parte, esta tesis'de la infinitud de la naturaleza no es sino
en tanto tal y puede perfectamente conservar el dispositivo de la fini- superficialmente .una tesis sobre el mundo, o sobré'el-Universo. En
tud griega. Que el par infinito/finito no sea pertinente én el espacio de efecto, -«el mundo» puede aún concebirse como un ser-de-lo uno y, eií
la diferencia ontológica propiamente dicha es, finalmente, la clave de este sentido, no constituir más que un impasse ilusorio, tal como lo
la compatibilidad entre una teología de lo infinito y una pntología de. demostrara Kaní en la antinomia'cosmológica. El recurso especulati^
lo finito. El par infinito/finito distribuye al ente en totalidad, en el vo cristiano consistió en el esfuerzo de pensar el infinito como -ún
marco imperturbable del sustancialismo que figura al ser, ya sea divi- atributo del Uno-ente, conservando universalmente la'fiiiitud ontóló-
no o natural, como róbe T I , esencia singular, sólo pensable en la dis- gicai y dé reservar para lo múltiple el sentido óntico de la finitud. Fue
posición afirmativa de su límite. por la mediación de una suposición en cuanto ál ser de lo iinó qué
El Dios infinito del cristianismo medieval es, en tanto ser, esem aquellos grandes pensadores pudieron, simultáneámenté, éntífícar'el
cialmente finito. Ésta es la razón por la cual no hay ningún abismo infinito (Dios), entificar lo finito (la Naturaleza) ymantener, én los
infranqueable entre. Él y la .naturaleza creada, puesto que la observa- dos casos, úna subestructura ontológica finita.--Esta anfibología de lo
ción razonada de la segunda nos provee.la prueba de Su existencia. El finito, que designa ónticamente a las criáturas-.y ontOlógicamente al
VERDADero operador de esta prueba es la distinción, ligada específica- ser -incIuido Dios-, tiene su origen en un gesto de Presencia que ga-
mente.:.a la existencia natural, entre- el reino del movitaiento -propio rantiza que lo Uno es. Si la infinitud de la naturaleza sólo designa la
de las-sustancias naturales llamadas .finita.s- y el,.de la inmovilidad infinitud del mundo ~«el universo infinito» én el que'-Koyré vé la'rup-
-Dios es ,el supremo motor inmóvil-j que caracteriza la sustancia lla- tura moderna—puede seguir pensándose que'ieste universo, que hace
efectivo el serrente-de-io uno, sólo sea un dios despuntualizado, y qué
mada.infinita.. Subrayemos al respecto que Descartes, bajo el efecto
la .subestructura- finitista de la ontología persista hasta este avatar, -en
del acontecimiento galileano, en el límite de reconocer la infinitud de
el que la-;infinitud óntica pierde su estatuto trascendente y personal en
lanaturaleza creada, deberá también cambiar de prueba en cuanto a
favor de un-.éspaciamiento cosmológico, sin darle cabic^ con ello á'un
la existencia de. Dios. .
enunciado-radical sobre la infinitud esencial del sét '•
El reconocimiento de la efectiva infinitud del, ser no se puede rea- Es necesario comprender que la infinitud de la naturaleza no alude
lizar sólo en función de la puntualidad metafísica de la- infinitud sus- a la infinitud del Uno-mundo [l’Un~monde] ínás que de manera ima-^
tancial de un ente .supremo. La tesis de.la infinitud.del.ser.es .necer ginaria. .Puesto que lo uno no es, su'VERDADero sentido cóncierné lo
sariamente poscristiana,, o, si se..prefiere, posgalileana. Está ligada múltiple pxiro, es decir, a'la presentación. Si -históricamente el concep-
históricamente al advenimiento ontológico de .una matemática dedo to de infinito fue revolucionario en el pensamiento -aunque en un
infinito, cuya íntima conexión- con. el .SUJETo-de la. ciencia -el vacío principio no haya sido así reconocido- a partir del momento én que se
del Cogito- arruina; el límite griego.,e inT-dispone la supremacía del sostuvo que concordaba con la naturaleza, fue porque todo el mundo
ente que, con el no.mbre de Dios, señalaba la-asencia ontológica finita sentía que, en su cruzamiento ^particular con el par irifinito/finito, se
de la infinitud misma. ■ • - estaba tocando el dispositivo onto-teológíco mismo y que se arruiriá-
•La consecuencia de esto es que el radicalismo'de toda tesis sobre ba el criterio simple de distinción regional, en el ente-éñ-tótalidad, én-
el infinito no concierne, paradójicamente, a Dios, sino a la Naturale- tre Dios y la Naturaleza creada. El sentido de esta conmoción era rea-
za. La audacia moderna- no ha sido, por cierto, introducir el concepto
166 BL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL INFINITO: EL OTRO, LA REGLA Y EL OTRO 167

brir la cuestión ontológica -como;^se. ve en filosofía, desde Descartes finito. Porque si un concepto semejante ñiera legítimo, los múltiples
a Kant-, ya que la convicción finitista se veía afectada por una iní- que le corresponderían serían, en cierto modo, supremos, no siendo
quietud absolutamente nueva. En efecto, si el infinito es natural, sino, por ello «menos múltiples» que otros. Lo infinito nos llevaría al ente-
es el nombre negativo del ente-supremo [suprémemet-étant], el índice supremo como un punto de detención que afectaría al pensamiento de
de excepción por el cual se distingue una puntualidad jerárquica que lo puro múltiple, ya que más allá de los múltiples infinitos no habría
puede ser pensada como ser-de-lo uno, ¿no se podría suponer qué ese nada. Es necesario prever entonces que hayá múltiples infinitos dife-
predipado conviene al ser en la medida en que' es presentado, por ÍÓ renciables entre sí, y así al infinito.. La ontologización . del infinito,
tanto, a lo múltiple en sí? Fue a través de la hipótesis, no de un ser iní actemás de abolir lo uno-infinito,-hace lo mismo con la unicidad de lo
finito, sino de múltiples números infinitos, que la revolución intelec^ infinito y propone el vértigo de una infinitud de infinitos, distingui-
tual de los siglos XVI y XVH provocó en el pensamiento la riesgosa bles en el interior dé su común oposición a lo finito'. i ;
reapertura de la,interrogación, sobre el ser y el abandoncr irreversibié . ¿Cuáles son los medios de pensamiento disponibles para hacer efec-
del montaje griego. tiva la tesis: «¿Existe una infinitud de la presentación?» Esto es: los
En su forma más abstracta, el reconocimiento de la infinitud del métodos por los cuales el infinito adviene al.pensamiento sin la media-
ser es, en primer lugar, el reconocimiento de la infinitud de las situar ción de io. uno. Aristóteles ya había visto que la idea de lo-infinito (pa-
clones, la -suposición de .que la cuenta-por-uno atañe a ra él, lo áneipou, lo no-limitado): exigía un operador intelectual de re-
multiplicidades corrido. Consideraba que «infinito» era un ser tal que el pensamiento
infinitas. Pero, ¿qué es. una multiplicidad infinita? En un cierto senti- no pudiera abarcarlo de manera exhaustiva, dado cualquier método.po-
do-y diré por qué-, la cuestión no ha sido aún resuelta. Por otra par- sible.para intentar hacerlo. Esto significa necesariamente que entre una
te, constituye el ejemplo mismo de la cuestión intrínsecamente ontoló- etapa cualquiera del procedimiento y el fin -es decir, el límite supuesto
gica, es decir, matemática. No, hay ningún concepto inña-matemáticó del ente tomado en consideración-, existe siempre un «aún». El en-
del infinito, sólo vagas imágenes de lo «muy grande». De modo que cuerpo’ físico del ente es el aún del procedimiento, cualquiera sea el
punto en el que se encuentre el intento de abarcarlo exhaustivamente.
no sólo es necesario afirmar que el ser es infinito, sino que sólo él lo
Aristóteles negaba que una SITUACIONón semejante pudiera ser
es. O más bien:, que. lo infinito es un predicado que sólo corresponde
real, por la
al ser en tanto ser. En,;efecío, si las conceptualizaciones unívocas del
razón evidente de que el ya-ahí del ente considerado incluye la disposi-
infinito sólo se encuentran .en las matemáticas es porque^ ese
ción de su límite. Para Aristóteles, el «ya» singular de un ser cualquie-
concepto ra excluye toda invariación, toda eterna duplicación del aún. ;
sólo es aplicable.ra lo que tratan las matemáticas, esto es, el ser en tan- - Esta dialéctica del «ya» y del «aún» es central. Indica que es nece-
to ser. Vemos hasta qué punto la obra de Cantor concluye el gesto his- sario que lo múltiple sea presentado para que un procedimiento que lo
tórico gaiileano: en el mismo lugar en que en el pensamiento griego recorra exhaustivamente tenga sentido. Pero si ese múltiple .ya está
-luego greco-cristiano- se producía una apropiación esencial del-ser efectivamente.presentado, ¿pomo el recorrido integral de su presenta-
por lo finito -lo infinito era el atributó óntico de la diferencia divina- ción podría exigir estar .riempre aún por llegar?
se pasó a,predicar, por el contrario, la infinitud del ser -y sólo de él^- La ontología del infinito -es decir, de lo múltiple infinito y no de
en tanto ser bajo la noción .de «conjunto infinito», en tanto .que lo lo Uno trascendente-, exige-tres cosas;
fini-Agreguemos qüe, de manera necesaria, lá ontologización matemá- a. ún' «ya», un punto-de-sér, por consiguiente un múltiple presen-
tica
to de aloservir
pasó infinito lopensar
para separa,las.
de diferencias
manera absoluta, de loo uno,
empíricas, quedel
propias noen-
es tado o existente; .
Si intra
te, SITUACION
son los múltiples puros los que.deben
onales. . ser reconocidos como infini-^ b. un procedimiento -una regla- tál que indique cómo se «pasa» de
tos, queda excluido que haya lo uno-infinito. Habrá, de manera nece-
saria,- múltiples-infinitos. Pero más profundamente aún, nada hace í. Encoré (aún, todavía)/en corps (en cuerpo); juego dé palabras sobre la horóo-
prever que se pueda identificar un concepto simple de lo múltiple-in- fonía en francés, a tener presente a lo largo de este desarrollo, (N. de los T.)
t
168 EL SER;Y EL ACONTECIMIENTO EL INFINITO: EL OTRO, LA REGLA Y EL OTRO
;: 169

un término presentado a otro; esta regla es requerida para que su fraca-, Un. múltiple infinito es entonces un múltiple presentado tal que se
so en recorrer un múltiple de manera integral muestre su infinitud; - - ■ le puede. correlacionar una regla de recorrido, de la que él es, al mis-
c. la constatación de la.invariancia, a partir del.ya, y según la mo tiempo, el lugar de ejercicio y el límite. El infinito es el Otro res-
regla;,; pecto del cual se sostiene que haya, entre la fijeza del ya y la- repeti-
de un;«aún» de la regla,, de. un término aún-no recorrido. . ción del aún, la regla según la cual los otros son los mismos.
. PeTo;.esto no. es sufíciente, porque una SITUACIONón El. estatuto existencial del infinito es doble. Es preciso que sea, a la
semejante ;sól6. vez el ser-ya-ahí de un múltiple inicial y el ser del Otro, jamás inferí-
afirma la impoíencia de la regla, no señala la existencia de una caiisA ble a partirríe la regla. Este doble sello existencial distingue al infinito
para esta, impotencia. Es necesario entonces agregar: ' r-v real del imaginario de un infinito-uno, que se daba de un solo golpe. ■
d. unsegundo existente .{además, del «ya»), válido como-causa del Finalmente, el infinito realiza la conexión ríe un punto'.de ser, de
fracaso del .procedimiento exhaustivo, es decir, un múltiple supuesto un automatismo .de repetición y de un segundo sello existencial. En él
tal que en él se reitera él «aún>x . ■ . •-. se anudan el origen, el otro y el Otro; El doble modo'del envío del
:. Sin,esta suposición de existencia, sólo sería posible que la regla otro al Otro es el lugar (todo otro,es presentado por el Otro como lo
^uyas .etapas de procedimiento,; por numerosas que sean, producen Ib mismo que le pertenece) y el límite (el Otro no es nini^ino de-los
finito- sea ella misma empíricamente incapaz de.llegar al límite. Si.el otros, cuyo recorrido autoriza la regla). ;
recorrido exhaustivo és de principio, y no empírico, es necesario .que ..:E1 segundo sello existencial prohíbe imaginar.que se pueda dedu-
cir el infiriito a partir ríe lo finito. Si llamamos «finito» a aquello que
la repétición.del «aún» sea comprobable en el lugar de,un existente.
puede ser recorrido integralmente por una regla, esto es, aquello que
es de.cir, de un múltiple presentado. .- .
en im punto subsume a su Otro como otro, queda claro que el infinito
. La regla no presentará a ese múltiple, puesto que es a partir de su'
no puede ser inferido ríe ese modo, pues él exige que el Otro venga de
fracaso. en recorrerlo’integralmehte que ella lo califica como infinitó.
otro lado que de cualquier regla referida a los otros. . . ;
Es necesario, entonces, que sea presentado «por otro lado», como el De lo anterior se sigue este enunciado crucial: la tesis de la infini-
lugar de la impotencia de .la regla. ' :- tud del ser . es necesariamente una-decisión, ontológica, es decir, un
<0 axioma.. Sin esta decisión será siempre posible que.el ser sea esencial
• .Digámoslo de otro modo. La regla nos dice cómo pasar de un tér-. mente finito. . .
mino a.otro. Este otro es también el jxásmo, puesto que. después:de.él Es esto, precisamente, lo que decidieron los hombres del siglo
sé reitera el .«aún-uno» por el cual él no habrá sido sino la mediación XVI y XVII cuando sostuvieron que la naturaleza era infinita. No era
entre su otro (el primer término) y el otro por venir .Sólo el ya absolu- posible deducir esta afirmación, en modo alguno,, de las: observacio-
tamente.inicial se in-diferencia, según .la regla, con lo que lo precede, nes, de las nuevas lentes astronómicas, etc. Hacia falta un puro coraje
Sin embargo;, él está retroactivamente alineado con lo que lo sigue, del pensamiento, una incisión voluntaria en el dispositivo, eternamen-
puesto que ya;la regla, a partir de él, encontraba .su aún-uno. Que to- te defendible,.del finitismo ontológico.
dos se encüentren al borde:del aún-un-otro hace de cada uno de los De este modo, la ontología, historíalménte limitada, debe tener la
otros lo .mismo jque sil otro. La regla constriñe al otro a sú identidad marca de lo que la única forma efectivamente ateológica del enuncia-
de impotencia. Cuando-planteo que existe ese .múltiple tal que en: él do que concierne la infinitud del ser ha llevado sobre la naturaleza.
procede ése devenir-mismo de íos: o.tros,;..segúnrei';aún':un-.otro, - Había señalado (meditación 11) que las multiplicidades naturales
y;qiie (u ordinales) realizaban el equilibrio máximo entre la pertenencia (ré-
en él figurari'tódo's, hago advenir, no aún-un-ótro, siho ése..Otro a par- gimen de la cuenta-por-uno) y la inclusión (régimen del estado). La
tir del cual hay lo otro, es decir, lo mismo.- -x.. ; , X: r . • : decisión ontológica que concierne el infmíto se dirá entonces, simple-
. El Otro está, por una.p^te, en-posición de Jugar para los '.atros- mente; existe .ima multiplicidad natural infinita.
mismos; es el espacio de ejercicio, y de impotencia, de.la regla. Por
otra parte, es lo que ninguno ríelos otros es,.lo que la regla no permite
recorrer; es, por consiguiente, ese múltiple sustraído a la regla, que es
tambiéndo, que^ de.ser.alcanzado.por ella, interrumpiría su.ejercicio.
Para la regla, está claramente en posición de límite.
170 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

Este enunciado evita cuidadosamente referirse a la naturaleza, MEDITACIÓN CATORCE

donde todavía se lee demasiado el reino sustitutivo del uno cosmoló-


gico, después de siglos de reinado del uno-infinito divino. Sólo postu-,. La decisión ontológica
la que al menos tin múltiple natural, es decir, un múltiple transitivo de «hay infinito en los múltiples naturales»
múltiples transitivos, es infinito.
Este enunciado.puede decepcionar, ya que el adjetivo «infinito» es
mencioiiado, pero no definido. Diremos entonces:, existe un múltiple
natural tal que tiene úna regla asociada de la que se sigue que haya, en
todo momento de su ejercicio, un todavía-otro, y que dicho múltiple
DO es ninguno de esos otros, aunque todos ellos le pertenezcan.
Este, enunciado puede parecer prudente porque no prevé la exis-
tencia, en cualquier SITUACIONón considerada, más .que de un
múltiple in-
finito. Corresponderá a la ontología establecer,que si hay uno, hay
otros, y el Otro de esos otros, y así sucesivamente.-
Este enunciado puede parecer restrictivo y peligroso, al -ofrecer sór Puesto que el esquema ontológicp.de los múltiples naturales es el
lo un concepto del infinito. Corresponderá a la ontología probar que concepto de ordinal y puesto que,la historicidad de la decisión sobre el
si existe un múltiple infinito, existen otros que son, según una norrña' ser del infinito se marca en la tesis «la naturaleza es infinita» (y no en
precisa, inconmensurables. ■ • • •la tesis «Dios es infinito»), un axioma del infinito debe razonable-
■ Así se verá estructurada la decisión histórica de mantener la infinir mente escribirse; «Existe un-ordínal infinito». Sin embargo, al ser cir-
cuí^ -implica al infinito en la posición de su ser-, este axioma'nortie-
tud posible del ser; infinitud que, al sustraerse de la empresa de lo
ne ningim.sentido hasta tanto,,no,se haya transformado la noción de
uno, y por consiguiente está desconectada de toda ontología de la Pre^-
infinito en una fómiula, predicativa escrita en el lenguaje.de la teoría
sencia, prolifera más allá de todo lo que tolera la representación y de-
de conjuntos ,y compatible con las Ideas de lo múltiple ya establecidas.
signa lo finito, gracias a una inversión memorable de la época anterior Tenemos prohibida la vía que consiste en definir la infinitud natu-
del pensamiento, como la excepción- de la que sólo un empobrecí-^ ral -^ox\z. Vialidad de los ordinales. En la meditación 12 hemos mos-
miento de la contemplación -sin duda vital- alimenta, cerca de noso- trado que la Naturaleza así concebida no tiene ser, ya que ei múltiple
tros, la precariedad fraterna. que supuestamente.presenta.a todos los ordinales -esto es, a todos los
El hombre es ese ser que prefiere representarse en la fmitud, cuyo seres posibles cuya forma es natural- está afectado por la prohibición
signo es la muerte, antes que saberse atravesado por completo, a lá de la auto-pertenencia y, por consiguiente, no existe. Es necesario
vez que rodeado, por la omnipresencia de lo infinito. convenir, con, Kant, que una concepción .cosmológica del Todo es
: Le. queda al menos el consuelo dé descubrir que nada lo obliga a inadmisible.- Si el infinito existe, debe ser bajo la forma de uno,-o de
ese saber, puesto que en ese punto el pensamiento no puede sino se- vario.s- seres naturales y no .bajo la fonná del «Gran-Todo», En mate-
guir'la escuela de la decisión. ria de infinito, como en otros órdenes, lo uno-múltiple, resultado de la
presentación, prevalece sobre el fantasma del todo-partes, r,.
.El obstáculo con el que tropezamos entonces,es.la hprnogeneidad
del. esquema ontológico de los múltiples naturales. Si la oposición
cualitativa infinito/finito atraviesa el. concepto de ordinal, es. porque
hay dos especies, profundamente diferentes, del ser-rnúltiple-natural.
LA DECISIÓN ONTOLÓGICA 173
172 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

De hecho, si aquí se requiere una decisión, será la de asumir esta c A partir deLpar, vamos.a definir la clásica operación de unión de
rencia específica y por consiguiente, quebrar en parte la homoge dos conjuntos, a u p, cuyos elementos son los de a y los de p «pues-
dad presentadora del ser natural. Prescribif el,lugar de una deci tos en conjuntó», o sea el,par {a,vp}. El axioma de unión (ef. medita-
como ésta.equiyale a.pensar dónde se sitúa, en.la definición.de los ción 5) prescribe que existe el conjunto dedos elementos de los ele^
dinales, la falla, la discontinuidad conceptual que, al fundar dos e mentos de un conjunto dado, esto es,- su disem.inación. Si el par {a,
cíes distintas, exige que se estatuya sobre su existencia. La invesl p) existe, existe también su unión, vj (a, P), que tiene pór elementos
ción histórico-conceptual de la noción de infinito (meditación 13) a .los elementos de los elementos del par, por consiguiente, a los ele-
guiará en este aspecto. mentos de a y p. Es lo que queríamos. Plantearemos que a u p es
una .escritura canónica-para u {a, p}. Gomo acabamos de^yer, si a y
P existen, a u p también existe. ■ •',
Nuestra regla de recorrido será entonces la siguiente;
1. PUNTO DE SER Y OPERADOR DE RECORRIDO
a->au{a}

. Esta regla «produce», a partir de un ordinal dado, el múltiple


Para pensar la existencia del infinito, sostuve que eran necesarias unión de sí mismo y de su singleton. Los elementos de esta unión son,
tres cosas: un punto de ser inicial, una regla que produzca el otro-mis- por una parte, los de a, y por otra, a mismo, único elemento de su
mo y un segundo sello existencial que fije el lugar déi Otro para él singleton. En suma, se añade a a su propio nombre, o bien: a los múl-
otro. ^ tiples presentados por. a sehgrega el uno-múltiple que él es.
• 'El punto de ser absolut^énte'inicial de la ontología es el nombre Observemos que de esta manera se produce un otro. En efecto, a
de’ vacío,-0,^ que08 también, si se quiere, el hombre de'un múltiple eS)elemento de a u {a}-. Ahora bien, a no hs elemento de a, ya que
natural’ (cf. meditación 12), ya que líádá impide que lo sea.' Es, ade- a e a está prohibido. Por consiguiente; a es diferente de a u {a}, en
más, la única Idea existencial que hemos mantenido hasta ahora, y los virtud del axioma de extensionalidad. Difieren en un múltiple, que es
múltiplesteúya existencia se admite a partir del nombré'del vacío, xó-' justamente a.
mo por ejemplo {0}, lo son en conformidad con las Ideas constructi- En lo sucesivo, escribiremos a u {a} bajo la forma S (a), que lee-
vas, los'-otrps axióihas de la teoría. remos: el sucesor de a. Nuestra regla hace «pasar» de un ordinal a su
Una regla de recorrido de los múltipies -naturales debe permitirnos, sucesor.
a partir de 0, construir sin interrupción -sierhpré «aún unó»^ otros Este «otro» que es el sucesor es también un «mismo», en la medi-
ordinales existentes, es decir, otros conjimtós tfansitivbs -cúyos elé- . da en que el sucesor de un ordinal es un ordinal. De este modo, nues-
mehtós son igualmente transitivo's y qué sean admisibles según-las tra regla es una regla de recorrido, inmanente' a los múltiples naturales.
Idéas'axiomáticas de lá presentación del :püro múltiple. ' •• Pasemos a mostrarlo.
Nuestro punto de'apoyó .será la figtíra existente dél Dos (medita- Por un lado, los elementos de ó' (a):son todos transitivos. En efec-
ción'12), ó sea el múltiple'{0, {0}}, cuyos elementós son el vacío-y to,-siendo a un ordinal,, tanto él como sus'.elementos son transitivos.
susingleton^'El axioma de reemplazo (meditación’5)-(Hce: puesto qué Ahora bien, S (a) se.compone jüstamente de los eleméntós-de.a a los
ese Dos existe, existe también todo conjunto obtenido al réempíazar que'se.agregael propio a.'
sus elementos por otros, que suponemos que existen. Obtenemos así : -Por otro lado, 5 (a) también es transitivo. En efecto.,'<sea p e 5" .(a).
el concertó'abstracto riel 'Do's: si (X y |3 éxisten, existe también el con- -O bien: p G a, y,por consiguiente p c a (puesto qué-a es. transi-
tivo). Pero .como,¿".(a):?, .a u.{a}, queda claro que.áG5' (a). Como
juntó (ec,' p} 'del cual d y p-soh-.los únicos elementos (reemplazo, en
una parte de una-parte es ima parte, tenemos que p c ó' (a), ■ ; . .
élDós éxistehfe, 0pór ay {■0}por P). Llamaremos {a, p} alpar de
a y p. Es lá <^üestá-en-dos» de a y dé p.
174 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA DECISIÓN ONTOLÓGICA 175

- O bien 13 = a, y por consiguiente p <z S (a), puesto que a (zS vacío, tiene « elementos, todos (como lo exige la ontología, cf medi-
(a). ■ ■ ^ tación 4) tejidos solamente del vacío por lá reiteración de la puesta-
De igual modo, todo múltiple que pertenece a S (a) está incluido en-uno. Por otra parte, ninguna Idea- axiomática del múltiple puro nos
en él; Por consiguiente, 5 (a) es transitivo: autoriza a hacer-uno de todos los ordinales que la regla de sucesión
S (a) -múltiple transitivo cuyos, elementos son todos transitivos- permite alcanzar. Cada uno existe según el aún-uno por venir por el
es un ordinal (dado que a lo es). que su ser-otro es calificable, retroactivamente, como el mismo, o sea,
Por otra parte, afirmar que 5* (a) es el sucesor de a, o el ordinal ese uno-entre-otros que permanece al borde de la repetición, que él
-el aún-uno- que viene inmediatamente «después» de a, tiene un sem soporta,: de la regla. Pero el Todo es inaccesible. Hay allí un abismo
tido muy preciso. -En efecto, ningún ordinal P puede ubicarse «entre» que sólo una decisión permite fránquear.
a y iS" (a). ¿En función de qué ley de disposición? La de pertenencia,
que es, entre ordinales, una relación de orden total (cf-meditación
12). Dicho de otro modo: no existe ningún ordinal p tal que a e p e
^(a). 2. SUCESIÓN Y LÍMITE
Puesto que 5 (a) = a u {a}, el enunciado «P € S (a)» significa:
- que p € a. Lo que excluye a e P, ya que la pertenencia, al ser en-
tre ordinales una relación de orden, es transitiva, y de p € a y a e,p se Entre los ordinales, cuya existencia se funda en la secuencia cons-
seguiría que p s P, lo que es imposible, truida a partir de la regla de sucesión, distinguiremos en primer lugar
- que p G {a}, lo que equivale a p = a, siendo a el único elemento 0, excepcional desde todo punto de vista, m^ aún en la medida en
ú&\singleton {a}. Pero, evidentemente,-P = a excluye .a € p, siempre que se refiere a toda la ontología. En la secuencia, los ordinales dife-
por efecto de la prohibición de la auto-pertenencia. rentes de 0 son todos sucesores de otro. De manera completamente
general, diremos que ün ordinal a es un ordinal sucesor -lo que ano-
En todos los casos, es imposible intercalar P entre a.y S (a). La rer
taremos Se (a)- si existe un ordinal |3 al cual sucede: Se (a) 4^ (3^)
gla.de sucesión es, entonces, unívoca. Nos hace pasar de un ordinal a
[a = ^(P)]-
a aquel, único, que lo sucede según la relación de orden total que es la
La existencia de ordinales-sucesores no plantea ninguna duda,
pertenencia. pues acabo de exhibir toda una serie de ellos. El problema en donde
-De esta manera, a partir del pimto de ser inicial 0, construimos la se va a jugar la decisión ontológica que concierne el infinito es la
secuencia de ordinales exzífóntóí (puesto que 0 existe): existencia de ordinales no sucesores. Se dirá que un ordinal a es im
ordinal límite, y se escribirá lim (a), si no es sucesor de ningún ordi-
... «-veces nal P: ;.

/zw (a) ~ ó-c (a) ~ (3p) [a = 5" (p)]


-Da intuición bien podría decirnos que, en realidad, hemos «produ-
cido» una.infinidad-de ordinales y que, por consiguiente, hemos deci-- La estructura interna de un ordinal límite -suponiendo que exista
dido enfavor de la infinitud natural. Pero esto sería sucumbir al pres- uncH es esencialmente diferente a la de un ordinal sucesor. Encontra-
tigio imaginario del Todo. Los filósofos clásicos han visto muy bien mos aquí una discontinuidad cualitativa en el universo homogéneo de
que, en esta repetición del efecto de una regla, no se obtiene siiió lo la subestructura ontológica de los múltiples naturales, discontinuidad
indefinido de los otros-mismos y no un existente'infinito. Por otra en la que se apoya la apuesta del infinito. Pues un ordinal límite es el
cada uno de los ordinales así obtenido es, en xin sentido intuiti- lugar dei Otro para la sucesión de los otros-mismos que le pertenecen.
vo, manifiestamente finito. Siendo el «-ésimo sucesor del nombre del - El punto crucial es el sigmente: si un ordinal pertenece a un ordi-
176 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA DECISIÓN ONTOLÓGICA 177

nal límite, su sucesor, le pertenece también. En efecto^ si P e a (supor í terminados a partir de ese único ordinal al que suceden, mientras que
niendo que a es límite), no puede ocurrir que aeS (p), ya que a re- I los segundos, en tanto lugar de la sucesión en sí, sólo pueden ser mar-
sultana intercalado entre p y .S (p), lo que más arriba establecimos ;,■> cados más allá de una secuencia «completa» -aunque imposible de
que era imposible. .Tampoco podemos tener S (p) = a, puesto que 1 completar según la regla- de ordinales previamente recorridos. El or-
siendo a un ordinal límite, no es el sucesor de ningún ordinal. Gomo dinal sucesor tiene un estatuto local respecto de los ordinales más pe-
la pertenencia es un orden total entre ordinales, la- imposibilidad de ;- queños (hago recordar que «más pequeños» quiere decir aquí: que le
a e íS* (p) y de a = 5 (p) impone d" (p) e tt; :-^ pertenecen, pues la pertenencia ordena totalmente a los ordinales). Él
De esta consideración resulta que entre un ordinal p que le perte? i es, en efecto, sucesor de uno dq ellos. El ordinal límite tiene un esta-
nece y un ordinal límite, se intercala una infinidad (en el sentido in- ixitd global, yá que ninguno .de aquellos que son más pequeños está'en
tuitivo) de ordinales. En efecto, si p e a y a es límite,, 5 (p) € a, y : especial «más próximo» a él; es el Otro de todos.
S (S (P)) € a, y así sucesivamente. El ordinal límite es precisamente el, > -• El ordinal límite se sustrae igualmente a esa parte de lo mismo que
lugar-Otro en el que el otro de la sucesión insiste en ifiscribirse. La .• detenta el otro bajo el signo del «aún». Es el no-mismo de toda la se-
secuencia completa de los sucesores sucesivos que pueden, ser coñsí cuencia-de sucesores que lo preceden. No es aún-un.o, sino ese üno-
truidos, por la regla S, a partir de un ordinal que pertenece a un ordi- múitiple en el que ek-siste la insistencia de la regla, de la sucesión.
nal límite, se despliega «hacia el interior» de ese ordinal límite, en el- Con respecto a una secuencia de ordinales tal como la estamos re-
sentido en que todos los términos, de la secuencia le pertenecen! En ,! corriendo, pasando por la sucesión de un ordinal al que le sigue, un
tanto que, al no poder ser nunca el aún-uno que sucede a un otro, el ordinal límite es aquel que prende a la ek-sistencia, más allá de la
propió ordinal límite es Otro. ? existencia de cada término de la secuencia, el recorrido en sí, el sopor-
Podemos también mencionar esta diferencia estructural entre ordi^- - te-múltiple en el que se marcan, paso a paso,' ios ordinales -recorridos.
; En él se fusionan el lugar de la alteridad (todos los términos de la se-
nales sucesores y .ordinales límite de la siguiente manera: los primeros cuencia le pertenecen) y el punto del Otro (su nombre, a, designa un
!> ordinal situado más allá de todos aquellos que figuran en la secuen-
tienen en sí mismos un múltiple maximal, no así los segundos. Puesto.-!’: cia). Por esa razón es justo designarlo como limite, esto es, aquello
qué si un ordinal a.es de la forma S (P), o sea P u (P}, P, que le per-'- ^ que da a una serie, a la vez, su principio de ser, la cohesión-una del
tenece, es el más grande de todos los ordinales que componen a (se:^.:; múltiple que ella es, y su término «último», o sea ese uno-múltiple ha-
gún la relación de pertenencia). Hemos visto que ningún ordinal pue-,,!; cia el cual se dirige sin álcánzarlo, sin aproximarse siquiera.
de intercalarse .éntre P y S (p). El ordinal p es entonces, de manera,.. En'última instancia, una fusión semejante entre el lugar del Otro y
absoluta, el múltiple maximal contenido en S (P). Por el ,contrario,’. su uno, referida a úh punto de ser inicíd (en este caso, 0, el vacío) y
ningún término maximal de ese género pertenece a un ordinal límite;^, a una regla'de -recórridb (en este c^o, la sucesión), es, propiamente,
puesto que, en tanto P G a, si a es límite, existe y tal ,que p e y e a.> • él concepto general del infinito.
De modo que el esquema ontológico «ordinal» concuerda, si se' trata'."
de un sucesor, con un múltiple natural sólidamente jerarquizado cuyo .•
término dominante se designará sin ambigüedad, de manera inmanen- ;•
te.. Si se trata de un ordinal límite, el múltiple natural cuya subestruc- -!
tura de ser formaliza es «abierto», por cuánto -su orden interno nó. o 3. EL SEG'ÜNDb 'SELLO EMSTENCIAL
contiene ningún término maximal, ninguna clausura.- Este ordem-es'-;
dominado por el ordinal límite mismo, pero, no lo ..hace siiio-desde:--,
afiíera-j-ya qué, al no pertenecer a sí mismo, ek-sisíe en la secuencia; En el puntó donde nos encontramos, nada obliga a admitir la exis-
de laquees el límite. .-‘- tencia dé un ordinal límite. Las Ideas de lo múltiple puestas en juego
a.
hasta aqui-’(extensionalidad, partes, unión, separación, reemplazo y
La discontinuidad reconocible entre ordinales sucesores y ordinar^ •
les. límite se liga, fin.almente, al hecho dé que los.primeros quedah dét;!,
178 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA DECISIÓN ONTOLÓGICA 179

vacío)i aun cuando se agregaran a ellas las ideas de. fundación (medí-' dialéctico de dos formas heterogéneas. Sólo hay el vacío y las Ideas.
tación 1-8) y elección (meditación 22), son perfectamente compatibles En suma, el axioma «existe un ordinal límite» es una Idea escondida
con la inexistencia de un ordinal de ese tipo. Por cierto, hemos cons- bajo una afirmación de existencia, la Idea de que ima repetición-sin
tatado la existencia de una secuencia de ordinales cuyo punto de ser término -el aún-uno-, convoca la fusión de su lugar y de su uno a un
inicial es 0 y cuyo recorrido según la regla de sucesión es inacabable segundo sello existencial, ese punto designado por Mallarmé, de ma-
Pero hablando con propiedad, no es la secuencia la que existe, sino nera ejemplar: «tan lejos que un lugar fusiona con un más allá». Y co-
cada uno de sus términos (finitos). Sólo una decisión axiomática ab- mo, en la ontología, existir es ser un-múltiple, la forma de reconoci-
solutamente nueva nos autorizaría a hacer-uno a la secuencia en sí miento del lugar que es también un- más allá será el añadido de un
Esta decisión, que equivale a decidirse en favor de la infinitud en el múltiple, un ordinal.
nivel del esquema ontológico de los múltiples naturales y que forma- Establecido esto, aún no hemos definido el infinito. Existe un ordi-
liza de esta manera el gesto histórico de los físicos del siglo XVII, se nal límite, acordemos. No podemos, sin embargo, hacer coincidir el
expresa de manera muy simple: existe un ordinal límite’.-Este «exis- concepto de infinito con el de ordinal límite y, por consiguiente, tam-
te», el primero que enunciamos,desde.la afirmación de la existencia poco el concepto de finito con el de ordinal sucesor. Ya que si a es un
del nombre del vacío, es el segundo sello existencial en el que se fíin- ordinal limite, S su sucesor, es «más grande» que él, dado que
da la infinitud del ser. a e ó” (ce). Ese sucesor finito -si se plantea la ecuación: sucesor = fi-
nito- sería entonces más grande que su predecesor infinito -si se
plantea: límite - infinito-, lo que es inaceptable para el pensamiento,
y supiime.el «pasaje al infinito» como gesto irreversible. .
4. EL INFINITO POR FIN DEFINIDO Si la decisión sobre el infinito del ser natural concierne el ordinal
límite, la definición que sostiene esa decisión es forzosamente diferen^
te. Lo que constituye una prueba suplementaria .de que lo real-es de-
«Existe un ordinal límite» es nuestra segunda afirmación existen- cir el obstáculo- del pensamiento rara vez consiste en encontrar una
cial, después de la del nombre del vacío. Sin embargo, ella no intro- definición correcta, la cual se induce más bien del punto singular y
duce una segunda sutura del dispositivo de las Ideas de lo múltiple al excénhico donde fue necesario apostar por el sentido, aun cuando su
ser en tanto ser. De igual manera que para los otros múltiples, el pun- relación directa con el problema inicial no fuera evidente. De esta ma-
to de ser originario de un ordinal límite es ei vacío y sus elementos no nera, la ley del desvío azaroso convoca al SUJETo a una distancia
son otros que las combinaciones, regladas por los axiomas, del vacío incal-
consigo mismo. Desde este punto de vista, el infinito no es de ningún culable respectó' de su objeto. Es la razón por .la cual no hay Método.
modo una «segunda especie de ser» que vendría a tejerse con lo. que ... En .la meditación 12 indiqué una propiedad capital de los ordina-
resulta del vacío. En el lenguaje de los griegos, diremos que rio hay les, la minimalidad: si existe un ordinal que posee una cierta propie-
dos Principios (el vacío y el infinito), aunque haya dos axiomas exis- dad, existe un único ^ordinal e -minimal para esa propiedad (es decir,
tenciales. El ordinaMímite no es «existente» sino en segundo lugar, ya ningún ordinal, que le pertenece tiene dicha propiedad). Ahora bien,
bajo la suposición dé que el vacío le pertenece, tal como marcamos en «ser, un ordinal límite» es una propiedad, expresada, como correspon-
el axioma que formaliza la decisión. Lo que él hace existir es el lugar de, por ima fórmula X (a) con una varíablé libre. Y el axioma «existe
de una repetición, el Otro de los otros, el espacio de ejercicio de un un ordinal límite» nos dice justamente que al menos un ordinal exis-
operador (la sucesión), mientras que 0 convoca a la presentación on- tente posee esa propiedad Existe, por consiguiente, un único .ordinal
tológica al ser como tal. Decidir que existe un ordinal límite concier- € -minimal para esa propiedad. Obtenemos así el más pequeño de. los
ne h poíencia del ser,..no a su ser. El infinito no da paso a una doctn- ordinales limite, aquel «más acá» del cual sólo hay, si no ei vacío, íd-
na de'lo mixto donde el ser resultaría, a fin de cuentas, del juego /o ordinales sucesores. Este esquema ontológico es fundamental. De-
signa el umbral del infinito y constituye, desde los griegos, .el múlti-
180 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA DECISIÓN ONTOLÓGICA 181

pie ejemplar del pensamiento matemático. Lo llamaremos cooCtani^’ les finitos -aquellos que pertenecen a ©or- y el propio ©o hay, por lo
bién se lo llama N o aleph-cero). Este nombre propio, coó; convoca bái'í tanto, un abismo sin mediación. '
jo la forma de un múltiple, a la primera existencia supuesta por la de-i . .Uno de los problemas más vprofunáos de la. doctrina de lo
cisión que concierne la infinitud del ser. Hace efectiva esta decisión; múltiple
bajo la forma de un múltiple puro especificado. La falla estructurad -conocido bajo el nombre de teoría de los' «grandes cardinales»^,
que opone, en la homogeneidad natural, el orden de los sucesores (jes consiste en saber .si un abismo, tal puede repetirse en el infinito mis-
rarquizado y cerrado) al de los límites (abierto y sellado por un eks mo. -Se trata de preguntarse si puede existir un ordinal .infinito supe^
sistente), encuentra en coo su borde. rior a ©o, tal que.-ningún procedimiento, disponible permita alcanzarlo;
La definición del infinito se establece sobre ese borde. Diremos de modo'que:entre los múltiples infinitos que lo .preceden y-él haya
que un ordinal es infinito si es (ú'o, o si (Oo lo pertenece. Diremos que total ausencia de mediación, como entre los.'ordinales finitos y su
un ordinal es finito si pertenece a COQ. '' Otro, ©o- ;•
■- (Do es, entonces, el nombre de la <Hvisión entre finito e infinito Es característico que una existencia como esta exija una nueva de-
en cisión: un nuevo axioma del infinito.
lo que hace a los múltiples naturales. El materna del infinito, en el or-
den natural, supone solamente que se especifique coo por la minimalis
dad del límite, que define un ordinal único y justifica el uso de un j. Lo FINITO, EN SEGUNDO LUGAR
nombre propio;

lim (tóo) & (Va) [[(a e ©o) &- (a ^ 0)] Se (a)] ■ , En el orden de la existencia, lo finito es primero, puesto que nues-
tra existencia inicial es 0, del cual derivamos (0), S {0}, etc., todos
una vez que establecemos las siguientes definiciones de /^(infinito") «finitos». Pero en el orden del concepto, lo finito es segimdo. Es sólo
y de iun (finito): ' en la retroacción de la existencia del ordinal límite ©o que calificamos
de finitos a los conjuntos 0, {0), etc., que de lo contrario, no ten-
Inf (a) 4-^ [(a = coo) o coo e a]
drían oteo atributo que ser unos-múltiples existentes. El materna de lo
finito, o sea Fin (a) a G ©O, hace depender el criterio de la finitud
Fin (a) 4-^ (a G ©o) ■
de la decisión de existencia que concierne los ordinales límite. Si ios
griegos pudieron identificar lo finito con el ser, es porque, en la au-
. Lo que présenta (Oo es lo múltiple natural finito'. Todo lo que pté.-
senta a ©o es infinito. En esta división, ©o será llamado infinitó por sencia de una decisión sobre el infinito, lo que es, resulta ser finito.
situarse del lado del límite, por no suceder a nadie. ; La esencia de lo finito es, entonces, únicamente el ser-múltiple como
• Entre los conjuntos infinitos, algunos son sucesores, por ejemplo tal. A partir del momento en que adviene la decisión histórica de ha-
©o u {©ó}, el sucesor de ©o. Oteos son-límite, por ejemplo ©o. Entre' cer ser a los múltiples naturales infinitos, lo finito es calificado como
los conjuntos finitos, por el contrario, todos son sucesores, salvo'0. región del ser, forma menor de su presencia. De allí que el concepto
El operador crucial de- disyunción en la presentación natural (límite/ de finitud sólo resulte plenamente elucidado a partir de la naturaleza
sucesor) no es, por lo tanto, restituido en la disyunción definida (infir íntima de lo infinito. Una de las grandes intuiciones de Cantor fue
nito/finito). • plantear que el reino matemático del Pensamiento tenía como «Paraí-
Es necesario hacer notar al respecto el estatuto excepcional de ©o. so» -como decía Hilbert- la proliferación de las presentaciones infi-
En efecto, por la minimalidad que lo define, es el único ordinal infi- nitas y que lo finito venía en segundo lugar.
nitó al que nó pertenece, ningún otro ordinal límite;-A todos los otros La aritmética, reina del pensamiento griego antes de la revolución
pertenece-al ménos ©o, que no pertenece a sí mismo. Entre los ordina- geometrisante de Eudoxio, sólo es, en VERDAD, la ciencia del primer
182 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

ordinal límite, o)o, cuya fiinción de Otro ella ignora al mantenerse MEDITACIÓN QUINCE

la inmanencia elemental de aquello que le pertenece, o sea, los ore


nales finitos. Su íuer2a. es la dominación calculadora que se obtie Hegel
por la forclusión del límite y el ejercicio puro del encadenamiento
los otros-mismos. Su debilidad es ignorar la esencia presentadora
los múltiples sobre los cuales ella balcula, esencia que sólo se esclaresf «La infinitud es en sí lo otro del ser-otro vacío»
ce decidiendo que no hay sucesión de los otros más que en el lugár-t Lógica
del Otro y que toda repetición supone el punto en el que, al internar
pirse en abismo, convoca, más allá de sí misma, el nombre deVxm-
múltiple que ella es. Ese nombre es infinito. i . ./j;

El impasse ontológico propio de Hegel equivale a considerar que,


en .última instancia,, hay. un ser de lo Uno o, más precisamente, que la
presentación genera la estructura, que.lo múltiple puro encierra en sí
mismo la cuenta-ppr-uno. También se puede decir que Hegel no cesa
de marcar la in-diferencia del otro y del Otro. Al hacerlo, renuncia -a
que ..la, ontología pueda ser una SITUACIONón. Esto se hace
evidente por
dos consecuencias que .yaien como prueba: '
- Puesto que el infinito articula el otro, la regla y el Otro, es previ-
sible que el. impasse estalle a propósito de ese concepto. La, disyun-
ción entre el otro y el Otro, que Hegel busca eliminar, reaparece en su
texto bajo la forma de dos desarrollos, a la vez disjuntos e idénticos
(cualidad y cantidad).
- Puesto que las matemáticas constituyen la SITUACIONón
ontológica,
Hegel necesita rebajarlas. De este modo, el capítulo sobre el infinito
cuantitativo,es seguido por una larguísima «nota» acerca del infinito
matemático, en la que Hegel se propone establecer que, con respecto
al concepto, las rnatemáticas representan un estado del pensamiento
«defectuoso en y .para-sí» y que su <-procedimiento no es científico»..
HEGEL 185
184 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

1. EL MATEMA DEL INPINITO REEXAMINADO


dos sentidos, pues la cosa se toma de golpe, a causa de ello,-en dis-
tancia éntre sü ser y lo uno-de-su-ser. Sobre uno de los bordes de esta
distancia, la cosa, precisamente, es una^ por. consiguiente limitada por
lo que no es ella. Tenemos allí el resultado estatal de la marcación,
La matriz hegeiiana del concepto de infinito se eniincia de la si-
Grenze, el límite. Pero sobre el otro borde, lo uno de la cosa no es su
guiente manera: «A propósito de la infinitud cualitativa y
ser, la cosa es en sí misma otra que ella misma. Esto constituye su
cuantitativa,
Schranke, su tope. Pero el tope es un resultado dinámico de la demar-
es esencial señalar que lo finito no es sobrepasado por un tercero, si-
cación, ya que la cosa, necesariamente, lo sobrepasa. En efecto,:el to-
no que es la determinación lá que, disolviéndose a sí misma, se pe es el no-ser por el cual adviene ei límite. Ahora bien, la cosa es: Su
sobre- ser se consuma atravesando el no-ser, es decir^- sobrepasando el tope.
pasa». La raíz profunda de ese movimiento reside-erí que lo uno, si marca el
Las nociones que construyen el concepto son, entonces, la deter- ser en si mismo, es sobrepasado por el ser que él marca. Hegel tiene la
minación [déterminiíé] (Bestímmtheit), punto de partida de toda dia- intuición profunda de que la cuenta-por-uno es una ley. Pero como
léctica, y el sobrepaso [outrepassement] (hinausgehen über). En esto quieré a toda costa que esta ley sea una ley del ser, la transforma en
reconoceremos fácilmente (cf meditación 13), por una parte, el pun- . deber. El ser-de-lo imo consiste en el hecho de que es necesario so-
to de ser inicial y, por otra, el operador de recorrido, o sea, lo que yo brepasar el tope. La cosa está determinada en tanto deber-ser ese uno
había
es, .es llamado
ya auri. el «ya» y el «aún». No es exagerado decir que todo que ella es, no siéndolo; «El ser-en-sí de la determinación, en esa re-
He-«Algo» -un puro térrñino presentado- sólo, está determinado para lación con el límite, quiero decir consigo como tope, es deber-ser».
Hegel
gel cuando puede-s.erpénsádo
se sostiene en que el «aún» es como otro de
inmanente un otro:
al «ya», que«La exteríori-
todo lo que Lo uno, en la medida en que es¿: es sobrepaso de .su no-ser. Tor
, consiguiente, el ser-uno (la determinación) se realiza como atravesa-
dad del ser-otro es la iríterioridad propia del algo». Esto significa que miento del tope. Pero, en función de esto, es puro deber-ser; su ser es
la ley de la cuentá-por-uno reside en que el término contado posee en el imperativo del sobrepaso de su uno. Del .hecho, de que el punto de
sí mismo la-marca-otrá de su ser. 0 también: lo uno sólo se dice del ser, siempre discernible, posea el uno en sí mismo, resulta'directar
ser cuando el ser es su propio iio-ser, es ló que él no es. Para Hegél,' mente el sobrepaso de sí y, por consiguiente, la dialéctica de lo finito
hay una identidad en devenir del «hay» (presentación pura) y del y lo,infinito: «En el deber-ser se inaugura, en general, el concepto de
«hay la finitud y por eso, al. mismo tiempo, el acto de transgredirla: la infi-
urío» (estructura), cuya mediación.es la interioridad de lo negativo: nitud; El deber-ser contiene aquello mismo que se presenta corno ei
Hegel plantea que «algo» debe detentar la marca- de su identidad. Dé progreso al,infinito». ' :
lo cuál resulta qué todo punto de ser está «entre» sí mismo y su En la etapa en que nos encontramos, la esencia de la tesis hegelia-
ca. La determinación consiste en que, para fundar lo Mismo, se re- na sobre el infinito consiste en que, el punto de ser, siempre intrínse-
quiere qué haya el Otro en él otro. Ahí se origina el infinito. camente discernible, genera a partir de sí al operador de infinito, esto
■ La analítica es aquí muy sutil. Si lo uno dél punto de ser'^la es, el sobrepaso que .combina, comó todo operador de ese tipo, el pa-
cuen-^ so-en-más (el aún) -aquí, el tope- y el automatismo de repetición
ta-por-uno de un término presentado-, es decir, su .límite o' lo que lo -aquí, el deber-ser- ■ . -
discierne, se deriva de que él detenta su'm'arca-ótro eñ interioridad' En una' ontología susíractiva se tolera, y hasta se exige, que haya
-que él es lo que no es-, el ser de ese puntó,' en taritO'-qué úna-cosa, algo extrínseco, puesto que la cuenta-por-uno no se infiere de la pre-
reside en franquear el límite: «El límite, que constituye la determina- sentación inconsistente. En la doctrina hegeiiana, que es una ontolo-
ción de algo-pero de tal manera que es determinado al mismo tiem- gía generativa, todo es intrínseco, pues él ser-otro es lo unó-del-ser y
po como su no-ser-^, es tope». todo conserva ima marca de identidad, bajo la forma de la interioridad
El pasaje del puro límite \pure limite] {Grenze) al tope [borne]
(Schranke) es el motor de una infinitud directamente requerida por el
punto de ser.
Decir de una cosa que está marcada en sí misma como una, tiene
186 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO HEGEL 187

del no-scL De ello resulta que, para la outología sustractiva, el infinitó ■ que es finito.' O precisamente -descripción muy fuerte- el infinito só-
es una decisión (de la ontología), mientras que para Hegel es una ley.. lo es el vacío dónde opera la repetición de lo finito. Cada paso-en-
En el análisis hegeliano, del hecho de que el ser-de-lo-uno es interiór más convoca al vacío en donde puede repetirse:.«Erí ese vacío, ¿qué
al ser en general se sigue que ser infinito es propio de la esencia-uiiá i es lo que surge? [...j ese nuevo límite no es sino algo a superar o so-
del ser. v'; brepasar. De este módo, nuevamente, surge el vacío, la nada; pero en
Hegel, con un genio especial, se aboca a co-generar Ío finito y 1¿; él puede ser planteada esta superación, un nuevo límite, y así sucesi-
infinito a partir únicamente del punto de ser. El infinito deviene una' vamente al infinito».
razón interna de lo finito, un atributo simple de la experiencia en ge- Sólo tenemos, entonces, la pura alternancia del límite y el vacío
neral, porque es una consecuencia del régimen de lo uno, del entré- ^ en la que se suceden en deber-se'r, como «la monotonía de una repe-
dos donde reside la cosa, en la sutura de su ser-uno y ^e su ser. El ser tición tediosa y siempre idéntica», los enunciados «lo finito es infi-
debe ser infinito: «Por lo tanto,':;lo finito és esa sustitución de sí, es el . nito» y «el infinito es finito». Este fastidio es el del mal infinito. Él
hecho de ser infinito». exige un deber más elevado: que el sobrepaso sea sobrepasado, que
se afirme globalmente la ley de la repetición. En' síntesis: que adven-
ga él Otro.

2. ¿CÓMO UN INFINITO PUEDE SER MALO?


ii • Pero esta vez la tarea es de la mayor dificultad. El mal infinito,
después de todo, es malo justamente por eso que lo hace hegeliana-
mente bueno: por el hecho de no romper la inmanencia ontológica de
lo uno, o mejor aún, por derivarse de ella. Su carácter limitado, o fini-
.'.'•A,
to, proviene del hecho de que sólo está definido localmente, por el
Sin embargo, ¿de qué infinito disponemos? La escisión lírnite/tope
aún de ese ya que es la determinación. Sin embargo, ese estatuto local
funda la insistencia de lo finito en sobrepasarse, su deber-ser. Ese dé4
asegura la captura de lo uno, puesto que es siempre localmente que un
ber-ser resulta del hecho de que el operador de recorrido (el sobrepa-
término es contado o discernido. El pasaje a lo global, por lo tanto al
so) deriva directamente • del punto de ser (la determinación). Perú,
«buen infinito»^¿no impone una decisión disyuntiva en donde el ser
¿hay allí sólo un infinito? ¿No hay solamente repetición de lo finito,
de lo uno va a desfallecer? El artificio hegeliano se encuentra aquí en
bajo la ley de lo uno? En aquello que llamé el materna del infinito, la
su punto culminante. '- -
repetición del término como otro-mismo, no-es todavía el infinito. Pá^
ra que el infinito sea, es necesario que exista el lugar Otro donde éí
otro insiste. A ese requisito lo llamé segundo sello existencial, por él
cual el punto de ser inicial es convocado a inscribir su repetición en el
lugar del Otro. Sólo esta segunda existencia merece el nombre de in- 3. EL RETORNO Y LA NOMINACIÓN •
finito. Ahora bien,.se ve claramente cómo Hegel, bajo la hipótesis dé
una identidad fija e interna de un «alg'o», genera el operador de reco-
rrido. Pero, ¿cómo podría saltar hasta la reunión del recorrídó com-
Puesto qué es necesario resolver el problema sin romper la conti-
pleto? '■•
nuidad dialéctica, volveremos nuevamente, con Hegel, a ese «algo».
Sin duda, esta dificultad es enteramente consciente. El deber-ser, o Además de su ser, su ser-imo, su límite, su tope y, finalmente, el de-
progreso al infinito, no es para Hegel más que una transición medio- ber-ser en el que insiste, ¿cuál es el recurso del que dispondría, y que
cre, que él llama -síntoma sorprendente- el mal infinito. En efecto, á nos autorizaría, sobrepasando el sobrepaso, a conquistar la plenitud
partir del momento en que el sobrepaso es una ley interior al punto de no vacía de un infinito global? El toque de genialidad de Hegel, a me-
ser, el infinitó que de él resulta no tiene otro ser que el de ese puntó.
nos que se trate de un talento supremo, consiste en . volverse brusca-
Esta vez ya no es lo finito que es infinito, sino, más bien,' el infinito
mente hacia la pura presentación, hacia la inconsistencia como tal, y
188 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO •HEGEL 189

declarar que lo que constituye el buen infinito es la presencia del ma- la diferencia exterior, vacía el otro algo, que deviene no ya un otro
lo. Lo que su “maldad” no puede explicar-es que el mal infinito sea término, sino un espacio vacío, un otro-vacío., .:
efectivo. Además de repetirse, el algo.tiene -ío.que excede la repeti- c. Teniendo su no-ser en sí mismo, el algo, que es, ve su límite
ción- la capacidad esencial y presentificable de repetirse. -, también como un tope, que todo su ser reside en sobrepasar (ser como
La infinitud objetiva, o mala, es el golpeteo repetitivo, el frente a deberrser).
frente tedioso de lo finito en deber-ser y de lo infinito vacío. La infi- d. El sobrepaso, en razón del punto b, se hace en el vacío. Hay al-
nitud VERDADera es subjetiva en tanto es la virtualidad contenida ternancia de ese vacío y de la repetición del algo (qué vuelve a des-
en.la plegar su límite y después, nuevamente, la sobrepasa en tanto que to-
pura presencia de lo finito. La objetividad de la repetición objetiva es pe). Es el mal infinito. ' . ‘
así una infinitud afirmativa, una presencia: «La unidad de lo finito y e. Esa repetición está presente. La pura presencia del algo-detenta
lo infinito [...] está presente»;. Considerado como presencia del proce- virtualmente la presencia y la ley de la repetición. Es lo global de
so repetitivo, el «algo>> rompió su relación exterior con el otro, de aquello respecto de lo que cada golpeteo de la alternancia finito (de-
donde obtenía su determinación. Ahora es relación-consigo, pura in- terniinado)/infiniío (vacío) es lo local.
manencia, .puesto que el otro se ha vuelto efectivo en el modo del va- f. Para nombrar esa virtualidad, debo extraer un nombre del vacío,
cío infinito donde el algo se repite. El buen infinito es, en definitivaj puesto que la pura presencia como relación consigo es, en el punto en
lo que se repite de la repetición, en tanto que otro del vacío: «La infi- el que nos encontramos, el vacío mismo. Y como el vacío es la pola-
nitud es [...] como otro del ser-otro-vacío [...] retorno a sí y relación ridad trans-finita del mal infinito, es necesario que ese nombre sea;
consigo mismo». '. . infinito, él.buen infinito.
. Esta infinitud subjetiva, o para-sí, que es la buena presencia de la •El infinito es, entonces, la contracción en virtualidad de la repeti-
ción en la presencia de lo que se repite^ contracción llamada «infini-
mala-operación,'ya no es representable, puesto que ló que la represen-
tó» a partir del vacío en donde se agota la répetición. Él buen infinito
ta es la repetición de lo finito. Lo que una repetición no puede repetir
es el nombre de lo que adviene a lo repétible del malo, nombre‘extraí-
es su propia presencia; allí, ella se repite sin repetición.^ Vemos enton-
do del vacío que bordea un proceso por cierto tedioso, pero que al tra-
ces dibujarse una línea divisoria entre: ^
tarlo como presencia, sabemos que también debe ser declarádo subje-
- el mal infinito: proceso objetivo, trascendencia (deber-ser), repre- tivamente infinito.'‘ /
sentación; . . .Pareciera que la dialéctica del infinito estuviera perfectamente
- el buen infinito: virtualidad subjetiva, imnanencia, irrepresentable acabada. ¿De dónde viene entonces que ella debá recomenzar?
El segundo término es como el doble del primero.- Y resulta sor-
prendente que, para pensarlo, Hegel recurra a las categorías fundado-
ras de la ontología, que son la presencia pura y el vacío.
Cabe preguntarse por qué aquí la presencia, o la virtualidad, per-
siste en llamarse «inñnito», asi fuera en el mundo del buen infinito 4. Los MISTERIOS DE LA CANTIDAD
En cuanto al mal infinito, se ve claramente su ligazón con el materna
se reconoce el punto de ser inicial (determinación) y el operador de
repetición (el sobrepaso). ¿Pero el bueno? ' -• El infinito estaba escindido en bueno y malo. Pero tenemos que
En realidad, ésta nominación es el resultado de todo el procedi- nuevamente se escinde, en infinito cualitativo (del que estudiamos su
miento, que puede resumirse-en seis etapas: principio) y en infinito cuantitativo.
a. Algo es puesto como uno a partir de una diferencia exterior (es - La clave de este torniquete reside en los laberintos de lo Uno. Si es
otro que el otro). -- • ■ necesario retomar la cuestión del infinito, es porque el ser-de-lo-unó
b. Pero como debe ser intrínsecamente discemible, es necesario no opera de la misma manera en la cantidad que en la cualidad. O in-
pensar que tiene' esa marca-otra de su imo en sí mismo. Introyectando

I'■''
190 EL SER Y EL ACOVlTECIMIENTO
HEGEL 191

cluso: el punto de ser -la determinación- está construido cuantitativa- plicación. Lo uno re-poné el algo (aún), el otro lo im-poné (siempre).
mente como el reverso de su estructura cualitativa. En la cualidad, lo que se repite es que el otro sea ese interior que de-
Ya he indicado que, al término de la primera dialéctica, el algo no be atravesar su límite. En la cantidad, lo que se repite es que lo miigmo
tenía más relación que consigo mismo. En el buen infinito, el.ser es sea ese exterior que debe expandirse.
para-sí, ha «vaciado» su otro. ¿Cómo puede conservar la marca del Una consecuencia capital de éstas diferencias es que el buen infi-
uno que él es? El «algo» cualitativo es discernible por cuanto tiene su nito cuantitativo no puede ser la pura presencia, la virtualidad interior,
otro en sí mismo. El «algo» cuantitativo es, en contrapartida, sin otro lo subjetivo. Pues en sí-mismo, también lo mismo de lo Uno cuantita-
y, en consecuencia, su determinación es indiferente. Entendamos que tivo prolifera. Sí en el exterior de sí es incesantemente número (lo in-
lo Uno cuantitativo es el ser del puro Uno, que no difiere de nada. No finitamente grande), en el interior, sigue siendo exterior, es lo infini-
es que sea indiscernible: por ser lo indiscernible de lo Uno es discer- tamente pequeño. La diseminación de lo Uno en sí-mismo equilibra
nible entre todos. su proliferación. No hay ninguna presencia en interioridad de lo cuan-
Lo que funda la cantidad, lo que la discierne, es propiamente la in- titativo. Por todas partes lo mismo dis-pone del límite, ya que éste es
diferencia de la diferencia, lo Uno anónimo. Pero si el ser-uno cuanti- indiferénte. El número, rnódalidád estmcturánte de la mfínitüd cuan-
tativo es sin diferencia, será forzosamente porque sü límite no es tal, titativa, parece ser universalmente malo.
ya que todo límite, como hemos visto, resulta de la introyección de un Confrontado con este impasse de la presencia (y nos causa alaría
otro. Hegel hablará de «la determinación que ha devenido indiferente ver cómo el número impone el peligro de lo sustractivo, de la inHpre-
al ser, un límite que asimismo no es tal». Sólo que un límite que no es sencia), Hegel propone la siguiente línea de résolución: plisar que el
tal, es poroso. Lo Uno cuantitativo, lo Uno indiferente, que es el nú-r límite indiferente produce la diferencia real. El infinito cuantitativo
mero, lo es también de múltiples-.unos, puesto que su in-diferencia VERDADero -o bueno- será la puesta en diferencia de la indiferencia.
consiste también en hacer proliferar loTmismo-de-sí fuera de sí: lo Se puede pensar, por ejemplo, qué la infinitud del número es,, más
Uno, cuyo límite es inmediatamente no-límite, se realiza «en la multi- allá de lo Uno que prolifera y compone tal o cual número, ser im nú-
plicidad exterior de sí, la que tiene por principio o unidad a lo Uno in^ mero. La infinitud cuantitativa es la cantidad en tanto cantidad-, ío que
diferente». prolifera de la proliferación, es decir, simplemente, la cuaJídad de la
. Se entiende, por lo tanto, la diferencia de los movimientos en los cantidad, 16 cuantitativo tal como sé lo discierne cualitativamente de
que se generan, respectivamente, él infinito cualitativo y el infinito toda otra determinación.
cuantitativo. Si el tiempo esencial del algo cualitativo es la introyec- Pero en mi opinión, esto no funciona. ¿Qué es lo que no funciona?
ción de la alteriáad (el límite deviene tope), el del algo cuantitativo' es La nominacióiL Admita que haya una esencia cualitativa de la cánti-
la exteriorización de la identidad. En el primer caso, lo uno juega con dad, pero ¿por qué llamarfa «infinito»? El nombre eonv^a al infinito
el ser, intervalo en el que el deber es sobrepasar el tope. En el segun- cualitativo porque era extraído del vacío y el vacío era, precisamente,
do caso, lo Uno pasa a ser múltiples-Unos, unidad donde el reposo la polaridad transfinita del proceso; En la proliferación numérica no
consiste en expandirse fuera de sí. La- cualidad es infinita según una hay vacío, ya que el exterior dé lo Uno es su interior, la: pura ley que
dialéctica de identificación en la que lo uno procede de lo otro. La hace expandirse el mismo-que-lo-Uno. La ausencia radical de otro, la
cantidad es infinita según una dialéctica de proliferación donde lo indiferencia, ilegítima que se declare que la esencia del númerOi fini-
mismo procede de lo Uno. to, su numericidad, sea infinita.
Por consiguiente, lo exterior al número no es el vacío en el que in- Dicho de otro modo, Hegel fracasa al intervenir sobre el número.
siste una repetición. Lo exterior al número es el número mismo en Fracasa porque la equivalencia nominal que propone entre- la pura
tanto proliferación múltiple. Se puede decir también que los operado- presencia del sobrepaso en el vacío (buen infinito cualitativo)' y el
res no son los mismos en la cualidad y en la cantidad. El operador de concepto cualitativo de la caridad (buen infinito cuantitativo) es una
infinito cualitativo es el sobrepaso. El operador cuantitativo es la du- apariencia, una escena ilusoria del teatro especulativo. No hay sime-
192 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

tría entre, lo mismo y lo otro, entre la proliferación y la identificación:


Por heroico que sea el esfuerzo resulta de hecho interrumpido por la IV
exterioridad misma de lo múltiple puro. La matemática se ubica aquj
en discontinuidad respecto de la dialéctica. Esta es la lección que Hei £l acontecimiento: Historia y ultra-uno
gel quiere enmascarar suüirando con el mismo vocablo -infinito- dos
órdenes discursivos disjuntps. :

5; LA DISYUNCIÓN

La empresa hegeliana encuentra aquí,-como su real, lo imposibk


de la disyunción pura. A partir de las mismas premisas de Hegel, se
debe, constatar que la repetición de lo Uno en el número no se puede
sustituir por la interioridad de lo negativo. Lo que Hegel no.^puede
pensar es la diferencia de lo. mismo con lo mismo, o sea, la pura posi-
ción de dos, letras. En lo cualitativo, todo se origina a partir de ésa im-
pureza por la cual lo otro marca como uno el punto de ser. En lo cuan-
titativo, la expresión de lo Uno no se puede marcar, de modo que todc
número es disjunto de todo otro y, a la vez,- está compuesto del misr.
mo. Si se quiere el infinito, nada puede, eyitar una decisión que de un
solo golpe separe el lugar del Otro de toda insistencia de los otros-.,
mismo.s. Por querer sostener la continuidad dialéctica hasta en los.la:?
berintos de lo múltiple puro y hacerla proceder.de un único pimto de
ser, Hegel no puede reunir el infinito.,No siempre es posible prescin-
dir del segundo sello existencial..
Expulsada de la representación y de la experiencia, la decisión
,d,isr^
yuntiva retorna en el texto mismo por una división entre dos dialécti: .,
cas, cualidad y cantidad, tan semej.antes que sólo la frágil pasarela
verbal extendida de la una a la otra y que se pronuncia “infinito”, exi:,
me- de sondear el abismo de su- similitud, y encontrar allí la paradoja
de su no apareamiento. .-:i
El «buen infinito» cuantitativo es, frablando. con propiedad, una
alucinación hegeliana. De ima psicosis muy diferente -en la que Dios
inconsiste- Cantor- debería de extraer lo necesario para nombrar legí-r
timamente las multiplicidades infinitas, no sin pagar el precio de tr^-:
ladar allí la proliferación que, por mala, .Hegel imaginaba que se po-
dría reducir mediante el artificio de su diferenciable indiferencia. - .
MEDITACIÓN DIECISÉIS

Sitios de
acontecimiento
y SITUACIONones
históricas

Tal. como las hemos especificado, guiadas por ia invención de


Cantor, las categorías del ser-en-tanto-ser son por el momento las si-
guientes: lo múltiple, forma general de la presentación; el vacío, nom-
.bre propio del ser; el exceso, o estado de la SITUACIONón,
reduplicación
representativa de la estructura (o cuenta-por-uno) de la presentación;
la naturaleza, forma de estabilidad y de homogeneidad del mantener-
se-ahí múltiple; el infinito, que decide la expansión de lo múltiple na-
tural más allá de su límite griego. , .,
Dentro de este marco voy a abordar la cuestión de «lo que no es el
;ser-en-tanto-seD>, del que no sería prudente decir sin más que se trata
delnq-ser.
Resulta sorprendente que, para Heidegger, lo-que-no-es-el-ser sea
distinguido por contraposición negativa al arte. Para él, la ,<póa/c es
aquello cuya eclosión es plasmada por la obra de arte, y sólo por ella.
A través de la obra de arte sabemos que «todo otro aparecer de .otro»
-otro que el aparecer mismo, que es la naturaleza-, sólo fesulta con-
firmado y accesible «en tanto no cuenta, en tanto nada». La nada es
entonces aquello cuyo «mantenerse allí» no es coextensivo a lo auro-
ral del ser, al gesto natural de la aparición. Es lo que está muerto por
estar separado. Heidegger funda la posición de la nada, de lo-que-no-
es-el-ser, en el predominio de la ¡púa/c. La nada es la recaída inerte
del aparecer, la no-naturaleza cuyo apogeo, en la época del nihilismo,
es la anulación de todo aparecer natural en el reino violento y abstrac-
,to de la técnica moderna.
196 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO SITIOS DE ACONTECIMIENTO Y SITUACIONONES HISTÓRICAS
197

Retendré de Heidegger la raíz de su proposición: que el lugar < la. historia- como omnipresencia de la singularidad, de la misma ma-
pensamiento de lo-que-no-es-el-ser es la no-naturaleza, lo que se pri nera en que pensamos-la naturaleza como omnipresencia de la. norma-
senta como otro que las multiplicidades naUirales, o estables o no lidad. La forma-múltiple de la historicidad se encuentra por entero en
males. El lugar del otro-que-el-ser es lo a-normal, lo inestable, lo ai lo inestable de lo singular, es aquello que la metaestructura estatal no
ti-natural. Llamaré histórico a lo que resulta determinado de es puede capturar: Es un punto que se sustrae al reaseguro de.la cuenta a
través del estado.
manera, como lo opuesto a la naturaleza.
Llamaré sitio de acontecimiento a un múltiple semejante, total-
¿Qué es lo a-normal? En la analítica de la nieditación el prún
mente a-normal, es decir, tal que ninguno de sus elementos está pre-
opuesto de las multiplicidades normales (que están presentadas y r
sentado en la SITUACIONón. El sitio está presentado, pero
presentadas), son las multiplicidades singulares, que están present
<q)or debajo» de
das, pero no representadas. Se trata de múltiples que pertenecen a él, nada de lo que lo compone lo está, al punto de que el sitio no es
SITUACIONón sin estar incluidos en ella, son elementos pero una parte de la SITUACIONón. Diré también que un múltiple,
no partes. de, este tipo
Que un múltiple presentado no sea al mismo tiempo una parte < (el,sitio de acontecimiento), está al borde del vacio, o es fiindádor
la SITUACIONón, quiere decir, necesariamente, que algunos (explicaré luego estas designaciones)..
de los múl : Para retomar la imagen antes descripta, se trataría en este caso de
ples que lo componen no son términos de la SITUACIONón. una familia concreta,- .cuyos miembros son.todos clandestinos, o no
Si, en efecto inscriptos legálmente, que sólo se presenta -se manifiesta pública-:
todos los términos de un múltiple presentado son a su vez presentad mente- bajo la forma agrupada de salidas familiares. Un múltiple se-
en la SITUACIONón, la colección de esos términos, es decir, el mejante sólo está presentado como.el múltiple-que-él-es. Ninguno de
múltiple mismo, es xmz parte de la SITUACIONón, y resulta sus términos está contado-por-uno, sólo el múltiple de esos términos
entonces contada por , .Que
hace uno.pueda afirmarse .que un sitio de acontecimiento'. está «al borde.
estado: O incluso: la condición necesaria y suficiente para qué'^ deí vacío» queda claro-si pensamos que, desde el punto de vista 'de la
múltiple, sea a la vez presentado y representado consiste en que to'd SITUACIONón, ese múltiple sólo está compuesto de múltiples
sus términos sean, á su tumo, presentados. Una-imagen (a decir vi no presenta-
dad, aproximada) sería la'siguiente:' una familia de pérsonas es-' dos. Justo «por debajo» de ese múltiple -es decir, si consideramos los
múltiple presentado de la SITUACIONón social (en el sentido términos-múltiples que lo componen-no hay nada, puesto que.ningu-
en que hab no de sus
mum términos es
concebible delcontado-por-uno.
efecto de la Unestructura;
sitio es, entonces, el mini-
pertenece a la
en un mismo departamento, sale de vacaciones, etc:); pero es tambi SITUACIONón,
un múltiple representado, una partej en el sentido en que cada uno pero lo que le pertenece no pertenece a ella. El efecto de borde por el
sus miembros está inscripto en el registro civil, tiene la nacionalid cual ese múltiple toca al vacío proviene del hecho de .que, con respec-
francesa, etc. Sin embargo, si alguno de los miembros de la famil to a. la SITUACIONón, la consistencia (lo uno-múltiple) se
físicamente ligado a ella, no está inscripto legálmente, es un cland< compone únicar
tino y, por esa circunstancia, no sale nunca solo, o se disfraza, etC;; mente de aquello que, sustraído.a la cuenta, in-consiste. En lá situa-
puede decir que esta familia, aunque presentada, no está fepresentáí ción, ese múltiple QS, pero.aquello de lo que él es múltiple, no es.-
Es, por consiguiente, singular. De hecho, uno de los miembros ■'( Que se pueda ahora afirmar que un sitió de acontecimiento (o al
múltiple presentado qué'ella es, permanece imprésentado en la siti borde del vacío) es fundador, se aclara por,-el hecho de que un múlti-
ción. ple tal es minimal por el efecto de la cuenta. Ese múltiple puede, na-
’ Un término sólo puede ser presentado en la turalmente, entrar luego en combinaciones consistentes; puede a. su
SITUACIONón por un mú! y&zpertenecer a múltiples contados-por-uno en la
pie al que pertenece, sin ser él mismo, directamente, un múltiple' SITUACIONón. Pero él
esa SITUACIONón. Ese término cae bajo la cuenta-por-uno de mismo, al ser puramente presentado, de manera tal que nada de lo que
la presen le pertenece lo está, no puede resultar de una combinación interna a la
ción (puesto que él es según el múltiple-uno al que pertenece), pt
no está contado-por-uno de manera separada. La pertenencia'de tá
términos a un múltiple, los singulariza.
Es racional pensar lo a-normal, lo anti-natural -por consiguier
198 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO
SITIOS DE ACONTECIMIENTO Y SITUACIONONES HISTÓRICAS 19.9

SITUACIONón. Es, si se quiere, un primer-uno de esa sitios en el interior de una SITUACIONón, donde ciertos
SITUACIONón, un múltiple múltiples (pero
otros no) están al borde del vacío. Por el contrario, hay
«admitido» en la cuenta sin poder resultar de cuentas «anteriores»
En
SITUACIONones
globalmente naturales. -.
este sentido, podemos decir que, con respecto a la estructura, v
En Théorie du SUJET [Teoría del SUJETo], había introducido la
término que no puede ser descompuesto. De donde se sigue que los
sitios de acontecimiento bloquean la regresión al infinito de lai tesis
binaciones de múltiples. Como ellos están al borde del vacío, no sé.í según la cual la Historia no existe. Se trataba de refutar la concepción
niarxista vulgar sobre el sentido de la Historia. En el marco abstracto
puede pensar el más-acá de su ser-presentado. Resulta entonces
de este libró, vuelvo a encontrar esa idea bajo la forma siguiente: hay
apro-../
sitios de acontecimiento en SITUACIONón, pero no
piado decir que los sitios fundan la SITUACIONón, puesto
que en ella sori';'
SITUACIONón de aconteci-
términos absolutamente primeros, que interrumpen la interrogacióii- miento. Podemos pensar la historicidad de ciertos múltiples, pero no
• una Historia. Las consecuencias prácticas -políticas- de esta concep-
ción son considerables, porque comprometen una topología diferen-
según la procedencia combinatoria. .
cial, de la acción. La idea de una conmoción cuyo origen sería un es-
¡5::
tado de totalidad es imaginaria. Toda acción transformadora radical se
Cabe observar que, a diferencia del concepto de multiplicidad
origina en un punto, que es, en el interior de una SITUACIONón,
ná-- :
Piral, el concepto de sitio de acontecimiento no -es ni intrínseco ni un sitio de
ab^ i acontecimiento.
¿Significa esto que el concepto de SITUACIONón es
soluto. Ya que un múltiple puede muy bien ser singular en una
indiferente a la his-
sitúa-; ■
toricidad? No exactamente. Resulta evidente que todas las
ción (sus elementos no son presentados en ella, aunque él sí lo sea)',
pero normal en otra (sus elementos son presentados en esta nueva
SITUACIONones
si->, que pueden ser pensadas no implican necesariamente sitios de aconte-
tuación). Mientras que un múltiple natural -que es normal y cuyos ; cimiento. Esta observación daría paso a una tipología de las
términos son todos normales- conserva esas cualidades
SITUACIONo-
nes, que sería el punto de partida de lo que, para Heidegger, es una
dondequiera'•
doctrina, no dei ser-del-eníe, sino del ente «en totalidad». La dejo pa-
que aparezca. La naturaleza es absoluta, la historicidad es relativa.
ra más tarde: sólo ella puede poner orden en la clasificación de los sa-
Es-^;
una importante característica de las singuhridades que puedan sef; beres y legitimar el estatuto de ese conglomerado que hace im tiempo
siempre normalizadas. Como la Historia político-social lo muestrá,í; se llamó las «ciencias humanas».
Por el momento, nos basta distinguir entre las
todo sitio de acontecimiento puede acabar por sufrir una
normaliza^'.,
SITUACIONones en las
cuales hay sitios de acontecimiento y aquellas en las que no los hay.
ción estatal. Pero es imposible singularizar la normalidad natural. -
Por ejemplo, en una SITUACIONón natural no hay sitio. Pero el
Si^
se admite que los sitios de acontecimiento son necesarios para qUe;' régimen de
haya historicidad, se constatará lo siguiente: la historia es la presentación cuenta con muchos otros estados, en particular esta-
dos en los que la distribución de los términos singulares, normales o
naturaliza^’■
de las excrecencias no implica ni múltiple natural ni sitio de aconteci-
blCi pero la naturaleza no es historizable. Hay en esto una sorpren-
miento. Es el gigantesco reservorio del que está tejida nuestra existen-
^-
cia; SITUACIONones neutras, que no tratan ni de la vida
dente disimetría que prohíbe -fuera del marco del pensamiento ontó-
\ (naturaleza) ni de
lógico de lo múltiple puro- toda unidad de plano entre naturaleza é- la acción (historia).
Llamaré históricas a las SITUACIONones en las cuales figura
historia.'
al menos
Para decirlo de otro modo: lo que hay de negativo (rio estar
un sitio de acontecimiento. Elijo el término «histórica» por oposición
repré-'
a la estabilidad intrínseca de las SITUACIONones naturales.
sentado), en la definición de ios sitios de acontecimiento, prohíbe
Insisto en que
que' la historicidad es un criterio local: uno (al menos) de los múltiples
se hable de un sitio «en sí». Un múltiple es un sitio respecto de la si-
200 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO ;

MEDITACIÓN DIECISIETE
pie) es presentado en la SITUACIONón. Una
SITUACIONón histórica está entónl
ces, por lo menos en uno de sus puntos, al borde del vacío. ' . El materna del acontecimiento
De esta manera, la historicidad es la presentación en los límiteí
puntuales de su ser. A la inversa de Heidegger; sostengo que el ser
viene a la proximidad presentadora por la localización histórica,
que algo es sustraído a la representación o al estado. Sostengo tanfi
bién que el ser-ahí trama de la naturaleza -estabilidad'estructural;
equilibrio de la preséntación y de la representación-el más'grandeíoS
vido. Exceso compacto de la presencia y de la cuenta, la naturalézg
oculta la inconsistencia y se desvía del vacío. Es demasiado global
demasiado normal para abrir la convocatoria acontecimiental de's.t
ser. No es sino en .el punto de la historia, en la precariedad representé
tiva de los sitios de acontecimiento que se va a revelar, al azar deli¿
suplemento, que el ser múltiple inconsiste.
Voy a proceder aquí por vía corístructiva. El acontecimiento no es
interno a la analítica de lo. múltiple. En particular, si bien es siempre
localizable en la presentación, no resulta presentado ni presentable
como tal. Él es-al no ser-supernumerario.
Por lo general, apacontecimiento se lo arroja a la pura empiria de
lorque-adviene.y se reserva la construcción conceptual para las es-
tructuras. Mi método es inverso. La cuenta-por-uno constituye,’ para
mí, la evidencia de la,presentación.- Es el acontecimiento el que,de-,
pende de mía construcción de concepto, en el doble sentido en que só-
lo se lo pensar anticipando su forma abstracta y en que-sólo se
lo puede comprobar en la retroacción de una. práctica de intervención,
que es a su vez por completo reflexionada.
Un acontecimiento es siempre localizable. ¿Qué significa esto? En
primer lugar, que ningún acontecimiento concierne, de manera inme-
diata, la SITUACIONón en su conjunto. Un acontecimiento está
siempre en
un punto de la SITUACIONón, lo que quiere decir que
«concierne» un múl-
tiple presentado en, la SITUACIONón, cualquiera sea el-
significado, del tér-
mino «concernir». De manera general, es posible caracterizar el -tipo
de múltiple que puede concernir a .un acontecimiento, .en úna situa-
ción cualquiera. Como era .previsible, se trata de lo que he llamado un
sitio de acontecimiento (o al borde del vacío, o fundador). Planteare-
mos de una vez por todas que no hay acontecimiento natural, como
tampoco acontecimiento neutro.. En las SITUACIONones
naturales o neu-
tras, sólo hay hechos. La distinción entre hecho y acontecimiento re-

áill
202 EL SER y EL ACONTECIMIENTO . ' EL MATEMA DEL ACONTECIMIENTO 203

O sea: el acontecimiento hace un-múltiple de todos los múltiples


mite, en última instancia, a la distinción entre SITUACIONones que pertenecen a su sitio y del propio acontecimiento.
naturales o Dos cuestiones se plantean de inmediato. La primera es saber en
neutras, cuyo criterio es global, y SITUACIONones históricas, qué medida esta definición corresponde, más o menos, a la idea «in-
cuyo criterio tuitiva» de un acontecimiento. La segunda consiste en determinar las
(existencia de un sitio), es local. Sólo hay acontecimiento en una si-; consecuencias de la, definición con respecto al lugar del aconteci-
tuación que presenta al menos un sitio. El acontecimiento está ligado, miento en la SITUACIONón de la cual él es el acontecimiento, en
desde su misma definición, al lugar, al punto, que concentra la histo- el sentido
ricidad de la SITUACIONón. Todo acontecimiento tiene un sitio en que su sitio es un múltiple absolutamente singular en esa
singulariza- SITUACIONón.
ble en una SITUACIONón histórica. Responderé a la primera con úna imagen. Consideremos el sintag-
El sitio designa el tipo local de la multiplicidad «concernida» por. ma «Revolución francesa». ¿Qué dan a entender estas palabras? Se
un acontecimiento. No es que hay acontecimiento porque el sitio exis-.. puede decir, por cierto, que el acontecimiento «Revolución francesa»
te en la SITUACIONón. Pero para que haya acontecimiento es hace uno de todo lo que compone su sitio, esto es, la Francia entre
necesaria la 1789 y, digamos, 1794. Encontramos allí a los electores de los Esta-
determinación local del sitio, es decir, una SITUACIONón en la dos generales, los campesinos del Gran Miedo, los sans-culottes de
que sea pre- las ciudades, el personal de la Convención, los clubes de jacobinos,
sentado al menos un múltiple ai borde del vacío. los soldados del levantamiento en masa, pero también el costo de la
La confusión entre la existencia del sitio (por ejemplo: la clase subsistencia, la guillotina, los efectos de la tribuna, las masacres, los
obrera, un determinado estado de las tendencias artísticas o un impasse espías ingleses, los vandeanos, la moneda creada en la revolución, el
de la ciencia...) y la necesidad del acontecimiento es la cruz de los teatro, la Marsellesa, etC; El historiador termina por incluir en el
pensamientos deterministas o globalizantes. El sitio sólo es una condi- acontecimiento «Revolución francesa» todos los rasgos y los hechos
ción de ser del acontecimiento. Por cierto que si la que ofrece la época. Sin embargo, puede ocurrir que por esta vía -K^ue
SITUACIONón es natural,' es la del inventario de todos los elementos del sitio- lo uno del acon-
compacta o neutra, el acontecimiento es imposible. Pero la existencia tecimiento se descomponga hasta llegar a no ser más que. la enu-
de un múltiple al borde del vacío hace advenir sólo la posibilidad del meración riempre infinita de los gestos, las cosas y las palabras que
acontecimiento. Siempre puede ocurrir que no se produzca ninguno. coexisten con él. Lo que marca im punto de detención para esta dise-
En sentido estricto, un sitio es «de acontecimiento» únicamente cuan- minación es el, modo según el cual la Revolución constituye un térmi-
do es calificado, de manera retroactiva, por el acontecimiento. Sin em- no axial de la Revolución misma, es decir, la manera en que la con-
bargo, del sitio conocemos una característica ontológica, ligada a la ciencia del tiempo -y nuestra intervención retroactiva- filtra todo el
forma de la presentación: se trata siempre de un múltiple a-normal, un; sitio a través de lo uno de su calificación de acontecimiento. Por
múltiple ai borde del vacío. Por consiguiente, sólo hay acontecimiento ejemplo, cuando Saint-Just declara, en .1794, que «la Revolución está
en relación con una SITUACIONón histórica, aun cuando una congelada» designa una infinidad de indicios sobre el cansancio y la
SITUACIONón his- tensión generales, pero agrega esa marca-de-uno que es la propia Re-
tórica no produzca necesariamente un acontecimiento. volución, como ese significante del acontecimiento que al poder ser
Y 2¿:íOTZ.,hic Rhodus, hic salta. ' calificado (la Revolución está «congelada»), muestra que él mismo es
Sea, en una SITUACIONón histórica, un sitio de un término del acontecimiento que él es. A la vez, es preciso decir
acontecimiento X. que la Revolución francesa como-acontecimiento presenta lo múltiple
Llamo acontecimiento de sitio X a un múltiple tal que está compues- infinito de la secuencia de los hechos situados entre 1789 y 1794 y,
a x= {xdel
to, por un lado, por los eleníentos ^X, a xy,
sitio ) por otro, por sí mismo. además, que ella misma se presenta como resumen inmanente y mar-
La inscripción de un materna del acontecimiento no es aquí un lu- ca-de-uno de su propio múltiple. La Revolución, aun cuando sea in-
jo. Sea Sla SITUACIONón yX ^S { X pertenece a 5,Zes presentado
porS )
el sitio de acontecimiento. Designaré a x ál acontecimiento (que se
leerá: «acontecimiento de sitio X»). Mi definición se escribe enton-
ces:
/

204 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL MATEMA DEL ACONTECIMIENTO 205

terpretada como tal por la retroacción histórica, no deja de ser por Por el momento, todo lo que podemos hacer es examinm las con-
eso, en sí misma, supernumeraria respecto de la mera enumeración de secuencias de las dos hipótesis factibles, hipótesis de hecho separadas
los términos de su sitio, si bien ella presenta esa enumeración. Por lo por toda la extensión de una intervención de interpretación, de im
tanto, el acontecimiento es precisamente ese múltiple que, a la vez, corte: o bien él acontecimiento pertenece á'la SITUACIONón, o
presenta todo su sitio y- a través del significante puro de sí mismo, in- bien no le
manente a su propio múltiple, llega a presentar a la presentación mis-^. pertenece.
ma, esto es, lo uno de lo múltiple infinito que él es. Esta evidencia ~ Primera hipótesis: el acontecimiento pertenece a la
empírica se corresponde bien con nuestro rnatema, el cual establece SITUACIONón;
que además de los términos de su sitio, su propia marca ax pertenece Desde el punto de vista de la SITUACIONón, el acontecimiento
al múltiple acontecimiental. es, puesto
Ahora, ¿cuáles son las consecuencias de todo esto respecto de la que está presentado. Sus características, sin embargo, son completa-
relación entre el acontecimiento y la SITUACIONón?. Y, en mente especiales. Señalemos, en primer lugar, que el acontecimiento
primer lugar, ¿el es un múltiple singular (en la SITUACIONón a la que
acontecimiento es o no un término de la SITUACIONón en la suponemos pertene-
que tiene su ce). Si fuera riormál y por consiguiente pudiera ser representado, el
sitio? .• - acontecimiento sería Una parte de la SITUACIONón. Ahora
Llego aquí al fundamento de todo mi edificio, ya que, en el punto, bien, esto es
en el que nos encontramos, resulta imposible responder a esta simple, imposible, puesto que los elementos de su sitio, que le pertenecen, nó
pregunta. Si existe un acontecimiento, su pertenencia a la están ellos mismos presentados, dado que el sitio está al borde dél va-
SITUACIONón cío. El acontecimiento (como la intuición capta fácilmente) no puede
de su sitio es indecidible desde el punto de vista de la entonces ser pensado estatalmente como parte de la
SITUACIONón en sí.. SITUACIONón. El esta-
En efecto, el significante del acontecimiento (nuestro axj es necesa- do no cuenta acontecimiento alguno.
riamente supernumerario respecto del sitio. ¿Acaso corresponde a un No obstante, si el acontecimiento perteneciera a la
múltiple efectivamente presentado en la SITUACIONón? ¿Cuál SITUACIONón -si
es ese múl^ estuviera presentado-, no estaría al borde del vacío. Pues al tener la
tiple? característica esencial de pértenecerse á sí mismo, UY s presenta,
Examinemos con atención el materna ax= {x/ x Q X, a x j . Puesto en'tanto múlíiple, al menos 'un múltiple que está presentado, a. saber>
que X, el sitio, está al borde del vacío, sus elementos x no están pre- él mismo. En nuestra hipótesis, el acontecimiento obstaculiza su total
sentados en la SITUACIONón, sólo Y lo está (así, por ejemplo, singularizacióh por la pertenencia de su significante al múltiple que él
«los campe- es. Digámoslo así: ün acontecimiento no es (no coincide con) un sitio
sinos» están por cierto presentados en la SITUACIONón de acontecimiento. «Moviliza» los elementos de su sitio, pero agrega
francesa de 1789- allí su propia presentación.
1790, pero no esos campesinos del Gran Miedo que se apoderaron dé Desde el prmto de vista de la SITUACIONón, si el
los castillos). Si se quiere verificar que el acontecimiento está presen- acorltecimiento le per-
tado, queda el otro elemento del acontecimiento, que es el significan- tenece, tal como lo supuse, estará-separado del vacío por sí mismo. Es
te axáú propio acontecimiento'.. Se ve entonce's claramente la raíz de lo que llamaremos sü ser de ultrá-uno. ¿Por qué «ultiú-uno»? Porque
la indecidibilidad [indécidabilité]: ocurre que la pregunta es circular. el sólo y único término del acontecimiento qué asegura que nó está al
Para verificar que, el acontecimiento está presentado en la borde del vacío, como su sitio, es el uno-que-él-es. Y él es uno, pues-
SITUACIONón to que suponemos que la SITUACIONón lo presenta, por
sería necesario poder verificar que lo está' como elemento de sí mis- consiguiente, que
mo. Para saber si la Revolución es propiamente' un acontecimiento de cae bajo la cuenta-por-uno.
la Historia francesa, hace falta establecer que se trata de un término Declarar que el acontecimiento pertenece a la
inmanente respecto de sí misma. -Veremos en el capítulo Siguiente que SITUACIONón equivale
sólo una intervención de interpretación puede sostener que el aconte- a decir que se distingue conceptualmente de su sitio por la interposi-
cimiento está presentado en la SITUACIONón, en tanto ción, entre el vacío y él, de él mismo. Esta interposición, ligada a la
advenimiento al ser pertenencia a sí mismo, es el ultra-uno, porque ella lo cuenta por uno
del no-ser, advenimiento a lo visible de lo invisible. dos veces, como múltiple presentado y como múltiple presentado en
su presentación.
li'f ■!

206 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

- Segunda hipótesis: el acontecimiento no pertenece.a la MEDITACIÓN DIECIOCHO


SITUACIONón;
De ello resulta que «nada, salvo el lugar, ha tenido lugan>, puesto que,, La interdicción que el ser lleva
aparte de sí mismo, el acontecimiento no presenta mas que los ele-
mentos de su sitio, los cuales no son presentados en la sobre el acontecimiento
SITUACIONón. Desr
de el punto de vista de la SITUACIONón, si el propio
acontecimiento tam-
poco es presentado, nada es presentado por él. Por consiguiente, por
más que a través de alguna operación aún misteriosa el significante ax
«se agregue» a los parajes de un sitio, a una SITUACIONón
que'no lo prer
senta, no es sino el vacio el que puede subsumirse allí, ya que al lla-
mado de ese nombre no responde riingún múltiple presentable. Y de
hecho, si se comienza por afirmar que «Revolución francesa» no es
más que una pura palabra, se demostrará sin dificultad que, en vista
El esquema ontológico (o matemático) de una SITUACIONón
de la infinidad de hechos presentados y no presentados, nada seme-
natural es
jante tuvo nunca lugar.
un ordinaL(meditación 12). ¿Cuál podría ser el esquema ontológico
Por consiguiente, o bien el acontecimiento está en la
de un sitio de acontecimiento (o al borde del vacío, o ftmdado) y, por
SITUACIONón y
lo tanto, el de una SITUACIONón histórica? El examen de esta
rompe el al-borde-del-vacío del sitio, interponiéndose enhre sí mismo
cuestión
y el vacío, o bien no está y su poder de nominación sólo se dirige -si
conducirá a resultados sorprendentes; por un lado, en un cierto senti-
se dirige a «algo»- al vacío mismo.
do todo múltiple puro, toda instancia pensable del ser-en-tanto-ser, es
La indecidibilidad de la pertenencia del acontecimiento a la situar
«histórico», siempre y cuando se admita que el nombre del vacío, la
ción puede iiiterpretarse como doble función. Por una parte, el acón- -
marca 0, pueda «valer» como multiplicidad histórica (algo que resul-
tecimiento connotaría el vacío; por otra, se interpondría entre sí mis?
ta totalmente imposible en cualquier SITUACIONón.que no sea la
mo y el vacío. Sería, a la ve2,.im nombre del vacío y el ultra-uno de la
ontología
estructura presentadora. Y este ultra-uno-que-nombra-al-vacío desple-
misma).. Por otro lado, el acontecimiento está prohibido, la ontología
garía en el interior-exterior de una SITUACIONón histórica, en
lo arroja hacia lo que-no-es-el-ser-en-tanto-ser. Una vez más, vamos a
torsión de su
constatar que el vacío, nombre propio del ser, soporta sustractivamen-
orden, el ser del no-ser, es decir, el existir.
te determinaciones contradictorias: en la meditación 12 lo tratamos
La intervención interpretante debe, a la vez, mantener y resolver
como ,un múltiple natural y ahora lo haremos como un sitio; Pero va-
esta cuestión. Al afirmarse la pertenencia del acontecimiento a la si-
mos a ver también que en esta indiferencia del vacío la simetría entre
tuación, ella impide la irrupción del vacío. Pero sólo es para forzar a
naturaleza e,historia, llega a su fin, ya que si la ontología admite una
la SITUACIONón a confesar su vacío,y hacer así surgir, del ser
doctrina completa de los múltiples naturales o normales -la teoría de
inconsistente
los ordinales-,, no admite en cambio una doctrina ,del acontecimiento
y de la cuenta interrumpida, el estallido -que no es- de una existen-
y, por, consiguiente, de la historicidad propiamente dicha. Con el
cia. ■ ' ' ' .
acontecimiento, tenemos el primer concepto exterior aí campo de la
ontología matemática. Hay allí un punto en el que ella decide, como
siempre, por medip de un axioma especial, el «axioma de fundación».
208 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA INTERDICCIÓN QUE EL SER LLEVA 209

1. EL ESQUEMA ONTOLÓGICO DE LA ;■'2.' EL AXIOMA DE FUNDACIÓN


HISTORICIDAD
Y DE LA INESTABILIDAD
Ahora bien, y este es el paso capital, ocurre que esta fundación,
. este al-borde-del-vacío, este sitio, constituye, en un cierto sentido, una
La meditación 12 nos permitió éncontrar en los conjuntos transiti-'I ley general de la ontología. Una Idea de lo múltiple (un axioma) que
vos (todo elemento es también una parte, la pertenencia implica la iri- : ^' introdujo Zermelo bastante tardíamente, axioma llamado con toda
clusión) las correlaciones ontológicas de los múltiples normales. Pór justicia axioma de fundación, establece que, de hecho, todo múltiple
el contrario, la historicidad se funda en la singularidad, en el «al bor- puro es histórico, o contiene al menos un sitio. Según este axioma, en
de del vacío», en lo que pertenece sin estar incluido. un múltiple-uno existente, existirá siempre un múltiple presentado por
l él que está al borde del vacío en relación con el múltiple inicial. '
- Comencemos por la presentación técnica de esta nueva Idea de lo
¿Cómo formalizar esta noción? . .^ múltiple.
Tomemos un ejemplo. Sea a un múltiple no vacío, sometido a la .■ Sea un conjunto cualquiera a, y sea p un elemento de a, (P e a).
única regla de que no es elemento de sí mismo (tenemos: - (a € a)): .; Si P está al borde del vacío según a es porque ningún elemento de p
Consideremos el conjunto {a}, que es la puesta-en-uno de a, o su v, es elemento de a: el múltiple a presenta P, pero no presenta, de ma-
singleton^ es decir, el conjunto cuyo único elemento es a. Constata- V' nera separada, ninguno de los múltiples presentados por p.
mos que a está al borde del vacío para la «SITUACIONón» Esto significa que P y a no tienen ningún elemento en común: nin-
formalizada por ' ■ gún múltiple presentado por el uno-múltiple p es presentado por a,
{a}. En efecto, {a} no tiene otro elemento que a. Ahora bien, a no ■ aunque el propio P, en tanto que uno, sea presentado por a. Que dos
es elemento de sí mismo. Por consiguiente, {a}, que presenta única- conjuntos no tengan ningún elemento en común se resume' de este
mente a a, no presenta ningún elemento de a, puesto que todos son modo: la intersección de esos dos cónjuntos sólo puede ser nombrada
diferentes de a. Así, en la SITUACIONón (a), el múltiple a es un por el nombre propio del vacío: a n p = 0.
sitio de ■ . Esta relación de disyunción total es un concepto de la alteridad. El
acontecimiento, ya que sí bien él es presentado nada de lo qué le per-^ axioma de extensionalidad enunciaba que un conjunto era otro res-
tenece es, a su vez, presentado (en la SITUACIONón {a}). pecto de un otro si al menos .un elemento de uno no estaba en el otro.
Que a sea un sitio en {a} y, por consiguiente, que (a) formalice ' La relación de disyunción es más fuerte, puesto‘que afirma que nin-
una SITUACIONón histórica (pues tiene un sitio como elemento) gún elemento que pertenece a uno pertenece al otro. En tanto múlti-
puede ex- ples, no tienen nada que ver el uno con el otro, son dos presentacio-
presarse -lo que hace aparecer al vacío- dé la siguiente manera: la in- nes absolutamente heterogéneas, razón por la cual esta relación, al ser
tersección de {a} (la SITUACIONón) y de a (el sitio) es vacía, la no-relación, sólo puede ser pensada bajo el significante del ser (del
puesto qüé vacío), el cual indica que los múltiples considerados sólo tienen en
{a} no presenta ningún elemento de a..Que a sea sitio para {a} quie- común ser múltiples. En suma, el axioma de extensionalidad es la
re decir que sólo el vacío nombra lo que hay de común entre a y (a): Idea del otro y la disjninción total es la idea del Otro.
{a } r \a ~0 . " " . Vemos que un elemento p, que es un sitio en a, es un elemento de
De manera absolutamente general: el esquema ontOlógico de úna a que es Otm respecto de a. Por cierto, p pertenece a a, pero los
SITUACIONón histórica es un múltiple tal que le pertenece al múltiples de los que p hace-uno son heterogéneos de aquellos cuyo
menos Un uno es a.
múltiple cuya intersección con el múltiple inicial es vacía. En a, hay El axioma de fundación dice entonces lo siguiente: dado un múlti-
un ¡3 tal que a n ¡3 = 0. Se ve claramente en qüé sentido {3 puede ser
considerado al borde del vacío en relación con a: el vacío nombra lo
que p presenta en a, a saber: nada. Ese múltiple p formaliza un sitio,
de acontecimiento en a. Su existencia califica a a como
SITUACIONón his-
tórica. Se dirá también que p funda a, ya qüe la pertenencia a a erí-
cuentra sú punto de detención en lo que presenta p.
210 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA INTERDICCIÓN QUE EL SER LLEVA '211

pie cualquiera existente (por lo tanto, contado por uno en conforirdé'


plazo) supernumerario respecto de las necesidades del working mat-
dad con las Ideas de lo múltiple y con la existencia del nombre del va- hematician y, por consiguiente, de la ontología histórica. Por este he-
cío), le pertenece siempre -si, naturalmente, no es él mismo el nom-V cho su alcance es más bien reflexivo o conceptual. El axioma indica
bre del vacío (en cuyo caso nada le pertenece)- im múltiple al borde • más una estructura esencial de la teoría del ser que un requisito para
del vacío en la presentación que él es. O bien: todo múltiple no vacío:; llegar a los resultados particulares de esta teoría. Más exactamente, se
contiene lo Otro: pronuncia sobre la relación entre la ciencia del ser y las grandes cate-
m
gorías de SITUACIONones que clasifican al ente-en-totalidad. Su
(Va) [ { a ^0)~^ (3P) [(p G a) & (P n a = 0)']] uso es
ampliamente metateórico.
La conexión conceptual relevante que aquí se afirma es la del Otro
y la fundación. A través de esta nueva Idea de lo múltiple, un conjuñ^
to no vacío está obligado a ser fundado, por el hecho de que siempre
ifc
4; NATURALEZA E HISTORIA
le pertenece un múltiple que es Otro respecto de él. Al ser Otro que
él, garantiza su fundación inmanente, ya que «más acá» del múltiple
fundador no hay nada que pertenezca al conjunto inicial. La perteñém
Luego de afirmar lo anterior, se me puede objetar que el axioma
cia no puede' regresar al infinito y ese punto de detención establece:|,ppi||
de fundación hace todo lo contrario. En efecto, si con excepción del
una suerte de finitud original «hacia .abajo» de todo múltiple presen-j:
vacío todo conjunto admite un Otro -por consiguiente, presenta un
tado, respecto del signó primitivo de lo múltiple, el signo s.
múltiple que es, en la presentación, el esquema de un sitio-, es por-
El axioma de fundación es esta proposición ontológica por la cual
que, en términos de matriz ontológica, toda SITUACIONón es
todo múltiple existente -excepto el nombre del vacío- adviene según,
histórica y
un origen inmanente, dispuesto por los Otros que le pertenecen. Es:
hay por doquier múltiples históricos. ¿Qué ocurre entonces con-, la
equivalente a la historicidad de todo múltiple.
clasificación del ente-en-totalidad? ¿Qué ocurre, en particular, con las
Así, a través de la mediación del Otro, la ontología conjrmtista
afirma que si bien la presentación puede ser infinita (cf. meditaciones
SITUACIONones estables naturales, los ordinales? ' .
Tocamos aquí nada menos que la diferencia ontológica entre el ser
13 y 14), estará siempre marcada por la finitud en cuanto a su origen^
y el ente, entre la presentación de la presentación -el múltiple puro- y
Esta finitud es existencia de un sitio, al borde del vacío, historicidad..;
la presentación -el múltiple presentado-. Esta diferencia equivale al
Paso ahora al examen crítico de esta Idea. -
hecho de que la SITUACIONón ontológica nombra
i
originariamente el vacío
como múltiple existente, mientras que toda otra SITUACIONón
no consiste
3. EL AXIOMA DE FUNDACIÓN ES UNA TESIS METAONTOLÓGICA sino en garantizar la no-pertenencia del vacío; no-pertenencia por lo
DE LA ONTOLOGÍA' demás controlada por el estado de la SITUACIONón. De esto
resulta que la
matriz ontológica de una SITUACIONón natural -es decir, un
ordinal- está
. En efecto, los múltiples con los que practica la matemática co-
bien fundada, pero lo está únicamente por el vacío. En un ordinal, el
rriente, números enteros, números reales, números complejos, espa-
Otro, y sólo él, es el nombre-del vacío. Se admitirá entonces que una
cios funcionales, etc., están todos fundados de manera evidente, sin SITUACIONón natural estable está ontológicamente reflejada
tener necesidad de recurrir al axioma de fundación. Este axioma es como múlti-
entonces (como así también, en ciertos aspectos, el axioma de reem- ple, cuyo término histórico'o fundador es el nombre del vacío, y que
una SITUACIONón histórica lo es debido a un múltiple que
posee, en todo
caso, otros términos fundadores, no vacíos.
Retomemos algunos ejemplos.
Sea el Dos, el conjunto {0, {0}}, que es un ordinal (meditación
12). ¿Cuál es el Otro en él? No es por cierto {0}, ya que 0 le perte-
212 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA INTERDICCIÓN QUE EL SER LLEVA 213

nece y pertenece también al Dos. Es entonces 0, el vacío, al que nadar ción, a un múltiple puro siempre le pertenece al menos uri múltiple
pertenece y que, por consiguiente, no tiene ningún elemento en cor^ Otro, por lo tanto, un sitio. Sin embargo, se dirá que un conjunto for-
mún con el.Dos. De esto resulta que el vacío funda el Dos. :¡v maliza una SITUACIONón histórica si le pertenece al menos un
De manera general, sólo el vacío funda un ordinal, e incluso, de; múltiple
manera más general, sólo el vacío ftinda un'conjunto transitivo (es un; Otro que nó sea el nombre del vacío. Se trata, está vez, de una funda-
ejercicio fácil, ligado a la definición de la íransiíividad). ,l ción simple a través de'otoo-que-el-vacío.
• Volvamos al ejemplo considerado anteriormente, el singleton .{(x)',. A partir del hecho de que la ontología no admite más que múlti-
en el que a es no vacío. Vimos que a era allí el esquema de un sitio y, ples fundados que contienen esquemas de sitio de acontecimiento,
que {a} es el esquema de una SITUACIONón histórica (¡con un aunque fuesen vacíos, se podría concluir precipitadamente que ella
sólo ele-^ está por completo orientada haciá el pensamiento de un. ser del acori-
mentó!). Tenemos, por cierto, que a n {a} = 0. Pero esta vez, el ele- tecimiento. Vamos a ver que se trata de todo lo contrario.
mento fanáaáoT (el sitio), que es a, por hipótesis, no es vacío. El es-
quema {a}, al no haber sido fundado por el vacío, se-distingue de los::
ordinales o esquemas de las SITUACIONones naturales, que sólo 5. ÉL ACONTECIMIENTO DEPENDE DE LO-QUE-
son funda-^: NO-ES-EL-SER-EN-
das por el vacío. ;v
TANTO-SER . - '
En las SITUACIONones no ontológicas, la fundación por el
vacío es im-- En la construcción-del concepto de acontecimiento (meditación
posible. 'Dnicamente la antología matemática. záaát& el pensamiento: 17), la pertenencia del acontecimiento a sí mismo, o quizás, más bien,
de la sutura al ser bajo la marca 0. la pertenencia del significante, del acontecimiento a su significación,
Se percibe por primera vez un desfase entre la ontología materriá-: • desempeño un papel crucial. Considerado como un múltiple, el acónr
tica y el pensamiento de las otras presentaciones, u'ónticas, o no ontori.' íecimiento, además de contener a los elementos de su sitio, sé contiene
lógicas, desfase que obedece a la posición del vacío. En general, és':; a sí mismo; de este modo es presentado por la presentación que él es. •
natural lo que es estable o normal, mientras que es histórico ló qñe' Si existiera una formalización ontológica del acontecimiento,' sería
contiene un al-borde-del-vacío. Pero en la ontología, es natural lo que: necesario admitir la existencia -es decir, la cuenta-por-uno, én el mar-
co de la teoría de conjuntos- de un múltiple a tal que se perteneciese
está fimdado sólo por el vacío y todo el resto esquematiza lo histórico.;
asimismo: a s a .
El recurso ai vacío instituye, en el pensamiento del par naturaleza/hís-r:,
• De esta manera se podría formalizar la idea de que el aconteci-
toria, una diferencia óntico-ontológica. Esta diferencia se despliega dé"
miento resulta de un exceso-de-uno, que es, como ya dije, ultra-uno.
la siguiente manera:
En efecto, la diferencia de ese conjunto a se debe establecer, según él
,a. Una SITUACIONón-óntica es natural si no presenta ningún axioma de extensionalidad, por el examen de sus elementos; es decir,
término' :; se establece si a se pertenece, por el examen de a mismo: Así, la
singular (si todos sus términos sori normales) y si ninguno de sus téri;;; identidad de a sólo se puede especificar a ¡partir de sí mismo. El con-
minos, considerado a su vez como SITUACIONón, tampoco lo junto a sólo se puede reconocer en la medida en que ya ha sido reco-
presenta (si;;- nocido. Esta suerte de precedencia de sí en la identificación indica el
la normalidad es recurrente hacia abajo). Se trata de una estabilidad: efecto de ultra-uno, por el hecho de que el conjimto a, tal que a € a,
de estabilidades. ,. sólo es idéntico a sí mismo en la medida en que Aabrá sido idéntico a
,En la SITUACIONón ontológica, un múltiple puro es natural sí.
(es un orií Este tipo de conjuntos que se pertenecen a sí rnismos fueron bauti-
dinal) si sólo el vacío lo funda y si, de igual modo, sólo el vacío fúiÍT;.;
da todo lo que le pertenece (puesto que, lo'récuerdo, todo lo que peri;
tenece a un ordinal, es un ordinal). Se trata de xmsifiindación-vacía.de :
fundaciones-vacías. -
Vu-
b. Una SITUACIONón-óntica es histórica si consta al menos
de un ritiov;
de acontecimiento, o al borde del vacío, o fundador.
- En íá SITUACIONón ontológica, de acuerdo con el axioma
de ftindá^'
214 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

zados por el lógico Mirimanof como conjirntos extraordinariosK MEDITACIÓN DIECINUEVE


podría entonces decir lo siguiente: un acontecimiento está formali^ll
do ontológicamente por un conjunto extraordinario. •
Sería factible. Pero el axioma de fundación forcluye de toda ex^
Mállarmé
tencia a los conjuntos extraordinarios y arruina toda posibilidad'd'S
nombrar un ser-múltiple del acontecimiento. Se trata de un gestpl
esencial, por el cual la ontología declara que el acontecimiento no: «...o fue el acontecimiento realizado en vista
: Supongamos que existe un conjunto a tal que se pertenece á'ís de todo resultado nulo...» Un coup de dés...
mismo, un múltiple que presenta la presentación que él es: a €
ese a existe, su singleton {a} existe también, ya que la puesta-en-ún(l|
es una operación general (cf. meditación 7). Ahora bien, ese singletd^^
no obedecería a la Idea del múltiple que enuncia el axioma de fúndali
ción: {a} no tendría un Otro en él mismo, ningún elemento de {a};'tal|
que su intersección con {a) sea vacía.
En efecto, a {a} nó pertenece más que a. Ahora bien, a pertene'Gé|
a a. Por consiguiente, la intersección de {a} y de su único elementól
Un poema de Mallarmé fija siempre el lugar de un acontecimiento
a no es vacía, sino igual a a: [a s (a} & (a e a)] (a n {a} = aj|
aleatorio, que conviene interpretar a partir de sus marcas. No hay poe-
Entonces, {a} no está fundado como el axioma de fundación^exige|
■ sía alguna más sometida a la acción, ya que el sentido (unívoco) del
que lo sea. . •’
texto depende de lo que declaremos que ahí se ha producido. Hay al-
La ontología no admite que puedan existir -es decir, ser contado^
go de policial en el enigma mallarmeano: ese salón, vacío, ese vaso,
por uno como conjuntos, por su axiomática- múltiples que se pertenei
ese mar sombrío, ¿de qué crimen, de qué catástrofe, de qué-grave
cen a sí mismos. Del acontecimiento, no hay ningima matriz ontológi|
transgresión.son los indicios? Gardner Davies tiene razón cuando titu-
ca admisible. • :
. la uno de sus libros Mallarmé y le Dmme solaire [Mallarmé y el Dra-
¿Qué significa este punto, que es la consecuencia de una ley:
ma solar], ya que si la caída del sol es, en efecto, un ejemplo de esos
discurso acerca del ser-en-tanto-ser? Es necesario tomarlo al pie:derlat
acontecimientos difuntos de los que es preciso reconstruir, en el me-
letra: del acontecimiento, la ontología no tiene nada que decir. O, máár
dio de la -noche, el «ha-ocurrido», es porque, de manera muy general,
exactamente, ella demuestra que el acontecimiento no es, en el seiitis|
la estructura de los poemas es dramática. La extrema condensación
do en que es un teorema de la ontología que toda auto-pertenéhcÍá||
de las figuras -algunos objetos- procura aislar, en una escena muy
contradice una Idea fundamental de lo múltiple, aquella que prescribé^
circunscripta y en la que nada se disimula al intérprete (al lector), un
la finitud fundadora del origen para toda presentación. ".-
sistema de indicios, cuya disposición puede ser unificada a partir de
El axioma de fundación de-limita el ser con la prohibición'. del;|
una sola hipótesis sobre lo que pasó, y respecto del cual una única
acontecimiento. Por consiguiente, hace advenir lo que-no-es-eI-;ser|^;
consecuéncia autoriza a anunciar cómo, pese a estar abolido, el acon-
como punto de imposible del discurso sobre-el-ser-en-tanto-sef, y
tecimiento va a fijar su decorado en la eternidad de una «noción pu-
hibe su emblema significante, que es el múltiple tal como se presenta| j
ra». Mallarmé es un pensador del acontecimiento-drama, en el doble
en el resplandor de la traza-de-uno, en la que el ser se anula.
sentido de la puesta en escena de su aparición-desaparición («...no se
tiene idea de ello, sólo en el estado de resplandor, porque se concluye
de inmediato...»), y de su interpretación, que le confiere el estatuto de
una «adquisición para siempre». El «hay» no-ente, el advenimiento
puro y rescindido del gesto, son justamente, lo que el pensamiento se
216 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO MALLARMÉ 217

propone eternizar. Pues en cuanto al restOj la masiva realidad sólo es gios alusivos de los que se compone, en el uno del sitio, el múltiple
imaginaria, falsa ligazón y prescribe al lenguaje únicamente tareas co- indecidible del acontecimiento.
merciales. Si la poesía es im uso esencial del lenguaje, no es porque De igual manera, el. nombre del acontecimiento -cuyo problema
pueda consagrarlo a la Presencia, sino, al contrario, porque lo pliega a consiste por entero, como ya señalara, en pensar que pertenece al
la función paradójica del mantenimiento de aquello que, al ser radi- acontecimiento mismo- va a disponerse a partir de uno de esos vesti-
calmente singular, acción pura, recaería sin él en la nulidad del lugar gios: el capitán del navio que naufragó, el «maestre», cuyo brazo le-
La poesía es la asunción estelar de ese puro indecidiblé que es, sobre vantado por encima de las olas estrecha entre sus dedos los dos dados
fondo de vacío, una acción de la que rio se puede saber que ha tenido que se trata de arrojar sobre la superficie del mar. En ese «puño que
lugar hasta tanto no se haya apostado sobre su VERDAD. lo apretara», se «prepara, se agita y mezcla [...] el único Número que
En Un coup de dés.,. [Una tirada de dados...] la metáfora de que no puede ser otro».
todo sitio de acontecimiento está al borde del vacío está construida a ¿Por qué el acontecimiento -tal como adviene al uno del sitio- a
partir de un horizonte desierto sobre un mar tempestuoso. Llevadas a partir de los múltiples «naufragados» que ese uno no presenta más
la pura inminencia de la nada -de la impresentación^, son lo que Ma- que como su resultado-uno- es aquí una tirada de dados? Porque.ese
llarmé llama «circunstancias eternas» de la acción. El vocablo con el gesto simboliza el acontecimiento en general, o sea aquello que, pura-
cual Mallarmé designa siempre a un múltiple presentado en los confi- mente azaroso, imposible de inferir de la SITUACIONón, no deja
nes de la impresentación es el Abismo, el cual, en Un coup de dés.--,
de ser ún
está «calmo», «blanqueado» y rechaza de antemano toda salida de sí,
múltiple fijo, un número que nada puede modificar a partir del mo-
«el ala» de su propia espuma «recaída de un mal para levantar vuelo».
mento en que ha expuesto -«replegada la división»- la suma de sus
La paradoja de un sitio de acontecimiento es que sólo se puede re-^
caras visibles. Una tirada de dados conjuga el emblema del azar con
conocer, a partir de aquello que no presenta en la SITUACIONón
en la que él el de .la necesidad, el múltiple errático del acontecimiento con la re-
mismo está presentado. En efecto, un múltiple es singular -sustraído troacción legible de la cuenta. El acontecimiento del que se trata en
al reaseguro estatal- sólo en la medida en que hace-uno de múltiples Un coup.de dés... es la producción de un símbolo absoluto del aconte-
inexistentes en la SITUACIONón.. Mallarmé presenta esa cimiento. Lo que se pone en juego al lanzar los dados desde «el fondo
paradoja de mane- de un naufragio» es hacer acontecimiento del pens^iento del aconte-
ra genial cuando compone, a partir del sitio -el Océano desierto-, un cimiento.
múltiple fantasma, que metaforiza la inexistencia cuyo sitio es la pre- Sólo que se plantea esta cuestión: como la esencia del aconteci-
sentación. En el cuadro escénico no se tiene más que el Abismo, mar miento es ser indecidible en cuanto a su pertenencia efectiva a la si-
y cielo indistinguibles. Pero de «la inclinación plana» del cielo y de la tuación, un acontecimiento .cuyo contenido es la acontecimientalidad
«abierta profundidad» de la mar, se compone la imagen de un navio, [événementialité] del acontecimiento (y de eso se trata, precisamente,
vela y casco,- revocada no bien mencionada, de modo que el desierto la tirada de dados lanzada «en circunstancias eternas») no puede a su
del sitio «muy al interior resume [.;.] una embarcación» que no existe, vez tener otra forma que la indecisión. Puesto que el maestre debe
siendo la interioridad figurativa cuya escena vacía indica, con sus úni- producir el acontecimiento absoluto (aquel que, dice Mallarmé, aboli-
cos recursos, la probable ausencia. De esta manera, el acontecimiento rá.el azar en tanto concepto activó, realizado, del «hay»), debe hacer
no sólo se produce en el sitio, sino también a partir de lo que suscita depender esta producción de tma vacilación también ella absoluta, en
lo impresentable de ese sitio: el navio «oculto en la profundidad» y la que se indica que el acontecimiento es ese múltiple del que no se
cuya plenitud-abolida -pues sólo el Océano está presentado- autoriza puede saber, ni ver, si pertenece a la SITUACIONón de su sitio.
a anunciar que la acción se desarrollará «desde el fondo de un naufra- No veremos
gio». Porque todo acontecimiento, además de estar localizado por su jamás al maestre lanzar los dados, ya que, sobre la escena de la ac-
sitio, opera su ruina respecto de la SITUACIONón, ya que ción, sólo podemos tener acceso a una vacilación tan eterna como sus
nombra retroac- circunstancias: «El maestre [.;.] vacila [...] antes de jugar la partida en
tivamente su vacío interior. Sólo el «naufragio» nos aporta esos vesti- nombre de las olas, como un canoso maníaco [...], en no abrir la ma-
218 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO MALLARMÉ 219

no crispada por encima de la inútil cabeza...». ¿«Jugar la partida» o table para decidir si conviene o no, y cuándo, matar aí asesino de su
«no abrir la mano»? En el primer caso, se pierde la .esencia del acon- padre.
tecimiento, pues se decide, por anticipación, que se va a'producir. En El «señorial penacho» del sombrero romántico con el que se cubre
el segundo caso, lo mismo, puesto que «nada habrá tenido lugar, co- el danés, lanza los últimos fulgores de la indecibilidad del aconteci-
mo no sea el lugar». Entre el acontecimiento anulado por la realidad miento, «centellea y luego da sombra», y en esta sombra en la que
de su pertenencia visible a la SITUACIONón y el nuevamente todo corre el riesgo de perderse surgen una sirena y una
acontecimiento anulado roca -tentación poética del gesto y pesadez del lugar-, que van esta
por su total invisibilidad, la única figura representable del concepto vez a desvanecerse de manera conjunta. Porque las «impacientes es-
del acontecimiento es la puesta en escena de su indecidibiiidad. camas últimas» de la tentadora sólo sirven para hacer «evaporar en
Además, toda la parte central de Un coup de dés... organiza-uná brumas» a la roca, la «falsa morada» que pretendía imponer «un lími-
asombrosa serie de transformaciones metafóricas alrededor del tema te al infinito». Comprendamos: en el escenario de las analogías y a
de lo indecidible. A partir de ese brazo levantado que guarda -quizá- ftavés de sus transformaciones sucesivas, la equivalencia indecidible
el «secreto» del número, se despliega, según la técnica que ya del.gesto y del lugar está hasta tal punto depurada que una sola ima-
suscitá- gen suplementaria anula la imagen correlativa: el gesto impaciente de
balo impresentable del sitio oceánico al superponerle la imagen de un la cola de una sirena, que invita a lanzar los dados, no puede sino ha-
buque fantasma, un abanico de analogías en el que, poco a poco, se cer desaparecer el límite a la infinitud de la indecisión, es decir, la vi-
obtiene la equivalencia entre lanzar los dados y retenerlos, esto es, un sibilidad local del acontecimiento, y restablecer el sitio original que
tratamiento metafórico del concepto de indecidibiiidad.. excluye, a los dos términos del dilema, por no haber podido establecer
.. La «conjunción suprema con la probabilidad» que representa el entre ellos una disimetría sostenible, a partir de la cual pudiera enun-
viejo dudando de arrojar los dados sobre la superficie del mar es ciarse la razón de una opción. Sobre ninguna roca discemible de la si-
transformada, en primer lugar -eco de las espumas iniciales con las tuación está ya dispuesta la posibilidad mitológica de un llamado. Es^
que se tejía la vela del navio sumergido-, en velo^ de esponsales (los ta mirada hacia atrás se lleva a cabo, con admirable estilo, a través de
esponsales del acontecimiento y la SITUACIONón), endeble la reaparición de ima imagen anterior, la de la pluma, que esta vez va
tejido en los a «sepultarse en las espumas originales», puesto que su «delirio» (es
confines del hundimiento, que «vacilará/se caerá», literalmente aspi- decir, la apuesta para poder decidir un acontecimiento absoluto) fue
rado por la nada de la presentación en la que se dispersan los impre- hasta lo más alto de sí mismo, hasta una «cima» desde la cual, al fi-
sentables del sitio. gurarse la esencia indecidible del acontecimiento, vuelve a caer,
Luego, en el momento de desaparecer, ese velo se transforma en «marchita por la neutralidad idéntica del abismo». La pluma no habrá
úna «pluma solitaria» que «revolotea alrededor del abismo». ¿Qué podido ni cubrir ese abismo (lanzar los dados) ni huir de él (evitar el
otra imagen más bella del acontecimiento que esta pluma blanca so- gesto); habrá ejemplificado la imposibilidad de la elección racional
bre el mar, a la vez impalpable y crucial, de la cual no se puede deci- -de la abolición del azar- y en esta identidad neutra, se habrá simple-
dir razonablemente si va a «cubrir» o «huir de» la mente abolido.
SITUACIONón? Como inciso de este desarrollo figurativo, Mallarmé ofrece su lec-
En el posible final de su errar, la pluma se ajusta al zócalo marino ción abstracta entre Hamlet y la sirena, anunciada en la hoja 8, con un
como a un gorro de terciopelo y bajo ese sombrero en el que se con- «Si» misterioso. La hoja 9 resuelve ese suspenso: «Si [...] fuera el nú-
jugan una vacilación/yuiía («esa blancura rígida») y «la sombría car^ mero, sería el azar». Si el acontecimiento liberase la finitud fija del
cajada» de la densidad del lugar, se ve surgir, milagro del texto, a uno-múltiple que él. es, de ningún modo se desprendería de ello que se
quién sino a Hamlet, el «amargo príncipe del escollo», es decir, de pueda haber decidido racionalmente acerca de su vínculo con la situa-
manera ejemplar,
1. Juego de palabraese
conSUJETo teatral que
voile, que significa tanto no
veloencuentra
(de la novia)una razón
como vela ción.
acep-
(del barco). (N. de los T.)
220 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO MALLARMÉ 221

La fijeza del acontecimiento como resultado -esto es, su cuenta- diferencia del lugar, «la perdición [...] de lo vago». Pero como no se
por-uno- se encuentra cuidadosamente detallada por Mallarméracce-Í ha podido engendrar, es necesario convenir, al parecer, que «lo vago»
dería a la existencia («existiera de un modo:que no fuera alúóina^í' lo arrastra, que el lugar es soberano, que «nada» es el VERDADero
ción»); estaría encerrado en sus limites («comenzara y cesara»), líom-
haber surgido en su desaparición («brotando porque negado») y, há-i bre de lo-que-sucede y que la poesía, lenguaje ajustado a la fijación
berse cerrado en su aparición («clausurado cuando aparecido»), sería' eterna de íp-que-sucede no se distingue de los usos comerciales, en
múltiple («se cifrara»), pero sería i^Tobién-contado'por, uno («eviden- los quedos nombres tienen por vil oficio intercambiar lo imaginario
cia de la suma por poco que una»). En .síntesis, el acontecimiento es-.' délos vínculos, la próspera y vana realidad.
taría en SITUACIONón, habría sido presentado. Pero esta .;Ahora bien, no es ésta la última palabra. La hoja 11, abierta por un
presentación;'o , «excepto tal vez» en el que se lee una promesa, inscribe súbitamente,
bien lo devoraría en el régimen neutro de una presentación cualquiera;' a la vez, .fuera de todo cá,lculo posible -por consiguiente, en una es-
(«la neutralidad idéntica del abismo»), al dejar escapar su esencia.de:- tructura que es la del acontecimiento-, y como síntesis de todo lo que
acontecimiento, o bien, al no tener con ese régimen ningún vínculo' precede, el doble estelar de la tirada de dados suspendida: la Osa Ma-
reconocible, sería «peor/no/más ni menos/indiferentemehte pero tánto" yor (la constelación «hacia [...] el Septentrión»), enumera sus siete esr
como/el azar» y, en consecuencia, no habría tampoco representado,"a trellas, efectúa «el choque sideralmente sucesivo de una cuenta total
través del acontecimiento del acontecimiento, la noción absoluta del í en formación». A la «nada» de la hoja precedente responde, fuera de
«hay». ■■ ■ ' . ' . . lugar («tan lejos que un lugar fusiona con un rnás allá»), la-,figura
Por lo tanto, ¿es necesario concluir, a la manera nihilista, qüe'cl esencial del núrnero, y por consiguiente, el concepto del aconteci-
«hay» está para siempre in-ftindado y que el pensamiento, al consá-; miento. Este acontecimiento es¿ a la vez,- advenimiento de sí mismo
grarse a las estructuras y a las esencias, deja fuera de su campo la-vi-: («que vela/duda/rueda/brilla y medita») y resultado, punto de deten-^
talidad de interrupción del acontecimiento? ¿Que la potencia del lugar-; ción, («antes de detenerse en algún punto último que lo consagre»). -
es tal'que en el punto indecidible dél ñiera-de-lugar, la razón vacila y - ; ¿Cómo es posible? Para comprenderlo, es necesario recordar que
cede paso a lo irracional?-Es lo que la hoja 10 podría dar a entender, ; al término de las metamorfosis en las que se inscribía la indecisión
donde se enuncia que «nada habrá tenido lugar, sino el lugan). Lá,. (brazo del maestre, vela, pluma, Hamlet, sirena), no llegábamos al no-
«memorable crisis» que habría representado el acontecimiento absO-.: gesto, sino a la equivalencia del gesto (lanzarlos dados) y del no-ges-
luto simbolizado por la tirada de dados habría tenido ese privilegio de' to (nó lanzarlos). La pluma que-retornaba a las «espumas originales»
escapar a la lógica del resultado; el acontecimiento se habría consü-;: era así el símbolo purificado de lo indecidible, no significaba la re-
mado «envista de todo resultado'nulo humano», lo que quiere decir;'-; nuncia a la acción. Que «nada» haya tenido lugar ;queríá decir enton-
el ultra-uno del número habría trascendido la ley humana, demasiado ces. solamente.que nada decidible en la SITUACIONón podía
humana, de la cuenta-por-^uno, que determina que el múltiple -pues lo figurar al
uno no es- sólo puede existir como resultado de una estructura. Pór.lo'. acontecimiento como tal. Haciendo prevalecer el lugar sobre la idea
absoluto de tm gesto, una interrupción autoñmdadora habría fusio- de que 'un acontecimiento pueda ser calculado en dicho lugar, el poe-
nado la suerte y. la cuenta; el azar se habría afirmado y anulado en-él; ma consuma la esencia del acontecimiento, que reside justamente en
exceso-de-únoj «surgido estelar» de un acontecimiento en el que se ser, desde ese punto de vista, incalculable. El «hay» puro es simultá-
descifra la-esencia del acontecimiento. Pero no. «Cualquier leve cha- neamente azar y número, múltiple y exceso-de-uno, de modo que la
poteo» de la superficie marina, puro sitio esta vez desprovisto de toda presentación escénica de su ser libera solamente el no-ser, puesto que
interioridad, incluso fantasmal, viene a «dispersar el acto vacío». De todo existente apela, por su parte, a la necesidad estructurada del uno.
otro modo,-nos dice Mallarmé, si por casualidad el acontecimiento En tanto múltiple in-fiindado, auto-pertenencia, firma indivisa de sí,
absoluto hubiera podido producirse, la «mentira» de este acto (menti- el acontecimiento sólo puede indicarse más allá de la
ra que es la ficción de una VERDAD), habría provocado la ruina de la SITUACIONón, si
in- bien es necesario apostar que se ha manifestado en ella.
De este modo, el coraje que supone sostener el gesto en su equi-
j

222 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

valencia con el no-gesto, y de arriesgar así la abolición en el sítib,'; V


resulta recompensado por el surgimiento supernumerario de la consté
iación, que fija en el cielo de las Ideas el exceso-de-iino del acontéci^;
miento; ' El acontecimiento: intervención y fidelidad.
Por cierto, la Osa Mayor -ese cifrado ^bitrario, que es el total dé: Pascal/Elección; Holderlin/Deducción
un cuatro y un tres, y que, por lo tanto, no tiene nada que ver con r¿
Parusía de la cuenta suprema, que simbolizaría, por ejemplo, el doble';
seis- es «fría de olvido y de desuso», ya qué lá acontecimientalidad;
del acontecimiento es todo, menos una calurosa presencia. Sin émb^-i
go, la constelación equivale sustractivamenté, «sobre alguna
süperfi?^-
cie vacante y superior», a todo el ser del que es capaz lo que
adviénéV;
y que nos fija como tarea interpretarlo, puesto que nos es irnpósible
quererlo. ■ - • ■
De este modo, la conclusión de ese texto prodigioso, el más cónci
so que haya sobre la límpida seriedad de un drama conceptual, consis
te en una máxima, de la que diera en su momento otra versión, en mi :
Théorie duSUJET. La ética, decía, equivale al imperativo: «Decide en
el punto indecidible». Mallarmé lo escribe así: «Todo pensamiento?;
emite una tirada de dados». Del hecho de que «una tirada de dados jár-
más abolirá el azar» no estamos obligados a concluir en el nihilisnii
en la inutilidad de la acción, y mucho menos en el culto gestionario
de la realidad y de los vínculos ficticios que ahí pululan. Porque si el;
acontecimiento es errático, y desde el pimto de vista de las
SITUACIONón ;
nes no se puede decidir si-existe o no existe, nos es posible apostar, és
decir, legislar sin ley en cuanto a esa existencia. Al ser la indecidibilí-;
dad un atributo racional del acontecimiento, la garantía salvadora dé;
su no-ser, no hay otra vigilancia qué transformarse al mismo tiémpó,-;
tanto por la angustia de la vacilación como por el coraje del fiiera-de-;
lugar, en la pluma que «revolotea alrededor del abismo» y en la estrép
Ha «en la altitud quizás». '-
MEDITACIÓN VEINTE

La intervención: elección ilegal de un nombre


del acontecimiento, lógica del Dos,
fundación temporal

Dejé la cuestión del acontecimiento (meditación 17) en el punto en


el que la SITUACIONón no ofrece ningún apoyo para decidir si el
aconteci-
miento le pertenece o no. Esta indecidibilidad es un atributo intrínse-
co del acontecimiento, deducible del materna en el que se inscribe, su
forma-múltiple, Mostré las consecuencias de las dos decisiones posi-
bles: si el acontecimiento no pertenece a la SITUACIONón, nada
ha tenido
lugar, puesto que, por otra parte, los términos de su sitio nO'están pre-
sentados; si le pertenece, se interpone entre el vacío y él mismo, y se
encuentra así determinado como ultra-uno.
Puesto que es propio de la- esencia del acontecimiento el ser un
múltiple cuya pertenencia a la-SITUACIONón es indecidible,
decidir que le
pertenece es una apuesta de la que nunca se podrá esperar que resulte
legítima, en la medida en que toda legitimidad, remite a la estructura
de la SITUACIONón. Se podrán conocer, sin duda, las
consecuencias de la
decisión, pero no Se podrá remontar hasta antes del aco'ntecitniento
para ligar esas consecuencias con algún origen fundado. Como lo di-
ce Mallarmé, apostar a que algo haya tenido lugar, no puede abolir el
azar de ese haber-ten
228 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA INTERVENCIÓN: ELECCIÓN ILEGAL DE UN NOMBRE 229

propio sitio no puede nombrar el acoritecimiento, aun cuando pudiera;- ai pertenece. Si volvemos a escribir el materna del
delimitarlo, calificarlo. Porque el sitio es un término de la ,acontecimiento(meditaciónl7),tendremos:-
SITUACIONón si bien su ser-al-borde-del-vacío resulta acorde
con la posibilidad ax = {xeX, ax }
acontecimiento, no produce en absoluto su necesidad. Si bien la revó
lución de 1789 es, por cierto, «francesa», no es Francia quien engen Vemos que, sí ax tuviera que ser identificado con un elemento x
dra y nombra su acontecimientalidad. Es más bien a partir de la revo^-í del sitio, este materna sería redundante. En efecto, ax designaría sim-
lución que, retroactivamente, se otorga sentido -en la medida en.qüé-í-: plemente el conjunto de los elementos (representados) del sitio, in-
por decisión, se la ha inscripto- a esa SITUACIONón histórica que cluido él mismo. La mención de 'ox sería inútil. Por consiguiente, es
se llama/; preciso comprender que el término x tiene una doble función. Por un
Francia. Asimismo, el relativo impasse en el que se encuentra, hacia lado, es X € X,, elemento impresentado del uno presentado del sitio,
1840, el problema de la resolución por radicales de las ecuaciones de «contenido» en el vacío al borde del cual se sostiene el sitio. Por otro
quinto grado o mayores, define -como todo impasse teórico- un sitió > lado, ubica al acontecimiento en lo arbitrario del significante, arbitra-
de acontecimiento para las matemáticas (para la ontología), pero nó/; riedad limitada sin embargo por esa única ley según la cual el nombre
determina la revolución conceptual de Evariste Galois, quien además': del acontecimiento debe emerger del vacío. La capacidad de interven-
veía, con una especial agudeza, que todo su oficio consistía en obedér ción, desde donde se decide que el acontecimiento pertenece a la si-
cer los mandatos contenidos en las obras de quienes lo precedieron) tuación, queda SUJETa a esta doble función. La intervención toca al va-
ya que en ellas se encontraban «ideas prescritas sin que sus autores lo. cío y, por consiguiente, se sustrae a la ley de la cuenta-por-uno que
supiesen». Galois encontraba, de este modo, la función del vacío en la ) rige la SITUACIONón, precisamente porque su axioma inaugural
intervención. La teoría de las extensiones de Galois asignó, retroacti-., no está li-
vameníe, su VERDADero sentido a -la SITUACIONón gado al uno, sino al dos. En tanto uno, el elemento del sitio que indi-
«resolución por ios radi-; ca al. acontecimiento, no existe, puesto que está impresentado. Lo que
cales».' induce su existencia es la decisión por la cual adviene al'dos, en'tanto
Por consiguiente, si lo no percibido del sitio funda la nominación él mismo ausente y en tanto nombre supernumerario.
de acontecimiento -tal como dice Galois-, se puede convenir en que b. Es ya sin duda engañoso hablar del término x que sirve dé nom-
lo que la SITUACIONón propone como apoyo para, esta bre al acontecimiento. En efecto, ¿cómo podría ser distinguido en el
nominación no es lo vacío? La ley del vacío es la in-diferencia (meditación 5). «El» térmi-
que ella presenta, sino lo que impresenta. .• . no. que sirve de nombre al acontecimiento es por sí rhismo anónimo.-
. La intervención tiene como operación inicial hacer el nombre de El acontecimiento tiene corno nombre lo sin-nombre y no se puede
un elemento impresentado del sitio, para calificar el acontecimiento decir lo que él es, de todo lo que adviene, sino refiriéndolo a su Sol-
del que ese sitio es el sitio. Lax de la cual se indica, el acontecimiento dado desconocido. Porque si el término que indica aí acontecimiento
üx ya no será en adelante la X que nombra ese término existente de la fuera deducido por la intervención en nominaciones existentes, referi-
SITUACIONón que es el sitio, sino una x .G X, tal que X, que está das a términos diferenciables en la SITUACIONón, sería
al bordé, necesario admitir
del vacío, cuenta por uno en la SITUACIONón sin que esa x sea que la cuenta-por-uno estructura por completo la intervención misma
presentada y que, por consiguiente, «nada ha tenido lugar más que el lugar». Del
por ella “O sea existente, o uno-, en esa SITUACIONón. El término que sirve para indicar al acontecimiento, sólo se puede decir,
nombre del aun cuando sea el uno de su doble función, que pertenece al sitio. Su
acontecimiento se extrae del vacío en cuyo borde se sostiene la pre- nombre propio es así el nombre común, «pertenecer al sitio». Es un
sentación intraSITUACIONonal de su sitio. indistinguible del sitio, proyectado por la intervención en el dos de la
.¿Cómo es posible? Antes de responder esta pregunta -respuesta designación del acontecimiento.
que sólo se podrá elaborar a lo largo de las meditaciones siguientes/-,
exploremos sus consecuencias:
a. No hay que confundir el elemento impresentado «mismo» -es
decir, su pertenencia en tanto elemento al sitio del acontecimiento-^
con su .frincióii de nominación del múltiple-acontecimiento, múltiple
230 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA INTERVENCIÓN: ELECCIÓN ILEGAL DE UN NOMBRE 231

c. Esta nominación es esencialmente ilegal, por el hecho de.que no


meraria y extraída del vacío, no se cumple más que eclipsando el
se puede ajustar a ninguna ley de la representación. He mostrado'cm
principio «hay uno». En la medida en que es nombrado, Ux, el aconte-
el estado de una SITUACIONón -su metaestructura- permite
.gíjniento es precisamente ese acontecimiento; en la medida en que su
hacer-uno de todas las partes en el espacio de la presentación. De este
nombre es un representante sin representación, el acontecimiento per-
modo, quei
manece anónimo e incierto. El exceso de uno está también más acá de
asegurada la representación. Dado un múltiple de múltiples presenta
lo uno. El acontecimiento que engancha la capacidad de intervención al
dos, su nombre, correlato de su uno, es un asunto de astado. Pero co
ser-presentado queda suturado a lo impresentable. Ocurre que la
mo la intervención deduce el significante supernumerario en el vaci
: esencia del ultra-uno es el Dos. Considerado no en su ser-múltiple si-
que bordea al sitio, la ley estatal allí se interrumpe. La elección.
no en su posición o su SITUACIONón, un acontecimiento es más
realiza la intervención es, para el estado -por lo tanto, para la sit
-un inter-valo que un término; se establece, en la retroacción de la
ción- una no-elección, ya que ninguna regla existente puede específ;
intervención, entre el anonimato vacio que bordea al sitio y el.en-más de
car el término impresentado que es así elegido como nombre del púi
unnombre. Por lo demás, el materna inscribe está escisión originaria,
«hay» del acontecimiento. Diremos también que el término del sit
puesto que sólo determina la composición-una del acontecimiento ax
que nombra el acontecimiento es, si se quiere,' un representante de] ¿íl
distinguiendo respecto de sí los elementos representados del'sitio, de
tio. Tanto más que su nombre anónimo es: «pertenece al sitio»i' Sín
donde, por otra parte, proviene el nombre.
embargo, esta representación no es jamás reconocible desde el puntql
El acontecimiento es ultra-uno, además de interponerse entre el
de vista de la SITUACIONón -o de su estado-, puesto que
vacío y el propio acontecimiento, porque es donde se funda la máxi-
ninguna ley dé representación autoriza a determinar un anónimo de cada
ma «hay Dos». El Dos así aludido no és la reduplicación del uno de la
parte,. puro término cualquiera, aún menos extender este procedimiento,
cuenta, la repetición de los efectos de la ley. Es un Dos originario, un
ile gal por el cual de cada múltiple incluido saldría—¿por qué milagro.-
intervalo de suspenso, el efecto escindido de una decisión.
de'; una elección sin regla?- un representante desprovisto de toda otraí
• e. Observaremos que la intervención -de donde se deriva que él
cualidad que no sea su pertenencia a ese múltiple, al vacío mismo,;tal:
acontecimiento nombrado circula en la SITUACIONón-, al ser
que la singularidad absoluta del sitio señala su borde. La elección déll
referida a un
representante no puede ser, en la SITUACIONón, admitida como
doble efecto de borde -borde del vacío y borde del nombre-, si bien
represéntá ción. A diferencia, por ejemplo, del «sufragio universal», que
constituye una decisión en cuanto a la pertenencia á la
fija es-, tatalmente un procedimiento uniforme de designación de los
representantes, la elección de la intervención proyecta en la inscripción '
SITUACIONón, si-
gue siendo en sí misma indecidible. Se la reconoce en la siüiación só-
significante un término que nada autoriza en lá SITUACIONón,
lo por sus consecuencias. En efecto, lo que finalmente resulta presen-
por cualquier regla que sea, a distinguirse de los demás.-
tado es ax, el nombre del acontecimiento: Pero aquello en lo que se
d. Semejante interrupción de la ley representativa inherente a toda
sustenta, por ser ilegal, no puede advenir tal cual a la presentación.
SITUACIONón no es posible, evidentemente, en sí misma. Por consiguiente, seguirá siendo siempre dudoso que. haya habido
Además, la elec
acontecimiento, salvo para el que interviene, que decide su pertenen-
ción de la intervención no es efectiva sino a riesgo del uno. Es sólo
cia a la SITUACIONón. Lo que sí habrá-serán las consecuencias
por él acontecimiento, es decir por la nominación de un múltiple pa
de un múl-
radójico, que el término elegido por el que interviene representa al vaf
tiple particular, contadas por uno en la SITUACIONón y de las
cío. Ese nombre -que luego circula en la SITUACIONón según
que se pone
las conse-;
en evidencia que no eran calculables. En Síntesis, habrá habido azar
cuencias regladas de la decisión de la intervención que lo inscribe eh:
en la SITUACIONón, pero el que interviene no está nunca
ella- no es nunca el nombre de un término, sino del acontecimiento;.;
legitimado para
También se puede decir que, a diferencia de la ley de la cuenta, la in-;
pretender que el punto de interrupción de la ley en que se origina ese
tervención sólo establece lo uno del acontecimiento como un-no-uno,;
azar, dependa de una decisión de pertenencia que concierne las inme-
a partir del momento en que su nominación elegida, ilegal, supernu^
diaciones de un sitio definido. Por cierto, sieinpre se podrá afirmar
que algo indecidible ha sido decidido, al precio de tener que confesar
que sigue siendo indecidible que esa decisión sobre lo indecidible ha-
LA INTERVENCIÓN; ELECCIÓN ILEGAL DE UN NOMBRE 233
232 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

viene al estado como el ser de un enigma. ¿Por qué es necesario (y lo


ya sido tomada por alguien. De este modo, el que interviene puede
es) registrar como parte de lá SITUACIONón ese par del cual
ser, a la vez, completamente responsable de las consecuencias regula-
nada marca su
das del acontecimiento, y absolutamente incapaz de jactarse de haber
pertinencia? ¿Por qué ese múltiple ax, que vaga al azar, se encuentra
desempeñado un papel decisivo en el acontecimiento. La intervención
conectado de manera esencial con el respetable X que es el sitio? El
genera una disciplina; no ofrece ninguna originalidad; No hay héroes
peligro de disñmcionamiento de la cuenta consiste en que la represen-
del acontecimiento. ^
tación del acontecimiento inscriba a ciegas su esencia de intervalo, es-
f. Si volvemos sobre el estado de la SITUACIONón, vemos
tatizándola bajo la forma de una conexión desconectada, de un par
que sólo pue-
irracional, de un uno-múltiple cuyo uno es sin ley.
de reasegurar la pertenencia de ese nombre supernumerario, que cir-
Se trata, por lo demás, de un enigma empíricamente clásico. Cada
cula al azar, a costa de controlar el vacío, al. que tiene por función for
vez que un sitio es el teatro de un acontecimiento real, el estado -en
cluir. ¿Cuáles son, en efecto, las partes del acontecimiento? ¿Qué es
el sentido político, por ejemplo-, ve claramente que es necesario de-
lo que incluye?' Al acontecimiento pertenecen tanto los elementos de
signar el par que componen el sitio (la fábrica, la calle, la Universi-
su sitio, como el acontecimiento mismo. Los elementos de su sitio es-
dad) y el singleton del acontecimiento (la huelga, el alzamiento, el de-
tán impresentados. La única «parte» que componen para el estado es,
sorden),- pero no puede llegar a fijar la racionalidad del vínculo.
por consiguiente, el sitio en sí. Por otro lado, el nombre supemumerá-
Además, es una ley del estado ver en la anomia de ese Dos -que es el
rio, ax, que circula en adelante por efecto de la intervención, tiene la
reconocimiento de un disfuncionamiento de la cuenta- la mano del
propiedad de pertenecerse a sí mismo. Su parte reconocible es, por
extranjero (el agitador externo, el terrorista, el profesor perverso). Ca-
consiguiente, su propia unicidad o el singleton {a x) (meditación 7).
rece de importancia que los agentes del estado créan o no en lo que
Los términos que registra el estado, garante de.la cuenta-por-uno de
dicen. Lo que cuenta es la necesidad del enunciado. Porque esta metá-
las partes, son el sitio y la puesta-en-uno del nombre del, aconte-
fora es, en realidad, la metáfora del vacío: lo impresentado opera, esto
cimiento, o sea, X y {a x }. El estado fija entonces, después de la in-
es lo que el estado dice, por la designación de una causa externa a la
tervención, el término {X , {ai}} como forma canónica del aconteci-
miento. Se trata por cierto de un Dos (el sitio, tal como resulta
SITUACIONón. El estado obtura la aparición de la inmanencia
del vacío
contado por uno, y un múltiple puesto en uno), pero el problema resi-
mediante la trascendencia del .culpable.
de en que entre esos dos términos no hay ninguna relación. El mate-
En VERDAD, la estructura de intervalo del acontecimiento ha sido
rna del acontecimiento y la lógica de la intervención muestran que en-
proyectada en una excrecencia estatal necesariamente incoherente.
tre el sitio X y el acontecimiento interpretado ax hay una doble
Que sea incoherente, ya lo he afirmado; y el vacío allí se trasluce, en
conexión: por ima parte, ios elementos del sitio pertenecen al aconte-
la juntura impensable de los términos heterogéneos que la coihponen.
cimiento, considerado como múltiple, es decir, en su ser; por otra par-
Que se trate de una excrecencia, se puede deducir. Recordemos que'
te, el índice nominal x resulta elegido como representante ilegal en lo
una excrecencia (meditación 8) es un término representado (por el es-
impresentado del sitio. Pero el estado no puede conocer nada de todo
tado de la SITUACIONón), pero no presentado (por la estructura
eso, dado que él excluye.lo impresentable e ilegal. Por cierto, el esta-
de la situa-
do fijado que haya habido de nuevo en la SITUACIONón, bajo la
ción). En este caso, lo presentado es el acontecimiento, ax, y sólo él.
forma de
El par representativo {X, {ux}}, apareamiento heteróclito del sitio y
la representación de mi Dos, que yuxtapone el sitio (ya señalado) y el
de la puesta-en-uno del acontecimiento, nq es sino el efecto mecánico
singleton del acontecimiento (puesto en circulación por la interven-
del estado, que hace el inventario de las partes de la
ción). Sin embargo, lo que es así yuxtapuesto permanece esencial-
mente des-ligado. El nombre no guarda ninguna relación, estatalmen-
SITUACIONón. No está
presentado en ninguna parte. Todo acontecimiento se da, por consi-
te discernible, con el sitio. Entre ambos sólo hay el vacío. O bien: el
guiente, en la superficie estatal de la SITUACIONón, a través de
Dos que forman el sitio y el acontecimiento puesto en ^uno es, para el
una excre-
estado, un múltiple presentado e incoherente. El acontecimiento ad-
cencia cuya estructura es un Dos sin concepto.
g. ¿En qué condiciones es posible la intervención? Es cuestión de
comprometerse en im largo proceso crítico de la realidad de la acción
234 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA INTERVENCIÓN: ELECCIÓN ILEGAL DE UN NOMBRE 235

y de fundar la tesis: hay algo nuevo en el ser, tesis antagónica respecto pó es aquí, de nuevo, la exigencia del Dos: para que haya aconteci-

•/Y
de la máxima del Eclesiastés: «Nihil novi sub solé.» miento se requiere que se pueda estar en el' punto de las consecuen-


He afirmado que la intervención exigía una suerte de pre-separa- cias de un otro. La intervención es la marca sacada de un múltiple pa-
ción de la ley inmediata. Puesto que su referente es el vacío, tal como radójico que ya circulaba en la circulación de im otro. Es una
lo muestra la fractura de su borde -el sitio-, y que su opción es ilegal diagonal de la SITUACIONón.
-representante sin representación-, la intervención no es cpmprensi- Un importante efecto de la recurrencia del acontecimiento es que
ble como efecto-de-uno, o estructura. Pero como lo que es un-no-uno ninguna intervención opera legítimamente bajo la idea del primer
es justamente el acontecimiento, parece que se tratara de im círculo. acontecimiento, o del comienzo radical. Podemos designar como iz-
El acontecimiento, en tanto puesta en circulación interventora de su quierdismo especulativo a todo pensamiento del ser que se sostenga
nombre, parece no poder ser autorizado más que a partir ’de ese otro en el tema del comienzo absoluto. El izquierdismo especulativo ima-
acontecimiento, igualmente vacío para la estructura, que es la inter- gina que la intervención sólo se áutoriza por sí misma, y rompe con la
vención. SITUACIONón sin otro apoyo que su propio querer negativo. Esa
No hay otro recurso contra ese círculo que escindir de él el punto apuesta
de reunión. No cabe duda de que sólo el acontecimiento, figura alea- imaginaria sobre una novedad absoluta -«partir en dos la historia del
toria del no-ser, funda la posibilidad de la intervención. Pero también mundo»^ desconoce que lo real de las condiciones de posibilidad de
es cierto que si ninguna intervención lo hace circular en la la intervención es siempre la circulación de un acontecimiento ya de-
SITUACIONón a cidido y, por consiguiente, el presupuesto -aunque sea implícito- de
partir de ima extraer elementos del sitio, el acontecimiento, desprovis- que ya ha habido una intervención. El izquierdismo especulativo está
to de todo ser, radicalmente sustraído a la cuenta-por-uno, no existe. fascinado por el ultra-uno del acontecimiento y cree poder recusar, en
Para evitar la curiosa remisión en espejo del acontecimiento y la míer-r su nombre, toda inmanencia al régimen estructurado de la cuenta-por-
vención -del hecho y la interpretación-, es necesario atribuir la posi- uno. Y como el ultra-uno tiene por estructura al Dos, el imaginario
bilidad de intervención a las consecuencias de otro acontecimiento. del comienzo radical conduce ineluctablemente, en todos los órdenes
La recurrencia del acontecimiento es lo que funda la intervención^ o del pensamiento, a una hípóstasis maniquea. La violencia de este fal-
bien; no hay capacidad de intervención, constitutiva de la pertenencia so pensamiento se enraíza en la representación de un Dos imaginario,
de tm múltiple acontecimiental a una SITUACIONón, como no del cual el ultra-uno del acontecimiento. Revolución o Apocalipsis,
sea en la red señala, a través del exceso de uno, la parusia temporal. Esto implica
de las consecuencias de una pertenencia decidida con anterioridad. La ignorar que el acontecimiento en sí sólo existe en la medida en que
intervención presenta un acontecimiento para el advenimiento de un está sometido, por una intervención cuya posibilidad exige la recu-
otro. Es im entre-dos acontecimiental. rrencia -y por consiguiente él no-comienzo-, a la estructura reglada
Esto quiere decir que la teoría de la intervención es el nudo de to- de la SITUACIONón y que, en virtud de esto, toda novedad es
da teoría del tiempo. El tiempo, si no es coextensivo a la estructura, si relañva, sien-
no tiene la forma sensible de la Ley, es la intervención misma, pensa- do sólo legible, después, como el azar de un orden. Lo que nos ense-
da como-distancia entre dos acontecimientos. 'La esencial historicidad ña la doctrina del acontecimiento es, más bien, que todo el esfuerzo
de la intervención no remite al tiempo como a un medio mensurable. consiste en seguir sus consecuencias, no en exaltar su ocurrencia. Así
Se establece porque la capacidad de intervención sólo se separa de la como no hay héroe del acontecimiento, tampoco hay quien lo anuncie
SITUACIONón apoyándose en la, circulación, ya decidida, de un angélicamente. El ser no comienza.
múltiple La VERDADera dificultad reside en que las consecuencias de un
acontecimiental. Únicamente este apoyo, combinado con la frecuenta- acontecimiento, que están sometidas a la estructura, no son discemi-
ción del sitio, puede introducir entre la intervención y la bles como tales. Ya he señalado esta indecidibilidad, por la cual el
SITUACIONón una acontecimiento sólo es posible si se asegura, a través de procedimien-
parte suficiente de no-ser para que allí se apueste al ser mismo, en tos especiales, que las consecuencias de un acontecimiento son acón-
tanto ser, bajo la forma de lo impresentable y lo ilegal, esto es, en últi-
ma instancia, bajo la fo'rina de la multiplicidad inconsistente. El tiem-

'ik
236 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

tecimientales. Es la razón por la cual esa indecidibilidad tiene comó- MEDITACIÓN VEINTIUNO
único fundamento una disciplina del tiempo, que controla por entero'
las consecuencias de la puesta en circulación de lo múltiple paradójii
co, y que sabe en todo momento discernir su conexión con el azár.- Pascal
Llamaré fidelidad a ese control organizado del tiempo.
Intervenir es efectuar, al borde del vacío, el ser-fiel en su borde an-
terior. > «La historia de la Iglesia debe ser llamada propiamente
la historia de ía VERDAD?>
Pensamientos

Lacan tenía por costumbre decir que, si ninguna religión era ver-
dadera, el cristianismo era la que tocaba más de cerca la cuestión de
la VERDAD. Esta afirmación puede ser entendida de muchas maneras.
Mi interpretación es la siguiente: en el cristianismo, y sólo en él, se
dice que la esencia de la VERDAD supone el ultra-uno del
acontecimien-
to y que referirse a él no depende de la contemplación -o conoci-
miento inmóvil-, sino de la intervención. Porque én el corazón del
cristianismo hay ese acontecimiento, situado y ejemplar, que es la
muerte, deí hijo de Dios en la cruz. Y, al mismo tiempo, la creencia no
se refiere de manera central al ser-tmo de Dios, a su potencia'infinita,
sino que tiene como núcleo de intervención constituir el sentido de
esa muerte y la organización de ía fidelidad a ese sentido. Como lo
dice Pascal: «Fuera de Jesucristo, no sabemos qué es nuestra vida ni
nuestra muerte ni Dios ni nosotros mismos». -
Todos los parámetros de la doctrina del acontecimiento están dis-
puestos en el cristianismo, aunque en el interior de los restos de una
ontología de la presencia, de' la cual he mostrado en particular (cf.
meditación 13) que estrechaba el concepto de iiífinito.
a. El múltiple acontecimiental se produce en ese sitio especial que
es, para Dios, la vida humana, convocada en su borde a la presión de
su vacío, es decin en el símbolo de la muerte, y de la muerte doloro-
sa, sufriente, cruel. La Cruz es la figura de ese múltiple insensato. -
b. Ese acontecimiento, nombrado progresivamente por los apósto-
les -cuerpo colectivo de la intervención- «muerte de Dios», se perte-
238 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO PASCAL 239

nece a sí mismo, ya que su VERDADera acontecimientalidad no reside gladas que éste acarrea, permanece discernible por efecto de una fide-
en que haya habido muerte o suplicio, sino en que se trate de Dios. lidad institucional. Entre los judíos, los profetas son los agentes espe-
Todos los episodios concretos del acontecimiento (la flagelación, las ciales de lo discernible. Interpretan sin descanso, en la densa trama de
espinas, el via crucis, etc.) son el ultra-uno de un acontecimiento sólo los múltiples presentados, aquello que depende de las consecuencias
en la medida en que el Dios encarnado y sufriente los soporta. La hi- de la falta, aquello que hacé legible la promesa, y aquello que no es
pótesis de la intervención -que asegura que ése sea realmente el casó- sino la marcha del mundo. Entre los cristianos, la Iglesia, primera ins-
se interpone entre la nulidad común de esos detalles, que está al bor- titución de la historia humana que pretendió la universalidad, organi-
de del vacío (de la muerte), y la unicidad gloriosa del acontecimiento. za la fidelidad al acontecimiento-Cristo y designa expresamente a
c. La esencia última del ultra-uno del acontecimiento es el Dos, quienes la sostienen en esta tarea,'como «los fieles».
bajo la forma particularmente sorprendente de una escisión de lo Uno El genio particular de Pascal es haber intentado renoyar y mantener
divino, el Padre y el Hijo, que arruina, a decir VERDAD de modo el núcleo acontecimiental de la convicción cristiana en condiciones
perma- absolutamente modernas e inusitadas, creadas por el advenimiento del
nente, toda reunión de la trascendencia divina en la simplicidad de SUJETo de la ciencia. Pascal vio con claridad que esas condiciones ter-
una Presencia. minarían por arruinar el edificio demostrativo, o racional, cuya creen-
d. La metaestrúctura de la SITUACIONón, especialmente la cia había sido diseñada por los.Padres medievales. Iluminó esa para-
potencia pú- doja según la cuál, en el momento mismo en el que la ciencia
blica romana, registra ese Dos bajo la forma de la yuxtaposición hete- legislaba al fin de manera demostrativa sobre la naturaleza, el Dios
róclita de un sitio (la provincia palestina y sus fenómenos religiosos) cristiano sólo podía permanecer en el centro de la experiencia subjeti-
y un singleton sin envergadura (la ejecución de un agitador), al mismo va si dependía de una lógica por completo diferente, si se abandona-
tiempo que muestra que es convocado un vacío que perturbará al Es-; ban las «pruebas de la existencia de Dios» y se restituía la pura fuerza
tado de manera durable. De esta perturbación, o de esta convicción la- acontecimiental de la fe. En efecto, se podría haber pensado que con
tente de que hay algo de locura en todo eso, dan testimonio, a nivel el advenimiento de una matemática de lo infinito y de una mecánica
del relato, la,distancia conservada por Pilatos (que esos judíos se las racional, la cuestión que se imponía a los cristianos era o bien renovar
arreglen con sus oscuras historias) y,' más tarde, a nivel del documen- sus pruebas, nutriéndolas de la expansión científica (tarea que em-
to, las instrucciones pedidas por Plinio el Joven a Trajano en referen- prenderán en el siglo XVTII personajes como el padre Pluche, con su
cia al tratamiento reservado a los cristianos, claramente designados apologética de las maravillas de la naturaleza, tradición que continúa
como una excepción subjetiva molesta. hasta Teilhard de Chardin), o bien separar por completo los géneros y
e. En el contexto judío, la intervención se apoya en la circulación establecer que la esfera religiosa está fuera de alcance, o es indiferen-
de otro acontecimiento, la falta original de Adán, que la muerte de te, del desarrollo del pensamiento científico (en su forma fuerte, es la
Cristo libera. La conexión entre el pecado, original y la redención fun- doctrina de Kant, con Ja radical separación de las facultades, y en su
da el tiempo cristiano como tiempo del exilio y de la salvación. Hay forma débil, es el «suplemento de alma»). Pascal es dialéctico; no se
en el cristianismo una historicidad esencial ligada a la intervención de contenta con ninguna de las dos vías. La prirriera le parece -justamen-
los apóstoleSi' en tanto puesta en circulación del acontecimiento de la te-r que conduce sólo a un Dios abstracto, una suerte de ultra-mecáni-
muerte de Dios, que se apoya, a su vez, en la promesa de ün Mesías, co, el Dios de Descartes («inútil e incierto»), que habrá de transfor-
que organiza la fidelidad al exilio inicial. El cristianismo está estruc- marse en el Dios-relojero de Voltaire, por entero compatible con el
turado por entero en la recurrencia del acontecimiento y se prepara, odio del cristianismo. La segunda no satisface su propio deseo, con-
además, para el azar divino del tercer acontecimiento, el Juicio final, temporáneo del entusiasmo matemático, de una doctrina unificada y
en el que se consumará la ruina de la SITUACIONón terrestre y total, en la que la firme distinción entre los órdenes (razón y caridad
el estableci- no se ubican, efectivamente, en un mismo plano, por lo que, no obs-
miento de un nuevo régimen de la existencia
f. Ese tiempo periodizado organiza una diagonal de
SITUACIONón, en la
que el vínculo con el azar del acontecimiento de las consecuencias re-
240 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO PASCAL 241

tante, Pascal anticipa.a Kant) no debe obstaculizar la unidad existei este científico abierto, este espíritu tan moderno, se propone justificar
cial del cristiano y la movilización de todas sus capacidades exclusivas^ el cristianismo por su lado a todas luces más débil respecto del dispo-
mente en el querer religioso, ya que «el Dios de los cristianos es; sitivo racional posgalileano, esto es, la doctrina de los milagros? ¿No
un Dios que colma el alma y el corazón de aquellos a quienes poseeV ^ hay algo de loco en elegir como interlocutor privilegiado al libertino
[...]; que los vuelve incapaces de otro fin que no sea él mismo». Dé- /; nihilista, formado en la atomística de Gassendi, lector de las diatribas
modo que la interrogación de Pascal no se plantea respecto de un co-. . i de Lucrecio contra lo sobrenatural, y de intentar convencerlo, precisa-
nocimiento dé Dios, contemporáneo de la nueva etapa de la racionalir - mente a través de un recurso maníaco, de la historicidad de los mila-
dad. Lo que él pregunta es esto; ¿qué es hoy un SUJETo cristiano? Y es s gros?
la razón por la cual Pascal replantea toda su apologética alrededor de í Sin embargo, Pascal se mantiene firme en la afirmación de que
un punto bien preciso: ¿qué es lo que puede hacer a un ateo, un : «toda creencia se asienta en los milagros»; apoyándose en San Agus-
libertino, del descreimiento al cristianismo? No. es exagerado decir ' tín declara que él no. sería cristiano sin los milagros; establece como
que la modernidad de Pascal, todavía hoy desconcertante, obedece al. í axioma que «sin los milagros, no habría pecado en descreer de Jesu-
hecho de que prefiera, por mucho, a un descreído decidido («ateísmo;: cristo». Más aún: mientras exalta al Dios cristiano como Dios de con-
prueba de fuerza del alma») que a un jesuíta, un creyente tibio o un; ■ suelo, excomulga a aquellos que, satisfechos con el modo en que
deísta cartesiano. ¿Y por qué razón, sino porque el nihilista libertino '; Dios colma su alma, sólo prestan a los milagros una atención pura-
le parece mucho más significativo y moderno que los aficionados dé mente formal. Ellos -dice- «deshonran sus [de Cristo] milagros».
compromiso, que se acomodan tanto a la autoridad social de la reli-; Así, «los que se rehúsan a creer en los milagros de hoy, por una pre-
gíón como a las rupturas del dispositivo racional? Para Pascal, el cris-; tendida contradicción quimérica, no están excusados». Y agrega este
tianismo juega su existencia en las nuevas condiciones del pensamien- grito: «¡Cuánto odio a quienes dudan de los milagros!».
to, no por su capacidad flexible de mantenimiento institucional en el' Digamos, sin más demora, que el milagro -como el .azar de Ma-
corazón de una comunidad trastornada, sino por su poder de captación- llarmé-, es el emblema del acontecimiento puro en tanto fuente de la
subjetiva sobre ésos representantes típicos, del nuevo mundo, que son VERDAD. Su función de exceso sobre la prueba puntualiza, factualiza,
los materialistas vividores y desesperados. Es a ellos a quienes Pascal aquello en donde se origina que se pueda creer de VERDAD y que Dios
se dirige con ternura y sutileza, mientras que, por el contrario, para los: no sea rebajado a ese puro objeto de saber con el que se contenta el
cristianos decentes guarda un terrible desprecio sectario, al servicio; deísta. El milagro es símbolo de una interrupción de la ley en la que'
del cual pone -en las Provinciales', por ejemplo- un estilo violento y se indica la capacidad de intervención. •
retorcido, un gusto inmoderado por el sarcasmo y no poca mala fe. Por La doctrina de Pascal sobre este punto es muy compleja, porque
lo demás, lo que singulariza la prosa de Pascal,'al punto de extraerla articula a partir del acontecimiento-Cristo tanto su recurrencia como
de su tiempo y acercarla, por su límpida vivacidad, al Rimbaud de Une-, su azar. La dialéctica central es la de la profecía y del milagro.
saison en enfer \Una temporada en el infierno], es una suerte de ur-> Puesto que la muerte de Cristo sólo puede ser interpretada como
gencia en la que el.trabajo del texto: (Pascal reescribe diez veces el encamación de Dios a partir del pecado original, que ella libera, es ne-
mismo pasaje) está pensado para un interlocutor definido y tenaz, en cesario legitimar su sentido a través de la exploración de la diagonal
la angustia de no poder llegar a hacer todo lo necesario para conven-- de la fidelidad que une al primer acontecimiento (la caída, origen'de
cerlo. Así, el estilo de Pascal es el colmo del estilo de intervención.. nuestra miseria) con el segundo (la redención, como evocación humi-
Este inmenso escritor trascendió su tiempo por la vocación militante; llada. y cruel de nuestra grandeza). Las profecías, como dije, organizan
vocación de la que, sin embargo, se afirma que nos derrumba al punto ese vínculo. Pascal elabora a propósito de ellas toda "una teoría de la
de hacernos anticuados de un día para el otro. interpretación. El entre-dos del acontecimiento que ellas designan es
La paradoja a partir de la cual se puede captar lo que considero el- necesariamente el lugar de un equívoco, lo que Pascal llama la, obliga-
corazón mismo de la provocación de Pascal es la siguiente: ¿por qué ción de las figuras. Por un lado, si Cristo es el acontecimiento que só-
242 EL SER y EL ACONTECIMIENTO PASCAL 243

lo puede ser nombrado por una intervención fondada sobre un fiel dis^ - en el entre-dos del pecado original y de la redención, no permite sin
cernimiento de los efectos del pecado, es necesario que ese acontecí*' embargo reconocer aquello que, más acá de su función de VERDAD,
miento sea predicho; «predicción» designa aquí la capacidad de inter^. constituye el ser mismo del acontecimiento-Cristo, es decir, la aconte-
pretación, transmitida a lo largo de los siglos a través de los profetas cimientalidad del acontecimiento, el múltiple que, en el sitio de la vi-
judíos. Por otro lado, para que Cristo sea un acontecimiento es necesa-v. da y la muerte, se pertenece a sí mismo. Por cierto, Cristo es predicho,
rio que incluso la regla de fidelidad, que autoriza la intervención que pero el «Ha-sido-predicho» sólo se demuestra por la intervención que
da sentido, sea sorprendida por la paradoja de lo múltiple. La única decide que ese hombre torturado, Jesús, es' propiamente el Mesías-
salida consiste en que el sentido de la profecía sea, simultáneamente;, Dios. Apenas tomada esta decisión de intervención, todo queda claro
oscuro en el tiempo de su enunciación y claro retroactivamente, a par-: y la VERDAD circula en toda la extensión de la SITUACIONón
tir del momento en que el acontecimiento-Cristo, interpretado por la: bajo el emble-
intervención creyente, establece su VERDAD. La fidelidad, que prepara tna que la nombra, la Cruz. No obstante, para tomar esa decisión, no
la intervención fundadora de los apóstoles, es extremadamente enig^‘' es suficiente el doble sentido figurativo de las profecías. Es necesario
mática, o doble: «Toda la cuestión reside en saber si [las profecías] confiarse al acontecimiento del que se extrae, en el corazón de su va-
tienen dos sentidos». El sentido material, u ordinario, aporta claridad cío -la escandalosa muerte de Cristo, que contradice todas las figuras
inmediata y oscuridad esencial. El sentido propiamente profético, ilu- de lá gloria del Mesías-, el nombre provocador. Y lo que sostenga es-
minado por la interpretación interventora de Cristo y sus apóstoles,: ta confianza no podrá ser la claridad vertida sobre el doble sentido del
produce claridad esencial y figura inmediata: «Cifra de doble sentido: texto judío, ya que esa claridad depende de él. El milagro es entonces
uno, claro, en el que se dice que el sentido está oculto». Pascal inventa ló único que testimonia, por la creencia que se le otorga, que uno se
la lectura sintomática. Las profecías son continuamente oscuras con rinde al azar consumado del acontecimiento y no a la necesidad de la
respecto a su sentido espiritual, que se revela sólo oon Cristo; pero lo', predicción. Todavía es necesario para ello que el milagro no sea hasta
son de manera desigual: algunos pasajes sólo son interpretables a par-, tal punto fulminante, y dirigido a todos, que plegarse a él no resulte
tir de la hipótesis cristiana y fuera de esta hipótesis no funcionan -en': i más que una evidencia necesaria. Pascal está atento a salvar el carác-
el régimen del sentido ordinario- sino de un modo incoherente y ex- ter vulnerable del acontecimiento, sü casi-oscuridad, de la que depen-
traño: «Ese sentido [el VERDADero, el espiritual cristiano] está cubierto de que el SUJETo cristiano sea aquel que decide desde el punto de
por otro en una infinidad de lugares y descubierto en algunos, rara- vista
mente, pero de manera tal, sin embargo, que los lugares donde está de lo indecidible ;(«Imposible que Dios sea, imposible qué no sea»),
oculto son equívocos y no pueden convenir a los dos; en tanto que los no aquel que aplasta la potencia de una demostración («El Dios de los
lugares donde se encuentra descubierto son unívocos y no pueden cristianos no consiste en un Dios meramente autor de VERDADes geo-
convenir sino al sentido espiritual». De este modo, en la trama textual métricas»), o de una ocurrencia prodigiosa, que está reservada al ter-
profética del Antiguo Testamento, el acontecimiento-Cristo recorta ra- t- cer acontecimiento, el último día, cuando Dios aparecerá «con un es-
ros síntomas unívocos,- a partir de los cuales se ilumina, por asociacio- plendor tal de foigiuaciones y un trastorno tal de la naturaleza, que los
nes sucesivas, la coherencia general de uno de los dos sentidos de la muertos resucitarán y los ciegos verán». Los milagros en los que se
oscuridad profética, en detrimento de la evidencia ordinaria que esas indica que el acontecimiento-Cristo tiene lugar están destinados, por
«figuraciones» parecían arrastrar consigo. su moderación, a aquellos cuya fidelidad judía se ejerce más allá de sí
Esta coherencia, que fonda en un futuro anterior^ la fidelidad judía misma, porque Dios «queriendo aparecer al descubierto ante quienes
lo buscan con todo su corazón, y estar oculto ante quienes huyen de él
con todo su corazón {...], modera su conocimiento». •r
La intervención es, entonces, una operación subjetiva calibrada
,1. Tiempo de verbo correspondiente'al futuro perfecto (del modo indicativo) del
con exactitud.
castellano. (N. de los T.) 1. En cuanto a su posibilidad, depende de la recurrencia del acon-
tecimiento, de la diagonal de fidelidad que organizan los profetas ju-
244 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO PASCAL 245

dios: el sitio de Cristo es necesariamente Palestina; sólo allí pueden a. Una gran analítica del mundo moderno, que es la parte más aca-
encontrarse los testigos, los investigadores, los que intervienen: De bada, la más conocida, pero también la más 'propicia para confundir a
ellos depende que el múltiple paradójico sea nombrado «encarnación Pascal con uno de esos «moralistas franceses», pesimistas y agudos,
y muerte de Dios». de los que se nutre la filosofía de los Colegios. Se trata de mantenerse
2. Sin embargo, ella no es nunca necesaria. Puesto que el aconte- tan cerca como sea posible del SUJETo nihilista y compartir con él una
cimiento no está en SITUACIONón de verificar la profecía, está visión oscura y escindida de la experiencia. Tenemos en esos textos la
en discon^ «línea de masa» de Pascal, aquello por lo cual co-pertenece a la vi-
tinuidad respecto de la diagonal fiel que refleja su recurrencia. Está sión del mundo de los desesperados y a las burlas que dirigen contra
reflexión no está dada sino en un equívoco figurativo, donde los sín¿ los magros fastos del imaginario cotidiano. La instancia más novedo-
tomas sólo pueden aislarse retroactivamente. De este modo, dividirse sa de esas máximas que todos recitan es apelar a la gran decisión on-
pertenece á la esencia de los fieles: «En el tiempo dél Mesías; este tológica moderna que concierne la infinitud de la naturaleza (cf me-
pueblo se divide [...]. Los judíos lo rechazan, pero no todos». La inter:^ ditación 13). Nadie está ms^ convencido que Pascal de que toda
vención, por consiguiente, es siempre característica de una vanguar- SITUACIONón es, infinita. A través de un espectacular giro de la
dia: «Los espirituales abrazaron al Mesías; los ordinarios se quedaron tendencia
para servirle de testigos». antigua; ammcia claramente que lo finito es un resultado -ese recorte
3,. La creencia de la vanguardia que interviene se refiere a la aconr imaginario donde el hombre se tranquiliza- mientras que es lo infinir
tecimientalidad del acontecimiento, cuya pertenencia a la to lo que estructura la presentación: «Nada puede fijar lo finito entre
SITUACIONón ios dos infinitos que lo informan y huyen de él». Esta convocatoria a
ella decide. «Milagro» es el nombre que lleva esa creencia, por consi- lo infinito' del ser justifica la humillación del ser natural del hombre,
guiente, esa decisión' En particular, la vida y la muerte de Cristo r-é\ puesto que sü finitud existencial no libera, respecto de los múltiples
acontecimiento propiamente dicho- no son legitimables a través': del en los que se presenta el ser, más que la «desesperación eterna de no
cumplimiento de las profecías, ya que si así fuera el acontecimiento conocer ni su principio ni su fin». Tal convocatoria también dispone,
no interrumpiría la ley: «Jesucristo verificó que era el.Mesías a través a través de la mediación del acontecimiento-Cristo, que la justifica-
de sus milagros, y no comprobando su doctrina a partir de las Escrituí ción de esa humillación sea la salvación del ser espiritual. Pero este
ras o las profecías». Aun cuando resulte retroactivamente racional, la ser espiritual no está más correlacionado con la SITUACIONón
decisión de intervención de la vanguardia de los apóstoles nunca es infinita de
deducible; la naturaleza; es un SUJETo que la caridad enlaza interiormente con la
4. Sin embargo, en el aprés-coup de la intervención, la forma figu- infinitud divina, que es de otro orden; Pascal piensa entonces, de ma-
rativa de la fidelidad anterior se elucida por completo a partir de los nera simultánea, la infinitud natural, la relatividad «infjjable» de lo
puntos clave que son los síntomas, es decir, lo que el texto judío tenía finito, y la jerarquía-múltiple de los órdenes dé infinitud. .
de más errático. «Las profecías eran equívocas: ya no lo son». La in^ • b. El segundo momento es una exegética del acontecimiento-Cris-
tervención no apuesta sobre la discontinuidad con la fidelidad, ante- to, considerado en las cuatro dimensiones de la capacidad de inter-
rior más que para instaurar una continuidad unívoca. En este sentido, vención: la recurrencia del acontecimiento, es decir, el examen de las
la fidelidad a la fidelidad pasa, en última instancia, a través del riesgo profecías del Antiguo. Testamento y la doctrina del doble sentido; el
minoritario de la intervención, en el sitio del acontecimiento. acontecimiento-Cristo, con el que Pascal,(en el famoso «misterio de
Todo el objetivo de Pascal consiste en que el libertino vuelva a in- Jesús», liega a. identificarse; la doctrina de los milagros; la retroac-
tervenir y que, en el efecto de esa apuesta, acceda a la coherencia que. ción que da sentido unívoco.
lo funda. Todo cuanto hicieron los apóstoles contra la ley, el ateo nihi- Esta exégesis es el punto central del dispositivo de los Pensamien-
lista, que tiene la ventaja de no haber establecido con el mundo nin- tos, en la medida, en que ella sola funda la VERDAD del cristianismo y
gún acuerdo conservador, puede volver a hacerlo. Así, las tres grandes porque Pascal no tiene como estrategia «dar prueba de Dios»; su inte-
partes de los Pensamientos se distinguén netamente; rés va en el sentido de unificar el libertino y la figura subjetiva cris-
246 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO PASCAL 247

encontrar aquí su límite último: si la elección es necesaria, es preciso


tiana, a través-de ■una re-intervención. Por lo demás, este es el -únicó'
admitir que se puede declarar nulo al acontecimiento en sí, optar por
procedimiento compatible, en su parecer, con la SITUACIONón
su no pertenencia a la SITUACIONón. El libertino puede siempre
moderna
decir:
especialmente, con los efectos de la decisión histórica relativa a la iri^
«[...] me fuerzan a apostar [...] y yo estoy hecho de un modo tal que
fínitud de la naturaleza.
no puedo creer». La concepción interventora de la VERDAD admite que
c. El tercer momento es una caiologia, una doctrina formal de la
sea recusada la totalidad de los efectos. La vanguardia, por su sola
intervención. Una vez descrita la miseria existencial del hombre en la
existencia, impone la elección, no su elección.
infinitud de las SITUACIONones y ofrecida la interpretación
Es necesario, entonces, volver a las consecuencias. Al libertino,
coherente,
desesperado por estar hecho de uri modo tal que no puede creer y que,
desde el punto de vista del acontecimiento-Cristo, en la que el SUJETó
más allá de la lógica de la apuesta -que en mi Théorie du SUJET [Teo-'
cristiano se enlaza con la otra infinitud, la del Dios viviente, sólo qué--
ría del SUJETo] había llamado la «confianza en la confianza»- requie-
da, a través de una apelación directa al libertino moderno, llevarlo a
re todavía de Cristo «signos de su voluntad», no queda sino respon-
re-intervenir, siguiendo los pasos de Cristo y los apóstoles. Nada, ni
derle que-: «Así lo hizo, pero ustedes los desdeñan». En la roca
siquiera la ii-uminación que da la interpretación de los síntomas, pue-
nihilista todo puede encallar y lo mejor que se puede esperar es ese
de hacer necesaria esta re-intervención. El famoso texto acerca de la
entre-dos fugitivo entre la convicción de que es necesario elegir y la
apuesta-cuyo VERDADero título es: «infinito-nada»- sólo indica que la
coherencia del universo de los signos que, hecha la elección, se deja
elección respecto de ese acontecimiento es ineludible, puesto que el
de desdeñar, y se llega a ver que es suficiente para establecer que di-
corazón de la VERDAD consiste en que el acontecimiento en el que se
cha elección era precisamente la de la VERDAD.
origina es indecidible. A partir del momento en que una vanguardia
De Voltaire a 'Valéry, toda una tradición laica francesa lamentó que
de interventores -los VERDADeros cristianos- decidió que Cristo era la
un genio tan grande como Pascal haya, en definitiva, perdido su tiem-
razón del mundo, no se puede hacer como si no se hubiera podido ele-
po y sus fuerzas queriendo salvar el galimatías cristiano. ¿Por qué no
gir. La VERDADera esencia de la apuesta reside en que es necesario
se consagró a las matemáticas y a esas fulgurantes consideraciones
apostar y no en que, una vez convencidos de que es necesario, se elija
sobre las miserias de la imaginación, que era donde sobresalía? Poco
el infinito antes que la nada, lo que es obvio.
sospechoso de celo cristiano, nunca simpaticé con esas nostalgias in-
Para despejar el terreno, Pascal se apoya directamente en la ausen-
teresadas en un Pascal sabio y moralista. 'Veo con mucha claridad que
cia de prueba, transformada aquí, genialmente, en íuerza respecto del
a lo que aquí se apunta con esas nostalgias, más allá del cristianismo,
punto crucial: es necesario elegir: «Por carecer de prueba [los cristia-
es al dispositivo militante de la VERDAD; a la garantía de que se sostie-
nos], no carecen de sentido». Porque el sentido acordado a la inter-
ne en la intervención de interpretación y que se origina en el aconte-
vención se sustrae a la ley de las «luces naturales». Entre Dios y no-
cimiento; a la voluntad de extender su dialéctica y de proponer a los
sotros «hay 'un caos infinito que nos separa». Y puesto que el sentido
hombres que consagren lo mejor que tienen a lo esencial. Por el con-
sólo es legible en ausencia de regla, optar por él «no es voluntario», la
trario, lo que más que nada admiro en Pascal es el esfuerzo de ir, en'
apuesta yd.. tuvo siempre lugar, como lo testimoiiian ios VERDADeros
circimstancias difíciles, a contracorriente, no en el sentido reactivo
cristianos. El libertino no tiene entonces, fundamento para decir, según
del término sino para inventar las formas modernas de una antigua
sus propios principios: «[...] los censuraré por haber hecho, no esa'
convicción antes que seguir el curso del mundo y adoptar el escepti-
elección, sino una elección [...] lo justo es no apostar». Tendría un
cismo portátil que todas las épocas de transición resucitan para uso de
fundamento si hubiera pruebas examiiiables, siempre sospechosas, y
los espíritus demasiado débiles para sostener que ninguna velocidad
si fuera necesario apostar sobre su conveniencia. Pero no las hay hasta
histórica es incompatible con la tranquila voluntad de cambiar el
tanto la decisión relativa al acontecimiento-Cristo no haya sido toma-
mundo y de unlversalizar su forma.
da. El libertino está al menos forzado a reconocer que' es preciso pro-
nunciarse sobre ese punto.
Sin embargo, la fragilidad de la lógica de intervención consiste en
MEDITACIÓN VEINTIDÓS

La forma-múltiple de la intervención:
' ¿hay un ser de la elección?

Al centrarse, en el. axioma de fundación, el rechazo de todo ser del


acontecimiento por parte de la teoría de conjuntos parece implicar, de
inmediato, que la intervención tampoco puede ser un concepto suyo.
Sin ernbargo, es alrededor, de una Idea matemática que reconocemos
sin demasiada dificultad la forma de la intervención y cuyo nombre
corriente, por cierto muy significativo, es «axioma de elección». En
tomo de este axioma tuvo lugar .una de las más diíras batallas entre
matemáticos que jamás se haya conocido, alcanzando su punto máxi-
mo entre 1905 y 1908. Como el conflicto tocaba lo esencial del pen-
samiento matemático en relación con lo que era lícito admitir como
operaciones constituyentes, parecía no haber ninguna otra salida que
la escisión. En un cierto sentido, es lo que sucedió, a pesar de que la
pequeña minoría llamada «intuicionista» haya organizado .su propia
vía alrededor dé consideraciones mucho más amplias que las que es-
taban enjuego, de manera inmediata, en él axioma de elección, ¿Pero
no ocurre siempre así cuando las escisiones tienen un real alcance
histórico? En cuanto a la abmmadora mayoría que acabó finalmente
por admitir el axioma incriminado no lo hizD, a fin de cuentas, más
que por razones pragmáticas. En efecto, .progresivamente se fueron
dando cuenta de que el axioma en cuestión, si bien implicaba enun-
ciados qué repugnan a «la intuición» -como la existencia de un buen
orden-en los números, reales-, era, por lo demás, indispensable para
establecer otros enunciados que pocos matemáticos aceptarían que
desaparecieran, enunciados tanto algebraicos («todo espacio vectorial
250 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA FORMA-MÚLTIPLE DE LA INTERVENCIÓN 251

admite una base») como topológícos («el producto de una familia: ñera que, en una elección general, cada circunscripción envía un dipu-
cualquiera de espacios compactos es un espacio compacto»). La clari-:- tado a la cámara de representantes.
dad sobre este asunto no fue nunca total; unos, no ajustaron su crítica ¿Dónde está el problema?
sino al precio de una visión restrictiva y sectaria de las matemáticas- Si el conjunto a es finito, no hay ninguno. Es, por otra parte, lo que
otros, se pusieron de acuerdo para salvar lo indispensable y continuar hace que no haya ningún problema en las elecciones, donde el número
obedeciendo a la regla de la «prueba», por sus consecuencias benefi- de circunscripciones es, por cierto, finito. Se puede entrever, sin em-
ciosas. bargo, que si el conjunto fuera infinito habría problemas. En especial,
Pero ¿de qué se trata entonces? En su forma última, el axioma de habría un problema para establecer qué es exactamente una mayoría.:..
elección plantea que, dado un múltiple de múltiples, existe un múlti- Podemos demostrar, por recurrencia, que no hay ningún problema
ple compuesto por un «representante» de cada uno de los múltiples no para el caso en que a es finito, estableciendo que la función de elec-
vacíos, cuya presentación queda asegurada por el primer múltiple. ción existe en el marco de las Ideas de lo múltiple ya presentadas. Por
Dicho de otro modo, se puede «elegir» un elemento de cada uno de consiguiente, no hay ninguna necesidad de una Idea suplementaria
los múltiples que componen un múltiple y «poner en conjunto» los (de un axioma) para garantizar su ser.
elementos así elegidos: el múltiple obtenido es consistente, es decir, Si consideramos un conjunto infinito, las Ideas de lo múltiple no
existe. permiten establecer en toda su generalidad la existencia.de una fun-
De hecho, aquello cuya existencia se afirma es una función que ción de elección y garantizar, por consiguiente, el ser de una delega-
hace corresponder a cada múltiple que pertenece a un conjunto, uno ción. Visto de manera intuitiva, hay algo que resulta indelegable en la
de sus elementos. Una vez que se supone que esta función existe, el multiplicidad infinita. Se trata del hecho de que una función de elec-
'■ i
múltiple que resulta de ella también existe, ya que basta con invocar ción que opera sobre un múltiple infinito deba «elegir» simultánea-
para ello el axioma de reemplazo. A esta úinción se la llama «función mente un representante para una infinidad de «representados». Pero
de elección». El axioma plantea que a todo múltiple.existente a, co- sabemos que la matriz conceptual del infinito supone una regla de re-
rresponde una ñmción existente/ que «elige» un representante en ca- corrido (meditación 13). Si una regla semejante me permitiera cb«5-
da uno de los múltiples de los que se compone a: tniir la función, se podría, en rigor, asumir su existencia; por ejemplo,
como límite de una serie de funciones parciales. En el caso general,
no vemos nada de esto. No se ve en absoluto cómo proceder para de-
(Va)(3/[(15ea)-^/(13)e p] finir explícitamente una función que seleccione un representante de
cada múltiple de una multiplicidad infinita de múltiples no vacíos. El
Según el axioma de reemplazo, la ñmción de elección garantiza lá exceso del infinito sobre lo finito se pone en evidencia en el punto en
existencia de im conjunto y, compuesto por un representante de cada el que la representación del primero -su delegación- parece en gene-
elemento no vacío de a. (Queda claro que respecto del vacío f no pué¿ ral impracticable, mientras que la del segundo, como hemos visto,
de «elegir» nada, ya que.vuelve a dar el vacío,/(0) = 0). Pertenecer puede ser deducida. Desde los años 1890-1892, cuando se comenzó a
a y -que llamaré una delegación de a- quiere decir: ser el elemento reconocer que ya se había utilizado, sin hacerla explícita, la idea de la
de un elemento de a que la función/seleccionó: existencia de una función de elección para los múltiples infinitos, al-
gunos matemáticos, como Peano o Bettazzi, formularon objeciones
V ■; ;/
.Í ■a6y^(3p) [( ÍB€a) &/(p) = a] señalando que había en ello cuestiones arbitrarias e irrepresentables.
Bettazzi escribía: «[...] se debe elegir un objeto, de manera arbitraria,
Una delegación de a hace un-múltiple de los representantes-unos en cada uno de los conjuntos infinitos, lo que no parece riguroso; a
de cada múltiple, de los que a hace uno. La «función de elección» / menos que se desee aceptar como un postulado que una elección se-
selecciona un delegado-de cada múltiple perteneciente a a, y todos mejante es posible, algo que, de todos modos, nos parece poco sa-
esos delegados constituyen una delegación existente, de la misma ma-
252 EL SER y EL ACONTECiMfENTO LA FORMA-MÚLTIPLE DE LA INTERVENCIÓN •253

gaz». Los términos alrededor de los cuales se iba a organizar el coiir. mós reconocido, hasta aquí, las leyes de la presentación de lo múltiple
ñicto, mi poco más tarde, están presentes en esta observación: puesto en tanto puro múltiple.
; He señalado que el axioma de elección podía formalizarse del si-
que la elección es «arbitraria», es decir, no explicitable bajo la forma guiente modo:
de una regla de recorrido definida, exige un axioma, el cual, al no
tCr ' (Va) (3/) [(Vp) [(p € a & ¡3 0)-^/(P) e p]]
ner ningún valor intuitivo, es también arbitrario. Dieciséis años más
tarde, el gran matemático francés Borel escribía que admitir «la , La escritura desplegada de esta fórmula exigiría sólo agregarle que
legir-: f es ese tipo de múltiple particular que llamamos función, lo que no
timidad de ima infinidad no enumerable de elecciones (sucesivas o plantea ningím problema.
si-, En apariencia, reconocemos la forma «legal» de los axiomas estu-
multáneas)» le parecía «una noción por completo carente de diados en la meditación 5; bajo la suposición de la existencia ya dada
sentido». de im múltiple a cualquiera, se afirma la existencia de otro múltiple,
.• En realidad, el obstáculo consiste en lo siguiente: por un lado, es en este caso, la función de elección f. Pero la similitud se detiene
necesario,admitir la existencia de una función de,elección páralos aquí, puesto que en los otros axiomas el tipo de conéxión entre el pri-
conjuntos infinitos en virtud de numerosos teoremas útiles, incluso mer múltiple y, el segundo es explícita. Por ejemplo, el axioma del
fundamentales, del álgebra y del análisis, por nó decir, de la teoría de conjunto de las partes nos dice que todo elemento de p (a) es una
conjuntos misma, de la que veremos (meditación 26) que el axioma parte de á. De esto se sigue que el conjunto así obtenido es único.
de elección clarifica en ella, de manera decisiva, la cuestión de la je- Para ün a dado, p (a) &s:un conjunto. De igual manera, para una pro-
rarquía de los múltiples puros y la conexión entre el,ser-en-tanto-ser piedad SF (p) definida, el conjunto de los elementos de a que tienen
y esa propiedad -cuya existencia está garantizada por el axioma de se-
la forma natural de su presentación-(los ordinales). Por otro lado, pár paración- es una parte fija de a. En el caso del axioma de elección,
ra el caso general, resulta totalmente imposible definir semejante la aserción de existencia es mucho más evasiva; ya que la función cu-
fiin: ya existencia se afirma sólo está sometida a una condición intrínseca
ción, indicar su manera de hacerse efectiva, aun admitiendo que (f (p) G P) que no autoriza ni a pensar que su conexión con la estruc-
existe tura interna del múltiple a sea explicitable, ni que esa fondón sea
una. Nos. encontramos aquí en la SITUACIONón de tener que única. De modo que el múltiple «/» sólo queda asociado a la singu-
postular ía laridad de a por lazos muy débiles y resulta absolutamente normal
existencia de un tipo de múltiple particular (una función), sin que es^ qué, dada la existencia, de un a dado, no se pueda «extraer» la cons-
ta postulación nos permita exhibir un solo caso, construir un soÍo trucción de una función / determinada. El axioma de elección yuxta-
ejemplo. En su libro sobre los fundamentos de la teoría de conjuntos, pone a la existencia de un múltiple la posibilidad de su delegación,
Fraenkel, Bar-Hillel y A. Levy indican con toda claridad que el axior sin inscribir ninguna regla de esta posibilidad que se pueda -aplicar a
ma de elección -la Idea que postula la existencia, para todo múltiple, la forma particular del múltiple inicial. Lai existencia, cuya universa-
de una función de elección- trata sólo la existencia en general y no lidad afirma el axioma de elección, es indistinguible por el hecho de
promete ninguna efectivizacjón singular de esta aserción de existen- que la condición a la que obedece (elegir representantes) no nos dice
cia: «El axioma no afirma la posibilidad de construir los recur- nada acerca del «cómo» de su efectivización. Se trata, entonces, de
sos científicos disponibles hoy o en el futuro) un conjunto-selección una existencia sin-uno, puesto que a falta de toda efectivización la
[lo que yo llamo una delegación]; es decir, proveer ima regla por la función/queda pendiendo de ima existencia que no se sabe cómo
cual, en cada miembro (3 de a, algún miembro de |3 pueda ser nom^ presentar.
brado [...]. El axioma sólo sostiene la existencia de un conjunto-
selec^
ción». Y los autores llaman a esta particularidad del axioma su «ca-
rácter puramente existencial». . .
Pero Fraenkel, Bar-Hillet y Levy se equivocan cuando plantean
que una vez reconocido el «carácter puramente existencial» del axio-
ma de elección los ataques de los que fue objeto dejan de ser convin-
centes. Es desconocer que para la ontología la existencia es una
cues-
tión clave y, que, en virtud de esto, el axioma de elección sigue
siendo
254 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA FORMA-MÚLTIPLE DE LA INTERVENCIÓN 255

. La función de elección está sustraída a la cuenta y si se considera piós de siglo fue realmente -en im sentido amplio- un conflicto políti-
que puede ser presentada (puesto que existe), no hay ninguna vía ge- co, dado que estaba en juego la decisión de admitir un ser de la inter-
neral para su presentación. Se trata de una presentabilidad sin presen- vención, algo que ninguna intuición, ningún procedimiento conocido,
tación. podía justificar. Los matemáticos -identificados en la ocasión con el
Hay, entonces, un enigma conceptual del axioma de elección, que nombre de Zermelo- debieron intervenir para que la intervención fue-
consiste en su diferencia con las otras Ideas de lo múltiple y que se si- se añadida á las Ideas del ser. Y, como se trata de la ley de la interven-
túa en el mismo lugar en el que Fraenkel, Bar-HUlel y Levy veían su ción, de inmediato se dividieron. Incluso aquellos que -implícitamen-
inocencia: su «carácter puramente exisíencial». Ya que esa «pureza» te- se servían de hecho de este axioma (como Borél, Lebesgue, etc;),
es, más precisamente, la impureza de una mixtura entre la^aserción de no tenían ante sus ojos ninguna razón aceptable para validar ¿e dere-
lo presentable (la existencia) y el carácter no efectivo de la presentar cho su pertenencia a la SITUACIONón ontológica. Nada hacía
ción, la sustracción a la cuenta-por-uno. posible evitár
La hipótesis que anticipó es la siguiente: el axioma de elección la apuesta de intervención, ni tener que sostener luego su validez en el
formaliza en la oníología los predicados de la intervención. Se trata discernimiento retroactivo de sus efectos. Steinitz, que era uno de los
de pensar la intervención en su ser, es decir, fuera del acontecimiento, grandes usuarios del axioma y que había establecido que el teorema
ai que la ontología, como se sabe, no puede conocer. El punto de fuga -VERDADéramente decisivo- «Todo cuerpo admite una clausura alge-
que es la indecidibilidad de perténenciadel aconteciniiento deja una braica» dependía del axioma de elección, resumía la doctrina de los
traza en la Idea ontológica donde se.inscribe la intervención-óntica, fieles, en 1910, de la siguiente manera: «Muchos matemáticos aún se
que es precisamente el carácter no asignable, o cuasi-no-uno, de la oponen al axioma de elección. Con el creciente reconocimiento de que
ftinción de elección. O más aún: el axioma de elección piensa la forr hay cuestiones matemáticas que no pueden ser decididas sin este axio-
ma de ser de la intervención en el vacío de todo aconteciihiento. Y lo ma, la resistencia de la que es objeto debe desaparecer progresivamen-
que ella encuentra allí está marcado por ese vacío, bajo la forma de la te. Por otro lado, en interés de la pureza del método, parece útil evitar
no constructibilidad de la función. La óntología afirma que la inter- el axioma mencionado cuando la naturaleza de la cuestión no exija su
vención es, y llama «elección» a ese ser (y la elección significante del utilización. He resuelto marcar esos límites muy claramente». -' ■'
término «elección» es por completo racional). Pero sólo puede hacer Sostener la apuesta de intervención, organizarse para discernir sus
esto poniendo en riesgo al uno, o sea, suspendiendo ese ser a su pura efectos, no'abusar de la potencia de una Idea supernumeraria y espe-
generalidad y nombrando, por defecto, al no-uno de la intervención. rar de las decisiones consecuentes la adhesión a la decisión inicial: en
Que el axioma de elección dirija luego los resultados'estratégicos esto consiste, según Steinitz-, la ética razonable de los partidarios del
de la ontología -de las matemáticas- constituye el ejercicio de la fide- axioma de elección.
lidad deductiva a la forma de intervención asociada a la generalidad de Sin embargo, esta ética no podría disimular lo abrupto de la inter-
su ser. La conciencia aguda que el matemático tiene de la singularidad vención sobre la intervención que formaliza la existencia de una fun-
del axioma se manifiesta por la distinción que se realiza, hasta hoy, en- ción de elección.
tre los teoremas que dependen del axioma de elección y los que no. No En primer lug^, como la afirmación de existencia de la función de
habría mejor modo que está distinción para indicar el discernimiento elección no está acompañada por ningún procedimiento que permita,
en el que, como lo veremos, se hace efectivo todo él celo de la fideli- en general, exhibir siquiera una, se trata de declarar que existen repre-
dad: discernimiento de los efectos del múltiple supernumerario del que sentantes -una delegación- sin ley de representación. En este sentido,
se decidió, a través de la intervención, su pertenencia a la y de acuerdo con lo que se prescribe para que un múltiple pueda ser
SITUACIONón. declarado existente, la función de elección es esencialmente ilegal, ya
Salvo que, en el caso de la .ontología, se trata de los efectos de la per- que se afirma la existencia de.ese múltiple pese a que ningún ser pue-
tenencia a las Ideas de lo múltiple de un axioma supernumerario, que da verificar, en tanto un ser, el carácter efectivo y singular de lo que la
es la intervención-en-su-ser. El conflicto de los matemáticos a princi- función de elección subsume. La función de elección es enunciada
LA FORMA-MÚLTIPLE DE LA INTERVENCIÓN 257
256 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

ciado ontológico relativo .a esta forma particular de presentación que


como un ser que no es VERDADeramente un ser, escapando a la le- es Ja actividad de intervención. En la medida en que suprime su histOr
gislación leibniziana de la cuenta-por-uno. Existe fuera de ricidad acontecimiental, resulta enteramente comprensible que no
SITUACIONón, ■ pueda .especificar, en-general, el uno-múltiple que es (respecto de una
En segundo lugar, aquello que elige la ^ción de elección, perma? SITUACIONón dada, es decir, en ontología, de un conjunto
nece- innombrable. Sabemos que, para todo múltiple no vacío ^ pre-r supuesto exis-
sentado por un múltiple a, la fimción selecciona un representante, un tente), sino sólo la forma-múltiple: la de una función cuya existencia,
múltiple que pertenece a p:/(p) e p. Pero el carácter no efectivo de la si bien proclamada, no se hace efectiva en ningún existente. El. axio-
elección -esto es, que no se pueda construir y nombrar, en general, ma de elección nos dice: «Hay intervención». La demarcación exis-
ese múltiple que es la función de elección- impide dar al representan- tencia! de ese «hay» no puede extenderse hacia el ser, puesto que una
te/ (P) algún tipo de singularidad. Hay un representante,'pero es im- intervención extrae su singularidad de exceso-de-uno -el aconte-
posible saber cuál es. De modo que ese representóte no tiene otra cimiento-cuyo no-ser declara la ontología.
identidad que la de tener que representar al múltiple al que pertenece; La consecuencia de esta estilización «vacía» del ser de la interven-
Además de ilegal, la representación por elección es también anónima, ción es que, a través de una admirable inversión que pone de manifies-
ya que ningún nombre propio puede aislar al representante seleccio- to la potencia de la ontología, este axioma, en el que anonimato e ile-
nado por la función, entre los otros múltiples presentados. El nombre galidad provocan la apariencia del desorden más grande -como los
del representante es, en realidad, un nombre común: «pertenecer al matemáticos lo intuyeron-, tiene como efecto último Ja cumbre del
múltiple P y ser seleccionado, de manera indistinta, por/>. Por cierto; orden. Hay en esto, una sorprendente metáfora ontológica del tema,
el representante es puesto en circulación en la SITUACIONón, lo que se ha hecho banal, según la cual los inmensos desórdenes revolu-
que permi- cionarios engendran el orden estatal más riguroso. El axioma de elec-
te siempre decir que- existe una función/tal que, para un p dado, se- ción es requerido, en efecto, para establecer que toda multiplicidad ad-
lecciona una/(P) que pertenece a p. O bien: para un múltiple a exis- mite un buen orden; dicho de otro modo, todo múltiple se puede
tente, afirmamos que existe el conjunto de los representantes de los «enumerar» de manera tal que, a cada etapa de esa enumeración, se
múltiples que lo componen, la delegación de a. Al reflexionar sobre pueda distinguir el elemento que viene «después». Y como los nom-
esa existencia concluimos que no es posible designar, en generaba bres-números que son los múltiples naturales (los ordinales) constitu-
ninguno de esos representantes, de modo que la delegación misma es yen la medida de toda enumeración -de todo buen orden-, es del axio-
un múltiple de contornos indistinguibles.;En particular, determinar .su ma de elección que se deriva, finalmente, que todo múltiple se puede
diferencia respecto.de otro múltiple (por el axioma de extensionali- pensar según una conexión definida por el orden de la naturaleza.
dad) es, en lo esencial, impracticable, ya que sería necesario aislar al Esta conexión será demostrada en la meditación 26. Lo que nos
menos un elemento que no figure en el otro múltiple, algo que no te.r importa aquí es captar, en el texto ontológico, los efectos del carácter
nemos ninguna seguridad de lograr. Esta suerte de inextensionalidad ahistórico en el que es situada la forma-múltiple de la intervención. Si
oblicua de la delegación indica el anonimato de principio de los repre- la Idea de la intervención -es decir, la intervención sobre el ser de la
sentantes. intervención- conserva aún el «salvajismo» de lo ilegal y, lo anónimo,
Ahora bien, en esas dos características -ilegalidad y anonimato- y si esos rasgos fueron resaltados io suficiente como para que a causa
reconocemos de. inmediato los atributos de la intervención, que debe de ellos los matemáticos, a quienes poco les preocupa el ser y el
extraer del vacío, fuera de la ley de la cuenta, el nombre anónimo del acontecimiento, se peleen a ciegas, el orden del ser retoma a ellos
acontecimiento. La clave del sentido especial del axioma de elección tanto más fácilmente cuanto más aquello que sostiene a las interven-
-y de -las controversias que suscita- radica, en última instancia, eii ciones reales -los acontecimientos-, indecidible respecto de la perte-
que este axioma no. garantiza la existencia de los múltiples en situa- nencia, permanezca fuera del campo de la ontología, y cuanto más la
ción, sino que garantiza la existencia de la intervención, que, sin ern- pura forma de intervención -la función de elección- se encuentre
bargo, es captada en su ser puro , (el tipo de múltiple que es), hecha la
abstracción de todo acontecimiento. El axioma de elección es el enun-
258 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

abandonada, en el suspenso de su existencia, a la regla en la que el': MEDITACIÓN VEINTITRES


uno-múltiple es enunciado en su ser. Es la razón por la cual la ap^e&i'
te interrupción de la ley que el axioma designa se transfonna de ÍKA La fidelidad, la conexión
mediato, en sus principales equivalentes.o en sus consecuencias, en'ía’'
firmeza natural de un orden.-
La enseñanza más profunda que nos deja el axioma de eleccióii-
consiste en que el tiempo y la novedad histórica son resultado del par
formado por el acontecimiento indecidible y la decisión de interven-
ción. La intervención, considerada bajo la forma aislada de su ser pu -
ro y pese a la apariencia ilegal que reviste, por no ser efectiva, funcio-^
na, en última instancia; al servicio del orden e incluso, como ío
veremos, de la jerarquía.
Para decirlo de otro modo: la intervención no extrae de su ser lá
fuerza de un desorden o de un desarreglo de la estructura, sino de su
efectividad, que es quien exige, más precisamente, ese primer desarfer
glo, ese primer disfiincionamiento de la cuenta que és el múltiple
.. Llamo fidelidad al conjunto de procedimientos por los cuales se
acontecimiental paradójico, del cual todo lo que pueda decirse de su discierne, en una SITUACIONón, a los múltiples cuya existencia
ser excluye que lo sea. -b depende
de la puesta en circulación de un múltiple acontecimiental, bajo el
nombre supernumerario que le confirió una intervención. En suma,
una fidelidad es el dispositivo que separa, en el conjunto de los múlti-
ples presentados, a aquellos que dependen de un acontecimiento. Ser
fiel es reagrupar y distinguir el devenir legal de un azar.
La palabra «fidelidad» remite claramente a la relación amorosa,
pero voy a sostener que es más bien la relación amorosa la que remi-
te, en el punto más sensible de la experiencia individual, a la dialécti-
ca del ser y el acontecimiento; la fidelidad propone una ordenación
temporal de esa dialéctica. En efecto, no hay dudas de que el amor, lo
que se llama amor, se funda a partir de una intervención y, por consi-
guiente, de:una nominación, en los parajes de un vacío convocado por
un encuentro. Todo el teatro de un Marivaux está consagrado, precisa-
mente, a la delicada cuestión de saber quién interviene, a partir del
momento en que se instituye de manera' evidente, en el mero azar del
encuentro, el malestar de un múltiple excesivo. En un retomo a la si-
tuación cuyo emblema fue durante'mucho tiempo el matrimonio, la
fidelidad amorosa constituye la medida de lo que subsiste.día tras día
como conexión entre ios múltiples regulados de la vida y la interven-
ción donde se dio el uno del encuentro. Desde el punto de vista del
acontecimiento-amor, .¿cómo separar en la ley del tiempo lo que-orga-
niza el mundo del amor, más allá de su simple acaecer? A esto se abo-
260 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO
LA FIDELIDAD, LA CONEXIÓN 261

ca la fidelidad y hace falta el acuerdo casi imposible entre un hombre ' "
rio de conexión adoptado. En una misma SITUACIONón y para
y una mujer acerca del criterio que, en todo lo que se presenta, distin- '
un mismo
gue los efectos del amor del curso habitual de las cosas.
acontecimiento pueden existir criterios diferentes, que definen fideli-
Una vez justificada la utilización de esta vieja palabra, se imponen;'
dades diferentes, por el hecho de que sus resultados -esto es, los múl-
tres observaciones preliminares:
tiples reagrupados de acuerdo a la manera en que se conectan con el
En primer lugar, una fidelidad es siempre particular, por el hecho
acontecimiento-^ no componen forzosamente partes idénticas («idéri-
de que depende de un acontecimiento. No hay disposición fiel en ge--
ticas» quiere decir aquí: partes tenidas como idénticas por él estado
neral. No corresponde en modo alguno entender la fidelidad como '
déla SITUACIONón). Sabemos, einpíricamente, que hay muchas
una capacidad, un rasgo subjetivo o una virtud. La fidelidad es una
maneras
operación situada que depende del examen de las
de.ser fiel a uh acontecimiento: stalinistas y trotskistas proclamaban
SITUACIONones. La fidelidad es una relación funcional al sü fidelidad a Octubre del 17, pero unos masacraban a los otros; In-
acontecimiento.
tuicionistas y axiomáticos conjüntistas se declaraban fieles al aconte-
En segundo lugar, una fidelidad no es un término-múltiple de la si-
cimiento-crisis de las paradójicas lógicas descubiertas a principios de
tuación sino, como la cuenta-por-uno, una operación, una estructura. .
siglo, pero las matemáticas que desarrollaban unos y otros eran muy
Lo que permite evaluar la fidelidad es su resultado: la cuenta-por-uno.
diferentes.-Las consecuencias extraídas de la disgregación cromática
de los efectos reglados de un acontecimiento. Hablando con rigor, la
del sistema tonal por.los serialistas o por los neoclásicos eran diame-
fidelidad no es. Lo que existe son los agrupamientos, que ella consti-
tralmente opuestas, etc. .
tuye, de los unos-múltiples que están marcados, de una manera u otra,
Es necesario retener y fijar conceptualmente que una fidelidad
por la circunstancia del acontecimiento. •
queda definida, de manera conjunta, por: una SITUACIONón -
En tercer lugar, puesto que una fidelidad discierne y reagrupa múl-
aquélla en la
tiples presentados, cuenta partes de la SITUACIONón. El
que se encadenan los efectos de la intervención, según la ley de la
resultado de los
cuenta, un múltiple particular -el acontecimiento tal como fue nom-
procedimientos fieles está incluido en la SITUACIONón. En
brado y puesto én circulación- y una regla de conexión que permite
consecuencia',
evaluar la dependencia de cualquier múltiple existente respecto del
la fidelidad opera, en un cierto sentido, sobre el terreno del estado de
acontecimiento, de acuerdo a cómo la intervención decidió su'perte-
la SITUACIONón. Una fidelidad puede aparecer, según la
nencia á la SITUACIONón. í■.
naturaleza de sus
Utilizaré la notación □ (que se lee: «conectado por'una fideli-
operaciones, como un contra-estado, o como un sub-estado. Siempre
dad») para designar el criterio por el cual se considera que un múlti-
hay algo de-institucional en una fidelidad, si entendemos por institu-
ple presentado depende del acontecimiento. En una
ción,-de manera muy general, lo que está en el espacio de la represen-
tación, del estado, de la cuenta-de-la-cuenta; lo que concierne a las in-
SITUACIONón dada y
para un acontecimiento particular^ el signo formal □ remite a proce-
clusiones más que a las pertenencias.
dimientos diversos. Nos interesa aquí aislar un átomo, o secuencia
No obstante, es conveniente matizar estas tres observaciones.
minimal, de la operación de fidelidad. La escritura a □ designa un
Si bien es cierto que toda fidelidad es particular, es necesario sin
átomo de ese tipo. Inscribe que el múltiple a está conectado con el
embargo pensar filosóficamente la forma .universal de los procedi-
acontecimiento ax por una fidelidad. La escritura ~ (a □ ax)'señala un
mientos que la constituyen; Si suponemos que fue puesto en circula-
átomo negativo: inscribe que, para una fidelidad, el múltiple a se con-
ción (después de la retroacción interpretadora de una intervenciónj el
sidera no conectado con el acontecimiento, lo que quiere decir indife-
significantes^ de un acontecimiento, un procedimiento de fidelidad
rente a su ocurrencia azarosa, tal como es,fijada retroactivamente por
consiste en disponer de un criterio relativo a la conexión o no cone-
la intervención. En su ser-no-ente real; una fidelidad es una cadena de
xión de cualquier múltiple presentado con este elemento supernume-
átomos positivos o negativos, es decir, la constatación de que tales o
rario üx. La particulari(¿d de una fidelidad, además de estar ligada al
cuales múltiples existentes están o no conectados con el aconteci-
ultra-uno que es el acontecimiento -que, sin embargo, no es para ella
miento. Por razones que se irán haciendo evidentes y que tendrán su
más que un múltiple existente entre otros-, depende también del crite-
pleno desarrollo en la meditación acerca de la VERDAD, llamaré
indaga-

I
fi'!''ií

262 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA FIDELIDAD, LA CONEXIÓN 263

ción a toda serie finita de átomos de conexión para una fidelidád^.Uriá', dad es, en tanto procedimiento, a la medida de la SITUACIONón
indagación es, en el fondo, un estado dado -finito- del proceso fiel. y es infini-
' Estas convenciones nos llevan de inmediato a los diversos maticeV..’ ta si la SITUACIONón lo es. Ningún múltiple particular limita, de
que merece la segunda observación preliminar. Por cierto, la fidélí^.; derecho,
dad, en tanto procedimiento, no es. Sin embargo, a cada instánte una ■ el ejercicio de una fidelidad. En consecuencia, la proyección estatal
fidelidad acontecimiental puede ser aprebendida-.en un resultado pro- instantánea, que reagrupa en una parte de la SITUACIONón a los
visorio, compuesto por indagaciones efectivas en las que se inscribe múltiples
qué múltiples están o no conectados con el acontecimiento. Siempre ya discernidos como conectados con el acontecimiento, no es más que
es admisible plantear que el ser de una fidelidad se constituye a partir una aproximación grosera, a decir VERDAD casi nula, de lo que es
del múltiple de los múltiples que. ella discernió, según su operador capaz
propio de conexión, como dependientes del acontecimiento del-que la fidelidad.;
procede. Desde el punto, de vista del estado, esos múltiples componen .M:. Por otro lado, es necesario reconocer que esta capacidad infinita
siempre una parte de la SITUACIONón -un múltiple cuyo uno es no es efectiva, puesto que en todo momento su resultado se-puede
de inclu- proyectar estatalmente como parte finita. Corresponde, entonces, de-
sión-, la parte «conectada» con el acontecimiento. Podemos llamar cir lo siguiente; pensada en su ser -o según el ser-, una fidelidad és
«ser instantáneo» de 'una fidelidad a esta parte de la un elemento finito del estado, una representación; pensada en su no-
SITUACIONón. Obser ser.-como operación-, una fidelidad es un procedimiento infinito, ad-
vamos que se trata, nuevamente, de un concepto estatal. yacente a la presentación. Por lo tanto, una fidelidad está siempre en
No obstante, considerar esta proyección estatal del procedimiento exceso, que no es, sobre su ser. Existe más acá de sí misma, inexiste
como un fimdamento ontológico de la fidelidad sigue siendo sólo una ^, más allá de sí misma. Siempre es posible decir que es un casi-nada
idea aproximada. En efecto, en todo momento las indagaciones en las; del estado o un casi-todo de la SITUACIONón. El famoso «no
que se inscribe el resultado provisorio de una fidelidad forman üh somos nada,
conjunto finito. Ahora bien, este aspecto debe vincularse-dialéctica- seamos todo», si se determina su concepto, toca este punto. En última
mente a la decisión ontológica- ñmdamental que estudiamos en las instancia significa; seamos fieles al acontecimiento que somos.
\ '■ meditaciones 13 y 14, que afirma que, en última instancia, toda situav Al ultra-uno del acontecimiento corresponde el Dos en el que se
ción es infinita. En .todo su rigor, esta dialéctica supondría que esta- resuelve la intervención. A la SITUACIONón donde se juegan las
bleciésemos en qué sentido toda SITUACIONón depende, en consecuencias del acontecirniento corresponden, para una fidelidad, por
cuanto a su una parte, el uno-finito de una representación efectiva y, por otra, el
ser, de una conexión con los múltiples naturales. Ya que, hablando infinito de'una presentación virtual.
! i'i con propiedad, sólo apostamos al infinito del ser a propósito de las A partir de lo anterior se impone restringir el campo de aplicación
multiplicidades cuyo esquema ontológico es tm ordinal, es decir, las de mi tercera observación preliminar. Si el resultado de una fidelidad
multiplicidades naturales. La meditación 26 establecerá que todo múl- es estatal porque reagrupa múltiples conectados con el acontecimien-
tiple puro -por lo.tanto toda presentación- puede ser «enumerado», to, la ñátliá&á sobrepasa (como dice Hegel, cf meditación 15) todos
en un sentido preciso, por un ordinal. Por el momento nos basta con los resultados en los que se dispone su ser-finito. El pensamiento de
anticipar una consecuencia de esta correlación, que es que casi todas la fidelidad como contra-estado (o sub-estado) es absolutamente apró-
las SITUACIONones son infinitas. De esto resulta que'la ximativo. Por cierto, la fidelidad toca al estado en la medida en que se
proyección estatal lo piense con la categoría del resultado. Pero tomada al nivel de la
de una, fidelidad, que reagrupa un número finito de múltiples conecta- presentación, sigue siendo ese procedimiento inexistente por el cual
i dos con el acontecimiento, es inconmensurable respecto de la situa- todos los múltiples presentados están disponibles, podiendo advenir
ción y, por consiguiente, de la fidelidad misma. Pensada como proce- cada uno de ellos al lugar de ese a, del cual se habrá de inscribir, en
dimiento que no es, una fidelidad es lo que abre al discernimiento una indagación efectiva del procedimiento fiel, ya sea a □ ¿Zx o bien
general de los unos-múltiples presentados en la SITUACIONón, -- (a □ %), según que el criterio □ determine que a está orip bajo la
según estén dependencia marcada por el acontecimiento.
conectados ’o no con el acontecimiento. Por consiguiente, una fideli- En realidad, hay una razón más proftinda aún para el desestatiza-
264 EL SER Y EL ACOí^TECIMIENTO
LA FIDELIDAD, LA CONEXIÓN 265 '
ción, para la-desinstitucionalización del concepto de fidelidad: El
estado es un operador de la cuenta que remite a las relaciones ontológi-;
miento. Este tipo de fidelidad, inversión del espontaneísmo, no es en
cas fundamentales,' la pertenencia , y lá inclusión. Asegura lacuentáV'
absoluto menos estatal. En efecto, su resultado es la
poTruno de las partes, por lo tanto, de los múltiples que se componen,
de múltiples presentados en la SITUACIONón. Que un múltiple
SITUACIONón en su
totalidad, es decir, la parte maximal enumerada por el estado. Una co-
a esté con-:
nexión de,este tipo, que no separa nada, que no admite ningún átomo
tado por el estado significa, esencialmente, que todo múltiple p que'le:'
negativo -ningún ~ (a □ a^ donde se inscriba la indiferencia de un
pertenece está presentado en la SITUACIONón y, como a es una
múltiple frente a la irrupción propia del acontecimiento-^, es una fide-
parte dé
lidad dogmática. En materia de fidelidad a un acontecimiento, la uni-
esta SITUACIONón, entonces queda incluido en ella. Por el
dad de ser del espontaneísmo (sólo el acontecimiento está en cone-
contrario-, -una
xión consigo mismo) y del dogmatismo (todo múltiple depende del
fidelidad discierne la conexión de los múltiples presentados con un
acontecimiento) es la coincidencia de su resultado con funciones es-
múltiple particular, que es el acontecimiento tal como su nombre ilef;
peciales delestado; Una fidelidad es muy distinta del estado si no
gallo hace.circular en la SITUACIONón. El operador de
puede asignarse, de alguna forma, a una función definida del estado,
conexión, D, no,'
si su resultado es una parte que, desde el punto de vista del estado, es-
tiene ningún vínculo de principio con la pertenencia o la inclusión. Es:
tá particularmente desprovista de sentido. En la meditación 31 cons-
sui generis, propio de la fidelidad y, por lo tanto, ligado a la singula-
truiré el esquema ontológico de un resultado de esas características y
ridad del acontecimiento. Evidentemente, el operador de conexión;
mostraré que se trata, por lo tanto, de ima fidelidad
del que dije que caracterizaba una fidelidad singular, puede tener re^ ■
Que la fidelidad sea lo menos estatal posible se juega, por un lado,
laciones. de mayor o menor proximidad con las grandes conexiones
en la distancia entre su operador de conexión y la pertenencia (o lá in-
ontológicas que .son la pertenencia y la inclusión. Una tipología de las
clusión).y, por otro lado, en su capacidad.realmente separadora. Una
fidelidades se vincularía precisamente a esta proximidad. Su regla se--
fidelidad real establece dependencias que, para el estado, son sin con-
ría la siguiente: cuanto más una fidelidad se-aproxima, por su operad,
cepto y divide .-a través de estados finitos sucesivos-la
dor □, a las conexiones ontológicas -pertenencia e inclusión, presen-
tación y representación, e e c—, más estatal es. Por cierto, afirmar
SITUACIONón en
dos, puesto que discierne también una masa de múltiples indiferentes
que un múltiple está conectado con el acontecimiento sólo si le perte-
al acontecimiento.
nece es el colmo de la redundancia.estatal. Pues en la
En este, punto se puede pensar a una fidelidad, nuevamente, como
SITUACIONón, ha-
un contra-estado. En efecto, ella organiza, en Ja SITUACIONón,
blando con rigor, el acontecimiento es el .único, múltiple presentado
que pertenece al acontecimiento, ÜX ^ O-X- Si‘ la conexión de fidelidad obra legiti-
□ es idéntica a la pertenencia £, se sigue de ello que el único resulta- midad de las inclusiones. Construye, según el devenir infinito de re-
do de la fidelidad es esa parte de la SITUACIONón que es el sultados provisorios finitos, una suerte de otra SITUACIONón,
singleton del obtenida a
acontecimiento {ax}. Sin embargo, he mostrado precisamente .(medi- partir de la división en dos de la SITUACIONón primitiva. Esta
tación 20) que un singleton tal era ..el elemento constitutivo de la' otra situa-
relación sin .concepto.del estado con. el acontecimiento. Se podrá ción es la de los múltiples marcados por el aconteciiniento, y siempre
notar, al fue tentador, para una fidelidad, considerar al conjunto de esos múlti-
pasar,- que la tesis espontaneísta (grosso modo: sólo pueden valerse de ples, en su figura provisoria, como su propio cuerpo, como la efecti-
un acontecimiento aquellos que lo han hécho.) es, en realidad, la tesis vidad activa del acontecimiento, como la VERDADera
estatal. Nos, alejamos de esta coincidencia con ehestado de la situa- SITUACIONón o como
ción a medida que el operador de fidelidad se distingue de la perte- el rebaño de los Fieles. Esta .versión eclesiástica de la fidelidad (los
nencia al múltiple acontecimiental. Una fidelidad no institucional es múltiples conectados son la Iglesia del acontecimiento) constituye
una fidelidad apta para discernir las marc^ del acontecimiento lo más una ontologización cuyo error ya he mostrado. No por ello deja de ser
lejos, posible-del acontecimiento mismo. El tope último y trivial está una tendencia necesaria, que es nuevamente la tendencia a satisfacer-
constituido esta vez por una conexión universal, que pretendería que se con la proyección de un no-existente -de un procedimiento erran-
todo, múltiple presentado fuera, de hecho, dependiente del aconteci- te- sobre la superficie estatal donde se hacen legibles sus resultados.
Una de las cuestiones más importantes de la filosofía, que puede
266 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA FIDELIDAD, LA CONEXIÓN 267

reconocerse bajo nombres muy diversos á lo largo de su historia, coíi-' mediato a la elucidación de la lógica dialéctica- esta vez se ubica, en
siste en saber en qué medida la constitución aContecimiental -es de- sentido estricto, a lo último.
cir, el Dos del anonimato vacío que bordea el sitio y del nombre que Se aclararía mucho la historia de la filosofía si se tomara como hi-
hace circular la intervención-prescribe el tipo de conexión en el que;, lo conductor al SUJETo concebido de este modo, lo más alejado
se regula ima fidelidad. ¿Hay, por ejemplo, acontecimientos, y por posible
consiguiente intervenciones, tales que la fidelidad a ellos anudada es de toda psicología, como lo que designa la juntura entre una interven-
necesariamente espontaneísta, dogmática o genérica? Y si tales pres- ción y una regla de conexión fiel. La hipótesis que propongo consiste
cripciones existen, ¿qué papel desempeña en ellas el sitio de aconteci- en que, en ausencia de todo concepto explícito de SUJETo, un sistema
miento? ¿Es posible que la naturaleza de los sitios influya sobré la fi- filosófico (salvo, quizá, los de Aristóteles o Hegel) tiene siempre co-
delidad a los acontecimientos que están prendidos a su vacío central? mo piedra angular una proposición teórica que concierne esa juntura.
El cristianismo dio lugar a debates interminables acerca de saber si el Se trata, en VERDAD, del problema que le queda a la filosofía una vez
acontecimiento-Cristo ordenaba, y hasta qué detalle, lá organización : que se le sustrae, para señalar su reglamentación en las matemáticas,
de la Iglesia. Y sabemos muy bien en qué medida la cuestión del sitio la famosa interrogación sobre del ser-en-tanto-ser.
judio del acontecimiento operó de un extremo a otro de esos debates- -Por el momento no es posible ir más lejos en la investigación del
Asimismo; la figura democrática o republicana, del Estado buscó modo por el cual el acontecimiento prescribe -o no- las maneras de
siempre legitimarse a partir de las máximas en las que se pronunciaba serle fiel. No obstante, si suponemos que no hay ningún vinculo entre
la revolución de 1789. Incluso en las matemáticas puras -esto es, en la intervención y la fidelidad, será necesario admitir que el operador
la SITUACIONón ontológica-, un punto tan oscuro y decisivo de conexión D surge de hecho como un segundo acontecimiento. En
como el dé ^ efecto, si el hiato entre Ux -tal como la intervención lo hace circular
saber qué ramas, qué partes -de la disciplina, están en tal o cual mó--.. en la SITUACIONón- y el discernimiento fiel de lo que está
mentó activas, o de moda, queda en general referido a las cohsécueh-. conectado con
cias,;que es necesario explorar fielmente, de una mutación teórica; él -a través de átomos del tipo (a □ a;c) p ~ (a □ aj)- es total, es pre-
concentrada en un acontecimiento-teorema o en la irrupción de uii ciso convenir que, además del acontecimiento propiamente dicho, hay
nuevo dispositivo conceptual. Filosóficamente, el '<<topos» de está ese otro suplemento de la SITUACIONón que es el operador de
cuestión es el de la Sabiduría o el de la Ética, en sus -relaciones con fidelidad. Y
una iluminación central obtenida sin concepto, al término de un des- • esto será tanto más VERDADero cuanto más real sea la fidelidad, esto
pejamiento iniciático, cualquiera sea su motor (ascensión platónica, es,
duda cartesiana, énoxq husserliana...). Se trata siempre de saber si de , menos próxima al estado, menos institucional. Cuanto más alejado de
la conversión acontecimiental se pueden deducir las reglas de la fide- las grandes ligazones ontológicas se encuentre el operador de cone-
lidad infinita.-,: - ). xión O, tanto más hace innovación; los recursos de la
.. Por mi parte, llamaré SUJETo al proceso de ligazón entre el aconte- SITUACIONón y de
cimiento (por lo tanto, la .intervención)'y el procedimiento de fideli- su estado parecen menos aptos para revelar su sentido.
dad (por lo'tantOj su operador de conexión). En Théorie du SUJET
[Teo-
ría del .SUJETó],'donde' el abordaje es. más bien lógico e histórico que
ontológico, anticipaba en algo los actuales desarrollos. En efecto, se
puede reconocer en lo que llamaba súbjetivación al grupo de concep-
tos vinculados a la intervención y en lo que llamaba proceso subjeti-^
vo, a-los conceptos relacionados con la fidelidad. Sin embargo, el or^
den de las razones es, en esta ocasión, el de "una fundación, y por este
motivo la categoría de SUJETo -que en mi libro anterior seguía de in-
1
. MEDITACIÓN VEÍNTICUATRO

La deducción como operador


de la fidelidad ontológica

. En la meditación 18 mostré que la ontología, doctriha dé lo múlti-


ple puro, prohibía que un múltiple se pertenéciése a sí mismo y plan-
teaba,. en consecuencia, que el aconteciniiéhto no es. Tal es el cometi-
do del axioma de fundación.' No tendría que haber entonces'ningún
problema intra-ontológico “-por lo tanto, intrá-matemáticó- cón la fi-
delidad, puesto que el tipo de múltiple «paradójico» que da el esque-
ma del acontecimiento está forcluido de toda puesta en circulación en
la SITUACIONón ontológica. De una vez para siempre, fue
decidido que ta-
les múltiples no pertenecerían a esa SITUACIONón. .En-ésto, la
ontología
permanece fiel al imperativo formulado inicialménte por Parménides:
es necesario apartarse de todo camino que pudiera autorizar la afir-
mación de un ser del no-ser.'
Sin embargo, del hecho de qué no exista un concepto matemático
del acontecimiento no se infiere en absoluto' que tampoco ..existan
acontecimientos matemáticos. Es evidente más bien io contrario. La
temporal del acontecimiento y de la intervención desempeña en ello
un papel esencial; Un gran matemático sólo es alguien que interviene
en las inmediaciones de un sitio de la SITUACIONón
matemática, que de-
vasta, bajo el peligro del uno, la precaria convocatoria de su vació; por
un genio matemático como Evaristo Galois de su propia función.
Si bien es VERDAD qué ningún emmciado óntológicó, ningún
teore-
ma, se apoya en un acontecimiento ni evalúa la proximidad de sus
270 EL SER y EL ACONTECIMIENTO LA DEDUCCIÓN COMO OPERADOR 271

efectos -si, por ío tanto, la onto-logía propiamente dicha no legisla fidelidad por los cuales se evalúa que los enunciados sean compati-
sobre la fidelidad- también es cierto que, a lo largo del despliegue bles con, dependientes de, o influidos por el surgimiento de un teorer
histórico de la ontología, hay acontecimientos-tepremas, y ,en ma nuevo, una nueva axiomática, o nuevos dispositivos de investiga-
consecuencia,la necesidad subsiguiente de serles fiel. Esto nos ción. La tesis que voy a formular es simple: en todo momento, la
recuerda con fuerza fidelidad ontológica a su acontecimientalidad extrínseca se hace efec-
que la ontologia, que es la presentación de la presentación, está tiva a través de \2L deducción, es decir, la exigencia demostrativa, el
ella misma presentada en el tiempo sólo como principio de- coherencia, la regla de encadenamiento. El doble impera-
SITUACIONón, y que son los tivo consiste en que un enunciado nuevo da testimonio de su coheren-
enunciados nuevos los que periodizan esta presentación. El texto cia con la SITUACIONón -por lo tanto; con los enunciados
matemático es, por cierto, intrínsecamente igualitario; no clasifica existentes- (es
los enunciados según su grado de proximidad o de conexión con el irmperativo de la demostración) y que las consecuencias que de ahí
un enunciado-acontecimiento, con un descubrimiento en él que tal se derivan sean regladas por una ley explícita (es el imperativo de la
o cual sitio deldispositivo teórico se vio constreñido a hacer fidelidad deductiva propiamente dicha).
advenir ío impresentableLos enunciados son VERDADeros o
falsos, demostrados o refutados, ytodos, en última instancia,
hablan de lo múltiple puro, por consiguien-te, de la forma en la I. EL CONCEPTO FORMAL DE LA DEDUCCIÓN
que se hace efectivo el «hay» del ser-en-tanto-ser
La preocupación que han tenido siempre los redactores de obras
mate-máticas por clasificar los enunciados según una jerarquía de
¿Cómo describir este operador de fidelidad cuyo uso ha sido, cons-
importan-cia (teoremas fundamentales, teoremas simples,
tituido por las matemáticas, y sólo por ellas? Desde un punto de vista
proposiciones, lemas;etc.) y, a menudo, por indicar el surgimiento
formal -y relativamente tardío en lo que hace a su desarrollo total-,-
del enunciado, registran-
una deducción es un encadenamiento de enunciados explícitos que,
do la fecha y el matemático que lo formuló, no deja de ser un
partiendo de axiomas (para nosotros. Ideas de lo múltiple y axiomas
síntoma,
de la lógica de primer orden con igualdad), conduce al enunciado de-
sin duda exterior a la esencia del texto, harto evidente. Síntomas
ducido, a través de intermediaciones tales qúe el pasaje de lo que pre-
son
cede a lo que sigue se hace conforme a reglas definidas.
también esas feroces querellas de prioridad en las que los
La presentación de esas reglas depende del vocabulario lógico uti-
matemáticos
lizado, pero en lo esencial son siempre idénticas. Si se admiten, por
se disputan el honor de haber sido, respecto de tal o cual novedad
ejemplo, como signos lógicos primitivos, la negación , la implica-
teó-
ción y el cuaníificador universal' V -lo que basta para nuestras ne-
rica, el responsable principal, algo que el universalismo igualitario
cesidades-, las reglas son dos;
del
- La separación, o «modus ponens»: si ya fue deducido A B, y
texto debería hacer considerar como indiferente. La disposición
también lo fue A, entonces consideramos que hemos deducido B. Se-
empí-
ñalando con h que se ha demostrado un enunciado, tenemos:
rica del escrito maternático lleva entonces la marca de que la
acontecí--
mientalidad ontológica, abolida en su resultado explícito, rige, sin
\-A
em-
bargo, que el edificio teórico' sea, en un cierto momento, lo que es.
Como un autor de teatro que, sabiendo que sólo las réplicas hB
cons-
tituyen para el director el referente estable de la representación,
pro-
cura desesperadamente anticipar el detalle a través de esa
didascalia
que describe el decorado, los trajes, las edades y los gestos, el
escn-
íor-maíemáíico .pone con anticipación en escena el texto puro,
donde
el ser es afirmado en tanto ser por medio de indicaciones de
272 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO
LA DEDUCCIÓN COMO OPERADOR 273

- La generalización. Si a es una variable y ya fue deducid6:5íüp :les la verificación de los cálculos. Esto resulta'particularmente nítido
enunciado del tipo B [a], en el que a no está cuantificado en-5 -eAJ para los matemáticos que intervienen, ya que ponen en circulación al-
tonces consideramos que hemos deducido (Va) B. .|o que será aún explotado, y hasta problematizado, mucho tiempo
El modus ponens corresponde a la idea «intuitiva» de la iiriplic¿| después de ellos, como Fermat, Desargues, Galois o Riem^in.
ción: si Á lleva & B y A e s «VERDADero», B debe ser VERDADero •.:;-La decepcionante VERDAD formal consiste en que todos los
tambig^ enuncia-
•• Asimismo, la generalización corresponde a la idea dos matemáticos, en tanto demostrados en el marco axiomático, son
«intuitiva»;;:d6'i equivalentes respecto de la sintaxis deductiva. Entre los axiomas pu-
la universalidad de un enunciado-, si A es VERDADero para un a ramente lógicos que sostienen el, edificio se encuentra, en efecto, la
cudls' tautología: Á-^{B A); antiguo adagio escolástico que afirma que
quiera (puesto que a es Una variable), entonces es VERDADero un enunciado VERDADero esta implicado por cualquier enunciado, ex-
paratoí qüodlibet sequitur verum, de modo que si tenemos el enunciado rí, se
doa. . ■ sigue que tenemos B A, donde 5 es un enunciado cualquiera.
La extrema pobreza de estas reglas contrasta vivamente con la ri-'í Supongamos ahora que hayarüos deducidos tanto el enunciado A
queza y complejidad del universo dé las demostraciones matemáticas^ como el B. De B- y de la tautología B (A B), se extrae también
Pero que lo difícil de la fidelidad sea su ejercicio y no su criterio (A B). Pero si (5 A) y (A B) son uno y otro VERDADeros, es
en definitiva, algo .acorde con la esencia ontológica de este universo;; porque A es equivalente zB'.A^B.
Los múltiples que presenta la ontología, todos tejidos del vacío, . np ' Esta equivalencia marca formalmente la monotonía de la fidelidad
son cualitativamente muy distintos. El discernimiento de la conexión-- ontológica, que se funda, en última instancia,-sobre la uniformidad la-
deductiva de un enunciado que refiere a otro no podría poner en jüef: tente de lós múltiples de los que‘ella evalúa, via los enunciados, su
go leyes muy numerosas, muy heterogéneas. En contrapartida, esta-' conexión con el surgimiento innovador.
blecer distinciones efectivas en esas proximidades cualitativas, exige. Sin embargo, esta ingrata identidad formal de todos los enuncia-
una fineza y. una experiencia extremas. dos de la ontología está muy -lejos de obstaculizar sutiles jerarquías e
Esta visión de las cosas, aún muy formal, puede ser radicalizádá: : incluso, por los caminos más retorcidos, su fundamental inequivalen-
Como «el objeto» de las matemáticas eselserremtanto-.ser, podemos' cja.'
esperar una excepcional uniformidad de los enunciados que constituí • Es necesario ver bien que la resonancia estratégica dé la fidelidad
yen su presentación. La aparente proliferación de ios dispositivos con-.' demostrativa sólo cuánta con su rigidez táctica como una garantía for-
ceptuales y de los teoremas debe remitir, por cierto, a alguna indife"'. mal, y que el texto real no la reúne sino rara vez. Así como la escritu-
renda, cuyo írasfondo es la ftmción fundadora del vacío. La fidelidad' ra estricta de la ontología, fundada únicamente en el signo de perte-
deductiva, que trama la incorporación de un enunciado nuevo al edifií nencia, no es más • que la ley donde toma -vuelo una' fecundidad
do general, está marcada, de manera'evidente, por la monotonía, a olvidadiza, de igual modo el formalismo lógico y sus dos operadores
partir del momento en que la diversidad presentadora de ios múltiples
de conexión fiel -el modus ponens y la generalización- dan'lugar rá-
está depurada hasta el punto de- no retener del múltiple más que su
pidamente a procedimientos de'localización y de inferencia cuyo al-
multiplicidad. Empíricamente,- por lo demás, en la práctica matemátií.
cance es mucho más amplio. Examinaré dos de ellos para probar la
ca vemos con claridad que la complejidad y sutileza de los conceptos- •
distancia, propia de la ontología, entre la uniformidad de las equiva-
y demostraciones se fragmenta en secuencias breves, cuyo carácter re-
petitivo se percibe cuándo son expuestas de manera llana, y, también;', lencias y la audacia de las inferencias: el uso de hipótesis y el razona-
que sólo ponen en juego algunos «trucos» extraídos de un stock muy; miento por el absurdo.
restringido. Todo el arte reside en la disposición general, en la estro-,
íegia demostrativa. La táctica es, en cambio, rígida y casi esquelética.
A fin de cuentas, los grandes matemáticos a menudo «pasan por enci-
ma» este detalle y, visionarios del acontecimiento, van directo a las
disposiciones conceptuales de conjunto, quedando a cargo de los fíe-
274 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA DEDUCCIÓN COMO OPERADOR 275

2. EL RAZONAMIENTO HIPOTÉTICO puedan ser las conexiones de largo alcance de la monotonía táctica de
Jos átomos de inferencia (el modus ponens y la generalización), ellas
deben, en un cierto sentido, resolverse en ese campo, ya que la ley es
Cualquier alumno de matemáticas sabe que, para demostrar ,uná la ley. Se ve en esto claramente cómo la fidelidad ontológica, por más
proposición del tipo «A implica 5», se puede proceder del- siguiente inventiva que sea, no puede, evaluando conexiones, romper con la
modo-, se supone que A es VERDADero y de allí se deduce B. cuenta-por-uno, exceptuarse de la estructura; Más bien, constituye
Observe^ siempre su diagonal, una flexibilidad extrema, una abreviatura írreco-
mos de paso que un enunciado «A —> B» no toma posición-ni sobre Ja nocible. , ’ .
VERDAD de A ni sobre la de B. Sólo ordena la conexión entre A y B, Por ejemplo, ¿qué significa que se pueda «hacer la hipótesis» de
por que un enunciado A es VERDADero? Equivale a decir que, dada la
la que uno implica al otro. De este modo, se puede' dernostrar, en la situa-
teoría de conjuntos, el enunciado «Si existe un cardinal de Ramsey ción (los axiomas.de la teoría) -llamemos T a ese dispositivo- y sus
(que es,una especie de múltiple «muy grande»), entonces el conjunto reglas de deducción,-nos ubicamos provisoriamente en una
de los números reales constructibles (a propósito de «constrüctible.»,' SITUACIONón
ver la meditación 29) es enumerable (es decir, del tipo más pequeño ficticia cuyos axiomas son los de T, más el enunciado ./4. Llamemos T
de infinitud, el de coo, ver meditación 14)». Sin embargo, el enunciado + A a. esta SITUACIONón ficticia; Como las reglas de deducción
«existe un cardinal de Ramsey» no es, él mismoj demostrable o ál me-: siguen
nos no se infiere de las Ideas de lo múltiple tales, como han sido pre-, siendo las mismas, deducimos, en la SITUACIONón-'T + A, el
sentadas. Este teorema, demostrado por Rowbottom en 1970 -doy los enunciado B.
indicios acontecimientales...-, inscribe entonces una implicacióri-y, si-- No hay en esto nada que no sea mecánico, usual, puesto que las reglas
multáneamente, deja en suspenso, las dos cuéstionés ontológica&.de son fijas. Sólo nos autorizamos ese suplemento que es el uso, en la se-
las que asegura su conexión; «¿Existe un cardinal de Ramsey?» y «El cuencia demostrativaj del «axioma» A. '
conjunto de los números-reales constructibles ¿es enumerable?». - ■■ ■ Interviene aquí un teorema de lógica, llamado «teorema de la de-
¿En qué medida, los operadores de fidelidad iniciales -el modus ducción», del que ya había señalado su valor estratégico, hace diecio-
ponens y la generalización-: autorizan que «se .haga la hipótesis» dé cho años, en Le Concept de modéle [El concepto, de modelo, Buenos
un enunciado A, para sacar la consecuencia B, y concluir, a partir de Aires, Siglo XXI, 1972]. En lo esencial, este, teorema afirma qué,;.ad-
la VERDAD de la implicación A B^ que no confirma en absoluto, co- mitidos los axiomas puramente lógicos usuales y las reglas.de deduc-
mo acabo de señalarlo, la hipótesis ;de. la: VERDAD de A"? Acaso ¿no ción que hemos recordado, se tiene la SITUACIONón-siguiente:
se si un enun>-
pasópor-el no ser, indebidamente^ bajo la forma de.una asercióii Ai ciado B es deducible.en la teoría T A, entonces el enunciado (.i —»
que bien podna ser por .completo falsa, y de la que se .ha sostenido la B) es deducible en la teoría L. Y esto sin considerar lo que vale la teo-
VERDAD? Este problema de la mediación de lo falso en el estableció; ría ficticia T:-^A, que puede, muy bien ser incoherente. Ésta-es la ra-
miento fiel de una conexión VERDADera, lo ..volveremos a zón por la cual podemos «hacer la hipótesis» de la VERDAD d& A, es
encontrar;- de-
agudizado, -en el examen del razonamiento por el absurdo; Éste seña’- cir, suplementar.h SITUACIONón con la ficción de una teoría, en
:; la que^
la, a mi modo de ver, la distancia entre la ley estricta de la presenta0; es un axioma. Como contrapartida, tenemos la -certeza de que en la
ción de los enunciados ontológícos ^-que es la equivalencia.monótona «VERDADera»' SITUACIONón -la que comandan los axiomas
de los en'unciados VERDADeros-.y las estrategias de fidelidad que las- de T, las Ideas
conexiones efectivas, temporalmente determinábles, construyen entré de lo múltiple-, el enunciado A implica todo enunciado B deducible en
esos enunciados, desde el punto de vista del acontecimiento, y la intér- la SITUACIONón ficticia. 1•
vención, es decir, de lo que los grandes matemáticos ponen en circu- • . Vemos entonces que uno de ios recursos más poderosos de la fide-
lación en los puntos débiles del dispositivo anterior. lidad ontológica consiste en su capacidad para moverse en
Pero, desde luego, por más estratégica y visiblemente distintas que SITUACIONones
adyacentes ficticias, obtenidas por suplementación axiomática. Queda
claro, sin embargo, que una vez inscripto el enimciado (A —> B) como
consecuencia, fiel de los axiomas de la SITUACIONón, ya nada
subsiste de
LA DEDUCCIÓN COMO OPERADOR 277
276 EL SER Y EL ACONTECIMIEMTO -

cesa de frecuentar universos falaces o incoherentes. En esto reside,::si¿: tes no era posible separar. Esos momentos de la fidelidad alcanzan el
duda, más a menudo que en la plana llanura de los enunciados, el héf' paroxismo: se deduce sin descanso, se separa, se encuentran conexio-
cho de que su VERDAD, respecto del ser-en-tanto-ser, los hace nes absolutamente incalculables en el estado de cosas anterior./Ocurre
equivái! que la SITUACIONón ficticia -y a veces desapercibida por
lentes, aun cuando no háya otra finalidad que extender su superficie'*!' completo- en la
El teorema de la deducción permite, por otra parte, una de las dél que A sólo era una hipótesis fue sustituida por un reordenamiento
limitaciones posibles de lo que es un sitio de acontecimiento en las acontecimiental de la SITUACIONón efectiva, a partir de la
matemáticas. Convengamos en que un enunciado és singular, o al bor decisión sobre A.
de del vacío, si, en una SITUACIONón matemática
históricamente estructu 3. EL RAZONAMIENTO POR EL ABSURDO

rada, implica otros enunciados significativos, sin que ese enunciado


pueda ser deducido de los axiomas que organizan la
SITUACIONón. En su- También en este caso, y sin detenerse a pensar, el principiante pos-
ma, ese enunciado está presentado en sus consecuencias, pero ningún tula que para probar la VERDAD de A se supone la de no-^ y luegb de
discernimiento fiel llega a conectarlo. Digamos que,' si A es ese enuñ'- extraer de esta suposición algún absurdo, alguna contradicción con las
ciado, se puede deducir toda suerte de’enmiciados del tipo^ 5, pél' VERDADes ya establecidas, se concluye, decididamente, que la
ro no el propio A. Observemos que en la SITUACIONón ficticia VERDAD
7’ + de A queda probada.
dos los enunciados B podrían ser deducidos. En efecto, puesto que En su forma aparente, el esquema del razonamiento por el absurdo
es un axioma de T + ^ y que tenemos A B, el modtis ponens autói -o razonamiento apagógico- es idéntico al del razoriamiento hipotéti-
riza en r + ^ la deducción de B. De igual modo, todo lo que en T -i-A co: nos instalamos en la SITUACIONón, ficticia obtenida luego
está implicado por B, podría también ser allí deducido. Ya que si teríé'i de añadir el
mos B C, como B está deducido, tenemos también C, siempre se-' «axioma» no-.*4 y deducimos, en esa- SITUACIONón, ciertos
gún el modus ponens. Pero el teorema de la deducción nos garantiza enunciados. Sin
que si ün tai C es deducido en T + A, el enunciado A -^ 'C se puede embargo, el recurso último de la función de conexión fiel de estC' arti-
deducir en T. De tal modo que la teoría ficticia T + A comanda uná ficio es diferente, y se sabe también que el razonamiento por el absur-
A aparece comofuente
coiísiderable una suerte de fuente, saturada
suplementaria de consecuencias
de enunciados del tipoposi!^.
A do fue muy'discutido antes de ser rechazado categóricamente por la
bles,
dondebajo
C es la
unaforma de enunciados
consecuencia, enT + del de
tipo^ x, deducibles
un enunciado T. ! •
B, talencomo escuela intuicionista. Es preciso poner en claro el núcleo de esta resis-
Un
A ~^Bacontecimiento,
fue demostrado,nombrado por una
por su parte,'en intervención,
T. Vemos cómo elconstituye
enunciado en- tencia, que apunta a que, al razonar por el absurdo, se supone que es
tonces, en el sitio teórico que indica el enunciado A, un nuevo disposi^ equivalente demostrar el enunciado A y demostrar la negación de la
tivo, demostrativo o axiomático, tal que A resulta en lo sucesivo clara- negación de A. Ahora bien, la equivalencia estricta entre Ay-' ~ A,
mente admisible como enunciado de lá SITUACIONón','de que considero directamente ligada a lo que tratan las matemáticas, es-
hecho'és ün to es, el ser-en-tanto-ser -y no el tiempo sensible-, está tan alejada de
protocolo a partir del cual se decide que el enunciado./^, hasta enton- nuestra experiencia dialéctica, de todo lo que proclaman la historia y
ces suspendido entre su no-deducibilídad y la amplitud de sus efectos; la vida que, en ese pimto, la ontología es vulnerable simultáneamente
pertenece a la SITUACIONón ontológica. De allí resulta, por a la crítica empirista y a la crítica especulativa. No conviene ni a Hu-
modus ponens me ni a Hegel. Veámoslo en detalle.
y de un solo golpe, que todos los B, todos los C, implicados por ese Sea A el enunciado cuya conexión deductiva -y por lo tanto, en úl-
enunciado A, forman también ellos parte de la SITUACIONón. tima instancia, la equivalencia- entre los enunciados ya establecidos
La interven- en la SITUACIONón, queremos determinar. Nos instalamos en la
ción se caracteriza, como lo vemos en cada invención matemática real,- SITUACIONón
por una hmXzX propagación de resultados nuevos, que estaban todos ficticia r-t- ^ A. La estrategia es de deducir de allí un enunciado B for-
malmente contradictorio con un enunciado ya deducido en T.- Es decir
suspendidos o congelados en úna forma implicativa cuyos componen-
278 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO- LA DEDUCCIÓN COMO OPERADOR ■ 279

que obtenemos en T + ^ un 5 tal que su negación, ~ B, ya está pro¿ hipótesis suplementaria r A deducimos un enunciado incoherente con
bada en T. De esto concluiremos que.^ es deducible en T (como sé.(£¿ : algún enunciado ya establecido, entonces la negación de la negación
ce: rechazaremos, en beneficio de la hipótesis Pero, ¿por;4úél dev4 es deducible. Para concluir la deducibilidad de A es necesario un
Si en r + ~ ^ deducimos el enunciado B, el teorema de la deduS toque suplementario -por ejemplo, la implicación ~ ~ ^4 A~, que los
ción -nos garantiza que el enunciado ~ A ~ ^ B e s deducible en-T. Sobre intuicionistas rechazan irremisiblemente. Para ellos, el razonamiento
este punto, no existe diferencia alguna con el razonamiento hipotética por el absurdo no permite concluir más allá de la VERDAD de ~ ~>4,
Ahora bien, es un axioma lógico -y también un viejo adagio esc6^ que
lástico- que la contraposición sea la afirmación por la que, si 'ün es un enunciado de la SITUACIONón completamente distinto del
enunciado C supone un enunciado D, no se puede negar D sin negár enunciado
C, que lo supone. Tenemos la tautología: : A. Aquí se bifiircan dos regímenes de la fidelidad, lo que es de por^sí
compatible con la teoría abstracta de la fidelidad: no es seguro que el
(C —> D) —^ D —>' ■ acontecimiento prescriba el criterio de conexión. Para un clásico,- el
enunciado A es perfectamente sustituible por el enunciado~A; para
Aplicada al enunciado ( ~ Á - - ^ B ) que obtuvimos en Ta partir de;iá
un intuicionista, no lo es.
SITUACIONón ficticia T -t- ~ y del teorema dé la deducción,
. Creo al respecto que el intuicionista se pierde cuando intenta vol-
esta tautolo;
car sobré la óntología criterios de conexión procedentes de otro lado,
gía escolástica conduce a lo siguiente: )
en especial de una doctrina de las operaciones, mentales efectivas. En
este sentido, el intuicionismo se encuentra particularmente prisionero
(~'A~^B)~>(~'B~>~'~A) ■ , . ;V:
de la representación empírica e ilusoria de los objetos matemáticos.
Ahora bien, por complejo que sea un enunciado matemático, si.se tra-
•Si (--A —>■ B) es deducido, de esto resulta, por modus ponens,
ta de un enunciado afirmativo, se reduce en definitiva a .declarar la
<^Q
existencia de una forma pura de lo múltiple. Todos los «objetos»;,áel
(~B '-A) es también deducido. Ahora bien, cabe recordar que B¡
pensamiento matemático, estructuras, relaciones, funciones, etc;, no
deducido en (J + ~ A) es expresamente contradictorio con el enuncia^
son, en última instancia, sino especies de lo múltiple. La famosa «in-
do B deducido en T. Pero si 5 es deducido en T y (~ B ~ ~
tuición» matemática no podría ir más allá de controlar, vía los enun-
también,, entonces, por modus ponens, ^4 es un teorema de T. Reí
ciados, las conexiones-múltiples entre múltiples. Por esto, un enuncia-
capitulo lo expuesto en el cuacho siguiente: .
do >4, que se supone afirmativo, y aun cuando envuelva la apariencia
SITUACIONón ficticia: teoría A . SITUACIONón real: de relaciones y de objetos muy singulares; considerado en su esencia
teoría axiomatizada Ti' onto-lógica no tiene otro sentido que plantear que tal múltiple se pue-
de afirmar como existente eri el marco que constituyen las Ideas de lo
Deducción del enunciado ~ B múltiple, incluidas las aserciones existenciales relativas al nombre del
'j.'.’ vacío y a los ordinales límite (a ios múltiples infinitos). Incluso los
enunciados implicativos son, en última instancia, de esta especie. Así,
Deducción del enunciado B ------^ > B) por el teorema de el teorema de Rowbottom, que mencionara más arriba, se reduce a
la deducción afirmar que en la SITUACIONón -eventualmente ficticia-^
constituida.por
B ~ A por contraposición y •. las -Ideas «clásicas» de lo múltiple, que suplementa el enunciado
modus ponens «existe un cardinal de Ramsey», existe ese'múltiple que es una co-
rrespondencia biunívoca entre los números reales constructibles y el
En rigor, el procedimiento conduce al siguiente
~'^A por resultado: si de lá
modus ponens ordinal ©o (para estos conceptos, ver las meditaciones 26 y 29). Una
correspondencia de esas características -que es una función, por lo
tanto, una especie particular de relación- es un múltiple.
LA DEDUCCIÓN COMO OPERADOR 281
280 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO
.' existe esa obligación a la infidelidad constituida por encadenamientos
La negación de un enunciado que afirma la existencia de un tn^i pseudo-deductivos en un universo incoherente, universo en el que
pie puro es una declaración de inexistencia. Toda la cuestión de la.'di ' cualquier entmciado es deducible. Esa obligación, en cambio, la asu-
ble negación, ~ ^4, consiste entonces en saber qué puede signifibi ■ inimos voluntariamente en el caso del razonamiento por el absurdo,
negar, precisamente, que un múltiple -en el sentido de la ontologíáii(' ya que si suponemos que el enunciado A es VERDADero -discemible a
exista. Convengamos en que es razonable pensar que significa qué-di^- través de la fidelidad deductiva, como consecuencia de los teoremas
cho múltiple existe, si se admite que la única propiedad que la ontolt anteriores de, T-, entonces el dispositivo T+~ A es con certeza inco-
gía..atríbuye a los múltiples es la existencia, puesto que toda «propfe herente, puesto que de T se infiere A, y ese dispositivo contiene, a la
dad» es ella misma un múltiple. Por lo tanto, no se podría determinái vez, zA y.~ A. Entonces, nos instalamos en ese dispositivo. ¿Y para
«entre» la existencia y la inexistencia ninguna propiedad intermediaria^ deducir qué? Un enunciado que contradiga a uno de los que ya se han
específica, fundante de la distancia .entre la negaciónxié la establecido, ¿Pero cuál? Cualquiera. El objetivo es indistinto y puede
inexistenéil:- que busquemos mucho tiempo, a ciegas, la contradicción a partir de la
y la existencia, ya que esa propiedad supuesta tendría que presentar'ser cual inferir la VERDAD del enunciado A.
a su vez, como un múltiple existente, salvo que fuera inexistente. A; Sin duda, hay una diferencia importante entre el :razQnamiento
de la vocación ontológica de las matemáticas se infieré, a mi entender constructivo y el razonamiento no constructivo, o apagógico. El pri-
la legitimidad de la equivalencia entre la afirmación y la doble negá'i, mero va de enunciados deducidos en enunciados deducidos hacia un
ción, entre y ~ A y, en consecuencia, el carácter conclusivo del enunciado que se fijó como objetivo establecer. De este modo va pro-
zonamiento por el absurdo. v- bando conexiones fieles, sin sustraerse a la ley de la presentación. El
s; segundo instala, de entrada, la ficción de mia SITUACIONón que
Mejor aún: coincidiendo con el historiador de las matemáticaV supone in-
Szabo,.. considero que el uso del razonamiento apagógico señaia.-fá'^ coherente, hasta que esa incoherencia se manifieste, al azar de un
pertenencia.originaria de la fidelidad deductiva de las matemáticas^a: enunciado que contradiga un resultado ya establecido. Esta diferencia
la preocupción ontológica. Szabo observa que, a propósito del ser% está menos ligada al empleo de la doble negación que a la calidad es-
del no-ser, se encuentra- en Parménides tma forma típica de razona'^ tratégica, hecha, por urí lado, de seguridad y de prudencia interna al
miento por el absurdo y extrae de ello el argumento para situar 'las orden y, por el otro, de aventurada peregrinación en el desorden. En
matemáticas deducidles en una filiación eleática. Cualquiera sea la efecto, midamos bien la paradoja que implica deducir con rigor -por
conexión histórica, la conexión conceptual es convincente. El hecho' consiguiente, utilizar las tácticas fieles de conexión entre, enunciados-
de que se trate del ser-en-tanto-ser, es lo que autoriza en matemáticas; en el lugar mismo en el que suponemos, a través de la hipótesis ~ A,
esa forma audaz de la fidelidad que es la deducción apagógica. Si ;él que reina la;incoherencia, es. decir, la vanidad de aquellas tácticas.. El
referente fuera sólo im poco más determinado, obligaría de inmediato ejercicio puntilloso de ima regla no tiene aquí otra aplicación que es-
a admitir que no es lícito identificar la afirmación y la negación de lá. tablecer, a través del encuentro con una contradicción singular, la to-
negación. Sólo su pura indeterminación-múltiple permite sostener ése tal inanidad. Esta combinación del celo de. la fidelidad y del azar del
criterio de conexión entre enunciados. ■. encuentro, de la precisión de la regla y la conciencia de la nulidad de
Lo que sin embargo me llama la atención en el razonamiento por su lugar de ejercicio, es el rasgo más llamativo del procedimiento. El
el absurdo es el carácter aventurado del procedimiento de fidelidad’ razonamiento por el absurdo es lo que hay ¿e más militante en las es-
su libertad, la incertidumbre extrema del criterio de conexión. En .’éj: trategias conceptuales de la ciencia del ser-en^tanto-ser.
razonamiento hipotético simple, la finalidad estratégica está ciará-’
mente fijada. Queremos demostrar im enunciado del tipo Á-^B, líóS;■-
instalamos en la SITUACIONón adyacente T + Ay buscamos.@1
demostrar BJ
Sabemos adónde vamos, aun cuando saber cómo lo hacemos no seá i*»-'
algo forzosamente trivial. Por otra parte, es muy posible que T + A'i
■ aunque momentáneamente ficticio, sea un dispositivo coherente. No' ';Í|
282 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA DEDUCCIÓN COMO OPERADOR 283

4. TRIPLE DETERMINACIÓN DE LA FIDELIDAD DEDUCTIVA singularidad de un enunciado, su irreductible potencia, la manera en


cómo él, y sólo él, somete partes del discurso que en otro tiempo eran
inconexas, lo que lo constituye como el nombré circulante de un
Que la deducción, que es la localización de una CGosúón Jürzadá'\ acontecimiento de la ontología. Así concebida, la fidelidad se ejerce
de los enunciados, y finalmente de su equivalencia sintáctica, sea el 'í mostrando que un:gran número de enunciados -que sólo son sus con-
criterio de fidelidad ontológica, podría, en un cierto sentido, ser pro- ;.' secuencias secundarias- no podrían pretender ser equivalentes con-
bado a priorí. En efecto, partiendo del hecho de que esos enunciados: ceptualmente al nuevo teorema, aun cuando formalmente \o sean. Y
se refieren, todos a la presentación en general y que consideran-al' por endé el'«gran teorema», piedra angular de todo un dispositivo'teó-
múltiple sólo en su pura multiplicidad -por lo tanto, en su armázoft/:’ rico, no está realmente conectado más que consigo mismo. Es lo que
vacía-, no vemos que pueda disponerse otra regla de «vecindachf eií- señalará, desde el exterior, su enlace con.el nombre propio del inter-
tre enunciados ya establecidos y enunciado nuevo, que la de contróláf.’í ventor-matemático que lo puso en circulación, en el elemento requeri-
su equivalencia. Guarido un enunciado afirma que xm múltiple pufóí do de su prueba.
existe, asegura que esa existencia -que es la de un recurso del ser- npí - Y en un tercer sentido, la fidelidad ontológica es genérica, ya
puede pagarse al precio de que otro de esos recursos, cuya existénciáí; que lo que procura tramar a partir de las invenciones, las revisiones,
se afirmó -se dedujo-, no exista. El ser, en tanto ser, no se prodiga eh;:; los cálculos, y en el aventurado uso del absurdo, son esos enunciados
el decir onto-lógico en detrimento de sí mismo, ya que es indiferehté; polimorfos y generales situados en el cruce de diversas ramificacio-
tanto a la vida como a la muerte. Es necesario que esté por igual en nes, cuyo estatuto es concentrar en ellos mismos, en diagonal con las
todo recurso presentador de los múltiples puros, y ninguno de eílós, especialidades establecidas (álgebra, topología, etc.), la matematici-
puede ver su existencia afirmada si ella no equivale a la existénciáide;- dad. Frente a un resultado brillante y sutil, pero muy singular, el ma-
cualquier otro. . c temático preferirá una concepción innovadora abierta, un andrógino
De todo esto resulta .que la fidelidad ontológica -que permanece;.; conceptual del que se pueda probar que toda suerte de enunciados ex-
exterior a la ontología misma, puesto que concierne a acontecimientci.i; teriormente desconectados pueden ser subsumidos en él, no por el
del discurso sobre el ser y no a acontecimientos del ser, y que pór ■ juego de la equivalencia formal, sino porque detenta la variancia del
consiguiente es, en un cierto sentido, solamente una cuasi-fidelidád-:; ser, de su prodigalidad en formas de lo múltiple puro. Por consiguien-
recibe las tres determinaciones posibles de toda fidelidad, cuya doctí-.; te, tampoco deberá tratarse de uno de esos enunciados cuya extensión
na dejé esbozada en la meditación 23. ■ ^- t es inmensa, pero sólo porque tienen la austeridad de ios primeros
principios, o de las Ideas de lo múltiple, como los axiomas de la teo-
- En un primer sentido, la fidelidad ontológica, o deductiva es ría de conjuntos. Será necesario también que esos enimciados, si bien
dogmática. En efecto, si su criterio de conexión es la coherencia'dé- son polimorfos, no estén conectados con muchos otros y acumulen lá
mostrativa, un enunciado nuevo está conectado con todo enunciado ya potencia de la generalidad a la fuerza separadora. Es justamente esto
establecido. Si contradice uno solo de ellos, es necesario rechazar la lo que pone a los .«grandes teoremas» -^nonibres-prueba de que se
suposición. En virtud de esto, se afirma que el nombre de acontecimiento produjo, en algún sitio del discurso, la convocatoria de su silencio po-
(el «teorema de Rowbottom») somete a su dependencia todo término de la sible- en posición general, o genérica, en cuanto a lo que la fidelidad
SITUACIONón: todo enunciado del discurso. explora y distingue de sus efectos, en la SITUACIONón
- Pero, en un segundo sentido, la fidelidad ontológica es espontaneísta. matemática.
En efecto, lo que caracteriza un nuevo teorema no puede ser su Esta triple determinación hace de la fidelidad deductiva el para-
equivalencia sintáctica con cualquier enunciado demostrado. Si así digma equívoco de toda fidelidad: pruebas de amor, rigor ético, cohe-
fuera, cualquiera -cualquier máquina- que produjese un enunciadó; rencia de una obra de arte, acuerdo de una política con los principios
deducible interminable y vano, obtendría el estatuto de interventor y en los que dice sustentarse; por todas partes se propaga la exigencia
ya no sabríamos más qué es un matemático. Es más bien la absouta ........ de una fidelidad conmensurable con ella, estrictamente implacable.
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284 . EL SER y EL ACONTECIMIENTO >
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que rige el discurso sobre el ser. Pero no podemos sino amortiguar MEDITACIÓN VEINTICINCO
es^’
ta exigencia, puesto que se deriva directamente del ser, aunque ésté,
sea indiferente a ello, que ese tipo de conexión se sostiene en el texto Holderlin
matemático. En todo caso, es necesario saber requerir a tiempo la caw
pacidad de aventura que testimonia la ontología, en el corazón de
racionalidad transparente, recurriendo al razonamiento por el «Y la fidelidad no ñie dada como un
absurdo;- vano presente a nuestra alma»
desvío a partir del cual se puede restituir la extensión de su A la source, du Danube
firme2a;a:-
las equivalencias: «Quiebra su propia felicidad, su exceso de
felicidad,;
y al Elemento que lo magnificaba devuelve, pero rnás puro, aquello;
que ha poseído». ,

El tormento de Holderlin, pero también lo que funda la serenidad


y ;; última, la inocencia de sus-poemas, reside en que la apropiación de la
Presencia esté mediada por un acontecimiento, en una fuga paradóji-
ca del sitio respecto de sí mismo. El nombre genérico del sitio ^en el
que adviene el acontecimiento es, para Holderlin;;la patria: «jY ver-
daderamente, sí! Es el país natal, el suelo de lá patria;-/ Lo qüe’bus-
I- cas, está cerca y ya viene a tu encuentro». La patria es el sitio que fre-
cuenta el.poeta y conocemos la fortuna heideggériana de lá máxima
«poéticamente siempre sobre la tierra habita el hombre».
Aprovecho para afirmar que en adelante toda exégesis de Holder-
lin dependerá,- claro está, de la de Heidegger. La que propongo sobre
un punto en particular constituye-una-suerte de trenza con las orienta-
ciones que el maestro fijó. Encontraremos algunas diferencias de.
acentuación. - . ■-
De acuerdo con el sentido que le da Holderlin, hay una paradoja
de la patria; paradoja que hace de ella un sitio de acontecimiento. En
efecto, ocurre que la.conformidad a la-presentación del sitio, lo que
Holderlin llama «saber usar libremente lo nacional» supone que dis-
tribuyamos su devastación en el partir y-'eLerrar. Así como el ser de
los grandes ríos consiste en-superar impetuosamente todo obstáculo
en .su fuga hacia la planicie -de modo que el sitio de su fuente es tam-
bién el vacío, del cual sólo estamos separados por el exceso-de-uno
de su impulso («Enigma, j eso que nace de un puro brotar!»)^, de
igual modo la patria es, antes que nada, lo que dejamos, rio porque
286 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO HOLDERLIN 287

allí! Aquello crece y madura y sin embargo nada / De lo que allí vive y
nos separemos de ella sino, al contrario, por esa fidelidad superior
ama renuncia la fidelidad». Pero, más profundamente, se puede tener
que consiste en comprender que el ser mismo de la patria es huir. En
la alegría de pensar que se aporta la fidelidad, que instruye al prójimo
el poema «L’errance [El errar]», Holderlin señala que su patria, la
mediante el ejercicio, compartido con él, de la lejanía a la que remite
«Suevia afortunada», se propone como sitio porque allí se oye «susu-
su fuente; se puede evaluar para siempre la VERDADera esencia de lo
rrar la fuente» y «las nevadas cumbres hacen derramar sobre el suelo
que
el agua más pura». Ese signo de una fiiga fluvial es justamente lo que
hay allí: «¡Oh luz de la juventud, oh alegría! Bien eres ella / De tiern-
encadena a la patria. De que habitemos «cerca del brotar original»
pos lejanos, pero qué espíritu más puro viertes, / Fuente de oro de esa
proviene, explícitamente, una «fidelidad nativa». La fidelidad al sitio
consagración brota!». Viajando con el partir mismo, interviniendo gol-
es entonces, en su esencia, fidelidad nf acontecimiento por el cual el
peado por el dios, el poeta restituye al sitio el sentido de su proximi-
sitio, al ser fuente y huida de sí mismo, es migración, errar, inmediata
dad: «¡Dioses eternos! [...] / Habiendo partido de ustedes, con ustedes
proximidad de lo lejano. Siempre en «L’errance», cuando justo des-
también he viajado / A ustedes, oh dichosos, vuelvo, menos novato, al
pués de haber evocado su «fidelidad nativa» a la patria suevia, Hol-
regresar. / Por eso, alcánzame ahora, lleno hasta el borde, el vino / De
derlin exclama; «Pero, jes el Cáucaso lo que yo quierol», esta irrup-
las cálidas colinas del Rhin, alcánzame la copa llena!».
ción prometeica, lejos de contradecir la fidelidad, constituye su
De este modo, la fidelidad -categoría central en la poesía de Hol-
procedimiento efectivo, así como el Rhin, impaciente de partir, arras-
derlin- designa, en el punto del retomo, la capacidad poética de habi-
trado «en dirección a Asia [...] por su alma real», realiza de hecho su
tar el sitio. Es la ciencia adquirida de la proximidad con el desarraigo
apropiación de Alemania y de la pacífica y paternal fundación de sus
fluvial, nativo, furioso, en el que el intérprete debió arriesgarse, y de
•ciudades. ,
lo que compone el sitio, de todo lo que hace a su tranquila luminosi-
En .esas condiciones, decir que el poeta, por su partida y su viaje
<^d. Nombra, en lo más plácido de una Alemania arrancada del vacío
ciego -ciego, ya que la libertad del acontecimiento-partida cohsiste,
de esa níisma placidez, la vocación extranjeraj errante, «caucásica»,
para los semi-dioses que son los ríos y los poetas, en un defecto: «en
que es su acontecimiento paradójico. .
su alma totalmente inocente de no saber hacia dónde van»-, es fieha
Lo que autoriza al poeta a interpretar de este modo a Alemania, no
la patria que él valora, equivale a decir que la patria se mantuvo fiel al
en su disposición, sino en su acontecimiento -es decir, a pensar él
errante, conservando el sitio rnismo donde ñigó de sí. En el,poema
Rhin, ese'«lento viaje / A través de las campiñas alemanas», según su
que lleva ese título ~«L’errante {El errante]»- se dirá: «Fiel así como
fuente, implorante y colérica-, es una diagonal fiel trazada desde otro
fiiiste siempre, también fiel al fugitivo te. mantuviste / Como amigo
acontecirniento, el acontecimiento griego.
me recibes, cielo de la patria, como, en tiempos lejanos». Pero, de m&-
Holderlin no és, por cierto, el único pensador alemán convencido
nera recíproca, es en «A la source du JDanube [En la fuente del Danu-
de que pensar a Alemania a-pártir de lo informe y de la fuente, exige
bio]» que «la fidelidad no ha sido otorgada como un vano presente»
fidelidad a la formación griega y aún más, quizás, a ese aconteci-
al poeta, y. es él quien guarda «el tesoro mismo». Sitio e interventor,
miento crucial -la huida de los (hoses- que fue su desaparición. Pero
patria y poeta, intercambian en el «brotar original» del acontecimiento
es preciso comprender que^ para éb la relación griega entre él aconte-
to. sus reglas de fidelidad y así cada uno se dispone a recibir al otro,
cimiento -el salvajismo de lo múltiple puro, que llama Asia- y la
en ese movimiento de retomo donde se mide cosa por cosa -cuando
clausura reglada del sitio, es exactamente lamversa de la relación ale-
«la luz de oro juega en torno a las ventanas» y «Allí rae reciben la ca-
mana.
sa y del jardín la secreta penumbra / Donde en tiempos lejanos con las
En estos téxtoS, muchas veces comentados, Holderlin se expresa
plantas un padre amoroso me educó»- la distancia en donde cada co-
con una precisión rigurosa respectó de la antisimetría de'Alemania y
sa se mantiene a la sombra que proyecta el esencial partir.
Grecia. Todo queda dicho cuando escribe que «la claridad de lo ex-
Por cierto, es posible extasiarse ante el hecho de que esa distancia
puesto nos es originariamente tan natural como el fuego del cielo para
es, en VERDAD, una conexión primitiva: «¡Sí! lo antiguo todavía está
los griegos». La aparente disposición original del mundo griego es
288 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO HÓLDERLIN 289

caucásica, informe, violenta, y la belleza clausurada del Templo es.' puede comprender lo que le ocurre», es necesario recurrir a la norma
conquistada por un exceso de forma. Por el contrario, la disposición de fidelidad que el poeta, guardián del acontecimiento griego en las
'•; ■ visible de Alemania es la forma civilizada, llana, serena, y lo que se inmediaciones del sitio alemán, detenta. Porque «buenas / Son por
debe conquistar es el acontecimiento asiático, aquello hacia donde el cierto las leyendas, pues de lo que hay de más alto / Ellas son úna me-
Rhin quiere ir y cuya estilización artística es el «patetismo sagrado». moria, pero hace falta aún / Aquel que descifre su mensaje sagrado».
Lo poético que interviene no está, en Grecia y en Alemania, sobre el Volvemos a encontrar aquí aquella conexión entre la capacidad de
mismo borde: consagrado a nombrar el acontecimiento ilegal y funda- intervención y la fidelidad al otro acontecimiento que había señalado
dor como clausura luminosa, en los griegos, y a desplegar la medida en Pascal, a propósito del desciframiento del doble sentido de las pro-
de una irrupción asiática y furiosa hacía la tranquila acogida de la pa- fecías. El poeta podrá nombrar la fuente alemana y establecer luego, a
tria, en los alemanes. De igual modo, para un griego lo complejo es la partir de ella, la regla de fidelidad donde se gana la paz de la proximi-
I
interpretación, en tanto.para un alemán el escollo es la fidelidad. Él' dad de una patria, en la medida, en que ha obtenido la llave del doble
poeta estará tanto mejor armado para el ejercicio de una fidelidad alcr sentido del mundo griego, que es ya un descifrador fiel de leyendas
mana, cuanto más haya discernido y practicado que la interpretación' sagradas. Hólderlin está, a veces muy próximo de una concepción pro-
griega, por brillante que pueda haber sido, no ha sabido proteger a los fética de ese vínculo, exponiéndose al peligro de imaginar que Ale-
dioses -al: haberles asignado una clausura demasiado estricta- de la mania verifica la promesa griega. Evoca de buena gana «el muy anti-
vulnerabilidad de un exceso de forma. guo / Signo que resuena a lo lejos, golpea y fecunda!» De manera
La fidelidad a los griegos, en tanto dispuesta hacia la intervención más peligrosa todavía, se exalta pensando que «Lo que han predicho
i en las inmediaciones del sitio alemán, no prohíbe, sino más bien exi^ de los hijos de Dios los cantos de los antiguos, / ¡Mira! ¡Nosotros lo
ge que se sepa discernir, en los efectos de la excelencia formal de los somos, nosotros] [...] / Magnífico y riguroso en algunos hombres el
griegos, la negación, de .un exceso, fundador, el olvido del aconteció decir, parece haberse cumplido». Pero sólo es la exploración de un
miento asiático, para ser así más fiel a la esencia acontecimiental de riesgo, un exceso del procedimiento poético, ya que de inmediato el
la VERDAD griega que.lo que fueron los propios artistas griegos. Esta ;poeta expresa lo contrario: «[...] nada, pase lo que pase, nada tiene la
es fuerza / De actuar, porque.no-tenemos corazón». Hólderlin conserva
la razón por la cual Hólderlin ejerce una .fidelidad superior cuando siempre la medida de su propia función: compañero del aconteci-
traduce a Sófocles .sin someterse a la ley de la exacíitu.d literal: «Por miento germánico -instruido por la fidelidad, en el doble sentido
conformismo nacional y por ciertos defectos con los que siempre su- griego- intenta disponer, en cambio, su regla fundadora, la .fidelidad
po arreglárselas, el arte griego nos resulta extranjero; espero dar al durable, la «fiesta de paz». , ;
público una idea de él más viva que lo habitual, acentuando el carác- Quisiera mostrar cómo esas significaciones se anudan en un grupo
ter oriental del que siempre, ha renegado, y rectificando, cuando co- aislado de versos, que los especialistas discuten todavía si és realmen-
rresponde, sus defectos estéticos». Grecia tuvo la fuerza de instalar, a te independíente o si corresponde unirlo al himno Mnémosyne\ pero
los dioses, Germania debe tener la de sostenerlos, luego de que se ha- esto no tiene importancia aquí. Son estos:
ya asegurado, por la mediación-del.Retorno poético, que volverán a
í' - -:■■'■ descender sobre la tierra. Los frutos están maduros, bañados de fuego, recocidos, .
La diagonal de fidelidad en la que el poeta funda su intervención 'Ypuestos a prueba sobre la tierra. Y una ley quiere
en el sitio alemán es, entonces, la capacidad de distinguir, en el mun- : Que cada cosa se insinúe, como las serpientes, >:
>11: do griego, lo qué está conectado con el acontecimiento primordial, Profética y soñadora
con la Potencia asiática de los dioses, y lo que no es más que el polvo Sobre las colinas del cielo. Y mucho
de oro, elegante y vano, de la leyenda. Cuando «Sola entonces, como, Como sobre las espaldas
de una pira funeraria, se eleva / La leyenda, un humo de oro, y baña I Una carga de madera
Con su resplandor nuestras cabezas, nosotros que dudamos, y nadie /

1
290 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO HOLDERLIN 291

Hay que sostener. Pero pérfidos cautivos» y «antiguas leyes»- impide que se frecuente el sitio con la
Son ios senderos. Sí, del recto camino seguridad de un «recto camino». Al inicio serpiente de su tentación
Como corceles se apartan los elementos cautivos. interior, el sitio es ahora el «corcel» de su exilio. Lo.múltiple incon-
Y las antiguas leyes de la tierra. Y siempre sistente pide ser hasta en la Ley que rige la consistencia. Después de
Un deseo va hacia lo des-ligado. Pero mucho haber declarado que «la naturaleza de mi patria me conmueve-podero-
Hay que sostener. Y requiere la fidelidad. samente», Holderlin cita en una carta, como primer apoyo de esa
Pero hacia adelánte y hacia atrás no queremos emoción, «la tormenta [...] precisamente en tanto potencia y como fi-
Mirar, dejándonos mecer como gura entre las otras formas del cielo».
En la trémula barca en el mar. El deber del poeta -del que interviene- no podría ser, sin embargo,
ceder pura y simplemente a esta tempestuosa disposición. Lo que en
El sitio está descripto en la cumbre de su madurez, úna vez pasado definitiva se trata de salvar es precisamente la paz del sitio: «Mucho
el fuego de la presencia. Comunes en Holderlin, los indicios de esta hay que sostener». Una vez evaluado que el sitio tiene tanto sabor só-
eclosión de lo múltiple en la gloria calma de su número, son aquí la ', lo porque es la serpiente y el corcel de sí mismo, que su deseo, reve-
tierra y los frutos. Que una parusía semejante apele a la Ley, se infier lado indudablemente en algún desarraigo, en algún partir, no reside en
re a partir del hecho de que toda presentación es también la prescrip- su forma ligada, sino en lo des-ligado, el deber es anticipar esta se-
ción de lo uno, Pero un extraño malestar afecta a esta Ley, doblemente, gunda alegría, esta ligazón conquistada que dará, en lo más extremo
en exceso sobre el simple ordenamiento de la presentación: porque a del desarraigo, el retorno abierto al sitio, esta vez en la precaución de
todas las cosas prescribe insinuarse, como si la madurez (el gusto de un saber, de una norma, de una capacidad de sostener y discernir. El
los frutos de la tierra) disimulara su esencia, como si alguna tentación ■ imperativo se enuncia: se requiere la fidelidad. O bien aún: examine-
del vacío latente se ejerciera a través de ella, liberando la inquietante' mos todo en la transparente luminosidad que sucede a la tormenta.
imagen de la serpiente, y porque, más allá de lo que se expone, la ley, Pero, como se ve, la fidelidad no podría ser la frágil voluntad de
es «profética», soñadora, como si las «colinas del cielo» no colmaran, una conservación. Lo he indicado ya: la disposición profética,^ que no
su espera, o su ejercicio. Todo esto, sin duda, metaforiza la singulari-:; ve en el acontecimiento y en sus efectos más que una verificación, co-
dad del sitio alemán, su al-borde-del-vacío, el-hecho de que su placi- mo la disposición canónica, que prescribe al sitio permanecer fiel a su
dez terrestre sea vulnerable a una segunda irrupción, la del CáucasOj:; originalidad pacífica -que quisiera forzar la ley a no apartarse, a no
que, en su presentación familiar y burguesa, detenta la maternal Sue>; soñar sobre las colmas del cielo-, es estéril. El que interviene sólo
via. Así, lo que debería estar ligado por sí mismo, reunido tranquiiáT? fundará su segunda fidelidad confiándose al presente de la tormenta,
mente, no es sino por un esfuerzo fiel que se mantiene como tal.: La:; aboliéndose él níismo en el vacio donde convocará al nombre de lo
madurez de los frutos, luego de que es descifrada por el poeta, a ríes-: que ha advenido. Para Holderlin, ese nombre es, en general, el retorno
go de lo uno, se transforma en un peso, una «car^ de lena», pe ; de los dioses. Para que la madurez del sitio no sea devastada en vano
deber de mantener su consistencia. Ya que de eso se ;frata: mien por un sueño de Asia, se requiere también no mirar ni hacia adelante
Grecia realiza su ser en la excelencia de la forma, porque su sitio nar; ni hacia atrás, y estar lo más cerca posible de lo impresentable, «como
tivo es violento y asiático, Alemania lo realizará en una fideli en la trémula barca en el mar». Tal es el interventor, él que sabe que se
segunda, fundada en la tormén^, porque su sitio son las campiñas do-' requiere ser fiel; apto para frecuentar el sitio compartiendo los frutos
radas, es el Occidente restringido. El destino de la ley alemana de la tierra pero al mismo tiempo sostenido por la fidelidad al otro
arrancarse de las multiplicidades conciliadoras que rige. El can acontecimiento, apto para discernir las fracturas, las singularidades, el
alemán es engañoso («pérfidos son los senderos»). El gran llamad al-borde-del-vacío que hace posible la vacilación de la ley, su disftm-
que responde ía paz de la tarde es el «deseo que va hacia io des-hg<i' cionamiento, su separación; pero también protegido contra la tenta-
do». Esa des-ligazón acontecimiental -esa distancia entre «elemej ción profética, contra la arrogancia canónica; pero también confiado
292 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

en ei acontecimiento, en el nombre que él le confiere. Y por último,


habiendo así pasado de la tierra al mar, embarcado, capaz de poner á VI
prueba los frutos y de separar de su apariencia el sabor latente que
guardaban, en el futuro anterior, de su deseo de no estar ligados. Cantidad y saber.
Lo discernible (o constructible)
Leibniz/Gódel
: MEDITACIÓN VEINTISÉIS .

El concepto de cantidad
y el impasse de la ontoiogía

El pensamiento del ser como múltiple -o siñ-uno- parecería


ligar este pensamiento al de una cantidad. De ahí la pregunta: ¿él ser
es intrínsecamente cuantificable? O con mayor precisión: puesto que
la forma de la presentación es lo múltiple, ¿no hay un vínculo origina-
rio entre lo que es presentado y una extensión cuantitativa? Sabemos
que, para Kant, el principio claye de lo que llama «los axiomas de la
intuición» se enuncia: «Todas las intuiciones son magnitudes’ exten-
sivas». AI reconocer el ser de la presentación en lo múltiple puro,
¿acaso no planteamos, en simetría con el axioma de Kant, que toda
presentación es intrínsecamente cuantitativa? ¿Todo múltiple. es nu-
meráblel
Incluso, según Kant, «el esquema puro de h: magnitud (quantita-
íis) [...] es el número. El número no es sino la unidad de la síntesis de
lo diverso de una intuición homogénea en general». Ahora bien, en
tanto puro múltiple de múltiples, el esquema ontológico de la presen-
tación es también para nosotros homogéneo. Y en la medida en que
está sometido al efecto-de-uno, también es-síntesis de lo diverso.
¿Hay, por lo tanto, una condición numérica esencial al ser?
: Desde luego, el fundamento de una «cantidad de ser» no puede
-ser, para nosotros, aquello que propone Kant para la cantidad de los
objetos'de la intuición. Porque ese fundamento Kant lo encuentra en
la imposición trascendental del tiempo y del espacio, mientras que
nosotros nos esforzamos por pensar matemáticamente la presenta-
ción-múltiple más acá del tiempo (que es fundado por la interven-
296 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL CONCEPTO DE CANTIDAD Y EL IMPASSE DE LA ONTOLOGÍA 297

ción) y del espacio (que es una construcción singular, relativa a cier-: Finalmente, el impasse: aparente de toc^ doctrina ontológica de la
tos tipos de presentación). De esto se sigue que el concepto de magni- cantidad se expresa de -la siguiente manera: el esquema ontológico de
tud (o de número) .no. puede ser, para nosotros, el mismo que el de la presentación, sostenido por una'decisión respecto del infinito natu-
Kant. En efecto, para.él una magnitud extensiva es «aquella en la que ral («existe un ordinal límite»), admite multiplicidades infinitas que
la representación de las partes hace posible la representación'del to- existen. Ahora bien, parece difícil que ellas puedan ser comparables o
do». Por mi parte, he insistido lo suficiente, de manera particular en dependientes de una unidad de cuenta que les sea aplicable de mane-
las meditaciones 3, 5 y 7, en que la Idea cantoriana de lo múltiple, ra uniforme. Por consiguiente, el ser no es cuantificable en general.
cristalizada en el signo e de la pertenencia, no se puede subsumir en La superación de este impasse, no resulta excesivo decirlo, coman-
absoluto en la relación todo/partes. Queda excluido que el número del da el destino del pensamiento.
ser, si existe, pueda ser pensado desde el punto de vista de esa rela-
ción.
Pero quizás el mayor obstáculo no se encuentre ahí. El obstáculo
-que nos separa de Kant con toda la profundidad de la revolución 1. .COMPARACIÓN CUANTITATIVA DE CONJUNTOS INFINITOS
cantoriana- reside en que la forma-múltiple de la presentación es ge-
neralmente infinita (meditaciones 13 y 14). Ahora bien, que el ser sé
dé como multiplicidades infinitas parece oponerse a que sea numera- Fue una idea central de Cantor proponer un protocolo de compara-
ble. Sería, más precisamente, innumerable. Como dice.-Kant, «seine-. ción de los múltiples infinitos, ya que para los finitos se podía recu-
jante concepto de la magnitud [es decir la infinitud, ya .sea espacíal o rrir, desde siempre, a esos ordinales particulares que. son. los miem-
temporal],-como, una infinitud-dada, es imposible empíricamente».-Eá . bros de coo, los ordinales finitos o números enteros naturales (cf.:
infinitud es, a lo sumo, una Idea límite de, la experiencia, pero no pue- meditación 14): se podía contar. ¿Pero qué podría significar la cuenta
de, ser-una apuesta del conocimiento. ■ •••• ' en el caso de los múltiples infinitos?
Da dificultad consiste, en realidad, en que el carácter extensivo, o En realidad. Cantor tuvo la idea genial de hacer un tratamiento pOr
cuantitativo, de la presentación supone tener que relacionar multiplicir sitiyo de las observaciones de Galileo, de Pascal -y, antes de ellos, la
dades inconmensurables. Es necesario poder decir que un múltiplees escuela jesuíta portuguesa-, precisamente, en el lugar en el que esos
«más grande» que-otro para, que se inicie un conocimiento de la cantir autores llegaban a la conclusión de la imposibilidad del número infi-
dad. ¿Pero qué significa exactamente que un múltiple infinito es.más nito, Como ocurre a menudo, la invención consiste aquí en transfor-
grande que otro? Por.-cierto, podemos ver que un-múltiple infinito pre- mar -una paradoja^ en concepto,. Puesto que hay correspondencia, tér-
senta a otro: así, por ejemplo, ©o, eí primer ordinal infinito (cf. medir mino a término, entre los números enteros y los cuadrados, éntre 1OS-JI.
tación 14), pertenece a su -sucesor, el múltiple CDO U {CÜO}J obtenido al y los n^, ¿por qué no plantear intrépidamente que, en efecto, hay tan-
-añadir a los múltiples (finitos), que componen coo, él nombre «Cúo». tos números cuadrados como números? Lo que obstaculiza (intuitiva-
¿Pero se obtuvo de este modo,un múltiple «más grande»? Si lo que se mente) esta tesis es que los cuadrados forman una parte de los núme-
busca- es determinar esa cantidad como tal,- sabemos desde hace mu-, ros en general y que si se dice que hay «tanto» de unos como de otros,
cho (Pascal utiliza ñ-ecueníeroente este recurso) que añadir lo finito ai se contraría el viejo axioma euclidiano «él todo es más grande que la
infinito no modifica la cantidad infinita-, Galileo ya señalaba que, en parte». Pero justamente, la teoría conjuntista de lo múltiple, al no de-
finir al múltiple (cf. meditación 3), no debe someterse a la intuición
rigor, no hay «más» números cuadrados -de la forma «V. que números
del todo y de las partes, y además, por eso, su doctrina -de la cantidad
en general, puesto que, precisamente, a cada núráefo entero n se púer
puede ser considerada antikantiana. Admitiremos sin vacilar qué, tra-
de,hacer «corresponáen>,.su cuadrado, rfi. De esto-concluía, atinada-
tándose de múltiples infinitos, podrá ocurrir que lo que está incluido
mente,- que las nociohes de «más» y de «menos»., nó eran pertinentes
(como los cuadrados en los números enteros) sea «tan numeroso» co-
para el infinito, o -bien que las totalidades infinitas no eran cantidadés.
298 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL CONCEPTO DE CANTIDAD Y EL IMPASSE DE LA ONTOLOGÍÁ 299

mo aquello en lo que se incluye. Esto, en lugar de constituirse en un' cu^titativa de los múltiples, de una función biunívoca (o correspon-
obstáculo infranqueable para toda comparación de cantidades infini-^ dencia biunívoca).
tas, pasará-a ser una propiedad particular de esas cantidades. Que ha- Sean a y p dos conjuntos. La función/de a hacia p será ■una co-
ya una subversión de la vieja intuición de la cantidad, que subsume el rrespondencia biunívoca entre a y P si:
par todo/partes, completará la innovación del pensamiento y la ruiiiá ^ a todo elemento de a corresponde, por/ un elemento de p,
de esa intuición. - a dos elementos diferentes de a corresponden dos elementos di-
La observación de Galileo orienta a Cantor en otro sentido: si hay ferentes de p, '
- todo elemento de p es el correspondiente por/de un elemento
«tantos» n'úmeros cuadrados como números, es que se puede hacer
de a.
corresponder a todo entero n con su cuadrado n^. Este concepto de lá'
Podemos ver que el uso de/permite «reemplazar» todos los ele-
«correspondencia» término a término entre un múltiple, aunque sea
mentos de a por todos los elementos de p, sustituyendo un elemento
infinito, y otro, suministra la clave de un procedimiento de compa- 9 de a por el/(8) de p, único y diferente de cualquier otro, que le co-
ración: se dirá que un múltiple es «tan numeroso» (o, según la con- • rresponde. La tercera condición establece que al proceder así se utili-
vención cantoriana, de igual potencia) como otro, si existe tal corres- cen íodoj los elementos de p. Se trata de un concepto totalmente
pondencia. Se observará que el concepto de cantidad remite al dé aceptable para pensar que el uno-múltiple p no tiene un múltiple de
existencia, lo que concuerda con la vocación ontológica de la teoría «más» con respecto a a y que, de ese modo, a y p son iguales en nú-
de conjuntos. mero, o en extensión, en relación con lo que presentan.
La formalización matemática de la idea general de «corresponden- Si dos múltiples son tales que existe entre ellos una corresponden-
cia» es la función. Una función/hace «corresponder» los elementos'' cia bi'unívoca, se dirá que tienen la misma potencia o que son seme-
de un múltiple con los de otro. Cuando se escribe / (a) = ¡3, se quiere' jantes extensivamente.
decir que al elemento a «corresponde» el elemento p. Este concepto es propiamente el de la identidad cuantitativa de dos
Un lector suspicaz podría decir: se está introduciendo un concepto múltiples y también concierne, por cierto, los que son infinitos..
suplementario^ el de función, que excede al puro múltiple y rompe
con la homogeneidad ontológica de la teoría de conjuntos. Y bien, no:'
una función es perfectamente representable -como puro múltiple, se-
gún.lo establece el apéndice 2. Cuando decimos «existe una función»,' 2. CORRELATO CUANTITATIVO NATURAL DE UN MÚLTIPLE:
sólo estamos diciendo: «Existe un múltiple que tiene tales y cuales- CARDINALIDAD Y CARDINALES
características», y esto puede ser definido partiendo únicamente de,
las Ideas de lo múltiple.
La característica esencial de una función es no hacer corresponder
De ahora en más disponemos de un procedimiento existencial de
a un elemento más que un sólo elemento: si tenemos/(a) = p y/(a)
comparación entre dos múltiples; sabemos al menos qué quiere (áecir
= Y, es porque p ^s elmismo múltiple que y.
que sean cuantitativamente semejantes. Los múltiples «estables», o
Lata agotar la idea de correspondencia «término a término», como' naturales, que son los ordinales, pasan entonces a, ser, comparables
en la observación de Galileo, debo todavía mejorar mi concepto ftin-' con cualquier tipo de múltiples. La proyección comparativa del múlti-
cional de correspondencia. Ya que para concluir que los cuadrados ple en general sobre la. .serie de los ordinales va a permitimos cpps-
son «tan numerosos» como los números, no solamente a todo número tmir algo esencial para todo pensamiento de la cantidad: una . escala
debe corresponderle un cuadrado, sino además, inversamente, a todo' de medida.
cuadrado debe corresponderle un número (y sólo uno). Si no, no se ha Hemos visto (meditación 12) que un ordinal, esquema ontológico
realizado la comparación exhaustiva .de los dos múltiples aludidos. del miiltiple natural, constituye un nombte-número porque el uno-
Esto nos conduce a la definición, en la que se funda la comparación

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k
300 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL CONCEPTO DE CANTIDAD Y EL IMPASSE DE LA ONTOLOGÍA 301

múltiple que él es, ordenado totalmente por la Idea ftindamental de nívoca- es una relación, por lo tanto es un múltiple (apéndice 2). Esta
presentación -la pertenencia-, designa además la larga cadena eni - definición no se sale de ningún modo del marco general de la ontoló^
merable de todos los ordinales anteriores. Un ordinal es así un múlti- gía.
ple-herramienta, un instrumento potencial de medida de la «amph- La idea es representar la clase de los múltiples de la misma-magni-
md» de cualquier múltiple, una vez que se ha garantizado, por el tud -aquellos entre los que existe una corréspondencia biunívoca- y
axioma dé elección -o axioma de intervención abstracta (cf. medita- nombrar un orden de magnitud a partir del cardinal presente en esa
ción 22)-, que todo múltiple puede ser bien ordenado. Vamos a desa- clase. Que siempre haya uno depende de ún punto crucial que deja-
rrollar este valor instrumental de los ordinales, cuya significación orv- _ mos en suspenso, esto es, que todo múltiple tiene la misrúa potencia
tológica subyacente es que todo múltiple se puede conectar con un^ que al menos un ordinal y, por consiguiente, la misma potencia que el
múltiple natural o, también, que el ser se despliega umversalmente más pequeño de los ordinales de igual potencia que él, que es a su
como naturaleza. Lo que no implica que toda presentación sea hátu-^ vez, forzosamente, un cardinal. Como los ordinales, y por consi^ieri-
ral, sabemos qué no se trata de eso, puesto que existen múltiples hís^ te los cardinales, están totalmente ordenados, se obtendrá así una es-
tóricos (acerca del fundamento de esta distinción, ver meditaciones 16 cala de medida de las magnitudes intrínsecas. Cuanto más lejos se
y 17). Pero todo múltiple puede ser referido a una presentación natu- ubique el cardinal-nombre de un tipo de magnitud, o de potencia,''én
ral en lo que hace, precisamente, a su húmero'o suúantidad. la serie de los ordinales, más elevado será ese tipo. Constituye el prin-
Dé hecho, un enunciado crucial de la ontólogía es el. siguiente; to- cipio de una escala de med^a de la cantidad de los múltiples p-urds,
do múltiple tiene al menos la misma potencia que un ordinal. Dicho por consiguiente, de la instancia Cuantitativa del ser.-
de otro modo, la «clase» de loS 'múltiples que tienen la misnía canti- Queda por establecer la -conexión mayor entre múltiples cuales-
dad contiene al menos un múltiple nátúral. No existe «magnitud» tal quiera y múltiples naturales^ que consiste en la existencia, para cada
que no se pueda encontrar un ejemplo de ella en los múltiples natura-. uno de los primeros, de un representante de los segundos de la misma
Ies. O bien: la naturaleza contiene todos los órdénes de magnitud pen- potencia, O'sea, el hecho de que/a «íZtMra'/ezíz w/de <2/íer.
sables. En lo que resta de este libro, apelaré cada'vez más a lo que'í-Iamo
Ahora bien, si existe un ordinal vinculado a una determinada clase relatos de demostración, que sustituirán a las demostraciones propia-
de magnitud de múltiples, entonces existe, en virtud de las propieda- mente dichas. El motivo es claro: a medida que se ahonda én el texto
des de minimalidad de los ordinales, uno más pequeño (en el sentido ontológico la estrategia de fidelidad se complica, a ¡menudo mucho
de la serie de los ordinales). Es decir, entre todos los ordinales que más allá del interés meta-ontológico o filosófico que pueda haber en
tienen entre sí una correspondencia biunívoca, hay uno, único, que seguirla. El relato de la prueba que nos ocupa es el siguiente: dado un
pertenece a todos los otros o que es e -minimal para la propiedad «te- múltiple X cualquiera, consideremos tma función de elección sobre p
ner tal magnitud intrínseca». Evidentemente, entre este ordinal y uno (X), tal que el axioma de elección (meditación 22) nos garantice su
más pequeño qué él no podrá existir correspondencia biunívoca. Mar- existencia. A continuación, se construirá un ordinal que esté en co-
cará, enúe los ordinales, la orilla donde comienza otro orden de mag- rrespondencia biunívoca con X. Para ello, en primer término, se hará
nitud intrínseca.' Podemos definir estos ordinales'dé una manera clara, corresponder el elemento Xo —que corresponde, por la -ñinción de
son los que tienen la propiedad de no admitú ninguna corresponden- elección, al mismo X- con el conjunto vacío, que es el elemento más
cia biunívoca con cualquier ordinal que los preceda. Llamaremos a pequeño de todo ordinal. Luego, al ordinal siguiente -que es de hecho
esos ordinales, fronterizos respecto de ía potencia, cardinales. La pro- el número 1- se hará Corresponder el elemento que la áinción de elec-
piedad de ser im cardinal puede-escribirse como sigue: ción singulariza en la-parte [X - Xo]; llamemos Xi a ese elemento. Lue-
Card (a) ^ «a es un ordinal y no existe correspondencia biunívo- go, al ordinal siguiente, corresponderá el élemento elegido en la parte
ca entre a y un ordinal' P tal que j3 e á». [X - {Xo, Xi}], y así sucesivamente. De mOdó que a un ordinal á se
Cabe records que una función -esto es, una correspondencia btu- hace corresponder el elemento que'la función dé elección singulariza
302 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL CONCEPTO DE CANTIDAD Y EL IMPASSE DE LA ONTOLOGÍA 303

en la parte obtenida retirando de X todo lo que ya se obtuvo corno, coV- ,es guardián: el ser-en-tanto-ser. Un gran especialista de la teoría, de
rrespondientes de los ordinales que preceden a a. Así, hasta qué,n¿ ■; conjuntos pudo escribir que «la parte más grande de la teoría de con-
haya nada más en X, es decir, hasta que lo que se deba quitar sea igual ' juntos es, prácticamente, el estudio de los cardinales infinitos».
a de-manera que el «resto» es vacío y la función de elección no} La paradoja consiste en que el inmenso mundo de esos cardinales
puede escoger nada más allí. Llamemos y al ordinal en el cuat nos de- «prácticamente» no aparece en las matemáticas «efectivas», es decir,
tenemos (el primero al que no corresponde más nada, por falta de aquellas que tienen que ver con los números reales y complejos, las
elección posible).. Queda bastante claro que la.correspondencia en&V funciones, las estructuras algebraicas, las variedades, la geometría di-
este ordinal .y y el múltiple inicial X es biunívoca, ya que /OÍ/OÍ Ios - ferencial, el álgebra topológica. Y esto por una razón mayor, ahí yace
elementos de X han sido agotados y cada uno corresponde a un ordir- el anunciado impasse de la ontología, a cuyo encuentro vamos.
nal anterior a y. Ahora: bien¿ todos los ordinales anteriores a y no son; i Algunos resultados de la teoría de los cardinales son inmediatos:
en tanto un-múltiple, sino el propio y. Esto es lo que queríamos de- - Todo ordinal finito (todo elemento de coo) es un cardinal. Resulta
mostrar. , ■ ;.; bastante claro que no se puede establecer ninguna correspondencia
ALtener la misma magnitud que un ordinal, el múltiple y es tam- biunívoca entre dos números enteros diferentes. El mundo de lo fini-
bién.de la,misma magnitud que un cardinal. En efecto, si el ordinaly to está'dispuesto, en cuanto a las magnitudes intrínsecas, según la
que hemos construido no es un cardinal, es porque tiene la misma po;- misma escala de los ordinales finitos; hay CCQ «tipos» de magnitud fi-
tencia que un ordinal que lo precede. Tomemos el ordinal e-minimal nita, tantos como números enteros naturales.
entre los ordinales que tienen la misma-potencia que y. Es, por cierto, • - Como consecuencia de.esto, se puede extender sin problemas a
un cardinal y tiene la misma potencia que X, ya-que lo que tiene la cualquier múltiple la distinción infinito/finito, hasta aquí reservada a
misma potencia de aquello que tiene la misma potencia, tiene también.: los múltiples naturales: es infinito (finito), un múltiple cuya cantidad
la misma potencia (dejo esto al lector). es nombrada por un cardinal igual o superior (inferior) a COQ.
Queda entonces asegurado que los cardinales pueden servir como - Que el mismo coo sea un cardinal -el primer cardinal infinito-
escala de medida para la magnitud de los conjuntos. Observemos que está asegurado: si no lo fiiera, habría correspondencia biunívoca entre
esta segu.nda victoria de la naturaleza -su capacidad para fijar sobre v él y un ordinal más pequeño que él, por consiguiente, entre cooy un
úna escala ordenada, la de los cardinales, el tipo de magnitud intrínser-; niñero finito. Lo que es por cierto imposible (¡demuéstrelo!).
ca de los múltiples- depende del axioma de intervención, que supone: - ¿Pero es posible «superar» a coo? ¿Hay cantidades infinitas más
la existencia de la función de elección ilegal, del representante sin, grandes que otras cantidades infinitas? Tocamos una de las invencio-
procedimiento de representación. Esta dialéctica de lo ilegal y del coÍr nes mayores de Cantor; la proliferación infinita de cantidades infini-
mo del orden es característica del estilo de la ontología. tas diferentes. No sólo la cantidad, numerada aquí por un cardinal, es
pertinente para el ser-infinito, sjno que distingue, en el infinito, canti-
dades infinitas «más grandes» o «más pequeñas». A la milenaria opo-
sición especulativa entre lo finito, cuantitativamente diverso y nume-
rable, y lo infinito, incuantificable y úiiico, la revolución cantoriana
3; EL.PROBLEMA DE LOS CARDINALES INFINITOS hace suceder una escala uniforme de cantidades, que va del múltiple
vacío (que no numera nada) a una serie ilimitada de cardinales infini-
La teoría de los. cardinales -y, en especial, de los cardinales infini^ tos, que numeran múltiples infinitos, cuantitativamente distintos. Así
tos, es decir, iguales o superiores a coo- constituye el corazón misrúo • ' culmina, en la proliferación de los infinitos, la ruina de todo ser de lo
de la teoría de conjuntos, el punto en el que,- habiendo logrado el apa- Uno.
rente dominio de la cantidad de los múltiples puros, via esos norqr,: , El núcleo de esta revolución reside en la constatación de que exis-
bres-números que son los -múltiples naturales, el matemático puede , ten, autorizadas por las Ideas de lo múltiple (axiomas de la teoría de
desplegar el refinamiento técnico en el que olvida aquello de lo qué
304 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL CONCEPTO DE CANTIDAD Y EL IMPASSE DE LA ONTOLOGÍA 305

conjuntos), cantidades infinitas distintas. A este resultado se llega^'^- el mismo cardinal que el conjunto (o, más precisamente, que pertenez-
través de un teorema cuyo alcancé de pensamiento es inmenso: el teo'-- ca a la misma clase cuantitativa cuyo representante es un cardinal).
rema de Cantor. A todo elemento (3 de a corresponde por lo tanto una parte de a,
que es un elemento dep (a). Dado que esa parte corresponde, por/, al
elemento p, se la anotará/(P). Podemos entonces distinguir dos casos:
- o bien el elemento p está en la parte / (P) que le corresponde, o
4. EL ESTADO DE UNA SITUACIONÓN ES
seap€/(p),
CUANTITATIVAMENTE MÁS GRANDE,
QUE LA SITUACIONÓN MISMA • - M; - o bien esto no ocurre: ~ (P e/(P)).
Podemos también decir que la correspondencia biunívocá/ entre a
yP supuesta- clasifica los elementos de a en dos grupos:
Examinar la relación «cuantitativa», o de potencia, ehtre una situa- los que son internos a la parte que les corresponde (o elementos de p
ción y su estado, es una idea natural, en todos los órdenes del pensad (a)) y los que son exteriores a ella. Convengamos en llamar /-internos
miento. Una SITUACIONón presenta unos-múltiples, mientras a los primeros y /-externos a los segundos. El axioma de separación
que el estado- nos garantiza la existencia de la parte del conjunto (X compuesta por
re-presenta.ias partes,-o composiciones, de esos múltiples. El estado. •todos los elementos que son/-extemoS: corresponde a ia propiedad «P
¿presenta «más», «menos» o «tantas» múltiples-partes cómo unos^ no pertenece a/(p)». Esta parte, al ser/una correspondencia biunívo-
múltiples presenta la SITUACIONón? El teorema del punto de ca entre a y el conjunto de sus partes, corresponde, por/ a un elemén-
exceso (me^: te que llamaremos 9 (por «diagonal»). Tenemos: /(9) = «el conjunto
dilación 7) ya nos indica que el estado no podría ser el mismo múlti-. de todos-los elementos/-externos de a». El punto de tope, donde la
pie que la SITUACIONón de la cual es el-estado. Pero esta e.xisíencia, supuesta de/es abolida (reconocemos en esto el alcance del
alteridad no:, razonamiento por el absurdo, cf. meditación 24), es que, en lo qúe a' él
excluye que la cantidad intrínsecacardinal- del 'estado sea idénfi-.' respecta, el elemento 9 no puede ser ni /interno, ni/externo.
co al de la SITUACIONón. El estado puede -ser diferente y al Si es /interno, quiere decir que d ef (9). Pero / (9) es el conjunto
mismo tiempo de ios elementos /externos, por consiguiente, si 9 pertenece a/(9),
«tan numeroso como», pero no más. • ••. no puede ser/interno. Contradicción.
Sin embargo, observemos que, en todo Caso, el'estádo és ál menos • Si es/externo, tenemos que " (9 e/(9)), por lo tanto 9 no forma
tan numeroso como la SITUACIONón; esto significa que el parte de los-elementos qúe son/extemos, en consecuencia no puede
cardinal del ser/externo. Contradicción.
conjunto de las partes de un conjunto no podría ser inferior al de ese - • Es forzoso concluir entonces que la suposición inicial de una co-
conjunto. Ya que, dado un elemento de un conjunto, su sihgleton es rrespondencia biunívocá entre a.y p (a) es insostenible. El conjunto
una parte. Y como, a cada elemento presentado «corresponde» un sin- ' de las partes no puede tener'el mismo cardinal qúe el conjunto inicial.
gleton, hay al menos tantas partes como elementos. Lo excede absolutamente, siendo de im orden cuantitativo superior.
La única cuestión que subsiste es saber si el cardinal del conjunto El teorema del punto de exceso daba una respuesta local a lá cues-
de las partes es igual o superior al del conjunto inicial El menciona'*^ tión de la relación éntre una SITUACIONón y su estado:' éI estado
do teorema de Cantor establece que siempre es superior. La demostra'- cuenta al
ción utiliza un recurso que lo emparenta con la páradojá de Russell-y menos un múltiple que no pertenece a la SITUACIONón. Y, en
con el teorema del punto de exceso. Se trata del razonamiento «diagó'- consecuen-
nal», que pone en evidencia un de-más (o un resto) en'nti procedi- cia,- el estado es diferente de la SITUACIONón de la que es el
miento que se ha supuesto exhaustivo, arruinando así tal pretensión.' estado. El teo-
Digamos que este procedimiento es típico de todo lo que en la ontolo¿ rema de Cantor da una respuesta global: ¡a potencia del estado es su-
gía se asocia, precisamente, con el problema del exceso, del «no-ser- • perior -en términos de cantidad pura- a la de la SITUACIONón.
según-tal-instancia-del-uno». Dicho sea
Supongamos que exista una correspondencia biunívocá'/ entre un de paso, esto elimina la idea de que el estado podría ser sólo un «re-
conjunto a y el conjunto de sitó partes p (a), o sea, que él estado tenga '
306 EL SER y EL ACONTECIMIENTO EL CONCEPTO DE CANTIDAD Y E L D E L A ONTOLOGÍ A 307

flejo» de la SITUACIONón. Que el estado estuviera separado de existe también el conjunto-unión de ese conjunto, o sea ©(too) = u
la SITUACIONón’ {00, CO], ••• ©« ... }. Este conjunto ©(mo) es uri cardinal, el primer
era algo que el teorema del punto de exceso ya nos advertía. Ahora car-
sabemos que la domina. dinal límite más grande que ©o. Intuitivamente, esto se sigue del he-
cho de que los elementos de ©(©o), diseminación de todos los ©o, ©i,
... ©„ ... , no pueden ser puestos en correspondencia biunívoca con
5. PRIMER EXAMEN DEL TEOREMA DE CANTOR: LA ESCALA DE ningún ©n particular, dado que hay «demasiados» para ello. El múlti-
MEDIDA DE ple ©((Bo) entonces cuantitativamente superior a todos los miembros
LOS MÚLTIPLES INFINITOS o SERIE DE LOS, ALEPHS de la serie ©o, ©i,... ©n ... porque se compone de todos los elementos
de todos esos cardinales. Es el cardinal que viene exactamente «des-
En la medida , en que la cantidad del conjunto .de las partes de un pués» de esa serie; es el límite de esa serie (la formalización rigurosa
conjunto es superior a la del conjunto mismo, el problema que plan- de esta intuición es un buen ejercicio para el lector).
teamos más arriba, queda resuelto: existe, necesariamente, al menos, Queda claro que se puede luego continuar; obtendremos el cardi-
un cardinal más grande que COQ (primer cardinal infinito), a saber, el nal sucesor de ©(©(,), o sea ©SÍOQ), y así sucesivamente. Después se
cardinal que numera la cantidad del múltiple p (coo)- El infinito es volverá ál límite y se obtendrá ©(ao)(cúo)- esta manera se obtienen
cuantitativamente múltiple. Esta consideración abre de inmediato a multiplicidades gigantescas, tales como:
una-escala infinita de cantidades infinitas distintas.
Conviene aquí aplicar el principio de minimalidad (meditación
12), característico de los ordinales.; Acabamos de ver que existe un or-
dinal que posee la propieda,d «ser un cardinal y ser superior a coo»
(«superior» quiere decir aquí que presenta,-o al que 0o pertenece,^ que no fijan ningún límite a la repetición del proceso. .
puesto que el orden en los ordinales es la pertenencia misma). Existe,
entonces un ordinal mcis pequeño que tiene esa propiedad. Es, por ló La VERDAD es que a cada ordinal a corresponde un cardinal
tanto, el cardinal más pequeño superior a 00, es decir, la cantidad in-,
infinito
finita que viene inmediatamente después de 0o. Su notación será ©i y,
se lo llamará el cardinal sucesor de 0o. Nuevamente, como por el teo- ©a, desde ©o hasta llegar a las más irrepresentables infinitudes cuan-
rema de Cantor el múltiple p (0i) es cuantitativamente superior a ©i,; titativas.
existe el cardinal sucesor de 0], o sea coz. Y así sucesivamente. Todos Esta escala de los múltiples infinitos -llamada serie de los alephs
estos cardinales infinitos ©o, 0i, ©2 ••• designan' tipos distintos, en un porque es a menudo identificada por la letra hebrea (S) seguida de
orden creciente, de cantidades infinitas. índices- cumple la doble promesa de la numeración de los infinitos y
La operación sucesor -el pasaje de un cardinal ©« al cardinal ©« + de la infinitud de. sus tipos así numerados. Con ella culmina el pro-
1- no es la única operación de la escala de las magnitudes. Nos volve- yecto cantoriano de una diseminación total, de una desunifícación del
mos a encontrar con la falla que hay entre la idea general de sucesión concepto de infinito.
y la de límite, característica del universo natural. Vemós con claridad, Si la serie de los ordinales designaba, mas allá de lo finito, uña in-
por ejemplo, que la serie (oo, ©1,... ©«, ©« +1,... es una primera finitud de infinitos naturales, que se distinguen por ordenar lo que Ies
escala, pertenece, la serie de los alephs nombra una infinitud de infinitos
de cardinales diferentes que se suceden. Pero consideremos el conjun- cualesquiera tomados -dejando de lado todo orden- en su dimensión
to {©o, 0],... ©n él existe, ya que se obtiene reemplazando en ©o, bruta, su número de elementos, esto es, la extensión cuantitativa de lo
que existe, cada ordinal finito por él cardinal, mfinito que él indica 0^ que presentan. Y como la serie de los alephs está indicada sobre los
fimción de reemplazo es simplemente: n ©«). En consecuencia, ordinales, se puede decir que hay «tantos» tipos de infinitud cuantita-
tiva como múltiples naturales infinitos.
308 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL CONCEPTO DE CANTIDAD Y EL ÍUPASSE DE LA ONTOLOGÍA 309

Sin embargo, este «tantos» es ilusorio, por el hecho de que ligai Con mayor precisión: es,coherente con esas Ideas suponer que ese lu-
dos totalidades rio sólo inconsistentes, sino inexistentes. En efecto, así gar está «muy cerca» del que convengamos decidin ' ‘'
como no puede existir el conjunto de todos los ordinales ~lo que s'¿ Antes de dar una expresión más.precisa a este errar, a esta desme-
enuncia; la Naturaleza no existe-, tampoco puede existir el conjuntó- sura del estado, dé una SITUACIONón, tomemos conciencia de su
de todos los cardinales, o sea el Infinito absolutamente infinito, el in-* alcance.
finito de todas las infinitudes intrínsecas pensables. Algo que se! Esto significa que, por . más exacto que pueda ser el conocimiento
enuncia esta vez así: Dios no existe. cuantitativo de una SITUACIONón, no se puede estimar, como no
sea por
una decisión arbitraria, «en cuánto» su estado la excede. Todo ocurre
como si la doctrina de lo múltiple, en el caso dé las
6. SEGUNDO EXAMEN DEL TEOREMA DE CANTOR: ¿CUÁL ES LA MEDIDA ;
SITUACIONones infini-
DEL EXCESO? tas, o posgalileanas, tuviera que ádmitir dos regímenes de la presen-
tación que no pueden suturarse en el orden de la cantidad: el régimen
inmediato, dejos elonientos y la pertenencia (la SITUACIONón y
su estruc-
El conjunto de las partes de un conjimto es «más numeroso»' qué,,
tura), y el régimen segundo, de las partes y la inclusión (el estado). La
dicho conjunto. ¿Pero cuánto? ¿Cuánto vale ese exceso y cómo se
cuestión del.esmdo -y, por consiguiente, del Estado, en política- revela
puede medir? Puesto que disponemos de una escala completa de car-
aquí su temible: .c.omplejidad. Se articula con ese hiato que la ontología
dinales finitos (los números enteros naturales) e infinitos (los alephs), .
tiene sentido preguntar, si se conoce el cardinal que corresponde a la. revela en la modalidad de un imposible: la escala de medida natural
clase cuantitativa de un múltiple a, cuál es el que corresponde a la [dé las presentaciones-múltiples no se adecúa a las representaciones.
No se adecúa aun cuando las representaciones estén situadas. El pro-
clase cuantitativa del múltiple p (a). Se sabe que es superior, que vie-;
blema es que no son situables. Este intrincamiento paradójico de certe-
ne «después» en la escala. ¿Pero exactamente dónde?
za e imposibilidad pone a la evaluación de^ la potencia en perspectiva
•Cuando se trata de lo finito, el problema es simple: si un conjunto
de, fuga, Que, sea necesario, a fin de cuentas, decidir sobre esta poten-
posee n elementos, el conjunto de sus partes posee 2", que es un núr, •
mero entero definido y calculable. Este ejercicio de combinatoria fi- cia, introduce lo . aleatorio en el corazón de lo que puede decirse del
nita queda para el lector más conocedor. ser. La acción recibe de la ontología la advertencia de que serán vanos
sus esfuerzos por . calcular con precisión el estado de la
¿Pero si el conjunto considerado es infinito? El cardinal corres-
pondiente es entonces un aleph, supongamos Cúp. ¿Cuál es el aléph .^
SITUACIONón en
que dispone sus recursos. Se sabe, lo que podemos llamar saber, que la
que corresponde al conjunto de sus partes? La agudeza del problema te;..'.
apueste; qué debe hacer no puedé sino oscilar entre la sobreestimación
reside en el hecho de que hay ciertamente uno, y sólo uno, ya que to-
do múltiple existente tiene la misma potencia que un cardinal, y una y,la subestimación. Él estado es conmensurable con la
vez determinado éste, queda excluido que tenga también la misma
7SITUACION ón DE UNA SITUACIONÓN:
.,COMPLETO ERRAR DEL ESTADO sólo
porTEOREMA
EL azar. DE BASTÓN
potencia que otro cardinal, puesto que entre dos cardinales diferentes
no puede existir -por definición- ninguna correspondencia biuní-
vGca.
- Convengamos algunas simplificaciones de escritura. Para no arras-
. Ahora bien, el impasse reside aqm' en que, en el marco de las Ideas
trar por más tiempo los índices de los alephs, en adelante anotaremos
de lo múltiple, actualmente supuestas —y de algunas otras que hemos
los cardinales con las letras Á y TE. Utilizaremos la inscripción j a J pa-
intentado adjuntarles---,, es imposible determinar dónde se sitúa el conr
junto de las partes de un conjunto infinitó en la escala de los alephs: ' ra indicar la cantidad del múltiple a> o sea el cardinal TE que tiene la
misma potencia que a. Para indicar que un cardinal Á es más pequeño
310 EL SER y EL ACONTECIMIENTO EL CONCEPTO DE CANTIDAD Y EL/Afí’/4S'S£ DE LA
ONTOLOGÍA 311
que un cardinal % escribiremos X<n (que de hecho significa:
son cardinales diferentes), y 6 n. '
El impasse de la ontología se enuncia entonces de la siguiente ma
ñera: dado un cardinal X, ¿cuál es la cardinalidad de su estado,
conjunto de sus partes? ¿Cuál es la relación entre ^ y 1 ( X ) |?
Esta relación demuestra ser más bien una des-relación, por él héV'
cho de qué «casi» toda relación .que elijamos de antemano resulta
consistente con las Ideas de lo múltiple. Examinemos el sentido'^de
ese «casi» y luego lo que. significa la consistencia de la elección.
>ío sabemos nada acerca de la relación de magnitud entre.un múT-'.
tiple y su estado, entre la presentación por la pertenencia y la repréV..
sentación por la inclusión. Sí sabemos que \p lcc)\ es más grande qüet
i a I, cualquiera sea el múltiple a considerado. Este exceso cuaníiíati-
vo absoluto del estado sobre la SITUACIONón es el contenido del
teoterríá: í;
de Cantor ¿
Conocemos también otra relación, cuyo sentido se elucida en bl,;
apéndice 3 (se enuncia: la co-finalidad del conjunto de las partes eS;-::
cuantitativamente superior al conjunto mismo). ■:
'11;-;:
El teorema de Easton nos enseña -aquí iá extrema ciencia se réVe’'^
la ciencia de la ignorancia- hasta qué punto no sabemos en VERDAD ton nos dice que es deductivamente aceptable plantear que puede ser
riá^' í tanto (O347 como (O (ojo) + ig, o cualquier otro cardinal tan grande
da más, en el marco de las Ideas de lo múltiple que actualrnente sé :• como
pueden formular. • • ■ ;; 56 quisiera, mientras que sea sucesor. De este modo, el teorema de
Este teorema dice más o menos lo siguiente: dado un cardinal Xv. : Bastón establece el errar casi total del exceso del estado, sobre la si-
que es o bien coo o bien un,cardinal sucesor, es coherente con las Ideas , tuación. Todo ocurre como si entre la estructura, en la que se libera lo
• inmediato de la pertenencia, y la metaestructura, que cuenta por uno
de lo niúltiple «elegir» como valor de !_p (X) } -por consiguiente, cd-., las partes y rige las inclusiones, se abriera una brecha que no puede
mo cantidad del estado cuya SITUACIONón es el múltiple- ser cerrada más que por una elección sin concepto.
cualquiér catdi'r El ser, en tanto decible, es infiel a sí mismo hasta el punto en que
nal it con tal de que sea superior a X y que sea un cardinal sucesor.' •. :
no se puede deducir lo que vale, en extensión infinita, el cuidado
¿Cuál es el sentido exacto de este teorema impresionante, cuya de-, -, puesto en toda presentación al contar por uno sus partes. La des-me-
mostración general está más allá de los recursos de este libro, pero del sura del estado hace errar, en la cantidad, aquello mismo de lo que es-
que la meditación 36 trata un caso particular? «Coherente con las^ perábamos el reaseguro y la fijeza de las SITUACIONones. El
Ideas de lo múltiple» quiere decir: si ésa.s Ideas son coherentes éntre , operador de
ellas (por lo tanto, si las matemáticas son una lengua en la que la fidé-:-; í expulsión del vacío lo deja reaparecer en la juntura entre él mismo (la
lidad deductiva es realmente separadora, es decir, consistente), enton- captura de las partes) y la SITUACIONón. Que en este punto
ces seguirán siéndolo, si acordamos que el múltiple p (X) tiene como sea necesario
magnitud intrínseca tal cardinal sucesor %, cualquiera, cón tal de que tolerar la arbitrariedad casi completa de una elección, y que la canti-
sea superior a X. . dad, ese paradigma de la objetividad, conduzca a la subjetividad pura,
Por ejemplo, en relación con el conjimto de las partes de coo -res^ es lo que llamaré con gusto el síntoma de Cantor-Godel-Cohen-Eas-
pecto del cual Cantor, a riesgo de su pensamiento, se esforzó por está-,, ton. En su impasse^ la ontología devela un punto en el que, desde
blecer que era igual al sucesor de 03o, esto es, coi- el teorema de Eas-^ siempre, los pensamientos habían de distribuirse, inconscientes de
que el ser allí los convocaba.
MEDITACIÓN VEINTISIETE

Destino bntológíco de la orientación


en el pensamiento

Desde sus orígenes, la filosofía ha escrutado, en un anticipo del


tope, cantoriano, el abismo que separa la discreción numérica del con-
• tinuo geométrico. Este abismo no es otro qüe el'.que separa a coo -do-
minio infinito enumerable de los números finitos- del conjunto de sus
partes, p (coo), único apto para fijar la cantidad de los puntos en el es-
pacio. Hay en esto un misterio del ser, en el que el discurso especula-
tivo se entrelaza con la doctrina matemática del número y ia medida;
son incontables los conceptos y metáforas que lo atestiguan. Por cier-
to, no.quedaba'Claro que.se trataba, en última instancia, de la relación
;entre un conjunto.infinito y el conjunto de sus partes. Pero, desde Pla-
tón a Husserl, pasando por los magníficos desarrollos de la Lógica de
Hégel, se constata el carácter propiamente inagotable del tema de la
. dialéctica continuo/discontinuo. Nosotros podemos decir ahora que es
el ser mismo -como resulta, flagrante en el impasse de la ontología-
quien organiza lo inagotable de su 'pensárniento, a partir del hecho de.
^que no es posible establecer ninguna medida del vínculo cuantitativo
-entre una SITUACIONón y su estado,. entre la pertenencia y la
inclusión.
Hay sobrados motivos para creer que esta provocación al concepto,
que es,la des-relación entre presentación y representación, queda
abierta en para siempre. Puesto qué el continuo -6_p (coo)- es
puro principio errante respecto de lo enumerable ^emo'-,- la clausura
o la detención de este errar puede requerir, indefinidamente, el inge-
nio del saber. Que esta actividad no sea en vano resulta del hecho dé
que si lo-imposible-de-decir del ser es, precisamente, el vínculo cuan-
3U EL SER Y EL ACONTECIMIENTO DESTINO ONTOLÓGICO DE LA ORIENTACIÓN EN EL
PENSAMIENTO 315
titativo de un múltiple con el múltiple de sus partes; si esta tá en la lengua. Requiere que el estado distinga expresamente lo que
desvincúi¿! es lícito considerar como una parte de la SITUACIONón y lo que,
lación impronunciable abre la perspectiva de elecciones infinitas, sel aunque
puede pensar que esta vez se trata del Ser, en la falta de la ciencia formen «agrupamientos», debe sin embargo ser considerado como in-
deb forme e innombrable. Se trata, en suma, de restringir severamente la
ser. Si lo real es lo imposible, lo real del ser, o sea el Ser, será dignidad reconocible de la inclusión a lo que una lengua bien hecha
precisa^ ■ admite nombrar de ella. Según esta visión de las cosas, el estado no
mente lo que guarda el enigma de un anonimato de la cantidad. cuenta por uno «todas» las partes. Pero, ¿qué es una parte? El estado
Toda orientación particular del pensamiento recibe así su legisla sobre lo que cuenta, la metaestructura sólo contiene en su
causa'de^ campo las representaciones «razonables». El estado está programado
aquello que, la mayoría de las veces, la tiene sin cuidado, y que sólo' para reconocer como parte -cuya cuenta asegura- sólo lo que los re-
la ontología, en la dignidad deductiva del concepto, declara: ese Ser cursos de la SITUACIONón permiten distinguir. Lo que no puede
evanescente que sostiene ei eclipse del ser «entre» la presentación y ser distin-
la' guido por una lengua bien hecha, no es. El principio central de este ti-
representación. Su errar es establecido por la ontología. La meta- po de pensamiento es, por lo tanto, el principio leibniziano de los
onto-’ indiscernibles: no pueden existir dos cosas de las que no pueda mar-
logia, que sirve de armazón inconsciente para toda orientación del carse su diferencia. La lengua vale como ley del ser en el sentido en
pensamiento, quiere fijar su espejismo, o abandonarse por completo.; qué considerará idéntico lo que no-pueda discernir. Reducido de este
al goce de su desaparición. Un pensamiento no es otra cosa que el modo a contar sólo las partes comúnmente nombrables, el estado se
dé- adecuará -eso se espera- a la SITUACIONón.
seo de poner fin al exorbitante exceso del estado. Nunca nada logrará La segunda tentativa obedece al principio inverso: sostiene que, en
que podamos resignamos a lo innumerable de las partes. £1 pensa- la medida en que se exija el discernimiento de las partes, el exceso
miento está ahí para que el desanclaje cuantitativo del ser cese¿ aun-, del estado será impensable. Se pretende mostrar, a través de una doc-
que más no fuera durante el tiempo necesario para indicar que en trina desarrollada de los indiscernibles, que son ellos los que compo-
rea- nen lo esencial del campo donde opera el estado, y que todo pensa-
lidad esa cesación no se logró. Siempre se trata de tomar la medida miento auténtico debe, antes que nada, forjar los medios para la
de. aprehensión de lo cualquiera, de lo múltiplemente-semejante, de lo
aquello por lo cual el estado excede lo inmediato. Con propiedad, eí indiferenciado. Se escruta la representación del lado de lo que ella nu-
pensamiento es..aque)lo que la des-mesura, atestiguada ontológica- mera sin llegar a discernir nunca, de las partes sin borde, de los con-
mente, no puede'satisfacer. glomerados azarosos. Se afirma que lo representativo de una situa-
La.insatisfacción, esa ley histórica del pensamiento cuya causa ción no es lo que le pertenece de manera distinta, sino lo que está
re- incluido evasivamente en ella. Todo el esfuerzo racional consiste en
side allí donde el ser no puede ser dicho con exactitud, se da común- disponer de un materna de lo indiscernible que haga advenir al pensa-
mente en tres grandes tentativas de remediar el exceso, esa que miento-esas partes no-numerables, que nada permite nombrar en su
los trágicos griegos consideraron con rázón el determinante mayor separación respecto de la multitud de aquellas otras que son, frente a
de los ojos miopes de la lengua, absolutamente idénticas. En esta línea,
lo que le sucede a la criatura humana y cuyo encauzamiento el misterio del exceso no será reducido, sino alcanzado. Se conocerá
subjetivo su origen, que consiste en que el anonimato de las partes está forzosa-
sobrepl escenario propusiera Esquilo, el más grande de ellos, a través mente más allá de la distinción de las pertenencias.
del recurso, inmediatamente político, de un nuevo simbolismo de la La tercera tentativa busca fijar un pxmto de detención al errar pen-
justicia. Porque es precisamente -en el deseo que es el pensamiento-, sando un múltiple cuya extensión sea tal que ordene lo que le precede
la injusticia innumerable del estado .lo- que está en cuestión, y
porque,
el desafío del ser debe ser respondido a través de la-política, según la
inspiración griega que aún nos rige,. la invención conjunta de las
'ma-
temáticas y de la «forma deliberativa» del .Estado constata, en ese
pueblo sorprendente, que decir el ser no tendría casi ningún sentido
si
de inmediato no se pudiera extraer de los asuntos de la Ciudad y de
los acontecimientos de la historia con' qué atender también a la nece-
sidad de «lo-que-no-es-el-ser».
La primera tentativa, que alternativamente llamaré gramática'0
316 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO DESTINO ONTOLÓGICO DE LA ORIENTACIÓN EN EL
PENSAMIENTO 317
y, por lo tanto, disponga allí, en su lugar, al múltiple representatiyo,;el;-: peculativa. Atribuye la desmesura del estado a la limitación historial
estado ligado a una SITUACIONón. Se trata, esta vez, de una del ser, que la filosofía, sin saberlo, solamente refleja para repetirla.
lógica derla'i Su hipótesis consiste en decir que sólo desde la perspectiva del acon-
trascendencia. Se va directo a la prodigalidad del ser en presentació-; tecimiento y de la intervención se puede hacer justicia a la injusticia.
nes infinitas. Se sospecha que el defecto del pensamiento es haber sü-i No hay motivo entonces para asustarse ante una des-ligazón deí ser,
bestimado esa potencia, refrenándola, ya sea por el lenguaje Q por só-
puesto que todo procedimiento de VERDAD se origina en la ocurrencia
lo recurrir a lo indiferenciado. Conviene, más bien, distinguir un-
indecidible de un no-ente supernumerario, incluso de una VERDAD que
infinito gigantesco que prescriba una disposición jerárquica, donde: ya-
pusiese en juego esa des-ligazón.
nada podría errar. El esfuerzo consiste, en esta ocasión, en encauzar, l'a ^
des-mesura, no por el refuerzo de las reglas o la prohibición de lo in- , Esta vía afirma, al revés de la ontología, contrariamente al ser y no
discernible, sino directamente por lo alto, frecuentando conceptual- discernible de él más que punto por punto -puesto que, globalmente,
mente las presentaciones quizá maximalés. Se espera que esas multi-.. están volcados uno en otro como la superficie de una cinta de Mo-
plicidades trascendentes develen la ley misma del exceso-múltiple y, bius-, el procedimiento impresentado de lo VERDADero, único resto
propongan al pensamiento un cierre vertiginoso. de-
Estas tres tentativas encuentran sus garantías en la ontología mis- jado por la ontología matemática a quien anima el deseo de pensar, y
ma. ¿Por qué? Porque cada una de ellas implica que sea inteligible un al que le corresponde el nombre de SUJETo.
cierto tipo de ser. La ontología matemática no constituye por sí misr:
ma ninguna orientación en el pensamiento, pero debe ser compatible,,
con todas, discerniendo y proponiendo el ser-múltiple que ellas nece- ..
sitan.
A la primera orientación corresponde la doctrina de los conjuntos'..
constructibles, creada por Godel y perfeccionada por Jensen. A la se-
gunda, la doctrina de los conjuntos genéricos, creada por Cohén. A la-
-tercera, la doctrina de los grandes cardinales, a la que contribuyeron ,
todos, los especialistas de la teoría de conjuntos; De este modo, la on-,
tología propone el esquema de.los múltiples, adecuados como subesr,
tructura de ser de cada orientación. Lo constructiblé despliega el'ser
de las configuraciones del saber. Lo genérico, con el concepto de lo
múltiple indis.cemible, hace posible pensar-el ser de una VERDAD. Los
-,
grandes cardinales acercan el .ser virtual que requieren las teologías. ,■
Las tres orientaciones tienen también, evidentemente, sus garantías
filosóficas. He mencionado a Leibniz para la primera. La teoría á e X i
voluntad general de Rousseau busca el punto -genérico, o cualquiera,
donde fundar la autoridad política. Toda la metafísica clásica corispi-,
ra a favor, de la tercera, aunque más no sea bajo el modo de la escato-
logía comunista.
Pero una cuarta vía, discernible a partir de Marx, tomada por
Freud desde otra perspectiva,- es transversal a aquellas tres. Sostiene
que la VERDAD del impasse ontológico no se puede aprehender ni pen-
sar en la inrr^nencia de la ontología misma o de la metaontología es-
MEDITACIÓN VEINTIOCHO •:

El pensamiento constructivista y el saber del ser

Ante los requerimientos de los hiatos del ser, resulta tentador redu-
cir la extensión del estado no admitiendo como partes de la
SITUACIONón
más que lo que la propia SITUACIONón permite nombrar. Pero,
¿qué signi-
fica «la siHiacióm>?;;
Una primera posibilidad consiste en aceptar como un-múltiple in-
cluido sólo aquello que ya es un-rmúltiple en-posición de pertenencia.
Se
puede acordar, entonces, que lo répresentable. siempre está también pre-
sentado. Esta orientación está particularmente adaptada a las
SITUACIONones
estables o naturales (cf. meditaciones 11 y 12), puesto que en esas situa-
ciones toda multiplicidad presentada está reasegurada en su lugar por el
estado. Lamentablemente, es. impracticable, puesto que implicaría anu-
lar la diferencia fundadora del estado. En efecto, si la rqjresentación no
fuera más que un doble de la presentación, el estado sería inútil. Ahora
bien,, el teorema del punto de exceso (meditación 7) nos indica que es
imposible abolir toda distancia entre una SITUACIONón y su
estado.
■Sin embargo, en toda orientación de.pensamiento de tipo construc-
tivista subsiste la nostalgia de una salida semejante. Son temas .recu-,
rrentes, en este pensamiento, la valorización de los equilibrios, la idea
de que la naturaleza es un artificio que debe ser imitado voluntaria-
mente en su arquitectura normalizadora -los ordinales son, como sa-
bemos, intrincaciones transitivas-, la desconfianza ante el errar y el
exceso y, en el centro de este dispositivo, la búsqueda sistemática de
la doble función, del término que puede, ser pensado dos veces sin te-
ner que cambiar de lugar o de estatuto.
320 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL PENSAMIENTO CONSTRUCTIVISTA Y EL SABER321
DEL SER
Pero la perspectiva fundamental por la cuál obtener una restricción'H .codifica lo que cae bajo esa cuenta, siendo así, además del amo de k
severa del errar y tma legibilidad máxima del concepto de «parte», sin: representación en general, el amo de la lengua. La lengua -o todo
:IÍ .aparato comparable de localización- es el filtro legal de los agrupa-
sustraerse a ese mínimo de exceso que impone el estado, consiste en -'i mientos de múltiples presentados. Ella se interpone éntrela presenta-
apoyarse en las constricciones de la lengua. En su esencia, el pensa-;|f ción y la representación. • ; •
miento constructivista es una gramática lógica. O, más precisamente,-ll 'Vemos aquí en qué sentido sólo es contada una parte que es cons-
hace prevalecer la lengua como norma respecto de lo que es admisible truida. Si el múltiple a está incluido en la SITUACIONón, lo está
considerar, en las representaciones, como unos-múltiples. La filosofía -ti sólo en la
espontánea de todo pensamiento constructivista es el nominalismo ra- medida en que pueda establecerse -por ejemplo- que él reúne a todos
dical. '''íll los múltiples inmediatamente presentados que mantienen con un múl-
¿Qué entendemos aquí por «lengua»? Se trata, en realidad, de una. tiple cuya pertenencia a la SITUACIONón está establecida, una
mediación de completa interioridad con la SITUACIONón. .relación lí-
Supongamos que cita en k SITUACIONón. ,La parte resulta entonces de tener en
los múltiples presentados sólo son tales por tener nombres, o bien que cuenta, por
«ser-presentado» y «ser nombrado» son la misma cosa. Por otra parte, .1 etapas, los múltiples fijos, las relaciones admisibles y el agrupamien-
se dispone de un arsenal de propiedades, o términos de enlace, que . f to de todos los términos que pueden vincularse.a los primeros a través
designan sin ambigüedad que tal cosa nombrada mantiene cierta reía- .de las segundas; Por lo tanto, hay siempre un vínculo perceptible .én-
ción'con tal otra o posee determinada calificación. El pensamiento tre una. parte y los términos localizables en la SITUACIONón.
constructivista sólo reconocerá como «parte» a un agrupamientóde:'- '} Ese vínculo,
múltiples presentados que tienen en común una propiedad o que mcuv-y- ese procedimiento de construcción, esa proximidad que la lengua ali-
j menta entre presentación y representación, permite k convicción de
■tienen todos una relación definida con términos de. la que el estado no exceda demasiado k SITUACIONón, o que la
SITUACIONón, ello^fi mantenga
mismos unívocamente nombrados. Si dispusiéramos de una escala de. "í conmensurable. Llamo «lengua de ia SITUACIONón» al médium
magnitud, por ejemplo, tendría sentido considerar como una parte'dé- >:í de esta
la SITUACIONón, en primer lugar, a todos, los múltiples de la conmensurabilidad. Notemos que la lengua de la SITUACIONón
SITUACIONón quef ■■ está some-
tienen tal magnitud fijada; en segundo lugar,.a todos los múltiples que, tida a la presentación por el hecho de que no puede alegar ningún tér-
son «más grandes» que un múltiple fijo, es decir,- efectivamente nom.-.- mino, ni siquiera en la generalidad del «existe...»i del que nó se pue-
Á da controlar que.le:pertenece. Así, por el médium de k lengua y sin
brado. De la misma inanera,'si dijéramos «existe...», debería entenf>,;í reducirse en ella, k inclusión se mantiene lo más cerca posible de k
derse como: «existe un término nombrado en la SITUACIONón», pertenencia. La idea leibniziana de una «lengua bien formada» no te-
y si dijé-i; .■ nía otra ambición que apretar lo más posible las riendas del errar de
ramos «para todo...», debería entenderse como:' «para todos los';-; las partes por medio de la codificación escalonada de su vinculo ex-
términos nombrados de la SITUACIONón». ■ • • - presable en la SITUACIONón de k que son partes. . '
''vi El «cualquiera», k parte innombrable, el vínculo sin concepto,
¿Por qué la lengua es aquí é[ médium de una interioridad? Porqué ;; hostiga a la visión constru.ctivista. del ser y de la presentación. De ahí
toda parte és atribuibie sin ambigüedad a una-localización efectiva dé que deba remarcarse la ambigüedad de su relación con el estado. Por
los términos de la SITUACIONón. No es cuestión de evocar una un lado, al restringir la cuenta-por-uno de la metaesíructura estatal a
parte «en : las partes nombrabies parece disminuir isu potencia, parece mantener
general».-Se debe precisar:. -'- i a raya la capacidad de exceso de la representación sobre la presenta-
;; ción, pero, por otro lado, especifica su policía y aumenta su autoridad
- de qué propiedad o'relación de la lengua se, hace uso, y debe po.-' .í a través de la conexión- que establece entre el dominio del uno-múlti-
der justificarse que esas propiedades-o relaciones son aplicables a.'los -ple incluido y el dominio de .la lengua. Es necesario comprender que,
términos de la SITUACIONón; -.T: .para esta orientación en el pensamiento, un agrupamiento de múlti-
■ - qué térmiiios fijos nombrados-o parámetros-^ de la ples presentados que fuera indiscernible por una relación inmanente
SITUACIONón sé ;
implican.
Dicho de otro modo, el concepto de parte :está bajo condición. Dé
manera simultánea, el estado opera la cuenta-por-uno de las partes y
322 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL PENSAMIENTO CONSTRUCTIVISTA Y EL SABER 323
DEL SER

no existe. Desde ese punto de vísta, el estado legisla sobre la existen- M .gua. La nominación lícita es imposible. Si-se puede nombrar al múlti-
cía, Lo que pierde por el lado del exceso, lo gana por el lado del <<de- ^ .ple, es porque se lo puede discernir, según sus elementos. Pero si el
recho sobre el ser». Esta ganancia es más apreciable en la medida en. :l múltiple es elemento de sí mismo, debería habérselo discernido pre-
que el nominalismo, aquí investido en la medida del estado, es irrefu- viamente. •.. .
table. Esto es lo que ha hecho invariablemente la filosofía crítica -ñ El caso del ultra-uno puro, o sea el múltiple que no tiene otro ele-
antifilosófica-: por excelencia, desde los sofistas griegos hasta los ;t mento que sí mismo, pone además en impasse la puesta-en-uno, tal
empiristas lógicos anglosajones, e incluso Foucault. Para refutar qué S como ella funciona en aquel tipo de pensamiento. El singleton de un
una parte de la SITUACIONón sólo existe si fue construida a múltiple semejante, que es una parte de la SITUACIONón, tendría
partir de pro- v; que aislar
piedades y términos discernibles en la lengua, ¿no sería necesario m- ?,• el múltiple que poseyera una propiedad formulable explícitamente en
dicar una parte absolutamente indiferenciable, anónima, cualquiera? la lengua. Pero esto no es posible, ya que la parte así obtenida tiene
Pero, ¿cómo indicarla, si no es justamente construyendo esa indica- , i ella misma, necesariamente, la propiedad en cuestión. En efecto, el
ción? El nominalista tiene siempre buenos argumentos para decir que vi singleton, como así también el múltiple, ño tiene sino a ese mismo
ese contraejemplo, por haber podido ser aislado y descrito, es, en rea- ;■ múltiple como elemento. No,puede diferenciarse de él, ni en exten-
lidad, un ejemplo. Toda agua va para su molino, si se deja mostrar en iC sión ni'por cualquier otra propiedad. Este caso de iñdiscemibilidad
el interior del procedimiento que extrae la inclusión sólo a partir dé .i.' entre un elemento (una presentación) y la puesta-en-uno representati-
las pertenencias y de la lengua. Lo indiscernible no es. Esta es la tesis va no es admisible constmctivamente. Deroga la doble diferenciación
con la que el nominalismo construye su bastión y desde la cual puede, , del estado, por la cuenta y por la lengua. En el caso en el que la situa-
con tranquilidad, restringir toda pretensión de desplegar el exceso-en vii ción sea natural, si bien un múltiple puede ser a la vez elemento y
el mundo dé las in-diferencias. ' parte, la parte que representa la operación de su puesta-en-uno no por
Por otra parte, y este es un punto capital, en la visión constructivis- ; ello deja de ser absolutamente distinta de él mismo, de ese «él mis-
ta del ser no-hay lugar alguno para el tener lugar de un acontecí- ■ ■ mo» nombrado dos veces, por la estructura y la metaestructura-. En el
miento. Estaríamos tentados de decir que en este punto coincide coii ; caso del ultra-uno del acontecimiento, la operación no opera, y ésto es
la ontología, que forcluye al acontecimiento y declara su pertenencia, : suficiente para que el pensamiento constructivista deniegue todo ser a
a lo-que-no-es-el-ser (meditación 18). Sin embargo, sería una conclu- .. lo que, de ese modo, pone en impasse a la autoridad de la lengua.
sión demasiado estrecha. El constructivismo no tiene ninguna necesi- , En cuanto a la nominación supernumeraria extraída del vacío
dad de decidir sobre el no-ser del acontecimiento, ya que no tiene por .; -donde reside el secreto de la intervención- ella deroga absolutamen-
qué conocer su indecidibilidad. Nada solicita una decisión respecto dé te las reglas constructivas de Ja lengua, que sólo toman los nombres
un múltiple paradójico. En efecto, corresponde a la esencia del cons- en que sustenta el reconocimiento de las partes de la
tructivismo -es su inmanencia total a la SITUACIONón- no SITUACIONón misma.
concebir ni la Inconstrüctible, el acontecimiento no es. Por exceder la inmanen-
auto-pertenencia ni lo supernumerario y, por consiguiente, mantener cia de la lengua respecto de la SITUACIONón, la intervención es
fuera del pensamiento toda ia dialéctica del acontecimiento y de la in- :• impensa-
tervención.' ' ble. La orientación constructiva edifica un pensamiento inmanente de
. Un múltiple que se presenta a sí mismo, en la presentación que él la SITUACIONón, «o ífeciWe su acaecimiento.
es -en esto consiste la característica mayor del ultra-uno del aconteci- Pero si no hay acontecimiento ni intervención, ¿cómo puede cam-
miento- no podría ser encontrado por la orientación de pensamiento biar la SITUACIONón? El nominalismo radical, envuelto por la
constructivista, por la razón de que, si se'quisiera «construir» ese orientación
múltiple, sería necesario haberlo ya examinado. Ese círculo, que de pensamiento constructivista, no se inmuta en absoluto por tener que
seña- declarar que una SITUACIONón no cambia. O más bien: lo que se
lara Poincaré como dependiente de las definiciones «no- llama
predicativas», «cambio» de una SITUACIONón, no es sino el despliegue
rompe el procedimiento de construcción y de dependencia de la len- constructivo de
sus partes. El pensamiento de la SITUACIONón evoluciona, por el
hecho de
que la exploración de ios efectos del estado trae a la luz nuevas cone-
EL PENSAMIENTO CONSTRUCTIVISTA Y EL SABER DEL SER 325
324 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

xiones, hasta entonces desapercibidas, que son controlables lingüístr^ conservación. El no-lugar del acontecimiento da reposo al pensamien-
camente. Lo que sostiene la idea.de cambio es, en realidad, la infmi- i to y el hecho de que la intervención sea impensable distiende la ac-
tud dé la lengua. Una nueva nominación oficia de nuevo múltiple, pe/j ción. De este modo, la orientación constructivista dispone el trazado
ro esta novedad es relativa, puesto que el múltiple así validado puede ' de las normas neo-clásicas del arte, las epistemologías positivistas y
siempre construirse a partir de aquellos que ya han sido reconocidos. • las políticas programáticas. ■
¿Qué significa entonces que haya SITUACIONones diferentes? En el primer caso, se considera que la «lengua», de una
Significa
SITUACIONón
artística -su sistema propio de localización y de articulación- ha lle-
pura y simplemente que hay lenguas diferentes. No sólo en el sentido
gado a un estado tal de perfección que, de querer modificarse o rom-
empírico de lenguas «extranjeras», sino en el sentido de los «juegos,
perse, se perdería por completo el hilo de la construcción reconocible.^
del lenguaje» promovido por Wittgenstein. Todo sistema de localiza- ■
El neo-clásico considera a las figuras «modernas» del arte como pro-
ción y vinculación constituye un universo de múltiples constructibles, mociones de lo indistinto y del caos. Tiene razón en el hecho de que,
un filtro distinto entre presentación y representación. Pero como.'la en los pasos acontecimientales- y de intervención del arte (suponga-
lengua legisla sobre./a existencia áe las partes -y es precisamenteén', mos: pintura no figurativa, música atonal, etc.) hay necesariamente un
el ser mismo'dé la presentación que hay diferencia- ciertos múltiples: . período de aparente barbarie, de valoración intrínseca de las comple-
que son validados -y por consiguiente, existen- según una lengua, no■ jidades del desorden, de rechazo a la repetición y a .las configuracio-
lo son según otra. La heterogeneidad de los juegos del lenguaje está... nes demasiado discernibles, cuyo sentido profundó es (yúe'aún no fue
en el fundamento de la diversidad de las SITUACIONones^ El decidido, cuál es exactamente el operador de conexión fiel (cf. medi-
ser está deS'.,:: tación 23). La orientación constructivista ordena aquí atenerse -hasta
plegado de manera múltiple, porque su despliegue no se presenta más que ese operador se estabilice- a la continuidad de la generación de
1. ■'fmm partes regida por la lengua anterior. El neo-clásico no es un reaccio-
que en el múltiple de las lenguas. ' /• I nario, es un partidario del sentido. He mostrado qué la ilegalidad de
• Al fin de-cuentas, la doctrina de lo múltiple se reduce a la tesis do-: intervención sólo generaba sentido en la SITUACIONón cuando
ble de la infinitud de cada lengua (razón del cambio aparente) y dé^la ; disponía de
heterogeneidad de las lenguas (razón de la diversidad-de las una medida de la proximidad entre los múltiples 4e la
SITUACIONó-. SITUACIONón y él
nes). Y como el estado es el amo de la lengua, es necesario convenir nombré' supernumerario del acontecimiento que ella puso en circula-
que, para el constructivista, cambio y diversidad no dependen del ori-^ ción. Esta nueva fundación temporal se establece en el tiempo ante-
gen presentador, sino de las funciones representativas. La clave de íás.',; rior. El período «oscuro» corresponde a la imbricación de los tiempos
rnutaciones y de las diferencias reside en el estado. Sería posible en-. y es cierto que, distribuidas en'tiempos heterogéneos, .las primeras
tonces- que el ser, en tanto ser, sea Uno e Inmóvil. Sin embaigo,-el. producciones artisticas.de la nueva época no generan más que un sen--
constructivista se prohibe este enunciado, que .no se puede construir-a, tido explosivo o confuso, sólo perceptible por una vanguardia transi-
partir de parámetros y relaciones controlables en una toria. El neo-clásico ejerce la preciosa función de un guardián del sen-
SITUACIONón. Una tido a escala global: Testifica que es necesario que haya sentido.
tesis semejante pertenece al dominio de lo que, según Wittgenstein, se Cuando declara oponerse a los «excesos», se debe entender que ad-
debe «callar, puesto que no se puede hablar de ello». Queda sobreen-r vierte que nadie puede sustraerse a la requisitoria del impasse ontoló-,
tendido que «poder-hablar» tiene aquí el sentido constructivista. - •/ gico.- .
La orientación de pensamiento constructivista -que, recordémoslo, En el segundo' caso, se considera que la lengua de la ciencia positi-
respónde/aunque más no sea inconscientemente, al desafío que repre- va es, definitivamente, la única «bien formada», y la que debe nom-
senta-el impízsse de la ontología, el errar del'exceso- es la subestruc- brar los procedimientos de construcción en todos los dominios de la
tura de múltiples concepciones particulares. Está muy lejos de ejercer experiencia, hasta donde sea posible. El positivismo considera qué la
su imperio sólo bajo la forma explícita de una filosofía nominalista. presentación es un múltiple de múltiples/acíua/es, cuya localización
En realidad,' rige universalmente las concepciones dominantes. La in-
terdicción con que golpea a los conglomerados azarosos, los múltiples
indistintos o cualesquiera, las formas inconstructibles, conviene a la
■> ' • ■

■■
326 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

EL PENSAMIENTO CONSTRUCTIVISTA Y EL SABER DEL SER 327


es experimental, y que las vinculaciones cónstructibles, extraídas del;;'
lenguaje de la ciencia -es decir, de una lengua precisa-, disciernen alií‘í '
Estado, por el hecho de que se esfuerza en formular, en una lengua
las leyes. La utilización de la palabra «ley» muestra hasta qué puntoda^ -
admitida, aquello de lo que el Estado es capaz. En épocas tranquilas,
visión positivista estatiza la ciencia. La cacería de lo indistinto pasa.áí ■
resguarda a los espíritus de tener que reconocer que aquello de lo que
tener dos caras. Por una parte, es necesario atenerse a los hechos conr!
es capaz el Estado excede, justamente, los recursos de esa lengua, y
trolables: el positivista confirma los índices y los testimonios, las ex-f.
que más valdría interrogarse -aunque es uná solicitud compleja y ári-
periencias y las estadísticas, para asegurarse las pertenencias. Por otra;
da- sobre lo que ellos -los espíritus- son capaces, en materia política,
parte, es necesario velar por la transparencia de lá lengua. En efecto;;;'
respecto de la sobre-capacidad del Estado. De hecho, lo programático
la mayor parte de los «falsos problemas» resultan de que se imagina-la
pone al ciudadano al abrigo de la política.
existencia de un múltiple, mientras que el procedimiento de su consr'
En definitiva, la orientación de pensamiento constructivista subsu-
trucción bajo el control de la lengua, y bajo la ley de los hechos, és in^v
me la relación con el ser en la dimensión del saber. El principio de
completo o incoherente. Bajo la conminación de ser del pensamiento.:
los indiscernibles, que es su axioma central, implica que aquello que
constructivista, el positivista se consagra a las tareas^ ingratas pero úti-,'
no es susceptible de ser clasificado en un saber, no es. «Saber» desig-
les, de localización sistemática de los múltiples presentados y-de espe-,. .
na aquí la capacidad para inscribir denominaciones controlables en
cificación mensurable de las lenguas. Es el profesional del mantenig;
vinculaciones lícitas. Contrariamente al radicalismo de la ontología,
miento de los aparatos de discernir. . .-ig,'
que suprime la relación en beneficio del puro múltiple (cf. apéndice
. En el tercer caso, se plantea que una proposición política tiene'nér::,
2), el constructivismo extrae de los vínculos explicitables en una len-
cesariaraente la forma de un programa, cuyo agente de realización .es':
gua, la garantía de ser de los unos-múltiples, cuya existencia confir-
el Estado, que no es por cierto otra cosa que el estado de la
ma el estado. Es por esta razón que, allí donde la ontología revoca el
SITUACIONón: vínculo del saber y encadena fielmente sus enunciados a partir del re-
político-histórica (cf; meditación 9). Dicho con precisión, un progra-r
cuento paradójico del vacío, el pensamiento constructivista avanza
ma es un procedimiento de construcción de partes, que los partidos'.-.;
por etapas bajo el control de las conexiones formulables, proponiendo
políticos se esfiierzan por mostrar que es compatible con las reglas>-
así un saber del ser. Por este motivo puede esperar dominar todo ex-
admitidas de la lengua que les es común (la lengua parlamentaria, pon.-
ceso, es decir, toda brecha irrazonable en el tejido de la lengua.
ejemplo). El interminable debate contradictorio sobre la «posibilidad»;.:
Ahora bien, es necesario reconocer que se trata de una posición
(financiera, social, nacional...) de las medidas preconizadas por éste p.
fuerte y que nadie puede eludir. El saber -su regla moderada, su in-
aquél, tiene como centro de gravedad el carácter constructivo de. los-,
manencia coherente con las SITUACIONones, su carácter
múltiples cuyo discernimiento se anuncia. Por lo demás, cada uiip;:
transmisible- es
proclamará que su oposición no es «sistemática» sino «constructiva»^:
el régimen ordinario de la relación con el ser en circunstancias en que
Que el Estado sea lo que está en juego en esta querella sobre lo posin';
no está a la orden del día una nueva ftmdación temporal, y en que las
ble coincide con-la orientación del pensamiento constructivista, que)
diagonales de fidelidad han llegado a un deterioro tal que ya no pue-
estatiza su propósito para capturar mejor la conmensurabilidad entréi :
den creer demasiado en el acontecimiento que profetizan.
el estado y la SITUACIONón. El programa, compendio de la
Más que una orientación distinta y agresiva, el pensamiento cons-
proposición,
tructivista es la filosofía latente del sedimento humano, el estrato acu-
política, es una fórmula de la lengua que propone ima nueva configü-:.
mulativo en que el olvido del ser es vertido en beneficio de la lengua
ración, definida por su estricta vinculación con los parámetros de.la;,
y del consenso de reconocimiento que ella acarrea.
SITUACIONón (presupuestarios, estadísticos, etc.), y la declara El saber calma la pasión del ser. Habiendo medido el exceso, do-
consírucíh;
mestica al estado y dispone lo infinito de la SITUACIONón en el
vamente realizable -es decir, reconocible- en el campo meta-estructuY.
horizonte
ral del Estado. --
de un procedimiento constructivo apcyado en lo ya conocido.
y-
Nadie quiere una aventura permanente en la que surgen del vacío
La visión programática desempeña el papel necesario, en el campo;
nombres improbables. A fin de cuentas, es del ejercicio de los saberes
de la política, de la moderación reformadora. Es una mediación del-
328 . EL SER Y EL ACONTECIMIENTO .
. MEDITACIÓN VEINTINUEVE
de donde-seextraen la sorpresa y la motivación subjetiva de su
imprór
habilidad. , . . ^ Plégamiento del ser y soberanía de la lengua
Incluso a. aquel que, errando en las cercanías de los sitios de
acon-
tecimiento, arriesga su vida.en la ocurrencia y en la prontitud de la
in-
tervención, le conviene, después de todo, ser sabio.

El impasse de la ontología -^la des-mesura cuantitativa del conjunr


to de las partes de un conjunto- atormentó a Cantor en el punto mis-
mo de sú deseo fundador. Con algunas dudas y una obstinación refle-
jada en las cartas que cuentan la dura vigilia, en la madrugada, del
pensamiento y el cálculo, creía que se debía poder demostrar que la
cantidad del conjunto de las partes es el cardinal que. viene inmediata-
mente después que el del conjunto mismo (su sucesor). Creía, muy
especialmente, que.p (o)o), las. partes del infinito enumerable (por lo
tanto, todos los subconjuntos constituidos por números .enteros), debía
ser igual en cantidad a ©¡, el primer cardinal que mide una cantidad
infinita superior. a lo enumerable. Esta ecuación, que se escribe | p
(©o) i = 0)i, se conoce con el nombre de hipótesis del continuo, por-
que el múltiple p (©o) es el esquema ontoló.gico del continuo geomé-
trico o espacial. Demostrar la hipótesis del continuo o bien (cuando la
duda lo desgarraba) refutarla, fue ima obsesión terminal de Cantor. Se
trata de un caso en el que el individuo es víctima, en un punto que él
cree lócál, incluso técnico, de un.desafio del pensamiento cuyo senti-
do, hoy legible, es exorbitante. Puesto que lo que urdía el desamparo
del inventor Cantor era nada menos que un errar del ser. • •
: Se puede dar un sentido global a la ecuación ¡p (©o) 1 = ©i. La hi-
pótesis del continuo generalizada sostiene que, para todo cardinal ©a,
se tiene |p (©a) I = C05(a). Estas hipótesis normalizan radicalmente el
exceso estatal, atribuyéndole una medida mínima. Como sabemos'
(teorema de Cantor) que \ p (©a) i es en todo caso un cardinal superior
330 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO PLEGAMIENTO DEL SER Y SOBERANÍA DE LA LENGUA
331

a cOa, declararlo igual a (ÜS(CL) -por lo tanto, igual al cardinal que 1. CONSTRUCCIÓN DEL CONCEPTO DE CONJUNTO CONSTRUCTIBLE

sigue '
a 03a en la sucesión de los alephs- es, propiamente, lo menos que se
Sea un conjunto a. La noción general del conjunto de las partes de
puede hacer. ■'
El teorema de Bastón (meditación 26) muestra que esas «hipóte- a,p (cc), designa todo lo que está incluido en a. Allí se origina el ex-
sis» son, en realidad, puras decisiones. En efecto, nada permite verifi- ceso. La ontología constructivista intenta restringirlo admitiendo co-
mo partes de a sólo aquello que puede ser separado (en el sentido del
carlas ni invalidarlas, pues es coherente con las Ideas de lo múltiple
axioma de separación) a, través de propiedades que a su vez están
que I p (cOa) 1 tome cualquier valor superior a cOa.
enunciadas en fórmulas explícitaSj cuyo cámpo de aplicación, los pa-
Cantor no tenía entonces ninguna posibilidad en sus tentativas de-
rámetros y los cuantifÍQadores están referidos únicamente a a.
sesperadas por establecer o refutar «la hipótesis del continuo». El de-
safío ontológico que subyacía sobrepasaba su convicción íntima: Con respecto a los cuantificadores: si, por ejemplo, quisiéramos
Pero el teorema de Easton fue publicado en 1970. Entre el fracaso separar (y constituir como parte de a) todos los elementos- p, de a.que
tuvieran la propiedad «existe ,y tal que {3 tiene con y la relación R», o
de Cantor y la difusión de este teorema se interponen los resultados
sea (3y) [i? (p, y)], tendríamos que aceptar que.el y en cuestión, afec-
de K. Godel, hacia fines de los años treinta. Dichos resultados -forma
tado por el cuantificador existencial, debería ser un elemento de a,, y
ontologizada del pensamiento constructivista- ya establecen que la
no un múltiple existente cualquiera, extraído, de .«todo» el universo de
decisión de aceptar la hipótesis del continuo no puede, en ningún ca-
so, romper la fidelidad con las Ideas de lo múltiple. Esta decisión es los múltiples. Dicho de otro modo, el enunciado (3y) [i? (p, y)] debe-
coherente con los axiomas fundamentales de la ciencia de lo múltiple rá ser,leído, en el caso que nos ocupa, como: (3y) [y e a & i? (P,.y)].
Otro tanto ocurre Con el cuantificador universal; Si quisiéramos
puro.
separar como parte, supongamos, todos los elementos P de a que es-
Cabe remarcar que la normalización que representa la hipótesis del
tuvieran vinculados «universalmente» a todo múltiple por una rela-
continuo -el mínimo de exceso estatal-, no ve garantizada su cohe-
ción, o sea; (Vy) [jR (p,,y)], deberemos entender que (Vy) quiere decir:
rencia sino en el marco de una doctrina de lo múltiple que sojuzga su
existencia a los poderes de la lengua (en este caso, la lengua formali- para todo y que pertenezca a a: (Vy) [y € a —> i? (P, y)]. . -••
zada de la lógica). Además, en este contexto, el axioma de elección En relación con los parámetros; un parámetro es un nombre propio
de múltiple que aparece,en una fórmula. Tomemos por ejemplo la fór-
deja deiser una decisión, ya que, de axioma que era en la teoría de
mula X.(p, pi), donde p es. una variable libre y pi un nombre de múlti-
Zermelo, se convierte en un teorema fielmente deducible. De este
ple especificado. Esta fórmula «significa» que P tiene con el múltiple
modo, la orientación constructivista, retroactivamente aplicada a la
Pivuna relación definida (cuyo sentido está fijado por X). Podemos
ontología a partir de sus propios impasses, tiene por efecto reafirmar
el axioma de intervención al precio, si puede decirse así, de privarlo entonces.separar como parte,todos los. elementos p de a que mantie-
de su valor de intervención, puesto que se transforma en una necesi- nen efectivamente con el múltiple nombrado por p], la relación en
cuestión. Sin embargo, en la visión constructivista, que postula una
dad que se infiere lógicamente de los otros axiomas^ Ya no hay más
inmanencia radical respecto del múltiple de partida a, esto no será lí-
lugar para intervenir sobre la intervención.
cito sino en la medida en que el múltiple designado por pi pertenezca,
Es comprensible que Godel haya elegido la expresión «universo
a su vez, a a. P^a cada valor fijo atribuido a a ese noinbre Pi, ten-
constructible» -y que los múltiples sometidos a la lengua sean llama-
dos «conjuntos constructibles»- para nombrar la versión, voluntaria- dremos una parte -en sentido constructivo- compuesta por los ele-
mentos de .a que tienen con ese «colega» de pertenencia a a, la rela-
mente restringida, de la doctrina de lo múltiple que estaba elaborando.
ción-expresada por la fórmula X.
Finalmente, se considerará como parte definible de a a un reagru-
pamiento de elementos de a que se puede separar por medio de una
332 EL SER Y EL AC0NTEGIMIE>3T0 PLEGAMIENTO DEL SER Y SOBERANÍA DE LA
LENGUA
fórmula de la que se dirá que es úna fórmula restringida a a, es decir^ en el sentido de la ontología propiamente dicha). Por lo tanto, Ls(a)33=
una fórmula en la que «existe» debe entenderse como «existe en a »*; ■•' 3 se llega a un ordinal limité, supongamos coo, basta con
D (La)- Cuando
«para todo», como «para todo elemento de a», y en la que todos los' . reunir todo lo que es admitido en los niveles anteriores. Tomamos la
nombres'de conjuntos deben ser interpretados como nombres de ele-,' j^nión de esos niveles, o sea; L©o= LJ Ln, para todo n e CDO- O bien:
mentos de a. Se ve cómo el concepto de parte está aquí restringido. '
severamente, bajo el concepto de parte definible, por la doble autori-^
LCOQ ~ {Lo, Llj ••• Ln, Ln+1, •••}•
dad de la lengua (la existencia de una fórmula separadora explícita) y: . -
de la referencia única al conjunto dé partida. se
^La jerarquía constructible se define'así por recurrencia, de la si-
Llamaremos D (a) -«conjunto de las partes definibles de a»rr al
guiente manera:
conjunto de las partes que se pueden construir dé este modo. Queda
claro que D (a) es un subconjunto de p (a), del conjunto de las partes .:.Lo = 0 ■
en sentido general. Sólo conserva las partes «constructibles». ^ Ls(a) = i^ (La) cuando trata de un ordinal sucesor;
La lengua y la inmanencia de las interpretaciones filtran aquí el ■ La = u Ljj cuando se relaciona con un ordinal límite. ■
concepto de parte. En efecto, una parte definible de a es nombrada-
por- la fórmula X, que deben satisfacer los elementos de esa parte, y.
articulada sobre a, por el hecho de que cuantificadores y parámetros . Cada nivel de la jerarquía constructible...normaliza, de hecho, una
nó'introducen nada que le sea exterior. D (a) es ese subconjunto dep «distancia» respecto del vacío, por lo tanto, una complejidad crecien-
(a) del que se puede distinguir sus componentes y designar explícita- te. Pero sólo son admitidos como existentes los múltiples que se ex-
mente el procedimiento de derivación, de agrupamiento, a partir del; traen dél nivel inferior a través de construcciones explicitables en la
conjunto á. La inclusión está, por el filtro lógiCo-inmanente, ceñida'2. lengua formal, y no «todas» las partes, incluidas las indiferénciadas,
la pertenencia. ’ las innombrables, las cualesquiera'.
Con este instrumento, podemos proponer una jerarquía del ser, la ^^Diremos que un múltiple y es constructible si pertenece a uno de
jerarquía corístructible. los niveles de la jerarquía constructible. Anotaremos L(y) la propiedad
Xá idea es considerarel vacío Como «primen) nivel del sery pasar, .de ser un conjunto constructible: L(y) (3a) [y € La], donde a es un
a un nivel siguiente «extrayendo>:> del anterior todas las partes cons- ordinal.
tructibles, es decir, todas aquellas que son definibles...a partir de una • Observemos que si y pertenece a im nivel, forzosamente pertenece
propiedad explícita de la lengua en el nivel precedente. De este modo, a un nivel sucesor, Ls(p) (si se quisiera demostrarlo, se deberá señalar
la lengua enriquece progresivamente el número'de múltiples puros cu^ que un nivel límite nunca es otra cosa que la unión de los niveles in-
ya existencia se admite, sin dejar que nada escape a su control. feriores). Ahora bien, Ls(6) = D (Lp), lo que quiere decir que y es una
Para numerar los niveles, deberemos recurrir a la herramienta-ná- parte definible del nivel Lp- Por.consiguiente, a todo conjunto cons-
tuialéza:' la serie de los ordinales. Anotaremos L el concepto de nivel tructible está asociada una fórmula X que lo separa en su nivel, de ex-
constructible, y uri índice ordinal indicará en qué punto del procedi- tracción (aquí, Lp) y, eventualmente, de los parámetros, que son todos
miento estamos. La significará: el ct-ésimo nivel constructible. Así, el elementos de ese nivel. ,Supertenencia.& Ls(p), que significa'su inclu-
primer nivel es vacío y se señalará Lo = 0; el signo Lo indica que co- sión (definible) en Lp, está construida as partir del estrechamiento, en
mienza la jerarquía. El segundo nivel estará constituido por todas las el nivel Lp y bajo el control lógico-inmanente de una fórmula, de la in-
partes definibles de .0 en Lo, por lo tanto en 0. En realidad, no hay clusión sobre la pertenencia. Se avanza a pasos contados, es decir,
más una, que es {0}. Tendremos entonces: Lj = {0}- De manera ge- nombrables.
neral, cuándo, se llega a un nivel La, se «pasa» al nivel Ls(a) tomando
todas las partes explícitamente definibles de Lá (y no todas las partes,
334 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO - PLEGAMIENTO DEL SER Y SOBERANÍA DE LA LENGUA
335

2. LA HIPÓTESIS DE CONSTRUCTIBILIDAD • ■■ ma, como una «VERDADera».Idea de lo múltiple-, es de una instructiva


sutileza, cuyo detalle técnico excede el alcánce de este libro. Se lleva
a cabo por la autolimitación del enunciado «todo múltiple es cons-
En el punto en el que estamos, «ser constmctible» no es más que trúctible» al universo constmctible mismo. El procedimiento es, a
una propiedad posible para un múltiple. Esta propiedad puede'ser ex- grandes rasgos, el siguiente: •.
presada -a través de medios técnicos de utilización de la lengua for- ■a. Se comienza por establecer que los siete principales axiomas de
mal que aquí no puedo reconstruir- en el lenguaje de la teoría de con- la teoría de conjuntos (extensionalidad, partes, unión, separación,
juntos, el lenguaje de la ontología, cuyo único signo específico es e. reemplazo, vacío e infinito) siguen siendo «VERDADeros» si se restrin-
En el marco de la ontología propiamente dicha, se podría considerar ge la noción de conjunto á la de conjunto constmctible. Dicho de otro
que hay conjuntos constructibles y otros que no lo son. Dispondría- , modo: el conjunto de las partes constmctibles de un conjunto cons-
mos así de un criterio negativo acerca del múltiple innombrable, o trúctible es constructible; la unión de. un conjunto constractible.es
cualquiera. Se trataría de un múltiple, que no es constmctible y que, constmctible, etc. Lo que equivale a decir .que el universo constmcti-
por consiguiente, pertenece a lo que la ontología admite como múlti- blé es un modelo de esos axiomas, por el hecho de que la aplicación
ples, sin pertenecer a ningún nivel de la jerarquía L- de las constmcciones y de las garantías de existencia que sostienen
. .Hay, sin embargo, un sorprendente tope para esta concepción que las Ideas de lo múltiple, si se restringe su dominio de aplicación al
lleva a la restricción constructivista a. no ser más que el examen de universo constmctible, vuelve: a dar como resultado algo constructi-
una propiedad particular. En efecto, sí bien es enteramente posible dé-. ble. Se puede, decir también que al considerar sólo los múltiples cons-
mostrar que los conjuntos son constmctibles, es imposible demostrar tmctibles se permanece en el marco de las Ideas de lo múltiple, ya
que.no lo son. El argumento, en su alcance conceptual, es el del nórái' que la realización de esas Ideas en este universo restringido no nos
nalismo, cuyo triunfo está asegurado: si se demuestra que tal conjunto: dará nimca algo no constmctible..
no es constmctible, es porque se supo construirlo: En efecto, ¿cómo Resulta Claro,'por lo tanto, que toda demostración extraída de la
definir explícitamente un múltiple semejante sin mostrarlo, al mismo •Ideas de lo múltiple puede verse «relativizada», ya que es posible res-
tiempo, como constmctible? Veremos más adelante que esta aporia-de tringirla a una demostración que sólo se refiera a los conjuntos.cons-
lo cualquiera, o de lo indiscernible, puede ser evitada. Es el punto tmctibles: basta con agregar a cada uno de los usos demostrativos de
central del pensamiento de lo genérico. Pero antes es necesario eva- un axioma, que se lo está tomando en sentido constmctible. Cuando
luarla en su justa medida. ■ se escribe «existe a» quiere decir «existe a constmctible», y así suce-
: Hasta aquí, todo nos lleva a considerar que el enunciado «todo sivamente. Presentimos entonces -aunque este presentimiento sea to-
múltiple es constmctible» es irrefutable en el marco de las Ideas'de ío davía algo inexacto- que es imposible demostrar la existencia de un
múltiple qüe hemos ido adelantando (siempre y cuando, claro está, conjunto no constmctible, ya que la relativización de esta demostra-
esas Ideas sean coherentes). Es totalmente en vano,- entonces, esperar ción equivaldría grosso modo, a sostener que existe un conjunto cons-
que se demuestre üri.contra-ejemplo; Podemos decidir, sin transgredir tmctible no constmctible. La coherencia supuesta de la ontología, es
la fidelidad deductiva de la ontología, sólo aceptar como existentes a decir, el valor de su operador de fidelidad -la deducción- no sobrevi-
los, conjuntos constmctibles. viría. i •' • •
Esta decisión se conoce en los escritos especializados con el nom- b. En realidad, una vez demostrado que el universo de lo constmc-
bre de «axioma de constmctibilidad» y se escribe así: «Para todo múl- tible es un modelo de los axiomas fundamentales de la doctrina de lo
tiple Y, existe un nivel de la jerarquía constmctible al que él pertene- múltiple, Godel completa la irrefutabilídad de la hipótesis «todo múl-
ce», o sea: (Vy) (3a) [y G La], donde a es.un ordinal. tiple es constmctible» mostrando que este enunciado es VERDADero en
La demostración del carácter irrefutable de esta decisión -que la el universo constmctible, es decir, que es una consecuencia de los
mayoría de los matemáticos no considera en absoluto como un axio- axiomas «relativizados». El buen sentido llevaría a decir que esto es
PLEGAMIENTO DEL SER Y SOBERANÍA DE LA
EL SER Y EL ACONTECIMIENTO
336 LENGUA 337
3. CARÁCTER ABSOLUTO ■ ■
trivial: si sé está en el universo constructible, ¡no hay-duda que allí to^
do múltiple es constructible! Pero el buen sentido' se extravía en el la;,
Es característico que para designar una propiedad o una función
berinto tejido por la soberanía de la lengua y por el hecho de que ahí
que sigue siendo «la misma» en la ontologia propiamente dicha y en-
el ser se pliegue. Lo que se trata de establecer es que el enunciado"
(Va) [(3P) (a e Lg)], es un teorema del universo constructible. Dicho su relativización, los matemáticos empleen el adjetivo «absoluto». Es-
de otro modo, si los cuantíficadores (Va) y (3(3) son restringidos a: te síntoma es importante.
ese universo («para todo a constructible» y «existe un }3 constructi- Consideremos una fórmula cualquiera X (P), donde p es una varia-
ble»), y si la notación «a e Lp» -por lo tanto, el concepto de nivel- ble libre .de la fórmula (si hay una). Definiremos la restricción al uni-
puede ser presentada de . manera explícita como una fórmula restringi- verso constructible de esta fórrnula utilizando los procedimientos que
da, en sentido constructible, entonces este enunciado será deducible nos sirvieron para construir el concepto de constructibilidad, es decir,
en la ontologia. Para correr un poco el velo, señalemos que la relativi- considerando que, en X, un cuantificador (3P) significa «existe P
zación de los dos cuantíficadores al universo constructible da: ' constructible» -o bien: (3p) [L (P) &■■■]- uu cuantificador (Vp) signi-
fica «para todo p constructible» -o bien: (Vp) [L (p) -4 y que la
(Va)'[(3 r) (a 6 U) ^ (3 P) [(3 5) (P € La) * (a e Lp)] variable p sólo puede tomar valores constructibles. La fórmula así ob-
tenida se anota (p), y se lee; «restricción ;de la fórmula X al univer-
para todo a... ■ existe un ordinal j3... • - talqueaeLp so constructible». Hemos indicado más arriba que, por ejemplo, la
' constructible... - constructible... restricción al -universo constructible de los axiomas de la teoría de
conjuntos se podía deducir. í-
El examen de esta fórmula nos muestra sus dos tropiezos: • Diremos que una fórmula X (P) es absoluta para el universo cons-
- Es necesario estar seguro de que los niveles Lp pueden ser tructible si podemos demostrar que su restricción es equivalente a sí
indica'-, misma, para valores constructibles fijados de las variables. Dicho de
dos por ordinales consíructibles. Pero, en V E R D AD , -o rd i nal es otro modo, si tenemos: L ( P ) ( P ) (P)]-
constructible, como muestra la interesante prueba que se encuentra' en El carácter absoluto significa que la fórmula, una vez probada en
el apéndice 4. Es interesante, porque para el pensamiento ella equiva- el universo constructible, tiene el mismo valor de VERDAD que su res-
le al hecho de que la naturaleza es úniversalmente nombrable (o cons-. tricción a dicho universo. Si la fórmula es absoluta, la restricción no
tructible). Esta demostración, que no es del todo trivial, ya forma par- restringe su VERDAD, en la medida en que se está en posición de inma-
te del resultado de Godel. ■ nencia respecto del universo constructible. Se puede mostrar, por
- Es necesario estar seguro de que notaciones del tipo a € Ly ten- ejemplo, que la operación «unión» es absoluta para el universo cons-
gan un sentido constructible. Dicho de otro modo, que el concepto de tructible, por el hecho de qué si L (a), entonces \j a == (u a)^: la unión
nivel constructible sea él mismo constructible. Se llegará a ello mos- (en sentido general) de un a constructible es la misma cosa, el mismo
trando que la fimción que a todo ordinal a hace corresponder el nivel ser, que la unión en sentido constructible.
La-por lo tanto, la definición por recurrencia de los niveles La- no se - Lo absoluto' es aquí la equivalencia de la VERDAD general y la ver-
modifica en su resultado si se la relativiza al imiverso constructible. dad restringida. Lo absoluto es un predicado de esos enunciados cuya
Porque esta definición de lo constructible fue dada en la ontologia y restricción no afecta su valor de VERDAD.
no en el universo constructible. No es seguro que ios niveles La sean Si volvemos ahora a nuestro problema, la cuestión es establecer
mismos» si se los define en el interior de su propio imperio. que el concepto de jerarquía constructible es absoluto para el univer-
so constructible, por lo tanto, en cierto sentido es absoluto.para sí
mismo. O .sea que; L (a) -4 [L (a) 44 (a)], donde (ct) significa: el
concepto constructible de la constructibilidad.
338 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO PLECAMIENTO DEL SER Y SOBERANIA DE LA LENGUA
339

Para tratar este punto es necesario un rigor mucho mayor en la Las consecuencias normalizadoras de este plegamiento del ser, de
lización de la lengua formal que el tenido hasta aquí. Se requiere exa-r I esta soberanía de la lengua, son tales que proponen un universo apla-
minar qué es exactamente una fórmula restringida y «descomponeria>> . nado y correcto, en el que el exceso es llevado a la más estricta de las
en operaciones conjuntistas elementales en número finito (las «opera-/-i- medidas y las SITUACIONones perseveran indefinidamente en
ciónes de Godel), y luego demostrar que cada una de esas operaciones'. / su ser regla-
es absoluta para el universo constructible. Se establece entonces que. la- do. Vamos a ver sucesivamente que, si se asume que todo múltiple es
■ constructible, el acontecimiento no es, la intervención es no interven-
función que a cada ordinal a hace corresponder el nivel La es absoluta ;> tora (o legal) y la des-mesura del estado puede medirse con exactitud.
para el universo constructible. Se puede concluir que el enunciado^
«todo múltiple es constructible», relativizado al universo constructi-- ,■
ble, es VERDADero, o bien que todo conjunto constructible es 4. EL NO-SER ABSOLUTO DEL ACONTECIMIENTO
construc^' '
tivamente constructible. •. . .
De este modo, la hipótesis de que todo conjunto es constructible,' .:; En la ontología propiamente dicha, el no-ser del acontecimiento es
es un teorema del imiverso constructible. una decisión. Para forcluir de la existencia a los múltiples que se per-
El efecto de esta inferencia es inmediato: si, el enunciado «todo Í tenecen a sí mismos -los ultra-unos- es necesario un axioma especial,
múltiple es constructible» es VERDADero en. el universo constructible,! el axioma de fundación (meditación 8). La delimitación del no-ser es
, resultado de;un enunciado explícito e inaugural..
no se -lo podrá refutar en la ontología propiamente dicha. En efecto;-. Con la hipótesis de constructibilidad todo cambia. En efecto, esta
tal refutación podría ser relatívizada' (puesto que todos los axiomas lo vez se puede demostrar que ningún múltiple (constructible) es aconte-
son) y podría entonces refutarse, en el universo constructible, la reía- ; cimiental. O incluso: la hipótesis de constructibilidad reduce el axio-
tivización .de ese enunciado. Lo que no.es posible, ya que, contraria- ma de fundación al rango de teorema, de consecuencia fiel, de las
mente, esa relaíivización es allí deducible. otras Ideas de lo múltiple.
. , Sea un conjunto a constructible. Supongamos que sea elemento
' de sí mismo, que tengamos'a s a. El conjunto a, que es-constructi-
La decisión de sólo aceptar la existencia de los múltiples construc:!;'. bie, aparece en lá jerarquía en un cierto nivel, pongámosle Ls(p). Apa-
tibies no supone riesgo alguno. Ningún contraejemplo puede, si noS' rece como parte definible del nivel precedente. Tenemos, entonces, (X
atenemos a las Ideas clásicas de' lo múltiple, arruinar su racionalidad. c Lp. Pero, puesto que a sa , tenemos también que a s Lp, en la me-
La hipótesis de una ontología sometida a la lengua -esto es, de un no-- ; dida en que a es parte de Lp- Entonces, aya había aparecido en el ni-
minalismo ontológico- es irrefutable. vel Lp, mientras que nosotros habíamos supuesto que su primer nivel
Un aspecto empírico de la cuestión consiste en que, evidentemen-r de aparicióii era Ljcp). Esta antecedencia respecto de sí es constructi-
te, ningún matemático podrá nunca exhibir un múltiple no constructir, vamente imposible. Puede verse cómo el engendramiento jerárquico
ble. Los grandes conjuntos de la matemática activa (números enteros, anula la posibilidad de la auto-pertenenci^. Es necesario elegir entre
números reales y complejos, espacios funcionales, etc.) son todos . la construcción acumulativa por niveles y el acontecimiento. Por con-
constructibles. . •, . siguiente, si todo múltiple es constructible, ningún múltiple es acon-
¿Es esto suficiente para convencer a aquel cuyo deseo no es sólo tecimiental.-No tenemos en esto ninguna necesidad del axioma de
hacer avanzar la ontología (esto es, ser im matemático), sino pensar el fundación: la hipótesis de constructibilidad se.ocupa de eliminar-toda
pens^ento ontológico? ¿Es necesario tener la prudencia de plegar el multiplicidad «anormal», todo ultra-uno, que no se ha obtenido por
ser a los requisitos de la lengua formal? El matemático, que sólo en- deducción.
cuentra conjuntos constructibles, tiene sin dudaríambién, latente,
aquel otro deseo. Esto se puede reconocer en el hecho de que, por lo
general, le repugna sostener la hipótesis de la constructibilidad -que
es, sin embargo, homogénea con toda realidad que él maneja- por un
axioma en el mismo sentido que para los otros.
340 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO PLEGAMIENTO DEL SER Y SOBERANÍA DE LA LENGUA 341

En el universo-constructible, es necesario (y no .decidido) que^el' .crituras explícitas de.la lengua (las fórmulas). Todo coigunto constmc-
acontecimiento no exista. Es una diferencia de principio. El reconoció tible es una parte definible de un nivel Lp. La fórmula:A,, que lo define,
miento de. intervención del acontecimiento contraviene una tesis espe-. implica im número finito de signos. Es posible entonces disponer, u
cial, y originaria, de la ontología general. En contrapartida, refuta la ordenar, todas las fórmulas a partir de su «amplitud» (de su número de
coherencia del universo constructible. En el primer caso, suspende uh signos). Convendremos a continuación, y son suficientes algimos bri-
axioma. En el segundo, arruina una fidelidad. Es necesario elegir entre colages técnicos para realizar esta convención, ordenar todos los múl-
la hipótesis de constructibilidad y el acontecimiento. Y la discordancia tiples constructibles a partir del orden de las fórmulas que los definen.
se mantiene hasta en el sentido de la palabra «elección»: la hipótesis £n suma, puesto que todo múltiple constructible tienen nombre (una.
de constructibilidad no tiene más consideración por la intervención frase, una fórmula, lo designa), el orden de los nombres induce un or-
que por el acontecimiento. den total de esos múltiples. La potencia de todo diccionario consiste
en exhibir una lista de multiplicidades nombrabíes. Por cierto, las co-
sas son un poco más complicadas, ya que será también necesario tener
en cuenta que un múltiple constructible es definible en un cierto nivel
5. LA LEGALIZACIÓN DE LA INTERVENCIÓN Lp. Combinaremos, de hecho, el orden de los términos, o fórmulas,
con el orden supuesto con anterioridad sobre los elementos del nivel
Lp. Pero el corazón del procedimiento depende específicamente de que
Al igual que el axioma de fundación, el axioma de elección no es todo conjunto de frases finitas pueda estar bien ordenado.
un axioma en el universo constructible. En él, esta: decisión inaudita^ ; De lo cual resulta que todo nivel Lp está-bien ordenado y que la je-
que acarrea tanto tumulto, queda reducida a ser sólo un efecto de las rarquía constructible, en su totalidad, también lo está.
otras Ideas de lo múltiple. No sólo se puede demostrar que existe una El axioma de elección no es más que una prebenda: dado un múl-
función de elección (constructible) sobre todo conjunto constructible, tiple constructible cualquiera, la «función de elección» no'hará otra
sino además, que existe una, siempre idéntica y definible, que es ca- cosa que, por ejemplo, seleccionar al elemento más pequeño de ese
paz de operar sobre cualquier múltiple (constructible); es lo que se múltiple en el buen orden que induce su inclusión en el nivel La, del
llama una función de elección global. La ilegalidad de la elección, el que es una parte definible. Es Un procedimiento uniforme, determina-
anonimato de los representantes, lo inasible de la delegación (sobré do, y, si puede decirse, sin elección.
todo esto, ver meditación 22), son llevados a la uniformidad de los De este modo, hemos indicado que es posible demostrar la exis-
procedimientos de im orden. tencia de una función de elección sobre todo conjunto constructible y,
Habíamos puesto en evidencia la duplicidad del axioma de elec- de hecho, estamos en condiciones de construir, de exhibir, esa fun-
ción. Que fuera un procedimiento salvaje del representante sin ley de ción. Conviene entonces abandonar, en el universo constructible, la
representación no dejaba de hacer pensar que todo múltiple pudiera expresión «axioma de elección» y substituirla por la de «teorema del
estar bien ordenado. El colmo del desorden se transformaba en colmo buen orden universal».
del orden. Este segundo aspecto es central en el universo constructi- La ventaja metateórica de esta demostración es que nos asegura-
ble. En él se demuestra, directamente, sin ninguna hipótesis suple- mos, en adelante, que el axioma de elección sea coherente (en la on-
mentaria, sin ninguna apuesta sobre la intervención, que todo múltiple tología general) con las otras Ideas de lo múltiple. Ya que si se pudie-
está bien ordenado. Esbocemos cómo se fue encaminando ese triunfo ra refutarlo a partir de esas Ideas, es decir, demostrar que existe un
ordenador de la lengua. Vale la pena -sin preocupamos por un rigor conjunto sin función de elección, existiría de esa demostración una
completo- echar una mirada a las técnicas del orden,'tales como la versión relativizada. Se podría demostrar algo como: «Existe un con-
perspectiva constructivisía las dispone con claridad meridiana. junto constructible que no admite función de elección constructible».
En realidad, todo, o casi todo, se extrae del carácter finito de las es- Pero acabamos de demostrar lo contrario.
PLEGAMIENTO DEL SER Y SOBERANIA DE LA LENGUA 343
342 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

Si la ontología sin el axioma de elección es coherente, es precisó nal más pequeño ninguna correspondencia biunívoca constructible.
que también lo sea con el axioma de elección, puesto que, en la ver- Es posible entonces que, dado un ordinal a,- sea un cardinal en el uni-
sión restringida de la ontología que es el universo constructible, el verso constructible y no lo sea en el universo de la ontología. Basta
axioma de elección es una consecuencia fiel de los otros axiomas. para ello que exista entre a y un ordinal más pequeño, una correspon-
El inconveniente reside en que la hipótesis de constructibilídad dencia biunívoca no constructible, pero no una correspondencia biu-
só- nívoca constructible.
lo ofrece de la «elección» una versión necesaria y explícita. Al ser Dije «es posible». La clave del asunto está en que ese «es posible»
una consecuencia deductiva, este «axioma» pierde todo lo que hacía no será nunca un «es seguro». Ya que para que esto ocurriera sería ne-
de él la forma-múltiple de la intervención: ilegalidad, anonimato, cesario mostrar la existencia (la correspondencia biunívoca) de un
existencia sin existente. Ya no es más que una fórmula en la que sé conjunto no constructible, lo que es imposible. La existénciáposible
descifra el orden total al que la lengua pliega el ser, cuando se admite basta, sin embargo, para desabsolutizar el concepto de cardinal. Aun-
que ella legisla sobre lo que es admisible aceptar como un-múltiple que indemostrable, el riesgo de ser «más numerosos» que los cardina-
les en el sentido de la ontología ronda la serie de los cardinales cons-
tructibles. Es posible que haya cardinales creados por la coerción de
6, NORMALIZACIÓN DEL EXCESO la lengua y la restricción que ella opera sobre las correspondencias
biunívocas puestas en juego. Ese riesgo está fuertemente ligado al he-
cho de que la cardinalidad sea definida en términos de inexistencia
La hipótesis de constructibilidad convierte en paso al impasse de (no de correspondencia biunívoca). Ahora bien, nada es menos abso-
la luto que la inexistencia.
ontología. No sólo es fijada perfectamente la magnitud intrínseca del Pasemos a la descripción de la prueba.
conjunto de las partes, sino que, además -como ya lo anticipé- es la Comencemos por mostrar que la cantidad intrínseca -^1 cardinal-
más pequeña posible. No se requiere en esto ninguna decisión para de un nivel infinito de la jerarquía Constructible es igual a la de su ín-
po- dice ordinal. Esto es: | La I = 1 ce |. Esta demostración es un ejercicio
ner fin al errar .excesivo del estado. Se demuestra que si cOa es un un poco sutil, al que el lector hábil puede abocarse partiendo de los
car- métodos del apéndice 4.
dinal constructible, el conjunto de sus partes constnictibles tiene como Una vez obtenidos esos resultados, la estrategia deductiva es la si-
cardinalidad ©^(a). La hipótesis generalizada del continuo es guiente:
VERDADera Sea un cardinal (en sentido constructible) ©a- Sabemos que ! Lcoa |
en el universo constructible. Lo que -atención- debe ser leído: = ©ay que I Ltü5(a) 1 = ®5(a): dos niveles cuyos índices son dos
L (©a) [|p (c»a) í = d)5(a)]^ escritura en la que todo es restringido al cardina-
universo constructible. les sucesivos tienen cada uno por cardinalidad a esos dos cardinales,
Me contentaré esta vez con encuadrar la demostración a fin de se-
Naturalmente, entre Loa y Lco5(a)» hay una gigantesca multitud
ñalar cuál es el obstáculo.
de.'nive-
; La primera observación para hacer es que eh lo sucesivo, cuando
les: todos los que están indicados por los innumerables ordinales si-
hablemos de un cardinal ©«, será preciso entender: el a-ésimo aleph
tuados «entre» esos dos ordinales tan particulares, que son los cardi-
constructible. El punto es delicado, pero totalmente esclarecedor res-
pecto del «relativismo» que induce toda orientación de pensamiento nales, los alephs. De este modo, entre LCOQ y Lop tenemos LSICOQ),
LS(5((ÚO))>"-> LCOQ + (DQ,... Lcüo^,... Lcoo^”-
constmctivista. Pues el concepto de cardinal, a diferencia del de ordi-
. nal, nó es absoluto. En efecto^ ¿qué es un cardinal? Es un ordinal ¿Qué decir de las partes del cardinal ©o? «Parte» debe ser tomado,
que naturalmente, en sentido constructible. Habrá partes de ©a que podrán
no guarda correspondencia biunívoca con un ordinal que lo precede definirse en LÍCCOO), y que aparecerán en el nivel siguiente, Lícsícoa));
(un ordinal más pequeño). Pero una correspondencia biunívoca, como lue-
toda relación, no-es nunca otra cosa que un múltiple. En el universo go otras en el nivel siguiente, etc. La idea ñmdaroental de la demos-
constructible, un ordinal es un cardinal si no existe entre él y un ordi-
344 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO PLEGAMIENTO DEL SER Y SOBERANÍA DE LA LENGUA 345

tración consiste en establecer que todas las partes, constructibles de en sus resultados, es el símbolo ontológico del .saber. La ambición que
Cúa serán «agotadas» antes de llegar al nivel De esto resultará^' anima a este tipo de pensamiento es mantener lo múltiple bajo el con-
que todas esas partes se encuentran en el nivel lasfay como lo he- trol de lo que se puede escribir y verificar. El ser no es admitido al ser
mos visto, conserva.lo que fue construido precedentemente. Si todas^ más .que en la transparencia de los signos que encadenan su deriva-
las partes constructibles de ©a son elementos de entonces p ción, a partir de lo .que ya se supo inscribir. Quise .transmitir, todavía
(©a) en sentido constructible -o, si se prefiere, ^ (©a)- es una parte^ más que el espíritu general de una ontología ordenada según el saber,
de ese nivel Pero si/ (©«) c al ser su cardinalidad a lo sumo la ascesis de sus medios, la minuciosidad relojera del filtro dispuesto
igual a la del coniunto en el cual está incluido, tenemos: [ p (©„) ¡ <, entre presentación y representación, entre pertenencia e inclusión, en-
Cú5(a) (puesto que Lco5(a)'= ©5(a))- 'Y como el teorema de Cantor tre lo inmediato de lo múltiple y la construcción de. agmpamientos
nos di- lícitos donde transita hacia la jurisdicción del estado. Gomo ya lo he
ce que ©a < I p (©a) vemos que [ p (©ce) 1 es forzosamente igual a dicho, el nominalismo reina en nuestro mundo, es su filosofía espon-
íí>5(a), ya qüe «entre» ©a y ©5(a) no hay ningún cardinal! - • tánea. La valorización imiversal de la «capacida6>, incluso en la esfe-
Por lo tanto, todo se reduce a mostrar que una parte constructible' ra política, constituye su versión más pobre, cuyo único propósito es
de ©a aparece en lajerarquía antes que el nivel El lema funda- asegurar que es capaz aquel que sabe nombrar las realidades tal como
mental se escribe del siguiente modo: Para toda parte constructible ]3 son. Pero se trata de un nominalismo perezoso, ya que nuestra época
c ©ce, existe un ordinal y tal que y G ©5(a), con P e Ly. tampoco tiene tiempo para un auténtico saber. La exaltación de la ca-
Este lema, pilar de la demostración, está-más allá de los medios .pacidad es más bien el deseo de glorificar el saber siii saber, para ha-
que quiero utilizar en este libro. También él requiere un análisis muy cer la economía .de. la VERDAD.
ajustado de la lengua formal. , , Al píe del muro del ser, la ontología sapiente, o constructible, es,
Bajo su condición, obtenemos ese total dominio del exceso estatal en contrapartida, ascética y obstinada. El ;gigantesco trabajo con que
que se expresa en la fórmula: ¡ p (cOa) I = ©5(cx), es decir, la refina la lengua.y hace pasar por sus sutiles filtros la presentación de
colocación, la presentación -trabajo al que, después de G6del,-. :Jensen asoció su
en el universo constructible, del conjunto de las partes de un aleph nombre- es realmente admirable. Tenemos allí la visión más clara
exactamente después de él, según la potencia definida por el aleph su- -porque es la más compleja y la más precisa-- de lo que puede decirse
cesor. ■ del ser-en-tanto-ser, bajo la condición de la lengua y de lo discemible.
En el fondo, si se adopta la visión constructivista, la soberanía de El examen de las consecuencias de la hipótesis de constructibilidad
la lengua produce un enunciado con el que pongo en cortocircuito la nos muestra el paradigma ontológico del pensamiento constructivista
explicitación cuantitativa y a cuyo encanto no se puede escapar: el es- ■ y nos enseña de lo que es capaz el saber. Los resultados están ahí: el
tado sucede a la SITUACIONón. exceso enfermizo del estado de una SITUACIONón se encuentra
reducido,
bajo la mirada sapiente que instruye al ser según la lengua, a una
7. LA ASCESIS SAPIENTE Y SU LIMITACIÓN preeminencia cuantitativa mínima y mensurable. " '- '
. .Sabemos también que el precio a pagar -¿pero acaso es un precio
a pagar por el saber mismo?- es la revocación absoluta y necesaria de
Una larga y sinuosa meditación a través del escrúpulo de lo cons- todo pensamiento del acontecimiento, y el re^jámiento.de la forma-
tructible, un cuidado técnico siempre inacabado, un retomo incesante múltiple de la,intervención a una figura definible.del orden universal.
a lo explícito de la lengua, rma pesada conexión entre la existencia y Por cierto, el universo constructible es estrecho. Contiene, si se
la gramática: no se piense que es necesario leer én todo esto, con te- 'puede decir así, la menor cantidad de múltiples posible; .Cuenta por
dio, el abandono incontrolado a los artificios formales. Todos pueden ■uno. con parsimonia, visto que la lengua real, discontinua, si bien es
ver que el universo constructible, en su procedimiento finó más que una potencia infinita, no sobrepasa lo enumerable. .
346 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO PLEGAMIENTO DEL SER Y SOBERANÍA DE LA LENGUA 347

. He dicho que toda evaluación directa de esta estrechez era imposi- cesible 7t, que tiene la propiedad de ser el 7t-ésimo cardinal inaccesi-
ble. A falta de poder exhibir siquiera un conjunto no constructible, no ble (por lo tanto, el conjunto de los cardinales inaccesibles más pe-
se puede saber de cuántos múltiples, de qué riqueza del ser, nos priva queños que él tiene por cardinalidad 7t).
el pensamiento de lo constructible. El sacrificio que se exige, como ' La teoría de los «grandes cardinales» se enriquece constantemente
precio de la medida y el orden, es a la vez intuitivamente enorme y ra- con nuevos monstruos. Todos deben ser objeto, si se quiere asegurar
cionalmente incalculable; su existencia, de axiomas especiales. Todos buscan constituir en el in-
No obstante, si mediante la admisión axiomática de múltiples finito un abismo comparable al que distingue el primer infinito, ©o,
«muy grandes» -de cardinales cuya existencia no es posible inferir de los múltiples finitos. Ninguno lo logra exactamente.
sólo con los recursos de los axiomas clásicos--ampliamos el cuadro Los medios técnicos para definir un cardinal muy grande son muy ■
de las Ideas de lo múltiple, podemos constatar, desde ese observatorio variados. Pueden teñer propiedades de inaccesibilidad (tal o cual ope-
donde el ser aparece de entrada magnificado en su potencia de exceso ración aplicada a los cardinales más pequeños no permite construir-
infinito, que la limitación introducida en el pensamiento del ser por la los), pero también propiedades positivas, que no tienen relación inme-
hipótesis de constructibilidad és VERDADeramente draconiana, y que riiataraente visible con la magnitud intrínseca, pero que, sin embargo,
el la exigen. El ejemplo clásico es el de los cardinales mensurables, cu-
sacrificio es, literalmente, desmesurado. Así, lo que he llamado, en la ya propiedad específica -que dejo en su aparente misterio- es la si-
meditación 27, la tercera orientación del pensamiento -aquella que, guiente: un cardinal 7C es mensurable si existe sobre n un ultrafiltro no
aun cuando fracase a menudo en su propia ambición, se lleva a cabo principal 7t-completo. Vemos que este enunciado es una aserción de
en la nominación de múltiples tan trascendentes que se espera de ellos existencia y no un procedimiento de inaccesibilidad. Sin embargo se
que ordenen lo que Ies precede- puede servir para juzgar los efectos demuestra, por ejemplo, que un cardinal mensurable es un cardinal de
reales de la orientación constructivista. Desde mi punto de vista, que Mahlo. Y, proyectando ya cierta luz sobre el efecto de limitación de la
no es el del poder.de la lengua (cuya indispensable ascesis reconozco) hipótesis de constructibilidad, se demuestra (Seoít, 1961) que, admiti-
ni el de la trascerídencia (cuyo heroísmo admito), hay cierto placer en da esta hipótesis, no hay cardinal mensurable. El universo constructi-
ver cómo cada Una de esas vías permite un diagnóstico de la otra. ble decide sobre la imposibilidad de ser de ciertas multiplicidades
En el apéndice 3 hablo de los «grandes cardinales», cuya existen- trascendentes. Restringe la prodigalidad infinita de la presentación.
cia la axiomática conjuntistá clásica no permite deducir, pero de los Diversas propiedades que conciernen a las «particiones» de los
que se puede afirmar, confiando en la prodigalidad de la presenta- conjuntos conducen también a la suposición de la existencia de cardi-
ción, que ellos son (al costo de tener que evaluar que, si se hace esta nales muy grandes. Se puede ver (apéndice 3) que la «singularidad»
afirmación, no se arruina la coherencia de la lengua); Por ejemplo, un de un cardinal es, en suma, una propiedad partitiva: se puede recortar
cardinal a la vez límite y «regular», que no sea ©o, ¿existe? Se de- en un número más pequeño que él, fragmentos más pequeños que él.
muestra que es una cuestión de decisión. Tales cardinales-son llama- Consideremos la siguiente propiedad de partición. Dado un cardi-
dos «débilmente inaccesibles». Los cardinales «fuertemente inaccesi- nal 7t, o sea, para cada número entero «, las «-uplas de elementos de
bles» tienen la propiedad de ser «regulares» y, además, de ser tales 7t. El conjunto de esas «-uplas se aiiotará [7t]", que se leerá: el .conjun-
que sobrepasan en magnitud intrínseca el conjunto de las partes de to- to cuyos elementos son todos los conjuntos de tipo (p i, pa,... P»},
do conjunto que sea más pequeño que ellos. Si n es inaccesible y si a donde Pi, P2,... p;? son n elementos de TC. Consideremos ahora la unión
< 7t, tenemos también | j:? (a) i < re. De esta manera, dichos cardinales de todos los [TC]" para n -4 coo- Dicho de otra manera, el conjunto
no son afectados por la reiteración del exceso estatal sobre lo que les constituido por todas las series finitas de elementos de n. Sea una
es-inferior.' partición en dos de ;ese conjunto: por un.. lado, ciertas «-uplas, por el
Pero existe la posibilidad de definir cardinales mucho más grandes otro, las demás. Se notará que esta partición corta cada [TC]". Por
que el primer cardinal fuertemente inaccesible. Por ejemplo, los cardi- ejemplo, probablemente haya, de un lado, temas {p i, p2, ps} de ele-
nales de Mahlo son todavía más grandes que el primer cardinal inac-
348 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO PLEGAMIENTO DEL SER Y SOBERANÍA DE LA LENGUA 349

mento.s de % y, ,del otro, ternas {p’i, |3'2, p’3}, y esto es así para todo. nívoca constructible entre el conjunto de las partes constructiblés de
n. Se dice que un subconjunto y c 7C de 7t es n-homogéneo para la;parr COayíOa. ^ -
tición si todas las n-uplas de elementos de y están en la misma mitad; El teorema de Rowbottom’se ocupa de caidinalidades en la ontolo-,
Así, y es 2-homogéneo para la partición si todos los pares {[3], j32} gía general. Afirma que, si existe un cardinal de Ramsey, entonces
con pi £ y y P2 € y están en la misma mitad. hay realmente una correspondencia biunívoca entre coo (en. sentido ge-
Se dirá que y c 7C es globalmente homogéneo para la partición si neral) y- el conjunto de sus partes constructiblés. De lo c\ml resulta, en
es particular, que el CO3 constnictible, que es constructivamente igual a p
«-homogéneo para todo. n. Esto no significa que, para uíi- n cualquie- (coo) no es en absoluto; en la ontología general con.cardinal de Ram-
ra, todas las n-uplas estén en la misma mitad. Significa que, habiendo sey, un cardinal (en sentido general).
sido fijado «, todos están en una de las mitades. Por ejemplo, todos Si el punto de vista de la VERDAD, que excede la ley estricta.de la
los pares {pi, P2} de elementos de y deben estar en la„misma mitad-. lengua, es .el de la ontología general,-y si la confianza en la prodigali-
Todas las ternas {p j , p2, ps} deben también estar en la misma mitad dad del ser lleva a admitir la-existencia de un cardinal de Ramsey,.en-
(pero puede ser la otra mitad que en la.que están los pares), etc. tonces el teorenia de, Rowbottom nos da la medida del sacrificio al
. Un cardinal n es un cardinal de Ramsey si, para toda partición así qüé nos invita la hipótesis de consíructibilidad: no autoriza a existir
definida-esto es, una partición en dos del conjunto KJ existe más partes que cuantos elementos haya en una SITUACIONón, y
crea «fah
un subconjunto y c 7t, que es de cardinalidad % y que es globalmente sos cardinales». El exceso, esta vez, no es medido sino anulado.
homogéneo para la partición. La SITUACIONón, característica de la posición del saber, es
No se ve muy bien el vínculo con la magnitud intrínseca. Sin emT finalmente
bargo, es posible demostrar que todo cardinal de Ramsey es inaccesi- la siguiente. En el interior de las reglas que codifican la admisión a la
ble, que es débilmente compacto (otro tipo de monstruo), etc. En sínr existencia de ios múltiples en la visión constructivista, tenemos un
tesis, un cardinal de Ramsey es muy grande. universo completo, ordenado integralmente, en el que el exceso es
. Ahora bien, Rowbottom publica; en 1-971, este notable resultado: mínimo, y en el que acontecimiento e intervención son reducidos a no
si existe un cardinal de Ramsey, para todo cardinal más pequeño qüé ser más que consecuencias necesarias de la SITUACIONón. En el
él, el conjunto de las partes constructibles áe ese cardinal tiene una exterior
potencia igual aese cardinal. Dicho de otro inodo: si 71 es un cardinal -o sea desde el punto de vista en el que no se tolera ninguna restric-
de Ramsey y si ©« < TÍ, se tiene | (COÓ) i = cOa. En particular, se tie- ción sobre las partes, en el que la inclusión excede radicalmente la
rie- i/ (CDo) [ = tOo, lo que significa que el conjunto de las partes consr pertenencia, en el que se asume la existencia de lo cualquiera y de lo
tructibles de lo enumerable -es'decir, los números reales constructi- innombrable (y asumir significa solamente que no se lo prohíbe,
bles, el continuo constructible-, no excede lo enumerable, mismo. ■. puesto que, por otra parte, no se lo puede mostrar)-, el universo cons-
. El lector puede sobresaltarse: elteoremá de Cantor, del que existe tructibie manifiesta una asombrosa pobreza, por el hecho de reducir a
por-cierto una relativización constructible, ¿no dice acaso que siempre nada la función del exceso y no ponerla en escena más que a través de
y en todas partes | p (coa) .i > cOa? Sí, pero el teorema de Rowbottom cardinales ficticios.
es Esta pobreza del saber -o esta dignidad de los procedimientos,
un teorema de la antología general y no un teorema inmanente al uni- puesto que dicha pobreza sólo se ve desde afuera, y bajo hipótesis
verso constructible. En el universo constructible tenemos, evidente- arriesgadas- es al fin de cuentas el resultado de que su propia ley,
mente, que: «El conjimto de las partes (constructiblés) de un conjunto además de lo discernible, es lo decidible. Él saber excluye la ignoran-
(constructible) tiene una potencia (en sentido constructible) superior cia. Esta tautología es profunda: designa la ascesis sapiente y el uni-
(en sentido constructible) a aquella (en sentido constructible) del conr verso que le corresponde, como captados por el deseo de la decisión.
junto inicial». Con esta restricción tenemos, en el universo constructi- Hemos visto cómo decidíamos positivamente, con la hipótesis de
ble, cOa < I p (cOa) 1, lo que quiere decir: no existe correspondencia consíructibilidad, sobre el axioma de elección o la hipótesis del conti-
biu- nuo. Como lo dice A. Levy: «El axioma de constructibilidad ofrece
350 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

una descripción tan exacta de lo que son todos los conjuntos, que MEDITACIÓN TREINTA
de los problemas más profundos abiertos en la teoría de conjunto
encontrar un enunciado natural de la teoría de conjuntos que no se Leibniz
fiera directa o indirectamente a ordinales muy grandes [...] y qu(
sea probado ni refutado por el axioma de constructibilidad.» y, a ]
pósito de la espinosa cuestión de saber qué ordinales regulares tie
o no la «propiedad del árbol», el mismo Levy constata: «Obser «Todo acontecimiento tiene de antemano
que si asumimos el axioma de constructibilidad, entonces no sabe: condiciones, requisitos, di^osiciones convenientes,
exactamente qué ordinales tienen la propiedad del árbol; es típic( cuya existencia constituye su razón suficiente»
este axioma decidir las cuestiones, en un sentido o en el otro». Cinquiéme écrit en réponse á Clarke
Más allá de lo indiscernible, lo que el saber paciente desea y
solicita a través del amor por la lengua exacta, aunque fuere al pn
de un enrarecimiento del ser, es que nada sea indecidible.
La ética del saber tiene por máxima: obra de tal suerte, y Jiabl;
modo tal que todo sea claramente decidible.
Se ha señalado a nienudo que el pensámiento de Leibniz era prodi-
giosamente moderno, pese a su obstinado error respecto de la Mecá-
nica, sü hostilidad hacia Newton, su prudencia diploímática con los
poderes establecidos, su verborrea conciliadora en dirección de la es-
colástica, su gusto por las «causas finales», su restauración de formas
singulares o entelequias, y su teología hipócrita. Si los sarcasmos de
Voltaire pudieron durante un tiempo hacer creer en un optimismo bea-
to, que recusaba de inmediato cualquier óon^romiso temporal, en
día y desde un punto de vísta filosófico ¿(^ién preferiría al peqiieño
hortelano dé Cándido antes que al mundo dé Leibniz, donde «cada
porción de la'materia puede sér concebida como un jardínTíeno de
plantas y como un estanque lleno de peces» y dcmde, también, «cada
ramificación de la planta, cada miembro del animal, cada gota de sus
hurhóres, es aún ese jardín o ese estanque»?
'¿De qué depende este paradoja de im pensamiento cuya consciente
voluntad conservadora impulsa las anticipaciones' más radicales, y
que, como Dios hace mónadas en el sistema, «fulgura»^ en todo mo-
mento con intuicáones intrépidas? I
La tesis" que propongo é's que Leibniz puede dar muestras de la
ráás implacable libertad inventiva a partir del moínento en que asegu-
ró el fundamento ontológico más firme, el más cóntrólado^, és decir,
aquel que cumple hasta el detalle con la orientaóióh constructívista.
Con respecto al ser en general, Leibniz plantea que hay dos princi-
pios, o axiomás’ que g^trantizan su sumisión a la lengua.
352 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LEIBNIZ 353

El primer principio se refiere al ser-posible, el cual es, pues reglada» su coherencia lógica. La razón de su «VERDAD necesaria»
como Idea en el entendimiento infinito de Dios. Este principio de-
rige las esencias, es el de la no contradicción: tiene derecho de ser-í ser encontrada «por el análisis, descomponiéndola en ideas y en
gún el modo de lo posible, todo aquello cuyo contrario encierra un- VERDADes más simples, hasta llegar a las primitivas», que son
contradicción. El ser-posible se subordina entonces a la pura-lógica' tautolo-
lengua ideal y transparente en la que Leibniz trabajara desde los veirí gjas, «enunciaciones idénticas, cuyo opuesto contiene una contradic-
te años. Este ser, que por su concordancia con el principio formal;d( £:i.ón expresa»;
identidad contiene una posibilidad efectiva, no es inerte o abstracto . - como existencia, su «resolución en razones particulares» es
Tiende a la existencia, tanto como su perfección intrínseca -es decn •siempre posible. El único obstáculo, es que lleva al infinito. Pero esto
su coherencia nominal- lo autoriza: «Hay en las cosas posibles, es dé; , jio depende más que del cálculo.de las series: el ser-presentado, infi-
cir, en la posibilidad misma o esencia, alguna exigencia de existencia nitamente múltiple, tiene su razón última en un término límite que es
o, por así decirlo, alguna preténsión a la existencia». El logicismo-idí ■Dios, el cual, en el origen mismo de las cosas, ejerce «una cierta ma-
Leibniz es una postulación ontológica: todo múltiple no contradicto temática divina», y así pasa ,a ser la «razón» -en .el sentido del cálcu-
rio desea existir. . lor «de la sucesión o series de ese detalle de las contingencias». Los
El segundo principio hace referencia al ser-existente, al mundo, tá ■mi^tipies presentados son a la vez localmente constructibles (se en-
como entre las diferentes combinaciones-múltiples posibles, ha sidc ...cuentrah necesariamente las «condiciones, requisitos y disposiciones
efectivamente presentado. Este principio, que ,rige, la contingench ■convenientes» para ello) y globalmente (Dios es la razón de su serie,
aparente del «hay»,-es. el principio de r^ón suficiente. Enuncia que-íc .según un principio racional simple, que consiste en producir el, máxi-
que está presentado debe poder ser pensado según una razón adecúa'' .-mo de ser con el mínimo de medios, ó .de leyes).
da a su presentación: «Ningún hecho podría considerarse VERDADeroí • De este modo, el ente-en-totalidad, o mundo, es no.mbrable intrín-
existente, ninguna enunciación podría ser VERDADera, si no hubiera secamente, en su todo como en su detalle, segibi una ley de ser que
razón, suficiente para que sea de ese modo y no de otro.» Lo.-quí depende, ya sea de la lengua lógica ~o .característica universal^, del
Leibniz rechaza de manera absoluta es el azar -lo que llama el «aza: análisis empírico local; o bien del cálculo global de los mapcima. Dios,
ciego», del que ve, acertadamente, un ejemplo típico en el cUnárriei -solo designa el lugar de esas leyes de lo nombmble.. Es «la región de
de Epicuro-, si por ello se. entiende un acontecimiento sobre: cuyc ;las VERDADes eternas», ya que .detenta el principio no .solamente de
sentido debería apostarse, puesto que toda razón, que lo concierna ,se, lo
rá, de derecho,-insuficiente. Semejante interrupción de las nominaciq .existente, sino de lo posible, o bien -dice Leibniz- «de lo que hay de
nes consecuentes es inadmisible. No sólo «nada ocurre sin que le ses real en la posibilidad», por consiguiente, de lo posible como régimen
posible a quien conoce, suficientemente las cosas dar una razón, qm ,del aer o «pretensión a la existencia». Dios es la constructibilídad de
baste para deterrninar por qué algo es así y no de otro modo», sinc .lo eonstructible, .el programa del Mundo. Leibniz es el principal filó-
que el análisis,puede y debe continuarse hasta que se dé razón .íqm; sofo para quien Dios es'la lengua supuesta completa. El ser se pliega
bien de, las razones mismas: «Siempre que se tienen razones suficien- :al ser de la lengua, y se puede resolver, o disolver, en dos enunciados:
tes para una acción singular, también se las tienen para sus requisi- el principio
inferirse de de
la contradicción
confrontación yeon
el principio
-esos dosdeaxiomas,
razón suficiente.
de ^una .sola
. pre-
tos». Un rnúltiple y la infinidad múltiple de los múltiples que le 'gunta,
.Pero lo
quemás
es.:destacable
«¿Por quéaún es,alg.ó
:hay que todo
máselbijen
irégimen del ;serYa
que nada?» pueda
que -ob-
componen, se puede circunscribir y pensar en la absoluta legitimidac serva Leibniz- «la nada es más simple y más fácil que .el algo». Di-
construida de su sen. ^ cho de otra manera, Leibniz se propone extraer leyes, o razones, de
El ser-en-tanto-ser se encuentra entonces sometido doblemente.-;?
las SITUACIONones, sólo de que hay múltiple presentado. Idspy
las nominaciones y las explicitaciones; . .^
en e.sto un
- como esencia, o posible, siempre podemos examinar, de maner?
-esquema en torsión, pues del hecho de que haya algo más bien que
nada se infiere que ya hay ser en lo posi-ble puro, o que la lógica de-
sea el ser de lo que se conforma a ese posible. Es ^«por eso mismo que
354 EL SER Y EL ACONTECIMíENTO LEIBNIZ 355

existe algo más bien que nada» que estamos forzados a admitir que .,^ón tratando al uno de manera diferente que al otro». Dios no puede
«la esencia tiende por sí misma a la existencia». De lo contrario, , tolerar la nada, que es la acción que no tiene nombre en absoluto. No
heríamos pensar que hay un abismo sin razón entre la posibilidad puede rebajarse al «agenda nihil agere a causa de la indiscernibi-
gimen lógico del ser) y la existencia (régimen de la presentación ■ lida6>.
que la orientación constructivisía no puede tolerar. Pero además, . Lo indiscernible, lo cualquiera, lo impredicáble, es propiamente
hecho de que haya algo más bien que nada se infiere que hay ne( aquello en tomo a cuya exclusión se edifica la orientación de pensa-
dad de dar razón de «por qué ellas [las cosas] deben existir así y n miento constructivista. Si toda diferencia se atribuye a la lengua y nó
otro modo», y por consiguieiite elucidar el segundo régimen del al ser, la in-diferenciapresentada es imposible.
la contingencia de la presentación. Si no, deberíamos pensar que Destaquemos que, en un cierto sentido, la tesis de Leibniz es ver-
un abismo sin razón entre la existencia (el mundo de la presentac dadera. He mostrado (meditación 20) que la lógica del Dos se origi-
y los inexistentes posibles, o Meas, lo que tampoco es sostenible; naba a partir del acontecimiento y de la intervención, y no del ser-
La pregunta «¿Por qué hay algo más bien que nada?» ñmcióna w. múltiple como tal. En consecuencia, es cierto que la posición del Dos
mo rm cruce de todas las significaciones constructibles del universo puro requiere una operáción no óntica y que sólo la producción de un
leibniziano. Los axiomas imponen la pregunta, y recíprocamente,-la nombré supernumerario compromete el pensamiento de términos in-
respuesta completa la pregunta -que supone ibs axiomas-, que al va-^ discernibles o genéricos. Pero para Leibniz, el impasse aquí es doble:
lidar que haya sido formulada, confirma los axiomas que ella utiliza.' - Por una parte, no hay acontecimiento, puesto que todo lo que ad-
Que el rniméo sea identidad, conexión local contini^ y serie global viene es calculable localmente, y. ubicado globalmente en la serie cu-
convergente, o calculable, resulta precisamente del hecho de que el ya razón es Dios. Localmente, la presentación es continua y no admi-
puro «hay», al ser cuestionado ante lá simplicidad de la nada, revela te la interrupción o el ultra-uno: «El presente está siempre grávido
el poder acabado de la lengua. • . .- v del porvenir y ningún estado dado es explicable naturalmente como
El ejemplo más contundente de ese poder, al que nada pensadle no sea a través de aquel que lo precedió en lo inmediato. Si negára-
puede susfeaerse, es el principio de los indiscernibles. Cuando Leibniz • mo_s esto, el mundo tendrá hiatiis que invertirían el gran principio de
plantea «que no hay en la naturaleza dos seres reales'absolutos indis- ; la razón suficiente y que obligaríana recurrir a los milagros o al puro
cernibles» o, con más fuerza aún, que (Dios) «no elegirá nunca entre azarpara la explicación de los fenómenos». Globalmente, la «curva»
indiscernibles», tiene una conciencia aguda de lo que está .en juego. del ser, o sea el sistema completo de su multiplicidad insondable, de-
Lo indiscernible es el predicado ontoiógico de un tope de la lengua. pende -de una nominación por cierto trascendente (o que depende, de
Los «filósofos vulgares» —de quienes Leibniz repite que piensan con la.lengua completa que es Dios), pero representable: «Si se pudiera
«nociones incompletas.», esto es, segim una lengua abierta y mal he- expresar alguna propiedad esencial del Universo, por una fórmula de
cha- se extravían cuando creen que hay cosas diferentes «sólo porqué una característica superior, se podría leer allí cuáles son los estados
son dos». Si dos seres son indisceraíbies, ,1a lengua no puede separar- sucesivos de todas sus partes en todos los tiempos asignados».
los. Desapmeamiento de la razón, ya sea lógica o suficiente, el «dos» El acontecimiento es entonces excluido, por el hecho de que la
puro, introduciría la nada en el ser, puesto que ei-uno-de-los-dos, al lengua completa es cálculo integral de la presentación-múltiple, pese
perm^ecer in-difereníe respecto del oíto para toda lengua pensable, a que una aproximación local permite de inmediato su cálculo dife-
no podria ser calificado en cuanto a su razón de ser. Para ios axiomas, rencial.
sería sitqjeniiunerarío, contíng^cia efectiva, «de más [de trop]», en el - Pero además, puesto que se supone una lengua completa -y es
sentido del Sartoe de La náusea. Y puesto que Dios es, en realidad, lá una hipótesis requerida para toda orientación constructivista: la len-
lengua completa, -no puede soportar ese en-más innombrable, lo que gua de Godel o Jensen es igualmente completa, es la lengua formal de
equivale a decir que no ha podido ni pensar ni crear un «dos» puro: si la teoría de conjuntos-, carece de sentido hablar de un nombre süper-
hubiera dos seres indisceraíbies, «Dios y la naturaleza actuarían sin numerario. La intervención no es entonces posible, ya que si el ser es
356 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LEIBNIZ 35.7

coextensivo a una lengua completa, está sometido a denominacíoiíel que Leibniz llama «las regiones de inflexión o de realce». Pero, por
intrínsecas y no a un errar en el que se uniría a un nombre por el éflei- Qtro lado, ese desborde de infinitud, si se lo relaciona con la lengua-
to de una apuesta. Leibniz tiene sobre este punto una genial lucidezl completa, es conmensurable y está dominado por un único principio
Si él persigue todo lo que se parezca a una doctrina de los átbiíios de recorrido que íntegra su unidad nominal, pues «todas las diferentes
(que se supone indiscernibles) —por ejemplo- es finalmente porque clases de seres cuya reunión forma el universo, no son, en las ide^ de
las nominaciones atomísticas son arbitrarias. El texto es aquí admira- Dios -que conoce de manera distinta sus graduaciones esenciales-,
ble: «Resultará manifiestamente de esa perpetua sustitución de más que otras tantas ordenadas de una misma curva». Por mediación
montos indiscernibles, que ninguna discriminación será posiblé'éhtfe de la lengua y de los- operadores de la «matemática divina»'(serie,
los estados de ios diversos momentos en el mundo corporal. Ya nb' líá^ curva, ordenádas..;), el continuó' está apretado sobre lo uno y, lejos de
brá, en efecto, más que una denominación extrínseca por medio dé4á ser el errar y lo indeterminado, su expansión cuantitativa asegura la
cual distinguir una parte de materia, de otra>>. gloria de la lengua bien formada, según la cual Dios construye el uni-
■ El nominalismo lógico de Leibniz es de Una esencia superidn^éí verso, maximal. .•■
sólo hace coincidir el ser y. el, nombre en la medida en que el nombre El reverso de este equilibrio-en el que las «dehordinaciones in-
es la construcción efectiva de la cosa, en lugar, de la lengua completá trínsecas» excluyen lo indiscernible- es que resulta infundado, por el
llamada Dios. No se trata de una superposición extrínseca, sino dé hecho :de que ningún vacío, opera la sutura de los múltiples a su ser
una m^ca ontológica, de una rúbrica legal. En definitiva, si no hay como tal. Leibniz hostiga el vacío con lá misma insistencia que-pone
indiscernible, si .se debe revocar razonablemente lo cualquiera, es póri en refutar los átomos, y por la misma razóií:,si se lo supone real, el
que un ser es nombradle en interioridad: «En la naturaleza no hay vacío es indiscernible; su. diferencia está construida -como lo indiqué
nunca dos seres que sean perfectamente el uno como el otro, y de los en la meditación 5- sobre la in-diferencia. El fondo de la cuestión -tí-
que no sea posible encontrar una diferencia interna^ o fundada-en uña pica de ese nominalismo superior que es. el constnictivismo- reside en.
denominación intrínseca». '.'i? que la diferencia es superior ontológicamente a la indiferencia,.algo
•Si suponémos una lengua completa, suponemos al misino tierhjic que Leibniz metaforiza declarando que «la materia-es más perfecta
que lo uno-del-ser es el ser mismo y que el símbolo, lejos de ser^ «e- que el vacío».. Como un eco de Aristóteles (cf . meditación 6), pero
asesinato de la cosa», es lo que sostiene y perpetúa su presentación.'^' bajo;una hipótesis mucho más fuerte (la del control constmctivista del
Una de las grandes fuerzas de Leibniz es haber enraizado su orien- infinito), Leibniz afirma, de hecho, que si.elvacío existe, la lengua es
tación constmctivista en lo que es realmente el origen de toda órientá- incompleta, ya que le falta uña diferencia,-la que deja ser^a la indife-
ción del pensamiento: el problema del continuo. Asumiendo sin con-,, rencia: «Figurémonos un espacio por completo vacío; Dios podría po-
cesiones la divisibilidad al infinito del ser natural, compensó '-y;;- ner allí alguna materia sin derogar en nada.a todas las otras cosas: por
restringió el exceso que de ese modo liberaba en el estado del mundo consiguiente, hay una puesta: por consiguiente, no hay espacio entera-^
-en la .SITUACIONón natural- a través de la hipótesis de un mente vacío: por consiguiente, todo está lleno». - ; ,:
control de lás, > . Pero si el' vacío no es el tope regresivo del ser natural, el universo
singularidades, a través de las «denominaciones intrínsecas». Este ba-; es infundado. La divisibilidad al infinitó admite-cadenas de pertenen-
■lance exacto de la proliferación sin medida de las partes y de la exac-. cia sin último término, lo que el axioma de iftindacióñ (meditación-:! 8)
titud de la lengua nos ofrece el paradigma de un pensamiento cons- tiene .por función , expresa impedir.-Es lo que aparentemente Leibniz
•tructivista en acción. Por un lado, aun cuando la imaginación nó asume cuando declara-que «cada porción de la materia no es sólo di-
perciba más que saltos y discontinuidades -por lo tanto, lo enumera- • visible al- infinito. sino además subdividida actualmente sin -fin».
ble- en los -órdenes y especies naturales, es preciso suponer allí, cóñ ¿Acaso no se está,, expuesto aquí a que el ser presentado, controlado
audacia, una continuidad rigurosa, que a su vez suponga que una rnúl- «por lo alto» en las nominaciones intrínsecas de la lengua integral, isé
titud uo-itumerable exactamente -un infinito en radical exceso sobre. , disemine sin razón «hacia abajo»? Si rechazamos que el nombre del
la numeración- de especies intermediarias, o «equívocas», pueble lo
LEIBNIZ 359
358 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO .

ta de toda orientación constructivista, es necesario que las mónadas


vacío sea, en cierta forma, el origen absoluto del referencial de la ]<■" sean cualitativamente discemibles. Lo que equivale a decir que son
gua y que de esa manera los múltiples presentados sean jerarquiza) unidades de cualidad, es decir -a mi entender- puros nombres.
a partir de sü «distancia al vacío» (cf. sobre esto la meditación 29) El círculo se cierra aquí, al mismo tiempo que ese «cierre» extien-
¿no terminamos por disolver la lengua en la indiscemibili(kd regr de y limita el propósito. Pues si la dominación del infinito por una
va de lo que inconsiste, sin cesar, en sub-multiplicidades? í
4 lengua que se supone completa es posible, es porque las unidades pri-
. .Por eso, Leibniz fija puntos de detención. Admite que «lamult mitivas en las que el ser adviene a la presentación son ellas mismas
sólo puede obtener su realidad de las unidades VERDADeras» y que, nominales, o constituyen unidades reales de sentido no descomponi-
lo tanto, existen «átomos de sustancia absolutamente despojados. bles y disjuntas. La frase del mundo, cuya sintaxis nombra Dios, se
de partes».. Son las famosas mónadas, mejor denominadas por Leibniz- escribe con esas unidades.
como «puntos metafísicos». Estos plintos no detienen la regresión'al-: Pero también podemos decir que al ser los «puntos metafísicos»
infinito del continuo material, sino que constituyen todo lo real de ese; discemibles sólo por sus cualidades internas, debe pensárselos como
continuo y autori^n, por su infinitud, que sea infinitamente divisible';;. interioridades puras -se trata del aforismo «Las mónadas no tienen
La diseminación natural está arquitecturada por una red de puntuali--: ventanas»- y, en consecuencia, como SUJETos. El ser es una frase es-
dades espirituales que Dios «fulgura» continuamente. El gran problé-' crita en SUJETos. Sin embargo, ese SUJETo, que no es fisurado por
ma consiste, evidentemente, en saber cómo pueden ser discernidos;, nin-
esos «puntos metafísicos». Debemos comprender que no se trata-dé gún descentramiento de la Ley y cuyo deseo no es causado por nin-
partes de lo real, sino de unidades substanciales imposibles dé des--; gún objeto, es en VERDAD un puro SUJETo lógico. Lo que parece
componer. Si entre ellas no hay diferencia extensional (en ñanción de- advenirle es el despliegue de sus predicados cualitativos. Es una tau-
elementos presentes en una y no en otra), ¿acaso no se trata siraplei' tología práctica, una reiteración de su diferencia.
mente de una colección infinita de nombres del vacío? Podría ocurrir; Ahora bien, en esto debemos ver con precisión la instancia del su-
que al pensar las. cosas de acuerdo con la ontología, no veamos én lá jeto que el pensamiento constructivista no puede exceder, y ese es su
construcción de Leibniz más que el presentimiento de esas teorías dé' límite. Es difícil no reconocer en ése SUJETo gramatical -interioridad
conjuntos con átomos, que diseminan el vacío bajo una proliferación: tautológica con el nombre-de-sí-mismo que él es, requerido por la au-
nominal, y en cuyo artificio Mostowski y Fraenkel demostraron la-in-’ sencia de acontecimiento, la imposibilidad de la intervención y, final-
dependencia del axioma de elección (ya que -y esto es intuitivamente- mente, la atomística cualitativa- al singleton, tal como es convocado
razonable- no se podía ordenar bien el conjunto de los átomos, dema-> en las elecciones parlamentarias -por ejemplo-, a falta del SUJETo ver-
siado «idénticos» los unos con los otros, puesto que no .eran más qué dadero. Singleton del que sabemos que no es el múltiple-presentado,
diferencias indiferentes). Los «puntos metafísicos», requeridos par# sino su representación por el estado. Más allá del carácter conciliador
fundar el discernimiento en la división al infinito del ser-presentado,- o blando de las conclusiones morales y políticas de Leibniz, no se
por su parte, ¿no son indiscernibles? Vemos aquí nuevamente un pro^ puede ignorar en absoluto la audacia y la anticipación de su inteligen-
yecto constmctivista radical enfrentarse'con los límites de la lengua. cia matemática y especulativa. Cualquiera fuera el genio que se mani-
Leibniz tendrá que distinguir las diferencias «por figuras», de las qué- festase en el despliegue de la figura constructible de un orden, asi
las mónadas son incapaces (pues carecen -de parte), y las diferencias- fuera el orden del ser mismo, el SUJETo cuyo concepto finalmente se
«por las cualidades y acciones internas», las únicas que permiten'- propone, no es el que puede, evasivo y escindido, apostar por la ver-
plantear que «cada mónada es diferente de cualquier otra». De este- dad. Sólo puede saber la forma de su Yo.
modo, los «puntos metafísicos» son a la vez cüantitetivamente vacíos
y cualitativamente llenos. Si las mónadas no tuvieran cualidad «serían
indistinguibles unas de otras, puesto que tampoco difiéren entre sí én
cantidad». Y como el principio de los indiscernibles es la ley absolu-
Lo genérico:
indiscernible y VERDAD.
El acontecimiento-P. J. Cohén
MEDITACIÓN TREINTA Y UNO

El pensamiento de lo genérico
y el ser en VERDAD

Hemos llegado al umbral de un avance decisivo, en el que se va a


definir y articular el concepto de «genérico» -que en la introducción
de este libro he considerado, como crucial- de manera tal que va a
constituir el fondamento. del ser de toda VERDAD.
•, «Genérico» e «indiscernible»;Son conceptos casi sustituibles. ¿Por
qué jugar con una- sinonimia? Ocurre que «indiscernible» tiene una
connotación negativa que sólo indica, ^ a través de la no-discemibili-
dad, que aquello de lo que se. trata está sustraído al saber o la nomina-
ción exacta. En cambio «genérico» designará de manera positiva que
aquello que no se puede discernir es, en realidad, la VERDAD general
de
una SITUACIONón, la VERDAD de su propio ser, considerada
como funda-
mento de todo saber por' venir. «Genérico» pone en evidencia la fun-
ción de VERDAD de lo indiscernible. La negación implicada en «indis-
cernible» conserva,. sin embargo, algo esencial: que una VERDAD es
siempre lo que'águjerea un saber. •
Es decir que todo se juega en el pensamiento del par
VERDAD/saber.
r

Lo que equivale de hecho a pensar la relación -que es más bien una


no-relación- entre una fidelidad post-acqn.tecimíento, por un lado, y
un estado fijo del.saber -o,lo que llamaré más adelante la enciclope-
1.oí;.''-'

dia de una SITUACIONón-, por otro. La clave del problema es el


modo en
-

que un procedimiento de fidelidad atraviesa el saber existente, a par-


tir de ese punto supernumerario que es el nombre del acontecimiento.
Las grandes etapas del pensamiento -raqui, necesariamente cargadas
de tensión- son las siguientes:
-
i
364 EL SER Y EL ACÓNTECÍMIENTO EL PENSAMIENTO DE LO GENÉRICO Y EL SER EN VERDAD

- estudio de las forinas locales, o finitas, de un procedimiento de terminante enciclopédico por el cual ése múltiple viene a pertenecer a
fidelidad (las indagaciones), un conjunto de múltiples, esto es, a una parle. Por regla general, un
- distinción entre lo VERDADero y lo;verídico, y demostración de múltiple (y sus sub-múltiples) cae bajo numerosos determinantes.
que toda VERDAD es necestóaménte infinita,- Esos determinantes son a menudo contradictorios analíticamente, pe-
- cuestión de la existencia de lo genérico, por consiguiente-, de las ro esto poco importa.
VERDADes, ■ La enciclopedia contiene, por último, una clasificación de partes
- examen de la manera en que un procedimiento de fidelidad se de la SITUACIONón que reagrupan términos que tienen tal o
sustrae a tal o cual jurisdicción del saber (evitación), • cual propiedad
- definición de un procedimiento de fidelidad genérico. explícita. Se puede «designar» cada una de esas partes por la pro.pie-
dad en cuestión y determinarla ásí en la lengua. A esta designación sé
la llama im determinante de la enciclOpecHa.
Recordemos, por fin, que él saber ignora el acontecimiento','pues
1. NUEVA VISITA AL SABER el nombre del acontecimiento es supernumerario y por consiguiente
no pertenece al lenguaje de la SITUACIONón. Guando decimos
que no per-
La orientación de pensamiento constrUctivista prevalece natural- tenece', no es forzosamente en el sentido material, en el sentido en que
mente en las SITUACIONones establecidas -esto ha sido tal nombre sería bárbaro, incomprensible o no catalogádo. Lo que ca-
subrayado en la lifica el nombre del acontecimiento es que sea extraído del vacío. Se
meditación-28- porque-eváliia el ser a través dél lenguaje, tal como esi trata de una cualidad acontecimiental (o histórica), y no de una cuali-
En adelante nosotros supondremos qüe'existe, en toda dad significante. Pero aun cuando el nombre del acontecimiento sea
SITUACIONón, un muy simple -y esté catalogado por completo en el lenguaje de ía si-
lenguaje de la SITUACIONón.- El saber es la capacidad de tuación- es supéraumerario en tanío 'nombre del acontecimiento, fir-
discernir en la si- ma del ultra-uno, y está, por consiguiente, forcluido del saber. -Se dirá
tuaciónlos múltiples que tienen tal ó cual propiedad,'y que una frase asimismo q;ue el acontecimiento no cae bajo ningún determinante de
explícita de la lengua, ó üñ conjunto de frases, puede indicar. La regla la enciclopedia.
del saber es' siempre un criterio de nominación exacta. En'último aná-
lisis, las OperáGiórtes -constitutívas-de todo ’dominio del saber son el 2. LAS INDAGACIONES
discernimieñio (tal múltiple presentado, o pensable, tiene tal o cual
propiedad) y la clasificación (es posible agrupar, y designar por su
propiedad común, los múltiples de los que discernimos que tienen éñ
Puesto que la enciclopedia no contiene ningún, determinante cuya
común un rasgo nombrabíe). .El discernimiento atañe a la conexión de
párte de referencia pueda' atribuirse a algo como un aconteciiménto,
la lengua y las realidades presentadas o presentables; ‘Está volcado ha-
localizar los múltiples conectados -o desconectados- al nombre super-
cia la presentación. La clasificación atañe a-lá conexión de la lengua
numerario que hace circular la intervención, no puede ser un trabajo
y las partes de la SITUACIONón, los múltiples, de múltiples; Está
Volcada apoyado en la enciclopedia. Una fidelidad (meditación 23) no piiéde
hacia la representación. ' •'' ' - depender úel saber. No se trata de un trabajo sapiente sino de un traba-
Plantearemos que la capacidad de juzgar (decir las propiedades) jo militante. «Militante» designa tanto la exploración febril de los
funda el discernimiento y que la capacidad de vincular los juicios en- efectos de un nuevo teorema, como la precipitación cubista del tándem'
tre sí (decir las partes) 'fiiiida la clasificación. El saber se realiza como Braque-Picasso en 1912-1913 (efecto de una intervención retróáctiva
enciclopedia. Una enciclopedia debe entenderse como una sUmatoria sobre el acontecimiento^Cézanne), la activic^ de San Pablo ó la de
de juicios bajo un determinante común. En sus'innumerables domi-
nios •compartimentados e imbricados, el saber puede ser pensado, en
cuanto a su ser, como aquello que atribuye a tal o cual múltiple un de-
366 , EL SER y EL ACONTECIMIENTO EL PENSAMIENTO DE LO GENÉRICO Y EL SER EN VERDAD 367

los militantes de una Organización Política. El operador de .conexión- encontrada, (xi, X2,... x«), y desplegado sus conexiones o desconexio-
fiel designa otro modo del discernimiento, que de manera externa ai nes con el nombre supernumerario del acontecimiento. El álgebra de
saber, pero bajo el efecto de una nominación de intervención, explora la indagación lo anota: (xi (+), X2 (+), X3 (-),... Xn (+)), por ejemplo.
las conexiones con el nombre supernumerario del acontecimiento. Una indagación semejante discierne (en mi ejemplo arbitrario) quex;,
Cuando constatamos que un múltiple que pertenece a la X2, están tomados positivarnente en los efectos del nombre supernu-
SITUACIONón merario,. que x¿ no lo está, etc. En l^ circxmstancias reales, una inda-
(que es contado por imo en ella) está conectado -o no- con el nombre gación tal constituye toda una red de múltiples de la
del acontecimiento, procedemos al gesto minimal de la fidelidad: la SITUACIONón, combi-
observación de una conexión (o desconexión). El sentido efectivo de nados con el nombre supernumerario por el operador. De esto, doy
ese gesto -^ue es el fundamento de ser de todo el proceso que consti- aquí el último núcleo de sentido, el esqueleto ontológico. También se
tuye una fidelidad- depende naturalmente tanto del nombre del acón-- puede decir que una indagación discierne dos múltiples finitos. El pri-
tecimiento (que es, él mismo, un múltiple), como del operador de co- mero, supongamos (xi, X2,-.)¡ reagrupa los múltiples presentados, o
nexión fiel y del múltiple encontrado de ese modo, como así también términos de la SITUACIONón, que están, conectados con el
de la SITUACIONón, de la posición del sitio de acontecimiento, nombre del
etc. Hay inr acontecimiento. El segundo, supongamos (xs...), reagrupa los que no
finitos matices en la fenomenología del procedimiento de fidelidad. lo están. Por lo tanto, una indagación es también la combinación de
Pero mi objetivo no es una fenomenología sino una Gran Lógica (pa- un discernimiento -cierto múltiple de la SITUACIONón tiene la
ra mantenernos en el canon hegeliano),. Me ubicaré entonces en la SÍT propiedad
tuación abstracta en la que con el operador de fidelidad sólo se dis- de estar conectado con el. acontecimiento (con su nombre)- y una cla-
ciernen dos valores, la conexión y la desconexión. Esta abstracción es sificación -ésta,es la clase de los múltiples conectados, y aquélla la
legítima porque, en última instancia -como lo muestra la fenonieno- de los múltiples no conectados. Resulta entonces legítimo tratar en úl-
logía (y ése es el sentido de las palabras «conversión», «adhesión», tima instancia la indagación, serie finita de constataciones minimales,
«gracia», «convicción», «entusiasmo», «persxiasión», «admiración»... como la VERDADera unidad de base del procedimiento de fidelidad,
según el tipo de acontecimiento)- un múltiple está, o no, en el campo porque ella combina lo: uno del discernimiento con lo diverso de la
de ios efectos que ocasiona la puesta en circulación de un nombre su- clasificación. La indagación es lo que hace que el procedimiento de
pernumerario. ñátliázá se parezca a un saber.
I- Ese gesto minimal de una fidelidad, ligado al encuentro de un múl-
K1; tiple de la SITUACIONón con un vector del operador de 3. VERDAD Y VERIDICIDAD
fidelidad -y es de
imaginar inicialmente que esto ocurre en las proximidades del sitio de
acontecimiento-, tiene dos sentidos. Se trata de una conexión (el múl- • Nos vemos confrontados con ,1a sutil dialéctica de los saberes y la
tiple se encuentra en los efectos del nombre supernumerario) o de una fidelidad post-acontecimiento, que es el núcleo de ser de la dialéctica
desconexión (no está allí). saber/VERDAD.
Utilizando, un álgebra trasparente, indicaremos, x (+) el hecho de Ante todo, observemos que las clases que resultan del discerní'^
■■ que el múltiple x sea reconocido como conectado con el nombre del miento militante de la fidelidad, tal como son retenidas por una inda-
acontecimiento y x (-), que sea reconocido como desconectado. Una gación, son partes finitas de la SITUACIONón.
'V' ■ constatación de tipo x (+) o x (-) es precisamente el gesto minimal de Fenomenológicamente, esto
fidelidad del que hablábamos. quiere decir que un estado dado del procedimiento fiel -por lo tanto,
Llamaremos indagación a todo conjunto finito de tales constata- tma secuencia finita de discernimientos en conexión o no-conexión-
ciones minimales. se realiza en .dos clases finitas, una positiva y otra negativa, que rea-
Una indagación es^ por lo tanto, un «estado finito» del proceso de grupan los gestos minimales del tipo x (+) por una parte y x (-) por
la fidelidad. El proceso ha «militado» jimto con una serie de múltiples
368 ELSERYELAGONTECIMIENTO EL PENSAMIENTO DE LO GENÉRICO Y EL SER EN VERDAD 369

Otra. Ahora bien, toda parte finita de la SITUACIONón está Por el momento, vemos que para una indagación dada, las clases
clasificada di correspondientes, positiva y negativa, por ser finitas dependen de un
menos por un saber. Los resultados de una indagación coinciden con determinante enciclopédico. En consecuencia, validan un enunciado
un determinante enciclopédico. Esto ocurre porque en el-lenguaje dé verídico.
la SITUACIONón todo múltiple presentado es nombrable. Se Aun cuando el saber no quiera saber nada del acontecimiento, de
sabe que eí la intervención, del nombre supernumerario o del operador que regla
lenguaje no a(toiite ningún «agujero» en su espacio de referencia, y la fidelidad, todos ingredientes supuestos en el ser de una indagación,
que así se debe reconocer el valor empírico del principio de los indis- no es menos cierto que una indagación no puede discernir lo
cernibles: no hay estricto innombrable. Aun cuando la nominación sea VERDADe-
evasiva o dependa de un determinante muy general, como «es una ro de lo verídico. Su resultado-Vérdadero también se constituye de-
montaña» o «es una batalla naval», nada de la SITUACIONón se pendiendo de un enunciado verídico.
sustrae a Sin embargo, no es en modo alguno porque los múltiples que figu-
los nombres radicalmente. Es la razón por la cual el mundo está llenó ran en la indagación, con sus índices + o sus índices caigan bajo un
y, por extraño que inicialmente pueda parecer, en ciertas circunstan- determinante de la enciclopedia, que son reagrupados como constitu-
cias, siempre es posible, de derecho, considerarlo lingüísticamente/á- yendo el resultado-VERDADero de esa indagación, sino únicamente por-
miliar'. Ahora bien, un conjunto finito de múltiples presentados puede que el procedimiento de fidelidad los encontró, en el marco de su in-
siempre, de derecho, ser enumerado. Se lo puede pensar según la clá- sistencia temporal, y «militó» junto a ellos, comprobando, gracias al
se de «aquel que tiene tal nombre, y aquél que tiene tal nombre, y..;»; operador de conexión fiel, su grado de proximidad respecto del nom-
La totalidad de esos discernimientos constituye un determinante enci- bre supernumerario del acontecimiento. Tenemos allí la paradoja de
clopédico. Por consiguiente, lodo múltiple finito de múltiples presen- un múltiple -un cierto resultado finito de una indagación- que es aza-
tados es uná parte que cae bajo el saber, aunque más no sea por su roso y se sustrae a todo saber, que trama una diagonal de la
enumeración.' SITUACIONón
Se podría objetar que no es se^n ése principió de clasificación (lá y que, sin embargo, está siempre ya catalogado en la enciclopedia.
enumeración) que el procedimiento de fidelidad 'reagrupa -por ejem- Todo ocurre como si el saber tuviera la potencia de borrar el acontecí-,
plo- una serie finita de múltiples conectados con el nombre dé un miento en sus efectos supuestos, que la fidelidad cuenta por uno, con
acontecimiento. Desde luego, pero el saber no sabe nada de eso, de' unperentorio «iya contado!».
riiodo tal que siempre tiene fundamentos para decir que tal agrupa- Esto sucede, sin embargo, cuándo aquellos efectos son finitos. De
miento finito, aun cuando de hecho resulte de una indagación, no es donde'se desprende una ley de considerable alcance: lo VERDADero tie-
sino el referente de un determinante enciclopédico bien conocido (o ne posibilidad de ser distinguido de lo verídico sólo si. és infinito.
de derecho conocible). Por esta razón he dicho que los resultados de; Una VERDAD (si existe) es una parte infinita de la
una indagación coinciden necesariamente con un determinante enci- SITUACIONón. Ya que de
clopédico. ¿Dónde y cómo se .va a afirmar la diferencia del procedi- toda parte finita se podrá siempre' decir que el saber yu la ha discerni-
miento, si el resultado-múltiple yü está de todos modos clasificado, do y clasificado. ,^
por un saber? ' ' '' Se puede ver en qué sentida es el ser de la VERDAD lo que nos
Para aclarar la SITUACIONón, llamemos verídico al preo-
siguiente enuncia- cupa aquí. «Cualitativamente», o como realidad-en-
do, controlable por un saber: «Tal parte’de la SITUACIONón SITUACIONón, un re-
depende de tal sultado finito de indagación es muy diferente de una parte nombrada
determinante de la enciclopedia». Llamemos VERDADero al enunciado por un determinante de la enciclopedia, puesto que los procedimien-
que controla el procedimiento de fidélidad'y que se encuentra enton-. tos que conducen al primero, el segundo los ignora. Solamente son in-
ces ligado al acontecimiento y la intervención; «Tal parte de la sitúa-' distinguibles en tanto que puros múltiples -esto es, en lo que respecta
ción reagrupa múltiples conectados (o nó'conectados) con el nombré a su ser-, puesto que toda parte finita cae bajo un determinante'. Lo
supernumerario del acontecimiento». La elección del adjetivo «verda- que nosotros buscamos es una diferenciación ontológica entre verda-
dero» es la clave del presente desarrollo. dero y verídico, por consiguiente entre VERDAD y saber. La caracteriza-
370 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL PENSAMIENTO DE LO GENÉRICO Y EL SER EN VERDAD 371

ción cualitativa extema de los procedimientos (acontecimiento-ínter-:', constituían una clase infinita. No eran la suma de los obreros empíri-'
vención-fidelidad, por un lado, nominaciones exactas en la lengua es-.^ eos. Lo cual no impedía que el saber (y, paradoja, el saber marxista
tablecida, por el otro) no .basta para ello, si los múitiples-presentados: mismo, O marxiano) pudiera siempre considerar que «los obreros»
que resultan son los mismos. Exigiremos entonces que el un-múltiple: caía bajo un determinante enciclopédico (sociológico, económico,
de una VERDAD -el resultado de juicios VERDADeros- séa etc.), que el acontecimiento no tenía nada que ver con ese siempre-ya-
indiscernible e contado, y que la pretendida VERDAD no era más que una veridicidad
inclasificable para la enciclopedia. Esta condición, funda en el ser hl sometida al lenguaje de la SITUACIONón, y, por añadidura,
diferencia entre lo VERDADero y lo verídico. Acabamos de ver que rescindible (el
una: famoso-: está superado), puesto que la enciclopedia es siempre incohe-
condición de esta condición es que una VERDAD sea infinita. .: rente. Por esta coincidencia, que'pretendía asumir en el interior de.sí
¿Será suficiente esta condición? Por cierto, no. Evidentemente,, mismo, pues se declaraba ál mismo tiempo VERDAD política -comba-
existe una gran cantidad de determinantes de la enciclopedia que de-s tiente, fiel- y saber de la Historia o de la Sociedad, el marxismo ter-
signan partes infinitas de la SITUACIONón. A partir de la gran minó por morir, ya que seguía las fluctuaciones de la enciclopedia
decisión on- puesta a prueba en la relación entre la lengua y el Estado. En cuanto
tológica con respecto al infinito (cf. meditación 13), el saber se mue-r-; al freudismo americano, pretendía constituir una sección del saber
ve fácilmente en las clases infinitas dé múltiples que caen bajo un psicológico, asignando la VERDAD a todo lo que estuviera en conexión
determinante de la enciclopedia. Enunciados tales como «los números con una clase estable, el «núcleo genital adulto». Ese freudismo tiene
enteros forman un conjunto infinito» o «los infinitos matices del sen-, hoy la apariencia de un cadáver estatal y no es por nada que Lacan,
timiento amoroso» pueden sin dificultad ser considerados-como ven-: para salvar la fidelidad a Freud ^ue había nombrado «inconsciente»
dicos en tal o cual dominio del saber. Que una VERDAD sea infinita las paradojas acontecimientales de la histeria^ debió ubicar la distin-
no. ción entre saber y VERDAD en el centro de su pensámiento, y separar
la hace al mismo tiempo indiscernible de toda cosa ya contada por. el. drásticamente el discurso del analista de lo que él llamó el discurso de
saber.:-.' la Universidad. •^
Examinemos el problema en su figura abstracta. Decir que una: Por lo tanto, el infinito, aunque necesario, no podría.valer como
VERDAD es infinita, es decir que su procedimiento contiene una infinir único criterio respecto de la indiscernibilidad de las VERDADes fieles.
dad de indagaciones. Cada una de esas indagaciones contiene, en.nú4' ¿Estamos en condiciones de proponer un criterio suficiente?
mero finito, indicaciones positivas.x (+) -o sea, el múltiple x está co-
nectado con el nombre del acontecimiento- e indicaciones negativas y.
(-). El procedimiento «total», es decir, un cierto estado infinito de la
fidelidad, está entonces compuesto,.en su resultado, por dos clases in^.: 4. PROCEDIMIENTO GENÉRICO
finitas: la de los múltiples con conexión positiva, supongamos {x\, x% .
... x„...) y la de los múltiples con conexión negativa, supongamos (yi^
y2^ ...y«’...). Pero es enteramente posible que esas dos clases coincidan Si consideramos un determinante cualquiera de la enciclopedia,
siempre con partes que caen bajo un determinante de la enciclopedia;- también existe en la enciclopedia el determinante contradictorio. Esto
Puede existir-un dominio del saber para el cual x\, xi, ••• Xn... sean, sucede debido a qué el lenguaje de una SITUACIONón contiene
precisamente, los múltiples que es posible discernir en tanto poseen la negación
en común una propiedad que se puede formular explícitamente en el (obsérvese que introducimos el siguiente requisito: «No hay lenguaje
lenguaje de -la SITUACIONón. -'I sin negación»). En efecto, si reagrupamos en ima clase a todos los
El marxismo vulgar y el freudismo vulgar nunca pudieron escapar múltiples que tienen una cierta propiedad, de inmediato aparece otra
a este equívoco. El primero consideraba que la VERDAD era clase, disjunta con la primera: la de lós múltiples que no tienen dicha
desplegada propiedad. Por otro lado, he afirmado que todas las partes finitas de
históricamente, a partir de acontecimientos revolucionarios, por la
clase obrera. Pero pensaba a la clase obrera como la clase de los obre-
ros. Naturalmente, «los obreros», en términos de múltiples puros,-
372 EL SER y EL ACONTECIMIENTO EL PENSAMIENTO DE LO GENÉRICO Y EL SER EN VERDAD 373

la SITUACIONón estaban registradas en las clasificaciones ducción, una novedad, es necesario que la parte de la
enciclopédicas.:-; SITUACIONón que se
Tal es el caso, en particular, de las partes finitas que contienen múlti--. obtiene de ese modo por recolección de los x (+) no coincida con un
pies que pertenecen unos a una clase, otros a la clase contradictoria;; determinante enciclopédico. Si no, en su ser, también ella repetiría
Si X posee una propiedad, y si y no la posee, la parte finita {x, y), com-- una configuración ya clasificada por el saber. No sería
puesta.de x y dey es, como toda parte finita, objeto de un saber. Sin, VERDADeramen-
embargo, ella es indiferente respecto de la .propiedad, puesto que uno, te post-acontecimiento.
de sus términos la posee y el otro no. El saber considera que esta patr,. Nuestro problema es finalmente el siguiente: ¿bajo qué condición
te finita, tomada como un todo, no es pertinente para el discernimien-; podemos estar seguros de que el conjunto de los términos de la situa-
to, por la propiedad inicial. ción que están conectados positivamente con el nombre del aconteci-
Diremos que una parte finita evita un determinante enciclopédico, miento, no esté ya clasificado eri algún lugar de la enciclopedia de la
í.;- si contiene múltiples que pertenecen a ese determinante y otros que. SITUACIONón? No podemos formular directamente esta
pertenecen al determinante contradictorio. Por otro lado, todas las condición even-
i.' •. partes finitas caen bajo un determinante enciclopédico. En conse-; tual mediante un «examen» del conjimto infinito de esos términos, ya
cuencia, todas las partes finitas que eviten un determinante están a su, que ese conjunto está siempre por-venir (puesto que es infinito) y,
vez determinadas por un dominio del saber. La evitación es-una,.és-,- además, está compuesto aleatoriamente por el trayecto de las indaga-
tmctura del saber finito. cionesi'.el procedimiento encuentra un término y la indagación finita
Nuestro objetivo es entonces fundar sobre esta estructura del saber donde él figura confirma que está positivamente conectado, que es un
(referida al caracter .finito de las indagaciones) una caracterización de, X (+). Nuestra condición debe necesariamente referirse a las indaga-
la VERDAD como parte infinita de la SITUACIONón. ciones de las que se trama el procedimiento de fidelidad. • ■
La idea general es considerar que una VERDAD reagrupa todos los La observación crucial es entonces la siguiente. Supongamos una
términos de la SITUACIONón que están conectados indagación en la que los términos que ella constata como conectados
positivamente con el positivamente con el acontecimiento (los x (+) en número finito que
nombre del acontecimiento. ¿Por qué ese privilegio de la conexión po- figuran en la indagación) forman una parte finita que evita un-deter-
sitiva, de la X (+)? Porque lo que está conectado negativamente no ha- minante del saber, en el sentido antes definido de evitación. Conside-
ce sino repetir la SITUACIONón previa al acontecimiento. Desde remos un procedimiento fiel en el cual figure esa indagación. El total
íl- el puntó infinito dé los términos conectados positivamente con el aconteci-
íj-'.:, de vista del procedimiento de fidelidad, un término encontrado e. in- miento mediante este procedimiento, no puede, de todos modos, coin-
dagado negativamente, un x (-), no tiene ninguna vinculación con el cidirEscon
evidente. Si la indagación
el determinante evitadoes-tal quex x„j
por los (+)(+), x„^indagación
de la (+),...x„^ (+), o.
consi-
ÍJ: nombre del acontecimiento y, por consiguiente, no está para nada derada.
sea, . • los términos encontrados por la indagación que están co-
todos
iv':- «concernido» por ese acontecimiento. No entrará en la novedad-múl- nectados con.el nombre del acontecimiento, forman, reagrupados, una
';. tiple que es una VERDAD post-acontecimiento,- puesto que, respecto parte finita qüe evita al determinante,-esto quiere décír que hay, entre
:

!í,r' de los Xn, términos que pertenecen a ese determinante (que tienen una
la fidelidad, se evidencia sin ningún tipo de conexión con el nombre propiedad) y oíros'que no pertenecen (que no tienen dicha propiedad).
supernumerario. Es coherente entonces considerar que una VERDAD, De esto resulta que la clase infinita (xi, X2, ... x„,:..) que totaliza las
en indagaciones según lo positivo, no puede coincidir con la clase que
tanto resultado total de un procedimiento de fidelidad, se compone de subsume el determinante enciclopédico considerado. Ya que en esta
.... , ^ todos los términos encontrados que han sido indagados positivamen- clase figuran las x„i, x„2,-x„^ de la indagación antes mencionada,
te, es decir, que el operador de conexión fiel declara ligados, de una puesto que todas han sido indagadas positivamente.-Por. consiguiente,
manera u otra, con el nombre del acontecimiento. Los términos x hay allí elementos que tienen la propiedad y otros que no. Por lo tan-
permanecen indiferentes y sólo indican la repetición del orden de la
SITUACIONón previo al acontecimiento. Sin-embargo, para que
una VERDAD
(infinita) así concebida (total dé los términos declarados x (+),en al
menos una indagación del procedimiento fiel) sea realmente ima pro-
374 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO
EL PENSAMIENTO DE LO GENÉRICO Y EL SER EN VERDAD 375

to, esta clase no es la que está definida en el lenguaje, por la clasii j Imaginemos ahora que,el procedimiento sea tal que la condición
ción: «todos los múltiples respecto de los cuales se discierne que antes señalada sea satisfecha para todo determinante enciclopédico.
nen tal propiedad». Dicho dé otro modo, que, para cada determinante, figure en el proce-
De modo que, para que un procedimiento fiel infinito dé come dimiento al menos una indagación cuyos x (+) eviten ese determinan-
sultado-múltiple positivo -como VERDAD post-aeontecimiento- un; te. Por el momento no nos interrogamos sobre la posibilidad de un
de los conectados (+) con el nombre del acontecimiento que «di; procedimiento semejante. Sólo constatamos que si rin procedimiento
naliza» un determinante de la enciclopedia, basta con que haya en ese fiel contiene, para todo determinante de la enciclopedia, una indaga-
procedimiento al menos una indagación que evite ese determinante-; ción que lo evite, entonces el resultado positivo de este procedimien-
La presencia de esa indagación finita basta para garantizar que el pro- to no coincidirá con ninguna parte subsumíble bajo un determinante.
cedimiento fiel infinito no coincida con el determinante considerado. Así, la clase de los múltiples que están conectados con el nombre del
. ¿Es un requisito razonable? Sí, porque el procedimiento fiel es acontecimiento no estará determinada por ninguna de las propiedades
azaroso y en modo alguno está predeterminado por el saber. Su origén explicitables en el lenguaje de la SITUACIONón. Será, por lo
es, el acontecimiento, que el saber ignora, y su textura es el operador tanto, indis-
de conexión fiel, que es, también él, una producción temporal. Los cernible e inclasificable para el saber. En este caso, la VERDAD es irre-
múltiples encontrados por el procedimiento no dependen de ningún ductible a la veridicidad.
saber. Son resultado del azar de la trayectoria «militante» a partir-del Diremos entonces que una VERDAD es el total infinito positivo -la
sitio de acontecimiento. En todo caso, no hay ninguna razón para' que' recolección de los x (+)- de un procedimiento de fidelidad que, para
no exista una indagación en la que los múltiples evaluados positiva-. todo determinante de la enciclopedia, contiene al menos úna indaga-
mente por. el operador de conexión fiel formen una parte finita que ción que lo evita.
evite .un determinante, puesto que. en sí misma la indagación no tiene Tal procedimiento será llamado genérico (para la
nada que ver con ningún determinante. Es absolutamente razonablé' SITUACIONón).
entonces que el procedimiento fiel hayá encontrado, en uno de esos Nuestra tarea es justificar esta palabra: genérico, de donde se in-
estados finitos, im tal grupo de múltiples. Por extensión al procedí-^ fiere la justificación de la palabra VERDAD. :
miento-VERDADero de su uso en el saber, diremos que una indagación
de ese tipo evita el determinante enciclopédico considerado. Por con-.
siguiente, si un procedimiento fiel infinito contiene al menos uná in- 5. Lo GENÉRICO ES EL SER-MÚLTIPLE DE UNA VERDAD
dagación finita que evita un determinante enciclopédico, el resultado
infinito positivo de ese procedimiento (la clase de los x (+)) no coin-.
cide con la parte de la SITUACIONón cuyo saber designa ese Si existe.una combinación acontecimiento-intervención-operador
determinante; de fidelidad tal que un estado positivo infinito de la fidelidad sea ge^
Es decir que, en cualquier caso, la propiedad, expresada por el lengua- nérico (en el sentido de la .definición), por Ip tanto, si existe una ver-
je de la SITUACIONón que -ftmda ese determinante, no puede dad, el referente-múltiple de esa fidelidad (o sea, la una-VERDAD) es
servir para una parte de la SITUACIONón: la que reagrupa a todos los
discernir el resultado.infinito positivo del procedimiento fiel. términos conec-
En consecuencia, hemos formulado una condición para que el re- tados positivamente con el nombre del atontecimiento, esto es, los x
sultado infinito y positivo de un procedimiento fiel (la parte que tota- (-I-) que figuran en al menos una indagación del procedimiento (en
liza los X (+)) evite -no coincida con- un determinante de la enciclo-- uno de sus estados finitos). El hecho de que el procedimiento sea ge-
pedia. Y esta condición se refiere a las indagaciones, por lo tanto a nérico supone que esa parte no coincida con nada de lo que clasifica
los estados finitos del procedimiento. Basta que los x (+) de una inda- un determinante enciclopédico. Por consiguiente, esa parte es innom-
gación del procedimiento formen un conjunto finito que evite al de- brable utilizando únicamente los recursos del lenguaje de la
terminante considerado.
SITUACIONón;
se sustrae a todo saber; no ha sido ya contada por ninguno de los do-
376 EL SER y EL ACONTECIMIENTO EL PENSAMIENTO DE LO GENÉRICO Y EL SER EN VERDAD 377

minios del saber,, ni lo será, mientras el lenguaje permanezca en el es- to fiel genérico apunta a lo. uno del ser SITUACIONonal. Un
tado, o siga siendo del Estado. Esta parte, en ia que una VERDAD procedimiento
inscri-i fiel tiene por horizonte, infinito el ser-en-VERDAD.
be su procedimiento como resultado infinito, es un indiscernible de U
SITUACIONón.
Sin embargo, se trata propiamente de una parte, ya que es contada 6. ¿EXISTEN VERDADES?
por imo por el estado de la SITUACIONón. Pero ¿qué puede ser
este «uno»;
que, sustraído aja lengua y constituido desde el punto de vista del ul-: Evidentemente, todo está supeditado a la posibilidad de que exista
tra-uno del acontecimiento, es indiscernible? Como esta páhe no tie-. un procedimiento fiel genérico. Esta cuestión es de hecho y de dere-
ne ninguna propiedad particular que pueda ser expresada, todo su ser cho.- ' . . , ,
se resuelve en el hecho de que es una parte, es decir, que se compone Como cuestión de hecho, considero que en la esfera
de múltiples presentados efectivamente en la SITUACIONón. SITUACIONonal del
Una inclusión, individuo, tal como la presenta y la piensa, por ejemplo, el psicoaná-
indiscernible -y esto es, para ser breve, una VERDAD- no tiene otra lisis, el .amor (si existe, aunque diversos índices empíricos parecen in-
«propiedad» que remitir a la pertenencia. Esta parte es anónimamen-^ dicar que sí) es un procedimiento fiel genérico, cuyo acontecimiento
te lo que tiene sólo la marca de depender de la presentación, de estar' es un encuentro, su operador es variable, su producción infinita es in-
compuesto por términos que no tienen entre sí nada en común que discernible y sus in^gaciones son los episodios .existenciales que ja
pueda ser señalado, como no sea pertenecer a esa pareja amorosa vincula expresamente alamor. El -amor es por lo tanto
SITUACIONón, algo que; ima-VERDAD de esa SITUACIONón. La llamo «individual»
en rigor, constituye su ser en tanto ser. Pero queda, claro que esa «pro- porque no intere-
piedad» -ser, simplemente- es compartida por todos los términos- de- sa a nadie aparte de los individuos involucrados. .Observemos -y este
la SITUACIONón y que coexiste con toda parte que reagrupa es XLD. punto capital-^-que es entonces para ellos que la una-VERDAD
esos términos. que
Así, en definitiva, lamparte indiscernible tiene «propiedades» de cual-' produce su .amor es una parte indiscernible de su existencia,'ya que
quier parte. Con todo derecho se la declara.geMérica, puesto que si se los otros no comparten dicha SITUACIONón. Una-VERDAD
la quiere calificar sólo se podrá decir que sus elementos son. La parte- amorosa es no-sa-
depende del género supremo y el género, del ser de la ■ bida [in-sue] para quienes se am^. Ellos no hacen más queproducir-
SITUACIONón como ■la. ■
tal, ya que, en una SITUACIONón, «ser» y «ser-contado-por- En las SITUACIONones «mixtas», donde el impulso es
uno-en-la-si-. individual pero
tuación» son una sola y misma cosa. las ttmismisiones y los efectos .conciernen lo colectivo -^ue esta ahí
Desde luego, va de suyo que tengamos aquella parte para ligarla a interesado-, el arte y la ciencia constituyen redes de procedimientos
la VERDAD. Pues lo que el procedimiento fiel reúne de ese modo no ts. fieles, cuyos acontecimientos son las grandes mutaciones -estéticas y
otra cosa que la VERDAD de la SITUACIONón completa,, ya conceptuales, sus operadores son ^variables (he mostrado, en la medita-
que el sentido de ción 24, que-el de las matemáticas, ciencia del ser-en-tanío-ser, ora la
lo indiscernible és exhibir como un-múltiple el ser mismo de lo que deducción; no es el mismo que .el de la .biología o elde la pintura), ;sú
pertenece, en tanto pertenece. .Toda parte nombrable, discernida y da-- producción infinita es indiscernible -^no hay «saber del arte» ni, para-
sificada por el saber, no remite al ser-eíi-SITUACIONón como doja sólo aparente, «saber de la ciencia», ya que aquí la ciencia
tal, sino a las ser infinito, es decir, el .procedimiento de invención, y no la exposición
particularidades localizables que la lengua recorta en. él. El procedí-,. transmisible de sus resultados fragmentarios, los cuales son finitos-r y
miento- fiel, precisamente porque se origina a partir de un acontecí-, sus indagaciones son las obras de arte y las invenciones científicas: •
miento en el que el vacío es convocado y no a partir de la relación es-- En las SITUACIONones colectivas —donde lo colectivo se
íablecida de la lengua con el estado, dispone del ser de la interesa a sí
SITUACIONón, en. mismo-, la política (si existe como política genérica, es decir la que se
sus estados infinitos. Es una-VERDAD de la SITUACIONón, en
tanto que un
determinante del saber nó especifica sino veridicidades.
Lo discemibie es verídico. Pero sólo lo indiscernible es
378 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL PENSAMIENTO DE LO GENÉRICO Y EL SER EN VERDAD 379

ha llamado, durante largo tiempo, política revolucionaria y para la cual ya que ellas eliminan el acontecimiento. Pero deben decidir si es com-
es necesario hoy encontrar otra palabra) es también un procedimiento patible con la' ontología que la VERDAD sea. Zanjada de hecho por
de fidelidad, cuyos acontecimientos son esas cesuras históricas en las toda
que se convoca el vacío de lo social a falta del Estacto, sus operadores la historia de los hombres, porque hay VERDADes, la cuestión del ser
son variables, sus producciones infinitas son indiscernibles (en parti- de
cular, no coinciden con ninguna parte nombrable según el Estado) -no la VERDAD no fue resuelta de derecho sino muy recientemente (en
siendo más que «cambios» de la subjetividad política en la 1963, hallazgo de Cohén), sin que por ello los matemáticos, absorbi-
SITUACIONón- dos como están en el olvido del destino de su disciplina a causa de la
y sus indagaciones son la actividad militante organizada. necesidad técnica de su desarrollo, sepan nombrar lo que ocurrió (en
. Así, el amor, el arte, la ciencia y la política generan al infinito ver- este punto la a5aida filosófica de la que hablaba entra en escena). La
dades sobre las SITUACIONones, VERDADes sustraídas al saber meditación-33 está dedicada a ese acontecimiento matemático. He ali-
y contadas I gerado, deliberadamente, los lazos explícitos entre el presente desa-
por el estado sólo en el anonimato de su ser. Toda suerte de otras rrollo conceptual y la doctrina matemática de las multiplicidades ge-
prácticas, eventualmente respetables, como por ejemplo el comercio y néricas, para dejar «hablar» con elocuencia a la ontología misma.
las diversas formas de «servicios de bienes», intrincadas en diferentes Como el significante siempre traiciona, el aspecto técnico de los des-
grados con el saber, no generan ninguna VERDAD. Debo decir que la cubrimientos de Cohén y el haber sido investido en un dominio pro-
fi- blemático aparentemente estrecho (los «modelos de la teoría de con-
losofía tampoco, por penosa que resulte esta confesión. En el mejor juntos») son en seguida realzados por la elección que hicieron los
de los casos, la filosofía está condicionada por los procedimientos fundadores de esta doctrina de las palabras «genérico», para designar
fieles de su tiempo. Ella puede ayudar al procedimiento que la condi- a los múltiples no constructibles, y «condiciones», para designar los
ciona, justamente porque de él depende, y se conecta entonces, en for- estados finitos del procedimiento («condiciones» = «indagaciones»).
ma mediata, con los acontecimientos fundadores de su tiempo. Pero.la Las conclusiones de la ontología matemática son, a la vez, claras y
• filosofía no constituye un procedimiento genérico. Su función propia mesuradas. A grandes rasgos:
es disponer los múltiples al encuentro azaroso con ese procedimiento. a. si la SITUACIONón de base es enumerable (infinita, pero
Sin embargo, no depende de ella que ese encuentro se produzca, ni como lo son
que. los múltiples así dispuestos se vean conectados con eí nombre su- los números enteros), existe un procedimiento genérico;
pernumerario del acontecimiento. Una filosofía digna de tai nombre b. pero este procedimiento, aunque está incluido en la
-la que comienza con Parménides- es, no obstante, antinómica res- SITUACIONón (es
pecto-del servicio de los bienes, en la medida en que se esfuerza por una parte de ella), no le pertenece (no está presentado en ella, sino só-
estar al servicio de las VERDADes, ya que siempre es posible lo representado: es una excrecencia, cf. meditación 8);
esforzarse c. sin embargo, se puede «forzan> la existencia de ima nueva situa-
por estar al servicio de lo que no se forma parte. La filosofía está, por ción -una «extensión genérica»- que contenga a la antigua por com-
consiguiente, al servicio del arte, de la ciencia y de la política. Que pleto y a la cual pertenezca ahora el procedimiento genérico (es a la
sea capaz de estar al servicio del amor resulta más dudoso (en contra- vez presentado y representado: es normal). Ese punto (el forzamiento)
partida, el arte, procedimiento mixto, sostiene las VERDADes del es el paso del SUJETo (cf. meditación 35);
amor). d. en esta nueva SITUACIONón, si el lenguaje permanece
En todo caso, no hay filosofía comerciante. igual -por
Como cuestión de derecho, la existencia de procedimientos fieles consiguiente, si los datos primitivos del saber permanecen estables-,
genéricos es una cuestión científica, una cuestión de la ontología, el procedimiento genérico produce siempre lo indiscernible. Lo gené-
puesto que no es una cuestión que pueda tratar un simple saber, y rico, que pertenece esta vez a la SITUACIONón, es en ella un
puesto que lo indiscernible está en el lugar del ser de la indiscernible
SITUACIONón en intrínseco.
tanto ser. Son las matemáticas las que deben decir si tiene sentido ha- Si intentamos unir las conclusiones empíricas y las conclusiones
blar de una parte indiscernible de un múltiple cualquiera. Por cierto, científicas, tendremos la siguiente hipótesis: el hecho de que un pro-
las matemáticas no pueden pensar ningún procedimiento de VERDAD, cedimiento fiel genérico vaya al infinito acarrea una recomposición
-380 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

-de la SITUACIONón, que, -conservando todos los múltiples de MEDITACLÓN TREINTA Y DOS

la antigua,
presenta otros. El efecto último de una cesura acontecimiental y de Rousseau
una intervención de la que procede la puesta en circulación de uñ
nombre -supernumerario sería, entonces, que la VERDAD de una situa-
ción “tal que esa cesura esté en su principio- fuerza la
SITUACIONón a «Quitad de esas [...] voluntades [particulares] los más
acogerla: a extenderse hasta el punto en el que esa VERDAD, que y los menos que se destruyen entre sí, queda corno
primi- suma de las diferencias la voluntad general»
Del Contrato social
tivamente no era más que una parte -por lo tanto, una representa-
ción-, acceda a la pertenencia, tornándose así en una presentación. El
trayecto del procedimiento fiel genérico, y su pasaje al infinito, cam-
biaría el estatuto ontológico de una VERDAD, cambiando «a la fuerza»
la SITUACIONón: la -excrecencia anónima en el punto de
partida, resultaría
finalmente normalizada. Sin embargo, si el lenguaje de la. Pongamos atención en el hecho de que Rousseau no pretende re-
SITUACIONón solver el famoso problema que se ha planteado: «El hombre nació li-
no fuera radicalmente transformado^ permanecería sustraída al saber. bre y. por todas partes está encadenado». Si entendemos por resolur.
No sólo una VERDAD es indiscernible, sino que su procedimiento - ción al examen, de los procedimientos .reales de pasaje de un estado
exige (la libertad natural), a otro (la obediencia civil), Rousseau indica ex-
que ese indiscernible sea. Una VERDAD forzaría la presamente que él no la .tiene: «¿Cómo se produjo ese cambio?-Loig-
SITUACIONón a disponer- noro». En esta ocasión, como en otras, su método consiste en desear:
se de manera tal que -esa VERDAD, en un principio contada' por imo de tar todos los hechos-y. fundar de este modo las operaciones del
manera anónima únicamente por el estado, puro.exceso indistinto-so- pensainiento. -Se trata.de establecer en qué condiciones el «cambio»
bre los múltiples presentados, sea finalmente reconocida como un tér- considerado es legítimo. Pero la «legitimidad» designa aquí la exis-
mino, e interna. Un procedimiento fiel genérico hace inmanente lo in- tencia, en realidad, la existencia de la política. El objetivo de Rous-^
discernible. ' . seau es examinar los requisitos conceptuales de la política, pensar el
De-esta forma el arte, la ciencia y la política cambian el mundo, no ser de la política. La VERDAD de ese ser reside en «el acto por el cual
por lo que disciernen en él, sino por-lo que indisciemen. Y la omnipo- un pueblo es un pueblo». ... -
tencia de una VERDAD no consiste sino en cambiar lo qué es, a fin de .Que la legitimidad sea la existencia misma se demuestra por el he-
que pueda ser ese ser innombrable,- que es él ser mismo de lo-que-es. cho de que la realidad empírica de los Estados y de la obediencia civil
no prueba en absoluto que, haya política. La idea, de que no basta la
apariencia fáctica de una soberanía para que se pueda hablar de polí-
tica es muy fuerte en Rousseau. La mayoría de los grandes Estados
son a-políticos, porque han llegado al punto de su disolúciom En ellos
«el pacto social-está roto». Se puede observar que «muy pocas nacio-
nes tienen leyes». La política-es rara, porque la fidelidad a lo que la
funda es precaria-y hay un. «vicio inherente e inevitable que, desde el
nacimiento del cueipo político, tiende sin tregua a destruirlo».
1

382 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO "‘0 ROUSSEAU 383

No es difícil imaginar que si la política en su ser-múltiple Ja voluntad general es, una vez constituida, aquello-cuyo ser estaba
«cuerpo político» o «pueblo») está siempre al borde de su disolucióS 'I presupuesto justamente en esa constitución.
es porque no tiene ninguna base estructural. Si Rousseau establece p¿0. ;• Sólo es posible aclarar esta torsión desde el punto de vista en el
ra siempre el concepto moderno de la política es porque plantea, del- ^ que se considera que el cuerpo político es un múltiple supemuroera-
modo más radical, que la política es un procedimiento que se originad: ^ rio, el ultra-uno del acontecimiento que es el pacto. El pacto no ,es eií
en un acontecimiento y no una estructura sostenida en el ser. El hom'-' ■ VERDAD otra cosa que la auto-pertenencia del cuerpo político al
bre no es un animal político, ya que el azar de la .política es un acón-- , múlti-
tecimiento supra-natural. Tal es el sentido de la máxima: «Es preciso'" ple que él es, en tanto acontecimiento fundadon «Voluntad general»
siempre remontar a una primera convencióm>. El pacto social no es uii- . nombra la VERDAD durable de esta auto-pertenencia: «El cuerpo
hecho, que se pueda atestiguar históricamente y las referencias de: políti-
Rousseau a Grecia y Roma no son más que eí ornamento clásico de co [.••] qne extrae su ser de la santidad del contrató, no puede nunca
esta ausencia temporal. El pacto social es la forma acontecimientaV obligarse á nada que derogue ese acto primitivo [...]. Violar el ac-
que se debe suponer si se quiere pensar la VERDAD de ese ser aleatorio to por el cual existe sería aniquilarse y lo que nada es, nada pmduce»:
que es el cuerpo político. En él alcanzamos la aconfecimieñtalidaá Podemos ver que el ser de lá política se origina á partir de úna rela-
del acontecimiento, donde todo procedimiento político encuentra su '
ción inmanente consigo misma. La «no-derogación>> de esa relación
VERDAD. Además,- la idea de que nada hace necesario el pacto conduce
4a fidelidad política^ es el único sostén del despliegue de la VERDAD
la polémica contra Hobbes. Suponer que la convención política resul-
del «acto primitivo». En suma: 4
ta de la necesidad de salir de im estado de guerra de todos contra tó- .
dos -subordinar el acontecimiento a los efectos de ia fuerza--es so-- • - el pacto es el acontecimiento que suplementa, al azar, el estado
meter su acontecimientalidad a una determinación extrínseca. Por e\ . de naturaleza,
contrario, es preciso asumir el carácter «de más» del pacto social ori- -r el cuerpo político, o pueblo, es eí ultra-uno del acontecimiento
ginario, su absoluta no-necesidad, el azar racional, pensable retroacti- que se interpone entre el vacío (ya que, para la política', lá naturaleza
vamente, de su advenimiento. La política es una creación, local y frá- es el vacío) y él mismo,
gil, de la humani<kd colectiva; no es nunca el tratamiento de una- ~ la voluntad general es el operador de fidelidad que comandá un
necesidad vital. La necesidad es siempre a-política, tanto hacia atrás procedimiento genérico.' ' •
(estado de naturaleza), como hacia adelante (Estado disuelto). La po- Las dificultades se concentran en este último punto. Sostendré en-
lítica, en su ser, sólo es conmensurable con el acontecimiento que la tonces que Rousseau señala, para toda política VERDADera^ la necesi-
instituye. dad de que se articule a un subconjunto genérico (indiscernible) del
Si se examina la fórmula del pacto social, o sea el enunciado por el cuerpo colectivo. Pero esto no resuelve la cuestión del prcícecLimsento
cual se constituyen en pueblo los. individuos naturales- antes dispersos, político, porque sigue sometiendo dicho procedimiento a la ley del
se ve que discierne un término absolutamerite nuevo, que se llama la númerofa la maycnia).
Í':
\ voluntad general: «Cada uno de nosotros pone en común su persona y Sabemos (meditación 20)' que el acontecimiento, a partir de que es
>•: toda su potencia bajo la suprema dirección de la voluntad general». nombrado por la intervención, ñinda el tiempo sobre un Dos- origina-
i Este término soportó, con razón, todas las críticas contra Rousseau, rio. Rousseau formaliza exactamente este punto, al añrmar que la vo-
ya que en el Contrato está a la vez presupuesto y constituido. Antes' luntad está escindida por el acontecimiento-contrato. El ciudadano
del contrato, no hay más que voluntades particulares. Después del designa en cada uno su participación en ,ía soberanía de la vohintad
contrato, el referente puro de la política es la voluntad general. Pero el general, el SUJETo designa la sumisión a las leyes del Estado. La duiá-
propio contrato articula, la sumisión de la voluntad particular a la vo- ción de la política tiene como medida la insistencia de ese Dos.' Hay
luntad general. Se puede reconocer en esto una estructura de torsión: política cuando un operador colectivo interiorizado escinde las- volun-
tades particulares. Por supuesto, el Dos es la eseúcia deí ultra-uno que
es el pueblo, cuerpo real de la política. La obediencia a la voluntad
general es el modo en'el cual se realiza la libertad civil. Como lo dice
384 EL SER y EL ACONTECIMIENTO ROUSSEAU 385

Rousseau, en una fórmula muy concentrada, «esas palabras, suje. ser. colectivo, sólo puede ser representado por sí mismo: el poder pue-
soberano, son correlaciones idénticas». Esta «correlación idénti de ser transmitido, pero la voluntad no». Esta distinción entre el poder
designa al ciudadano como soporte del devenir genérico de la políi (transmisible) y la voluntad (irrepresentable) es muy profunda. Deses-
como militante, en sentido estricto, de la causa política, la cual de tatiza la política. En tanto procedimiento fiel al acontecimiento-con-
na pura y simplemente la existencia de la política. En el ciudadanc trato, la política no puede soportar la delegación ni la representación.
militante), que divide en dos la voluntad del individuo, se realiz Ella reside por completo en «el ser colectivo» de sus ciudadanos-mi-
política en tanto sostenida en la fnndación acontecimiental (cont litantes. En efecto, el poder se induce de la existencia de la-política,
tual) del tiempo. no es su manifestación adecuada.
Rousseau también percibe con agudeza que la norma de la volun-T De esto, se infieren dos atributos de la voluntad general, a menudo
tad general es lá igualdad. Este punto es ñindamental. La voluntad sospechados dé «totalitarismo»: su indivisibilidad y su infalibilidad.
general es tma relación de co-pertenencia del pueblo consigo mismo; Rousseau no puede admitir la lógica de la «división» o del «equili-
Por consiguiente, sólo es efectiva de todo el pueblo a todo el pueblo'l brio» de. los poderes, si se entiende por «poder» la esenciá del fenó-
Sus formas de, manifestación, que son las leyes, son «una relación meno político, que Rousseau llama más.bien voluntad. En tanto pro-
del objeto entero, desde un punto de vista, con el objeto entero, desde cedimiento genérico, la política no .puede descomponerse y no es sino
otro punto de vista, sin ninguna división del todo». Toda decisión cür disolviéndola en la multiplicidad secundaria de los decretos guberna-
yo objeto es particular, es un decreto, y no una ley. No constituye una mentales como se cree que es posible pensar su articulación.-La mar-
operación de la voluntad general. La voluntad general no considera ca del ultra-uno del acontecimiento en la política es que no hay 'más
jamás, ni un individuo ni una acción particular. Está, por lo tanto, li- que una política, que ninguna instancia, de poder puede representar o
gada a lo indiscernible. Aquello sobre lo que se pronuncia no puede •fiagmentar. Porque la política es,'en última instancia, la existencia del
ser separado por enunciados del saber. Un decreto se funda en el sa.r pueblo. Dé modo semejante, «la voluntad general es siempre recta y
ber, pero una ley no: ella se refiere sólo a la VERDAD. De lo cual tiende siempre a la utilidad pública». Pues ¿de qué norma exterior pOr
resulta dríamos disponer para juzgar que no es así? Si la política «reflejara»
de manera evidente que la voluntad general es intrínsecamente iguali- el lazo social, se podría preguntar, a partir de pensar ese lazo, si el re-
taria, no pudiendo hacer acepción de personas ni-de bienes. Hay en flejo es.adecuado o no. Pero como la política es una creación inter-
esto una calificación intrínseca de la escisión de la voluntad: «La vo- ventora, constituye para sí misma su propia norma, la norma igualita-
luntad particular tiende, por su naturaleza, a las preferencias y la VOT ria, y. todo cuanto se puede suponer es que una voluntad política que
iuntad general, a la igualdad». Rousseau piensa, el vínculo moderno yerra, o que hace la desdicha de tm pueblo, no es en realidad, una vo-
esencial entre la existencia de la política y la norma igualitaria; Pero luntad.política -o general-, sino una voluntad particular usurpadora.
es todavía inexacto hablar de norma. Calificación intrínseca de la VO.T Tomada en su esencia, la volimtad general es infalible, por estar sus-
Iuntad general, la igualdad es la política, de modo que, a contrario, traída a todo saber particular y no tener que ver más que con la exis-
todo enunciado no, igualitario,'cualquiera que sea,, es antipolítico. Lo tencia genérica del pueblo. . . -. L) ..
más relevante que hay en Del Contrato social es haber establecido la . La'hostilidad dé Rousseau a los partidos y las facciones'-por.con-
conexión íntima entre política e igualda4 mediante el recurso árticuT siguiente, a toda forma de representatividad parlamentaria- se dedu-
lado a una fundación acontecimiental y a un procedimiento de lo in- ce del carácter genérico de la política. El.axioma mayor es que.«para
discernible. La voluntad general está orientada a la igualdad porque tener el enunciado de la voluntad general [es necesario que] no haya
no discierne- su objeto, esto es, lo exceptúa de las enciclopedias sa- sociedad parcial en el Estado». Una «sociedad parcial» se caracteri-
pientes. y ese indiscernible, remite, a su vez, al carácter.acontecÍmien- za por ser.discernible, o separable, y por consiguiente no es fiel al
tal de la creación política. : acontecimiento-pacto. Como lo observa Rousseau, el pacto original
Finalmente, Rousseau prueba con rigor que la voluntad general no es el resultado de un «comportamiento unánime». Si hay opositores,
podría ser representada, aun por el Estado: «El soberano, que es un
■'í

386 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

ROUSSEAU 387
ellos son pura y simplemente exteriores al cuerpo político, son «ex^ . ;
tranjeros entre los ciudadanos», ya que el ultra-uno del acontecí¿ ^ bajo ei nombre de contrato-social, rige la voluntad general, hace de
miento no puede ser^ evidentemente, bajo la forma de una «mayOr . ella un término sustraído a todo discernimiento de ese tipo.
ría». La fidelidad al acontecimiento requiere que toda decisión Sin embargo, subsisten dos dificultades.
realmente política sea coherente con ese efecto-de-uno y que', por lo - Sólo hay acontecimiento si lo nombra una intervención. ¿Quién
tanto, no esté nunca subordinada a la voluntad, separable y discerni- es el que interviene en la doctrina de Rousseau? Se trata de la espino-
ble, de un subconjunto del pueblo. Todo subconjunto -así estuviera sa cuestión del legislador.
cimentado en el más real de los intereses- es á-polííicó, por el hecho - Si el pacto es necesariamente unánime, no se puede decir lo mis-
de que se puede nombrar en una enciclopedia. Depende del saber, no mo del voto de las leyes subsecuentes o de la designación de los ma-
de la VERDAD. ■' •.'í gistrados. ¿Cómo puede subsistir el carácter genérico de la política
Asimismo, queda excluido que la política pueda realizarse en la cuando falla la unanimidad? Éste es el impasse de Ro'ússeau.
elección de representantes, pues «la voluntad no se represente». Los En la persona del legislador, la unanimidad genérica del aconteci-
diputados pueden tener íunciones ejecutivas párticulares, pero ningu- miento tomado en su ser-múltiple se invierte en absoluta singularidad.
na ñinción l^siativa, ya que «los diputados del pueblo'no son ni pue- ; El legislador es quien,' interviniendo en el sitio de un pueblo reunido,
den ser sus representantes» y «toda ley que el pueblo en persona no nombra el acontecimiento-pacto, a través de leyes constitucionales o
haya ratificado es nula; no es en absoluto una ley». El parlamentaris- fundadoras. Que está nominación sea supernumeraria sé expresa:
mo inglés no impresiona a Rousseau. Para él, no hay allí ninguna po- • «Este empleo [el dél legislador], que constituye la repúblicas-no entra
lltica. Tan pronto como los diputados son electos, el pueblo inglés «es en su constitución». El legislador no es del estado de naturaleza,
esclavo, no es nada». Si la critica 'al parlamentarismo es radical .en. puesto que interviene sobre el acontecimiento fundador de la política.
Rousseau, ^ debe a que, lejos de considerarlo como una forma, bué- Tampoco es del estado político, puesto que no queda sometido a las
na o mala, de la política, le niega todo ser político. leyes, ya que le corresponde enunciarlas. Su acción es «particular y
En efecto, es preciso comprender qué la'Voluntad general, como superior» y lo que Rousseau busca pensar en la metáfora del carácter
todo operador de conexión fiel, sirve para evaluar la proximidad, o la casi divino del legislador es, en realidad, la convocación del vacío. El
conformidad, de tai o cual enunciado respecto del acontecimiento.- legislador extrae del vacío natural, creado retroactivamente por la reu-
pacío. No .se trata de saber si ese enunciado es de buena o mala poiíti^ nión popular, una sabiduría de nominación legal que el sufragio ratifi-
ca, de derecha o de izquierda, sino si es o no político: «Cuando se ca. El legislador está volcado hacia el acontecimiento y sustraído' a
propone-una .ley en la asamblea del pueblo, lo que se les pregunta no sus efectos: «Por consiguiente, el que redacta las leyes no tiene o no
es precisamente si aprueban la proposición o la rechazan, sino si es debe tener, ningún derecho legislativo». Al carecer de todo poder, só-
conforme o no a la voluntad general, que es la de ellos». Es muy no- lo le cabe apelar a una fidelidad anterior, la fidelidad pré-política a
table que para'Rousseau ia decisión política equivale a decidir si un los dioses de la Naturaleza. El legislador «pone las decisiones en bo-
enunciado es político, y en modo alguno a saber si se está a favor o en ca-de los inmortales», porque es la ley de toda intervención tener que
contra. Hay en esto una disyunción radical entre la política y la opi- apelar a una fidelidad anterior para nombrar lo inaudito del aconteci-
nión, a hravés de la cual Rousseau anticipa la doctrina moderna de la miento y crear, para ello, los nombres que convengan (en éste caso:
política como proceso militante, antes que como alternancia en el po- leyes para nombrar que un pueblo se constituye, que la política advie-
d^ de .las opiniones y de los consensos. El fundamento último de es- ne). En el enunciado por el cual Rousseau califica la paradoja del le-
ta anticipación es la conciencia de que la política, en tanto procedi- gislador podremos reconocer fácilmente una vanguardia de interven-
miento genérico en el que insiste la VERDAD del pueblo, no puede ción: «Un emprendimiento por encima de la fuerza humana y, para
remitir al discernimiento sapiente de los componentes sociales o ideo- ejecutarlo, una autoridad que no es nada». A través del legislador el
lógicos de una nación. La auto-pertenencia del acontecimiento que, acontecimiento colectivo del contrato, reconocido en su ultra-uno, es
nombrado de manera tal que la política, en adelante, existe como fi-
388 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO ROUSSEAU 389

delidad o voluntad general. Es el legíslador el que transforma el.acáé-; • : la anulación recíproca de las voluntades p^ticularés, expresarían él
cimiento colectivo en duración política. El que interviene en los para,.. carácter genérico de la política o lá fidelidad al acontecimiento unáni-
jes de las reuniones populares. me fundador? ',-
, Queda por saber cuál es, en la duración, la naturaleza exacta del La confusión de Rousseau cuando se trata de pasar del principio
procedimiento político. ¿Cómo se manifiesta y se ejerce la voluntad, (la política sólo encuentra su VERDAD en una parte genérica del pueblo,
general? ¿Cuál es la práctica del reconocimiento de las conexiones en tanto qué toda parte discernible expresa un interés particular) a la
po.sitivas (las leyes políticas) entre tal o cual enunciado y el nombre realización (la mayoría absoluta es considerada el signo adecuado dé
del acontecimiento que el legislador, sostenido por la unanimidad lo genérico), lo lleva a tener qué distinguir las decisiones importantes
contractual del pueblo, ha puesto en circulación? Es el problema:dql y las decisiones urgentes: «Dos máximas genérales pueden servir pa-
sentido político de la wdyona... ,. Ü-; ra regular estas relaciones: una, que, cuanto más importantes y graves
• En una nota, Rousseau indica lo siguiente: «Para que una voluntad sean las deliberaciones, más débe la opinión qíié se imponga aproxi^
sea general, no siempre es necesario que sea unánime, pero es necesa- marse a la unanimidad; la otra, que, cuanta más celeridad exija el
rio que todas las voces sean contadas; toda exclusión formal rompe la asunto debatido, más se debe estrechar la diferencia prescrita en la
•; ■ j
generalidad». Este tipo de consideración conoció la fórtuna'histórica distribución de las Opiniones: en las deliberaciones que es preciso
que ya,sabemos: el fetichismo del sufragio universal. Sin embárgo, en concluir de inmediato, el excedente de úna sola voz debe bastar».
lo .que se refiere a la esencia genérica de la política, no nos dice gran Vemos que Rousseau no absolutiza la mayoría absolutá estricta.
cosa, como no sea que un subconjunto indiscernible del cuerpo políti? Considera grados, e introduce lo que habrá de ser el concepto de «ma-
co -y esa es la formz existente de la volimtad general- debe ser reah yoría calificada». Sabemos que, todavía hoy, se requiere mayorías de
mente un subconjunto de la^totalidad de .ese cuerpo y no de una frac- dos tercios para ciertas decisiones^ como las revisiones constituciona-
ción de él. Es la huella, en una etapa dada de la fidelidad política, de les. Pero esos matices derogan el principio del carácter genérico de la
que el acontecimiento es unánime, o relación del pueblo.consigo rnis- voluntad. Pues ¿quién decide qué vúí asunto es importante o urgente?
mo en totalidad. .■ -i. ¿Y con qué mayoría? Resulta paradójico’que la exprésióh (cuantitati-
Más adelante, Rousseau escribe que «la voz del mayor número va) de la voluntad generál pase a depender súbitamente del carácter
obliga siempre a todos los otros» y que «del.cálculo de las voces se, empírico de los contenidos abordados. La indiscernibilidad es aquí li-
extrae la declaración de la .voluntad general». ¿Qué relación puede mitada, y corrompida, por la discernibilidad de los sucesos,- por ima
existir entre el «cálculo de las voces» y el carácter general de la vo-, casuística que supone una enciclopedia clasificadora de las circuns-
-i luntad? La hipótesis subyacente es de manera, evidente que la mayoría tancias políticas. Si el modo de ejercicio de la fidelidad política está
de los sufragios, expresa materialmente un subconjunto cualquiera, ..o ligado'a determinantes enciclopédicos, afectados por la particularidad
indiscernible, del cuerpo, colectivo. La única justificación que Rousr de las SITUACIONones, pierde su carácter genérico y se
seau da al respecto es la destrucción simétrica de las voluntades parti- convierte éh úna
culares de sentido contrario:, «[la voluntad,de todos] .no es sino.una técnica de evaluación coyuntural, cuyos efectos nó' sé ve cómo una ley
suma de voluntades particulares: pero quitad de esas mismas volunta- -en el sentido de Rousseau- podría ordenar polítióaménte. "
des los más y los menos que se destruyen entre sí, queda como suma Este impasse se verá más claramente a través -del examen de una
de las diferencias la voluntad general»,. Pero no queda claro por qué íiíEf complejidad en apariencia vecina, pero qué Rousseau llega a dominar,
esa «suma.de.las diferencias», que supuestamente designa el carácter i Se trata de la designación dél gobierno (del ejécutivo). Tal designa-
indiscernible o no particular de la voluntad política, aparecería empj,; -as? ción, que concierne personas particulares, no puedé ser un acto de la
ricamente como mayoría, Pues el hecho de que haya voces diferentes voluntad general. La paradoja reside en que el pueblo debe réalizár un
es lo que finalmente fuerza la elección, como se ve en el régimen parr acto gubernamental, o ejecutivo (nombrar personas), cuando todavía
lamentario. ¿Por qué esos sufragios indecisos, en exceso respecto.de no hay gobierno. Rousseau elude la dificultad planteando que el pue-
blo, de soberano (legislativo) que era, se convierte en órgano ejecuíi-

L|; :■
390 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO
ROUSSEAU 391

yo democrático, ya que, para él, la democracia es el gobierno por.to^ ' perniciosas». Una vez entonces, vemos enfrentados al ultra-imo del
dos (algo que, entre paréntesis, indica que el contrato fundador no es acontecimiento y la fijeza de los operadores de fidelidad. Se requiere
democrático, puesto que la democracia es una forma del ejecutivo.;El una casuística que determine la forma material de la voluntad general:
contrato es un acontecimiento colectivo unánime y, no un.decreto gu-; de la unanimidad (requerida por el contrato inicial) a la dictadura de
bemamental .democrático). Hay así, cualquiera sea la forma del gó^. uno solo (requerida cuando la política existente está amenazada en su
bierno, un momento democrático obligado, que es cuando el pueblo' ser). Esta plasticidad de la expresión-remite a la indiscemibilidad de
«por una conversión súbita de la soberanía en democracia» es habili- , la voluntad política. Si ella estuviera determinada por un enunciado
tado para tomar decisiones particulares, como, la designación delrper^. explícito de la SITUACIONón, la política tendría una forma
sonal gubernamental. Se preguntará cómo son tomadas esas decisibr': canónica. En
nes. Pero en ese ckso, que. sean tomadas por mayoría de sufragios.no tanto VERDAD genérica suspendida á un acontecimiento es una parte
supone contradicción alguna, puesto que se trata de' un decreto y ..np de
de ima ley, y la voluntad no es general, sino particular. Que el número.. la SITUACIONón sustraída a la lengua establecida y su forma es
regule una decisión cuyo objeto es discernible (personas, candidatos, aleatoria,
etc.) no es una objeción, porque esta decisión no es política, s'ino gu-.' ya que sólo es un Índex de existencia y no una nominación sapiente.
bemamental. Como lo genérico no está enjuego, el impasse de su ex-: Su procedimiento está sostenido únicamente por el celo de los ciuda-
presión mayoritaria queda superado. • danos-militantes, cuya fidelidad engendra una VERDAD infinita que
, Pero el impasse subsiste, por entero, cuando se trata de política» ningima forma, constitucional u organizativa, expresa adecuadamente.
esto es, de la.s decisiones que relacionan al pueblo consigo mismo y/, La genialidad de Rousseau consistió en delimitar abstractamente
comprometen el carácter genérico del procedimiento, su sustracció.n^a, que la política es un procedimiento genérico. Sin embargo, preso aún
todo detenninaníe enciclopédico..La voluntad general, calificada por. en el abordaje clásico, que atañe a la forma legítima de la soberanía,
lo indiscernible, que sólo la.vincula con el acontecimiento ftindadore. consideró -con precauciones paradójicas- que la mayoría de sufragios
instituye la política como VERDAD, rio puede ser determinada por el era en última instancia la forma empírica de dicha legitimidad. No
núr podía ñmdar ese punto en la esencia de la política misma y nos legó
mero. Rousseau.tiene una conciencia tan viva de esto, que admite que la pregunta: ¿qué distingue, en la superficie presentable de la situa-
una interrupción de las leyes exige la concentración de la voluntad ^ ción, al procedimiento político?
general en Ia,.dictadura de uno solo.- Cuando se trata de «la salvación Lo esencial, sin embargo, es conjugar la política, no con la legiti-
de la patria» y «el aparato de las leyes [es entonces] un obstáculo», es midad, sino con la VERDAD. Con el obstáculo de que aquellos que se
lícito nombrar (pero ¿cómo?) «un jefe supremo, que acalle todas las. atuvieran a esos principios «habrán dicho tristemente la VERDAD y
leyes». La autoridad soberana del cuerpo colectivo queda entonces sólo
suspendida, no porque la voluntad general se ausente, sino, al contrae habrán cortejado al pueblo»..Sin embargo, observa Rousseau con un
rio, porque «no es-dudosa», ya que «es,evidente que la primera interi-: .■■■i.#:' dejo de melancolía realista, «la VERDAD no conduce a la fortuna, y el
ción del pueblo es que el Estado no perezca». Volvemos a encontrar pueblo no da ni embajadas ni cátedras ni pensiones».
aquí la torsión constituyente, según la cual el objetivo de la voluntad Desligada del poder, anónima, forzamiento paciente de una parte
política es la política misma. La dicfadura.es la forma adecuada de la indiscernible de la SITUACIONón, la política no hace de ima
voluntad general a partir del momento en que constituye el único me- persona ni si-
dio de mantener las condiciones de existencia de la política. quiera el embajador de un pueblo. Se está ahí al servicio de una ver-
Por lo demás, resulta sorprendente que la exigencia de una inte- dad cuya acogida, en un mundo transformado, no es tal- que podamos
rrupción dictatorial surja de la confrontación de la voluntad general valernos de ella. El número no podría bastar.
con los acontecimientos: «La inflexibilidad de las leyes, que les impi- La política es para sí misma su propio fin, en la medida en que
de plegarse a los acontecimientos, puede, en ciertos casos, tornarlas. una voluntad colectiva está en condiciones de producir para sí, enun-
ciados VERDADeros, aunque siempre no sabidos.
MEDITACIÓN TREINTA Y TRES

El materna de lo indiscernible:
la estrategia de P. X Cohén

Es imposible que la ontología matemática disponga de un concep-


to de VERDAD, puesto que toda VERDAD es post-acontecimiento y el
múl-
tiple paradójico que es el aconíecimiento está impedido de ser por esa
ontología. En consecuencia, el proceso de una VERDAD escapa por
completó a la ontología. A este respecto, ia tesis heideggeriana de una
copertenencia originaria del ser (como ¡púa/c) y de' la VERDAD (como
áÁqdsia, o no-Iatencia) debe ser abandonada. Lo que puede decirse
del ser es disjunto de lo que puede decirse de la VERDAD. Por este
moti-
vo sólo la filosofía piensa la VERDAD, en su sustraerse a lo sustractivo
del ser: el acontecimiento, el ultra-uno, el procedimiento azaroso y su
resultado genérico.
' Si bien el pensamiento del ser no abre a ningún pensamiento de la
VERDAD -porque una VERDAD no es, sino que ad-viene a partir de
una
suplementáción indecidible- hay, sin embargo, un ser de la VERDAD,
que no es la VERDAD, sino justamente su ser. Lo múltiple genérico e
in-
discernible es én SITUACIONón; es presentado, aunque esté
sustraído al sa-
ber. La compatibilidad de la ontología con la VERDAD implica qué el
ser de la VERDAD, como multiplicidad genérica, sea pensable óntológi-
camente, aún cuando una VERDAD pudiera no serlo. Todo lo cual con-
duce a lo siguiente: ¿puede la ontología producir el concepto de'un
riiúltiple genérico, es decir, innombrable, inconstructible, indiscerni-
ble? La revolución introducida en 1963 por Cohén responde positiva-
mente: existe un concepto ontológico de lo múltiple indiscernible. Y,
en consecuencia, la ontología es compatible con la filosofía de la ver-
394 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL MATEMA DE LO INDISCERNIBLE 395

dad. Ella autoriza que el resultado-múltiple del procedimiento gent procedimiento que opere en el interior de lo nombrable de la
co que depende del acontecimiento exista, aun cuando sea, en la sit SITUACIONón
ción en que se inscribe, indiscernible. Después de haber podido pen- fundameiital. Este procedimiento designa múltiples discernibles, que
sar, con Godel, el pensamiento de Leibniz (jerarquía constructible y tienen una cierta relación con el indiscernible supuesto. Reconocemos
soberanía de la lengua), la ontología piensa también, con Cohén, su en esto una versión intra-ontológica del procedimiento de las indaga-
refutación. Muestra que el principio de los indiscernibles es una limi- ciones, en el que, explorando por secuencias finitas las conexiones
tación voluntarista y que lo indiscernible es. fieles con el nombre de un acontecimiento, el procedimiento se hace
Por cierto, no se puede hablar de un múltiple indiscernible «en sí» ilimitado en lo indiscernible de una, VERDAD- Pero en la ontología no
Más allá de que las Ideas de lo múltiple permitan que todo múltiple hay ningún procedimiento, sólo una estructura. No hay una-VERDAD,
constructible pueda ser supuesto (meditación 30), la indiscernibilidad sino la construcción del concepto del ser-múltiple de toda VERDAD.,
es forzosamente relativa a un criterio de lo indiscernible, es decir, a Partiremos, entonces, de un múltiple que suponemos que existe en
una SITUACIONón y una lengua. la SITUACIONón inicial (la SITUACIONón quasi
Nuestra estrategia (la invención de Cohén consiste propiamente en completa), es decir,: de un múlti-
este movimiento) va a ser la siguiente: nos instalaremos en un múlti- ple que pertenece a esa SITUACIONón. En la construcción del
ple fijado de manera definitiva, múltiple a la vez muy rico en propie- indiscer-
dades («refleja» una parte importante de la ontología general) y muy nible, este múltiple va a funcionar de dos maneras diferentes; Por un
pobre en cantidad (es enumerable). La lengua será la de la teoría de; ládo,-sus elementos suministrarán la substancia-múltiple del indiscer-
conjuntos, pero restringida al. múltiple elegido. Llamaremos a este nible, ya que éste será una parte del múltiple elegido. Por otro lado,
múltiple una SITUACIONón fundamental quasi completa (los condicionarán al indiscernible, ya que transmitirán «informaciones»
norteamerica- sobre él. Este múltiple será, a la vez, el material de base en la cons-
nos dicen ground model). En el interior de la SITUACIONón trucción del indiscernible (cuyos elementos serán extraídos a partir de
fundamental, aquél) y el lugar de su inteligibilidad (puesto que las condiciones a
vamos a definir un procedimiento de aproximación de un múltiple in- las que el indiscernible debe obedecer para ser indiscernible serán
discernible supuesto. Como este múltiple no' se puede nombrar por materializadas por ciertas estructuras del múltiple elegido). Que un
ninguna frase, estaremos obligados a anticipar su nominación con una múltiple pueda funcionar al mismo tiempo como simple término de la
letra suplementaria. Este significante de más, al que no le correspon- presentación .(término que pertenece al indiscernible) y como, vector
de inicialmente nada que sea presentado en la SITUACIONón de información sobre aquello a lo que pertenece, constituye la clave
fundamental del problema. Es también un topos intelectual, en cuanto a la cone-
es la transcripción ontológica de la nominación supernumeraria del xión de lo puro múltiple y el sentido.
acontecimiento. Sin embargo, la ontología no reconoce ningún acon- En razón-de su segunda función, los elementos del múltiple de ba-
tecimiento, porque forcluye la auto-pertenencia. Lo que hace de acon- se elegidos en la SITUACIONón fundamental quasi completa
tecimiento-sin-acontecimiento es la letra supernumeraria misma; poi serán llama-
lo tanto,-es coherente que ella no designe nada. Por una dilección cu- dos condiciones :(pai& el indiscernible 9.). . .•
yo origen dejo si lector la tarea de sondear, elegiré p^a esta inscrip- La esperanza reside en que ciertos agrupamientos de condiciones
ción el símbolo $, que habrá de leerse «múltiple genérico». «Genéri- -de las condiciones a su vez condicionadas en la lengua de la situa-
co» es el adjetivo utilizado por los matemáticos para designar lo ción- nos autoricen a pensar que un múltiple que cuenta por uno esas
indiscernible, lo absolutamente cüalqüiera, o sea, un múltiple que, en condiciones, no puede ser discemible. Dicho de otra manera, las con-
una SITUACIONón dada, no tiene sino las propiedades más o diciones darán a la vez una descripción aproximativa y una composi-
menos «co- ción-una suficientes para que se pueda concluir, en todo caso, que el
munes» a todos, los múltiples de la SITUACIONón. En su múltiple asi descripto y compuesto no se puede nombrar ni;discernir
literatura, lo que en la SITUACIONón quasi completa de partida. Es a este
aquí anoto 9, se escribe G (por genérico). múltiple condicio-
Puesto que rm múltiple- 9 no es nombrable, el eventual reemplazo nado que le aplicaremos el símbolo $. ,' ,
de su ausencia, es decir, la construcción de su concepto, debe ser un : En general, el $ en cuestión no habrá de pertenecer siquiera a la
396 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL MATEMA DE LO INDISCERNIBLE 397

SITUACIONón. Será supernumerario en ella, tal como el símbolo Ideas de lo múltiple. En consecuencia, en qué medida -y este proble-
que lo -' ma tiene un alcance capital- existe un concepto ontológico de lo múl-
prende, aunque todas las condiciones que colman .su ausencia inicial' tiple puro indiscernible;
pertenezcan a la SITUACIONón^ La idea es ver qué sucede si
este indiscer-;
nible se «añade», a la fuerza, a la SITUACIONón. Vemos que,
por una retro- 1. SITUACIONÓN FUNDAMENTAL !2Í/.4S7 COMPLETA
gradación característica de la ontologia, la suplementación de ser que
es el acontecimiento (en las SITUACIONones no ontológicas)
viene después
de la suplementación significante, la cual depende, en las El concepto ontológico de una SITUACIONón es un múltiple-
SITUACIONones, cualquiera.
no ontológicas, de la intervención en el sitio de acontecimiento. La Sin embargo, pensamos que la aproximación
ontologia va a explorar cómo se puede construir, a partir de una sitúa-: intraSITUACIONonal de un
ción dada, otra SITUACIONón, por «añadidura» de un múltiple indiscernible exige operaciones bastante complejas. Por cierto, un
indiscerni- iriúltiple simple (un múltiple finito, por ejemplo) no propone los re-
ble de la primera. Esta formalización es claramente la de la política, - cursos operatorios exigibles, ni la «cantida6> de conjuntos que ellos
quej nombrando a partir del acontecimiento un impresentado del sitio, suponen, puesto que, como sabemos, ima operación es, en su ser, un
modifica la SITUACIONón por su tenaz fidelidad a esa múltiple particular.
nominación. Pero es En VERDAD, la SITUACIONón propicia debe acercarse,
una política sin futuro anterior, un ser de la política. tanto como sea po-
De esto se desprende que, en la ontologia, la cuestión es muy deli- sible, a los recursos de la ontologia. Debe reflejar las Ideas de lo múl-
cada. Puesto que «añadir» el indiscernible, una vez que se lo ha con- tiple, en el sentido en que los axiomas -al-menos un grah número-
dicionado (y no construido o nombrado), ¿qué quiere decir? Visto que sean verídicos en ella. ¿Qué quiere decir que un axioma es verídico (ó
no podemos discernir 9 en la SITUACIONón fundamental, ¿qué reflejado) en un múltiple particular? Quiere decir que la relativización
procedi- a-ese múltiple de la fórmula que expresa el axioma, es verídica en él,
miento explícito se le puede sobreañadir a los múltiples de esa situa- o bien que, en el vocabulario de la meditación 29, esa fórmula es ab-
ción? La solución de este problema consiste en construir, en la situa- soluta para el múltiple considerado. Demos un ejemplo típico. Sea S
ción, múltiples que funcionen como nombres para todo elemento im múltiple y a s Ó un elemento cualquiera de S. El axioma de funda-
eventual de la SITUACIONón obtenida por añadidura del ción sera verídico en iS si existe Otro en a, en otras palabras, si hay |3
indiscernible 9. € a con (3 ri a = 0, entendiéndose que este j3 debe existir para un ha-
Naturalmente, no sabremos, eii general, cuál múltiple 5* (9) (llame- bitante de S, dicho de otro modo, ser él mismo un elemento de ■5',
mos así a esa añadidura) es nombrado por ese nombre. Además, ese puesto que, en el universo S, «existin> quiere decir pertenecer a S. Su-
referente cambia en función de que el indiscernible sea tal o cual, y de pongamos ahora que S es un conjunto transitivo (meditación 12), de
que no sepamos pensar o nombrar ese «tal o cual». Pero sabremos que modo que (a e ó) —»(cc c -S). Luego, todo elemento de a es también
hay nombres para todos. Plantearemos entonces,que ó'(9) es el con- un -elemento de S. Como el axioma de fundación es VERDADero' en la
junto de los valores de los nombres para un indiscernible que supone- ontologia general, hay (para el ontólogo) al menos un (3 tal que {3 € a
mos fijado. La manipulación de los nombres nos permitirá pensar y (3 n a = 0. Pero por la transitividad de ó*, ese p es también un ele-
múltiples propiedades de la SITUACIONón 5(9). Las propiedades mento de S. En consecuencia, para un habitante de S, es igualmente
depen- verídico que exista un p con p n a = 0. Finalmente, sabemos que un
derán de que 9 es indiscernible o genérico. .Es la razón por la cual S múltiple transitivo S refleja siempre el axioma de fundación. En el in-
(9) será llamado una extensión genérica de S. Para un conjunto de terior de un múltiple semejante, existe siempre Otro en un múltiple
condiciones fijado hablaremos, de una manera completamente gene- existente, es decir, que pertenece a la SITUACIONón transitiva
ral, de «la extensión genérica de Sy>\ lo indiscernible deja la marca de considerada.
que no podemos discernir «una» extensión obtenida a partir de un in-
discernible «distinto» (el pensamiento de ese «distinto» está, como lo
veremos, limitado severamente por la indiscemibilidad de los indis-
cernibles).
Queda por ver en qué medida este programa es compatible con las
398 EL SER Y- EL ACONTECIMIENTO EL MATEMA DE LO INDISCERNIBLE 399

Esta capacidad reflexiva, por la cual las Ideas dejo múltiple son- Sin embargo, es posible demostrar -en. el marco de-teoremas que
«rebatidas» sobre un múltiple particular y resultan verídicas en él para los matemáticos han denominado, con razón,«teoremas de reflexión»-
una mirada inmanente, caracteriza a la teoría ontológica. que existen SITUACIONones quasi completas enumerables. Los
La hipótesis maximal que podemos hacer en cuanto a esta capaci- matemáti-
dad, para un múltiple S fijado, es la siguiente: cos dicen: modelos transitivos enumerables de la teoría de conjuntos.
- S verifica todos los axiomas de la teoría de conjuntos que se ex- Estos teoremas muestran que la ontología es apta para reflejarse tanto
presan en una sola fórmula, o sea: la extensionalidad, la unión, las como se quiera (es decir, a reflejar tantos axiomas como se quiera, en
partes, el vacío, el infinito, la elección y la fundación; número finito) en un múltiple enumerable. Como todo teorema actual
- S verifica al menos un número finito de instancias de los axio- se demuestra con un número finito de axiomas, el estado actual de la
mas que se expresan en una serie infinita de fórmulas, o sea, la sepa- ontología se puede reflejar en un' universo enumerable, en el sentido en
ración y el reemplazo (puesto que, en. realidad, hay un axioma de se- que todos los enunciados que los matemáticos han demostrado hasta
paración distinto, para cada fórmula X (a) y un axioma.de reemplazo hoy son verídicos para un habitante de este universo, a cuyos ojos sólo
para cada fórmula X (a, (3) que indica que se «reemplaza» a por |3 existen los múltiples que pertenecen a su universo.
-sobre este, punto, ver la meditación 5-); . Podemos pues afirmar que lo que sabemos del ser en tanto tal -o
- S es transitivo (de lo contrario, se «sale» muy fácilmente de sea, del ser de una SITUACIONón cualquiera- es siempre
esto^ presentable bajo
ya que se puede tener ae S, pero p G a y ~ (P € S). La transitividad la forma de una .SITUACIONón quasi completa enumerable.
garantiza que lo que es presentado por lo que presenta S es también Ningún enun-
presentado por S. La cuenta-por-uno es homogénea hacia abajo. ciado puede sustraerse a ello, en cuanto a su veridicidad actualmente
. Por razones que más adelante veremos que son decisivas, agrega- establecida. . '
mos: Todo el desarrollo que sigue supone que se haya elegido una situa-
- S es,infinito, pero enumerable (su cardinalidad es coo). ción fundamental quasi completa. Desde el interior de una
Un múltiple S que tiene estas cuatro propiedades será llamado una SITUACIONón
SITUACIONón quasi completa. La literatura matemática lo de este tipo vamos a forzar el añadido de un indiscernible.
designa, un po- La principal precaución a tomar consiste en distinguir con cuidado
,G0 abusivamente, como un modelo de la teoría de-conjuntos. lo que es absoluto para S y lo que ño lo es. Dos ejemplos característi-
. Ahora bien, ¿existe una SITUACIONón g’wízs'f completa? cos: ,
Es un problema . - Si a G ó, entonces u a -la diseminación de a en el sentido de la
profundo. Una SITUACIONón semejante «refleja» una gran ontología general- pertenece también a S. Esto obedece a que los ele-
parte de la. on- mentos de los elementos de a (en el sentido de la SITUACIONón
tología en uno sólo de sus términos: hay un múltiple tal que las Ideas 5) son los
de lo múltiple son, en él, en gran medida verídicas. Sabemos que una mismos que los elementos de los elementos de a en el sentido de la
reflexión total es imposible, ya que equivaldría a decir que se puede ontología general, por el hecho de que S es una SITUACIONón
fijar en la, teoría un «modelo» de todos sus axiomas y en consecuencia transitiva..
quBi según el teorema de completitud de Godel, se puede demostrar Como el axioma de unión se supone verídico en S -
en SITUACIONón quasi
la teoría la coherencia de esa teoría. El teorema de incompletitud del completa-, la cuenta-por-uno de los elementos de sus elementos exis-
mismo Godel nos asegura que la teoría es, en VERDAD, incoherente: te allí. Es el mismo múltiple que u a en el sentido de la ontología ge-
to-. neral. Por lo tanto, la unión es absoluta para S, en el sentido en que si
da teoría que de sus axiomas se.infiera el enunciado «la teoría es co- a G iS", se tiene u a G ó". ,
herente» es incoherente. La coherencia de la ontología -la virtud de su - En cambio, p (a) no es absoluto para S. Ya que, para un a G ó”, si
fidelidad deductiva- está en exceso respecto dé lo que la ontología de- P c a (en el sentido de la ontología general), no es para nada evidente
muestra. Mostraré en la meditación 35 que de lo que ahí se trata es de que p G ó", o sea, que la parte ^ existá para un habitante de S. La veri-
una. torsión constitutiva del SUJETo: la ley de una fidelidad no es dicidad del axioma del conjunto de las partes en S significa solamente
discer- que cuando a G ó", el conjunto de las partes de a que pertenecen a S,
nible fielmente. es contado por uno en S. Pero del exterior, el ontólogo puede muy
400 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL MATEMA DE LO INDISCERNIBLE 401

bien distinguir una parte de a que, no existiendo en S (porque no per- servir de soporte a una información? Puesto que «en sí» un múltiple
tenece a 5), forme parte de p (a) en el sentido de la ontología general- puro es un esquema de la presentación en general y no indica otra co-
sin formar parte de p (a) en el sentido que le da un habitante de S. Eii sa que lo que le pertenece.
consecuencia,/» (a) no es absoluto para 5’. En realidad, nosotros no vamos a trabajar -en la dirección de la in-
Se encontrará en el apéndice 5 una lista de términos y de operacio- formación o del sentido^ sobre el múltiple «en sí». La noción de in-
nes de las que se puede demostrar su carácter -absoluto, para una si- formación, como la de código de información, es diferencial. Lo que
tuación quasi completa. Esta demostración, (que no hago) es intere- vamos a ver es más bien lo siguiente: una condición 7t2 será tenida por
sante, teniendo en cuenta lo sospechoso que resulta el concepto de más restrictiva'-O'más precisa, o más fuerte, que una condición Ttj,
carácter absoluto, tanto en matemática como en filosofía.. desde el momento en que -por ejemplo- TC] esté incluida en 7C2. Algo
Retengamos tan sólo tres resultados reveladores. En una que resulta muy natural: puesto que todos los elementos de TCI están
SITUACIONón en 7C2 y que urt múltiple sólo detenta la pertenencia, se puede decir
quasi completa son absolutos: que 712 da todas las informaciones que da nt y otras más. El concepto
- «ser rm ordinal», en el siguiente sentido: los ordinales para un del orden es aquí central, ya que hos autoriza a distinguir múltiples
habitante de S son exactamente los ordinales en el sentido de la onto- «niás ricos» en sentido que otros, aun cuando, en cuanto a la perte-
logía general que pertenecen, a S"; nencia, sean todos elementos del indiscernible supuesto, 9.
- CDo, el primer,ordinal límite, y por lo tanto también todos sus • Demos un ejemplo, que probará ser de gran utilidad én seguida.
ele- Supongamos que nuestras condiciones sean las series finitas de 0 y de
mentos: los ordinales finitos o números enteros; 1 ^(donde 0 es en realidad el múltiple 0 y 1 es el múltiple {0}, los
- el conjunto de las partes finitas de a, en el sentido en que si a e cuales, por su condición absoluta -apéndice 5- pertenecen por cierto
S, el conjunto de las partes finitas de a es contado por uno en S. a 5). Una condición sería, por ejemplo, < (?, 7, 0 >. El indiscernible su-
Por.el contrario,/» (a) en sentido general, CDa para a> 0, | a [ (la puesto será un múltiple cuyos elementos son todos de este tipo. -Ten-
cardinalidad de a), na son absolutos. dremos, por ejemplo, <0 ,1 , 0 > Q 9 . Supongamos que < 0 ,1 ,0 > da,
Vemos que el carácter absoluto no se corresponde ni con la canti- además, informaciones sobre lo que -es 9 -en tanto múltiple-, más
dad pura (salvo si es finita) ni con el estado. Hay algo de evasivo, de allá del hecho de que le pertenezca. Es cierto que todas estas informa-
relativo, en lo que, sin embargo, se tiene intuitivamente como el más ciones están también contenidas en la condición <0 , f 0 ,0 >, puesto
objetivo de los datos: la cantidad de un múltiple. Esto contrasta viva- que el «segmentó» < 0, 1, 0 >,'que constituye el todo de la primera
mente con la solidez absoluta de los ordinales, con la rigidez del es- condición, está íntegrarnente reproducido en los mismos lugares (los
quema ontológico de los múltiples naturales. tres primeros), en la condición < 0, f 0 , 0 >. Esta última nos'da, ade-
La naturaleza, aun infinita, es absoluta; la cantidad infinita es rela- más, la información (cualquiera que sea) llevada por el hecho de que
tiva. hay.un cero en la cuarta posición.
Escribiremos < 0^ h 0 > c:<0, fO^O > y pensaremos qué la se-
gunda condición domina la primera; que ella da más precisiones sobre
2. LAS CONDICIONES: MATERIAL Y SENTIDO qué es lo indiscernible. Es el principio de orden subyacente a la no-
ción de información. •
Otra característiea requerida, para las informaciones, es que sean
¿A qué se puede asemejar un conjunto de condiciones? Una condi- compatibles entre sí. Sin un criterio de lo compatible y de lo incompa-
ción es un miütiple % de la SITUACIONón fundamental S que tible, todo lo que podemos hacer es acumular informaciones a ciegas,
está destinado sin que nada nos garantice que preserven la consistencia ontológica
eventualmente a pertenecer al indiscernible $ (función de material) o, del níúltiple sobre el cual se informa. Ahora bien, para que el indis-
en todo caso, a llevar una «información» sobre este indiscernible (el
cual será una parte de la SITUACIONón 5). ¿Cómo puede un
puro múltiple
402 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL MATEMA DE LO INDISCERNIBLE 403

cernible exista, es necesario que sea coherente con las Ideas de lo', compatibilidad y elección deben en todo caso estructurar cualquier
múltiple. Puesto, que apuntamos a la descripción de un múltiple indisf; conjunto de condiciones.- ' ^ .
cernible, no podemos admitir informaciones contradictorias sobre el Esto nos permite formalizar sin dificultad en qué consiste un con-
mismo punto. De este modo, las condiciones <0 , l>y <0 ^1 ,0 > son junto de condiciones, que anotaremos así: ©.
compatibles, ya que, en lo que hace a los dos primeros lugares, dicen a. Un conjunto © de condiciones, con © e 5', es un conjunto de
lo mismo. Por el contrario, las condiciones <0 ,1 >y < 0 ,0 > son iní conjuntos, que se escriben TZn... El indiscernible $ tendrá
compatibles, puesto que una aporta la- información codificada por «/ condiciones por elementos. Será entonces una parte de ©: $. c ©, y
está en el segundo lugar» y la otra, la información codificada, contra-; por lo tanto una parte de S: 9. a S. Observemos que, dado que la si-
dictoriamente, por «0 está en el segundo lugar». Estas condiciones no tuación S es transitiva, © € S — y © c : S , y como TC s ©, tenemos tam-
pueden valer de manera conjunta para un mismo indiscernible $. bién ir € ó".
Observemos que. si dos condiciones son. compatibles, es siempre b. En esas condiciones hay un orden, que escribiremos c; (porque
porque sé las puede poner de manera «conjunta», sin contradicción,' en general coincide con la inclusión o es una variante de ella). Si 7ti c:
en una condición más fuerte que las contiene a ambas y acumula las %2, diremos que la condición TCa domina la condición 7Ci (es
informaciones. Así, la condición < 0, 1 ,0 , 1 > «contiene», a la vez,- una.exten-
las condiciones < 0,1 > y < 0,1, 0>, las. que, por ese mismo hecho,' sión de aquélla, dice algo más). •
son obligatoriamente compatibles. A la inversa^ ninguna condición c. Dos condiciones son compatibles si son dominadas por una
puede contener a la vez las condiciones < 0,1 > y < 0,0>, puesto que mis-
divergen en cuanto a la, marca que ocUpa el segundo lugar. Es el prin-, ma tercera. «TCi es compatible con 712» quiere decir entonces: (3
cipi.o de compatibilidad que subyace a la noción de información. 713)
Por últimOj una condición es inútil si ya prescribe por sí misma [712 c 713 & 7C2 c TTs]. SÍ DO fliera así, serían incompatibles.
■una condición más fuerte, esto es, si no tolera ningún progreso azaro- d.Toda condición está dominada por dos condiciones incompati-
so en el condicionamiento. Esta idea es muy .importante, puesto qué bles entre sí: . - '
fonnaliza la libertad de condicionamiento, la única que conduce a un (VTII) (3 %2) (3 713) [TC) C: 7C2 & TTi C 713 Sí «%2 y TTs sou
indiscernible. Tomemos por ejemplo la condición < 0,1 >. La condi- incompati-
ción < 0, i, 0 > la refuerza (dice a la vez lo mismo y algo más). Algo bles»]. , :
similar puede decirse de la .condición < 0, 1,1 >. Sin embargo, esas El enunciado a formaliza que toda condición es un material para
dos «extensiones» de < ú, / > son incompatibles entre sí, puesto que lo indiscernible; el enunciado é,- que podemos distinguir condiciones
dan informaciones contradictorias sobre la marca que ocupa el tercer más precisas; el enunciado c, que la descripción dé lo. indiscernible
lugar. La SITUACIONón es, .entonces, la siguiente: la condición admite un criterio de coherencia; el enunciado d, que hay elecciones
<0 ,1 > ad- reales en la prosecución de.Ia descripción. ',..
mite dos extensiones incompatibles. El camino del condicionamiento
3. SUBCONJUNTO (O PARTE) CORRECTO(A) DEL
CONJUNTO DE LAS
de 2, a partir.de la condición <0 ,1 >, no está prescrito por ella. Pue- CONDICIONES • ^
de ser < 0,1,0 >i puede ser < 0, i, i >, pero esas elecciones designan
indiscernibles diferentes. La precisión creciente del condicionamiento
se hace a través de elecciones reales, es decir, elecciones entre condi- Las condiciones tienen, como lo hemos dicho, una doble función:
ciones incompatibles. Es el principio de elección que subyace a la no- material para un subconjunto indiscernible, informaciones sobre.ese
ción de información. subconjunto. La intersección de esas dos funciones se lee en un enúnr
Sin tener que entrar en la manera en que un múltiple da informa- ciado tal como TCI e 2. Este ..enunciado «dice» a la vez que la condi-
ciones, hemos determinado tres principios sin los cuales dicho múlti- ción 712 está presentada por .2 y -lo mismo, leído de otro modo- que
ple no puede ofrecer ninguna información que tenga valor. Orden, 2 es tal que 7ii le pertenece, o puede pertenecerle, lo que constituye
404 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL MATEMA DE LO INDISCERNIBLE 405

una información sobre pero, una información de cualidad «mini- . - ninguna característica de 3 puede impedir a 0 figurar en'ella, al no
mal» o atómica. Lo que nos interesa es saber cómo ciertas ser ni afirmada ni contradicha por ningún elemento de 0 (pues no los
condiciones^ hay).
Por otro lado, es cierto que una parte correcta debe ser coherente,
pueden ser regladas de tal manera que constituyan un subconjunto co-
dado que ella apunta al uno de un múltiple. No puede contener condi-

ciones incompatibles. Nuestra segunda regla planteará que si dos con-
herente del conjunto © de las condiciones: Este condicionamiento
diciones pertenecen a una parte correcta, son compatibles^ es. decir,
«colectivo» está estechamente ligado a Jos principios de orden, de
dominadas por una misma tercera. Pero como esta tercera «acumula»
compatibilidad y de elección que estructuran al conjunto ©. Él sutura- las informaciones contenidas en las dos primeras, es razonables afir-
la función de materia! a la información, ya que indica lo que puede o rnar que pertenece también a la parte correcta. Nuestra regla dirá, en-
debe pertenecer a partir de la estructura de información de las condi- tonces: dadas dos condiciones de 3, existe una condición de 3 que do-
ciones. mina a ambas. Es la segunda regla de corrección, Rdz: • r
Dejemos de lado por el momento el carácter indiscernible de la
parte que queremos condicionar. No tenemos todavía necesidad del Rdi'. [(7ti € 3) & (7t2 e 3)] “4 (3 %i) [(TTS e 3) & (TCIC TCB) & (7^2
signo supernumerario >2. Preguntémonos, de manera general, lo si- cz Tts)]
guiente: ¿qué condiciones es necesario imponer a- las condiciones
para Advirtamos que el concepto de parte correcta, tal como lo fundan
que ellas se dirijan al uno de un múltiple, o una parte d de ©, para las dos reglas Rdi y.Rdz, es perfectamente claro para un habitante de
<{ue S. Es evidente para él que una parte correcta es cierto, subconjunto de
seamos capaces o no de decidir, en última instancia, si ese 3 existe en © que debe obedecer a dos reglas expresadas en elTenguaje de la si-
la SITUACIONón? tuación. Por supuesto,.todavía no sabemos exactamente si. existen par-
Lo que es cierto es que si una condición n\ figura en el condicio-: tes correctas en S. Para que esto ocurra, es necesario que ellas .sean
namiento de ima parte d de la SITUACIONón y que 7C2 c; Ttf partes de © conocidas en S. Ahora-bien, el hecho de .que © sea ele-
(iti domina 712), mento de la SITUACIONón S garantiza, por íransitividad,- que
la condición 712 también figura allí, puesto que todo lo que ella nos da un elemento
de © sea también .elemento, de S, pero no garantiza en modo alguno
como información sobre ese múltiple supuesto, está ya en TC] .
que una parte de © lo sea automáticamente. Sin embargo, el concep-
Llamemos conjunto correcto al conjunto de condiciones que se di-
to -eventualmente vacío- de un conjunto correcto de.- condiciones es
rijan al xm-múltiple de una parte 3 de ©. Acabamos de ver, y esto
pensable en S. Es una definición correcta para un^habitante. át S.
constituirá la primera regla para un conjunto correcto de condiciones,
Queda por saber cómo describir ima parte correcta que fuera una
que, si una condición le pertenece, le pertenecen también todas las parte indiscernible de .© y, por lo tanto, de S. -
condiciones que la primera domina. Indiquemos con Rd esas reglas de
corrección. Tenemos entonces:
4. SUBCONJUNTO INDISCERNIBLE o GENÉRICO .■ - .
Rá\\ [ n isd &K z c. 7 tj] d

En smna, buscamos caracterizar axiomáticamente una parte co^ Supongamos que un subconjunto 3 de © sea correcto, es decir,^ que
rrecta de las condiciones. Por el momento, el hecho que 3 sea indis- obedezca a las reglas Rdi y Rdz. ¿Qué hace falta, además, para que
cernible no es tenido para nada en cuenta. A un habitante de S la va- sea indiscernible, para-que ese 3 sea un. $? .-v'
riable 3 le basta para construir el concepto de subconjunto correcto. Un conjunto 3 es discernible para un habitante de S (la
Una consecuencia de la regla es que 0, el conjunto-vacío, pertene- SITUACIONón
ce a -toda parte correcta. En efecto, al estar en posición de inclusión
universal (meditación 7), 0 está incluido en toda condición ir o es do-
minado por toda condición. ¿Qué decir de 0? Que es la condición mi-
nimál, la que no nos enseña nada acerca del subconjunto 3. Ese grado
cero del condicionamiento es una pieza de toda parte correcta, porque
:‘
406 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL MATEMA DE LO INDISCERNIBLE 407

fiindamental guasi completa), si existe una propiedad explícita d< da ima condición que no tiene ningún 0, ella estará siempre dominada
lengua de la SITUACIONón que lo nombra completamente. por una condición que tenga unO: < I, J, I > está dominada por < I,
Dicho de c i, 1, 0 >. Basta con agregar el 0 al final. De este modo, la parte co-
modo, debe existir una fórmula X (a) explícita, comprensible para un rrecta discemible definida para «todas las series que tienen sólo 1» es
habitante de S, tal que «pertenecer a 9 » y «tener la propiedad exf tal que en su exterior en ©, definido por la propiedad contraria «tener
sada por X (a)» coincidan; a.é d X (a); Todos los elementos d al menos un 9», hay siempre una condición que domina a una condi-
tienen la propiedad explicitada por X y sólo ellos la poseen, lo qué ción dada en su interior.
significa que si a no pertenece a 9, entonces a no tiene la propiedad podemos entonces especifi-
X.; ~ (a e 9) o - A, (a). Podemos muy bien decir, en este caso, qué X car la discernibilidad de una
«nombra» al conjunto 9, o bien que lo i-epara (meditación 3). parte' correcta diciendo: si X
Consideremos ahora a 9, un conjunto correcto de condiciones! Es discierne la parte correcta 9
una parte de © y obedece a las reglas Rd\ y Rd j . Además, es discerní (aquí, X es «sólo tener 7»), en-
ble y coincide con lo que una fórmula X separa en ©. Tenemos: TI e 9 tonces, para todo elemento de 9
o X (TC). Observemos entonces que, en virtud del principio d de las (aquí, por ejemplo, < 7, /, 7 >)
condiciones (el principio de elección), toda condición está domináda existe ,en el exterior de 9 -o sea
por dos condiciones incompatibles. En particular, para una condición los elementos que verifican a
7ti € 9, tenemos dos condiciones dominantes, 7C2 y Tts, incompatibles X (aquí, ~ X es «tener al menos
entre sí. La regla Rd 2 de las partes correctas prohíbe que dos condi-^ un 0y>)- al menos un elemento
ciones incompatibles pertenezcan conjuntamente a una misma parte ■ (aquí, por ejemplo, < 7, 7, 7, 0
correcta. Es necesario entonces que o 7C2 o Tts n o pertenezcan a 9. Su- >) que domina al elemento ele-
pongamos qué se tráte de Tt2. Dado que ía propiedad X discierne 9 y gido de 9. '; -
que 7C2 no pertenece a 9, se sigue que m n o tiene la propiedad expré- - Esto nos permite hacer una caracterización estructural, sin referen-
sada por X. Tenemos entonces: ~ X (7C2). cia a la lengua, de la discernibilidad de, una parte correcta.
Llegamos al siguiente resultado, decisivo para a la caracterización Llamemos dominación. a un
de un indiscernible: si una parte correcta 9 es discernida por una pro- conjunto de condiciones tal que
piedad X, todo elemento de 9 (todo TI e 9) está dominado por una Con- toda condición exterior a la do-
dición Ttz tal que ~ X (7t2). minación esté domináda por al
Para ilustrar este punto, volvamos al ejemplo de las series finitas menos una condición interior a
á eOyá tl.. - la dominación. O sea, -si anota-
La propiedad «tener sólo la marca ] » separa en © el conjunto dé mos D la dominación (ver es-
las condiciones < I >, < I , I >, < 1 ,1 , J > , etc. Ella discierne quema), tenemos:
clara- ~ (Tti e D) (3 7C2) [(^2 e D )
mente este subconjunto. Ahora bien, ese subconjunto es correcto. Obe- & (Tti C 7t2)]
dece a la regla Rd \ (ya que toda condición dominadapor una serie de 1 Esta definición axiomática
es ella misma una serie de 1 ). Obedece a la regla Rd i (ya que dos se- de una dominación ya no men-
ries de ] están dominadas por una serie de I más «larga» que las dos). ciona la lengua, las propieda-
Tenemos aquí entonces un ejemplo de parte correcta discemible. des X, etc.
Ahora, la negación de la propiedad de discernimiento «tener sólo •Acabamos de ver que, si una propiedad X discierne un subconjunto
la marca I » se dice: «tener al menos una vez la marca 0 » . Considere- correcto 9, entonces las condiciones que satisfacen ^ X (que no están
mos el conjunto de las condiciones que satisfacen esta negación: son-
las condiciones que tienen al menos un 0 . Queda claro que siendo da-
408 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL MATEMA DE LO INDISCERNIBLE 409

en 8) son una dominación. En el ejemplo dado, las series que^nife^lÉ habitante de S. Él sabe lo que es una dominación, puesto que lo que la
la propiedad «sólo tener 1» -por consiguiente, todas las series define^ la fórmula ~ (TTI e D) (3 ni) [{TÍÍ ^ D) & (Ttic 7C2)], se apo-
nen al menos un 0- forman una dominación, etc. .u ya, en condiciones que pertenecen a S. Sabe lo que es un conjunte» co-
Una propiedad de un conjunto 8 correcto >’'<ii¡5cem/6/e'(por ?i)Ígs|: rrecto de condiciones. Comprende la frase «un conjunto correcto es
que su exterior en © (discernido por ~ X.) es una dominación. genérico si intersecta toda dominación», dándose por entendido que,
PorqcinS^^ para él, «toda dominación» quiere decir, «toda dominación que perte-
siguiente, todo conjunto correcto y discernible es totalmente disjúrtíÉj^^ nece a 5», puesto que cuantifica en su universo, que.es S. Ahora bien,
de al menos una dominación, a saber, la dominación constituida pbíí- esta frase define el concepto de genericidad para uha parte correcta.
las condiciones que ho tienen la propiedad que discierne. Si 8 es dis^H Ese concepto resulta entonces accesible para un habitante de S. Es
cernido por X, entonces (© - 8), exterior de 8, discernido por ~ X, es' - propiamente, en el interior de la SITUACIONón fundamental, el
una dominación. Y, por supuesto, la intersección de 8 y lo que qüedk!' ' concepto
en © cuando extraemos 8, es forzosamente vacía. ^ de un múltiple indiscernible en esá SITUACIONón.
Por el contrario, si \m conjunto correcto 8 intersecta toda domiriáT'' Para sustentar la intuición de lo genérico, consideremos nueva-
'. mente las series finitas de 8 y i. La propiedad «tener al menos un 1»
ción “tiene al menos un elemento en común con toda dominación-^' discierne una dominación, ya que toda serie que no tenga más que 0
esto sucede porque es ciertamente indiscernible, ya que si no'lo fuetó,'j"^ está dominada por una serie que tiene un J (se agrega 7 a la serie con-
no intersectaiía la dominación que corresponde a la negación de dai ' siderada). En consecuencia, si un conjunto de series finitas de 0 y de
propiedad que discierne. Ahora bien, la definición axiomática de una' 1 es genérica, su intersección con esa dominación no es vacía: contie-
dominación es intrínseca', sin mención de la lengua, y comprensiblé“ ■ ne, al menos una serie que tiene un 1. Pero también se podría mostrar
para un habitante de Ó". Nos encontramos aquí al borde de un que «tener al menos dos 7», o «tener al menos cuatro mil 7», discier-
conceptiP’i nen dominaciones (se agregan tantos 7 como sea necesario a las series
de lo indiscernible, formulado estrictamente en la lengua de la ontoíd-". que no tiene los suficientes). De manera consecuente, el conjunto ge-
•= nérico contendrá forzosamente series que tienen dos veces, o cuatro
gía.'Plantearemos que ? debe intexsectar (tener al menos un eiemén- '' mil veces, el signo 7. Podríamos hacer la misma observación para las
to en común con) todas las dominaciones, esto es, todas las que exis^‘ ’ propiedades «tener al menos un 0» o «tener al menos cuatro millones
ten para un habitante de S, es-decir, que pertenecen a la de 0». El conjunto genérico contendrá series que incluirán tantas ve-
SITUACIONón.. ces como se quiera la marca 7, o la marca 0, Se puede volver a co-
quasi completa S . Recordemos que una dominación es una parte-D-\ menzar con propiedades más complejas, tales como «terminar con 7»
del conjunto © de las condiciones. Sin embargo, p (©) no es absoluto (pero no, cabe remarcar, «comenzar con 7», que no discierne una do-
Es posible entonces que haya dominaciones que existan (en el sentido" minación; vea usted mismo por qué) o «terminar con diez rail millo-
de la ontología general), pero que no existan para un habitante de S.. : nes de 7». Pero también «tener por lo menos diecisiete 0 y cuarenta y
Como la indiscernibilidad'es relativa a Ó", la dominación-que sostiene .. siete 7», etc. El conjunto genérico, que está forzado a intersectar todas
su concepto-, también lo es. La idea es que, en S , la parte correcta las dominaciones definidas por esas propiedades, deberá contener, pa-
que intersecta todas las domináciones, contiene, para toda propiedad. ■ ra cada propiedad, al menos una serie que la posea. Podemos percibir
que se supone la discierne, una condición (al menos) que no la posee.i- bien, la raíz de la indeterminación, del carácter cualquiera e indiscer-
Ella es, de este modo, el lugar completo de lo vago, o de lo cualquie-í nible de 9. Contiene «un poco de todo», en el sentido en el que un
ra, tal cómo puede pensarse en S , puesto que se sustrae al discernir número inmenso de propiedades son sostenidas por al menos un tér-
miento -al menos en uno de sus puntos- por una propiedad cualquier mino (una condición) que le pertenece. El único límite es la consis-
ra. • ■ ' tencia: el conjunto indiscernible 9 no puede contener dos condicio-
De donde se sigue la definición capital: un conjunto correcto nes que dos propiedades harían incompatibles, como «comenzar por
será genérico para S si, para toda dominación D que pertenece a S,
se tiene D n ? 0 (la intersección de 9 y D no es vacía).
Si bien esta definición está dada en la lengua de la ontología gene-
ral (ya que S no pertenece a S), es perfectamente inteligible para un
4 ro EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

MEDITACIÓN TREINTA Y CUATRO


ly> y «comenzar por 0». Finalmente, el conjunto indiscernible 5ó/o tie-
ne, las propiedades necesarias para su pura existencia como múltiple,
en su material (en este caso, las series de 0 y de 1 ). No tiene ninguna La existencia de lo indiscernible:
propiedad particulai, que discierna, que separe. Es un representante el poder de los.nombres
anónimo de las partes del conjunto de las condiciones. En elTondo,
no tiene más que la propiedad de consistir como puro múltiple, es de-
cir, de ser. Sustraído a la lengua, se contenta con su ser.

1. A RIESGO DE LA INEXISTENCIA

A partir del final de la meditación 33 disponemos de un concepto


de lo múltiple indiscernible. Pero, ¿cuál será el «argumento ontológi-
co» por el cual pasaremos del concepto a la existencia? Existir -quiere
decir aquí: pertenecer a una SITUACIONón. ■
Un habitante del universo 5', que dispone del concepto de generici-
dad, podría plantearse la siguiente pregunta: ese múltiple de condicio-
nes, que yo puedo pensar, ¿existe? Esto no resulta para nada obvio,
por la razón mencionada más arriba: dado que p (©) no es absoluto,
es posible que, en S -aun suponiendo que para el ontólogo exista una
parte correcta genérica-, no exista ningún subconjunto de S que res-
ponda a los criterios de una parte tal. . •
La respuesta a esta pregunta, en extremo decepcionante, es negati-
va. '
•Si $ es una .parte correcta, que pertenece a S (teniendo en cuenta
que «pertenecer a S» es el concepto ontológico de la existencia para
un habitante del universo S), su exterior en ©, © - $, pertenece tam-
bién a S, por razones que hacen al carácter absoluto (apéndice 5). El
problema es que este exterior es una dominación, como de hecho ya
lo hemos visto: toda cohíüción que pertenece a 2 está dominada por
dos condiciones incompatibles, por lo tanto-hay al menos una que es
exterior a 9. Entonces, © - 2 domina a 9. Pero al ser 9 genérica,
412 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA EXISTENCIA DE LO INDISCERNIBLE 413

debería intersectar toda dominación que pertenezca a S, por lo tanto . Ahora bien, desde ese afuera en el que reina el amo de los.múlti-
intersectar su exterior, lo que es absurdo. ples puros (el pensamiento del ser-en-tanto-ser-da matemática), se ve
En consecuencia, es imposible que $ pertenezca a ó" si 9 es gené- ■ -es el ojo de. Dios- que las dominaciones de © que pertenecen a S
rica. Para un habitante de S, no existe ninguna parte genérica. Parece- forman un conjunto enumerable. iEvidentemente! S es enumerable.
ría que encallamos cerca del puerto. Por cierto, hemos construido en Pero, al ser las dominaciones que le pertenecen una parte de-Ó',- ésta no
la SITUACIONón fundamental un concepto del subconjunto podría exceder la cardinalidad de aquello en lo que está incluida. Es
correcto gené- posible entonces hablar de la lista enumerable D\, Di,... Dn,-.. de las
rico que ninguna fórmula distingue y que es, en ese sentido, indiscer- dominaciones de © que pertenecen a 5.
nible para un habitante de S. Pero como ningún subconjunto genérico Vamos entonces a construir‘una parte genérica correcta del si-
existe en esa SITUACIONón, la indiscernibilidad queda como un guiente modo (por recurrencia):
concepto Tto es una condición cualquiera.
vacío; lo indiscernible es sin ser. En VERDAD, un habitaíite de S puede ,-Si TCK está definido, una de dos:
sólo creer que existe un indiscernible, en razón de que, si existe, está • o bien Ttn e Dn + i, la dominación de rango K + 1. Entonces,
fuera del mundo. Una fe semejante, que es posible derivar del manejo •.afirmamos; TCn +1 = Tin. .
de un concepto claro de lo indiscernible, permite llenar el vacío de ser • o bien(TTn e Dn + i). Entonces, por definición de una domina-
de ese concepto. Pero la existencia cambia aquí de sentido, ya que no ción, existe 7tn+1 sDn + i que domina 3in. Tomemos este7t„ +
puede ser asignada a la SITUACIONón. ¿Es-necesario entonces ]..
concluir que Esta construcción nos da una serie de condiciones «encajadas»;
el pensamiento de un indiscernible queda vacante, o suspendido al pu- TCo eTÍ] C 712 C-... CXn C ... '
ro concepto, si no lo llena una trascendencia? Parecería que, para un Definimos 9 como el conjunto de las condiciones dominadas por
habitante de S, sólo Dios puede ser indiscernible. ai menos un %n de esa serie. O bien; %e 9 -e-» [(3 TÍ») 7t c TC»].
Constatamos entonces que: ,
2. SORPRESA ONTOLÓGICA: LO INDISCERNIBLE EXISTE

a. 2 es un conjunto correcto de condiciones.


- Este conjunto obedece a la regla Pues si TCj -e 9 , hay un
Este impasse será atravesado con firmeza por el ontólogo que 7Cn
optiSi desde el exterior, áe la SITUACIONón. Pido al lector que tal que KI C Ttn. Pero entonces %2c:%\ 7t2 c por lo tanto -712 c
siga con 9; Toda condición dominada por una condición de 9 pertenece a 9.
atención este momento en el que la ontología asegura sus poderes por • - - Este conjunto obedece a la regla Rdi. Pues si 7ti e 9 y 7x2 6 9,
medio de la dominación de pensamiento que ejerce sobre el puro múl- tenemos K] (z%n y 712 c %n ■. Sea, por ejemplo,. n <n ’. Por
tiple y, por lo tanto, sobre el concepto de SITUACIONón. construcción
Para el Ontólogo, lá SITUACIONón S es un múltiple que. de la serie, tenemos Hn c 7t„ -, entonces {%\ u 7x2) c Tt» ’, y en
tiene ciertas conse-
propiedades. Muchas de ellas no son observables desde el interior de cuencia (7ti u 7x2) € 9. Ahora bien, TXIC (TX'Í U 7x2) y,7X2 c (TXI U
la SITUACIONón, pero son.evidentes desde afuera. Una 7x2).'
propiedad típica de Por ló tanto hay en 9 una dominante común a 7Xi y 7x2.
este género es la cardinalidad de la SITUACIONón. Decir, por
ejemplo, que : 9 es genérico. .1
S es enumerable -algo que hemos postulado desde el comienzo- sig- Para toda dominación D„ perteneciente a S existe, por construc-
nifica qué hay una correspondencia biunívoca entre S y ©o- Pero esta ción de la serie, un %n tal que %„ e 9-y Tin e Dn- Por-lo tanto, para to-
correspondencia no es.segurarhente un múltiple de S, aunque más no do. Dn, tenemos 9 nD„?í0. ' • , '••
Para la ontología general, no hay entonces ninguna duda de que
sea porque S, implicado en esta correspondencia, no es un elemento
existe, una parte genérica de S. El ontólogo está evidentemente de
de S. Por lo tanto, la cardinalidad de S sólo se puede verificar desde el
acuerdo con un habitante de S en decir que esa parte de 5 no es un
exterior de ó”.
414 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA EXISTENCIA DE LO INDISCERNIBLE 415

elemento de S. Para dicho habitante, eso quiere decir que ella no exis- juntó genérico existe. Para él, los referentes de los nombres -que para
te. Para el ontólogo, sólo quiere decir que $ c: 5', pero que ~ (9 €'5)7 un habitante de S" no son más que artículos de fe- serán términos rea-
Para el ontólogo, dada una SITUACIONón quasi completa S, les. La lógica del desarrollo será la misma para el que habita S y para
existe un
nosotros, pero el estatuto ontológico de esás inferencias será por com-
subconjunto de esa SITUACIONón indiscernible en esa
pleto diferente: fe en la trascendencia para uno '(puesto que 2 está
SITUACIONón. Es imá
«fuera del mundo»), posición de ser para el otro:
ley del ser que en toda SITUACIONón enumerable el estado
cuente por ünó.
una parte indiscernible en la SITUACIONón, pero de la que se
tiene sin em-
bargo el concepto: el de parte correcta genérica.' • >!
3. LA NOMINACIÓN DE LO INDISCERNIBLE
Pero no hemos terminado aún con nuestras dificultades. Cierta-,
mente, existe un indiscernible para S fuera de S. Pero, ¿dónde está la
paradoja? Lo que nosotros queremos es un indiscernible interno a una .La sorprendente paradoja de nuestra empresa es que vamos a in-
SITUACIONón. O, más precisamente, un conjunto: <3. tentar nombrar aquello mismo que es imposible discernir. Buscamos
indiscernible en una una lengua para lo innombrable. Ella deberá nombrarlo sin nombrar-
SITUACIONón; b. que pertenezca a esa SITUACIONón. lo; enseñará su vaga existencia sin especificar en él lo que esto sea.
Nosotros queremos que el La realización intra-ontológica de este programa, con el único auxilio
conjunto exista allí mismo donde es indiscernible. de lo múltiple, constiuye un hecho espectacular. '
Toda la cuestión consiste en saber a qué SITUACIONón r Los nombres deben poder designar hipotéticamente, sin más recur-
pertenece 2. Su sos que los de S, los elementos dé S (2) (entendiéhdose'que S (2)
exterioridad fluctuante respecto de S no nos deja satisfechos, ya que existe para el ontólogo exterior e inexisté para el habitante de S, en
podría ocurrir que perteneciera a una extensión de la donde sólo es im objeto trascendente de la fe). La única'cbsá existente
SITUACIONón aun que toca a, 5" ( 2) en Ó" son las condiciones. Un nombre, entonces, va a
desconocida pero que, por ejemplo, también pudiera ser construido en combinar un múltiple de S con una condición. La idea más «ajustada»
ella con los enunciados de la SITUACIONón, y sería entonces por consiste en proceder de modo tal que un nombre esté compuesto de
completo pares de otros nombres y condiciones.
discernible. La definición de un nombre de esas características será la siguien-
La idea más simple para estudiar esta cuestión es agregar' ’^ a la te: un nombre es un múltiple cuyos elementos son páres de nombres y
SITUACIONón fundamental S. Tendríamos así una nueva condiciones. O sea, si p-i es un nombre (a e ^i) (a = < jX2, TI >), en
SITUACIONón, a la que donde p.2 es un nombre y n una condición.
pertenecería 2. La SITUACIONón obtenida por adjunción de lo ^ • Evidentemente, el lector puede indignarse ante el carácter circular
indiscerni- de la definición: defino un nombre suponiendo que sé lo que es un '
ble será llamada una extensión genérica de 5 y se anotará 5 (2): La nombre. Esta aporía es bien conocida por los lingüistas: ¿cómo defh
extrema dificultad de la cuestión proviene dei hecho de que esta «ad- nir, por ejemplo, el nombre «nombre» sin comenzar pof decir qüe es
junción» debería hacerse con los recursos de S, salvo que resulte inin-^, un nombre? El punto de real de esta cuestión fiie aislado por Lacan
teligible para un habitante de S. Ahora bien, (2 6 i). ¿Cómo dar bajo la forma de iá tesis: no hay metalengúaje. Estamos inmersos en
sentido a esta extensión de ó' a trayés de la clara exhibición de la per- . la «lalengua», sin poder retorcemos hasta alcanzar un pensamiento
tenencia de lo que incluye de indiscernible? Y suponiendo que resol- separado de esta inmersión.
viéramos este problema, ¿qué nos garantiza que 2 será indiscernible Sin embargo, en el marco de la ontología la circularidad puede
en la extensión genérica Ó” (2)?
La solución consiste en modificar, en enriquecer, no inicialmenté
la SITUACIONón misma, sino su lengua, para que sea capaz de
nombrar en
S los elementos hipotéticos de su extensión por lo indiscernible y anti-
cipar así -sin presuposición, de existencia- las propiedades de la ex-
tensión. En esta lengua, un habitante de S podrá decir: «Si existe una
extensión genérica, entonces tal nombre, que existe en S, designa allí
tal cosa». Este enunciado hipotético no le planteará problemas, pues-
416 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA EXISTENCIA DE LO INDISCERNIBLE 417

deshacerse y desplegarse como jerarquía o estratificación. Una d Nuestra primera tarea consiste en examinar si ese concepto del
particularidades más notables de esta región del pensamiento consiste nombre es inteligible para un habitante de ■$ y qué nombres están en
siempre en estratificar sus construcciones sucesivas, a partir del pun- esta SITUACIONón fundamental. No cabe duda, en efecto, que
to del vacío. no están to-
El instrumento esencial de esta exhibición estratificada de ur dos allí (por lo demás, si © no es vacío, la jerarquía de los nombres
culo aparente, lo encontramos una vez más en la serie de los ordina- no es un conjunto, inconsiste, tal como la jerarquía L de lo constructi-
les. La naturaleza es herramienta universal de la puesta en ordei ble. Meditación 29).
este caso, de la puesta en orden de los nombres. Observemos, en primer lugar, que no podemos esperar que los ran-
Comenzamos por definir nombres elementales, o nombres de gos nominales «existan» en S para ordinales que no pertenecen a S.
go nominal 0. Estos nombres están compuestos exclusivamente por Dado que S es transitivo y enumérable no contiene más que ordinales
pares del tipo < 0,7t >, donde 0 es la condición minimal (hemos vis- enumerables, ya que ae S " — y l a cardinalidad de a no puede
to que 0 es una condición: la que no condiciona nada) y n uná condi-' exceder la de S, que es igual a coo- Como «ser un ordinal» es absoluto,
ción cualquiera. O sea, si p es un nombre (simplificando): podemos hablar del primer ordinal d que no pertenece a S. Pará un
habitante de S solamente existen los ordinales inferiores a 9 y, por lo
«jj. es de rango nominal <?» «-> [(ye | i ) y = < 0,7t >] tanto, la recurrencia sobre los rangos nominales tiene sentido sólo
hasta 9 exclusive.
A continuación, suponemos que hemos logrado definir todos los', La inmanencia respecto de la SITUACIONón fundamental S
nombres de rango nominal {i, donde {3 es un ordinal más pequeño que restringe se-
un ordinal a (por lo tanto, p e. a). Nuestro objetivo entonces es defi- - guramente mucho el número de nombres que «existen», en relación
nir un nombre de rango nominal a. Plantearemos que un nombre, de ■ con los nombres cuya existencia es afirmada por la ontología general.
este tipo estará compuesto por pares del tipo < jii, n >, donde pi es uri Pero lo que cuenta para nosotros es saber si un habitante de S dis-^
nombre de rango nominal inferior ¿z a y 7t es una condición. ,:: pone del concepto de nombre, de manera que pueda reconocer como
nombre a todos los nombres (en el sentido de la ontología general)
«p es de -rango nominal a» [(y s p) [y = <pi, 7C>, & «pi esde que pertenecen a su SITUACIONón y, recíprocamente, no bautice
rango nominal (3 más pequeño que a»] «nom-
bres» de múltiples de su SITUACIONón que, para la ontología
general -es
La definición deja así de ser circular, por la siguiente razón: un
decir, la jerarquía de los rangos nominales-no son nombres. En sínte-
nombre está siempre ligado a un rango nominal nombrado por un or-f
sis, queremos verificar que el concepto de nombre es absoluto, que
dinal, supongamos a. Se encuentra entonces compuesto de pares < p,' «ser un nombre» en S, coincide con «ser un nombre que pertenece a
7t >, pero en ellos p es de un rango nominal inferior a a, por lo tanto,' S», en el sentido de la ontología general.
definido con anterioridad. Se «vuelve a descender» así hasta los nom- El resultado de esta investigación es positivo. De hecho, se mues-
bres de rango nominal 0, que están explícitamente definidos (conjun'-; tra que todos los términos y todas las operaciones comprometidas en
to de pares del tipo < 0,7t >). Los -nombres se despliegan a partir del el concepto de nombre (ordinales, pares, conjuntos de pares, etc.)' son
rango O por construcciones sucesivas que sólo comprometen materia- absolutos para la SITUACIONón quasi completa S. Ellos
les definidos en etapas precedentes. De este modo, un nombre de ran-, especifican «el
go l estará compuesto por pares de nombres de rango y de condir mismo múltiple» -si pertenece a S-, tanto para el ontólogo como, pa-
dones. Pero los pares de rango 0 están definidos. Por lo tanto, un ra el habitante de 5". i
elemento de un nombre de rango 1 está también definido; sólo contie-; Podemos entonces considerar sin ambages los nombres de S, o
ne pares del tipo: < < 0,7ti >, %2 >■ Y así sucesivamente. norn-
bres que existen en S, que pertenecen a S. Por supuesto, S no contiene
forzosamente todos los nombres de un rango a dado. Pero todos los
nombres que contiene, y sólo ellos, son reconocidos como nombres por
el habitante de S. De aquí en más, cuando hablemos de un nombre, se-
rá necesario comprender que se trata de un nombre en S. Gon estos
4)8 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA EXISTENCIA DE LO INDISCERNIBLE 419
■ ■ ..■■■í'

nombres vamos a edificar una SITUACIONón 5'($) a la.que - Para los nombres de rango nominal 0, que están compuestos por
pertenece el in- pares < 0,7C>, plantearemos:
{üscemible $. Es el caso en que,- propiamente, el nombre crea la • 5=2 (M-) “ {0}» si existe como elemento de p un par < 0, Tt >
cosa/j ■ Í con 7t G 9. Dicho de otro modo, si el nombre p está «conecta-
do» a la parte genérica por’el hecho de que uno de los pares <
4. $ -REFERENTE DE UN NOMBRE Y EXTENSIÓN A TRAVÉS DEL • 0,7C> que la componen contiene una condición que está en esa
INDISCERNIBLE parte. Formalmente:
(3p) [< 0, TE > e p & 7C G 9 ] <-> 5$ (p) = {0}
Supongamos que existe una parte genérica 9-. Recordemos que.ri • 5 2 (M-) 05 sí ^0 ®s el caso (si ninguna condición que figura
esta «suposición» es para el ontólogo una certeza (se. puede en los pares que componen p pertenece a la parte genérica).
demostrar Observaremos que la asignación de valor es explícita y depende
que si S es enumerable, existe una parte genérica), para el habitante únicamente de la pertenencia o no de las condiciones, a la parte gené-
de ó* es una fe teológica (ya que $ no pertenece al universo S). rica supuesta. Por ejemplo, el nombre {< 0, TE >} tiene el valor refe-
Vamos a dar-a los nombres un valor referencial ligado al rencial {0} si TE pertenece a 9; el valor 0 si TE no pertenece. Todo es-
indiscerr to queda claro para un habitante de S, quien dispone del concepto
nible. 9; El objetivo es que un nombre «designe» un múltiple que (vacío) de parte genérica y puede entonces inscribir implicaciones in-
peré- teligibles del género:
íenezca a una SITUACIONón en la que se ha forzado al
indiscernible 9. á 7EG 9 -^52 {\i) = {0} -■
adjuntarse a la SITUACIONón fundamental. Nos serviremos
solamente de que son del tipo «si... entonces... » y no exigen en absoluto que una
nombres conocidos en S. Anotaremos 5= $ (M-) el valor referencial parte genérica exista (para él).
de - Supongamos que el valor referencial de ios nombres haya sido
un nombre, tal .como lo induce la suposición de una parte genérica $ definido para todos los nombres de rango nominal inferior al ordinal
• a. Sea pj un nombre de rango a. Definiremos su valor referencial del
Comenzamos aquí a utilizar plenamente el símbolo supemumefario siguiente modo:
y
formal ?.. . ■ .i,- 52 (M-l) = {B=2 (lt2) / (3 TE) (< P2, TE > € Pl & TE G 9)}
.-,
Un nombre tiene como elementos los pares < pi, 7C> , donde pi El 9-referente de un nombre de rango a es el conjunto de los 9
es -referentes de los nombres que participan en su composición nominal,
un nombre y TI una condición. Su valor referencial se define a partir si están apareados a una condición que pertenece a la parte genérica.
de esos dos tipos de. múltiples (nombres y condiciones), ya que un Se trata.de una definición correcta, ya que todo elemento de un nom-
múltiple puro no puede dar sino lo que posee, es decir, lo que le perr bre pi es precisamente del tipo < P2, ít >» y tiene sentido preguntarse
tenece. Tendremos la siguiente definición simple: el valor si TE € 9 o no. Si es-el caso, se toma el valor de p2, el cual está defini-
referencial do (para 9), puesto que p2 es de rango nominal inferior.
de un nombre para un 9, que suponemos que existe, es el conjunto Constituiremos entonces, de un solo golpei una
de SITUACIONón diferente
los valores referenciales de los nombres que entran en su
de la SITUACIONón ñmdamental, tomando todos los valores de
composición
todos los
y que están apareados a una condición que pertenece ¿z 9. Se puede
nombres que pertenecen a S. Esta nueva SITUACIONón, que está
constatar, por ejemplo, que el par < pi, 7t > es un elemento del nomf
constituí-
bre p. Si % pertenece a 9, entonces el valor referencial de pi, o sea
(p-i), es un elemento del valor referencial de p. En resumen:

'l^!?(p) = {:^o(Pi)/<pl,7C>E P&TtG 9}

Esta definición es tan circular como la del nombre: se define el


va-
420 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA EXISTENCIA DE LO INDISCERNIBLE 421

da a partir de los nombres, es la extensión genérica de la Por ejemplo, si queremos mostrar que la SITUACIONón
SITUACIONón S'- fundamental es-
Su anotación será .S" ($). tá incluida en la extensión genérica, que Ó" cz Ó" (9) -lo único que ga-
Se define de la siguiente manera: {5^2 (p)/|i€ ó”} rantiza el sentido de la palabra extensión-, debemos mostrar que todo
Dicho de otro modo, la extensión genérica a través del indiscerni- elemento de S es también un elemento de .S" (9). Pero la extensión ge-
ble $ se obtiene tomando el 9 -referente de todos los nombres que nérica es producida como conjunto de los valores -de los 9 -referen-
existen en S. Inversamente, «sernn elemento de la extensión» quiere tes- de los nombres. Nos hace falta mostrar entonces que para todo
decir: ser el valor de un nombre de 5. elemento de S existe un nombre tal que su valor en la extensión es ese
Esta definición es comprensible para un habitante de S, en la me- mismo elemento. Se ve la torsión que se produce: si tenemos a e iS",
dida en que 9 es sólo un símbolo formal que designa úna trascenden- querremos un nombre p tal que (ú) = Oí. Si existe un tal p, enton-
cia desconocida, que el concepto de una descripción genérica es claro ces a, valor de ese nombre, es elemento de la extensión genérica.
para él, que los nombres considerados pertenecen a. S y que, por lo Por cierto, nos gustaría contár con esta torsión de manera general,
tanto, la,definición por recurrencia de la función referencial ^ 2 (p) o sea, poder decir: «Para toda extensión genérica, la
es también ella misma inteligible. SITUACIONón funda-
Queda por considerar tres problemas cruciales. En primer.lugan mental está incluida en la extensión». La dificulpid reside en que el
¿se trata propiamente de una extensión de Ó"? Dicho de otro modoj valor de los nombres, la función depende de la parte genérica su-
¿los.elementos de S pertenecen también a la extensión 5* (9)? De no puesta, ya que ella está estrechamente, ligada a la cuestión de saber
ser así, se trataría de un planeta disjunto y no de una extensión. No qué condiciones están implicadas allí.
habríamos adjuntado lo indiscernible a la SITUACIONón Podemos salvar este obstáculo mostrando que, para todo elemento
fundamental. En a. de S, existe un nombre tal que su valor referencial es a, cualquiera
segundo lugar, ¿el indiscernible 9 pertenece a la extensión? Final- sea la parte genérica.
mente, al devenir de ese modo, ¿sigue siendo indiscernible en S (9) Esto supone la localización de algo invariante en la genericidad de
un indiscernible intrínseco? una parte, incluso en los subconjuntos correctos en general. Ahora
bien, ese invariante existe. Es, una vez más, la condición minimal, la
condición 0. Ella pertenece a toda parte correcta no vacía, en función
5. LA SITUACIONÓN FUNDAMENTAL ES UNA PARTE de la regla Rd\, que establece que si 7C G 9 toda condición dominada
DE TODA EXTENSIÓN por 7C también le pertenece. Ahora bien, 0 es dominada por cualquier
GENÉRICA Y EL INDISCERNIBLE 9 ES SIEMPRE UN condición. De esto se sigue que el valor referencial de un par nominal
ELEMENTO SUYO de tipo < p, 0 > es siempre, cualquiera sea 9, el valor referencial de
a. Nombres canónicos de elementos de S p, puesto que 0 6 9 en todos los casos.
La singularidad «nominalista» de la extensión genérica radica en Plantearemos entonces la siguiente definición del nombre canóni-
que sus elementos son accesibles sólo a través de sus nombres. Es una co de un elemento a de la SITUACIONón fundamental S: ese
de las razones por 1^ cuales la invención de Cohén es un «topos» fi- nombre está
losófico apasionante. El ser mantiene allí con los nombres una rela- compuesto por todos los pares < p (p), 0 >, donde p (P) es el nombre
ción tanto más sorprendente cuanto que el uno, como los oíros, son canónico de un elemento de a.
pensados en su ser, es decir, como puros múltiples, ya que un nombre Nos reencontramos con nuestra ya clásjca circularidad: el nombre
no es sino un elemento de la SITUACIONón fundamental. La canónico de a está definido a partir del nombre canónico de sus ele-
extensión S mentos. Rompemos ese círculo por medio de una recurrencia directa
( 9), aun cuando para la ontología ella existe -puesto que 9 existe si sobre la pertenencia, recordando que todo múltiple está tejido del va-
la SITUACIONón fundamental es enumerable^, aparece como el cío. Más precisamente, anotando de manera sistemática p (a) el nom-
fantasma bre canónico de a:
aleatorio cuyos nombres son la única certeza. - si a es el conjunto vacío, plantearemos: p (0) = 0;
422 .. EL SER Y EL ACONTECIMIENTO ' LA EXISTENCIA DE.LO INDISCERNIBLE 423

- - en el caso general, plantearemos: \i (a) = {< |i (p), 0 > / p e a), í del pasaje de 5 a ó" ( 9) no significa que 9 pertenezca necesariaménte
Por lo tanto, el nombre canónico de a es el conjunto de los pares ■: a 5 ( 5 ) y, por lo tanto, que exista para un habitante de S (9 ). El indis-
ordenados constituidos por ios nombres canónicos de los elementos cernible podría operar solamente en eclipse «entre» i? y ó” ($), sin que
de a y por la condición mínima 0. Esta definición es correcta; por uri ' se tenga 9 G S (9 ), que es lo único que atestigua la existencia local
lado, porque p (a) es efectivamente un nombre, compuesto de pares ■ de ese indiscernible.
que intrincan nornbres y una condición; por otro lado, porque si p e Para saber si 9 pertenece aS (9 ), es necesario demostrar que 9
a, el nombre \i (p) fue definido con anterioridad, según la hipótesis ; tiene un nombre en S. No queda aquí otro recurso que hacer bricolage
de recurrencia. Además, \x (a) es un nombre conocido en S, en fun- con los nombres (Kunen lo dice con gracia: «cocinar los nombres»).
ción del carácter absoluto de.las operaciones puestas en juego- Las condicioñes TC son elementos de la SITUACIONón
I fundamental. Por
■i;'
Ahora bien -y aquí está lo interesante del asunto-, el valor refeV
rencial del nombre canónico )i (a) es el mismo a, cualquiera sea la consiguiente, tienen un nombre canónico p (TC). Consideremos el con-
parte genérica supuesta. Tenemos siempre 5=6 (M (CC)) ~ a. Estos junto p? = {< p (TC). Tí > / G ©}. Es decir, el conjunto de.todos los
nombres canónicos nombran invariablemente el múltiple de ó" al que pares ordenados constituidos por un nombre canónico de condición,
los hemos asociado constructivamente. . seguido por dicha condición. Este conjunto es un nombre, por defini-
. ¿Qué es, en efecto, el valor referencia] 5 5 (M- (f^)) nombre ca^ ción de los nombres, y es un nombre de. ó", como se podría mostrar
nóníco de a? Por definición del válor referencial, y como los elemen- por medio de argumentos de carácter absoluto. ¿Cuál podrá ser su re-
tos de |i. (a) son pares < p. (p), 0 >, es el conjunto de los valores réfer ferente? Esto "va a depender de la parte genérica 9 qué fije el valor de
renciales de los p. (p) cuando la condición 0 pertenece a ?. Pero 0 €' • los nombres. Consideremos entonces cm 9 fyo. Por definición del va-
$ cualquiera sea la parte genérica. Por consiguiente, 56 (l^ (ct)) «s lor referencial 56, P5 es el, conjunto de los valores de los nombres p
igual ál conjunto de los valores referénciales de los p (P), para P e a. • (TC) cuando TC ,6 .9. Pero como p (TC) es un nombre canónico, su valor
La hipótesis de recurrencia supone que, para todo' P G a, se tiene 5 e es siempre,TC. Por lo tanto, pj tiene como valor al conjunto de-los TC
(p (p)) = p. Finalmente, el valor referencial de p (a) es igual a todos ' que pertenecen a 9, o sea 9 mismo. Tenemos entonces que 55'.'(P6)
los P que pertenecen a a, es decir, a a mismo, que no es sino la cuen-^ = 9. Podemos decir ahora que p2 es el,nombre canónico de la parte
ta-por-uno de todos sus elementos. genérica, aunque su. valor dependa muy, especialmente de. 9, puesto
• La recurrencia es completa: para a G 5, existe un nombre canóni-: que es igual a él. En una extensión genérica, el nombre fijo p2 desig-
co p (a) tal que el valor, de p (a) (su referente) en una extensión ge- nará invariablemente la parte .9 a partir de la cual .se origina esa ex-
nérica cualquiera es el múltiple a mismo. Al ser el $ -referente de un tensión. Estamos así . en posesión de un nombre del indiscernible;
nombre para toda ? -extensión de ó", todo elemento de S pertenece a nombre que, sin embargo, jno lo .discierne!, pues resta nominación es
esa extensión, Por lo tanto, ó" c 5" ( $), cualquiera sea el indiscernible llevada a cabo por. un nombre idéntico, cualquiera sea el indiscerni-
$ i Hablamos con todo derebho de una extensión de la ble. Es el nombre de la indiscernibilidad, no el discernimiento de un
SITUACIONón fun- indiscernible.
damental, la cual está incluida en toda extensión a través de un indis-’ • El punto fundamental reside en que, al tener un nombre fijo, la
cernible, cualquiera sea éste. parte genérica siempre pertenece a la.extensión. Es el resultado capi-
tal que buscábamos: el indiscernible pertenece a ,1a extensión obteni-
b. Nombre canónico de una parte indiscernible da a partir de sí. ,En la nueva SITUACIONón -S" (9) tenemos
que, por un la-
Queda por mostrar que el indiscernible pertenece a la extensión
do, S es una parte de ella y, por otro lado, 9 es uno de sus elementos.
(sabemos que no pertenece a 5). El lector puede sorprenderse ante el
A través de la mediación de los nombres, hemos realmente adjuntado
hecho de que pongamos la cuestión de la existencia de $ en la exten-
un indiscernible a la SITUACIONón en la que él es indiscernible.
;'s sión S {9 ), que fue juntamente construida -por proyección nominal-
,
a partir de 9. Pero q^ue 9 sea para el ontólogo un operador esencial
424 EL SER y EL ACONTECIMIENTO LA EXISTENCIA DE LO INDISCERNIBLE 425

6. EXPLORACIÓN DE LA EXTENSIÓN GENÉRICA nombre p. = {< p (P), 0> / p G a}. Su valor referencial es el ordinal
cc, ya que, como la condición minimal 0 perténece siempre a 2, el
valor de p es el conjunto de los valores de p (P), es decir, el conjunto
■ /i ■'■•'V'S'Í; de los P, es decir, a mismo.
Estamos ahora en condiciones de «habIaD> enS-via los nombresi ¿Cuál podrá ser el rango nominal de ese nombre p (recordemos
; i. ■ de una SITUACIONón ampliada, en la que exisíe'un múltiple que el rango nominal es un ordinal)? Dependerá del rango nominal de
genérico.-Rgi los nombres canónicos p (p). Ahora bien, el rango nominal de /i (13)
¿ordemos los dos resultados fundamentales de la parte precedente:' es superior o igual a f3. Mostrémoslo por recurrencia.
- 5c ó" ($), se trata precisamente de una extensión;
- El rango nominal de p (0) es 0 por definición.
- $ G 5($), se trata de una extensión as-íncto, puesto que'-($€ -^5
- Supongamos que para todo ordinal y G 3 se tiene la propiedad
Hay algo nuevo en la SITUACIONón: de modo especial, un considerada (el rango nominar de p (y) es superior o igual a y). Mos-
indiscernible tremos que d tiene también esa propiedad. El nombre canónico p (9)
de la primera SITUACIONón. Pero esta novedad no impide que es Igual a {< p (y), 0 > / y G 9}. Implica en su construcción todos los
5 (?) con¿ nombres p (y) y, en consecuencia, su rango nominal es superior al de
parta muchos rasgos con la SITUACIONón fundamental S. Pese todos esos nombres (carácter estratificado de-la definición de los
a qué-es nombres). Es por lo tanto superior a todos los ordinales y, dado que se
muy distinta de ella, por el hecho de que un indiscernible inexistente ha supuesto que el rango nominal'de p (y) es superior a y. Un ordinal
de esa SITUACIONón ahí existe, también está muy próxima. superior a todos los ordinales y, tales que y € 9, es al menos igual a 9.
'Come :ún Entonces, el rango nominal de p (9) es al menos igual a 9. La recu-
ejemplo contundente de esto, vemos que la extensión 5 ($) no coritiér rrencia es completa.
ne ningún ordinal suplementario en relación con S. ' Si volvemos al nombre p= {< p (P), 0 > / p G a}, vemos que su
Este punto indica la «proximidad» de 5 (2) y 5. Significa que lá rango nominal es superior al de todos los nombres canónicos p (P).
parte natural de una extensión genérica sigue siendo la de la Pero acabamos de establecer que el rango nominal de un p (p) es su-
SITUACIONón perior o igual a p. Entonces, el rango de p es superior o igual a todos
fundamental: la extensión a través del indiscernible deja invariantesi los p. Por consiguiente, es al menos igual a a, que es el ordinal que
los múltiples naturales. O bien, el indiscernible es típicamente el esi^ viene después de todos los p.
quema ontológico de un operador artificial. Y el artificio es aquí/el Pero nosotros habíamos supuesto que el ordinal a no pertenecía a
rasgo intra-oritológico del acontecimiento fórcluido.' Si los ordinales la SITUACIONón S. No hay por lo tanto en S ningún nombre de
son lo que hay de más natural en el ser, tal como lo dice la oníologíá; rango no-
los múltiples genéricos son lo que hay de menos natural, lo qué se én¿ minal a. El nombre p no pertenece a 5 y por ello el ordinal a no está
cuentra más alejado de la estabilidad del ser. : ■ nombrado en S. Ai no estar nombrado en 5, no puede pertenecer a S
P (2), puesto que ‘«pertenecer a-5 (2)» quiere decir exactamente «ser el
¿Cómo demostramos que adjuntando el indiscernible 2 a 5 y aütói valor referencial de un nombre que está en S».
rizando que ese 2 opera en la nueva-SITUACIONón (tendremos La extensión genérica no contiene ningún ordinal que no esté ya
entonces en la SITUACIONón fundamental.
también en 5 (2) múltiples «suplementarios», tales como coo n 2} ó •Por otra parte, todos los ordinales de S están en la extensión gené-
lo que una fórmula X separa en 2, etc.), no adjuntamos ningún ordi^ rica, puesto que 5 c 5 (2). Entonces, los ordinales de la extensión ge-
nal y qué la parte natural de S no resulta afectada por la pertenencia nérica son exactamente los mismos que los de la SITUACIONón
de 2 a 5 ( 2)? Evidentemente, es preciso pasar por los nombres.• ^ fundamen-
Si hubiera un ordinal que perteneciera a 5 (2 ) sin pertenecer á S-, tal. La extensión no es finalmente ni más compleja, ni más natural
habría (principio de minimalidad, meditación 12 y apéndice 2) un' ori que la SITUACIONón. Adjuntarle un indiscernible la modifica
dinal más pequeño que tendría esa propiedad. Sea a es ese mínimo:--él «poco», por-
pertenece a 5 (2), no pertenece a 5, pero todo ordinal p más peqúeñó
que él-esto es, p G a-pertenece a 5. '
Puesto que a pertenece a 5 (2), tiene un nombre en S. Pero, de he-
cho, conocernos ese hombre, ya que los elementos de a son los ordi-
nales j3 que pertenecen a S. Todos tienen entonces un nombre canóni-
co |i (p) cuyo valor referencial es el mismo p. Consideremos el
426 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO LA EXISTENCIA DE LO INDISCERNIBLE 427

que justamente.-un indiscernible no agrega informaciones explícitas a- - : Por consiguiente, n-upla-< ai,...a« > pertenece a 5 (9) sin pertene-
la SITUACIONón en la que él es indiscernible. cer a 5. Forma parte de los múltiples suplementarios introducidos por
la nominación, la que, a su vez, está ñindada en la parte 9 ;• Vemos
que hay un círculo en la pretendida discernibilidad de 9: la fórmula X
(7t, ai,...a») implica y<2, para la comprensión de los múltiples ai...a»,
7. INDISCERNIBILÍDAD INTRÍNSECA O ÉN SITUACIONÓN que sepamos cuáles son las condiciones que pertenecen a 9.
O bien, más explícitamente, decir que entre los parámetros ai...a»
hay algunos que pertenecen a 5 (9) sin pertenecer a 5, significa decir
Hemos indicado -demostrado- que 9, que a los ojos del ontólogo que los nombres }ii,...li/i a los que esos elementos corresponden, no
es una parte de S indiscernible para un. habitante de no existía en S son todos nombres canónicos de elementos de 5. Ahora bien, si un
(en el sentido enque'-($ G Ó), pero existía en .S (9) (en el sentido nombre canónico no depende (por su valor referencial) de la descrip-
en que 9. e 5(9)). Ese múltiple existente -para un habitante de 5, ción considerada (ya que ()4 (a)) = a para cualquier 9), un nom-
(^ )“ ¿sigue siendo indiscernible para ese mismo habitante? La pre- bre cualquiera depende de ella por completo. La fórmula que supone-
gunta es. crucial, puesto, que buscamos un concepto de la mos define 9 en 5 (9) puede escribirse:
indiscemibiT^
lidad intrínseca, o sea, un múltiple efectivamente presentado en una n e 9 o X (7t, 35(2 (|ii),...?ío ([!«))
SITUACIONón, pero radicalmente sustraído a la lengua de la
SITUACIONón. ... ya que todos los elementos de 5 (9) son valores de nombres. Pero
La respuesta es positiva. El múltiple 9 es indiscernible para un ha- precisamente, para un nombre |i.« no canónico, el valor (4n) de-
bitante de S (.9): ninguna fórmula explícita, de la lengua lo separa. • pende expresamente del hecho de saber qué condiciones entre las que
Vamos a dar sobre ese punto una demostración puramente indica-, figuran en el nombre p», figuran también en la parte genérica.- Tanto
tiva. es así que nosotros «definimos» 7C E 9 a partir del saber de 7t E 9.
. Decir que 9, que existe en, la extensión genérica 5(9), permane- Semejante «definición» no tiene ninguna posibilidad de fundar el dis-
ce indiscernible en ella, significa decir que ninguna fórmula especifir cernimiento de 9, puesto que lo presupone.
ca al múltiple 9 en el universo que constituye esa extensión. . . .;. Para un habitante de 5 ( 9), no existe entonces ninguna fórmula in-
Supongamos lo contrario, esto es, lá discernibilidad de 9. Existe teligible en su universo que pueda servir para discernir 9. Aunque
entonces una fórmula X (7t,á],...an), con los parámetros ai,...an per-. ese múltiple existe en 5(9), él es allí indiscernible. Hemos obtenido
tenecientes a 5 (9), tal que, para un habitante de 5 (9 ) ella define ai., un indiscernible en SITUACIONón, es decir, existente. En 5 ( 9 )
múltiple 9. O sea: •; hay al me-
7t E. 9 <r^X(ji, a],...a«) nos un múltiple que tiene un ser, pero no nombre. Esto resulta decisi-
vo: la ontología reconoce la existencia de indiscernibles en
Pero entonces es imposible que ios parámetros ai,...a» pertenez- SITUACIONón.
can a,la SITUACIONón fundamental 5. En efecto, 9 es ima parte Que los haya llamado «genéricos» -viejo adjetivo con el que el joven
de ©, .el. Marx intentaba caracterizar la humanidad, enteramente sustractiva, de
conjunto .de las condiciones, que pertenece a 5. Si la fórmula X {%, la que era portador el proletariado- es una de esas bromas inconscien-
ai...a«) tuviera parámetros en 5, como 5 es una SITUACIONón tes con que los matemáticos saben adornar su discurso técnico.
quasi com-: En lo indiscernible, que se sustrae a toda nominación explícita en
pleta y dado que el axioma de separación es allí verídico, esta fórmula la SITUACIONón de la que sin embargo es el operador -
separaría, para un habitante de 5, la parte 9 del conjunto existente ©.- habiéndola induci-
De lo cual resultaría que 9 existe en 5 (pertenece a S) y es, además do en exceso a partir de la fundamental, donde se piensa su falta-, es
discernible en ella. Sin embargo, sabemos que 9, parte genérica, lio preciso reconocer, cuando en la primera SITUACIONón inexiste
puede pertenecer a 5. bajo el sig-
no supernumerario 9, nada menos que la marca puramente formal
428 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

del acontecimiento, cuyo ser es sin ser, y cuando en la segunda se in-'


discierne su existencia, nada menos que el reconocimiento ciego,, a vní
través de la ontología, de un ser posible de la VERDAD.
El forzamiento: VERDAD y SUJETo.
Más allá de Lacan
MEDITACIÓN TREINTA Y CINCO

Teoría del SUJETo

Llamo SUJETo a toda configuración local de un procedimiento ge-


nérico que sostiene una VERDAD.
En vista de que el concepto de SUJETo está aún asociado a la meta-
física moderna, haré tres observaciones preliminares: ■
a. Un SUJETo no es una sustancia. Si la palabra sustancia tiene
algún
sentido, es el de designar un múltiple contado por uno en una situa-
ción. Establecí que la parte de.la SITUACIONón que constituye
la reunión-
VERDAD de un procedimiento genérico no cae bajo la ley de la cuenta
de
la SITUACIONón y, de manera general, se sustrae, a todo
determinante enci-
clopédico del lenguaje.-La indiscemibilidad intrínseca eii la que se re-
suelve un procedimiento genérico excluye que un SUJETo sea
sustancial.
, b. Un SUJETo no es tampoco un punto vacío. El nombre propio del
ser, ,que es el vacío, es inhumano y a-subjetivo. Es un concepto de la
ontología. Por otra parte, queda claro que un procedimiento genérico
se realiza como multiplicidad y no como puntualidad.,
c. Un SUJETo no constituye para nada la organización de un -
sentido
de la experiencia. No se trat^ de una ftmción trascendental. Si la pala^
bra «experiencia» significa algo, es que designa a la presentación co-
mo tal. Ahora bien, un procedimiento genérico, que ha surgido del ul-
tra-uno del acontecimiento que califica- ún nombre supernumerario,
no coincide en absoluto.con la presentación. Igualmente conviene di-
ferenciar el sentido y la VERDAD. Un procedimiento genérico realiza la
VERDAD post-acontecimiento de una SITUACIONón, pero ese
múltiple indis-
cernible que es una VERDAD no produce ningún sentido.
432 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO TEORÍA DEL SUJETO 433

d. Un SUJETo no es un invariante de la presentación. El SUJETo de una nominación de intervención. La subjetivación es en la forma


es ra^ del Dos. Se orienta .hacia la intervención en los parajes del sitio de
ro, por el hecho de que el procedimiento genérico es una diagonal de acontecimiento..Pero se orienta también hacia la
la SITUACIONón. Dicho de otro modo: cada SUJETo es .SITUACIONón, por^su
rigurosamente singu- coincidencia con la regla de evaluación y de proximidad que funda al
lar, procedimiento genérico de una SITUACIONón que es ella procedimiento genérico.. La subjetivación es la nominación de inter-
misma singu- vención desde el punto de vista de la SITUACIONón, esto' es, la
lar. El enunciado «hay SUJETo» es aleatorio, no es transitivo respecto regla de -los
del ser. efectos intra-SITUACIONonales de la puesta en circulación de
e. Todo SUJETo es calificado. Si se admite la tipología de la un nombre-
medita- supernumerario. Diremos que la subjetivación es una cuenta especial
ción 31, diremos que hay SUJETo individual en tanto hay amor, distinta tanto de la cuenta-por-iíno en la que se ordena la presenta-
SUJETo ción, como de la. reduplicación estatal. En efecto, la subjetivación
mixto en tanto hay arte o ciencia, SUJETo colectivo en tanto hay políti- cuenta lo que está conectado fielmente al nombre del acontecimiento.
ca. Nada de todo esto es una necesidad estructural de las La subjetivación, configuración singular de una regla, subsume al
SITUACIONones. Dos que ella es en la ausencia de significación de un nombre propio.
La ley no prescribe que haya SUJETo. San Pablo para la Iglesia, Lenin para el Partido, Cantor para la onto-
f Un SUJETo no es un resultado, como tampoco es un origen. Es el logía, Schoenberg para la música, pero también Simón, Bernard o
estatuto local del procedimiento, una configuración excedente de la Claire, si ellos declaran un amor; son designaciones, a través de lo
1. LA SUBJETIVACIÓN: INTERVENCIÓN Y OPERADOR DE
SITUACION
CONEXIÓN
ón.
FIEL ahora los laberintos del SUJETo.
xmo de un nombre propio, de la escisión subjetivadora entre el nom-
Examinemos bre de un acontecimiento (muerte de Dios, revolución, múltiples infi-
nitos, destrucción del sistema tonal, encuentro) y la puesta en marcha
de un procedimiento genérico (Iglesia cristiana, bolchevismo, teoría
En la meditación 23 señalé la existencia de un problema de «doble
de conjuntos, serialisrao, amor singular). El nombre propio designa
origen» en relación con los procedimientos de fidelidad. Tenemos el
que el SUJETo, en tanto configuración situada y local, no es ni la inter-
nombre del acontecimiento, resultado de la intervención, y el operador
vención ni el operador de fidelidad, sino el advenimiento de su Dos, o
de conexión fiel, que regula el procedimiento e instituye la VERDAD.'
sea, la incorporación del acontecimiento a la SITUACIONón en
¿En qué medida el operador depende del nombre? Y el surgimiento de'
el modo de
ese operador, ¿no es un segundo acontecimiento? Consideremos un
un procedimiento genérico. La absoluta singularidad de ese Dos, sus-
ejemplo. En el cristianismo, las conexiones y desconexiones con el
traída al sentido, es mostrada por la in-significancia del nombre pro-
acontecimiento-Cristo -originalmente nornbrado «muerte de Dios»
pio. Pero queda claro que esta in-significancia recuerda también que
(meditación 21)- son evaluadas a través de la Iglesia. Como dice Pas-
lo que fue convocado por la nominación de intervención es el vacío,
cal, la Iglesia es propiamente «la historia de la VERDAD», puesto que
que es el nombre propio del ser. La subjetivación es el nombre .propio
es.
en SITUACIONón de ese nombre propio general. Es una
el operador de conexión fiel y sostiene el procedimiento genérico «re--
circunstancia del
ligioso»'. Pero, ¿cuál es el vinculo entre la Iglesia y Cristo, o la muerte
vacío. :
de Dios? Este punto está en continuo debate y ha dado lugar (de igual
La apertura de un procedimiento genérico funda, como horizonte,
modo que el debate acerca del vínculo entre el Partido y la Revolu-
la reunión de una VERDAD. De este modo, la subjetivación hace
ción) a todos ios cismas y a todas las herejías. El operador de cone-
posible
xión fiel está siempre bajo sospecha de ser él mismo infiel, en su ori-
una VERDAD. Orienta el acontecimiento hacia la VERDAD de la
gen, al acontecimiento que invoca.
Llamo subjetivación a la emergencia de un operador, consecutiva
SITUACIONón
por la cual ese acontecimiento es acontecimiento. Abre paso,a que el
ultra-uno del acontecimiento se disponga según esa multiplicidad in-
discernible, o sustraída a la enciclopedia sapiente, que es una
VERDAD.
Por ello, el nombre propio lleva la huella tanto del ultra-uno como del
múltiple, que es lo que hace que uno advenga en el otro, en tanto tra-
434 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO TEORÍA DEL SUJETO 435

yectoria genérica de una VERDAD. Lenin es, a la vez, la revolución de saltado, que es una VERDAD, ya que una VERDAD es la reunión ideal
Octubre (vertiente del acontecimiento) y el leninismo, multiplicidad- de
VERDAD de la política revolucionaria durante medio siglo. De la «todas» las evaluaciones, es una parte completa de la
misma SITUACIONón. Pero
manera, Cantor es tanto, la locura que requiere el pensamiento de lo el SUJETo no coincide con ese resultado: Localmente, sólo hay
múltiple puro y que articula su vacío con la infinita prodigalidad del encuen-
ser-en-tanto-ser como el proceso de reconstrucción integral de la dis- tros ilegales, ya que nada ordena, ni en el nombre del acontecimiento
cursividad matemática hasta Bourbaki, e incluso-más allá. El nombre ni en el operador de conexión, que tal término sea indagado en tal
propio contiene, a la vez, la nominación de intervención y la regla de momento y en tal lugar. Si llamamos materia del SUJETo a los,
conexión fiel. ■ términos
■ sometidos a una indagación en un momento dado del procedimiento
^ La subjetivación, nudo aporético de un nombre en exceso y de una genérico, esta materia, en tanto múltiple, no tiene una relación asigna-
operación no-sabida, traza, en SITUACIONón, el devenir ble con la regla que reparte los índices positivos (conexión estableci-
múltiple de lo ver- da) y los índices negativos (desconexión). Pensado en su operación, el
dadero, a partir del punto -que no es- \point non éíant] donde el SUJETo es calificable, pese a que es singular: se resuelve en un nombre
acontecimiento convocó el. vacío y se interpuso entre el ’yacío y .él (ü x ) y un operador (O). Pensado en su ser-múltiple, esto es, los térmi-
mismo. nos que figuran con sus índices en las indagaciones efectivas, el suje-
to es incalificable, porque esos términos son arbitrarios én relación
2.EL AZAR, DEL CUAL SE TEJE TODA VERDAD, CONSTITUYE LA con su doble calificación.
MATERIA Se podría hacer la siguiente objeción: he afirmado (meditación 31)
DEL SUJETO • ..
que toda presentación finita cae bajo un determinante enciclopédico.
En ese sentido, todo estado local del procedimiento ^por lo tanto, to-
• Si se considera el estatuto local de xm procedimiento genérico, do SUJETo-, al realizarse como serie finita de indagaciones finitas, es
constatamos que es tributario del simple encuentro. Una vez fijado el un objeto del saber. ¿Acaso no hay allí una calificación, aquella que
nombre ax del acontecimiento, los gestos minimales del procedimien-- manejamos bajo el nombre propio cuando hablamos del teorema de
to fiel, ya sean positivos (ax □ » o negativos (ox üy)), y las inda- Cantor, o del Pierrot lunaire [Pierrot lunar] de Schoenberg?-Tues
gaciones, conjuntos finitos de esos gestos, dependen de los términos obras y emmciados son, de hecho, las indagaciones de ciertos proce-
de la SITUACIONón que el procedimiento encuentra a partir del dimientos genéricos. Si el SUJETo es puramente local, es finito, e
sitio de inclu-
acontecimiento, que es el lugar de las primeras evaluaciones de proxi- so si su materia es azarosa, está dominada por un saber. Esta aporía es
midad (ese sitio puede ser Palestina para los primeros cristianos o el aquella, clásica, de la finitud de las empresas humanas. Sólo una ver-
universo sinfónico de Mahler para Schoenberg). El operador de cone- dad es infinita, pero el SUJETo no le es coextensivo. Por todas partes la
xión fiel prescribe específicamente si tal o cual término de la situa- VERDAD del cristianismo -o de la música contemporánea, o de la «ma-
ción está ligado o no al nombre supernumerario del acontecimiento. temática moderna»— sobrepasa el soporte.finito de las subjetivaciones
Por el contrario, no prescribe en absoluto que sea necesario examinar nombradas San Pablo, Schoenberg o Cantor, aunque esta VERDAD no
tal término antes -o más bien- que otro. De este modo, el procedi- provenga más que de la reunión de las indagaciones, sermones, obras,
miento está reglado en sus efectos, pero es por completo azaroso en enunciados, en los que se efectúan esos nombres.
su .trayectoria. La única evidencia empírica en la materia consiste en Esta objeción nos permite captar con mayor precisión a qué nos
que ese trayecto comienza en las inmediaciones del sitio de aconteci- referimos con el nombre de SUJETó. Una'indagación es, por cierto, un'
miento. Todo lo demás carece de ley. Hay entonces, en el recorrido objeto posible del saber. Pero la realización de la indagación, lo inda-
del procedimiento, un azar esencial. Ese azar no es legible en su re- gante de la indagación, no lo es, dado que los términos evaluados por
el operador de conexión fiel están presentados por azar en el múltiple
finito que es la indagación. El saber bien puede, a posteriori, enume-
rar los componentes de la indagación, puesto que su número es finito.
436 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO TEORÍA DEL SUJETO 437

Pero como no puede anticipar, en el mismo momento, ningún sentido, mensurable con ella, puesto que él es finito y la VERDAD es infinita.
de su agrupamiento singular, no podrá coincidir con el SUJETo, cuyo Por otra parte, al ser el SUJETo interno a la'SITUACIONón, no
ser es encontrar los términos en un trayecto militante aleatorio. El sa-: puede conocer
ber, tal como se dispone en la enciclopedia, no encuentra nunca nada. -es decir, encontrar- más que términos o múltiples presentados (con-
Presupone la presentación y lá representa en la lengua por disceini-, tados por uno) en esa SITUACIONón. Ahora bien, tma
miento y juicio. Por el contrario, lo que constituye al SUJETo es VERDAD és una parte
encon- impresentada de la SITUACIONón. Esto es, el SUJETo puede
trar su materia (los términos de la indagación) sin que nada en su for- hacer lengua
ma (el nombre del acontecimiento y el operador de fidelidad) ordene sólo de las combinaciones entre el nombre supernumerario del acon-
esa materia. Si el SUJETo no tiene otro ser-en-SITUACIONón tecimiento y el lenpaje de la SITUACIONón. No está en absoluto
que los térmi- asegura-
nos-múltiples que encuentra y evalúa, su esencia, por tener que incluir do que esa lengua baste para discernir rma VERDAD, que, en todo
el azar en esos encuentros, es más bien el trayecto que los vincula. caso,
Ahora bien, ese trayecto, incalculable, no cae bajo ningún determi- es indiscernible para los únicos recursos del lenguaje de la
nante de la enciclopedia. SITUACIONón.
Entre el saber de los agrupamientos finitos, su discemibilidad de Es necesario abandonar completamente toda definición de SUJETo que
principio y el SUJETo del procedimiento fiel, hay esa diferencia- supondría conocer la VERDAD ó que se ajusta a ella. Por ser el
indife- momento
rente que distingue el resultado (múltiples finitos de la local de la VERDAD, el SUJETo falla en sostener su adjunción global.
SITUACIONón) y la To-
trayectoria parcial de la que ese resultado es una configuración local. da VERDAD es trascendente al SUJETo, precisamente porque todo su
El SUJETo está, «entre» los términos que el procedimiento reagrupa,- ser
mientras que el saber es su totalización retrospectiva. reside en soportar su realización. El SUJETo no es conciencia, ni in-
El SUJETo está propiamente separado del saber por el azar. Es el consciencia, de lo VERDADero.
azar vencido término a término, pero esta victoria, sustraída de la len- La relación sinplar de un SUJETo con la VERDAD cuyo
gua, se consuma sólo como VERDAD. procedimien-
3. SUJETO Y VERDAD: INDISCERNIBILIDAD Y NOMINACIÓN to soporta, es el siguiente: él SUJETo cree que hay una VERDAD y
esta
creencia se presenta bajo la forma de un saber. Llamo confianza a es-
La una-VERDAD, que junta, al infinito los términos indagados ta creencia sapiente.
positi- ¿Qué significa la confianza? El operador de fidelidad discierne lo-
vamente por el procedimiento fiel, es indiscernible en el lenguaje de calmente, a través de indagaciones finitas, las conexiones y descone-
la SITUACIONón (meditación 31). Es una parte genérica .de esa xiones dé los múltiples de la SITUACIONón con el nombre del
SITUACIONón, aconteci-
en tanto que es una excrecencia inmutable, cuyo ser consiste en rea- miento. Ese discernimiento es una VERDAD aprOxifnativa, ya que los
grupar términos presentados.- Es VERDAD justamente por el hecho de términos indagados positivamente están por venir en una VERDAD.
hacer uno bajo el único predicado de la pertenencia y tener así reía-’ Este
ción sólo con el ser de la SITUACIONón. .- «por venir» es lo propio del SUJETo que juzga. La creencia es el por-
Puesto que el SUJETo es una configuración local del venir bajo el nombre de VERDAD. Su legitimidad proviene del hecho
procedimiento, de
queda claro que la VERDAD es igualmente indiscernible «para él», ya que el nombre del acontecimiento, que suplemento la
que la VERDAD es global. «Pará él» quiere decir exactamente lo si- SITUACIONón de un
piente: un SUJETo, que efectúa una VERDAD, no es sin embargo múltiple paradójico, circula en las indagaciones como aquello a partir
con- de lo cual el vacío, ser latente y errante de la SITUACIONón, fue
convoca-
do. Una indagación finita detenta entonces, de manera a la .vez efecti-
va y fragmentaria, el ser-en-situáción de la SITUACIONón
misma, Ese frag-
mento afirma materialmente el por-vehir, ya que es el fragmento de
un trayecto indiscernible, si bien -resulta localizable por el saber. La
438 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO TEORÍA DEL SUJETO 439

posteriori de sus resultados fragmentarios. Una VERDAD se formula minos de la SITUACIONón. Los nombres con los que se rodea
co'í un SUJETo no
mo determinación infinita de un indiscernible de la son indiscernibles. Pero el testigo extérno, que constata que esos
SITUACIONón, que és nombres están en su mayoría desprovistos de referente en la situa-
el resultado global intraSITUACIONonal del acontecimiento. ción tal como ella es, considera que componen una lengua arbitraria
Que esta creencia tenga la forma de un saber resulta del hecho de y sin contenido. De ahí que se considere que toda política revolucio-
que todo SUJETo genera nominaciones. Empíricamente, este punto ha naria sostiene un discurso utópico (no realista); que una revolución
sido comprobado. Más explícitamente, podemos asociar a los nom- científica sea recibida con escepticismo o tomada como una abstrac-
bres propios que designan una subjetivación, un arsenal de palabras ción sin experiencia; que las conversaciones de los enamorados sean
que componen la matriz desplegada de localizaciones fieles. Pense- desdeñadas por la gente prudente como una locura infantil. Ahora
mos en «fe», «carida6>, «sacrificio», «salvación» (San Pablo), o bien bien, en algún sentido, esos testigos tienen razón. Los nombres que
en «partido», «revolución», «política» (Lenin),‘o en «conjuntos», «or- genera -o más bien compone- un SUJETo dependen, en cuanto a su
dinales», «cardinales» (Cantor), y en todo lo que luego articula, rami- significación, del por-venir de una VERDAD. Su uso local consiste en
fica, estratifica esos vocablos. ¿Cuál es la función propia de esos vo- .sostener .la creencia en el hecho de que los términos indagados posi-
cablos? ¿Sólo designan términos presentados en la tivarnente designan, o describen, una aproximación de una nueva si-
SITUACIONón? En ese tuación, en la que habrá sido presentada la VERDAD de lá
caso serían redundantes en relación con el lenguaje establecido de lá SITUACIONón
SITUACIONón. Por lo demás, es posible hacer la distinción efectiva. De este modo, todo SUJETo resulta localizable a partir de la
entre la secta- emergencia de una lengua, interna a la SITUACIONón, pero
ideológica y el procedimiento genérico de una VERDAD, en la medida cuyos referen-
en que los vocablos de la primera sólo sustituyen, mediante desfases tes-múltiples se encuentran bajo la condición de una parte genérica
sin significado, a los que la SITUACIONón declara reconocer. aún no concluida. ‘
Por el contra- Ahora bien, un SUJETo está separado de esa parte genérica (de esa
rio, los nombres que utiliza un SUJETo, que soporta la configuración VERDAD) por una serie infinita de encuentros azarosos. Resulta total-
local de una VERDAD genérica, no tienen en general referente en la si- niente imposible anticipar o representar una VERDAD, ya que ella no
tuación. No redoblan, por consiguiente, el lenguaje establecido. Pero ad-
entonces, ¿para qué.sirven? Son palabras que por cierto designan tér- viene sino en el curso de las indagaciones, las que no son calculables,
minos, pero términos que «habrán sido» presentados en una nueva si- puesto que se rigen, en cuanto a su sucesión, únicamente por el en-
tuación, aquella que resulta de adjuntar'a la SITUACIONón una cuentro de los términos de la SITUACIONón. De esto se sigue,
VERDAD (in^ desde el
discernible) de esa SITUACIONón. pimto de vísta del SUJETo,-que el referencial de los nombres queda
La creencia se sostiene por el hecho de que, con los recursos de la para
SITUACIONón, de sus múltiples, de su lenguaje, im SUJETo siempre pendiente de la condición inacabable de una VERDAD. Sólo es
genera nombres posible decir que si tal ó cual término, cuando haya sido encontrado,
cuyo referente está en el futuro anterior. Tales nombres «habrán sido» se comprueba su conexión positiva con el nombre del acontecimiento,
afectados por un referente, o una significación, cuando haya advenido entonces tal o cual nombre tendrá verosímilmente tal referente, ya
la, SITUACIONón en la que lo indiscernible, que sólo es que la parte genérica,' que permanece indiscernible en la
representado (o in- SITUACIONón,
cluido), sea' finalmente presentado como una VERDAD de la primera tendrá tal o cual configuración o propiedad parcial. Un SUJETo se
si- sirve
tuación. de los nombres para formular hipótesis sobre la VERDAD. Pero como
. r En la. superficie de la SITUACIONón, un procedimiento él
genérico se dis-r mismo es una configuración finita del procedimiento genérico del que
tingue sobre todo por ese aura nominal que rodea sus configurado-^ resulta una VERDAD, se puede también sostener que un SUJETo se
nes finitas,.es decir, el SUJETo. Aquel que no está aprehendido en la sirve
extensión del trayecto finito del procedimiento -que no. fue indagado de los nombres para formular hipótesis sobre sí mismo; «sí mismo»
positivamente en cuanto a su conexión con el acontecimiento-, con- quiere decir: el infinito del cual él es lo finito. La lengua es aquí el
sidera en general que esos nombres son vacíos. Por cierto, los reco- orden fijo en el que una finitud se ejerce suponiendo, bajo la condi-
noce, puesto que esos nombres han sido fabricados a partir de los tér- ción del infinito que ella efectúa, un referencial por-venir. La lengua
440 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO TEORÍA DEL SUJETO 441

es el ser mismo de la VERDAD, en la combinación de las indagaciones poética», «palabrerío», en cuanto a un procedimiento político, etc.).
finitas actuales y del futuro anterior de una infinitud genérica. . . , ^ Significante sin ningún significado. Deslizamiento sin punto de de-
Se podría verificar con facilidad que éste es el estatuto de los nom^ ’ tención. De hecho, el sentido de una lengiia-SUJETo está bajo condi-
bres del género «fe», «salvación», «comunismo», «transfinito», «se- ción. Constreñido a referirse a lo que la SITUACIONón presenta y
rialismo», o de los nombres que utiliza una declaración de amor. sin em-
Constataremos que esos nombres pueden sostener el futuro anterior bargo ligado al futuro anterior de la existencia de im indiscernible, un
de una VERDAD (religiosa, política, matemática, musical, existencial)j enunciado compuesto por los nombres de la lengua-SUJETo no tiene
por . el hecho de que combinan indagaciones locales (predicaciones^ i : más que un valor significante hipotético. Desde el interior del proce-
enunciados, obras, destinaciones) y nombres desviados o reestructurar dimiento fiel, suena de este modo: «Si suponemos que la VERDAD in-
dos, disponibles en la SITUACIONón. Ellos desfasan las discernible contiene, o presenta," tal o cual término sometido azarosa-
significaciones es- mente a la indagación, entonces tal enunciado de la lengua-SUJETo
tablecidas para dejar vacío el referente, el cual habrá de colmarse si la habrá tenido tal sentido y habrá sido (o no) verídico». Decimos «ha-
VERDAD adviene como SITUACIONón nueva (el reino de Dios, la brá sido», ya que la veridicidad en cuestión es relativa a esa cfm. si-
sociedad tuación por-venir, en la que una VERDAD de la primera (una parte
emancipada, la matemática absoluta, un nuevo orden musical de am- indis-
plitud comparable con el orden tonal, la vida amorosa por completó, cernible) habrá sido presentada.
etc.). Un SUJETo siempre formula el sentido en el futuro anterior. Lo que
Un SUJETo es lo que previene la indiscernibilidad genérica de una está presente es, por una parte, los términos de la SITUACIONón
VERDAD -que él hace efectiva en la finitud discernible- a través de una y, por otra,
nominación cuyo referente se sitúa en el futuro- anterior de una condi- los nombres de la lengua-SUJETo. Pero esta distinción es aún artificial,
ción. Así, un SUJETo es a la vez, por la gracia de los nombres, \Q real. puesto que los nombres, al ser ellos mismos presentados (aunque va-
del procedimiento, (lo indagante de las indagaciones) y la hipótesis de cíos), son términos de.la SITUACIONón. Lo que excede a la
lo que su resultado inacabable introduciría de novedad en la presenta- SITUACIONón es el
ción. Un SUJETo nombra, en el vacío,, el universo por-venir que se ob- sentido referencial de los nombres, que sólo existe en la retroacción
í de la existencia (por consiguiente, de la presentación) de una parte in-
tiene porque una VERDAD indiscernible suplementa la discernible de la SITUACIONón. Podemos decir entonces: tal
SITUACIONón. Al enunciado de
mismo tiempo, es lo real finito, la etapa local, de esa suplementación.; la lengua^SUJETo habrá sido verídico, si la VERDAD es tal o cual.
La nominación está vacía , sólo por estar plena de lo que esboza su Pero de ese «tal o cual» de una VERDAD el SUJETo sólo controla
propia posibilidad. Un SUJETo es la autonimia [autonymie] de una -puesto que lo es- el fragmento finito que constituye el estado pre-
len- sente de las indagaciones. -Todo el resto depende de la confianza o
guaV
4. ERIDICIDAD Y VERDAD DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL :•
vacía. creencia sapiente. ¿Es esto suficiente para formular legítimamente
PROCEDIMIENTO FIEL: EL FORZAMIENTO una hipótesis de conexión éntre lo que uñz VERDAD presenta y la veri-
dicidad.áe uii enunciado referido a los nombres de la lengua-SUJETo?
El inacabado infinito de una VERDAD, ¿no impide que se pueda, desde
Dado que la lengua de la que se rodea un SUJETo está separada de el interior de la SITUACIONón, evaluar la veridicidad por-venir
su universo real por azares iliniitados, ¿qué sentido puede haber en de un enim-
declarar verídico tal o. cual enunciado formulado en esa lengua? E-l ciado cuyo universo referencial está supeditado al azar, él mismo por-
testigo externo, el hombre del saber, declara necesariamente que esos venir, de los encuentros y, por lo tanto, de las indagaciones?
enunciados están desprovistos de sentido («hermetismo de una lengua Cuando Galileo. enuncia el principio de inercia, está todavía sepa-
rado de la VERDAD de la nueva física por todos esos azares que se
nom-
bran en los SUJETos Descartes o Newton. ¿Cómo puede suponer, a par-
tir de los nombres que fabrica o desplaza -porqué los tiene a mano
(«movimiento», «proporciones iguales», etc.)-, la veridicidad de su
principio para esa SITUACIONón por-venir que es el
establecimiento de la
';

442 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO TEORÍA DEL SUJETO 443

ciencia moderna, esto es, la suplementación de su SITUACIONón habrá sido verídico en el universo que constituye el sistema solar, su-
por esá- plementado por la astronomía científica. Hay otros dos casos posi-
parte indiscernible e inacabable que debemos nombrar «física ración bles:.
nal»? De la misma manera, cuando Schoenberg suspende radicalment' - que sea imposible justificar las aberraciones de trayectoria a par-
te las funciones tonales, ¿qué veridicidad musical puede atribuir a .las tir de la suposición de la pertenencia de im planeta suplementario al
notas y timbres que prescribe en su partitura, en relación con esa parte sistema solar (esto, antes de los cálculos), y que no se sepa qué otra
todavía hoy casi indiscernible de la SITUACIONón que se nombra hipótesis formular en cuanto a su causa;
«música - que el planeta supuesto no exista. ■
contemporánea»? Si los nombres son vacíos y el referencial está sus- - ¿Qué ocurre en esos dos casós? En el primero, no tenemos a nues-
: pendido, ¿cuál es, desde el punto de vista de las configuraciones fini- tra disposición el saber de ima relación fija (calculable) entre él enun-
tas del procedimiento genérico, el criterio de veridicidad? ciado «algo modifica las trayectorias», compuesto por nombres de la
Aquí aparece lo que deberemos llamar una leyjundamental del su- ciencia (pero «algo» quiere decir que uno de esos nombres es vacío),
jeto y que es también una ley del fiituro anterior. Dicha ley es la sir y un término de la:SITUACIONón, especificable (un planeta
guíente: si un enunciado de la lengua-SUJETo es tal que habrá sido ver dotado de una
rídico para una SITUACIONón en la que advino una VERDAD, es masa calculable), cuya existencia en el sistema solar, tal como puede
porque . ser científicamente observable (por .lo tanto, ese sistema, más su ver-
existe un término de la SITUACIONón que pertenece a esa dad), daría sentido y veridicidad a nuestro enunciado. En el segundo
VERDAD (pertener'' caso, esa relación existe (los cálculos .sapientes permiten llegar a la
ce a .la'parte genérica que es esa VERDAD) y, a la vez, mantiene una re- conclusión de que ese «algo» debe ser un planeta), pero no encontra-
lación particular con los nombres puestos en juego en el enunciado.- mos en la SITUACIONón un término que la valide. De donde se
Esta relación depende de los determinantes enciclopédicos de la situad sigue que
ción (del saber). La ley dice entonces que, en la SITUACIONón en nuestro enunciado no es «aún» verídico desde el punto de. vista de la
la que se . astronomía.
desarrolla el procedimiento genérico post-acontecimiento, se puede , Esta.imagen ilustra dos rasgos de la ley fundamental del SUJETo:
saber si un enunciado de la. lengua-SUJETo tiene o no la posibilidad de ' - Como la relación sapiente entre un término y un enunciado de la
ser verídico en la SITUACIONón que agrega a la primera una lengua-SUJETo debe existir en la enciclopedia de .la
íH SITUACIONón, es posi-
VERDAD de éSr.

I
■'. ■■
ta. Basta para ello verificar la existencia de un término ligado al enun-
ciado en cuestión por una relación que sea, ella misma, discemible eri
la SITUACIONón! Si tal término existe, entonces su pertenencia a
ble que ningún término, para un. enunciado dado, valide esa relación.
En este caso, no tenemos ningún medio de anticipar la veridicidad,
desde el punto de vista del procedimiento genérico. '
la VERDAD Es factible también que exista un término de la
(a la parte indiscernible que es el ser-múltiple de una VERDAD) impon- SITUACIONón que
drá en la nueva SITUACIONón la veridicidad del enunciado mantenga con.un enunciado de la lengua-SUJETo la relación sapiente
inicial. en cuestión, pero que todavía no la hayamos podido indagar, de modo
Existe una versión ontológica de esta ley, descubierta por Cohén, que ignoramos si pertenece o no a la parte, indiscernible, que es la
'■■' :' ■' cuyos lineamientos se expondrán en la meditación 36. Pero su impor- VERDAD, que resulta, al infinito, del procedimiento genérico. En este
tancia es tan grande que será preciso detallar su concepto e ilustrarlo, caso, la veridicidad del enunciado está suspendida. Quedamos separa-
en la medida de lo posible, con ejemplos. dos de ella por el azar del trayecto de las indagaciones. Sin embargo,
Comencemos con una caricatura. En el marco del procedimiento podemos anticipar lo siguiente: si lo encontramos y se comprueba que
científico'de la astronomía newtoniana y teniendo en cuenta las per- está en conexión con el nombre del acontecimiento -y, por consi-
turbaciones observables de la trayectoria de ciertos planetas, es posi- guiente, que pertenece al ser-múltiple indiscernible de una VERDAD-,
ble enunciar que «Un planeta, aún no observado, modifica por atrac- entonces., en la SITUACIONón por-venir en la que esa VERDAD
ción las trayectorias». El operador de conexión es aqüí el cálculo puro existe, el
combinado con las observaciones existentes. Es cierto que si ese piar enunciado habrá sido verídico.
neta existe (en el sentido en el que la observación, al perfeccionarse,
termina por encontrar un objeto que clasifica con precisión entre los
planetas), entonces el enunciado «existe un planeta suplementario»
444 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO TEORÍA DEL SUJETO 445

Fijemos el vocabulario. Llamaré «forzamiento» a la relación impli- término pertenece, suplementa la SITUACIONón para la cual él
cada en la ley ñmdamental del SUJETo. Que un término de la es indiscer-
SITUACIONón nible. Pero este caso no está asegurado ni fácticamente (ya que pode-
fuerce un enunciado de la lengua-SUJETo quiere decir que la mos estar aún separados de. dicha indagación por innumerables aza-
veridicidad res), ni por principios (dado que los términos que fuerzan pueden ser
de ese enunciado en la SITUACIONón por-venir equivale a la indagados negativamente y, en consecuencia, no figurar en la
pertenencia de VERDAD).
ese término a la parte indiscernible que resulta del procedimiento gé- El emmciado no está forzado entonces a ser verídico.
nérico. Por consiguiente, que ese término, ligado ai enimciado por la Un SUJETo es un evaluador local de enunciados autonímicos [au-
relación de forzamiento, pertenece a la VERDAD. O bien que, encontra- tonymes], que él sabe que son, respecto de la SITUACIONón por-
do por el trayecto aleatorio del SUJETo, ese término ha sido indagado vénir -por
positivamente en cuanto a su conexión con el nombre del aconteci- lo tanto, desde el punto de vista del indiscernible-, o bien ciertamente
miento. Un término fiierza un enunciado si su conexión positiva con-él erróneos, o bien posiblemente verídicos, pero supeditados al habrá-te-
acontecimiento fuerza al enunciado a ser verídico en la nueva situa- nido-lugar de indagación positiva.
ción (la SITUACIONón suplementada por una VERDAD Procuraremos mostrar con claridad el forzamiento y la distribu-
indiscernible). El for- ción de las evaluaciones.
zamiento es una relación verijicable por el saber, puesto que ella inci - El enunciado de Mallarmé: «Eiacto poético consiste en ver súbita-
de sobre un término de la SITUACIONón (que está por lo tanto mente que una.idea se fracciona en una multiplicidad de motivos de
presentado y igual valor, y en proceder a reagruparlos», es un enunciado de la len-
nombrado en el lenguaje de la SITUACIONón) y un enunciado de gua-SUJETo,, autonímico [autonyme] del estado de una. configuración
la lengua- finita del procedimiento genérico poético. El universo réferencial de
SUJETo (cuyos nombres hacen «bricolage» con los múltiples de la si- este enunciado^ en particular el valor significante de las palabras
tuación). Lo que no es verificable por el saber es si el término qüé «idea» y «motivos», está supeditado a ese indiscernible de la situa-
fuerza un enunciado pertenece, o no, a lo indiscernible. Esto depende ción literaria que es un estado de la poesía que habrá sido más allá de
únicamente del azar-de las indagaciones. la «crisis de versos». La prosa y los poemas de Mallarmé -como los
Desde el punto de vista de los enunciados que son formulabies en de otros-, son indagaciones cuya reunión define ese indiscernible co-
la lengua-SUJETo -cuyo referente, es decir el universo de sentido, cabe mo VERDAD de.la poesía francesa después de Hugo. Una
recordar, está supeditado al infinito (y es para ese sentido pendiente configuración
que hay forzamiento de la veridicidad)- se pueden detallar tres posi- local de este procedimiento es un SUJETo (por ejemplo, lo que designa
bilidades, todas discemibles por el saber en el interior de la en pura presentación el significante «Mallarmé»). El forzamiento es
SITUACIONón lo que un saber puede discernir de la relación entre el enunciado cita-
y, por consiguiente, sin ninguna presuposición en cuanto a la parte in- do y tal o cual poema (o libro de poemas), de la que se induce que si
discernible (a la VERDAD): ese poema es «representativo» de la VERDAD poética posterior a Hugo,
a. el enunciado no puede forzarse: no mantiene la relación de for- el enunciado referido al acto poético será verificable como saber -y,
zamiento con ningún término de la SITUACIONón. En función por consiguiente, será verídico- en la SITUACIONón por-venir en
de esto, que- la que esr
da excluido que puéda'ser verídico, cualquiera sea la VERDAD; ta VERDAD existe (por lo tanto, en un universo en el que «la nueva
b. el enunciado puede forzarse universalmente: sostiene la relación poe-
de forzamiento con todos los términos de la SITUACIONón. sía», posterior a la crisis de versos, es efectivamente presentada y ya
Como muchos no sólo anunciada). Queda claro que im poema tal debe ser el vector
de esos términos (una infinidad) habrán de figurar en la VERDAD, cual- de relaciones discemibles en la SITUACIONón entre sí mismo y,
quiera que sea, el enunciado será siempre verídico en toda por ejem-
SITUACIONón plo, las palabras, originalmente vacías, como «idea» o «motivo». La
por-venir; existencia de ese único poema, en lo que guarda de encuentro, evalua-
c. el enunciado puede forzarse por algunos términos, pero no por do positivamente, garantizaría la veridicidad del enunciado «el acto,
otros. Todo depende, en cuanto al ñituro anterior de la veridicidad, del poético, etc», en toda SITUACIONón poética por-venir que lo
azar de las indagaciones. Si, y cuando un término que fiierza el enun- contenga, es
ciado habrá sido indagado positivamente, entonces el enunciado será
verídico en la SITUACIONón por-venir, en la que el indiscernible
446 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO TEORÍA DEL SUJETO 447

llamada por Mallarmé «el Libro». Pero, en suma, el estudio sapiente 5. LA PRODUCCIÓN SUBJETIVA: DECISIÓN DE UN IN'DECIDIBLE,
DESCALIFICACIÓN, PRINCIPIO DE LOS INEXISTENTES
de Un coup de des..;, en la meditación 19, vale como demostración dé
que la indagación que ese texto es, encuentra un término que, al mé^^
nos, ñierza a ser verídico el hecho de lo que se juega en un poema
moderno es el motivo de una idea (en última instancia, la idea mis'rná En su ser, el SUJETo no es más que la finitud del procedimiento
de acontecimiento). La relación de forzamiento está retenida, en esté ge-
caso, en el ^álisis del texto. . r .. nérico, los efectos locales de una fidelidad al acontecimiento. Lo que
Consideremos ahora el enunciado: «La fábrica es un lugar pólíti^^ él <q?roduce» es la VERDAD misma -parte indiscernible de la
co». Este enunciado está en la lengua-SUJETo del procedimiento SITUACIONón-
polítil pero la infinitud de esa VERDAD lo trasciende. Resulta abusivo decir
co posmarxista-leninista. Su universo referencial exige'el advenimién^ que una VERDAD es una producción subjetiva. Más bien, un SUJETo
tO'de ese indiscernible de la SITUACIONón que es la política en está
un modo capturado en la fidelidad al acontecimiento y supeditado a la VERDAD,
no parlamentario y no stalinista. Las indagaciones son las indagacio- de la que está para siempre sep^ado por el azar. .
nes y las intervenciones militantes de fábrica. Se puede determinar a - Sin embargo, el forzamiento permite descripciones parciales del
priori (en el conocimiento) que obreros, sitios-fábricas, sub- universo por-venir en el que una verdád suplementa la
SITUACIONo- SITUACIONón,
nes, fuerzan aquel enunciado a ser verídico en todo universo en el'que puesto que se puede saber, bajo condición, qué enunciados tienen po-
habrá sido establecida.la existencia de un modo político actualmente sibilidad de ser verídicos en dicha SITUACIONón. Un SUJETo
indiscernible. Es posible que el procedimiento se encuentre en el pum evalúa la nove-
to en el qué ios obreros han sido indagados positivamente y la vendía dad de la SITUACIONón por-venir, si no puede evaluar su ser.
cidad por-venir del enunciado haya quedado gármtizada. Es posible Vamos a dar
que no, pero la única conclusión que podemos extraer de ello es la ne- tres ejemplos de esta' capacidad, y también de su límite:
cesidad de perseguir el azar de los encuentros y mantener el procedí-^ a. Supongamos que un enunciado de la lengua-SUJETo es forzado
miento. La veridicidad sólo está suspendida. por ciertos términos y que otros fuerzan su negación. Podemos saber
Á contrario, si.examinamos la reacción musical neoclásica produ- que este enunciado és indecidible en la SITUACIONón. En
cida entre las dos guerras, constatamos que ningún término de la si- efecto, si fuera
tuación musical, definida en su propia lengua por esa corriente, pue- verídico (o erróneo) para la enciclopedia en su estado actual, ningún
de forzar la veridicidad del enunciado «la música es esencialmente término de la SITUACIONón podría volverlo erróneo (o verídico)
tonal». Las indagaciones (las obras neoclásicas) pueden sucedersé de un
hasta el infinito: ninguna encuentra nada de que se pueda saber, ha- modo inteligible. Ahora bien, esto debería ser así si dicho enunciado
biendo existido Schoenberg, que está en relación de forzamiento res- fúera'^forzable tanto positiva .como negativamente. Podemos decir
pecto de ese enunciado. Sólo el saber decide aquí la cuestión, algó. también que no hay ninguna posibilidad de hacer variar la veridicidad
que también puede decirse: el procedimiento neoclásico no es genérP. establecida de. un enunciado .agregando a una, SITUACIONón
co (en realidad, es constructivista; ver meditación ‘29). una VERDAD dé
Por último, un SUJETo se ubica, a través de su lengua, en el entré- esa SITUACIONón, ya que esto querría decir que, en VERDAD,
cruzamiento del saber y la VERDAD. En tanto configuración local de ese enunciado
un no era verídico en la SITUACIONón. Pero la VERDAD está
procedimiento genérico, está suspendido de lo indisceniible. Capaz dé sustraída al saber,
forzar condicionalmente la veridicidad de un enunciado de su lengua no lo contradice. .De donde se sigue que ese emmciado es indecidible
p^ una SITUACIONón por-venir -aquella en la que la VERDAD en la enciclopédia de la SITUACIONón: es imposible, con los
existe- él únicos recur-
SUJETo es el sapiente de sí mismo. Un SUJETo es im saber que sos existentes del saber, decidir si es verídico o erróneo. Es factible
pende de entonces que el azar de las indagaciones, la naturaleza del aconteci-
una VERDAD, de la que es su momento finito. miento, la del operador de fidelidad, conduzcan a que un enunciado
habrá sido verídico en la SITUACIONón por-venir (si se
investigó positi-
vamente im término qué fuerza su afirmación), o erróneo (si se inves-
tigó, positivamente un ¡término que ñierza. su negación), o se habrá
448 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO TEORÍA DEL SUJETO 449

resulta de un procedimiento semejante). Los casos productivos son sito de la novedad. Un procedimiento genérico circunscribe una parte
evidentemente los dos primeros, en los que un enunciado indecidible indiscernible, o sustraída al saber, y sólo fusionándose con la enciclo-
de la SITUACIONón habrá sido decidido para la pedia se considera autorizado a reflejar esa operación como la del no-
SITUACIONón por-venir, donde ser. Si se confunde indiscernibilidad con poder de la muerte, se falla
es presentada la VERDAD indiscernible. en el sostenimiento del proceso de la VERDAD. La autonomía del
El SUJETo puede evaluar esta decisión. Basta para ello que en la proce-
configuración finita del procedimiento, que es su ser, figure una indar dimiento genérico: excluye todo pensamiento en términos de «relacio-
gación en la que se constate que un término que fuerza el enunciado, nes de fuerza». Una «relación de fuerza» es un juicio de la enciclope-
en un sentido u otro, esté en conexión con el nombre del aconteci- dia. Lo que autoriza un SUJETo es lo indiscernible, lo genérico, cuyo
miento. Ese término pertenece entonces a la VERDAD indiscernible, y advenimiento suplementario rubrica el efecto global de un aconteci-
como fuerza el enunciado, sabemos que ese enxmciado habrá sido ve- miento. No hay ningún vínculo entre decidir un indecidible y suprimir
rídico (o erróneo) en la situíición que resulta de haber adjuntado ese una presentación.
indiscernible. En dicha SITUACIONón -es decir, en VERDAD- Pensada según su novedad, la SITUACIONón por-venir
el enunciado presenta todo lo
indecidible habrá sido decidido. Es importante destacar -porque con- que presenta la SITUACIONón actual, pero además presenta una
centra la historicidad azarosa de la VERDAD- que esta decisión puede, VERDAD de
sin incongruencia, ser positiva (verídica) o negativa (errónea). Esto ella, y en consecuencia presenta innumerables nuevos múltiples.
depende de la trayectoria de las indagaciones y del principio de evar Sin embargo, puede producirse la descalificación de un término.
luación que concentra el operador de conexión fiel. Ocurre que cierto No se excluye que sean verídicos en la nueva SITUACIONón,
enunciado indecidible es decidido en un cierto sentido. estando a sal-
Esta capacidad es tan importante que es posible definir un SUJETo vo el ser de cada término, enunciados como «los últimos serán los pri-
de la manera siguiente: lo que decide un indecidible, desde el punto meros» o «tal teorema, en principio importante, será un simple caso
de vista de un indiscernible. O bien, lo que fuerza una veridicidad, se- particular» o «el tema ya no será el elemento organizador del discurso
gún la suspensión de una VERDAD. musical», puesto que la enciclopedia no es invariable. En particular
. b. Dado que la SITUACIONón por-venir se- obtiene por (como lo establece la ontología, cf meditación 36), las evaluaciones
suplementación cuantitativas, las jerarquías, pueden verse trastocadas en la nueva-situa-
(una VERDAD, que era una excrecencia indiscernible representada y ción. Se da ahí la interferencia del procedimiento genérico y los deter-
no minantes enciclopédicos a los que se sustrae. Los enunciados que cali-
presentada, adviene ada presentación), todos los múltiples de la situa- fican tal p cual término lo disponen en una jerarquía, nombran su
ción fundamental están también presentados en la nueva lugar, son susceptibles de variación. Por lo demás, distinguiremos
SITUACIONón. No enunciados «absolutos», que un procedimiento genérico no puede des-
pueden desaparecer por el hecho de que la SITUACIONón nueva plazar, y enunciados que, por estar asociados a discernimientos artifi-
es. nueva. ciales, jerárquicos, y estar ligados a la inestabilidad de lo cuantitativo,
Si desaparecen, es según la SITUACIONón antigua. Debo pueden ser forzados en el sentido de una descalificación. En el fondo,
reconocer que en las contradicciones manifiestas de la enciclopedia no son inalterables.
Théorie du SUJET [Teoría del SUJETo] me había extraviado un poco Se hace evidente que, en VERDAD, esos emplazamientos y esas
al diferen-
abordar el tema de la destrucción.Todavía sostenía la idea de un vín- ciaciones no tenían un enraizamiento legítimo en el ser de la
culo esencial entre destrucción y novedad. Empíricainente, la novedad SITUACIONón.
(política, por ejemplo) va acompañada de destrucciones. Pero es preci- Por consiguiente, un SUJETo es también lo que evalúa la posible
so comprender bien que este acompañamiento no está ligado a la nove- descalificación de un múltiple presentado. Y esto es muy razonable,
dad intrínseca, la que, por el contrario, es .siempre ima suplementación puesto que lo genérico, o una-VERDAD, al ser una parte indiscernible,
a través de una VERDAD. La destrucción es el efecto antiguo de la se
suple- sustrae a los determinantes del saber y es particularmente rebelde a
mentación nueva en lo antiguo. Por cierto, podemos tener un saber de las calificaciones más artificiales. Lo genérico es igualitario y todo
la destrucción; basta para ello la enciclopedia de la SUJETo, en última instancia, se dispone a la igualdad.
SITUACIONón primera.
Una destrucción no es VERDADera, sino sapiente. Matar a alguien de-
pende siempre del estado (antiguo) de las cosas, no puede ser un requi-'
450 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

c. Observemos, finalmente, que aquello cuya calificación en ía . MEDITACIÓN TREINTA Y SEIS


nueva SITUACIONón está ligado a una inexistencia estaba ya
calificado dé El forzamiento: de lo indiscernible a lo indecidible
ese modo en la SITUACIONón antigua. Llamaré a esto el
principio de los
inexistentes. En efecto, he afirmado que una VERDAD, en tanto
nueva’^o
suplementaria, no suprimía nada. Si una calificación es negativa, es
porque se constata que tal múltiple no existe en la nueva
SITUACIONón^
Por ejemplo, si son verídicos en la nueva SITUACIONón los
enunciados
«ser insuperable en su género», o «ser absolutamente singulan), cuya
esencia reside en que no es presentado ningún término que «supere»
al primero ó sea idéntico al segundo, entonces la inexistencia de di-
chos términos ya debía haberse probado en la primera :. Así como la ontología no puede sustentar el concepto de VERDAD
SITUACIONón,! pues- (por falta de acontecimiento), tampoco puede formalizar el de SUJETo.
to que la suplementación a través de una VERDAD no puede proceder En contrapartida, puede servir para pensar el tipo de ser al que corres-
de ponde la ley fundamental del.SUJETo, es decir, el forzamiento. Es la
una destrucción. Dicho de otro modo: la inexistencia es retroactivav Si se-
la constatamos en la SITUACIONón por-venir, es porque ya gun^ vertiente (después de lo indiscernible) de la revolución intelec-
inexistia en lz. tual no-sabida, introducida por Cohén. Esta vez, se trata de conectár el
primera SITUACIONón. .. •., ser de la VERDAD (los múltiples genéricos) con el estatuto .de los
La vertiente positiva del principio dé los inexistentes se enuncia: enun-
un SUJETo puede portar una descalificación, pero nunca una ciados (demostrables o indemostrables). En ausencia de toda tempora-
desingula'^ lidad-por consiguiente, de todo futuro anterior-, Cohén establece el
rización. Lo que es singular en VERDAD lo era en esquema ontológico de la relación entre Jo indiscernible y lo indecidi-
SITUACIONón. ble. Nos muestra que;.ia existencia de un SUJETo es compatible con'la
Un SUJETo, instancia finita de una VERDAD, realización ontología. Arruina todas las pretensiones del. SUJETo en declararse
discernida de «contradictorio» con el régimen general del ser. Aunque esté sustraído
un indiscernible, lengua autonímica {autonyme], es aquello qüe fuer-: al decir del ser (la matemática), el SUJETo tiene posibilidad de ser.
za la decisión, descalifica lo desigual, y salva lo singular. Por esas tres El resultado más importante al que llega Cohén sobre éste punto es
operaciones, de las que sólo nos obsesiona su rareza, el ácontecimienv el siguiente: en una SITUACIONón fundamental qicasi-
to viene al ser, cuya insistencia había -suplementado. • completa:,: GS posible
determinar en qué condiciones tal o cual enunciado es verídico en la
extensión genérica obtenida luego de haber adjuntado una parte indis-
cernible de la SITUACIONón. La herramienta de esta
determinación es el es-
tudio deciertas propiedades de los nombres; y esto es inevitable, ya
que los nombres son todo lo que los habitantes de la
SITUACIONón conocen
de la extensión genérica, la cual, en su universo, no existe. Evaluemos
bien el problema: si se tiene un enunciádo X (a), la suposición de que
a pertenece a la extensión genérica es irrepresentable en la
SITUACIONón
452 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL FORZAMIENTO: DE LO INDISCERNIBLE A LO INDECIDIBLE 453

fórmula X (}ii), aplicada a los nombres, una condición 7C y la veridici-


fundamental. Lo que en cambio tiene sentido és el ¿riunciado X (|i¡), •
dad de la fórmula (i^^s (iii)) en la extensión genérica, cuando tene-
donde fii es tm nombre para un hipotético elemento a de esa exten-
sión. Ese elemento se escribe (p-i) y constituye el valor referencial mos 7ts9;
del nombre \i\. Evidentemente, no hay ninguna razón para que la veri-
dicidad de X (a) -X (^9 (iti))- en la extensión implique la de X (jxi)
en la SITUACIONón. A lo sumo, se podrá esperar ima
implicación del tipo: 1. LA TÉCNICA DEL .FORZAMIENTO
«Si la extensión obedece a tal requisito, entonces a X (p-i), fórmula que
tiene sentido en la SITUACIONón, debe corresponder un X (a)
verídico en La presentación del forzamiento de Cohén es demasiado «calculis-
esa extensión, siendo a el valor referencial del nombre )Xi en dicha ex- ta» para poder desarrollarla aquí. Me limitaré a indicar la estrategia
tensión». Pero es necesario que el requisito pueda expresarse en la si- que sigue.
tuación. Ahora bien, ¿qué puede suponer un habitante de la Supongamos nuestro problema resuelto. Tenemos una relación, in-
SITUACIONón dicada que se lee «fuerza» y es tal qué:
en lo que hace a una extensión genérica? A lo sumo, que tal o cual - si una condición fuerza un enunciado; sobre los nombres, en-
%.

condición figura en la parte genérica 9 correspondiente, ya que en la tonces, para toda parte genérica 9, tal que TU € 9, el mismo enuncia-
SITUACIONón conocemos las condiciones y tenemos el concepto do, referido esta vez al valor referencial de los nombres, es verídico
(vacío) dé en la extensión genérica iS (9);
ese conjunto particular de condiciones que es una parte genérica. Lo - recíprocamente, si un enunciado es verídico en una extensión ge-
que buscamos; entonces, es un enunciado del tipo: «Si, en la nérica-ó" (9.), existe una condición TU tal que TU G 9, y TU fuerza el
SITUACIONón, enunciado aplicado a los nombres, cuyos valores figuran en el emm-
hay tal relación entre unas condiciones y el enunciado X (fii), entonces^' ciado verídico considerado.
la pertenencia de esas condiciones a la parte 9 implica, en. la exten- Dicho de otro modo, la relación de forzamiento entre TU y el
sión genérica correspondiente, la véridicidad de X ($? (M-i))»- enuncia- •
Esto quiere decir que el ontólogo va a establecer, desde el exterior do X aplicado a los nombres, equivale a la véridicidad del enunciado X
de la SITUACIONón, la equivalencia entre ima relación en toda extensión genérica Ó” (9), tal que TU € 9. Como la relación «TU
controlable en la si- fuerza a Xy> es verificable en la SITUACIONón S, nos
tuación (relación entré una condición 7t y un enunciado X (|X]) del len- transformamos en los
guaje de la SITUACIONón) y la véridicidad del enunciado X (^^í amos de la véridicidad posible de una fórmula en la extensión Ó* (9), sin
(M-O) en la «salir» de la SITUACIONón ñmdamental en la que está definida la
extensión genérica. De este modo, toda véridicidad en la extensión sé relación
dejará condicionar en la SITUACIONón. El resultado, por (fuerza). El habitante de S puede forzar: esta véridicidad sin tener que
cierto'capital, se- discernir nada en la extensión genérica, donde, se sitúa lo indiscernible.
rá el siguiente: pese a que un'habitante de -la SITUACIONón no Se trata entonces de establecer que existe una relación ^ que veri-
conoce nada X {^9
fica (pi),... ^2 (Mantes
la equivalencia (3 TUmencionada, sea:X (pi,... p.„)))]
) .[(TU G 9 &o(TU
I ____________ _ ____________ I I_____________________ ; ___________________ j
de lo indiscernible -por consiguiente, de la extensión- puede sin em- véridicidad de una . véridicidad de una relación de forzamiento
bargo pensar que la pertenencia de cierta condición a una descripción fórmula en la extensión entre una condición y la fórmula aplicada
genérica equivale a la véridicidad de cierto enunciado en esa exten- genérica ■ a los nombres (en la-SITUACION ón fundamental)
sión. Reconoceremos que este habitante está en posición de SUJETo de
pertenencia de la condición que fuerza al indiscernible 9
una VERDAD: él fuerza la véridicidad al punto de lo indiscernible. Lo
hace con los únicos recursos nominales de la SITUACIONón, sin
tener que
representar esa VERDAD (sin tener que conocer la existencia de la ex-
tensión genérica). ' ■ , .; -
Agreguemos que «habitante de S» es una metáfora^ que no corres-
ponde a ningún concepto matemático. La ontología piensa la ley del
SUJETo,'no el SUJETo. Esta ley encuentra su garantía de ser en el gran
descubrimiento de Cohén: el forzamiento. El forzamiento de Cohén
es, precisamente, la determinación de la relación buscada entre una.
454 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO . EL FORZAMIENTO: DE LO INDISCERNIBLE A LO INDECIDIBLE 455

La relación ^ opera entre las condiciones y las fórmulas. Por lo definido para esos rangos inferiores, lo definiremos para el rango si-
tanto,' SU definición es tributaria del formalismo de la lengua de la guiente. .
teoría de conjuntos. Un examen atento de ese formalismo -tal como En el apéndice 7, muestro el forzamiento de la igualdad para los
aparece en la nota técnica de la meditación 3- muestra que los signos nombres de rango nominal 0. La terminación de la recurrencia es, pa-
de una fórmula pueden ser reducidos, en última instancia, a cuatro ra los curiosos, un ejercicio de generalización de los métodos puesto
signos lógicos (~, 3, =) y un signo específico (e), ya que los otros en juego en dicho apéndice.
signos lógicos (&, o, V) pueden ser definidos a partir de los ante- Remarquemos tan sólo que al término de esos laboriosos cálculos,
riores (cf. apéndice 6). Una simple reflexión sóbre la escritura de las se llega a definir tres posibilidades:
fórmulas aplicadas a los nombres mostrará entonces que son de algu- - pi = p2 es forzado por la condición minimal 0. Como esta con-
nó. de los cinco tipos siguientes: dición pertenece a toda parte genérica, (pi) = ?:s (|42) es siempre
: a. pi = jJL2 (fórmula atómica igualitaria) verídica, cualquiera sea $; .
b. e \i2 (fórmula atómica de pertenencia) - pi = P2 es forzado por una condición TEI particulár. Entonces, $
- c.~X (donde X es una fórmula «ya» construida) (pi) = 5:5 (P2) es verídica en ciertas extensiones genéricas (aquellas
d. X2 (donde X] y X2 están «ya» construidas) en las que TE] s $) y errónea en otras (cuando (TEI € 9)).
. e. (3 p) ^ (p) (donde X es una fórmula que contiene p como varia- - Pi - P2 no es forzable. Entonces 5? (úO = 52 (|42) no es verídi-
blelibre).'. co en ninguna extensión genérica. ■ ;
Si definimos con claridad el valor-de la relación TI ^ X. (la condi- Estos tres casos definen entre sus extremos (enunciados siempre o.
ción 71 fuerza la fórmula X ) para estos cinco tipos, tendremos ima de- nunca verídicos), un campo aleatorio donde se puede forzar ciertas
finición general a través del procedimiento llamado de recurrencia so- veridicidades, sin que sean absolutas, en el sentido en que la perte-
bre la amplitud, dé las escrituras, que está expuesto en el apéndice 6. nencia de tal o cual condición a la descripción implica únicamente
La mayor cantidad de problemas lo plantea la igualdad. En efecto, esas veridicidades en las extensiones genéricas correspondientes. En
no es evidente de qué manera una condición, por su pertenencia a una este punto los enunciados X de la teoría de conjuntos (de la ontología
parte genérica, puede forzar dos nombres pi y p2 a tener el mismo va- general) van a revelarse indecidibles, dado que son verídicos en cier-
lor referencial en una extensión genérica, ya que lo que nosotros bus- tas SITUACIONones y erróneos en otras, según que ima
camos es, precisamente: condición pertenez-
ca, o no, a una parte genérica. Lazo esencial entre lo indiscernible y
■ [TE ^ (PJ = P2)] [TE G $ (pi) = ]^5 (P2)]] lo indecidible, donde radica la ley del SUJETo.
Una vez regulado el problema del forzamiento de las fórmulas de
. . Con la obligación sine qua non de que la escritura a la izquierda tipo pi = p2, pasamos a las otras fórmulas elementaleSj-las de tipo pi
de la equivalencia sea definida estrictamente, en cuanto a su veridici^ € P2. Las cosas irán ahora mucho más rápido, debido a que.vamos a
dad, en la SITUACIONón fundamental. ■’• forzar uná igualdad ps = pi {pues sabemos hacerlo), de rnodo que ten-
Afrontamos la dificultad trabajando con los rangos nominales (cf gamos, inicialmenté, 52 (Ps) s 52 (M-2). Esta técnica se,basa en la
interdependencia entre pertenencia e igualdad, tal como la funda la
meditación 34). Comenzamos con las fórmulas pi = P2, donde pi y p2
gran Idea de lo mismo y de lo otro, que es el axioma.de extensionali-
son de rango nominal 0, y definimos TE ^ (pi - P2) para esos nom-
dad (meditación 5).
bres. ........
¿Cómo proceder para las fórmulas complejas del tipo ~ X, Xi X2
Úna vez explicitádo el forzamiento sobre los nombres de rango o (3a) X (a)? ¿Se las puede forzar también?
nominal 0, pasarémos al caso general, recordando que un nombre es- La respuesta, positiva, se construye por recurrencia sobre la ampli-
tá compuesto por condiciones y nombres de rango nominal inferior tud de las escrituras (sobre esto, cf. apéndice 6). Sólo examinaré el
(estratificación de los nombres). Suponiendo que él forzamiento fue caso, apasionante desde el punto de vista filosófico, de la negación.
EL FORZAMIENTO: DE LO INDISCERNIBLE A LO INDECIDIBLE 457
456 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

Suponemos que el forzamiento está definido por la fórmula X 5^. en una extensión genérica S (9 ), entonces existe una condición 7t que
que %i ^ X verifica la equivalencia fundamental entre forzamiento pertenece a 9 y que fuerza la fórmula.
(en S) y veridicidad (en ó” (9)). ¿Cómo «pasar» al forzamiento de la En esas condiciones, las hipótesis posibles son tres, como lo he-
fórmula ~(X)? ,.r mos visto en el caso de la igualdad )ii = ji2-
Observemos que si n\ fuerza X y 71:2 domina se excluye que TEÍ - la fórmula X, forzada por 0, es verídica en toda extensión S (9 );
fuerce ~ (X). En efecto, si 7C2 forzara ~ (X), esto querría decir que - la fórmula X, que no. es forzable (no existe ningún 7t tal que TI ^
cuando 712 e 9entonces -- (X) seria verídico en 5 ( 9 ) (equivalencia X), no es verídica en extensión iS'( 9); '
fundamental entre forzamiento y veridicidad, a partir del momento en - la fórmula X, forzada por xma condición 7C, es verídica en ciertas
que la condición que fuerza pertenece a 9). Pero si 7C2 é extensiones 5(9), aquellas en- las que 7t G • 9, y no lo es en otras: Lo
9y7t2dorDÍ- que conducirá a la indecidibilidadpntológicá de'esta fórmula.
na TCi', tendríamos también que 7ti G 9 (regla de las partes correc- De estás consideraciones resulta que, dada una fórmula X en la len-
tas, cf meditación 33). Ahora bien, si ni fuerza X y 7ti G 9, la fórmu- gua de la teoría de conjuntos, podemos preguntamos si es necesario,
la X sería verídica en 5" (9). Ocurriría entonces que en 5 (9) serían imposible o posible que ella sea verídica en una extensión genérica.
verídicos, simultáneamente, X (forzado por Tti) y ~ (X) (forzado por Este problema tiene sentido.para-un habitante de S. En efecto, el reexa-
7t2), lo que es imposible si la teoría es coherente. mina si la fórmula. X, aplicada a ciertos nombres, es forzada por 0, no
A partir de esto, podremos decir que 7t fuerza ~ (X) si ninguna forzable, o bien forzable por una condición particular 7t no vacía.
condición dominante re fuerza X: El caso que corresponde examinar en primer lugar es el de los axio-
mas de la teoría de conjuntos, o grandes Ideas de lo múltiple. Como S,
[71 ~ (X)].^ [(TT c: TC])~ (Til X)] SITUACIONón guasi completa, «refleja» la ontología, dichos
axiomas son
La negación se remite aquí al hecho de que ninguna condición rn?<; todos verídicos en ella. ¿Siguen siéndolo en 5 (9)? La respuesta es ca-
fuerte (más precisa) de lo indiscernible fuerza a la afirmación a ser tegórica: esos axiomas están todos forzados por 0 y, por lo tanto, son
verídica. De modo que ella es, en lo esencial, lo inforzable de la afir- verídicos en toda extensión genérica. De donde se sigue que:,
mación. Es un poco evasiva, ya que no depende de la necesidad de la
negación, sino de la no-necesidad de la afirmación. En el forzamien-
to, el concepto de la negación tiene algo de modal: se puede negar 2. UNA EXTENSIÓN GENÉRICA DE UNA SITUACION ÓN QUÁSI COMPLETA ES
desdé el momento en que no hay obligación de afirmar. Esta modali- TAMBIÉN QUÁSI COMPLETA
dad de lo negativo es característica de la negación subjetiva, o post-
acontecimiento.
Algunas consideraciones de lógica pura permiten definir, después Éste es el resultado más importante de la técnica del forzamiento y
de la negación, el forzamiento de Xi X2 bajo la suposición del for- formaliza en la ontología una propiedad crucial de los efectos de suje-
zamiento de Xi y X2; lo mismo ocurre con (3 a) X, bajo la suposición to: una VERDAD, cualquiera sea la novedad verídica que sustente, se
de que haya sido definido el forzamiento de X. De este modo, por mantiene homogénea respecto de las características mayores de la si-
análisis combinatorio, vamos de las fórmulas más simples a las más tuación de la que ella es VERDAD Los matemáticos lo enuncian así ; si
complejas, o de las más cortas a las más largas. S
Una vez concluida esta construcción, verificamos que, para toda
es un modelo transitivo enumerable de la teoría de conjuntos, también
fónnula X, disponemos de los medios p^a demostrar, en S, si existe o
lo es una extensión genérica 5 (9). El propio Cohén declara que «la
no una condición 7t que la fuerce. Si existe, entonces su pertenencia a
intuición de por qué es así, es difícil de explicar. A grandes rasgos,
la parte genérica 9 implica que la fórmula X es verídica en la exten-
[es porque] no puede ser extraída ninguna información del conjunto
sión genérica 5" ( 9). De manera inversa, si una fórmula X es verídica
[indiscernible] a que no esté ya presente en M [la SITUACIONón
finida-

i
458 EL SER Y.EL ACONTECIMIENTO EL FORZAMIENTO: DE LO INDISCERNIBLE A LO INDECIDIBLE 459

mental]». Podemos pensar esta dificultad: puesto que la extensión ge-' dad es indecidible en esa SITUACIONón. Nos encontramos, aquí
nérica se obtiene adjuntando una parte indiscernible, genérica, anóni- en ios con-
ma, no se puede discernir, a partir de ella, características invisibles de fines de un pensamiento posible de la subestructura ontológica de un
la SITUACIONón ftmdamental. Una VERDAD, forzada según lo SUJETo.
indiscernible Observemos en primer lugar que, si suponemos que la ontología és
que produce un procedimiento genérico de fidelidad, bien puede sos- consistente -esto es, que no es posible deducir ninguna contradicción
tener enunciados verídicos suplementarios, lo que refleja que el acon- formal de los axiomas de la teoría de lo múltiple puro-, ningún enun-
tecimiento en el que se origina el procedimiento ha sido nombrado en ciado verídico en una extensión genérica 5 ( 9) de una
exceso sobre la lengua de la SITUACIONón. Ese suplemento, sin SITUACIONón quasi
embargo, completa puede arruinar dicha consistencia. O bien, si un éniinciado X
no puede revocar .sus grandes principios de consistencia, dado que la es verídico en 5 (9), la teoría de conjuntos (llamémosla TC), suple-
fidelidad es interior a la SITUACIONón. Por este motivo, se trata mentada por la fórmula X, es consistente, en la medida en que TC lo
de una es. Podemos siempre suplementar la ontología con un enunciado cuya
VERDAD de la SITUACIONón y no comienzo absoluto de otra veridicidad sea forzada a partir de un indiscernible 9.
diferente. El Supongamos que TC - ^Xn o sea consistente, a pesar de que T C so-
SUJETo, que es la producción que fuerza un indiscernible incluido en la la lo sea. Esto, quiere decir que ~ X. es im teorema de T C. En efecto, si
SITUACIONón, no la puede arruinar. Lo que puede hacer es puede deducirse una contradicción, digamos (~ X i & Xi), de TCH- X,
engendrar ello quiere decir que puede deducirse, en función del teorema de la
enunciados verídicos que fueran hasta entonces indecidibíes. Reen- deducción (cf. meditación 22), la implicación X- ^{' - X\ Se Xi) en TC
contramos aquí nuestra definición de SUJETo, en tanto soporte de un sola.. Pero de X -^ (~ Xi & Xi) se puede deducir, a través de operacio-
forzamiento fiel que articula lo indiscernible a la decisión de un inde- nes lógicas simples, el enunciado ~ X. Entonces ^ X es un teorema de
cidible. Pero es necesario establecer, primeramente, que la suplemen- re, un enunciado fiel de la, ontología.
tación que el SUJETo opera se adecúa a las leyes de la La demostración de ~ X sólo utiliza un número finito de axiomas,
SITUACIONón. O que como toda demostración. En consecuencia, existe una
la extensión genérica es también ella una SITUACIONón quasi SITUACIONón enu-
completa. merable quasi completa S en la que todos esos axiomas son verídicos.
De hecho, se trata de verificaciones, caso por caso, de la existencia Siguen siendo verídicos en una extensión genérica 5(9) de esa situa-
de im forzamiento para todos los axiomas de la teoría de conjuntos; ción. Por lo tanto, X, consecuencia de esos axiomas verídicos, es
que se supone que son verídicos en la SITUACIONón S. Doy también verídico en 5 ( 9). Pero entonces, X no puede ser allí verídico.
algunos ejem- Podemos remontar a la consistencia de la SITUACIONón 5
plos simples y típicos en el apéndice 8. de.manera
El sentido general de esas verificaciones es claro. La conformidad más precisa. Si X y ~ X son a la vez verídicos en 5 (9), existe..una
de la SITUACIONón S respecto de las Ideas de lo múltiple condición 7ti que fuerza X, y ima condición 7t2 que füerza ~ X (esta
3. ESTATUTO DE ENUNCIADOS VERÍDICOS EN UNA EXTENSIÓN
implica, forza- vez, X está aplicada a nombres). Tenemos entonces, en 5, los dos
GENÉRICA
miento mediante, la conformidad de la extensión genérica Ó* (9). La enunciados verídicos: 7ti X y 7t2 X. Como 7Ci e 9 y 7t2 e 9., ya
5(9):
genericidad conserva las leyes de la consistencia. Algo que también
LO ÍNDECIDIBLE
que X y ~ X son verídicos en 5 (9), existe una condición 7C3 €' 9 que
se puede decir así: una VERDAD consiste en la medida en que la situa- domina tanto a 7ti como a 7C2 (regla Rd2 de los conjuntos correctos).
ciónDede la queloella
todo es VERDAD,
anterior, es consistente.
se infiere el examen de la conexión -donde Esta condición KS fuerza, a la vez¿ X y ~ X. Ahora bien, según la de-
comienza la posibilidad de ser del SUJETo- entre una parte indiscerni- finición del forzamiento., de la negación (ver más arriba), tenemos:
ble de una SITUACIONón y el forzamiento de un entmciado cuya TC3
veridici- ~ X —> ~ (7t3 X), puesto que TCS c 713.
Si tenemos también 7t3 X, tenemos, en realidad, la contradicción
formal: (713 ^ X) & ~ (7C3 X), que es una contradicción
expresada
en el lenguaje de la SITUACIONón 5. Es decir, que si 5 (9)
validara enun-
460 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL FORZAMIENTO: DE LO INDISCERNIBLE A LO INDECIDIBLE 461

ciados contradictorios, iS" también lo haría. A la inversa, si 5 es otros valores, incluso casi cualquier valor, sabremos que el problema
coiisis'- del exceso estatal es indecidible en la ontología.
tente, S (9) debe serlo. Se excluye entonces que mi enunciado verídi- En lo que respecta n la medida del exceso, el forzamiento a través
co en S ($) arruine la consistencia supuesta de S y, finalmente, dé de lo. indiscernible va a establecer la indecidibilidad de lo que vale esa
TC. En adelante, supondremos que la ontología es consistente y que medida. Hay errar de la cantidad y el SUJETo, que fuerza lo
si X es verídico en 5 (9 ), este enunciado es compatible con los axio- indecidible
mas de TC. No hay, en definitiva, más que dos estatutos posibles para en vez de lo indiscernible, es el proceso fiel de dicho errar. La demos-
un enunciado X que el forzamiento revela verídico en una extensión tración que sigue establece que un proceso de este tipo es compatible
genérica 5 ($): con el pensamiento del ser-en-tanto-ser. Se requiere que tengamos
- o bien X es im teorema de k ontología, una consecuencia deduc- presente los principales conceptos de las meditaciones 33 y 34.
tiva fiel de las Ideas de lo múltiple (axiomas de TQ',
- o bien Xno es un teorema de TC. Pero entonces, al ser compati-
ble sin embargo con TC, es un enunciado indecidible dé la ontología: 4. ERRAR DEL EXCESO (1)
podemos suplementar tanto con X como con ~ X., y la consistencia se
mantiene. En este sentido, las . Ideas de-lo múltiple son impotentes pa-
ra la veridicidad ontológica de ese enunciado. Vamos a mostrar que | p (©o) | puede sobrepasar, en una extensión
En efecto, si X es compatible con TC es porque la teoría TC + X es genérica iS" (9), a un cardinal 9, absolutamente cualquiera, dado de
consistente. Pero si X no es un teorema de TC, la teoría TC + X es
antemano (recordemos que en el universo constructible L, tenemos [ p
igualmente consistente. Si no lo fuera, se podría deducir en ella una
(coo)| = ©i). .
contradicción, supongamos (Xi & ~ Xi). Pero tendríamos entonces, en
TC sola, según el teorema de la deducción, el teorema deducible; ~ X
Consideremos ima SITUACIONón quasi completa
enumerable, S. En esa
(Xi & ~ Xi). Con algunos pasos lógicos sencillos se puede deducir
X, lo que contradice la hipótesis de que X no es un teorema de TC.
SITUACIONón, está necesariamente ©o, ya que ©o, el primer
ordinal, límite,
La SITUACIONón es finalmente la siguiente: un enunciado
es un término absoluto. Consideremos ahora un cardinal 3 de la situa-
X verídico en
ción S. «Ser un cardinal» no es, en general, una propiedad absoluta.
una extensión genérica 5 (9) es un teorema de la ontología o un
Esto significa que 3 es un ordinal y que entre d y los ordinales más
enunciado indecidible para la ontología. En particular, si sabemos que
pequeños no hay correspondencia biunívoca que esté en la
X no es un teorema de la ontología y que X es verídico en S (9 ), sabe-
mos que X es indecidible.
SITUACIONón
S. Tomemos un cardinal cualquiera de S, pero que sea superior a ©o
El punto decisivo para nosotros concierne a los enimciados relati-
(en ó).
vos a la cardinalidad del conjunto de las.partes de un conjunto, por lo
El objetivo es mostrar que, en una extensión genérica 5" (9) que
tanto, al exceso estatal. Este probiema guía las orientaciones del pen-
vamos a fabricar, hay al menos tantas partes de ©o como elementos
samiento en general (cf. meditaciones 26 y 27). Sabemos ya que el
tiene el cardinal 3. Por consiguiente, para un habitante de S (9 ), tene-
enunciado «el exceso estatal no tiene medida» no es un teorema de la
mos: 1 p (©o) 1 ¿ 3. Como 3 es un cardinal cualquiera superior a ©o,
ontología. En efecto, en el úniverso constructible (meditación 29), es-
habremos demostrado así el errar del exceso estatal, que es cuantitati-
te exceso es medido y minimal: tenemos j p (©a) 1 = (£)S{a). La
vamente tan grande corno queramos.
medida
• La cuestión es construir el indiscernible 9 de manera adecuada. El
cuantitativa del exceso estatal es precisa: la cardinalidad del conjunto
lector recuerda que, para sostener la intuición de lo genérico, habíamos
de las partes es el cardinal sucesor del que rnide la cantidad de la si-
tomado series finitas de 0 y de 1. Esta vez vamos a utilizar series fini-
tuación. Es entonces compatible con los axiomas de TC que tal sea la
tas de ternas de tipo <a ,n , 0> o <a ,n , 1 >, donde a es un elemento
VERDAD de este exceso. Si encontramos extensiones genéricas S {9 )
del cardinal 3, n es un número entero -por lo tanto, un elemento de
en
©o- y luego viene alguna de las marcas 0 o l.La. información trans-
las que, por el contrario, es verídico que p (©a) tiene por cardinalidad
462 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL FORZAMIENTO: DE LO INDISCERNIBLE A LO INDECIDIBLE 463

portada por esta tema es, implícitamente, de tipo: si < a, 1 > Resulta sugestivo «visualizar» qué es una dominación en el ejem-
esto quiere decir que a está «apareada» a n. Si es < a, n, 0 > la que plo propuesto. Así, «contener una condición de tipo <a ,5 ,0 > o < a,
pertenece a 2, esto quiere decir que a.no está apareada a n. No se po-.; 5, 7 >» (donde se ha fijado el número 5) define un subconjunto de
drá obtener entonces, éíi una misma serie finita, la terna < a,«, 0 >:y^ condiciones que es una dominación, ya que si una condición TC no lo
la terna < a, «, 1. >, que dan informaciones contradictorias. Planteare^ contiene, podemos agregárselo sin contradicción. Otro tanto cabe de-
mos que nuestro conjunto de condiciones © está construido de la ma- • cir de «contener una condición de tipo < ai, n , 1 >. o < ai, n, O >»,
ñera siguiente: donde ai es un elemento fijado del cardinal d , etc. Vemos que 2 está
- Un elemento de © es un conjunto finito de ternas < a, «, 0 > o < constreñido a contener, en las condiciones que lo componen, «todos
a, n, 1 >, con oc 6 3 y « € coo, quedando entendido que ninguno de los «» y «todos los a», por el hecho de que al intersectar las domina-
esos conjimtos puede contener simultáneamente, una vez fijados a y ciones que corresponden a un n o un a fijos -por ejemplo, 5 y Cúo
«, las temas < a,«, / > y < a,«, 0 >. (puesto que d es un cardinal infinito superior a coo» o bien OJo e 3)-
Por ejemplo, {< a, 5, / >, < p, 4, 0 >} es una condición. Pero {< hay siempre entre sus elementos al menos una terna de tipo < P, 5, O >
a,5,7>,<a. J,0>}noloes. o < p, 5, 7 >, como así también una de tipo < COÓ, «, > o < COQJ n, 1 >.
- Una condición domina a otra si contiene todos las temas de la Esto nos indica la genericidad de 2, su carácter cualquiera, y, a la vez,
primera, esto es, si la primera está incluida en la segunda. Por ejemplo: permite prever que habrá en S (2) una suerte de correspondencia en-
tre «todos los elementos n de coo» y «todos los elementos a de 9». Allí
{< a, 5, 7 >, < ¡3,4 ,0 >}c z {< a, 5, 7 >, < ¡3, 4 ,0 >,< p, d, 7 >}■• se enraizará lo arbitrario cuantitativo del exceso.
•Forzamos adjuntar el indiscernible 2 3 5, por nominación (medita-
Es el principio de orden. ción 34), obteniéndose así la SITUACIONón Ó" (2), en la cual 2
~ Dos condiciones son compatibles si están dominadas por una es, en esta
misma tercera. Esto excluye que contengan temas contradictorias, co^' ocasión, un elemento. Sabemos, por forzamiento (comienzo de esta
mo < a, 5, 7 > y < a, 5, 0 >, ya que lafercera debería contener a las meditación), que ó" ( 2) es también una SITUACIONón quasi
dos y no sería entonces una condición. Es el principio de coherencia. completa: to-
- T Queda claro que una condición está dominada por dos condicio- dos los axiomas «actualmente utilizados» de la teoría de conjuntos
nes incompatibles entre ellas. Por ejemplo, {< a, 5, 7 >, < p, 4 , 0 >} son VERDADeros para un habitante de ó" ( 2 ).
está dominada por {< a, 5, 7 >, < p, 4 , 0 >, < p, 3 , 7 >}, pero también Consideremos ahora, en la extensión genérica S {9 \ los conjuntos
por {< a, 5 , J >,< p, 4 ^0 >, < p, 3 , 0 >}.' Las dos condiciones domi- Y (n ), que se deñnen del siguiente modo, para cada y que es un ele-
nantes son incompatibles. Es el principio de elección. mento del cardinal 9: •
.• Escribiremos TCI, T C 2> etc., las condiciones (los conjuntos de temas y{n ) = {« / {< Y, «, 7 >} € 2}, o sea, el conjunto de los enteros n
adecuadas). ^ ... que figuran en la tema < y,n ,l> tal que {< y, n, 1 >} es elemento de
.. Un. subconjunto correcto.de © está definido, exactamente como la parte genérica 2. Cabe señalar que, si una condición 7C de 2 tiéne
en como elemento una terna de ese tipo, el singleton de esa tema -esto
la meditación 33, por las reglas Rd \y Rd 2'- si una condición pertenece es, justamente, {< y, n, 7 >}^ está incluido en 2X,por lo tanto, está do-
al conjunto correcto, toda condición que ella domine también pertene- minado por 7t, por lo tanto, pertenece a 2 si 7C le pertenece (regla Rdi
ce a él (y, por consiguiente, siempre, la condición vacía .0). Si dos de las partes correctas).
condiciones pertenecen al conjunto correcto, también le pertenecé Esos, conjuntos, que son partes de ©o (conjuntos de enteros) perte-
una condición que domine a ambas (y por lo tanto, esas dos condicio- necen a ó" (2), ya que su definición es clara para.im habitante de ó"
nes son compatibles). ' • . ( 2 ), SITUACIONón quasi completa (se obtienen por
Definimos una parte correcta genérica 2 por el hecho de que, para separaciones sucesivas,'
toda dominación 7? qüe pertenece a S , tenemos 2 n i? 0. partiendo de 2, y 2 € 5* (2)). Por otra parte, puesto que 9 e S", enton-
ces 9 e 5" (2), que es una extensión de S. Ahora bien, se puede mostrar
que, en ó" ( 2 ),• hay al menos tantas partes de (ÜÓ de tipo y (n) como
ele-
464 ' EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL FORZAMIENTO: DE LO INDISCERNIBLE A LO INDECIDIBLE 465

mentos en el cardinal d. Y, por consiguiente, en i" (?), |;? (coo) | es por {«collapsed»y dicen los norteamericanos) por el pasaje a la extensión
cierto al menos igual a 3, el cual es, en 5, un cardinal arbitrario supe- genérica, es algo muy serio.
rior a COQ. De ahí que podamos decir que el valor de \p (coo) | -la canti-
dad del estado del enumerable coo- excede, tanto como se quiera, el del'
propio coo-
La demostración detallada se encuentra en el apéndice 9. La estra- 5. AUSENTAMÍENTO Y MANTENIMIENTO DE LA CANTIDAD INTRÍNSECA

tegia seguida es la siguiente:


- se muestra que, para todo y que es elemento de 3, la parte de coo-
de tipo Y («) nunca es vacía; : Es posible mostrar de manera espectacular, reduciendo un cardinal
- se muestra luego que si yi y 72 son elementos diferentes de 3, 3 cualquiera de la SITUACIONón 5 a ©o en -S ( 9 ), que la
eii- cantidad, ese feti-
tonces los conjuntos Yi (K) y yi («) t^bién lo son. che de la objetividad, es de hecho evasiva y especialmente dependien-
De este modo, se obtienen tantas partes y (n) no vacías de coo como te de los procedimientos en donde reside el ser del efecto de SUJETo.
elementos y hay en el cardinal 3. Esta operación genérica ausenta al cardinal 3; Como ©o es un cardinal
La clave de la demostración consiste en poner en evidencia domi- absoluto, dicha operación sólo es válida para los infinitos superiores,
naciones en S, que deben consecuentemente estar «cortadas» por la los cuales manifiestan aquí su inestabilidad y sumisión a los forza-
parte genérica 2. Se obtiene así, tanto no-vacio como diferencias. La mientos que pueden asegurar, según el sistema de condiciones adop-
genericidad se revela aqm' pródiga en existencias y en distinciones, re- tado, tanto su mantenimiento como su ausentamiento. Vamos a ver
sultado de que nada particular, ningún predicado restrictivo, discierna que un cambio «pequeño» en las condiciones conduce a resultados
la parte 9. . catastróficos para los cardinales y, por consiguiente, para la cantidad
Puesto que, finalmente, para cada y s 3 hemos definido una parte tal como se la piensa en el interior de las SITUACIONones y 5* (
y (n) de coo, -ningima de esas partes es vacía y son diferentes dos a 9).
dos-, hay en ó” (9), como lo he dicho, al menos 3 partes diferentes de Tomemos como material de las condiciones, por ejemplo, temas
coo- Así, para el habitante de la extensión genérica i” (9) es ciertamen- de tipo < n, a, 0> o < n, a, J >, siempre con n G ©o y a e 3, donde 3
te verídico que i;? (coo) | ^ 1'3 1- es un cardinal de S. El entero n se ubica esta vez en primer lugar. -Una
Estaríamos tentados de decir: |ya está! hemos encontrado una si- condición es una serie finita de ternas de este tipo, pero esta vez con
tuación quasi completa en la que es verídico que el exceso estatal tie- dos (y no con una) reglas restrictivas:
ne cualquier valor, puesto que 3 es un cardinal cualquiera. Hemos de- - si una condición, para «ya fijados, contiene la terna < n, a, J >,
mostrado el errar. no puede contener la tema <n, a, 0 >. Se trata de la misma regla de
Sí. Pero 3 es un cardinal en la SITUACIONón S y nuestro antes;
enunciado [ p - sí una condición, para «ya fijados, contiene la tema < «, a, 1 >,
(©0) 1 l'd 1 es un enunciado verídico en la SITUACIONón S (9). no puede contener una tema <n,^, 1 >; con ^ diferente de a. Es la re-
¿Esta- gla^suplementaria. "
mos .seguros de que 3 sigue siendo un cardinal en la extensión gené- La información subyacente es que < «, a, f > es un átomo de una
rica? Una correspondencia biunívoca puede aparecer, en 5" (9), entre Junción que hace corresponder el elemento a a «. Por lo tanto, ella no
3 y un ordinal más pequeño, correspondencia ausente en S. En cuyo puede hacerle corresponder, al mismo tiempo, el elemento diferente
caso, nuestro enunciado podría ser trivial. Si, por ejemplo, resultara P. . _ ■
que en iS (9) tenemos, en realidad, | 3 | = ©o, no habríamos llegado a Pues bien, ese «pequeño» cambio -en relación con el desarrollo de
otra cosa que a | p (©0) I ^ ©o, jlo cual es aún más débil que el teore- la sección 4- en la legislación de las temas que componen las,condi-
ma de Cantor, que, por cierto, es demostrable en cualquier ciones lleva a que, en una extensión Ó" ( 9) correspondiente a esas nue-
SITUACIONón vas reglas, i 3 j = coo para un habitante de esa extensión. Mientras que
quasi completa!
Ahora bien, la posibilidad de que un cardinal sea así ausentado
466 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL FORZAMIENTO: DE LO INDISCERNIBLE A LO INDECIDIBLE 467

5 era un cardinal superior a coo en S, en ($) es un simple ordinal mente de una propiedad cuantitativa del conjunto de las condiciones,
enumerable. Más aún, la demostración de ese brutal ausentamiento de propiedad observable en S. Este último punto es capital, ya que, para
un cardinal no es para nada compleja. La reproduzco de manera com- el ontólogo, siendo S quasi completa -por lo tanto, enumerable-, es
pleta en el apéndice 10. Ella se apoya todavía en la puesta en eviden-: cierto que todo conjunto de condiciones es enumerable. Pero para im
cia de dominaciones que obligan a $ a contener condiciones tales habitante de S no ocurre necesariamente lo mismo, ya que «enumera-
que, finalmente, a cada elemento de 3,corresponda un elemento de ble» no es una propiedad absoluta. Puede entonces existir^ para ese
©o- Por cierto, ese múltiple 3, que es un cardinal superior a ©o en 5, habitante, una anticadena no enumerable de condiciones y es posible
existe siempre como múltiple puro en ó" ( $), pero no puede ya ser un que un cardinal de S esté ausentado en 5" ($), de modo que, para el
cardinal en esta nueva SITUACIONón. La extensión genérica a habitante de S (?), ya no será un-cardinal.
tevés dé las Reconocemos aquí el esquema ontológico de la descalificación,
condiciones elegidas en S lo ausentó como cardinal; En tanto múlti- tal como puede ser operada por un efecto de SUJETo cuando las contra-
ple, existe en 5 ( $). Sin embargo, su cantidad está decaída y remitida dicciones de la SITUACIONón interfieren con el procedimiento
a lo ¿numerable. genérico de
La existencia de tales ausentamientos nos impone la tarea de mos- fidelidad.
trar que, en la extensión de la sección 4 (a través de las temas < a, n,
0 > o < a, n,_ 1 >), el cardinal 3 no se había ausentado y que, por lo
tanto, la conclusión ¡ p (©o) 1 > 1 3 I tenía por entero el sentido de un 6. ERRAR DEL EXCESO (2) . •
errar verídico del exceso estatal. Nos es preciso establecer los requisi-
tos para un mantenimiento de los cardinales. Esos requisitos remiten
al espacio de las condiciones y a lo que es allí legible cuantitativa- Hemos mostrado más arriba (sección 4), que existe una extensión
mente. ó" ( $) tal que tenemos en ella: | p (©o) I ^ | 3 I, donde 3 es un cardinal
Se establece de hecho una condición necesaria para que un cardi- cualquiera de S. Nos queda por verificar que 3 sea también un cardi-
nal 3 de 5 resulte ausentado en la extensión genérica S { 9 ) . Dicha nal de ó” ( 9), que está mantenido.
condición concierne a la «cantidad» de condiciones incompatibles-, •• Para ello, es necesario aplicar el criterio de la anticadena. Las con-
dos a dos, que se pueden encontrar en el conjunto de las condiciones diciones utilizadas eran de tipo TC = «conjunto finito de ternas de tipo
sobre el que se trabaja. < a, n, i > o < a, n, ú >». ¿Cuántas condiciones como éstas puede ha-
Llamemos anticadena a todo conjunto de condiciones dos a dos ber, incompatibles dos a dos?
incompatibles. Observemos que un conjunto de ese tipo es descripti- De hecho, se puede demostrar (ver apéndice 12) que cuando las
vamente incoherente, puesto que no resulta adecuado para ninguna condiciones están constituidas por tales temas, ima anticadena de
parte correcta, dado que contiene informaciones contradictorias. Una condiciones incompatibles no puede tener, en S, una cardinalidad su-
anticadena es, en cierto modo, lo contrario de ima parte correcta. Es perior a ©0. Toda anticadena es a lo sumo enumerable. Con un con-
posible demostrar que, si en xma extensión genérica 5" ( $), un cardinal junto de condiciones de ese tipo, los cardinales son todos mantenidos.
3 de S , superior a ©o está ausentado, es porque existe una anticadena De esto resulta que el procedimiento utilizado en la sección 4 con-
de condiciones que no es enumerable en S (por lo tanto, para un habi- duce, en 5" ( $), a la veridicidad del enunciado:’ | p (©o) i S 1 3 i, en el
tante de S ) . La demostración, muy instructiva respecto de lo genérico, que 3 es un cardinal cualquiera de. iS", y, por consiguiente, un cardinal
se encuentra en el apéndice 11. de iS' ($), pues está mantenido; El exceso estatal revela efectivamente
De manera inversa, si S no contiene ninguna anticadena no enume- carecer de medida fija, dado que la cardinalidad del conjunto de las
rable, los cardinales de S superiores a ©o no están ausentados en la ex- partes de ©o puede sobrepasar ©o de manera arbitraria. Hay una inde-
tensión -S ($). Diremos que están mantenidos: 'Vemos entonces que el cidibilidad esencial, en el marco de las Ideas de lo múltiple, de la can-
ausentamiento o el mantenimiento de los cardinales depende única-
468 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL FORZAMIENTO: DE LO INDISCERNIBLE A LO INDECIDIBLE 469

tídad de múltiples cuyo estado (la meta-estructura) asegura la .cuentá- no puede pertenecer a esa SITUACIONón, aunque esté incluida
por-uno. : en ella. Un
Observemos de paso que si bien la extensión genérica puede man- habitante de la SITUACIONón dispone del concepto de parte
tener o ausentar cardinales de la SITUACIONón quasi completa genérica, pero
S, en con- no de un múltiple existente que le corresponda. Sólo puede «creer» en
trapartida tenemos que todo cardinal de .S" (?) ya era un cardinal de^ S. dicha existencia. Sin embargo, para el ontólogo (por lo tanto, de afue-
En efecto, si d es un cardinal en 5 (?) es porque no existe en 5 ($) ra), si la SITUACIONón es enumerable, existe una parte genérica.
correspondencia biunívoca entre 3 y un ordinal más pequeño. Pero e. Lo que existe en la SITUACIONón son nombres, múltiples
entonces, tampoco existe en S, puesto que Ó" (?) es una extensión, on que intrin-
el sentido en que S c 5 (? ). Si.hubiera tal correspondencia biunívOcá can condiciones y otros nombres, de manera tal que el concepto de un
en S, ella existiría también en Ó" (?) y 3 no sería un cardinal. Recono- valor referencia! dé esos nombres puede calcularse a partir de hipóte-
cemos aquí el principio subjetivo de los inexistentes', en una VERDAD sis sobre la parte genérica deséonocida (esas hipótesis son de tipo;
(una extensión genérica), hay en general existentes suplementario^' «Se supone' que cierta condición pertenece a la parte genérica»).
pero lo que inexiste (como puro múltiple), inexistía ya en la f. Se llama extensión genérica de la SITUACIONón al
SITUACIONóií. múltiple obtenido
El efecto-SUJETo puede descalificar un término (era \m cardinal, ya a partir de fijar un valor referencial para todos los nombres que perte-
no necen a la SITUACIONón. Entonces, pese a que son
lo es), pero no puede suprimirlo en su ser o como puro múltiple. desconocidos, los ele-
Un procedimiento genérico puede comprobar el errar de la canti- mento? de la extensión genérica son nombrados.
dad, pero no anular el ser del que hay evaluación cuantitativa. I g. Se trata precisamente de una extensión, ya que se muestra que
7. DE LO INDISCERNIBLE A LO INDECIDIBLE todos los elementos de la SITUACIONón tienen ellos mismos un
nombre.
Es el nombre canónico, independiente de la particularidad de la parte
Es tiempo de recapitular la estrategia ontológica recorrida a lo lar- genérica supuesta. Como pueden ser nombrados, todos los elementos
go de 1^ densas meditaciones 33, 34 y 36, en las que emerge, aunque de la SITUACIONón son también elementos de la extensión
siempre de manera latente, la articulación de un ser posible del genérica, que
SUJETó. contiene todos los valores referenciales de los nombres.
a. Dada una SITUACIONón quasi completa enumerable, h. La parte genérica, desconocida en la SITUACIONón, es, en
cambio,
donde las Ideas
un elemento de la extensión genérica. Inexistente e indiscernible en la
de lo múltiple son ampliamente verídicas -por consiguiente, un rnúlti-
ple realiza el esquema de una SITUACIONón en la que la
SITUACIONón, ella existe én la extensión genérica. Sin embargo,
ella sigue
ontología histórica
siendo allí indiscernible. Se puede decir que la extensión genérica re-
se refleja por entero-, se puede encontrar en ella un conjunto de condi- sulta de adjuntar a la SITUACIONón un indiscernible de dicha
ciones, cuyos principios son finalmente los de un' orden parcial (ciertas SITUACIONón.
condiciones son «más precisas» que otras), una coherencia (criterio'de i. En la SITUACIONón, se puede definir una relación entre
lo compatible) y una «Iiberta6> (dominantes incompatibles). las condicio-
b. Reglas inteligibles para un «habitante» de la nes, por una parte, y las fórmulas aplicadas a nombres, por otra. Esta
SITUACIONón permiten relación se llama forzamiento, y es tal que:
designar ciertos conjuntos de condiciones como partes correctas. - si una fórmula.7. (pi, p2,—ltn), referida a nombres, es forzada por
• c: Ciertas partes correctas serán llamadas partes genéricas, puesto una condición %, toda vez que esta condición n pertenezca a una parte
que evitan toda coincidencia con las partes definibles, o constructi- genérica, el enunciado X (¡¿9 (pi), ^9 (P2),— ¿9' (Pn)), referido a los
bles, o discemibles en la SITUACIONón. valores referenciales de esos nombres, será verídico en la extensión
d. En general, una parte genérica no existe en la genérica correspondiente; 1
SITUACIONón, ya que :- si un enunciado es verídico en una extensión genérica, existe una
condición %, que fuerza al enunciado correspondiente aplicado a los
nombres de los elementos puestos en juego en la fórmula y que perte-
nece a la parte genérica de la que resulta esa extensión.
Por consiguiente, la verídicidad en ima extensión genérica es con-
trolable en la SITUACIONón por la relación de forzamiento.
470 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO EL FORZAMIENTO: DE LO INDISCERNIBLE A LO INDECIDIBLE 471

j. Utilizando el forzamiento, se constata que la extensión genérica El impasse del ser, que hace errar sin medida el exceso cuantitati-
tiene toda una variedad de propiedades que son ya las de la vo del estado, es en VERDAD el pase [passe] del SUJETo. El hecho de
SITUACIONón; que
Por este motivo, los axiomas, o Ideas de lo múltiple, que son en ese lugar preciso estén fijadas las orientaciones axiales de todo
verídicos pensamiento posible -constructivista, genérico o trascendente-, obli-
en la SITUACIONón, también lo son en la extensión genérica. gadas a apostar sobre la medida o la des-mesura, queda elucidado si
Si la sitúa-' pensamos que la prueba de la indecidibilidad de esa medida, que es la
ción es quasi completa, la extensión genérica también lo es. A su vez, racionalidad del errar, reproduce en la ontología matemática lo aleato-
ella refleja toda la ontología histórica en lo enumerable. De igual mo- rio del procedimiento genérico y las correlativas paradojas de la can-
do, la parte de naturaleza contenida en la SITUACIONón es la tidad: ausentamiento de cardinales o, si ellos se mantienen, arbitrarie-
misma que dad completa de la evaluación cuantitativa del conjunto de las partes
contiene la extensión genérica, pues los ordinales de la segunda son de un conjimto.
exactamente los de la primera. . • Sólo un SUJETo es capaz de indiscemir. Es también la razón por la
k. Pero ciertos enunciados que no pueden ser demostrados en la que él fuerza a lo indecidible a exhibirse como tal, sobre la subestruc-
ontología y de los que no puede establecerse la veridicidad en la tura de ser de una parte indiscernible. Por consiguiente, queda claro
situa- que el impasse del ser es el punto en el que un SUJETo se convoca a sí
ción, son verídicos en la extensión genérica. De modo que, en una ex- mismo a decidir, porqué al menos un múltiple, sustraído a la lengua,
tensión genérica, existen conjuntos de condiciones que fuerzan al propone a la fidelidad y a los nombres que induce una nominación
conjunto de las partes coo a sobrepasar todo cardinal dado de esa ex- supernumeraria, la posibilidad de una decisión sin concepto.
tensión. Que haya sido necesario intervenir para que el acontecimiento se
/. De esta manera, se puede forzar un indiscernible de modo que la dé bajo la forma de un nombre, hace que.no sea imposible decidir, sin
extensión en la que figura sea tal que un enunciado indecidible dé la tener que dar razones de ello, todo lo que un trayecto de indagación y
ontología sea verídico en ella y, por consiguiente, decidido.' de pensamiento circunscribe como indecidible.
Esta conexión última de ló indiscernible y lo indecidible es La veridicidad tiene así dos fuentes; el ser, que prodiga el infinito
propia"^ saber de lo múltiple puro, y el acontecimiento, de donde se origina
mente el rasgo de ser del SUJETo en la ontología. una VERDAD, ella misma pródiga en veridicidades incalculables.
Que su punto de aplicación sea justamente el errar del exceso esta- Situa-
tal indica que la falla del dispositivo ontológico, su incapacidad para do en el ser, el advenimiento subjetivo fuerza al acontecimiento a de-
cerrar el abismo sin medida entre la pertenencia y la inclusión, pro-^ cidir lo VERDADero de esa SITUACIONón.
viene del hecho de que hay una interferencia textual entre lo decible No sólo hay significaciones o interpretaciones. También hay ver-
del ser-en-tanto-ser y lo que no-es [le non-étant\, donde se origina el dad. Pero el trayecto de lo VERDADero es práctico y el pensamiento
SUJETo. Esta interferencia resulta de que el SUJETo debe poder don-
ser, aun de él sé libera está en parte sustraído a la lengua (indiscemibilidad) y
cuando dependa del acontecimiento, que pertenece a «lo-que-no-es- en parte sustraído a la jurisdicción de las Ideas (indecidibilidad).
el-ser-en-tanto-ser». La VERDAD requiere, además de la base presentadora de lo
Forcluido de la ontología, el acontecimiento reaparece en ella bajo múltiple,
la forma en la que lo indecidible no puede decidirse más que forzan- el ultra-uno del acontecimiento. De ahí yiene que ella fuerza la deci-
do su veridicidad a partir de -im indiscernible. sión.
De hecho, todo el ser del que es capaz vma VERDAD equivale a Todo SUJETo pasa forzado, en un punto en el que la lengua desfa-
esas llece y la Idea se interrumpe. Aquello sobre lo que abre es una des-
inclusiones indiscernibles de las cuales, retroactivamente y sin ane- mesura en la que se mide a sí mismo, porque el vacío fue convocado,
xarlos a la enciclopedia, ella permite-señalar sus efectos, anteriormen- originalmente.
te suspendidos, tal como un discurso los recoge. El ser del SUJETo es ser síntoma-(ie/)ser.
Todo lo que es el ser del SUJETo -pero uii SUJETo no es su ser-
es
localizable en sus rasgos en la juntura entre lo indiscernible y lo inde-
cidible,. que los matemáticos, por una inspiración feliz, circunscribie-
ron a ciegas bajo el nombre dé forzamiento.
. MEPITACIÓN TREINTA Y SIETE

Descartes/Lacan

«[El cogí/o], como momento, es el desfiladero de. un


rechazo de todo saber, pero, sin embargo, pretende
fundar para el SUJETo cierta amarradura en el ser»
Écrits, «La Science et la vérité»

: Nunca se remarcará lo suficiente .que la consigna lacaniana de re-


tomar a Freud fue acompañada originalmente por otra, que era -se-
gún una expresión de Lacan que se remonta a 1946- «la consigna de
un retomo a Descartes no sería superflua». La perspectiva en la que
se articulan estas dos exhortaciones se sostiene en el enunciado que
afirma que'el.SUJETo del psicoanálisis no es otro que el SUJETo'de la
ciencia. Pero únicamente podremos captar esta identidad si intenta-
mos pensar al SUJETo en su lugar. Lo que localiza al SUJETo es el
punto
en el que Freud sólo se hace inteligible en la herencia del gesto carte-
siano y . en el que, a la vez, lo subvierte, des-localizándolo de la pura
coincidencia consigo mismo, de la transparencia reflexiva.
Lo que hace irrefutable al cogito es la. forma que se le puede dar,
donde insiste el donde: «Cogito ergo sum» ubi cogito, ibi sum. El
punto del SUJETo es que allí donde se piensa que pensando se debe
ser,
se es. La conexión del ser y del lugar funda la radical existencia de la
enunciación como SUJETo.
. Lacan aborda los laberintos del lugar .a través de enunciados des-
concertantes en los que supone que «yo no soy, allí donde soy el jugue-
te de mi pensamiento; yo pienso,en lo que.soy, allí donde no pienso
pensan). El inconsciente designa que" «eso piensa» allí donde yo no
soy,
pero donde debo advenir. De este modo, el SUJETo se encuentra
descen-
trado del lugar de. .transparencia donde se dice ser, sin que sea necesa-
rio leer en esto tina ruptura completa con Descartes, de quien Lacan se-
ñala que «no desconoce» que la certeza consciente de la existencia, en
474 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO DESCARTES/LACAN 475

el seno del cogito^ no es inmanente, sino trascendente. «Trascendente» Por- mi parte, sostengo que la causa del sufrimiento de falsa pleni-
ya que el SUJETo no puede coincidir con la línea de identificación que tud en el que el SUJETo se angustia, no es la VERDAD («¿sí o no, lo
le que
propone esa certeza. Es, en todo caso, su residuo vacío. ustedes [los psicoanalistas] hacen, tiene el sentido de afirmar que la
En esto radica, en VERDAD, toda la cuestión. Avanzando VERDAD del sufrimiento neurótico consiste en tener la VERDAD
rápidamen- como
te sobre lo que se puede inferir como aspectos comunes en Lacan causa?»). Una VERDAD es ese múltiple indiscernible del que un
Descartes y lo que yo propongo -que concierne, en última instancia, SUJETo
el estatuto de la VERDAD como agujero genérico en el saber- diré que sostiene la aproximación finita, de modo que su idealidad por-'venir,
el correlato sin nombre del hecho de que un acontecimiento fue nombra-
'debate gira en tomo de la localización del vacío, do, es aquello a partir de lo cual se puede designar como SUJETo, legí-
Lo que aún liga a Lacm a la época cartesiana de la, ciencia (pero timamente, esa figura aleatoria‘que, sin lo indiscernible, no sería más
este aún es la perpetuación moderna del sentido) es pensar que, si se que una serie incoherente de determinantes enciclopédicos.
pretende que la VERDAD quede a salvo, es necesario mantener al Si fuera necesario indicar una causa del SUJETo habría que remitir
SUJETo al acontecimiento, más que a la VERDAD, que constituye, en todo caso,
en el puro vacío de su sustracción. Sólo un SUJETo semejante se puede el entramado del SUJETo, o el infinito del que éste es lo finito. En con-
suturar en la forma lógica, transmisible integralmente, de la ciencia. secuencia, el vacío no es más el eclipse del SUJETo, puesto que ha
El conjunto vacío, ¿es o no el nombre propio del ser en tanto ser? que-
¿O es preciso pensar que ese nombre se ajusta más adecuadamente al dado del lado del ser en virtud de que el acontecimiento, a través de
SUJETo, como si su depuración de todo espesor que se pueda saber li- una nominación de intervención, ha convocado su errar en
berara a la VERDAD, que habla, descentrando su punto mílo, en SITUACIONón.
eclipse,' Por una suerte de inversión de las categorías, yo ubicaría el
en el intervalo de los múltiples a los que, bajo el vocablo «significan- SUJETo
te», garantiza su presencia material? del lado del ultra-uno -pese a ,que él mismo sea el trayecto de múlti-
La elección se da aquí entre una recurrencia estmctural, que pien- ples (las indagaciones)-, el vacío del lado del ser y la VERDAD del lado
sa el efecto-SUJETo como un conjunto vacío -y que, por lo tanto, se de lo indiscernible.
puede descubrir en las redes uniformes de la experiencia- y una hipó^ Por lo demás, lo que está aquí enjuego no es tanto el SUJETo -a
tesis sobre la rareza def SUJETo, que supedita su acaecimiento al acon- me-
técimiento,-la intervención y los caminos genéricos de la fidelidad, re- nos que se deje de lado considerar a Lacan, por la suposición de su
mitiendo y. reasegurando el vacío a una función de sutura al ser, de la permanencia estructural, un fundador, en.el que resuena la época ante-
que sólo la matemática desarrolla un saber. i - .' rior- como la apertura a una historia de la VERDAD totalmente distinta,
.• En ninguno de los dos.casos el SUJETo es sustancia o conciencia. en definitiva, de lo que Lacan llamaba, genialmente, la exactitud o la
Pero la primera vía conserva el gesto cartesiano hasta en su dependen- adecuación, pero que su gesto, demasiado -y exclusivamente- pegado
cia descentrada respecto del lenguaje. Tenemos prueba de ello desde al lenguaje, dejaba subsistir como el reverso de lo VERDADero.
el momento en que Lacan, cuando escribe' que «el pensamiento ñmda ■ Si se la piensa como una parte genérica de la
al ser sólo anudándose en la palabra, donde toda operación toca la SITUACIONón, una VERDAD
esencia del lenguaje», mantiene el propósito de fundación ontológica es fuente de veridicidad, puesto que un SUJETo fuerza un indecidible
que Descartes encontraba en la transparencia, vacia y apodíctica, del al
cog/m. Por cierto, Lacan organiza su entramado de un modo muy di- futuro anterior.. Pero si la veridicidad toca el lenguaje (en el sentido
ferente, pues considera que ese vacío está deslocalizado y ninguna re- más general del término), la VERDAD sólo existe si es indiferente en
flexión depurada puede dar acceso a él. Pero la intrusión del tercer él,
térrnino, que es el lenguaje, no basta para invertir ese orden que supo- ya que su procedimiento, en tanto evita toda aprehensión enciclopédi-
ne que es necesario desde el punto de vista del SUJETo entrar en el exa- ca de los juicios, es genérico.
men de la VERDAD como causa. ’ El carácter esencial de los nombres -los nombres de la lengua-su-
jeto- se liga a la capacidad subjetiva de anticipar, por forzamiento, lo
que habrá sido verídico desde el punto de vista de ima VERDAD
supues-
ta. Pero, los nombres crean la cosa en apariencia sólo en la ontología^
donde es VERDAD que una extensión genérica resulta de hacer ser todo
el referencial de esos nombres. Sin embargo, incluso en esto, se trata
476 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO DESCARTES/LACAN 477

de una simple apariencia, ya que la referencia de un nombre depende, Si examinamos ahora, retomando la introducción de este libro, la
de la parte genérica, la cual está implicada, por lo tanto, en la particu- circulación filosófica a través del refereñcial moderno que se nos
laridad de la extensión. El nombre sólo «crea» su referente bajo la hi- puede permitir y, en consecuencia, definimos cuáles son nuestras ta-
pótesis de que lo indiscernible habrá sido ya descrito completamente reas, tendremos el siguiente cuadro:
por el. conjunto de las condiciones que, por otra parte, él es. Un a. Es posible volver a interrogar toda la historia de la filosofía,
SUJETo desde su origen griego, bajo la hipótesis de un reglamento matemáti-
está, hasta en su capacidad nominal, bajo la condición de un indiscer- co de la cuestión ontológica. Veremos entonces delinearse, a la vez,
nible, por lo tanto de un procedimiento genérico, por lo tanto de una una continuidad y una periodización muy diferentes de las que desa-
fidelidad, de una intervención y, finalmente, de un acontecimiento. ' rrollara Heidegger. En particular, la genealogía de la doctrina de la
. Lo que faltó en Lacan -aunque esa carencia sólo nos , sea legible VERDAD posibilitará advertir cómo, a través de interpretaciones singu-
por haber leído lo que en sus textos, lejos de faltar, fundaba la posibi- lares, las categorías dé acontecimiento e indiscemibilidad trabajan,
lidad de un régimen moderno de lo VERDADero- fue hacer depender sin ser nombradas, a lo largo de todo el texto metafísico. Creo haber
ra- dado algunos ejemplos. '
dicalmente la VERDAD de la suplementación de un ser-en- b. Un análisis riguroso de los procedimientos lógico-matemáticos
SITUACIONón, a desde Cantor a Frege, permitirá pensar cómo esta revolución intelec-
través de im acontecimiento.separador.del vacío. tual -en tanto retomo ciego de la ontología sobre su propia esencia-
El «hay» SUJETo es, para el acaecimiento ideal de una VERDAD, condiciona la racionalidad contemporánea. Este trabajo hará posible
el ve- deshacer el monopolio del positivismo anglosajón en el tema.
nir-al-ser del acontecimiento en sus modalidades finitas. Asimismo, c. Con respecto a la doctrina del SUJETo, el examen particular de
es preciso comprender que puede ocurrir que no lo haya, que no lo cada uno de los procedimientos genéricos dará lugar a una estética, a
haya más. Lo que Lacan debía aún a Descartes -deuda' que debe ser una teoría de la ciencia, a una filosofía de la política y, finalmente, a
saldada- era que siempre habría SUJETo. los misterios del amor, a un cruce sin fusión con el psicoanálisis. To-
Cuando los norteamericanos de Chicago utilizaron desvergonzada- do el arte moderno, todas las incertidumbres de la ciencia, todo lo que
mente a Freud para sustituir la VERDAD de la que procede un el marxismo en minas prescribe como tareas militantes, todo lo que
SUJETo, por designa, finalmente, el nombre de Lacan, será encontrado, reformula-
los métodos reeducativos de la «consolidación del yo»,' fue con toda do, recorrido, por una filosofía devuelta a su tiempo, a través de cate-
razón, y para la salvación de todos, que Lacan inició contra ellos esa gorías clarificadas.
guerra sin piedad que sus VERDADeros alumnos y herederos intentan Y en este viaje podremos decir, al menos si no perdemos la memo-
continuar. Pero estarían equivocados si creyeran que, si las cosas si- ria, que sólo el acontecimiento autoriza que el ser, lo que se llama el
guen como hasta ahora, pueden llegar a ganarla. ser, ñinde el lugar finito de 'un SUJETo que decide: «La Nada ha parti-
No se trataba de un error o de una perversión ideológica. Es lo que do, queda él castillo de la pureza».
se podría creer, evidentemente, si se supusiera que «siempre» hay ver-
dad y SUJETo. Pero fue algo más grave aún. La gente de Chicago
regis-
traba, a su manera, el hecho de que la VERDAD se retiraba y, con ella,
el
SUJETo que ella autoriza. Se situaban en un espacio, histórico y
geográ-
fico, en el que ya no era practicable ninguna fidelidad a los aconteci-
mientos en los que intervinieron Freud, Lenin, Cantor, Malevitch o
Schoenberg, a no, ser bajo las formas inoperantes del doginatismo o la
ortodoxia. En este espacio, no podía suponerse nada genérico.
Lacan pensó que restablecía la doctrina ffeudiana del SUJETo, pero
más bien reprodujo -como un nuevo interventor en los parajes del si-
tio yienés- tm operador de fidelidad, postuló el horizonte de un indis-
cernible y nos persuadió_nuevamente de que, en este mundo incierto,
hay SUJETo.
Apéndices

Los doce apéndices tienen estatutos bastante diferentes. Voy a distinguir


cuatro especies.
1. Los apéndices que tienen por objeto presentar una demostración saltea-
da en el texto, pero que considero interesante. Es el caso de los apéndices 1,
4, 9,10,11 y 12. Los dos primeros se refieren a los ordinales. Los cuatro úl-
timos completan la demostración del teorema de Cohén, del que la medita-
ción 36 da sólo la estrategia.
2. Los apéndices que esbozan, o ejemplifican, los métodos utilizados pa-
ra demostrar resultados importantes. Es el caso de los apéndices 5 (sobre el
carácter absoluto de toda una serie de nociones), 6 (sobre la lógica y el razo-
namiento por recurrencia) y 8 (sobre la veridicidad de los axiomas en una
extensión genérica).
3. El apéndice «calculador», el 7, que a partir de un ejemplo (la igual-
dad), indica cómo se procede para definir el forzamiento de Cohén.
4. Los apéndices que constituyen por sí mismos desarrollos completos y
significativos. El apéndice 2 (sobre el concepto de relación y la figura hei-
deggeriana del olvido en matemáticas) y el apéndice 3 (sobre los cardinales
singulares, regulares e inaccesibles), que enriquece la investigación de la on-
tología de la cantidad. ,
Apéndice 1 (meditaciones 1:2 y 18)

Principio de minimaliciad para los ordinciles

Se trata, de establecer que, si un ordinal a posee una propiedad,


existe un
ordinal 0 que es el más pequeño que la posee y, por consiguiente, que
nin-
giim ordinal inás pequeño que P posee dicha propiedad. - /
Supongamos que un ordinal a posee una propiedad Si no es e-mini-
mal para esa propiedad, es porque le pertenecen uno o varios elementos
que
también la poseen. Ahora bien, esos elementos son ellos mismos
ordinalesj
ya que es una propiedad capital de los ordinales -emblema de la
homogenei-
dad de la naturaleza- que todo elemento de un ordinal es un ordinal (esto
se
ha mostrado en la meditación 12). Separemos, entonces, en ex, todos
aquellos
ordinales que suponemos que tienen la propiedad 'P. Según el axioma de
se-
paración, ellos forman un conjunto. Lo anoto ay:

a-i' = {3/(pea)&'í'(P)}

(Todos los P que pertenecen a a y tienen la propiedad 'P.)


Según el axioma de fundación, el conjunto tt'p contiene al menos un
ele-
mento, supongamos y, tal que no tiene ningún elemento en común con
a^.
En efecto, el axioma de fundación plantea que en todo múltiple hay
Otro, o
sea, un múltiple presentado por él, que no presenta nada que haya sido
ya
presentado por el primer múltiple (un múltiple al borde del vacío).
Ese múltiple y es tal que:
- Pertenece a ay. Por lo tanto, pertenece a a y posee la propiedad Y
(de-
484 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

Y, es un ordinal. Y la pertenencia es, entre ordinales, una relación de Apéndice 2 (meditación 26)
orden.
Por lo tanto, 0 e y) y (y e a) implican 9 e a. La única razón posible para
que 9, que pertenece a a, líp pertenezca a a»? es, en consecuencia, que 9
Una relación, ó una función,
no no es más que un múltiple puro
posea la propiedad 'P.
De lo cual resulta que y es e -minimal para 'P, puesto que ningún
elemen-
to de Y puede poseer dicha propiedad, que y sí posee.
Esta demostración hace un uso esencial del axioma de fundación. Es
téc-
nicamente comprensible, ya que dicho axioma toca la noción de la € -
mini-
malidad. En un múltiple dado, un múltiple fundador (o al borde dél
vacío) es
e-minimal respecto de la pertenencia a ese múltiple: él le pertenece,
pero lo . Durante varios milenios se creyó poder definir las matemáticas a
que le pertenece, no pertenece más a ese múltiple. través
Es conceptualmeníe necesaria,' ya que el ordinal, esquema de la-singularidad abstracta de .sus objetos, en especial los'números y las
ontológico de fi-
la naturaleza, está ligado de un modo particular a la exclusión de un ser guras. No es exagerado decir que esta presunción de objetividad, que,
del como
acontecimiento. Si la naturaleza propone siempre un término último (o veremos^es el modo propio del olvido del ser en matemáticas, constituyó
mim- el
mal) para una propiedad dada, es porque ella es por sí misma exclusiva obstáculo principal para el reconocimiento de la vocación del discurso
del mate-
acontecimiento. La estabilidad natural se encama en el punto de mático a sustentarse sólo en el ser-en-tanto-ser, a través de la
detención presentación
«atómico» que ella liga a toda caracterización explícita. Pero esta discursiva de la presentación en general. Todo el trabajo de los
estabili- matemáticos
dad, cuyo núcleo es el equilibrio maximal entre pertenencia e inclusión, fundadores, del siglo XIX consistió precisamente en destruir los objetos
en- su-
tre estructura y estado, sólo es accesible al precio de una revocación dé puestos y establecer qué todos ellos podían ser designados como
.laau- configura-
to-^pertenencia, de lo in-fundado, por consiguiente del «hay» puro;-del ciones especiales de lo múltiple puro. Sin embargo, ese trabajo dejó
acontecimiento como exceso-de-uno. Si hay minimal en los múltiples subsistir
natu- la ilusión estructuralista, al punto de que la técnica matemática exige que
rales, es porque no hay ningún corte ontológico desde donde se podría su
inter- propia esencia conceptual sea mantenida en la sombra. ;- 'r
pretar, indecidible en cuanto al múltiple, el ultra-uno como convocatoria ¿Quién en alguna ocasión ño habló de una relación «entre»,
del elementos de
vacío. ■ ■ ' ■ ■ ■’ ' ■ un múltiple y supuso, por lo tanto, que una diferencia de estatuto.
opone.la
inercia de los elementos de lo múltiple a su estructuración? ¿Quién no
afir-
mó alguna vez: «Sea Un conjunto dotado de una relación de orden...»,
dejan-
do así entender que esa relación es algo totalmente diferente de un
conjtmto?
En cada oportunidad, sin embargo, lo que se oculta a través de la
asunción
del orden es qué el ser no conoce ninguna otrá figura de la presentación
486 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO APÉNDICES 487

Cuando afirmamos que «a tiene con p la relación R» o bien escribo cióri misma en la medida en que se pretenda distinguirla radicalmente de
R aquello que ella liga.
(a, P), tenemos en cuenta dos cosas: el par a y p, y el orden en el cual La forma canónica del par ordenado < o, P >, donde a y P son múltiples
in- que se ha supuesto que existen, se inscribe como, el par -el conjunto de dos
tervienen. En efecto, es posible que R (a, P) sea VERDADera pero no lo elementos- compuesto por:el singleton de a y el par {a, P}.. O sea: < a, p >
sea R = [{a}, {a, P)]. Este conjunto existe, puesto que la existencia de.a garanti-
(P, a), si, por ejemplo, R es una relación de orden. Los ingredientes za la de su puesta-en-uno {a}, la existencia de ay P, garantiza la del par {o,
consti- p} y, finalmente, la existencia de {a} y de {a, p}, garantiza la existencia de
tutivos de este átomo relacional R (a, p) son, entonces, la idea de par -es su par. .
decir, de un múltiple compuesto por dos múltiples- y la idea de la : Se demuestra fácilmente que, si a y p son múltiples diferentes, < a, p
disime- > es
tría entre esos dos múltiples, marcada en la escritura por el hecho de que diferente de < p, a >. Y, de manera más general, qué si < p > = < y, 9 en-
a tonces a = y, p. = 9. El par ordenado prescribe tanto sus. témíinos como
antecede a p. su lü-
Si partiendo de las Ideas de lo múltiple -los axiomas de la teoría de gar. •
con- Por cierto, ninguna representación clara está asociada con un conjuntó
juntos-, llegásemos a inferir que un par ordenado, o disimétrico, es del tipo [{a}, (o, P}]. Sin embargo, sostendremos que en ese.irrepresentable
realmen- reside la forma del ser, tal como subyace en la idea de una relación. • : '
te im múltiple, habríamos entonces resuelto lo más importante del . Esto se debe, a que, una vez realizada la transliteración de. las escrituras
problema relaciónales de tipo i?, (a, P) al múltiple, una relación se definirá sin proble-
crítico de la reducción de toda relación a lo puro múltiple, ya que mas como un conjunto tal que todos sus elementos tienen la forma.de pares
llamaría- ordenados, es decitj que efectúan en el múltiple la figura del par disimétrico
mos «relación» a un conjunto de dichos pares. O, más exactamente, en el que reside todo el efecto de las relaciones inscriptas^. Por ello, al afir-
recono- mar que a mantiene con p la relación R sólo quiere decir que .< a, P > e J2,
ceríamos que un múltiple pertenece al género «relación» constatando la pertenencia encuentra al fin su papel único de articulación del discurso
que to- acerca de lo múltiple y pliega aquello que, según la ilusión estructuralista, es
dos sus elementos -todo lo que le pertenece- son pares ordenados. Si i? ahí la excepción. Una relación, R, no es más que una especie át\ múltiple,
es un calificada por lanatui^eza especial de lo que le pertenece y que es, a su vez,
múltiple tal, y si < a, p > es un par ordenado, nuestra reducción a un una.especie de múltiple: el par ordenado. •
múlti- El concepto clásico ..de ftmción es una ramificación del género «rela-
ple consistirá en sustituir el enunciado «cx tiene con P la relación R» ción». Cuando escribimos: /(a) = P, queremos decir que al múltiple a le ha-
por la cemos «corresponder» P y sólo él. Seai?/el múltiple que eselserdefPoi
pura áfirmación de pertenencia del par ordenado de a y de P al múltiple supuesto, tenemos < a, P >.€ Rf. Pero si R/es una función se debe a que, pa-
R, o ra a fijado -en el primer lugar del par ordenado, P es -único. Entonces, una
sea: < CX, p > e R. En esta escritura, tanto < a, p > como R son múltiples. función es un múltiple i?/compuesto exclusivamente por pares ordenados, y
Qbr tal que:
jetos y relaciones han desaparecido corno tipos conceptuales diferentes..
Sólo [(< P > é fV) & (< a, y > e i?/)](p = y) .
se mantiene la identificación de ciertos múltiples: los pares ordenados y
los De este modo, hemos completado la reducción de los conceptos de rela-
conjuntos de esos pares. ción y de ftmción al de un'tipo especial de múltiple.
La idea de «par» no es otra que lá del concepto general del Dos, tal Sin embargo, el matemático -y yo mismo- no cargará mucho tiempo, con
corrió el peso de que, según el ser de la presentación, sea necesario escribir, no i?
hemos-planteado su existencia (meditacióri 12, para el Dos natural).
Sabemos
que si a y P son dos múltiples existentes, existe también el iriúltiple {a,
p}/
o par de a y P, cuyos únicos elementos son a y p.-.
Para concluir con la puesta-en-múltiple de la relación, debemos
ahora
.-) .

488 EL SER Y EL ACONTBCIMIENTO APÉNDICES 489

(P, y), sino < p, y > e /?, a lo que debería agregarse, además -para P y y ponible la desestratificación por la cual la ilusión estructuralista queda
ele- some-
mentos de a- la consideración de que R «en a» es, en realidad, un tida a la crítica y se restituye el hecho de que sólo lo múltiple es
elemento presentado,
dtp (p (p (ex))). El matemático dirá, muy rápido: «sea la relación R que no hay objeto, que todo está tejido del nombre propio del vacío. En
definida sín-
sobre o» y anotará R (P, y), o bien P ^ y. Esta escritura oculta de tesis, esta disponibilidad significa que si bien el olvido del ser es la ley
inmediato de la
que la relación i? es un múltiple y restaura, de una manera irrefutable, su efectividad matemática, le está también prohibido, al menos desde
di- Cantor, el
ferencia conceptual con los términos «ligados». En este punto, la técnica olvido del olvido.
de Por lo tanto, he hablado indebidamente de «técnica», si se toma ésa
la abreviatura, aunque inevitable, no deja de constituir un olvido pala-
conceptual, bra en el sentido de Heidegger. El imperio de la técnica es para él, el
que es la forma en la que se lleva a cabo, en las matemáticas, el olvido nihilis-
del mo, o sea, la pérdida del olvido mismo y, en consecuencia, el fin de la
ser, es decir, el olvido de que allí nada se presenta, salvo la presentación. meta-
La física, en la medida en que la metafísica esté animada todavía por esa
ilusión estructuralista, que reconstituye la autonomía operatoria de la forma
rela- primera del olvido que es el reino del ente supremo. En este sentido, la
ción y la distingue de la inercia de lo múltiple, es la empresa técnica onto-
olvida- logía matemática no es técnica, ya que el develamiento del origen no es
diza a través de la cual la matemática realiza el discurso sobre el ser-en- una
tan- virtualidad insondable sino más bien una disponibilidad intrínseca, una
to-ser. Ella necesita olvidar el ser para proseguir su pronunciación. Ya posi-
que la bilidad permanente. La matemática regula en sí misma la posibilidad de
ley del ser, mantenida constantemente, prohibiría finalmente la escritura, de-
so- constrliir el orden aparente del objeto, del vínculo, y encontrar el
brecargándola sin tregua. «desorden»
El ser no quiere ser escrito: es lo que atestigua el síntoma por el cual, original en el que afirma las Ideas del puro múltiple y su sutura al ser-
al en-tan-
pretenderse hacer transparente la presentación de la presentación, la to-ser, a través del nombre propio del vacío. Ella es, a la vez, olvido de
escritu- sí
ra se dificulta de una manera casi infranqueable. La ilusión misma y crítica de ese olvido. Es el viraje hacia el objeto, pero también
estmeturalista es, el
por lo tanto, un imperativo de la razón que supera la prohibición de retorno hacia la presentación de la presentación.
escritura Es la razón por la cual la matemática, por artificiosos que sean en
generada por el peso del ser, a través del olvido de lo múltiple puro, y la defini-
ad- tiva sus procedimientos, no puede dejar de pertenecer al Pensamiento.
misión conceptual del vínculo y del objeto. En este olvido, la matemática
emerge victoriosa desde el punto de vista técnico, y afirma el ser sin
saber
que lo hace. Sin forzar demasiado las cosas, podemos convenir en que el
«vi-
raje», efectuado desde siempre, por el cual la ciencia del ser sólo se
realiza
cuando pierde toda claridad respecto de lo que la funda, es propiamente
la
puesta en escena del ente (el objeto y el vínculo) en lugar del ser (la
presen-
tación de la presentación, el puro múltiple). La matemática efectiva es,
en
Apéndice 3 (meditación 26)';

Heterogéneidad de los cardinales: ' '


regularidad y'singularidad .

Hemos visto (meditación 14) que la bomogéneidad del esquema


ontológi-
co de los múltiples naturales -los ordinales- soportaba una falla, la qué
distin-
gue á los sucesores de los límites. Los múltiples naturales que forrnan la
escala
de medida de las magnitudes intrínsecas -los cardinales- soportan otra
más
profiindaaún, que opone los cardinales,«indescomponibles», o
regulares^ a los
«descoinponibles, o singulares. Y así .c^mo es necesario decidir acerca
déla
existencia de un ordinal límite-ésta es la substancia del axioma del
irifinito-,
del mismo modo, la existencia de vm cardinal límite regular, superior i
coo (a lo
enumerable), que, no,puede inferirse a partir de las Ideas de. Ip múltiple,
supo-
ne una nueva decisión, que es una suerte de axioma del infinito, de
origen car-
dinal y que detenta el concepto;de cardinal inaccesible. De.estemodojla
aber-
tura hacia el infinito queda inconclusa si nos atenemos a la primera
decisión.
En él orden de las cantidades infinitas todavía se puede apostar por
existencias
que sobrepasen a los iofinitos admitidos precedentemente, tanto como el
pri-
mer infinitó, COo; supera lo finito.. En esta.vía, que se impone ajos
matemáticos
en el lugar mismo áú impasse al que los conduce el errar del , estado,
fueron
definidos sucesivamente los cardinales idébilmente inaccesibles,
fuertemente
inaccesibles, de Mahlo, de Ramsey, medibles', inefables, compactos^
APÉNDICES 493
492 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

unión abarca todo el múltiple-cardinál considerado. Cada una de esas quiera (es decir, el cardinal que tiene la misma potencia que él, por consi-
frac- guiente, el ordinal más pequeño que tiene la misma potencia que él), la
ciones tiene una cierta potencia, representada por un cardinal. Es sin-
evidente gularidad de ©a se anotará del siguiente modo (donde A^ designa las
que esta potencia es, a lo sumo, igual a la del todo, puesto que se trata frac-
ciones): ©a ~ Y e cop Ay COn Ay C ©ct & ©p < ©a & | Ay ¡ < ©a
de una
parte. Además, el número de fracciones tiene también una cierta Cüct está recubierto fracciones... en número siendo cada
potencia. La por... inferior a ftacción de
imagen finita de la cosa es muy simple: si recortamos un conjunto de 17 Q)a potencia infe-
ele- rior a ©a

mentos en ima fracción de 2, una de 5 y una de 10, obtenemos


finalmente un Un cardinal ©a es regular si no es singular. Esto es, si es necesario
conjunto de partes cuya potencia es 3 (3 fracciones), teniendo cada parte para
po- componerlo, o bien que una fracción tenga ya la potencia ©a, o bien que
tencias inferiores al conjunto inicial (ya que 2, 5 y 10 son inferiores a el
17). número de fracciones ténga la potencia ©a.
Por consiguiente, el cardinal finito 17 se puede descomponer en un /“cuertón. ¿Existen cardinales infinitos regulares?
número Sí. Como lo vimos, ©o es regular; No se lo puede componer con un
áe fracciones tal que, tanto dicho número como cada \ma de las nú-
fracciones, mero finito de fracciones finitas.
tienen una potencia inferior a la suya. Lo que se escribe: 17 = 2 + 5 + 10 2“ cucí/ión. ¿Existen cardinales infinitos singulares?
Sí. En la meditación 26 mencioné al cardinal límite CÍ>(ÍÜO),
3 partes «después» de la serie ©o, ©j,..., ©»; ©¿:(n),... Este cardinal es
enormemente
Por el contrario, si consideramos el primer cardinal infinito, COo, es
más grande que ©o. Sin embargó, es singular. Para verlo, basta
decir,
considerar
el conjunto de los números enteros, no ocurre lo mismo. Si una fracción
que es la unión de los cardinales ©n, todos más pequeños que él. Ahora
de
bien,
COo es de una potencia inferior a coo, es porque es finita, puesto que
el número de esos cardinales es justamente ©o, puesto que. están
coo es el
indicados
primencardinal infinito.- Y si el número de fracciones es igualmente de
sobre los números enteros 0, l,...n,... El cardinal ©(o)o) es, por lo tanto,
po-
com-
tencia inferior a coo,'se debe a que es finito. Queda claro que si
ponible a partir de ©o fracciones, todas más pequeñas que él. ^
«encolamos»
3“cuestión. ¿Hay otros cardinales infinitos regulares, además de ©o?
un núniero fínito de firacciones finitas obtenemos un conjunto fmito; No
Sí. Se puede demostrar que todo cardinal sucesor es regular. Vimos
se
que
puede esperar componer coo con fracciones más pequeñas que- él (en el
un cardinal ©p es sucesor si existe ©a tal que ©a < ©p y no hay ningún
senti-
cardi-
do de la magnitud intrínseca, de h cardiiialidad), en número también
nal «entre ellos», esto es, si no existe ©y tal que ©« < ©y < ©p. Se dice
más per
que
queño que^él Es riecéstóo que-al menós una de las fracciones sea
©a es el sucesor de ©p. Vemos que o>o o ©(COQ) no son sucesores (son
infinita o
límites),
que el número de 'las fracciones ló sea. En todo caso, necesitamos del
porque si (ú„ < ©(©p) -por ejemplo-^, hay siempre todaiúa xma
no-nú-
infinidad de
mero. coop'í^ componer COo. En cambio, 2, 5 y 10,rtodos inferiores a 17,
cardinales entre ©„ y ©(©p), o sea ©5(n)¡; ©í(5(n))— Todo esto está de
per-
acuerdo
miten llegar, a él, aunque su número, 3, es también inferior a 17.
con el concepto de infinito desarrollado en la meditación 13.
Ahora bien,'són estás determinaciones cuantitativas muy diferentes,
Que todo cardinal sucesor sea regular no es en absoluto evidente.
so-
Para
bre .todo tratándose de cardinales infínitos.-'En el caso en que
ser demostrada, esta no-evidencia toma la forma técnica, a decir
pudiéramos,
VERDAD ines-
descomponer al múltiple en una serie de sub-múltiples tales que cada
perada, de la necesidad de utilizar el axioma de elección. De este modo,
494 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO- APÉNDICES 495

Según la representación común, lo que sucede «en el límite» es más comr La cuestión lleva, de inmediato, a las profundidades de la ontología y es-
piejo que lo que sucede en un solo paso suplementario. Una de las debilidades pecialmente a las del ser del infinito. El primer infinito, el enumerable, tiene
de las ontologías de la Presencia reside en validar esa representación. Ebefecr la característica de combinar el límite y esa forma de comienzo puro que es
to misterioso y cautivante de esas ontologías, que movilizan los recursos-del la regularidad. Desmiente lo que yo sostenía más arriba, puesto que se acu-
poema, es el de instalamos en el presentimiento del ser, como más allá-y ho- mulan en él las complejidades del un-paso-más (la regularidad) y las profun-
rizonte, como sostén y eclosión dél ente-en-totálidad. Así, una ontología de la didades aparentes del límite. Ocurre que el cardinal 03o es, en VERDAD, ese un-
Presencia afirma siéfnpre'qúe las operaciones «en el límite» son el VERDADero paso-más-límite que es la oscilación de lo finito en lo infinito. Es un cardinal
peligro para el péns^ento, el momento en el que abrirse a la eclosión de lo fronterizo entre dos regímenes de la presentación. Encama la decisión onto-
que hace serie en la experiencia indica lo inacabado y lo abierto por lo cual el lógica sobre lo infinito; decisión que permaneció largo tiempo en el horizon-
ser se libera. La ontología matemática nos advierte de lo contrario. El lirnite te del pensamiento. Puntualiza esa instancia del horizonte, razón por la cual
cardinal no contiene, en realidad, otra cosa que aquello que lo precede, y cu- constituye la Quimera de un límite-punto, esto es, de un límite regular o in-
ya unión él lleva a cabo. Está entonces determinado por las cantidades infe- descomponible.
riores. El. sucesor, en cambio, está en posición de exceso, VERDADero, puesto Si hubiera otro cardinal límite regular, relegaría a los cardinales infinitos
que debe sobrepasar localmente al que lo precede.; De este.rriodo -y esto és -en relación con su supereminencia- al misino rango que el que ocupan los
una enseñanza de gran valor político o estético-^,- no es la reunión global .«en números finitos respecto de 03o. Operaría una suerte de «finitización» de los
el límite» lo que resulta innovador y complejo, sino más bien la realización en infinitos precedentes, por el hecho de que, pese a ser su límite, los excedería
el punto determinado en el que se lo encuentre, de ese uno-^más, de un paso.- radicalmente, ya que no podría componerse a partir de ellos.
La intervención es una instancia del punto, no del lugar. El límite es una com- Las Ideas de lo múltiple que hemos utilizado hasta ahora no permiten es-
posición, no una intervención. Algo que, en la ontología de la cantidad, se tablecer que exista un cardinal límite regular distinto de COo. Se puede demos-
enuncia del siguiente modo:-los cardinales límite son, en general, singulares trar que ellas no lo permiten. La existencia de un cardinal semejante (en ex-
(por consiguiente, componibles por abajo);,los cardinales sucesores son regu- tremo numeroso, forzosamente) requiere, en consecuencia, de una decisión
laras, pero para saberlo se necesita el axioma de elección. axiomática que confirme que se trata de una reiteración del gesto por el cual
4''cuestión. Un cardinal singular es «descomponible» en un número más el pensamiento se abre a lo infinito del ser.
pequeño que él de fracciones también .más pequeñas que él. Pero esto no Llamamos débilmente inaccesible a un cardinal superior a coo que es lí-
puede descender indefinidamente. , mite y regular. El axioma del que hablo se enuncia: «Existe un cardinal dé-
Evidentemente. En virtud de la ley. de minimalidad que sostienen los bilmente inaccesible». Es el primero de la larga serie posible de nuevos axio-
m-últiples naturales (cf. meditación 12 y apéndice 2) -por ,1o tanto los cardi- mas de infinitud.
nales- existe forzosamente un cardinal más pequeño 0)p tal que el cardinal
COa.se puede descomponer en cop fracciones, todas más pequeñas que él. Se
trata, si se quiere, de la descomposición maximal de o>a- Se la llama cofina-
lidaá de cOa, y será designada c (cOa). Un cardinal es singular si su cofínali-
dad es realmente más pequeña que él {es descomponible), esto.es, sic (<úa)<
03a. Si se recubre á un cardinal regular cón fracciones más pequeñas que-él,
es necesario que el número de.esas fracciones le sea igualé En ese caso, c
(C0a)=.C0a. . '
5° cuestión. De acuerdo: tenemos, por ejemplo, c (coo) = coo (regular) y te-
nemos c (ü3(ci)(,)) = 0)0 (singular). Si lo que se dice acerca de los cardinales su-^
cesores -r-que son siempre regulares- es VERDADero, tendríamos por ejemplo c
(033) = 033- Pero yo pregunto: ¿hay cardinales límite, distintos de 03o, que sean,
regulares? Ya que todos los cardinales límite que me represento, 03(c)o). ^(ÍOQ)
(©o) y demás, son singulares. Todos tienen a coo como cofínalidad.
i

8 ,, Apéndice.4 (meditación 29) ..

fe
Todo ordinal es'coñstrüciible

Ta.l como la. orientación-de toda la.ontología permite preverlo,-el'esque-


ma de los múltiples naturales se somete a la lengua. La naturaleza es-«ow-
brable umversalmente.
Examinemos inicialmente el caso del primer ordinal, que es
ehvacío.' '
; Sab.emos que .Lo =,0.'.Comó el vacío es la única parte del vacío (medita-
ción 8)i:-,nos, basta establecer que el: vacío es' definible, en sentido'constructi-
íVbjenLo -es.decir, en-el vacío-, para concluir que el vacío.es elemento-de ti.
Este aj.üste^ailo impreséntable de.lajuri'sdicción del lenguaje no carece de in-
'.terés.-Consideremps, por ejemplo',-la..fórmula: (BP)-[(3 €' Y]. Si se la restringe
alo, por consiguiente, al vacío, su sentido és; «existeun elementóle? vacío
que es elemento de 7». Queda claro que ningún y puede satisfacer esta fór-
mula en Lo, puesto que Lo no contiene nada. Por lo tanto, la parte de ió sepa-
rada por esta fórmula, es vacía. El conjunto, vacío es entonces una parte'-defi-
nibl.e.;del vacío,.: Es-el :único,elemento del nivel superior,- Líco), e L'r, que es
igual a D (Lo). Por lo tanto, tenemos del vacío.'De
donde resulta que.'0,€-:Lsi0)i.que era.Id-que queríamos deniostrar: el-v'acío
pertenece a-ün nivel constructible; Por consiguiente, es constructible.'''- -
Abora,'.si todos los ordinales .inó son constructibles, existe,: por el-prinGi-
pio de -minimalidad .(rneditación 12 y. apéndice 1), el ordinal-más pequeño nó
constructible;-Sea.a ese-ordinal.-No.seítratadel.vacío (acabamosde ver que
el'vacíp ésOonstructible). Pará'p e cx,'Sabemosque P, más'pequeño'qúé 'a,cs
constructible. Supongamos, que sea posible encontrar un nivel iy eu el que -fi-
guren ÍOÍÍOÍ: los elementos (constructibles); P de a,-y ningún otro ordinal. La
•fórmula' «9.-es un^ordín^», coniuna variable libre;-va a .separar en^L^Ja parte
definible constituida por todos esos ordinales. Porque.«ser un'ordinal»'-quiere
( ,

4, APÉNDICES 499
498 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

decir (meditación 12): «ser un múltiple transitivo cuyos elementos La recurrencia es completa. El primer nivel Lo es transitivo; y si
son todos todos los
transitivos», y es una fórmula sin parámetros (que no depende de niveles hasta La -exclusive- lo son. La también lo es. Por consiguiente,
ningún todo
múltiple particular, eventualmente ausente de Ly), Pero el conjunto de nivel es transitivo.
los or-
dinales inferiores a a es a mismo, que de este modo es una parte
definible de
Ly y es, por lo tanto, un elemento de Ls(y). Contrariamente a nuestra
hipótesis,
a es constructible.
Queda por establecer que hay un nivel L7 que contierve a todos
los ordina-
les constructibles {5, para ¡S ea. Basta para ello establecer que todo
nivel
constructible es transitivo, o sea que Pe Ly P c: LY* Porque todo
ordinal
más pequeño que un ordinal situado en un nivel, pertenecerá también a
ese
nivel. Bastará considerar el nivel {.ymaximum para todos los niveles a
los que
pertenecen los P ea : todos esos ordinales figuran allí.
De donde se desprende el lema qué esclarece la estructura de la
jerarquía
constructible: todo nivel La de la jerarquía constructible es transitivo.
Se lo demuestra por recurrencia sobre los ordinales.
-Lo = 0 es transitivo (meditación 12);
- supongamos que todo niyel inferior a La es transitivo y mostremos que
La también lo es.

Primer .caso. ................. ,, •: .


: ;:a:esun.ordinal límite. En ese caso, La es la unión de todos los
niveles in-
ferioresj los que suponemos todos transitivos. De ello resulta-que si,
ye La,
existe un nivel Lp, con P e a, tal que y e Lp. Pero ai haberse supuesto
queip
es transitivo, tenemos y ci Lp. Ahora bien, La, uhión de los niveles
inferiores,
los admite a todos como partes; Lp cía. De ye Lp y deLp-cLa, se'lléga-
a-y
c Lo. Por lo tanto, el nivel La es transitivo. ... • ''

Segundo.caso. • ' . - ' ' .>.J' .


a es un..orámal sucesoriLa=Ls(p)-■ ■ • ■’
• Mostremos inicialmente que Lp c L?(P), si Lp se supone transitivo
(tal có-
mo lo induce la-hipótesis de la recurrencia).
Sea Yi^un elemento de.Lp. Consideremos, la fórmula 3 e yi. Como Lp
es
transitivo, yi e Lp -4 yi c Lp. Luego, 8 é y 1 ^ 3 e Lp^' Todos los
. Apéndice.S (meditación 33) .

Sobre el carácter absoluto

Se trata de establecer el carácter absoluto de cierto número de términos-y


de.fórmulas para una SITUACION ón quasi completa. Recordemos que
esto'quiere
decir que la defínición del término es <<la misma» respecto -de la
SITUACION ón S
quede la ontología general, y que la fórmula referida^aó"equivale'alá generali
a partir del momento en que se constriñe a los parámetros a pertenecer a i".- ■
■a. ^.'Es.evidente, ya que la definición de 0 es negativa (nada le'pertene-
ce). No puede'«modificarse» en S". Por otra parte, 0 e 5j por ei hecho de qué
.S-es
í). transitivo y satisfáceelelsentido
a ces absoluto,-en axiomaonde que
fundación."Ahora S, elenton-
bien, ásoló
si a y perteneeéh vacío
ces
puedela fundar
fórmulauna múltiple transitivo (meditación
c:-|5 es VERDADera 18).
para-un habitante •- si és^véfda-
de -S’ si y sólo • ■
deta para el.ontólogó.’Esto se infiere directamente de la:transitividad de Sflos
elementos de -a y de -p-son también elementos d6-*S'.-Por'lo taiitó, si todos los
elementos-de a:(en'el sentido deS) pertenéncen a ^'-defimcióh de la inclu-
sión-, lo mismo ocurre en el sentido de laíOntología generalj y'alaánverSá;’-'-'
• c.>-a.\j 3^'si (xy [i son elementos de 5", el conjuiito tiimbién exis-
te.allí -en fúnción^de la validez en 5" del axioma de reemplazo-aplicado'-por
ejemplo al Dos que es-p (0), que existe'eri 5", pues 0 & 5' y-éi-axidmde'-l,ás
partes es verídicO'Cn S (ver está construcción enlá'meditac-tón-12);:Sé verifi^
ca de pasíLque p (0) es absoluto (en general, p (ix) «ó es absoluto)! Alsimís-
mo,:u {a, ¡5} existe en í", ya que el axioma de unión es Vendicó'éñ 5i- A2ídfá
bien, por defínición,'U {a, j3} = á O j 3 . ' ' "-
; - a) P se obtiene por separación «n oc-u p, a través de-la fófmúíá «<y-e]^'
&ys P»4 '&•' • -> •' "í'’' '.'.'•

Basta que cíí¿ axioma de separación sea verídico én S. ■ i


502 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO APÉNDICES 503

- (a ” P), conjunto de elementos de a que no son elementos de p, se Todos estos resultados autorizan a considerar que las condiciones del ti-
ob- po «todas las series finitas de temas < a , n , 0 > ' Q < % n , l > , donde a s 3 y
tiene igualmente, por medio de la fórmula «7 e a & (y s p)». n & 0)0» son conocidas para un habitante de S (si 3 es conocido), porque la
d. Acabamos de considerar al par {a, P} (en el carácter absoluto de fórmula que define un múltiple tal de condiciones es absoluta para S («serie
a u finita», «temas», 0 , 1 , 0)o... son, en efecto, absolutos).
P). En cuanto al par ordenado, recordemos que se define < a, P > =
[{a},
{a, p}] (ver apéndice 2). El carácter absoluto es entonces trivial.
e. «Ser un par ordenado» equivale a la fórmula: «Ser un par simple
cuyo
primer término es un singleton y el segundo un par simple, uno de
cuyos ele-
mentos es el que figura en el singleton». Ejercicio; escribir esta fórmula
en la
lengua formal y meditar sobre su carácter absoluto.
/ Si a y p pertenecen a S, el producto cartesiano a x p se define
como el
conjunto de pares ordenados < 7, 9 > con 7 e a y 3 € p. Los elementos
del
producto cartesiano se obtienen por la fórmula: «Ser un par ordenado
cuyo
primer término pertenece a a y el segundo a P». Esta fórmula separa al
pro-
ducto cartesiano en todo conjunto en el que figuren todos los elementos
de a
y todos los de p. Por ejemplo, en a u p. Ahora bien, a u P es una
operación
absoluta y «ser un par ordenado», xm predicado absoluto. Se concluye
que el
producto cartesiano es absoluto. •‘.
g. La fórmula «ser un ordinal» no tiene parámetros y sólo abarcada
tran:-
siíiyidad (cf. .meditación 12). Es un ejercicio simple;constata'r-.su
carácter ab-
soluto (el apéndice 4 muestra el carácter absoluto de «ser un ordinal»
para el
universo.constructible).
h. (úo es absoluto, dado que se define como «el más pequeño
ordinal lími-
te», o sea «el más pequeño.ordinal no sucesor». Es necesario entonces
estur
diar el carácter absoluto del predicado «ser un ordinal sucesor». Por
supues-
to, el hecho de que O)o € S st infiere de que 5" verifica el axioma del
infinito. ,;
i. Del hecho de que. «ser un par ordenado» es absoluto, se infiere
que «ser
una función» es absoluto. Es la fónnula: «Tener como elementos pares
orde-
nados < a, p > tales que si < a, P > es elemento, y también < cc, P’ >,
entom
Apéndice 6 (mei^tacidn 36) . •

Signos primitivos de la lógica y recurrencia


sobre la amplitud de las fórmulas

Este apéndice completa la nota técnica de la meditación 3 e indica


cómo
razonar por recurrencia sobre la amplitud de las fórmulas. Aprovecho
para
hablar brevemente del razonamiento por recurrencia en general.
.1. D^FENICIÓN DE ALGUNOS. SIGNOS LÓGICOS . -''v-; :

■La batería completa de signos lógicos.(cfl' nota técnica, pág. 63) no debe
ser considerada comó:Constituida por otros tantos signos primitivos. Así como
la .inclusión, Q.puede ser definida a paitix de la pertenencia, e (cf. meditación
5), de igual modo se pueden definir ciertos signos lógicos a partir de otros. - ; ■
, La.elección.de signos.primitivos es una cuestión de'xonvención. Yo
elijo
aquí los signos ~ (negación), (implicación) y 3 (cuantificador
existencial).
Los signos derivados .son introducidos, pbr definiciones, como
abreviatu-
ras de ciertas escrituras compuestas por los signos primitivos.
a. La disyunción: (o); AoB una escritura abreviada át-- A-^B.
b. La conjunción (á): At&Bts una escritura abreviada de ~ ~ B).
c. La equivalencia (4-^): A<r^B ts una escritura abreviada de ~ {{A -^
B)

, . :d. Elcuantificador universal (V): (Va) X.es una'escritura abreviada


de ~
(3a)r.X..' ;
Por lo tanto, ;se puede considerar que toda fórmula lógica se escribe
con
los, únicos signos % y 3. Para obtenerlas fórmulas dé la teoría de
conjun-
tos bastará agregar los signos = y'e, más, naturalmente, las variáblés a,
P, y,
etc., que designan múltiples, y las puntuaciones.
506 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO APÉNDICES 507

Distinguimos entonces: a s P o a = P, que tienen tres signos. Supongamos que hayamos


demostra-
- Las fórmulas atómicas, sin signo lógico, que son forzosamente del tipo
do una cierta propiedad -por ejemplo, el forzamiento- para esas fórmulas
a=Poaep;
más cortas (a este punto dedico la parte 1 de la meditación 36 y el
- Las fórmulas compuestas, que son del tipo ~ X., X\ X2, o (3a) X, don-
apéndice
de X es, o una fórmula atómica, o una fomiüla compuesta '<ánás corta».
7). Se trata del primer momento del razonamiento por recurrencia.
Supongamos ahora que hayamos demostrado el teorema del
2. RECURRENCIA SOBRE LA AMPLITUD DE LAS FÓRMULAS forzamiento
para todas las fórmulas de amplitud inferior an + 1 (que tienen menos
Observemos que una fórmula es im conjunto finito de signos, que com- de n
prende: las variables, los signos lógicos, los signos = y e, y los paréntesis, + I signos). El segundo momento consiste en mostrar que también hay
corchetes o llaves. Es posible entonces hablar de la amplitud de una fórmula, for-
que es el número (entero) de signos que figuran en ella. zamiento para las fórmulas de n + i signos. Pero, ¿cómo podemos
Esta asociación de im número entero a cualquier fórmula, permite aplicar obtener
a las fórmulas el razonamiento por recurrencia, del que hemos hecho a lo lar- una fórmula de « + 7 signos, a partir de fórmulas de n signos o más?
go de este libro un gran uso, tanto para los números enteros, u ordinales fini- Sola-
tos, como,paradosordinales en general. '■ mente de tres maneras:
Todo.razonamiento por recurrencia supone que se puede hablar unívoca- - si (X) tiene n signos, ~ (X) tiene « + i signos;
mente del «siguiente» de lin conjunto dado de términos considerados. Se tra- - si (Xi) y (X2) tienen juntas n signos, (Xi) —> (X2) tiene « + 7
ta, en realidad, de un operador de dominio racional del infinito, que se apoya signos;
en el procedimiento del «aún» (cf. meditación 14). La estructura subyacente - si (X) tiene n-3 signos, (3a) (X) tiene /z + 7 signos.
es la del buen orden: puesto que los términos ¿ZIÍW TJO examinados contiénen Debemos entonces mostrar finalmente que si las fórmulas (X), o el
un elemento más pequeño, ese elemento más pequeño sigue inmediatamente total
a los .que ya han, sido examinadoSi Así, 'dado im ordinal a, conocemos su de las fórmulas (Xi) y (X2), tienen menos de n + 7 signos y verifican la
único sucesor, 5 (a). Y, dado un conjunto-incluso infinito-dé ordinales, co- pro-
nocemos aquel que viene después (que puede sér un ordinal líiñite, pero estó piedad (aquí, el forzamiento), entonces las fórmulas con « + 7 signos,
Doimporta).- i.-:--- que
:,El esquema, del razonamiento es entonces el siguiente (en tres motr^^n- son ~ (X), (Xi) (X2) y (3a) (X), también la verifican.
tos): ■ . Podemos concluir entonces (tercer momento) que todas las fórmulas
. 1. Mostramos que la propiedad a establecer vale pára el término (u ordi- la
nal) m á s c o n s i d e r a d o . Lo más frecuente es que se trate de 0. verifican, que el forzamiento está definido para toda fórmula de la teoría
2. Luego, móstramos que si esa propiedad vale para todos los términos de
más pequeños que mí término a cualquiera, entonces vale para el propio a, conjuntos.
que es e/ siguiehteide lo,s precedentes.
3. Concluimos que vale para foáoí.
Esta conclusión es válida por la siguiente razón: si la propiedad no valie-
ra para todos, habría un término más pequeño que no la poseería. Como to-
dos los términos más pequeños la poseen, ese supuesto término más pequeño
tendría que poseerla también, en virtud del segundo momento del razona-
miento. Contradicción. Por.lo tanto, todos la poseen. -
Volvamos a las fórmulas. Las fórmulas más «pequeñas» son las atómicas
. .Apéndice7(meditación36)

Forzamiento de la igualdad
para
los nombres de rango nominal O

Se trata de establecer, para las fórmulas de tipo «jxi ~ ji2» -donde


jij y \i2
son nombres de rango 0 (por consiguiente, nombres compuestos por
pares <
0, % >, donde % es una condición)- la existencia de una relación de
forza-
miento, indicada ?=*, definida en ó" y tal que:

Vamos a ocupamos inicialmente de la proposición directa (el


forzamien-
to a través de % de la igualdad de los nombres implica la igualdad de los
:va-
lores referenciales, a partir de que 7t e $), luego, de la recíproca {ú los
va-
lores referenciales son iguales, entonces existe Jt e 2. y.TC fuerza la
igualdad
de los nombres). Para la recíproca, no obstante, sólo trataremos el caso
en el
que?:e(4i) = 0.

1, PROPOSICIÓN DIRECTA

Supongamos que jii es un nombre de rango nominal 0. Lo


componen pa-
ires < 0,7C> y su valor referencial será {0},' o bien 0, en la medida en
que,
una, o ninguna, de las condiciones % que figuran en su composición
perte-
nezca a 2 (cf. meditación 34, sección 4).
Comencemos por la fórmula jii = 0 (cabe recordar que 0 es un nombre).
Para estar seguros de tener ^ g (p.i) “52 (0) = es necesario que ningú-
, na dé las condiciones que figuran en el nombre lii pertenezca a la parte
APÉNDICES 511
510 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

parte $ contenga una con^cxáo. incompatible con todas las condiciones que Si IJg (jii) = 0, la veridicidad,de la inclusión está garantizada. Como
figuran en el nombre p.j. Porque la regla Rdi de las partes correctas (medita- también lo está si 5:9 (|ii) = TJíg' (jxg) ^ ( 0}. Sólo nos es preciso ahora eli-
ción 33, parte 3) implica que todas las condiciones de una parte correcta son minar el cuarto caso.
compatibles. Supongamos primeramente que Inc (|i.j) no sea vacío: existe TI e Inc (¡ii).
Designemos Inc (p-i) ál conjunto de las condiciones incompatibles con Hemos visto que una tal, condición TC fuerza la fórmula |ii = 0, es decir, la
todas las condiciones que figuran en el nombre iti: veridicidad de (fii) = 0 en una extensión genérica tal qué TC s- $. Por lo
tanto, también fuerza fXi c jig, ya que entonces ]5;9 (p-i) c (fig), cualquie-
Inc (ji.]) = {TI / (< 0, Til > € p.)) 7C y 7ti son incompatibles} ra sea el valor de 3g (1^2)-
Si ahora Inc (p-i) es vacío (en la SITUACIONón fundamental, lo
Es cierto que si TI e Inc la pertenencia de TI a una parte genérica $ que es po-
prohibe a todas las condiciones que figuran en p.i pertenecer a dicha 9. De sible), llamemos Fig (p.i) al conjunto de condiciones que figuran en el nom-
donde resulta que el valor referencial de jii en la extensión que corresponde bre jii. .
a esa parte genérica es vacío.
Diremos entonces que TI fuerza la fórmula |ii = 0 (donde fii es de rango ■ Í^íg(lI.l)-{Tt/3<0, TI>[<0, Tr>€iLl]}
nominal 0), si ii s Inc (^.i). Queda claro que si TC fuerza p.i = 0, tenemos
(p-i) = '5:$ (0) = 0 en toda extensión genérica tal que Tt e $. Lo mismo para F/g (1x2). Observemos que son dos conjuntos dé condicio-
: Así, para )j.i de rango nominal 0, podemos plantear: - nes. Supongamos que existe una condición TC3 que domina al menos una con-
dición dé Fig (|Xi) y al menos una de Fig (1X2). Si TC3 e ?, la regla Rd\ de las
• - • [7C?=e (^j=0)]<-»7t.e//Ic(jil) partes correctas supone que las condiciones dominadas pertenezcan también
> a ella.-Porxonsiguiente, hay al menos una condición de F/g (|Xi) y. una de
Fig ((X2) que están en 9. De donde se sigue que, para esa descripción, el va-
El enunciado TC e Inc (p-i) es por completo inteligible y verifícable en la lor referencial de jX] y de 1X2 es {0}. Tenemos entonces ÍJg (¡Xj) c ]$g (1x2).
SITUACIONón fundamental. No por ello deja de forzar al enunciado Por lo tanto, es posible decir que la. condición TC3 fuerza la fórmula c jXg,
5? ([i.]) “ 0 puesto que Tts e 9 implica 5^9 (|Xi) c j^g (fxg).' ^
a ser verídico en toda extensión genérica tal que TI e $. Generalicemos un poco este procedimiento. Llamaremos reserva dé do-
Armados de este primer resultado, vamos a abordarla fórmula c p.2, minación para una condición Ttj, a todo conjunto de condiciones tales que
siempre para nombres de rango nominal 0. La estrategia es la siguiente: sa- siempre se encuentre entre ellas una condición dominada por TCI. O sea, si R
bemos que «|i] ;c & |i.2 c: |i]» implica |ii = ji2- Si sabemos, de manera géi- es una reserva de dominación para TC] :
neral, cómo forzar |Xj c fi2, sabremos cómo forzar =5= H2. '^
; Si |Li y |L2 son de rango nominal 0, ios valores referenciáles de esos dos
(3 Tt2) [(Tt2 C Til) & TI2 e F]
nombres son 0 o {0}. Queremos forzar la veridicidad de (irj) c 5^9
Esto quiere decir que si TCI e 9, siempre se encuentra en R una condición
Construyamos una tabla de los casos posibles: que también pertenece a 9, puesto que está dominada por TCi. Dada la condi-
(PrO . 5^2 CM;2) ^9 ({Xi)c 5;g (1X2) motivo ción Tt], siempre se puede verificar en la SITUACIONón Jundamentál
(sin conside-
■■0' ■0 ’ verídico. 1 desparte rar ninguna extensión genérica, cualquiera sea ella), si R es, o no, una reser-
0^ {0} verídico . ‘ j universal va de dominación para Tii, ya que la relación TÜ2 'C n\ es absoluta.
. ,{0} . verídico {0}c{0} ' Volvamos a |Xi c fXg, donde )Xi y }X2 son de rango 0. Supongamos que
Fig
' 0;' erróneo ~(í0}c;0) (p,i) y Fig (1x2) sean reservas de dominación para una condición nj. Es decir,
que existe 7ii e Fig (fXi) con Ti] c TI3. Y que existe también TC2 e Fig (p.2)
con
TI2 c 713. Si ahora 713 pertenece a 9, Tii y Ttg también le pertenecen (regla
Rdi). Como Til y 712 son condiciones que figuran en los nombres |X] y \X2, de
ello resulta que el valor referencial de esos nombres para esa descripción es
512 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO
APÉNDICES 513

{0}. Tenemos entonces 1^2 (Ri) c 1^2 (M.2). Podemos así decir 7C e D [TI 5=± (íXi = 0) c 71 [|Xi = [{0}, 0]]]
que 7E3 fuer-
za |iiCH.2. Notemos que como 0 6 9, lo que está escrito a la derecha de o equiva-
Recapitulemos: le, de hecho, a 71 6 9 (lii) = {0}. El conjunto D de las condiciones
7t3 € Inc (p-i) si Inc (¡Xi) ^ 0 consideradas agrupa a todas las que fuerzan \L\ a valer uno de sus valores re-
7C3 (p-i C p.2)
7C3 € {%! Fig (1X1) y Fig (jX2) son ferenciaíes posibles, ya sea 0 o {0}. El punto clave es que este conjunto de
reservas de condiciones es una dominación (cf. meditación 33, parte 4).
dominación para 71} si Inc (p.i) = 0. En efecto, sea una condición 712 cualquiera. O bien 7ü2 ?=* (¡X] = 0) y
7C2
Dados dos nombres }Xi y 1x2 de rango nominal 0, sabemos cuáles pertenece al conjunto D (primer requisito). O bien 712 no fuerza |Xi = 0, pero
son las entonces, de acuerdo con la definición del forzamiento para la fórmula )Xi =
condiciones 713 que pueden forzar, si pertenecen a $, el valor 0 (sección precedente), esto quiere decir que ~ (712 s Inc (fXi)). En conse-
referencial de cuencia, existe al menos una condición 713 con < 0,7C3 > € {Xi y 7t2
p,i a estar incluido en el valor referencial de jX2. Y la relación de compati-
forzamiento ble con 7C3. Si 712 es compatible con 713, existe 714 que domina a 7t2 y
es verifícable en la SITUACIONón fundamental, donde Inc (¡xi), 713. Ahora
Fig (jXi), Fig (1x2) bien, para .ese 7C4, Fig (|Xi) es una reserva de dominación, ya que 7C3 e Fig
y el concepto de reserva de dominación son claros. (jxi) y 713 e 714. Pero, por otra parte, 7C4 domina también a 0. Entonces, TU
Diremos que 7U3 fuerza Jij = |X2 si 713 fuerza |Xi c )X2, y fuerza fuerza |Xi - [{0}, 0], puesto que Fig (|Xi) y Fig [{0}, 0] son, para 7C4, re-
también 1x2 servas de dominación. De allí resulta que TU e D. Y como 7C2 c 714,712 está
cp-i. , dominada por una condición de D. Dado que tal es el caso, cualquiera sea 7t2,
Observemos que p.i c p.2no es forzable obligatoriamente. Puede D es una dominación. Si 9 es una parte genérica, 9 r\D^0.
ocurrir Ahora bien, hemos supuesto que 5:2 (iti) == 0- Queda por consiguiente
que Inc (|Xi) sea vacío y que no exista ninguna condición 713 tal que excluido que exista en 9 una condición que fuerce |Xi = [{0}, 0], puesto
Fig ([Xi) que entonces tendríamos 5 5 (iti) = {0}.- Por lo tanto, el caso correcto es el
y Fig ()i2) sean reservas de dominación para 713. Todo depende de otro: {9 n [TE / 7C (|Xi = 0)]} 9^ 0. En 9 hay precisamente una condición
los nom- que fuerza }Xi = 0.
bres y de las condiciones que allí figuren. Pero si jX] c fX2 es forzable Observemos que esta vez la genericidad de la parte 9 está convocada ex-
por al presamente. Lo indiscernible comanda que puedan equivalerse la veridicidad
menos una condición 713, entonces en toda extensión genérica tal que del enunciado 52 (l^i) = 0 en la extensión y la existencia en el múltiple 9
9 con- de úna condición que fuerce el enunciado fXi = 0, que concierne los nom-
tiene
2. 7t3, el
RECÍPROCA DELenunciado 13:2
FORZAMIENTO DE (ixi) c ,^2
LA IGUALDAD EN EL(1^2) esFÓRMULA
CASO DE LA verídico. bres.
El caso
Oxi) = 0,general
DONDE (p.i
p.1 ESyDE
jX2 de cualquier
RANGO NOMINAL rango nominal) será tratado El caso general se obtendrá por recurrencia sobre los rangos nominales.
por rer Para obtener una dominación D podrá utilizarse el siguiente conjunto: «To-
currencia.
En estaSuponemos que se ha definido
ocasión suponemos que, en.una en Sextensión
el enunciado «TI fuerza
genérica, ]?:2 |Xi das las condiciones que, o bien fuerzan p-i c )X2, o bien fuerzan - (fXi c 1x2)».
(¡xj)
= == 0j
\i2» jXi
con paradetodos
rangolos
0. nombres
Se trata de demostrar
rango nominal
que existe inferior
en 9 una
a a.condición
Se muestra TI
enton-
que
ces quep-i
fuerza es=posible
0. Es importante
definirlo para tener
lospresente
nombreslasdetécnicas
rango nominal
y los resultados
a. Algo
qüe
de
nera:
nosección
la resulta sorprendente,
precedente (proposición,
puesto que directa).
un nombre )X se compone de pares <
fxi, Consideremos el conjunto D de condiciones, definido de la
71 > donde jxi es de rango nominal siguienteinferior.
ma- El concepto instrumental
es, de
principio a fin, el de reserva de dominación.
Apéndice 8 (meditación 36)

Toda extensión genérica de una SITUACIONón


quasi completa es quasi completa

No tengo la intencióii de reproducir aquí todas las demostraciones.


Se
trata, en realidad, de verificar los cuatro puntos siguientes:
- si Ó" es enumerable, JS" (9) también lo es;
r si iS" es transitivo, 5 (.9) también lo es;
- si. un axioma de la teoría de conjuntos, que se puede expresar a
trr vés
de .una fórmula :única (extensionalidad, partes, unión, fundación,
infinito,
elección, conjunto vacío), es verídico en S, lo es en S (9 );•
- si para una fónnula X (a) -X (a, p)- el axioma de separación -el
axio-
ma de reemplazo- correspondiente es verídico en S, lo es en iS" (9).
En resumen, como.dicen los matemáticos: si 5 es un modelo
enumerable
transitivo de la teo'ría, .S" (9) también loes. ,-
Doy algunas indicaciones y ejemplos.

■ a. Si S es enumerable, S (9) también lo es.


Esto es evidente, ya que todo elemento de.? (9) es-el valor
referencial de
un nombre p-i que pertenece a la SITUACIONón S. Por lo tanto,
no puede haber en
5 (9 ) más elementos que nombres haya en.S, es decir, más elementos
que
los que comprende S. Para el ontólogo -del exterior-, si S es enumerable,
S
(9) también lo es.

.. b. Transitividadde S{9).
Vamos a ver en acción el vaivén entre lo que puede decirse de la
exten-
sión genérica y el dominio dé los nombres, en 5.
APÉNDICES 517
516 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

713. La unión de a resulta así nombrada por el.nombre que se compone de to-
significa P ea? Significa qué, en virtiid de la igualdad señalada, P e
dos los pares < p3, > tales que existe al menos un par < fX2, TCJ > pertene-
(¡ii)- (M-Í) = O2 (1^2) / <7t2,n> e\i.\ Sene $}. En
ciente a fii, tal que existe una condición 7C2 con < 1x3,712 >- e 1x2, donde se
consecuencia,
tie-
P e ? (^ii) quiere decir: existe Ji2 td que p5; ? (1x2). Por lo tanto, P es
ne, además, 7t2 c 713 y 7t] c Tts. Diremos:
el
$-referente del nombre \i2 y pertenece a la extensión genérica que fonda
1X4“ {<1X3, 7l3 >/3 <1x2, Tt] >e |Xi [(3 712)<)X3,712 > € jX2 & 7t2 C7C3
la
parte genérica $. ' & TC]
G7C3]}
Se ha mostrado que [a s 5 ($) & (p € a)] P e 5 ( 2), lo que quiere
decir que a es también una parte de 5" (2): a E S" (2) -> a e ó" (2 ). La
Las consideraciones precedentes muestran que si 5= 5 (|Xi) = a, entonces
ex- ^2 (lX4) = tja. Siendo el 2-referente del nombre 1x4, u a pertenece a Ja ex-
tensión genérica es entonces, como lo es S, un conjunto transitivo. tensión genérica.
Vemos el placer de los nombres.
c. Los axiomas del vacío, del infinito, de extensionalidad, de
fundación y • e. Si un axioma de separación es verídico en S, también lo es en S {2).
de elección son verídicos e« 5 ( 2 ). En las demostraciones dadas más arriba (transitividad, unión...), se puede
Este punto es trivial para al vacío, ya que 0 6 5 —> ^0 € 5 ( 2 ) (para observar que no se ha utilizado el forzamiento. No ocurrirá lo mismo con lo
los que sigue. Esta vez, el forzamiento es esencial.
nombres canónicos). De igual modo, para el infinito, si coo € 5", coo s 5 , Sea una. fórmula X (a) y un conjunto fijo 35:2 (|Xi) de 5 (2). Se trata de
(2), y mostrar que, en iS ( 2), el subconjunto de 5 2 (|Xi) compuesto por elementos
además, coo es un término absoluto, pues es definible sin parámetros que verifican X (a) es un conjunto de Ó" (2 ).
como Convengamos en indicar Sno (}Xi) el conjunto de los nombres que figuran
«el ordinal límite más pequeño». en la composición del nombre fi].
Para la extensionalidad, aquello se infiere inmediatamente a partir Consideremos el nombre 1x2, definido de la siguiente manera:
de que
S (2)'es transitivo. En efecto, los elementos (en el sentido de la ontología M-2 = {< 1x3,7t > / 1x3 e Sno (jxi) & TI [(1x3 E pi) & V(iX3)]}
general) de a e Ó" (2) son exactamente los mismos que sus elementos
en el Se trata del nombre compuesto por todos los pares de nombres 1x3 que fi-
sentido de 5 (2), puesto que si .S (2) es transitivo, P s a p € 5 (2). Por guran en |X] y las condiciones que fuerzan, a la vez, 1x3 E ¡xi y X. (1x3). Es
consiguiente, la comparación de dos múltiples a. través-de sus inte-
elementos da ligible en la SITUACIONón fundamental S, en razón de que, al
las mismas identidades (o diferencias) en S ('2) que erí la ontología suponerse que el
general. axioma de separación para X es verídico en ella, la fórmula «)X3 E |X] & X
Dejo comb'ejercicio la verificación en S (2) del axioma de fundación (1X3)» designa sin ambigüedad un múltiple de 5, en virtud de que ¡xi es un
(fácil) y también la del axioma de elección (difícil). ■ ■ ■■ •• ■ nombre en S.
Queda claro que lo que separa la fórmula X en 5c2 (ixj) es ]^2 (IX2). En
d. El axioma de unión es verídico en S • ' efecto, im elemento de 5=2 (1x2) tiene la forma ?;2 (1x3), con < p.3,7C> s
Sea |i] el nombre del que a es el 2-referente. Cómo S' (2) es p2,
transitivo, 71 s 2 y 7C [(p,3 € |Xi) & X (1x3)]. De acuerdo con los teoremas del forza-
un elemento P de a tiene un nombre, '\i2. Y Un elemento de P tiene un miento, tenemos ^2 (jXs) e ?:2 (iXi) y X (5:2 (1x3))- Por consiguiente, 52
nom- (1x2) sólo contiene elementos de 52 (|Xi) que verifican la fórmula X.
bre, p.3. El problema consiste en encontrar un nombre cuyo valor sea A la inversa, sea 52 (l-ts) un elemento de 52 (l-t-0 que verifica la fórmula
exacta- X. Puesto que la fórmula 52 (IÍ3) e 52 (M-i) & X (52 (1x3)) es verídica en S
mente el de todos esos )i3, o sea, el conjunto de los elementos de los (2), existe, según los teoremas del forzamiento, una condición 7t s 2 que
elemen- fuerza la fórmula 1x3 € p-i & X (^,3). Se sigue de ello que < p3,7t > s |X2, ya
tos de a.
^ Tomaremos entonces todos los pares < 713 > tales que: •
- exista un |X2 y mi 112 con < fi.3,7t2 > e Ii-2, él mismo tal que
- exista una condición 71] con < |X2,> € jXi. '
Para que < 1x3, m > tenga uri valor, es necesario que 7C3 e 2.
Para que ese
valor sea uno de los valores que componen los valores de 1x2; puesto
que <
1x3,7t2 > € ]X2, es necesario que 712 s 2. Y, finalmente, para que
518 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

que además de (113) e (fii) se infiere que ^3 e Sno (jii). Y como TI e Apéndice 9 (meditación 36)
$, tenemos ^ 9 (1x3) e 9 (it 2). Por lo tanto, todo elemento de 5:2
(fij) que
Concliisión déla demostración de
verifica X, es un elemento de 5=5 (lt2)-
p (03o) \ '^d en una extensión genérica
f. El axioma del conjunto de las partes es verídico en *?($).
Este axioma, como era de: esperar, resulta mucho más arduo, ya
que: se
refiere a una noción («conjunto de las partes») que no es absoluta. El
cálcu-
lo es abstruso. No daré más que la estrategia general.
Sea 59 (fti) im elemento de una extensión genérica. Vamos a hacer
apa-
recer partes en el nombre |a,i y utilizar el forzamiento para obtener un
ñorh-
bre p4 tal que 5 9 (|i4) tenga como elementos, entre otros, a todas las
partes Hemos definido conjuntos de números enteros (partes de coo), indicadas y
de 59 (l-ti)- De este modo, nos aseguraremos de tener, en S, suficientes (n), donde [n ' e y(n)] {<y, «, i >} e 9. .'\
nom-
bres para garantizar, en S (9), la existencia de todas las partes de 55 (RI)
(«partes» quieté decir aquí: partes en la SITUACIONón 5(9)). I. NINGUNO DE LOS coNJUNTos-y(«) ES VACÍO
La dinámica principal de este tipo de cálculo consiste en fabricar
nom- En efecto, para un y e 8 determinado, consideremos el conjunto 'Dy
bres combinando partes del nombre |i] y condiciones que fuerzan la de
perte- condiciones definido, en 5, del siguiente modo;
nencia de esas partes al nombre de una parte de 55 (P-i). El detalle ■Dy= {71/(3 «).[< y, n, / > e %] } , o sea el conjunto de condiciones
revela tales
cómo.el dominio de los enunciados en 5 (9) pasa por intrincaciones que existe al menos un entero n con < y, n, l > elemento de la condición.
calcula- Una condición del tipo .71 e Dy, si pertenece a 9, implica que ney (n), pues-
doras entre la consideración del ser de los nombres, el valor referencial to que entonces {< y, n, 1 >,} e 9. Ahora bien, ocurre que Dy es una domina-
y las ción. Si una condición Ttj no contiene ninguna tema del tipo < y, n, 1 > , se le
condiciones forzadoras. Todo el arte práctico de un SUJETo reside en agrega una, algo que siempre es posible hacer sin contradicción (basta tomar,
mover- por ejeniplo, un «.que no figure en ninguna de las temas que componen 7ti).-
se según el triángulo del significante, el referente y. el forzamiento. Y Entonces, Tcrestá dominado por al menos una condición de Dy. . '
ese Por otra parte, Dy e S, ya que S es quási completa y Dy se obtiene por se-
triángulo, a su vez, no tiene otro sentido que la suplementación paración en el conjunto de,condiciones y por operaciones absolutas (en par-
procedimen- ticular, la cuantificación (3 «), que está restriiigida a 0)o, elemento absoluto
tal de la SITUACIONón por una parte indiscernible. Este arte de JS). La genericidad de 9 impone 9 n 9^ 0 y, en consecuencia, 9 con-
permite establecer, fi- tiene al menos una condición que contiene una tema < y , n , J > . El entero n
nalmente, que todos los axiomas de la ontología que pueden expresarse que figura en esa tema es tal que n e y (n ) y , por consiguiente, y (n ) 56 0.
por
una fórmula única, son verídicos en 5 (9).
Para concluir este recorrido, sólo queda ocuparse de los axiomas de
reemplazo verídicos en S. Para establecer que son verídicos en 5 (9), es
ne-
cesario combinar la técnica del forzamiento con teoremas de reflexión.
Deje.r
mos esto de lado. '
520 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO
Apéndice 10 (meditación 36) , .
2. HAY AL MENOS 9 CONJUNTOS DE TIPO y(n)

Es el resultodo de que, si yi yz, entonces yi («) 9^ yi («). En efecto, Ausentamiento de un cardinal d de S


con- en una extensión genérica
sideremos el conjunto de condiciones definido del siguiente modo:

^Yir2'= {< •/>€ ít & < y2, «, (?>e7c} o


{< yz , Jí, / > e 7C & < yi,0 > e 7c}}

Este Dy, Y2 reúne todas las condiciones en las que haya al menos
un entero
n que figure en las temas < Yi, n. x > y < n, x >, que son elementos de
esas
condiciones, pero con el requisito de que si x = / en la tema donde está
yi,
entonces x = 0 en aquella donde está yz, e inversamente. La información
sub- Tomamos como conjunto de condiciones las series finitas de temas
yacente transportada por esas condiciones es que existe un n tal que si de ti-
está ■po < n, a., 1 > o < n, o., 0 >, con « e CDo y ce e 9. Ver las reglas que
«apareado» con yi, no puede estarlo con yz, e inversamente. Si una concier-
condición nen las temas compatibles, en la sección 5.
de ese tipo pertenece a $, ella impone, al menos para un entero n\, que: Sea 2 un conjunto genérico de condiciones de esa especie. Dicho
- sea (< yi, ni, i >} e $, pero entonces - [{<72, m, i >} e 2 ] con-
(puesto junto intersecta toda dominación. Tenemos entonces:
que < yz, m, 0 > le pertenece, y que < yz, «1, i > y < yz, n\, 0 > son incompa- - La familia de las condiciones que contienen al menos una tema
tibles); ' .■ del ti-
- sea {< yz, «u / >} s 2, pero entonces ~ [{< yi, «t, / >} e 2 ] (por po < n\, a, 1 >, para n-¡ fijado, es una .dominación (conjunto de las
las condicio-
mismas razones). nes K que verifican la propiedad (3a) [< «1, a, i > e 7c]). Es un ejercicio
Por consiguiente, se puede decir que el entero ni separa yj-y yz simple. Por lo tanto, para todo entero me G>o, existe al menos un a e 9
respectó tal
de 2, puesto que la tema terminada en 1 que forma con uno de ios dos que {<«1, a, ;.>} e 2.
figura - La familia de las condiciones que, contienen al menos una tema
obligatoriamente en 2, y que a partir de ese momento la tema terminada del ti-
en po < n, ai, i >, para ai fijado, es una dominación (conjunto de las
1 que forma con el otro, está obligatoriamente ausente de 2. condicio-
, De ello resulta también que yi (n) ^ yz (n), ya que el entero n\ no püede nes 7t que verifican la propiedad (3 n) [< n, a¡, J > e %]). Es un ejercicio
ser simultáneamente elemento de esos dos conjuntos. En efecto, simple. Por lo tanto, para todo, ordinal ai e 9, existe al menos un « e cüo
recordemos tal
que y (n) está compuesto precisamente de todos los n tales que {< yi, «i, que {<«, ai, i >} € 2.
i Vemos configurarse una correspondencia bium'voca entre cOo y 9,
>} € 2. Ahora bien, {< yi, ni, / > e 2 [{< yz, ni, 1 >) e- 2 ], e el cual
inversa- va a estar ausentado en 5 (2).
mente. . Precisamente, sea/la función de coo liacia 9, definida en Ó" (2) del
pero el conjimto-de condiciones Dy[ ima dominación (sé agrega < si-
yi, guiente modo: [/(n) = a] <-» {< n, a, 7 >} s 2.
ni, i > y < yz, ni, 0 > o a la. inversa -lo que sea necesario-, respetando la Al entero n, hacemos corresponder un a tal que la condición {<.«, a,
co- ] >}
herencia) y pertenece a S (para los:axiomas de la teoría de conjuntos sea elemento de la parte genérica 2. Esta ftmción está definida para todo
verídicos n,
en S, SITUACIONón quasi completa, combinados con puesto que, como hemos visto anteriormente, para n fijado, existe
argumentos muy. simples del siempre en
carácter absoluto); La'genericidad .de 2'impone entonces 2 nDyj-Y2 2 una condición de tipo (< n, a, 1 >}. Ella «cubre» todo 9, ya que para
9^0. Y, un
en consecuencia, en 5 ( 2) tenemos yi («) ^ yz (n), puesto que hay. al a € 9 fijado, existe siempre un entero n tal que la condición {< n, a, 1 >}
522 EL SER-Y EL ACONTECIMIENTO

corxesponderle más que un solo elemento a. En efecto, las condiciones Apéndice n (meditación 36)
{< n,
í^» I >} son incompatibles si a 9^ p. Y no puede haber en §
dos condiciones incompatibles. Por último, la función / está definida Condición necesaria para que un cardinal sea
como ausentado,en una extensión genérica; existe una
un múltiple de ó" ($) -conocido por un habitante de Ó" ($)- debido a anticadena de condiciones no enumerable en S
que se
obtiene por separación en $ («todas las condiciones de tipo {< », a,
(cuya cardinalidad en S es superior a COQ)
/>}»),
que 2 es elemento de Ó" (2) y que, al ser iS" (2) quasi completa, ese
axioma
de separación es verídico en ella.
Finalmente/es, en 5 (2), xma función de coo sobre 3, en el sentido
en que
hace corresponder a todo entero n un elemento de 3 y que todo
elemento de
3 resulta alcanzado. Queda excluido, por lo tanto, que 3 tenga en ó" (2)
Sea un múltiple 3 que es un cardinal superior a a>o en la
-donde esta función e^ste- más elementos que CO».
En consecuencia, en ó" (2), 3 no es de ningún modo un cardinal. Es
SITUACIONón quasi
completa S. Supongamos que sea ausentado en una extensión genérica S
un
( 2 ).
simple ordinal enumerable. El cardinal 3 de ó" ha sido ausentado en la
Esto quiere decir que existe en 5 ( 2 ) una función de un ordinal a más
exten-
pe-
sión 5 ( 2 ) .
queño que 3, sobre la totalidad de 3. Lo cual excluye que 3 tenga más
ele-
mentos que a-para un habitante de 5(2)- y, en consecuencia, 3.no es más
un cardinal.
Al ser esta función/ un elemento de la extensión genérica tiene un
nom-
bre |ii cuyo valor referencia lo constituye ella misma:/= (|ii). Por otra
parte, sabemos que los ordinales de 5 (2) son los mismos que los de 5
(me-
ditación 34, parte 6). Entonces, el ordinal a es un ordinal en 5.
Asimismo, el
cardinal 3 de 5¿ si bien está ausentado como c^dinal, sigue siendo un
ordinal
en5(2). .
, Puesto que el enunciado «f es una función de a sobre 3» es verídico
en 5
.(2), su, aplicación
® (Py) a los nombres
= {TC / Til cestá
71 forzada
& 71 por [p-iuna
(p.condición 7ti e 2,
(p)) = ^ (y)]}
se-
gúnSe lostrata
teoremas fundamentales
de las condiciones quedel forzamiento.
dominan Tenemos
7ti y que fuerzan algo
la como:
%i veridicidad ^
[jXi es una función de |J. (a) sobre ^ (3)], donde |j. (a) y p. (3) son los
nom-
bres canónicos de ex y de 3 (a propósito de los norñbres canónicos,
vérmedi-
tación 34, parte 5).
• Para un elemento y del cardinal de 5 que es [3 y un elemento P del
ordinal
a, consideremos el conjunto de condiciones, que anotaremos ® (Py) y
será
definido:
524 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

en iS* (2) de/(p) = y. Si una condición de ese tipo pertenece a 9 , tenemos Apéndice 12 (meditación 36)
que, por una parte, TIJ e 2, por lo tanto 2 (p.i) es una función de a sobre
d,
por otra parte, /((i) ^ y. Cardinalidad de las anticadenas de condiciones
Observemos que para un elemento y € 9 determinado, existe ^ e a
tal
que ® (j3y) no sea vacío. En efecto, para la función f, todo elemento y
de 9 es
el valor de un elemento de a. Existe siempre al menos un P 6 a tal
que/(3)
= y sea verídico en ó" (2.)--Y existe en una condición TC que fuerza jii
(p. (p))
= p (y). Existe entonces (regla Rd2) una condición de 2 que domina
tanto a
71 como a 7t].
Esta condición pertenece a ® (Py).
Por otra parte, si yi^yi, y 7Ü2 e ® (Pyi) y 7:3 6 ® (pyz), 712 y
713 son condi- Tomamos como conjunto © de condiciones a los conjimtos finitos
ciones incompatibles. de
Supongamos, en efecto, que 712 y 713 no sean incompatibles. temas de tipo <o.,n,0> o <(x,n, 1 >, con a e 9 y « e coo, siendo 9 un car-
Entonces, dinal en S, con la restriccióii de que habiendo sido fijados a y n no se
existe una condición 714 que domina a las dos. Existe necesariamente puede
una ex- tener simultáneamente, en la misma condición TC, la tema < a,«, ó > y la
tensión genérica 5''(2) tal que 714 G 2, ya que según vimos ter-
(meditación 34, na <a.,n, 1 >. Una anticadena de condiciones es un conjimto A de
parte 2), dado un conjunto de condiciones en xma condicio-
SITUACIONón eniunerable para nes incompatibles dos a dos (dos condiciones son incompatibles si una
el ontólógo (por consiguiente^ de afuera), se puede construir una parte de
gené- ellas contiene una tema < a, «, 0 > y la otra tma tema < a, n, l >, para los
rica que contenga una condición cualquierá;-Pero como 7C2 y tcs mismos a y «).
dominan a Supongamos que existe una anticadena de cardinalidad superior a
Tij, en ¿”(2), 5:5 (!4i), es decir/ sigue siendo una función de a sobre 9, coo- En-
cua- tonces, existe una de cardinalidad (ya que, con el axioma de elección, la
lidad que resulta forzada por TCi. Finalmente, la condición 7C4: ’ anticadena contiene subconjuntos de todas las cardinalidades inferiores
- fuerza que p 1 sea una función de P sobre 9; o
- fuerza p.i (P) = p (yi), por lo tanto prescribe que/(P) =* yi; - ^ iguales a la suya). Sea entonces tma anticadena G ©, con \ Á\ ~(ú\.
- ftieizá pi (p (P) = p ijí), por lo tanto prescribe que/(P) = yi. Podemos separar A en fiacciones disjimtas, de la siguiente manera:-
Pero esto es iinposible cuando yi ^ yz, ya que úna función / sólo '~Ao=0
tiene un -An =todas las condiciones de.4 que,tienen la «amplitud» n, es decir,
•valor para'un determinado elemento p. que tienen como elementos exactamente n temas (puesto que todas las
De donde se-sigue que si -712 G ® (pyi) y Tts G ® (p-)^), entonces con-
no existe diciones son conjuntos finitos de temas).
la condición 7t4 que domina a las dos, lo que quiere decir que 712 y De este modo obtenemos a lo sumo (Do fracciones, o una partición
Tts son in- de A
compatibles. en'COo partes'disjuntas. En efecto, una parte córreSponde a un ntoero
• ■ Finalmente, heñios'construido en S (como quedaría verificado por entero
el ca- n. r '
rácter absoluto de las operaciones puestas en juego) conjuntos de Como 0>i es un cardinal sucesor, es regular (cf. apéndice 3). De donde re-
condicio- sulta que al menos una de esas partes tiene la cardinalidad coi, ya que coi no
nes ® (Py) tales que ninguno es vacío y cada imo contiene sólo puede obtenerse con ©o fracciones de cardinalidad ©o-
condiciones Tenemos entonces una anticadena en la que todas las condiciones
incompatibles con las condiciones que contienen cada uno de los otros. tienen
Co- la misma amplitud. Supongamos que dicha amplitud sea n-=p +1 y
mo esos ® (Py) están indicados sobre y G 9, esto quiere decir que existe que^^^n-i
í'

Notas

En la introducción señalé:qué no iba a utilizar notas ’a pie de página. Las


notas están aquí reunidas, indicándose en cada caso la página a la que están
referidas, de. modo que si el lector estima que le hace falta alguna informa-
ción adicional puede indagar si se la ofrezco o no. ¡
Las notas valen asimismo como bibliografía, la cual ha sido restringida
de manera rigurosa a los libros que efectivamente he utilizado o aquellos cu-
ya consulta considero que puede ser útil para sostener con eficacia la com-
prensión de mi texto. Conforme a una regla-que debo a M. Y.- Finley, quien
¡ no' dudaba en afirmar que un libro reciente hacía inútiles a aquellos que, so-
5 bre el tema, lo.habían precedido, he remitido en general -salvo, naturalmen-
'í te, en el caso de los «clásicos»- a los libros disponibles más recientes que
|i «superan» (en el sentido hegeliano) a sus predecesores, sobre todo en el or-
den científico..De allí que la mayoría délas referencias remitan a publicacio-
nes posteriores a 1960, incluso, la mayoría de las veces, a 1970.
La nota de la página 24 procura situarme en la filosofía francesa contem-
poránea.
H
Página 9 ' ’■ ••’
El enimciado «Heidegger es el último filósofo reconocible universalmen-
té» debe leerse siniobliterar los hechos: el compromiso nazi de Heidegger de
1933 a 1945 y todavía'más su silencio obstinado -por lo tanto, deliberado-
sobre el exterminio de judíos.en-Europa. Esto es suficiente para inferir que
aún si se admite que Heidegger fue el pensador de su tiempo es en extremo
importante salir, para esclarecerlos, tanto de ese tiempo como de ese pensa-
miento.

i
530 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO NOTAS 531

Página 13 J; F. Lyotard. Creo que para pensar nuestros diferendos, como diría
Acerca de la cuestión de la ontología de Lacan, cf. mi Théorie du SUJET Lyotard,
(Seuil, 1982, pág. 150-157). es preciso ver que el paradigma latente de Deleuze es «natural» (incluso
en
Página 16
el sentido de Spinoza) y el de Lyotard, jurídico (en el sentido de la
Fue sin duda una tragedia para la intelectualidad filosófica francesa la de-
Crítica).
£1 mío es matemático.
saparición piematuia de tres hombres que, entre las dos guerras, encamaban
- En lo que respecta a la hegemonía anglosajona sobre las
la conexión de esa intelectualidad y las matemáticas poscantorianas: Her-
consecuencias
brand, considerado por todos como un VERDADero genio de la lógica pura,
de la revolución que nombran Cantor y Frege, es sabido que su heraldo
murió en un accidente de montaña. Cavaillés y Lautman, miembros de la Re-
en
sistencia, fueron asesinados por los nazis. Podemos imaginar que si hubiesen
Francia es J. Bouveresse, constituido de por sí, en el sarcasmo
vivido y su obra proseguido, el paisaje filosófico después de la guerra hubie-
conceptual, en
ra sido muy diferente.
tribunal de la Razón. Una vinculación de otro tipo entre matemáticas y
filo-
Páginas 20 y 21
sofía, quizá demasiado restrictiva ep sus conclusiones, es la propuesta
En lo que concierne a las posiciones de J. Dieudonné respecto de A.
por J.
Lautman y las condiciones dé la filosofía de las matemáticas, nos remitire-
T. Desanti. Y de la gran tradición bachelardiana sobrevive felizmente mi
mos al prólogo,de A. Lautman, Essai sur j.'unité des mathématiques, París,
maestro G. Canguilhem- .
UGE (col. 10/18), 1977. Debo.decir que los escritos de Lautman son, hablan-
- Para todo lo que gravita alrededor de la doctrina moderna del
do con propiedad, admirables, y lo que a ellos les debo, incluso en las intui-
SUJETo, en
ciones fundadoras, de este libro, es incalculable. la línea lacaniana, se debe mencionar evidentemente a L-A. Miller, quien
mantiene legítimamente también su conexión organizada con la práctica
Página 24 ■.. . clí-
Puesto que el método de exposición que he adoptádo no pasa por la discu- nica.
sión de las tesis de mis contemporáneos, se podrá sin duda notar -ya que na- - Aprecio en J. Ranciére la pasión por la igualdad.
die es un solitario ni se exceptúa de su tiempo de ihanera radical- numerosas - Respecto de la localización de los procedimientos del SUJETo en
cercam'as entre lo que afirmó y lo que ellos han escrito. Me gustaría señalar, otros
de una sola vez, la percepción sin duda parcial que tengo de esas cercanías, dominios dan testimonio, cada xmo a la vez singular y universalmente, F.
ateniéndome a los autores franceses vivos. No se trata únicamente de proxi- Regnault y J.-C. Milner. El centro de gravedad del primero es el teatro,
midades o filiaciones. Por el contrario, puede ser cuestión del más extremo ese
distanciamiento, pero en ima dialéctica que sostiene al pensamiento. Los au- «arte superior». El segundo, que es también un erudito, de^liega los veri-
tores mencionados son, en todo caso, aquellos que tienen sentido para mí. cuetos del saber y de la letra.
- En lo que concierne al requisito ontológico y a la interpretación de Hei- - C. Jambet y G. Lardreau intentan una retroacción lacaniana hacia
degger, es necesario por cierto nombrar a J. Derrida. Me siento sin dudá más lo
próximo a aquellos que, después de él, procuraron <íe/imriar a Heidégger, que descifian que hay de fundador en el gesto de los grandes
cuestionándolo también por su intolerable silencio respecto del exterminio monoteísmos.
nazi de judíos en Europa, y que buscan en el fondo ligar la preocupación de - Es preciso nombrar a L. Althusser.
la política con la apertura de la experiencia poética. Menciono entonces a J. - En cuanto al procedimiento político, esta vez según una intimidad
L. Nancy y P. Lacoüe-Labaríhe. : de
— En cuanto a la presentación como pufo múltiple, es un tema mayor de ideas y de acciones, lo resumiré en mi compañero Paul Sandevince, S.
la época, cuyos principales nombres en Francia son por cierto G. Deleuze y Laza-
ras, cuya empresa consiste en formular las condiciones de un nuevo
modo de
la política, a la altura de lo que ftie la institución de la política moderna
por
Lenin.

Página 33
Acerca de lo uno en Leibniz y su conexión con el principio de los
indis-
cernibles, esto és, con una orientación constructivista del pensamiento,
remi-
532 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO
NOTAS 533
Es muy importante hacer notar que la escuela anglosajona de lógica há
La sentencia de Parménides está citada según la traducción francesa de J.
SITUACION
utilizado recientemente la palabra « ón» para intentar aplicar al Beauffet, Parménide, lepoéme, PUF, 1955-
«mun-
do concreto» ciertos resultados confinados hasta ese momento en las «cien- Página 56
cias formales». Se impuso entonces la confrontación con la teoría de conjun- Para los textos de Zermelo lb mejor es, sin duda, remitirse al libro de
tos. Se podrá encontrar una suerte de versión positivista de mis desarrollos Gregoiy H. Moore, Zermelo ’s Axiom of Choice, Springer-Verlag, 1982.
en los trabajos de J. Barwise y de J. Perry. Hay un buen resumen en el texto La tesis según la cual la esencia del axioma de Zermelo es limitar el ta-
«Situations, Sets and the Áxiom of Foundation», de J. Barwise, publicado en maño de los conjuntos está defendida y explicada en el excelente libro de
Logic Colloquium'84, North-Holland, 1986. Citemos la definición siguiente: Michael Hallett, Cantorian Set Theory and Limitation of Size, Clarendon
«Por SITUACION ón queremos decir una parte de la realidad que puede ser Press, Oxford, 1984. Haciendo la salvedad de mi discrepancia con dicha te-
com- sis, recomiendo este libro como apertura histórica y conceptual a la teoría de
prendida como Un todo, que interactúa con otras cosas». ■ conjuntos.

Páginas? Página 60
Pienso (esto podría ser objeto de una disputatio) que los trabajos en cur- Sobre «hay» y «hay lo distinguible», remitirse al primer capítulo del libro
so de C. Jambet (La logique des Orientaux, Seuil, 1983) y más aún los de G: de J.-C. Milner, Les Noms indistincts, Seuil, 1983 [Los nombres indistintos,
Lardreau {piscoursphilosophique et Discours spirituel, Seuil, 1985) buscan Buenos Aires, Manantial, 1999].
suturar las dos vías sobre la cuestión del ser, la sustractiva y la presentifican-
Página 75 .
te. Ambos cruzan necesariamente las teologías negativas.
Puesto que aquí comienza VERDADeramente el examen de la teoría de con-
juntos, .señalemos algunas referencias bibliográfica; :■ ■■
Página 43 - Eli lo que respecta a la presentación axiomática de la teoría, hay dos
En lo que concierne a la tipología de las hipótesis del Parménides, remi- pequeños libros especialmente recomendables. En francés, y único en su gé-
tiremos al artículo de F. Regnault, «Dialectique d'épistémologie»^ en Ca- nero, el de J.-L. Krivine, Théorie axiomaüque des ensembles, PUF, 1969. En
Aíerspour/uMulyse, N® 9, verano de 1968. inglés, el de K. J. Devlin, Fundamentáis of Contemporary Set Theory, Sprin-
ger:VerIag, 1979.
Página 44 - Un muy buen libro de dificultad intermedia es (en inglés) el de Azriel
, La traducción francesa de referencia para el diálogo Parménides es la de 'Lévy, Basic Set Theory,Spmi.ger-yeA^%, 1919.
A. Diés, Les Belles Lettres, 1950. La he retocado alguiías veces, no para cb^ - Libros mucho más completos, pero también más técnico: K. Kunen, Set
rregirla -lo que sería presuntuoso-, sino para orientar, a mi manera, su requi- Theory, North-Holland Publishing Company, 1980. Y el monumental-óbr
sición conceptual. Theory de T. Jech, Academic Press, 1978.
La intención de todos estos libros es estrictamente matemática. Un enfo-
que más histórico y conceptual, pero de filosofía positivista subyacente, es el
página 45
que aporta el clásico Foundaüons of Set Theory de A. A. Fraenkel, Y. Bar-
La utilización de otro y Otro proviene, como es sabido, de Lacan. Para im
Hillel y A. Levy, North-Holland Publishing Company, 1973,2® edición.
empleo sistemático, ver la meditación 13.
Página 77
PáginaSl El carácter hipotético, o «constructivo», de los axiomas de la teoría -con
Para las citas de Cantor, es posible remitirse a la gran edición alemana: excepción del axioma del conjunto vacío- está bien desarrollado en el libro
G. Cantor, Gesammelte Ábhandlungen mathematischen undphilosophisckeh de J. Cavaillés, híéthode axiomaüque et Formalisme, escrito en 1937 y ree-
/nTzu/ts, Springer^-Verlag, 1980. Existen numerosas traducciones inglesas de ditado por Heimann en 1981.
(hversos textos, incluso en edición corriente. Quiero señalar la traducción al
francés, porJ.-C. Milner, de fragmentos sustanciales áe\osFondements d'u-
ne théorie genérale des ensembles (1883), en Cahierspour l’analyse,}^^ 10,
primavera de 1969. El texto en francés que se presenta aquí me pertenece.
534 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO NOTAS 535

Páginas? donde, a mi entender, no tiene inicialmente nada que hacer, ocultando de ese
El texto de Aristóteles utilizado es Physique, establecido y traducido al modo que un ordinal deriva su «estabilidad» estructural, o natural, sólo del
francés por H. Carteron, Les Belles Lettres, 1952 (2® edición), dos volúme- concepto de transitividad, por lo tanto, de una relación específica entre per-
nes. A propósito de la traducción de ciertos pasajes, he mantenido correspon- tenencia e inclusión. Por otra parte, considero el axioma de fundación como
dencia con J.-C. Milner y lo que él me sugirió iba mucho más allá del simple una Idea ontológica crucial, aun .cuando su uso estrictamente matemático sea
consejo del helenista ejemplar, que por otra parte es. Pero las soluciones nulo. Sigo muy de cerca el desarrollo de J. R. Shoenfíeld, Mathematical Lo-
adoptadas son mías y declaro inocente a J.-C. Milner de todo lo que ellas gic, Addison-Wesley, 1967.
puedan tener de excesivo.
Página 178 ■ .
Página 12$ . El axioma del infinito es presentado en diversas ocasiones no bajo la for-
La exposición sistemática más clara de la doctrina marxista del Estado si- ma «existe un ordinal límite», sino por. una exhibición directa del procedi-
gtie siendo, todavía hoy. El Estado y la Revolución, de Lenin. Sin embargo' miento del ya, del aún y del segundo sello existencial. Esto es así porque se
hay aportes muy nuevos al respecto (en particular, la consideración de la di- evita tener que desarrollar una parte de la teoría de los ordinales antes del
mensión subjetiva) en la obra no publicada de S. Lazaras. enunciado del axioma. El axioma plantea, por ejemplo, que existe (segundo
sello existencial) un conjunto tal que el conjunto vacío es un elemento suyo
Página 131 (ya) y que si contiene un conjunto, contiene también la unión de dicho con-
El texto de Spinoza utilizado es, para el latín, la edición bilingüe dé C. junto y su singleton (procedimiento del aún). He preferido que sea posible
Appuhn, Ethique, Garnier, 1953 (dos volúmenes); para el francés, la traduc- pensar el carácter natural de esta Idea. Por lo demás, se demuestra que las
ción de la Ética por R. Caillois, en Spinoza, CEuvres completes, Gallimard, dos formulaciones son equivalentes.
Bibliothéque dé la Pléiade, 1954. He retocado un poco esta traducción. Las
referencias a la correspondencia de Spinoza fueron extraídas igualmente de Página 183
la edición de la Pléiade. • . La traducción francesa de Hegel que he utilizado es al de P.-J.' Labarriére
y G. Jarczyk, Science de la logique, tres volúmenes, Aubier (primer volu-
Página:143 men, el utilizado aquí, 1972). No he podido sin embargo decidirme a tradu-
Los enunciados de Heidegger provienen todos de la Introductión á la mé- cir aufheben por «sursumer» cc>ra.o estos autores proponen, ya que la sustitu-
taphysique, traducción francesa de G. Kahn, PUF, 1958. No me arriesgó a ción de una palabra corriente en una lengua por un neologismo técnico en
entrar en los laberintos de la traducción de Heidegger. Por consiguiente, to- otra, aunque sea a los fines de evitar el equívoco, me parece un renuncia-
mo el texto francés tal como está. miento antes que una victoria. Retomé entonces la traducción sugerida por J.
Derrida: «re/ever» [superar], «re/éve» [superación].
Página 144 '
Con relación al pensamiento de Heidegger respecto del «viraje» platóni- Página 213
co y lo que en él se lee de agresividad especulativa, conviene remitirse, por El artículo de J. Banvise mencionado en la nota de la página 34 estudia
ejemplo, a «La doctrine de Platón sur la vérité», en Questions II, Gallimard, • precisamente la relación entre una versión «conjuntista» de las
1983. SITUACION ones
concretas (en el sentido del empirismo anglosajón) y el axioma de funda-
Página 154 ción. Él establece, a partir de ejemplos, que hay SITUACION ones no
La definición de los ordinales utilizada aquí no es la definición «clásica». fundadas (pa-
Ella es: «Un ordinal es im conjunto transitivo que está bien Ordenado por la ra tm', en realidad, SITUACION ones neutras). Pero su marco de
relación de pertenencia». Su ventaja, puramente técnica, consiste en no utili- investigación no es
zar el axioma de fundación para el estudio de las principales propiedades de evidentemente el que regula la diferencia óntico-ontológica.
los ordinales. Su inconveniente conceptual es introducir el buen orden allí
Página 215
La mejor edición de Un coup de dés... es la de Mitsou Ronat, Change
eirant/d’atelier, 1980.
536 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO
NOTAS 537

No debiéramos subestimar la importancia de los trabajos de Gardner-Da-


Página 251
vies, especialmente Vers une explication rationnelle du coup de dés José
Coiti, 1953.
Para Bettazzi y las reacciones de la escuela italiana, cf. Moore, qp. cif.
Página 221
La tesis de la importancia axial del número doce, que vuelca el análisis Página 252
Via el tema del alejandrino, hacia la doctrina de las formas literarias, sustenta Para Fraenkel/Bar-Hillel/Levy, cf. nota de lá página 75.
la edición, y la introducción, de Mitsou Ronat. Ella tropieza con las siete es-
trellas de la Osa Mayor. J.-C. Milner (en Libertés, Lettre, Matiére, Conféren- Página 271
ces du Perroquet, N® 3, 1985) interpreta el siete como el total invariable de En lo que concierne al concepto de deducción y a todo cuanto está ligado
las cifras que ocupan las caras opuestas de un dado. Algo que quizá descuida a la lógica matemática, la literatura'-sobre todo en idioma inglés- es muy
el hecho de que el siete se obtiene como el total de dos dados. Mi tesis es abundante. Recomendaré:
que el siete simboliza una cifra sin motivo, absolutamente azarosa. Pero - Para una aproximación conceptual, la introducción del libro de A.
siempre se pueden encontrar significaciones esotéricas en los números, al Church, Jntroduction to Mathematical Logic, Princeton, 1956,.
menos hasta doce. La historia humana los ha saturado de ellas: candelabro de - Para ios enunciados y demostraciones clásicos:
los siete brazos... - en francés: J. F. Pabion, Logique mathématique, Hermaim, 1976.
- en inglés: E. Mendelson, Introduction to Mathematical Logic, D. Van
Página 225
Nostrand, 1964
Propuse una primera aproximación a la teoría del acontecimiento y de la Página 277
intervención en Peut-on penser la politique?, Seuil, 1985 [trad. cast.: ¿Sp Hay razonamientos por el absurdo extremadamente largos, en donde el
puede pensar la política?, Buenos Aires, Nueva Visión, 1990]. La limitación errar deductivo en una teoría que se revela inconsistente encadena táctica-
de esa primera exposición -por lo demás, dedicada muy especialmente al pro- mente innumerables enunciados antes de encontrar, por fin, ima contradic-
cedimiento político- reside en que está separada de sus condiciones ontológi- ción explícita. Un buen ejemplo extraído de la teoría de conjuntos -y que no
cas. En particular, la función del vacío en la nominación de intervención es es por cierto el más largo-- es el «lema del recubrimiento», ligado a la teoría
dejada de lado. Pero la lectura de toda la segunda parte de ese ensayo es un de los conjuntos constructibles (cf. meditación 29). Su enunciado es muy
acompañamiento útil -a veces más concreto- de las meditaciones ,16, 17 y 20. simple: dice que si un cierto conjunto previamente definido no existe, enton-
ces todo conjunto infinito no enumerable de ordinales se puede recubrir por
Página 257 un conjunto constructible de ordinales, de la .misma c^dmalidad que el con-
La edición de los Pensamientos de Pascal que he utilizado es la de J. junto inicial. A grandes trazos, significa que, en ese caso (si el conjunto en
Chevalier, en Pascal, CBuvres completes, Gallimard, Bibliothéque de la cuestión no existe), el universo constructible está «muy cerca» del de la on-
Pléiade, 1954. Mi conclusión sugiere que el orden -lugar común de la edi- tología general, puesto que se puede «cubrir» todo múltiple del segundo con
ción pascaliana-tendría que ser modificado nuevamente: y distinguirse tres un múltiple del primero que no es más grande. En el libio canónico de K. J.
partes: el mundo, las escrituras, la apuesta. Devlin, Constructibility, Springer-Verlag, 1984, la demostración por el ab-
surdo del lema de recubrimiento —donde muchos detalles son confiados al
Página 249 lector- ocupa veintitrés páginas y supone numerosos y complejos resultados
Con respecto al axioma de elección, el libro indispensable es el de G. H. anteriores.' ' - '
Moore (cf. nota de la página 56). Un análisis sinuoso de la génesis del axio-
ma de elección se encuentra en J. T. Desanti, Les Idéalités mathématiques, Página 277 . . ..
Seuil, 1968. La utilización del léxico husserliano, hoy día algo opaco, no de- Sobre el intuicionismo, lo mejor es sin duda leer el capítulo 4 del libro ci-
be disimular que en ese texto se localiza el trayecto histórico y subjetivo de tado de Fraenkel/Bar-Hillel/Levy (cf. nota de la página 75), excelente reca-
lo que yo llamo una gran Idea de lo múltiple.
pitulación, aunque su conclusión, en el espíritu de nuestro tiempo, resulte
ecléctica.
538 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO NOTAS 539

Página 280 resulta del hecho de que un punto de una línea recta, desde que se fija un ori-
Sobre la función fundadora del razonamiento por el absurdo, en la cone- gen, es asimilable a un número real. Ahora bien, un número real es, a su vez,
xión griega entre matemáticas y filosofía, y las consecuencias que pueden asimilable a una parte infinita de coo -a un conjunto infinito de números en-
extraerse de la lectura de Parménides y los Eleatas, prefiero el Hbro de A. teros-, como lo muestra su inscripción por un desarrollo decimal ilimitado.
Szabó, Les Debuts des matkématiques grecques, traducción francesa de M. Hay finalmente una correspondencia biunivoca entre los números reales y
Federspiel, Vrin, 1977. las partes de Ci)o, por consiguiente, entre el continuo y el conjunto de las par-
tes de los números enteros. El continuo, cuantitativamente, es el conjunto de
Página 284 las partes de lo discreto. O bien: el continuo es el estado de esa
Hbiderlin. SITUACION ón que
es lo enumerable.
Página 285 Página 330 .
La edición francesa utilizada para los textos de Holderlin es: Holderlin, Para una exposición clara y sucinta de la teoría de los conjuntos construc-
CEuvres, Gallin^ird, Bibliotheque de la Pléiade, 1967. Modifiqué a menudo tibles, es posible remitirse al capítulo VIII del libro de J.-L. Krivine {op. cit.,
las traducciones, o más exactamente, seguí sobre el particular, buscando a la nota de la página 75). El libro más completo que conozco sobre el tema es el
vez la exactitud y la densidad, los consejos y sugerencias dé Isabelle Vodoz. de K. J. Deylin, mencionado en la nota de la página 75.
Para la orientación que fijara Heidegger para la interpretación de Holder-
lin, es conveniente remitirse a Approche de Holderlin^ traducción al francés Página340 ...
de H. Corbín, M. Deguy, F. Fédier y J. Launay, Gailimard, 1973. Esas «ciertas precauciones» que faltan para que esta demostración de la
veridicidad del axioma de elección en el universo constructible sea conclu-
Página 287 yente son, a decir VERDAD, esenciales: es necesario establecer que el buen or-
Todo lo que concierne a la relación de Holderlin con Grecia y más partiT den así exhibido existe en el universo constructible, o dicho de otro modo,
cularmente sú doctrina de lo . trágico, me parece puesto en juego luminosa- que todas las operaciones utilizadas para ponerlo en evidencia son absolutas
mente en varios textos de P. Lacoue-Labarthe. Podrá leerse, por ejemplo, la para ese universo.
parte referida a Holderlin en 1.7witofio« ¿íeí moífernes, Galilée, 1986.
Página 346
Página 295 , Sobre los grandes cardinales existe un libro canónico: F. R. Drake, Set
Las referencias a Kant son de la Critique de . la raison puré, sección co- Theory: An Introduction to Large Cardinals, North-Holland Publishing Com-
rrespondiente a los axiomas de la intuición. Traducción francesa de J.-L. De- pany, 1974. El caso más simple, el de los cardinales inaccesibles, está tratado
lamarre y F. Maity, Gailimard, Bibliotiiéque de la Pléiade, 1980. en el libro de Krivine {op. cit., cf. nota de la página 75). El libro de A. Levy
(cf. ibid.), que no introduce el forzamiento, contiene en su capitulo 9 toda
Página 209: suerte de consideraciones interesantes sobre los cardinales inaccesibles, com-
Para una demostración del teorema de Easton^ resulta sin duda operato-^ pactos, inefables y medibles.
rio:
-prp.seguir la lectura de este libro hasta las meditaciones 33,34 y 36,'' ^ Página 349 y 350
- completarla con Kunen {op. cit, cf. nota de la página 75), «Bastón for- A. Levy, op. cit., en la nota de la página 75.
cing», pág. 262 y sigs., volviendo atrás tanto como sea necesario (Kunen ha-
ce excelentes llamadas) y dominando las pequeñas diferencias técnicas de Página 351
presentación. Los textos de Leibniz utilizados se encuentran todos en: Leibniz, CEuv-
res, edición de L. Prenaní, Aubier, 1972. Se trata de textos posteriores a
Página 313 ' ■ 1690 y en particular de Systéme nouveau de la nature (1695); De l’origine
Que el contenido espacial sea sólo «numerable» por el cardinal i p (o>o) I radicale des choses (1697); De la nature en elle-méme (1698); Lettre á Va-
540 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO NOTAS 541

rignon (1707); Principes de la nature et de la gráce; Monadologie; Corres^ encuentra en J. Ladriére, «Le. théoréme de Lowenheim-Skolem», en Cahiers
pondance avec Clarke (1715-1716). He respetado las traducciones al francés /jour/’Atwfl/yje, N® 10,primavera de 1969.
de esta edición. •: f .: - Sobre el teorema de reflexión: J.-L. Krivine (op. cit., cf. nota de la pá-
gina 75). Un capítulo lleva ese título. Pero también, en el libro en el que P.
Página 358' J. Cohén presenta al «gran» público su descubrimiento mayor (genericidad y
, Para las teorías de conjuntos con átomos, o «modelos de Fraenkel-Mos- forzamiento), esto es. Set Theory and the Continuum Hypothesis, W. A.
'towski», remitirse al capítulo VII del libro de J.TL. Krivine (cf. nota-de la pá- Benjamín, 1966, parágrafo 8 del capítulo 3, que se titula «Lowenheim-Sko-
gina75).. lem theorem revisited». Por supuesto, el teorema de reflexión se encuentra
en todos los libros avanzados. Observemos que fue publicado recién en
Página 363 . 1961.
Propuse una prirnera conceptualización de lo genérico y de la VERDAD bajo Retomemos: el hecho de obtener un modelo enumerable no nos basta pa-
el título «Six propriétés de la vérité'», en Ornicar?, N® 32 y 33, 1985. Esta SITUACION
ra la ón quasi completa. Es necesario aún que ese conjunto sea
versión estaba á iriedio camino entre la exposición propiamente ontológica transi-
(concentrado aquí en las meditaciones 33, 34 y 36) y su precondición me- tivo. Es preciso completar aquí el argumento de tipo Lowenheim-Skolem
taontológica (meditaciones 31 y 35). Tomaba como axioma adquirido nada con otro, muy diferente, que se remonta a Mostowski (en 1949), y que per-
menos que la doctrina de las SITUACION ones y del acontecimiento. Pero mite probar que todo conjunto extensional (por lo tanto, que verifica el axio-
es posi- ma de extensionalidad) es isomorfo con un conjunto transitivo.
ble remitirse a ella, ya que en ciertos puntos, especialmente en cuanto á los La exposición y la demostración más sugestiva del teorema de Mostows-
ejemplos, es a,veces más pedagógica. ki se encuentran, a mi entender, en el libro de Yu. I. Manin, A Course in
Matkematical Logic, traducido del ruso, al inglés por N. Koblitz, Springer-
Página 381 . '■ . Verlag, 1977). Es necesario leer el capítulo 7 de la 2“ parte («Countable mo-
• Todos los textos citados de Rousseau han sido extraídos de Du contrat dels and Skolem ’s paradox»).
social, ou principes du droit politique, cuyas ediciones abundan. Yo he utili- Con el teorema de reflexión^ el teorema de Mostowski se obtiene bien la
zado la de Classíques Gamier (1954). existencia de unaSITUACION ón quasi completa.

Página 399 Página 400


El teoreirút de reflexión dice precisamente lo siguiente: dados una fórmu- Los pequeños libros de J.-L. Krivine y de K. J. Devlin (cf nota de la pá-
la déla lengua' de la teoría de conjuntos y un conjunto E infinito cualquiera, gina 75) no tratan el tema de lo genérico y el forzamiento (en el caso del pri-
existe un conjunto R con E incluido en i? y la cardinalidad de R no excedien- mero) o lo abordan muy rápidamente (en el segundo) y, por lo demás, en una
do la de E, tal que ésa fónnula, restringida a R (interpretada en /?) es allí ve- óptica «realista» más que conceptual, que representa a mi entender la versión
rídica si y sólo si es verídica en la ontología general. Dicho de otro modo, es «booleana» del descubrimiento de Cohén.
posible «sumergÍD> un conjunto cualquiera (aquí, E) en otro (aquí, R), que Mi referencia principal, a veces seguida muy de cerca (en lo que hace a
refleja la fórmula propuesta. Esto establece naturalmente que toda fórmula la parte técnica de las cosas), es el libro de Kunen {op. cit., nota de la página
(por lo tanto, también todo conjunto finito de fórmulas, que forman una sola 75). Pero creo que en lo que hace al sentido del pensamiento de lo genérico,
si se unen mediante el signo lógico «8c») se puede reflejar en Un conjunto in- todo el comienzo del capítulo 4 del libro de P. J. Cohén {op. cit., cf nota de
finito 'enumerable. Observemos que para demostrar de manera general el teo- la página 399), así como su conclusión, siguen siendo de un interés muy
rema de .reflexión, es necesario utilizar el axioma de elección. Este teorema grande.
es una versión interna a la teoría de conjuntos del famoso teorema de Lo-
wenheim-Skolem: toda teoría cuyo lenguaje es enumerable admite un mode- Página 437
lo enumerable. ■ :, Para una aproximación algo diferente al concepto de confianza,, cf mi
Pequeña pausa bibliográfica. Théorie du SUJET, op. cit., páginas 337-342.
- Sobre el teorema de Lowenheim-Skolem, un desarrollo muy claro se
542 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO NOTAS 543

Página 446 Página 506


Sobre la fábrica como lugar político, cf. Le Perroquet, Nos. 56-57, no- Sobre la amplitud de las escrituras y el razonamiento por recurrencia, hay
viembre-diciembre de 1985, en particular el artículo de Paul Sandevince. muy buenos ejercicios en el libro de J. F. Pabion (nota página 271), páginas
17-23.
Página 451 ■ -.■
Propongo «forgage» [«forzamiento»] como traducción de forcing, que és Página 509
el término de Cohén, en general retomado tal cual en la (muy escasa) litera- Se podrá encontrar las definiciones y demostraciones completas sobre el
tura francesa acerca de esta cuestión. forzamiento en Kunen, op. cit., especialmente, en las páginas 192-201. El
propio Kunen considera esos cálculos como «tedious deíails». Se trata de ve-
Página 455 rificar, dice, que el procedimiento «really works».
Sigo aquí muy de cerca a Kimen {op. cit:, cf. nota de la página 75). La di-
ferencia de escritura esencial consiste en que la dominación de una condi- Página 515
ción por otra, que yo anoto 7C¡ c 7t2,'Kunen la escribe, siguiendo un uso que Sobre la veridicidad de los axiomas de la teoría de conjuntos en una ex-
remonta a Cohén, 71:2 á TCI, por lo tanto «al revés». Resulta de ello, por ejem- tensión genérica, cf Kunen, páginas 201-203. Pero hay muchos presupuestos
plo, que 0 es una condición maximal y no minimal, etc. (en particular, los teoremas de reflexión).

Página 459 ' Página 519


Por TC es necesario comprender el dispositivo formal de la teoría de con- Los apéndices 9,10 y 11 siguen muy de cerca a Kunen.
juntos, tal como lo desarrollamos a partir de la meditación 3.

Página 473
El texto de referencia de Lacan es aquí «La Science et la vérité», en
Écrits, Seuil, 1966.

Página 477
Mallanné. .

Página 487
• Para la demostración de que si < a, .P > = < y, 3 >, entonces a'== y y 3 = 3,
cf., por ejemplo, el libro de A. Levy (nota de la página 75), páginas 24-25.

Página 492
Para los desarrollos complementarios acerca de los cardinales regulares y
singulares, cf. el libro de A. Levy (nota página 75), capítulo FV, parágrafos 3
y4.

Página 501
Sobre el carácter absoluto, la excelente presentación de Kunéh (oj?. cit.,
notapágina 75),páginas 117-133.
Diccionario

, Doy aquí la definición de algunos conceptos o el .sentido de .algunos


enunciados cruciales, tanto filosóficos corno ontológicos, utilizados o men-
cionados en el texto. Se trata de una suerte de recorrido alfabético rápido de
la sustancia del.texto. En cada definición, indico con el signo (+) las palabras
presentes en este, diccionario, cuyo conocimiento previo considero necesario
para comprender la, definición. El número, .entre .paréntesis indica la, medita-
ción en la que se encuentra, mucho más desarrollada, ilustrada y articulada,
la definición del concepto en cuestión.
Se observará que el diccionario [en francés] comienza con ..455C>Lt/ [AB-
SOLUTO] y termina con VIDE [VACÍO].

ABSOLUTO.[^¿.fOLu], CARÁCTER ABSOLUTO-IABSOLUITÉ] <29., 33, apéndice 5)

- Una fórmula (+) X es absoluta para un. conjunto a si la yeridicidad de


esta fórmula restringida (+) a a equivale, .para valores de parámetros (+) to-
mados en a, a su veri^cidad en la teoría,de. conjuntos sin.restricción. Esto
es, si se puede demostrar; (Á)® o Á, a partir de que X es «probada» en a.
- Ejemplo: «a es un ordinal inferior a coo» es una fórmula absoluta para
el nivel de la jerarquía constructibie (+)i‘. :
- En general, las consideraciones cuantitetivas (cardinalidad (+), etc.) no
son absolutas.
546 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO
DICCIONARIO 547
ACONTECIMIENTO [¿i'ÉWEAíENT] (17) • ■
- La función de elección existe, pero no puede ser mostrada en general (o
construida). La elección es por lo tanto ilegal (no hay regla explícita de elec-
- Un acontecimiento, de sitio de acontecimiento (+) dado, es el múltiple
ción) y anónima (no hay discemibilidad en cuanto a lo elegido).
que se compone, por una parte, de los elementos del sitio y, por otra, de sí
T- Este axioma es el esquema ontológico de la intervención (-f-), pero sin
mismo (el acontecimiento).
acontecimiento (■+■). Se trata del ser de la intervención, no de su acto.
- La auto-pertenencia es, por lo tanto, constitutiva del acontecimiento. Él
es elemento del múltiple que él es.
- El axioma de elección, por una inversión significativa de su ilegalidad,
equivale al principio de orden maximal: todo conjunto puede ser bien orde-
- El acontecimiento se interpone entre el vacío y él mismo. Diremos que
es ultra-tino (en relación con la SITUACION ón). nado.

AXIOMA DE EXTENSIONALIDAD [A^JOAÍB D 'EXTEmoNAuré] (5). ^


AL BORPE DEL VACÍO [AU BOJÍD DU V7DE] (16)
: - Dos conjuntos son iguales si tienen los mismos elementos.
- Característica de posición de un sitio de acontecimiento (+) en la • - Es el esquema ontológico de lo mismo y de lo otro.
situa-
ción. Como ninguno de los elementos del sitio es presentado, «por
debajo» AXIOMA DE FUNDACIÓN DE F¿>AD/í.77ov] (18)
del sitio no hay, en la SITUACIONón, más que el vacío. O bien,
la diseminación de - Todo conjunto no vacío posee al menos un elemento cuya intersección
un múltiple tal no está en la SITUACIONón, aunque él múltiple sí con el conjunto inicial es vacía (+). Esto es, un elemento cuyos elementos no
lo esté. Es la ra- son elementos del conjunto inicial. Tenemos 3^0, pero 3 n a = 0. Por lo
zón por la cual el uno de dicho múltiple se encuentra, en la tanto, si y e 3. estamos seguros de que ~ (y g a). Diremos que 3 funda a, o
SITUACIONón, justo rd qüe está al borde del vacío en a. ■
bordó del vacío.' “ Este axioma implica la interdicción de la auto-pertenencia y plantea en-
- De riianera técnica, si p 6 ct, diremos que p está áí bordé del vacío tonces que la ontología (+) no conoce al acontecimiento (+).
si
para iodo y e 3 (todo elerhénto de 3), tenemos: -- (ye a), yhó es elemehtó
de AXIOMAS DE LA TEORÍA DE CONJUNTOS [AjaoMES DE LA THÉORIE DES
a. Diremos también qué 3 furida á (ver axioma de fundación (+)). ENSEMBLES] (3 y 5) , .

- Explicitación poscantoriana de los enunciados que fundan la ontología


ALEPH(26)
(+) -por consiguiente, todas las matemáticas- como teoría de lo múltiple pu-
- Un cardinal (+) infinito (+) es llamado un aleph. Lo escribimos oía; el or- ro.
dinal que lo identifica indica su lugar en la serie de los cardinales infinitos (oía - Desarrollados entre 1880 y 1930, estos enunciados son, en la presenta-
es el a-ésiihó cardinal infinito. Es más grande que todo oip tal que 3 € a.). ción más rica de sentido, nueve: extensionalidad (+), partes (+), unión (+),
- El infinito enumerable (-)-), oio, es el primer aleph. La serie separación (+), reemplazo (+), vacío (+), fundación (+), infinito (-f) y elec-
continúa: ción (+). Concentran el esfuerzo más grande de pensamiento que la humani-
oio, (úl, C02, ... 01/1,0)n-L.., aitoo, 0)5(C£,£,);.; ' ' / dad ha realizado hasta hoy.
' Es la serie dé los alephs. • '' ■ '' ’ ' '' .'
- Todo conjunto infinito tiene por cardinálidad ’(+) lin aleph.

AXIOMA DE ELECció>J[Aj¡ffOAíEi>EC/fO/CE]'(22)'

- Dado un conjunto, existe un conjunto compuesto exactamente por


Un
representante de cada uno de los elementos (no vacíos) del conjunto
inicial.
Más precisamente, existe una función (+) f, tal que, si a es el conjunto
dado
y 3 e o, tenemos / (3) e 3-
548 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO
DICCIONARIO
549
AXIOMA DE LOS SÜBCONJUNTOS O DE LAS PARTES lAx/oAf£ DES SOUS-
AXIOMA DEL VACÍO (/ÍXTOMEDUPTOEj (5)
ENSEMBLSS OV LES PAR77ES] {5)

^ Existe un conjunto que no tiene ningún elemento. Este conjunto es


■ - Existe un conjunto cuyos elementos son los subconjuntos (+) 6 úni-
partes co y tienepor nombre propio la marca.0.
(+) de un conjunto dado. Este conjunto se indica p (a), si a es dado; Lo
que
BIÜNÍVOCA (función, correspondencia) [Bi~UNiyOQUE (fonction,
pertenece (+) a p (a) está incluido (+) en a. correspondance)] (26)
r- El conjuntó de las partes es el esquema ontológico del estado de
una si-
tuación (+). - Una función (+) es biura'voca si a dos múltiples diferentes
AXIOMADEREEI^LAZO (5) .^ correspon-
derij a través de la función, dos múltiples diferentes. Esto se escribe:
- Si un conjunto OÍ .existe, existe también el conjunto obtenido
reempla-
zando los elementos de ce por otros múltiples que existen..
-Este axioma piensa el ser-múltiple (la consistencia) como
— Dos conjuntos están en correspondencia biumVoca sí existe una función
trascendente
biunívoca que, a todo elemento del primer conjunto hace corresponder un
a la particularidad de los elementos. Esos elementos son sustituibles, la elemento del segundo, sin que -haya resto (todos los elementos del
for-' segundo
resultan alcanzados).
ma-múltipie mantiene su consistencia después de la sustitución. '
AXI0MADE'SEPARAaÓN[AX7OMEDES'éPAR4T/OA(|(3)'
-El concepto de correspondencia biunívoca funda la doctrina
.-Dado a, eí conjunto de los elementos de a.que poseen una oníológica
de la cantidad (■+■):■: ,
propiedad
explícita (de tipo X. (p)) también existe. Es una parte (+) de^a, de CANTIDAD [QUANTTTE] (26) • :
la'que de-
cimosqueesíá separada por la-fórmula X.. •• -.i. . -La dificultad moderna (j)osgaíiJ6ana) del concepto de cantidad se
- Este axioma indica que el ser es anterior a 'la lengua. Sólo es con-
posible centra en los múltiples infinitos (+). Diremos que dos múltiples tienen la
«separar» urr múltiple mediante la lengua, en el ser-múltiple ya dado. misma cantidad si hay entre ellos una correspondencia biunívoca (+).
AXIOMA DE UNIÓN [AXIOMB DE L ’UNIÓN] (5) - Ver cardinal, cardinalidad, áleph. ■-;

. - Existe un conjunto cuyos elementos son los elementos de los CARDINAL, CARDINALIDAD [CxRDWAi, CáRDiNAL/ríj (26)
elementos
de un conjunto dado;-Si a es dado, la unión de a se anota a. - Un cardinal es un ordinal (+) tal que no existe correspondencia
- Es el esquema ontológico de la diseminación. bium'-
voca (-+) entre él y un ordinal más pequeño. •,
AmMADBLIN?mTOlÁXIOM£DEl'/NF/N/}(l4) . Lá cardinalidad de un conjunto cualquiefa.-es el cardinal con el que
este
-Existeunordinai-limite(+). - conjunto está en correspondencia bium'voca. Indicamos [ a-[.la cardinalidad
- Este axioma plantea que eí ser-natural (+) admite el infinito (+). de a. Es preciso recordar que) a f es un cardinal, aun cuando OÍ sea un con-
junto cualquiera.--
Es
posgaJileano. - La cardinalidad de un conjunto existe siempre, si se admite el axioma
de elección (+).
550 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO DICCIONARIO 551

CARDINAL LÍMITE [CARDINAL UMITE\ (26) ' CONECTORES LÓGICOS [CoNNECTEURS LÓGIQUES] (nota técnica de 3 y
apéndice 6)
, - Un cardinal (H-) que no es ni 0 ni un cardinal sucesor (+), es un
cardi- - Son los signos que permiten obtener fórmulas (+) a partir de otras
nal límite. Es la unión de la infinitud de los cardinales que lo preceden^ fór-
- El infinito enumerable (+), ©o, es el primer cardinal límite. El mulas dadas. Hay cinco: ~ (negación), o (disyunción), & (conjunción),
siguien- (implicación) y ^ (equivalencia).
te es COCOQ, que es límite del primer segmento de los alephs (+): COo,
CARDINAL SUCESOR [CARDINAL SVCCESSEVR\ (26) CONJUNTO CONSTRUCTIBLE [ENSEMBLE CONSTRUCTIBLE] (29)

i] - Un cardinal es el sucesor de un cardinal a dado, si es el cardinal - Un conjunto es constructible si pertenece a uno de los niveles L«
más de la
pequeño de los que son más grandes que a. El cardinal sucesor de a se jerarquía constructible (+).
indi- - Por lo tanto, un conjunto constructible está siempre referido a una.
ca fór-
i, - No se deberá confundir la sucesión cardinal, a a!*', con la sucesión mula explícita de la lengua y a un nivel ordinal (+). Es la consumación
ordinal (+), S (a). Entre a y hay una masa de ordinales que tiene la de la
I cardinalidad (+) a. visión constructivista
CONJUNTO GENÉRICO, (+)
PARTE del múltiple.
GENÉRICA DEL CONJUNTO DE LAS CONDICIONES
i ; .--Los primeros alephs (+) sucesores son coi, (%, etc. ^ [ENSEMBLE GÉNÉRIQUE, PARTIE GÉNÉRIQUE DE L’ENSEMBLE DES CONDITIONS] (33)
CONDiaONES, CONJUNTO €> DE LAS CONDICIONES [CONDITIONS, ENSEMBLE
© DES CONDITIONS] (33) - Un subconjunto correcto (+) de las condiciones © es genérico si
su in-
- Sea una SITUACION ón quasi completa (+). Un conjunto que tersección con toda dominación (+) que pertenezca a la
pertenece a es- SITUACIONón quasi com-
taSITUACION ón es un conjunto de condiciones, indicado ©, si: pleta (+) en la que .figura ©, no es vacía. Un conjimto genérico se indica
a. 0 pertenece a ©, o: el vacío es una condición, la condición yacía. 2.
b. Sobre © existe una relación, indicada c. Leemos 3ti c %2' <rit2 domina - El conjunto genérico, al «cortar» todas las dominaciones, evita ser
a 7t!». •; ■ .■ '. dis-
c. Esta relación es un orden, puesto que si %i domina a 7C2 y JC2 domina a cemible en la SITUACIONón. ,
%}, entonces %3 domina a Tti. - Es el esquema ontológico de una VERDAD.
d. Decimos que dos condiciones son compatibles si están dominadas por
una misma tercera. Si ño es así, son incompatibles.
e. Toda condición está dominada por dos condiciones incompatibles en- CUANTIFICADORES [QUANTIFICATEURS] (nota técnica de 3, apéndice 6)
tre sí. . -
I! - De hecho, las condiciones son a la vez el material para un conjunto ge- - Son los operadores lógicos que permiten cuantifícar las variables
nérico (+) e informaciones acerca de ese conjunto. Orden, compatibilidad, (+),
etc., son estructuras de informaciones (más precisos, coherentes entre ellos, es decir, explicitar significaciones tales cómo «para todo múltiple se
etc.). tiene
- Las condiciones son el esquema ontológico de las indagaciones (+). esto o aquello», o «existe un múltiple tal que esto o aquello».
h'--'
, ,- El cuantificador universal se escribe: .V. La fórmula.(+): (Va) X
se lee:
«para todo a, se tiene X». '
-r El cuantificador.existencial se anota E. La fórmula (3a) se lee:
«existe
atalqueX».
552 EL SER Y EL ACOMTECIMIENTO
DICCIONARIO 553

DOMINACIÓN [D(9MWíir/c>A'3 (33)


CUENTA-POR-UNO [COMPTE-PÓUR-UN] (1) •

- Una dominación es una parte D del conjunto © de las condiciones (-)-),


“ Puesto que lo Uno no es, todo efecto-de-uno es el resultado de una ope-
tal que, si una condición 7t es exterior a D -por lo tanto, pertenece a©-Z)-
ración, la cuenta-por-uno. Toda SITUACION ón (+) está estructurada
existe siempre en D una condición que domina a TU.
poruña cuen-
, i~ El conjunto de las condiciones que no tienen una propiedad dada es úna
ta de ese tipo.
dominación, a partir dei momento en que el conjunto de las condiciones que
tienen dicha propiedad, es una parte correcta (+). De donde se desprende la
DEDUCCIÓN [DÉDVCTJON] (24)
intervención de ese concepto en la,cuestión de lo indiscernible (+).

- Operador de conexión fiel (+) de las matemáticas (de la ontología).


Consiste en verificar si un enunciado está conectado con el nombre de lo que
ha hecho acontecimiento en la historia reciente de las matemáticas. Extrae
ENCICLOPEDIA DE UNA SITUACION ÓN [ENCYCLOPÉDIE D 'UNE SITÚA TION] (31)

las consecuencias.
. - Una enciclopedia es una clasificación de las partes de la
- Sus operadores tácticos- son el modus ponens: de i4 y de X -» B,- se si-
gue B; y la generalización: de X (a), donde á es una variable libre (+), se si-
SITUACIONón que
son discernidas por una propiedad explicitable de la lengua de la
gue (Va) X (a).
- Sus estrategias habituales son el razonamiento hipotético y el razona- SITUACION ón.
ESTADO DE LA SITUAQÓN [ÉTAT DE LA SITUATION] (8)
miento por el absurdo, o apagógicó. Este último es particularmente caracte-
rístico, porque está estrechamente ligado a la vocación ontológica de la de-
ducción.
- El estado de la SITUACIONón es aquello, por lo cual la- estructura
(+) de una
SITUACIONón es, a su vez, contada por uno (+). También se podrá hablar
enton-
DETERMINANTE DE LA ENCICLOPEDIA [DÉTERMINANTDBL’ENCYCLOPÉDIE] (31) ^
ces, de cúenta-de-la-cu.enta o de metaestructura.
- Vemos que la necesidad del estado resulta de la necesidad de descartar
- Un determinante de la enciclopedia (+) es una parte (+) de la toda presentación del vacío. El estado cierra lo pleno de la
SITUACIONón SITUACION ón.'
(+) compuesta por términos que tienen en común una propiedad que puede - Vemos que el estado .de la SITUACION ón asegurada cúenta-por-
hacerse explícita en la lengua de la SITUACION
ón. Decimos de un uno
ESTRUCTURA [STRUCTURE\ (1)
de las
término tal que partes (o sub-múltiples, o.subconjuntos) déla SITUACION
ón.
«cae bajo el determinante».
- Es lo que prescribe, para una presentación, el régimen de la cuenta-por-
uno (+). Una presentación estructuradaes una SITUACION ón (+).
DIFERENCIA ÓNTICO-ONTOLÓGICA [DIFFÉRENCB ONTICO-ONTOLOGIQUE] (18)

EVITACIÓN DE UN DETERMINANTE DE LA .ENCICLOPEDIA [ÉVITEMENT D’XJN


- Se vincula al hecho de que el vacío (+) sólo está marcado (por¡0) en lá DÉTERMNANTDEL'ENCYCLOPEDIE] {}>\) ' ;.
SITUACIONón ontológica (+); en las situáciones-ónticas, el vácío está
forcluido.
- Una. indagación (+) evita im determinante (+) de. la enciclopedia (+), si
De donde resulta que el esquema ontológico de un múltiple puede ser funda-
contiene una conexión positiva -de tipo y (+)- con el nombre del aconteci-
do por el vacío (es el caso de los ordinales (-i-)), mientras qué una
miento, para un término y que no cae bajo el determinante.enciclópédico
SITUACION ón
considerado.
histórica (+) óntica está fundada por un sitio de acontecimiento (+) siempre
no vacío. La marca del vacío es lo que distingue el pensamiento del ser (teo-
ría de lo múltiple puro) de la captura del ente.
554 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO DICCIONARIO . 555

EXCESO [£Arc£’S] (7, 8,26)


- Por ejemplo, la fidelidad ontológica (+) tiene como operador de cone-
- Designa la diferencia sin medida, y, especialmente, la diferencia xión la técnica deductiva (+).
cuantitativa, o de potencia, entre el estado de la SITUACION ón (+) y la
SITUACION ón
FÓRMULA [FORMULE] (nota técnica de 3, apéndice 6)
(+). Pero también, en un cierto sentido, la diferencia entre el ser (en 'situa-
ción) y el acontecimiento (+) (ultra-uno). El exceso se revela errante, ina-
signable. , - Una fórmula de la teoría de conjuntos se obtiene -utilizando el signo
primitivo de pertenencia (+) e, la igualdad =, los conectores (+), los cuanti-
ñcadores (+), una serie infinita enumerable de variables (+) y paréntesis- de
EXCRECENCIA [EXCROISSANCE] (8)
la siguiente manera; '■
a. tt e p y a = p son fórmulas atómicas;
- Un ténnino es una excrecencia si está representado por el estado de la ó. si X és una fórmula, también lo son:-'(^); (Va) (X,); (3a) (X);
SITUACIONón (+) sin estar presentado por la SITUACIONón c. si Xi y Xi son fórmulas, también lo son: (Xj) o (X2); (Xi) & (X2); (Xi) -4
(+). (X2);(X0<-^(X2). . .
- Una excrecencia está incluida (+) en la SITUACIONón sin
pertenecetle (+).
Es ima parte (+), pero no un elemento. FÓRMULA RESTRINGIDA [FoRAít/L£ RESTRE/vre] (29)
- La excrecencia atañe al exceso (+).
EXTENSIÓN GENÍRICA DE UNA SITUAQÓN QVÁSI COMPLETA [EXTENSIÓN - Decimos que una fórmula (+) está restringida al múltiple á si:.
GÉNÉRJQUED’.ÜNBSJTUATIONQUASICOMPLÉTEIÍZA) . a. Todos sus cuantificadores (+) operan sólo, sobre los elementos de a.
Lo que significa que :(Vp) está seguido de p 6.a y (3P), lo mismo. «Para to-
- Sea ■una SITUACION ón quasi completa (+), indicada S, y una do» significa entonces <q)ara todo .elemento de a» y «existe p» significa
parte genérica «existe un elemento de a». / v.
(+) de esta. SITUACION ón, indicada $. Llamaremos extensión genérica, y ., ó. Todos los parámetros (+) toman sus valores fijos en a. La sustitución
la ano- de valores en las variables .paramétricas queda circunscripta a los elementos
taremos ó" ($), al conjunto constituido por los valores referenciales (+), o $- •dea.
referentes, de todos los nombres (+) que pertenecen a S. , - Indicamos (X)“ la fórmula X restringida a a.
- Podremos observar que son los nombres los que crean la cósa. - La fórmula (X)“ es la fórmula X tal como la comprende el habitante de a.
- Vemos que 2 € 5 ( 2 ) , en tanto que ~ (2 e ó); que S (2) es también
una SITUACIONón quasi completa; que 2 es un indiscernible (+)
intrínseco de S FORZAMIENTO, COMO LEY FUNDAMENTAL DEL SUJETO [FORQAGE, COMMELOI -
(F2IDELIDAD
). , PROCEDIMIENTO DE FIDELIDAD [FIDÉLITÉ. PROCÉDURE DE FIDÉUTÉ]
FONDAMETALE DU SUJET] (35)
(23)

- Si un enunciado de la lengua-SUJETo (+) es tal que habrá sido verídico


- Procedimiento por el cual discernimos, en una SITUACIONón, los (+) para una SITUACION ón en la que advino una VERDAD (+), es
múltiples porque existe un
cuya existencia está ligada al nombre del acontecimiento (+) que una inter-
vención (+) puso en circulación.
término de la SITUACION ón que pertenece a esta VERDAD y que
sostiene, con los
- La fidelidad distingue y reúne el devenir de lo que está conectado con nombres puestos en juego en el enunciado, una relación fija verificable por
el nombre del acontecimiento. Es un ^«íwi-estado post-acontecimiento.
el saber (+), por lo tanto, inscrita en la enciclopedia (+). A esta relacióri la
- Hay siempre tm operador de conexión característico de la fidelidad. Lo llamamos forzamiento. Decimos que el término fuerza la decisión de veridi-
indicamos.
cidad.para el enunciado de la lengua-SUJETo.
- Podemos saber entonces si un enunciado de la lengua-SUJETo, en la si-
556 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO DICCIONARIO 557

GENÉRICO, PROCEDIMIENTO GENÉRICO [GÉNÉR/QUE, PROCÉDURE GÉNÉRIQUE] •


tuación, tiene chance de haber sido verídico cuando la VERDAD haya advenido
(31)
a su infinitud.
- Sin embargo, la verificación de la relación de forzamiento supone que
el término que fuerza a sido encontrado, indagado (+), por el procedimiento
- Un procedimiento de fidelidad (+) es genérico si, para todo determinan-
te (+) de la enciclopedia, contiene al menos una indagación (+) que evita (+)
fiel genérico (+). Por consiguiente, es tributaria'del azar.
dicho determinante. : :
- Hay cuatro tipos de procedimiento genérico: artístico, científico, políti-
FORZAMIENTO DE COHÉN [FORÍMCÍE CO.«E//3 .(36, apéndices 7 y 8) co y amoroso. Son las cuatro fuentes de lá VERDAD (+).

- Sea S una SITUACIONón quasi completa (+) y S" ($) una


GRANDES CARDINALES [GRANDS CARDIMAUX] (26, apéndice 3)
extensión genérica
(+) de S. Sea una fórmula X (a) con, una variable libré (+), por ejemplo.
- Un gran cardinal es un cardinal (+) cuya existencia, al no poder ser pro-
¿Cuál es el valor de VERDAD de esta fórmula en la extensión genérica
bada a partir de los axiomas clásicos de la teoría de conjuntos (+), debe ser
5(2),
objeto de un nuevo axioma. Se trata entonces de un axioma del infinito más
por ejemplo, para un elemento de ó" (9) que sustituye a la variable a?
fiierte que aquel que ríos garantiza la existencia de un ordinal límite (+) y au-
- Un elemento de S (2) es, por definición, el valor referencial (+)
(1^0 de un nombre (+) que pertenece a S. Consideremos la fórmula X toriza la construcción de la serie de los alephs (+). Un gran cardinal es un su-
(jxi), per-aleph.
en la que el nombre pj sustituye a la variable a. Esta fórmula es - Los más simples entre los grandes cardinales son los cardinales inacce-
comprensi- sibles (cf. apéndice 3). Luego se llega mucho más «alto» con los cardinales
ble para un habitante (+) dé S, pues ¡ii e S. . de Mahlo, de Ramsey, medibles, inefables, compactos, super-compactos o
- Entonces, vemos que [5^2 (M-i)] es verídico en 5 (2) -por lo enormes.
tanto, - Ninguno de esos grandes cardinales fuerza la decisión en cuanto al va-
para un habitante de 5 (2 )- si y sólo si existe una condición (+) que lor-exacto de p (a) -para a infinito. No bloquean el errar del exceso (+).
pertene-
ce a 2 y que mantiene con-el entmciado X (p-i) una relación, llamada de
for- HABITANTE DE UN CONJUNTO [HABITÁNTD'UÑBNSEMBLE] (29,33) ■
zamieiíto,^cuya existencia-es controlable en So por un habitante de 5. .
La relación de forzamiento será indicada Tenemos entonces: - Llamamos metafóricamente «habitante de a», o «habitante del univer-
so a», a im supuesto SUJETo para el cual el tiniverso está compuesto única-
:Queda claro que TI -L (^i)-que se dice: TC fuerza X se puede de- mente por elementos de a. Dicho de otro modo, para este habitante, «existir»
FUNCIÓN
mostrar o refutar en (22,26,
S. apéndice 2)
quiere decir pertenecer a a, ser elemento de a.
- Por lo tanto, podemos establecer en S si un enunciado X [$2 - Para un tal habitante, una fórmula X es comprendida como (X)“ la fór-
- tie-
(¡xi)] Una función no es sino una especie de lo múltiple y no un concepto
distinto. O bien, de el ser
ser verídico
de una función es un mula restringida (+) a a. Él cuantifíca‘en o,-, etc.
ne posibilidad en S (.2); es puro múltiple.
necesario queEsexista
un múltiple
al menostal
-r- Puesto que la auto-pertenencia está prohibida, a no pertenece a a. En
que:
una ,
.condición
• • a. todosTtsus elementos consecuencia, el habitante de a no conoce a a. El univemo de tm habitante
que fuerce son
a Xpares
(|X]).ordenados (+)■de tipo-< ^a, P >; no existe para ese habitante. '
: b. si figuran :en la función un par < a, P > y un par < a, y >, ocurre que p
= Yy esos «dos» pares son idénticos. • •
- Es habitual que en lugar de escribir < a, p > s/ escribamos/(a) = p.
Esta escritura no es ambigua, ya que a un a no corresponde más que un P
(condición-ó). ; .
558 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO DICCIONARIO 559

HIPÓTESIS DEL CONTINUO [HYPOTHÉSE DU CONTINU] (27) ,. ' INDECIDIBLE [/NDÉCWyíBLE] (17, 36)

- Es una hipótesis de tipo constructivista (+). Plantea que el conjunto de - Ser indecidible es un atributo fundamental del acontecimiento (+):
las partes (+) del infinito enumerable (+), ©o, tiene por cardinalidad (+) el su
cardinal sucesor (+) de O)o, o sea ©i. Esto se escribe: \ p (©o) | = ©i. ■ pertenencia a la SITUACIONón en la cual se encuentra su sitio de
- La hipótesis del continuo puede demostrarse en el universo constructi- acontecimiento
ble (+) y refiitarse en ciertas extensiones genéricas (+). Por lo tanto, es inde- (+) es indecidible. La intervención (+) consiste en decidir en el punto de
cidible (+) para la teoría de conjuntos sin restricción. .. ese
- El uso de la palabra «continuo» resulta del hecho de que la carchnálidad indecidible.
del continuo geométrico (de los números reales) es exactamente la de p (coo). - Un entmciado de la teoría de conjuntos es indecidible si ni él
mismo ni
su negación pueden demostrarse
INDISCERNIBLE [/NDiscEm4SLe] (31, 33) a partir de los axiomas. La hipótesis de!
IDEAS DE LO MÚLTIPLE [/CÍE.? DUji/í/ir/PiE] (5) . continuo (+) es indecidible. Es el errar del exceso (+).
, - Una parte de una SITUACIONón es indiscernible si ningún
• - Enunciados primordiales de la ontología. «Ideas de lo múltiple» enunciado de la
desig- lengua de la SITUACIONón la separa, o discierne. O bien: una
na filosóficamente lo que es ontológicamente (matemáticamente) parte es indiscerni-
designado ble si no cae bajo.hingún determinante (+) de la enciclopedia.
como «axiomas de la teoría de conjuntos» (+). - Una VERDAD (+) es siempre indiscernible. • '
INCLUSIÓN [INCLUSIÓN] (5,7) • - El esquema ontológico de la indiscemibilidad es la no-
constructibilidad
- Un conjunto ^ está incluido en un conjimto a si todos los (+). Distinguimos la indiscemibilidad extrínseca: la parte (en el sentido
elementos de de
3_ son también elementos de a. Esta relación se escribe 3 c a, y se lee c) indiscernible de una SITUACIONón completa no pertenece (en
«¡5 es- Iel
NFINITO [/NFINI] (13) sentido
tá incluido en o». Se.dice también que (5 es un subconjunto (en inglés: de e) a la SITUACIONón; y la indiscemibilidad intrínseca: la
sub- parte- Lo infinito debe ser .desligado de lo. Uno (teología) yindiscernible
remiüdo al
set), o parte [partie] (en fiancés), de a. pertenece
ser- a la SITUACIONón en la que es indiscenúble.
- Diremos que un término está incluido en una múltiple, incluso natural (+). Es el gesto galileano pensado
SITUACIONón si es un submúl- ontológicamente
Itiple, una parte, de ella.
NDAGACIÓN (31) Resulta .entonces contado por uno (+) por ;el por Cantor.
estado - Una multiplicidad es infinita bajo las siguientes condiciones:
- SITUACION
de la Una indagación es una La
ón (+). serie finita remite
inclusión dexonexiones -K) no-
a la representación a. un punto de ser inicial, un «ya» existente;
conexiones-
(estatal). b. una regla de recorrido que indica cómo se «pasa» de tm término al
observadas, en el marco de un procedimiento de fidelidad (t), entre otro
términos (concepto de otro);
de la SITUACIONón y el nombre Ox del acontecimiento.(+) que .X. la constatación de que, según la regla, siempre hay algo del «aún
la intervención (+) uno»,
hizo circular. que no hay punto de detención;.
- Una indagación minimal, o atómica, es una conexión positiva, yi d. un segundo existente, un «segundo sello existencial», que es el
□ Ux, múlti-
o negativa, ~ (y2 □ a:^. Diremos también que y\ ha sido indagado ple donde el «aún» insiste (concepto de Otro).
positiva- - El esquema ontológico del infinito natural (+) se constmye a partir
mente (lo indicaremosyi (+)), eyi negativamente (y2 (-)). del
- Decimos de un término indagado que ha sido encontrado por el concepto de ordinal límite (+).
proce-
dimiento de fidelidad.
560 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO :D1CC10NAR10 561

INFIMTO EWMERABLE [/AV-ZW/ZJéAfOjl/RRííii:], Cdo(14) LENGUA-SUJETO [L^Wí/E-s'WErj (35)

- Si se admite que existe un ordinal límite (+), tal como lo plantea - Un SUJETo (+) genera nombres, cuyo referente está supeditado al
el deve-
axioma del infinito (+), entonces existe el más pequeño ordinal límite, nir infinito -siempre inacabado- de una VERDAD (+). La lengua-
según SUJETo se en-
el principio de minimalidad (+). Ese más pequeño ordinal límite -que es cuentra entonces en el futuro anterior. Su referente, y por Ib tanto la
también un cardinal (+)- se anota COQ. Él caracteriza el infinito veridici-
enumerable, dad (+) de-SUS enunciados, están bajo condición del acabamiento de un
el infinito más pequeño, aquel del conjunto de los números enteros procedimiento genérico (+). MÚLTIPLE] (1)
MULTIPLICIDAD, MÚLTIPLE [MuiTiPiiaTÉ,
naturales,
el infinito discreto.
- Forma' general de la presentación, a partir del momento en que se
- Todo elemento de coo será llamado un ordinal finito. -
admi-
- (Oo es la «frontera»
INTERVENCIÓN [/ATCíFEWT/ow] (20)entre lo finito y lo infinito. Un ordinal infinito
es un te que lo Uno no es.
ordinal que es igual por
- Procedimiento o superior
el cual a un (en este es
(Oo múltiple caso, el orden como
reconocido es la
MULTIPLICIDAD CONSISTENTE [MULTIPUOTÉ CONSISTÁNTE] (1)
pertenencia).
aconteci-
miento (+) y que decide la pertenencia del acontecimiento a la
o. - Multiplicidad compuesta por «diversos-unos», lo que a su vez están
SITUACIONón en la
contados por la acción de la estructura (+).
que éste tiene su sitio (+).
- Vemos que la intervención consiste en nombrar un elemento
impresen- MULTIPLICIDAD INCONSISTENTE (I)
tado del sitio para calificar el acontecimiento del que ese sitio es el sitio.
Está - Es la pura presentación, aprehendida retroactivamente como no-
nominación es a la vez ilegal (no se realiza conforme a ninguna ley'de la una,
re- puesto que el ser-uno no es sino el resultado de una operación.
presentación) y anónima (el nombre extraído del vacío es por fuerza
indistin- NATURALEZA, NATURAL [V.47UR£,MíraR£:i] (II). •
guible, pues es extraído del vacío. Ella equivale a «ser un elemento
impre- - Una SITUACIONón es natural si todos los términos que
sentado del sitio»). ella presenta son nor-
- ElCONSTRUCTIBLE
JERARQUÍA nombre del acontecimiento,
[HIÉRÁRCHIE que se indexa al vacío, es así
CONSTRUCTIBLB] (29) • males (+) y si todos los términos presentados por esos términos son a sú
supernú- vez
merario
' - La respecto la SITUACION
jerarquíadeconstructible consiste enóndefinir,en la que hará circular
a partir al
del vacío, normales, y así sucesivamente. La naturaleza es la normalidad
acontecimiento.
niveles recurrente. El
- La capacidad
sucesivos indicados de intervención
sobre los ordinales exige(+),untomando
acontecimiento
cada vezanterior al
las partes ser-natuxai realiza de este modo una estabilidad, un equilibrio maximai
que
de- entre
ella nombra.
finibles'(+) delEstá
nivel determinada
precedente. por una fidelidad (+) a ese primer la presentación y la representación (+), entre la pertenencia (+) y la
aconteci-
- Tenemos entonces: inclusión
miento.
Lo=0 (+), entre la SITUACIONón (+) y el estado de la
Uca) = SITUACIONón.
.D(0:) - El esquema ontológico de los múltiples naturales se construye con
Lp = u {Lo, Li,... Lp...} para todos los P e a, si 3 es un ordinal límite el
(+). concepto de ordinal (+).
562 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO DICCIONARIO 563

NOMBRES PARA UN CONJUNTO DE CONDICIONES, O ©-NOMBRES [NOMS POUR UN - Una fórmula es absoluta (+) para él conjunto a si tiene el mismo
ENSEMBLE DE CONDITIONS, OU © -NOMS] (34) senti-
do (cuando sus parámetros fueron fijados en a) y la misma veridicidad
- Sea © un conjuntó de condiciones (+). Un nombre es un múltiple para
cuyos el ontólogo y para el habitante de a.-
elementos son todos pares ordenados (+) de nombres y de condiciones.' ORDINAL [ORDJNríLj (12) . •
Los
nombres se indican p,, pi, p2, etc. Todo elemento de un nombre p tiene - Un ordinal es un conjunto transitivo (+) cuyos elementos son
en- todos
tonces la forma < pi, % >, donde pi es un nombre y TC una condición. igualmente transitivos. Es el esquema ontológico de los múltiples
- El carácter circular de esta definición se deshace estratificando naturales
los (+).
nombres. En el ejemplo mencionado, el nombre pi deberá ser siempre - Vemos que todo elemento de un ordinal es un ordinal, lo que
de un funda la
estrato
N inferior {N
ORMAL, NORMALIDAD (porORMALlo , tanto, definido
NORMAUTÉ ] (8) con anterioridad) que el estrato homogeneidad de la naturaleza.
del - Vemos que dos ordinales a y P cualesquiera están ordenados'por
- Unp, ténnino
nombre es normal siinterviene.
en cuya composición está a laElvez presentado
estrato cero está(+) enpor
dado la la
SITUACION
los ón y presentación, por el hecho de que o bien uno pertenece al otro -a e p-, o
representado
nombres cuyos (+)elementos
por el estado la. SITUACION
detipo
son de < 0, TI >. ^ ón (+). Resulta a
entonces contado la inversa,
ORDINAL-LÍMITEp[OeRDJNÁL
a. Es la ]conexión
-UMITE (14) general dé todos los múltiples naturales.
dos veces en su lugar; por la estructura (cuenta-por-úno) y por la - Si a e P, decimos que a es más pequeño que p. Observemos que
metaestrucr tam-- Un ordinal límite es un ordinal (+) diferente de 0 y no es un ordinal
tura (cuenta de la cuenta). bién se da
sucesor a cUn
(+). P, ordinal
puesto que p es
límite transitivo.
resulta entonces inaccesible a través de ja
- Podemos decir también que un término normal pertenece (+) a la ope-
situa- ración de sucesión.
Oción y Íestá
NTOLOG también
A [ONTOLOGJE incluido (+) en ella. Es, a la vez, un elemento y una
] (introducción, 1)
parte. ORDINAL SUCESOR [ORDINAL SUCCESSEUR] (14)
-- Ciencia
La normalidad es un atributo Presentación
del ser-en-tanto-ser. esencial del ser(+)natural (+).
de la presentación.
Se - Sea a un ordinal (+). El múltiple a u {a}, que «adjunta» a los
realiza como pensamiento de lo múltiple puro, por lo tanto como elemen-
matemática tos de a el múltiple a mismo, es un ordinal (lo mostramos). Tiene
cantoriana o teoría de conjuntos. Se efectiviza en toda la historia de las exacta-
ma- mente un elemento más que a. Lo llamamos ordinal sucesor de a y se lo
temáticas, aunque no esté tematizada. anota 5 (a).
- AI tener que pensar lo múltiple puro sin recurrir a lo Uno, la - Entre a y S (a) no hay ningún ordinal. S (a) es el sucesor de a.
ontología
ONTÓLOGO [ONraiCGUE] (29,33) - Un ordinal P es un ordinal sucesor si es el sucesor de un ordinal
es necesariamente axiomática. (x. Di-
- Llamamos ontólogo a un habitante (+) del universo entero de la cho de otro modo, si P = ó" (a).
teoría - La sucesión es una regla de recorrido, en el sentido implicado por
de conjuntos. El ontólogo cuantifica (+) y define parámetros (+) sin el
restric- concepto de infinito (+)•
ción. Para el ontólogo, el habitante de un conjunto a tiene una visión
total-
mente limitada de las cosas. El ontólogo ve a ese habitante desde
afuera.
564 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO DICCIONARIO.- • . 565

ORIENTACIONES EN EL ?Et^sAWEmo [ORiENrATiONSDANSLA PENSÉE] (27) según cuáles sean los números que sé sustituyan a las variables
- Todo pensamiento está orientado por una decisión previa, a paramétricas
menudo la-: a,byc. '
tente, que concierne el errar del exceso (+) cuantitativo. Es el
requerimiento PARTE DE UN CONJUNTO, DE UNA SITUACIONÓN [PARTIE D 'UN ENSEMBLE, D 'UNE -

del pensamiento por el impasse de la ontología. SITUAHON] (8)


- Hay tres grandes orientaciones: la constructivista (+), la
trascendente - Ver inclusión.
(+) y la genérica (+).
PAR [PAIRE] (12)
PARTE DEFINIBLE [PARTIE DÉFINISSÁBLE] (29)
- El par de dos conjuntos a y P es el conjunto que tiene por únicos
ele- - Una parte (+) de un conjunto dado a es definible -en relación con
mentos a a y p. Lx) indicamos {a, p}. a-,
si es separable en él, en el sentido el axioma de separación (+), a través
PAR ORDENADO [PAIRE ORDONNÉE] (apéndice 2) de
xma fórmula explícita restringida (+) a a.
- El par ordenado de dos conjuntos a y P es el par (+) del singleton - Indicamos D (a) al conjunto de las partes definibles de a. D (a) es
(+) un
de a y el par (a, P}. Lo indicamos < a, P >. Tenemos entonces: < a, P > subconjunto de;j (a).
= - El concepto de parte definible es el instrumento por el cual el
{{a},ía,Pí}. ■ ■ exceso
- El par ordenado fija a la vez su composición y su orden. Los (+) de las partes está limitado por la lengua. Es la herramienta de
PENSAMIENTO CONSTRUCTIVISTA [PENSÉE CONSTRUCTWISTE] (27,. 28) •
construc-
«lugares»
ción de la jerarquía constractible (+).
de a y P -primer lugar o segundo lugar- son determinados. Es lo que - La orientación de pensamiento.(+) constructivista se sitúa bajo la
Ppermi-
ARÁMETROS [PARAMÉTRES] (29) juris-
te pensar como puros múltiples las nociones de relación y de función dicción de la lengua. Sólo admite la existencia de las partes de la
(+);'.- En una fórmula de tipo X (a, Pi,..., pn), podemos considerar a las SITUACIONón
va- que pueden nombrarse explícitamente. De este modo, domina el exceso
riables (+) Pi,..., Pn como, marcas a reemplazar por nombres propios de (+)
múltiples fijados. Llamamos entonces Pi,..., Pn las variables de la inclusión (+) sobre la pertenencia (+), o de las partes (+) sobre los'
paramétricas ele-
de la fórmula. Un sistema de valores de los parámetros es una 72- mentos (+), o del estado de la SITUACIONón (+) sobre la
upla^< SITUACIONón (+), reducien-
Yi,—, Yn ^ múltiples fijados o especificados (por lo tanto, de do dicho exceso al míiñmo.
constantes, - El constructivismo es. la decisión ontológica subyacente a todo
o nombres propios).,La fórmula X (a, Pi, .!. p„) depende de la n-upla < pensa-
PENSAMIENTO GENÉRICO [P£WSéE GÉN£R/2UE] (27,31)
YL-, Yn > elegida como valor de las variables paramétricas Pi, ..., Pn. miento nominalista.
En El orientación
- La esquema ontológico
de pensamiento de este (+) pensamiento es el errar
genérico asume universo
del
particular, lo que dicha fórmula «dice» de la variable libre a depende de constmctible
exceso
esan-upla; (+) de Godel.el ser de partes innombrables o indiscernibles (+). Llega a
y admite
- Por ejemplo, si tomamos al conjunto vacío como valor del ver
parámetro en tales partes el lugar de la VERDAD, puesto que una VERDAD (+) es
Pi, la fórmula a e Pi es por cierto falsa, cualquiera sea a, ya que no una parte
existe
ningún múltiple a tal que a e 0. Por el contrario, ella es VERDADera si
se to-
ma p (a) como valor de Pi, ya que para todo conjtmto, a €/> (a).
- Comparación: el trinomio ax^ + + c tiene, o no tiene, raíces
reales,
566 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO DICCIONARIO 567

indiscernible por la lengua (en oposición al constructivismo (+)) y sin em- PRINCIPIÓ DE MINIMALIDAD DE LOS ORDINALES, O e -MINIMALIDAD {PmaPE
bargo no trascendente (+) (en oposición a la onto-teología). DE MINIMAUTÉ DES ORDINAÜX, O e-Af/M/AíL/TÉ] (12, apéndice 1) '
- El pensamiento genérico es la decisión ontológica subyacente a toda
doctrina que intenta pensar la VERDAD como agujero en el saber (+). Hay hue- - Si existe un ordinal (+) que posee una propiedad dada, existe un ordinal
llas de ello desde Platón a Lacañ. más pequeño que tiene dicha propiedad. El la posee, pero no los ordinales
- El esquema ontológico de este pensamiento es la teoría de las extensio- más pequeños, los que le pertenecen.
nes genéricas (+) de Cohén.

PUESTA-EN-ÜNO [MSE-EN-ÍW] (5,9).


PENSAMIENTO TRASCENDENTE [PENÍÉE TRANSCENDANTE] {TI, apéndice 3)
- Operación por la cual la cuenta-por-uno (+) se aplica a lo que ya es un
- La orientación de pensamiento trascendente se sitúa bajo la idea de resultado-uno. La puesta-en-uno produce el uno del uno-múltiple. Así, {0}
un es la puesta-en-imo de 0, su ímg/eíow (+).
ente supremo, de una potencia trascendente. Se esfuerza por dominar el La puesta-en-uno es también una producción del estado de la
errar SITUACION ón
del exceso (4-) por lo alto, «encerrando» jerárquicamente su escape. (+), puesto que si ponemos en rmo un término de una SITUACION ón
- Es la decisión ontológica subyacente a la metafísica, en el sentido hei- obtenemos
deggeriano de la onto-teología. una parte de esa SITUACION ón, la parte cuyo único elemento es dicho
- El esquema ontológico de este pensamiento es la doctrina de los gran- término.
REPRESENTACIÓN [REPRÉSENTATION] (8)
des cardinales (+).
PERTENENCIA. [^pp.4ír£MíNC£] (3) . - Modo de cuenta, o de estructuración, propia del estado de una
SITUACIONón
- Único signo fundamental de la teoría de conjuntos. Indica que im múl- (+). Decimos que un término está representado (en una SITUACIONón),
tiple p entra en la composición-múltiple de un múltiple a. Se escribe p e a y si- está
se enimcia «P pertenece a tx» o «p es elemento de o». • ■: contado por uno por el estado de la SITUACION ón. 'V
■ - Desde el punto de. vista filosófico, diremos que un término (un elemen- ^ - Por lo tanto, un término representado está incluido (+) en la
to) pertenece a una SITUACION ón (+), si es presentádo (+) y contado por SITUACION ón o
uno (+) esABER
S una[5..4PO/R]
parte de (28,
ella.31) '
por esa SITUACION ón. La pertenencia remite a la presentación, mientras
que la in- - El saber es la articulación de la lengua de la SITUACION ón sobre
clusión (+) remite a la representación. el ser-múl-
PRESENTACIÓN [PFÉSENTATÍON] (1)
tiple. Es la producción propia, siempre nominalista, de la orientación de pen-
samiento constructivista (+). Sus operaciones son el discernimiento (ese
- Palabra primitiva de la metaontología (o de la filosofía). La presenta- múltiple tiene tal propiedad) y la clasificación (esos múltiples tienen la mis-
ción es el ser-múltiple tal como se despliega de manera efectiva. «Presenta- ma propiedad). Conducen a una enciclopedia (+).
ción» es recíproco de «multiplicidad inconsistente» (+). Lo Uno no es pre- - Diremos de un juicio clasificado en la enciclopedia, que es verídico (+).
sentado, sino que es un resultado. De este modo hace consistir a lo múltiple.
SimiETOh! (7)

- El singleton de un múltiple a es el múltiple cuyo único elemento es ex.


Es la puesrii-en-uno (4) de a. Lo indicamos {a}.
568 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO , . DICCIONARIO 569

- Si p pertenece (+) a a, el singleton de; p está incluido en a. SITUACION ÓN NATURAL [ó'/m4r/GNN.47T«£U£] (11) '
Tenemos:
( p ea) - » [{p} ca]. De esta manera, tenemos |p} €p(a): ü singleton QS. - Es toda SITUACIONón cuyos términos son todos normales
elemento del conjunto de las partes (+) de a. Esto quiere decir que el (+), como así
single- también los términos de esos términos, y así sucesivamente.
ton es un término del estado de la SITUACIONón. Observemos
SINGULAR, SINGULARIDAD [SÍNGLUER, SINGUURJTÉ) (8) que el criterio {todos los términos) es global.
SITUACION ÓN NEUTRA [SITUATIONNEUTRE] (16)
- Un término es singular si está presentado (+) (en la
SITUACIONón), pero no - SITUACIONón que no es ni natural, ni histórica.
representado (+) (por el estado de la SITUACIONón). Un término
singular pertene-
ce a la SITUACIONón, pero no está incluido en ella. Es un SITUACION ÓN QUASI COMPLETA [SITUATION QUASI COMPLÉTE] -.
elemento, pero no una (33 y apéndice 5)
parte.' ■... .
- La singularidad se opone a la excrecencia (+) y la normalidad (+). - Un conjunto es una SITUACIONón quasi completa -lo indicamos
. - Es un atributo esencial del ser histórico y, especialmente, del sitio S- si:
de
SITIO DE ACONTECIMIENTO [SITE ÉvÉNEMEm-iEL] (16) - • fl. es infinito enumerable (+);
acontecimiento.(+). , ■
ó. es transitivo (+); ...
- Un múltiple en SITUACIONón es un sitio de c. los axiomas de las partes (+), de unión (+), del vacío (+), del infinito
acontecimiento si es totalmente (+), de fundación (+) y de elección (+), restringidos (+) a ese conjunto, son
singular (+): él está presentado, pero ninguno de sus elementos' lo está. verídicos en. él (el ontólogo (+) puede demostrar su. validez en S y el habitan-
Per- te (+) de S puede asumirlos sin contradicción,-si no son contradictorios para
tenece, pero no está en absoluto incluido. Es elemento, pero.de ningún el ontólogo); >
modo d. todos los axiomas de separación (+) ^ara fórmulas X restringidas a S)
parte. Es totalmente'a-normal (+). , o de reemplazo (+) (para sustituciones restringidas a S) que han sido utiliza-
- Diremos también de un múltiple tal que está al borde del. vacío dos por los matemáticos hasta hoy -o lo serán, supongamos, en los próximos
(+),
SITUACIONÓN [SITUATION] (1) o cien años (por lo-tanto, .un número finito dé ésos axiomas)- son verídicos en
que es fundador. las mismas condiciones.
- Es toda multiplicidad consistente presentada, por lo tanto: un múltiple - Dicho de otro modo, el habitante de S puede comprender y manejar to-
(+) y un régimen de cuenta-porTimo(+) o estructura (+). • • dos los teoremas actuales -y futuros, ya que.'no habrá nunca'úna infinidad de
ellos para, ser demostrados iefectivamente^tie la teoría de. conjuntos, éh su
versión restringida.a .5, esto es, en el interior-de.su universo restringido. O
SlTUAClÓt^iíISTÓ'RlCA[SlTUAnONm$TORIQUE](l6)- bienj-5' es un modelo enumerable y transitivo de la-teoría de conjuntos, con-
siderado como conjxmto finito de enunciados.
- SITUACIONón a la que pertenece al menos un sitio de - La necesidad de atenerse a la matemática efectiva (histórica), es decir,
acontecimiento (+). a un conjunto finito de enunciados-lo que evidentemente no molesta a na-
Observemos que el criterio (al menos uno) es local. die- resulta del hecho de que es imposible demostrar en la ontología la exis-
tencia de lo que sería una SITUACION ón completa -es decir, un modelo
de todos
los teoremas posibles, por lo tanto, de todos los axiomas de separación y de
reemplazo- que corresponda a la serie (infinita) de las fórmulas separadoras
o sustituyentes. De no ser así, habríamos podido demostrar, en la ontología,
EL SER Y EL ACONTECIMIENTO DICCIONARIO 571
570

la coherencia de la propia ontología, .algo que un famoso teorema lógico de Es la ley del exceso cuantitativo (+) del estado de unaSITUACIONón
respecto
Godel demuestra que es imposible.
- En contrapartida, podemos demostrar que existe una SITUACION ón
de la SITUACION ón.
- Este exceso fija las orientaciones en el pensamiento (+). Es el impasse,
quasi
o el punto real, de la ontología.
completa. -

TEOREMA DE COHEN-EASTON [THBÓBEMEDE COHEN-EASTON] (26, 36)


SUBCONJUNTO [SOVS-ENSBMBLE] (7)

- Ver inclusión. - Para un número muy grande de cardinales (+), de hecho para coo
y los
cardinales sucesores (+), se demuestra que la cardinalidad {+) del
SUBCONJUNTO (O PARTE) coEJtECTO(A) DEL CONJUNTO DE LAS CONDICIONES
conjunto de
[SOUS-ENSEMBLE (OV PÁRTIE) C0IÜÍECT(E) DE L 'ENSEMBLE DES CÓND/TIONS] sus partes (+) puede tomar casi cualquier valor en la serie de los alephs
(33) (+).
Precisamente; la fijación de un valor (casi) cualquiera mantiene la
- Un subconjunto de las condiciones (+) -una parte de ©- es correcto si coheren-
obedece a las dos reglas siguientes: cia con los axiomas de la teoría de conjuntos (+), o Ideas de lo múltiple
Rd-i: si una condición pertenece a la parte correcta, le pertenecen también (+).
todas las condiciones que domina la primera. - De este modo, es coherente con los axiomas plantear qué \p (Oo) |
'Rdi'. si dos condiciones pertenecen a la parte correcta, le pertenece tam- =EOREMA DEL.PUNTO DE EXCESO [THÉORÉME DU POINTD’EXCÉS] (7)
T (»i
bién al menos una condición qué domina simultáneamente a las otras dos. (es la hipótesis del continuo (+)), pero también | p (coo) 1 = <»18, o j p
- Uná parte correcta «condiciona» de hecho un subconjuntó de condicio- .'(<Oo)
-Para todo conjunto a, establecemos 1 que hay forzosamente al menos un-
nes. Aporta informaciones coherentes entre sí. • ' - C05(<oo)»
conjunto que etc.
es elemento dep (a) -el conjunto de las partes (+) de cc-, pero
que no- lo
Este
es teorema
de a. Porestablece
lo tanto, elencompleto
virtud delerrar del exceso
axioma (+).
de extensionalídad (+),
a y p { a ) son diferentes.
SUJETO [S'u/Er] (35). '■ ‘ - ;
- Este exceso de p (a) sobre a es una diferencia local. El teorema de Co-
hen-Baston (+) da al exceso un estatuto global.
- Un SUJETo es una configuración local fínita-de un procedimiento genéri-
-El teorema del punto de exceso indica que existe siempre al menos una
co (+). Por lo tanto, un SUJETo es:
- un conjunto finito de indagaciones (+); .
excrecencia (+). Por lo tanto, el estado de la SITUACION ón (+) no puede
coincidir
- una parte finita de una VERDAD (+). ■ •. •
Diremos entonces que un SUJETo se pone de manifiesto localmente.
con la SITUACION ón.
- Vemos.que un SUJETo, instancia finita de una VERDAD, efectúa im indis-
cernible (4-), fiierza una decisión, descalifica lo desigual y salva lo singular. TRANSITIVIDAD, CONJUNTOS TRANSITIVOS {TRANSimrré, ENSEMBLES TRANSmPS)
(12)

TEOREMA DE CAmo'R[TffÉORÉME DE CANTOR] (26)


- Un conjunto a es transitivo si todo elemento P de a es también una
parte (+) de ex, por consiguien: (P e a) (p c a). Es el máximo equilibrio
~ La cardinalidad (+) del conjunto de las partes (+) de un conjunto posible entre pértenencia:(+) e inclusión (+).
Observemos que esto puede escribirse: (p € ex) (P (ex)). Todo ele-
es su-
mento de a es también elemento del conjunto de las partes de a.
perior a la del conjunto. Lo que se escribe: . ^ - — Tenemos allí el esquema ontológico de la normalidad (+): en un
con-
l «i < i p (a)f
572 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO DICCIONARIO 573

jxmto transitivo, todo elemento es normal, está presentado (por a) y neral» im múltiple. Cuando escribimos a, P, y... etc., quiere decir; un
represen- múlti-
tado (porp (a)). ple cualquiera.
- La peculiaridad de la axiomática de Zermelo es que implica sólo
UNICIDAD [UNICITÉ] (5) una
especie de variables; de este modo, inscribe la homogeneidad de lo
- Es único (ó posee la propiedad de unicidad) todo múltiple tal que múltiple
la puro.
propiedad que lo define, o lo separa (•!•), implica que dos múltiples - En una fórmula (+), una variable es ligada si está en el campo de
diferentes un
no pueden poseerla uno y otro. cuantificador; si no lo está, es libre.
- Es lo que ocurre con Dios en la onto-teologfa. En la fórmula (3a) (a € P), a es ligada y p es libre.
- El conjunto vacío (+), definido por la propiedad «no tener - Una fórmula que tiene una variable libre expresa una propiedad
ningún ele- su-
mentó», es único. De igual manera se define sin ambigüedad el múltiple puesta de dicha variable. En el ejemplo referido, la fórmula dice: «existe
que un
VERDAD [VÉRITÉ] (introducción, 31,35)
es «el ordinal límite más pequeño». Es el cardinal (+) enumerable (+). : - elemento de p». Ella es falsa si P es vacío; si no, es VERDADera.
VACÍO- [VIDE
Todo
] (4) múltiple único puede recibir un nombre propio, como Alá, -DeUna
manera
VERDAD general,esindicaremos
la reunión Xde(ai, losa„)
(Xi,-,
todos una fórmula
térrninos donde
que habrán
Jeho- sido
las indaga-
vá, 0- oEl(Oo.
vacío de una SITUACIONón es 1 la sutura a su; ser. No- dos aj ... a„ son libres.
(+) positivamente
variables a través de un procedimiento de fidelidad genérico
úno de toda cüénta- (+)
por-uno (salvo en la SITUACIONón ontológica (+)), el vacío es que suponemos acabado (por lo tanto, infinito). Por consiguiente, es, al
ese punto insítua- futu-
ble que pone de manifiesto que lo-que-se-presenta vaga en lá ro, una parte infinita de la SITUACIONón.
presentación - Una VERDAD es indiscernible (+), pues no cae bajo ningún
bajo la forma de una sustracción a la cuenta. ' determinante
VALOR— REFERENCIAL
Vtx axioma del DEvacio.
UN NOMBRÉ, $-REFERENTE DE UN (+) de la enciclopedia. Hace agujero én el saber.
NOMBRE [KáiEW?
- Es VERDAD de la SITUACIONón en su totalidad;
nÉFÉRBNTIEaED’UN mM, 9-RÉFÉRENTD’UNmM]{3A)
VERDAD del ser de la SITUACIONón.
- Es preciso hacer notar que si la veridicidad (+) es un criterio de los
enunciados, la VERDAD es un tipo de ser (un múltiple). Por
- Dada una parte genérica (+) $ de una SITUACIONón quasi consiguiente, no
coinpleta (+), el V ERIDICIDAD [VÉRIDICITÉ] (introducción, 31,35)
hay un contrario de lo VERDADero, tal como hay un contrario de lo
valor referencial de un nombre (+) p., indicado 5? (lt)> es el conjunto de verídico,
to- que -esUn lo enunciado
erróneo. Enesrigor,
verídico si tienepuede
lo «falso» la siguiente
designarforma, controlable
sólo aquello que
dos los valores referenciales de los nombres |ii tales que: por
obs- un
- existe una condición Jt, con < fii, 7C> € |J.; saber
taculiza(+): «Tal término
la continuidad de la SITUACION
del procedimiento genérico. ón cae bajo tal
- 7t pertenece a $. determinante (+) de la en-
- Se
VARIABLES deshace
, VARIABLES el, VARIABLES
LIBRES círculo UGAISAS
de la [V
definición por estratificación
ARIABLES, VARIABLES ' (ver ciclopedia», o bien «tal parte de la SITUACIONón está clasificada
nombres).
LIBRES, VARIABLES LléES]{tlO\Z.iécxÁC2iáGy) . i " de tal manera en
la enciclopedia».
- Las variables de la teoría de conjuntos son letras que designan «en - La veridicidad es el criterio del saber.
ge- - Lo contrario de verídico es erróneo.
Sobre la traducción

En el diccionario hemos transcripto, entre corchetes, las palabras


france-
sas que corresponden a cada término seleccionado.

En el caso de términos relevantes que no están indicados en francés


en el
diccionario, hemos referido la palabra o la expresión francesa
correspondien-
te (entre corchetes, jimto a la traducción castellana adoptada) en el
cuerpo
del texto. Para no sobrecargarlo demasiado se ha efectuado esta
aclaración
sólo la primera vez que aparecen dichos términos. En sus
modificaciones de
género y número, y en eventuales adjetivaciones o sustantivaciones, se
res-
peta la raíz de la traducción indicada en primer lugar.

Hemos intentado introducir la menor cantidad de galicismos posible,


pe-
ro en ocasiones nos resultó ineludible hacerlo. Preferimos hacer esto
con el
fin de evitar ima traducción demasiado artificial que diluyera el peso
semán-
tico de algunas expresiones del original. Se han adoptado algunas
términos
que son usuales en diversas traducciones de textos especializados:
forclu-
sión, materna, etc.

En algunas pocas ocasiones aparecen palabras entre comillas (“ ”) -a


di-
ferencia de las comillas angulares (« »), que corresponden al
entrecomillado
del texto original- para indicar ideas afínes o expresiones forzadas en
576 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

ce en el original francés. Se incluye (entre corchetes) su traducción


castella-
na, la primera vez que aparecen en cada meditación. Los textos clásicos
apa- índice
recen citados en castellano, de acuerdo con la traducción que es más
usual R.J.C.-Á. A.C. en
las ediciones de nuestra lengua.

Prólogo a la edición castellana, por Alain Badiou...

Introducción ... ............ .... .. ....... ......... ... ........... ...

El ser: múltiple y vació '.


Platón/Cantor

1. Lo uno y lo múltiple: condiciones a priori de toda ontologíá

m
co co •-< fo lo
posible ........ ... ....... ... . ............. . .. ..... ......... .. .......

vo vo o o
2. Platón.......................................... .... ..........................
3. Teoría de lo múltiple puro: paradojas y decisión crítica....;...
Nota íécmca. Las.convenciones de escriturá.........
.............................................................................................. •..
..
4. El vacío: nombre propio del ser ..... ..................... ; ....
5. La marca 0 ..... ................................. ; ....... ... .. ..........i...! .....
6. Aristóteles........................................ ........ .. ................. .......
El ser: exceso, estado de la SITUACIONón,
Uno/Múltiple, Todo/Partes, o ^/q.

o
ON
r-
7. El punto de exceso ...... .... ............... . ..................
1. Pertenencia e inclusión ........................................

Os
2. El teorema del punto de exceso ...........................

o
578 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO ÍNDICE 579

o o
3. El vacío y el exceso .........................................................
TV
4. Uno, cuenta-por-uno, imicidad y puesta-en-uno ................. El acontecimiento: Historia y ultra-uno
8. El estado, o metaestmctura, y la tipología del ser
(normalidad, singularidad, excrecencia) ................................. 16. Sitios de acontecimiento y SITUACIONones


w
Cuadro de recapitulación.........................................................

o o VO
históricas....... ...........................................................................: ....

N» to
-J »-•
9. El estado de la SITUACIONón histórico-social .... ..... 17. El materna del acontecimiento .. .............. .........................
10. Spinoza ....................................................................................

fO
18. La interdicción que el ser lleva sobre el acontecimiento .........
1. El esquema ontológico de la historicidad y de la

OO
ÍII

VO 00
N>
N>
. inestabilidad ..... . .... ......................................... ..............
El ser: naturaleza e infinito. 2. El axioma de fundación ............ ......... ..................
Heidegger/Galileo

es
o —<
3. El axioma de fundación es una tesis metaontológica
déla ontología. . ............... .............. .......i...........:..;.;........
11. La naturaleza: ¿poema o materna? .......................................... ■ 4. Naturaleza e historia .......................................... .........
12. El esquema ontológico de los múltiples naturales y la

es es
1—í
T—I
m in
5. El acontecimiento depende de lo-que-no-es-el-ser-en-

>-< C'l (TI


inexistencia de la Naturaleza ................................................... .tanto-ser.. ......... ........................ ...: ..... :...... .......................
1. El concepto de normalidad: conjuntos transitivos..;.. ....... 19. Mallarmé ................... .............: ..... ........................ ....:........
2. Los múltiples naturales: los ordinales ................................

O
«
3. . El juego de la presentación en los múltiples naturales
........................... ■■ V - ■

V£)
iTi
O
u ordinales ................... ....................................................
El acontecimiento: intervención y fidelidad:
4. Último elemento natural (átomo único) .............................
5. Un ordinal es el número de aquello de lo que es el Pascal/Elección; Holderlin/Deducción • '
nombre .................... . .......... ............................................ VO 20. La intervención: elección ilegal de un nombre del •:

oobj
6. La naturaleza no existe ......................................................

hJto
r—*

acontecimiento, lógica del Uos, fundación temporal ...............

-.JUi
13. El.infinito: el otro, la regla y el Otro.........;;.!.... .........
14. La decisión ontológica «hay infinito en los múltiples 21. Pascal ...............................................................................
naturales» ............................................................................. ;.. 22. La forma-múltiple de la intervención: ¿hay un ser de la
171

KJtOtotOKiíOKJNJ
‘V O V OV D
• 1. Punto de ser y operador de recorrido ........................ .......... elección? ..................................................................................
171 23. La fidelidad, la conexión .......... ..........................................
' 2. .Sucesión.y límite... ......... ........................ .........................
175 24. La deducción como operador de la fidelidad ontológica .........
3. El segundo sello existencia] ....... ...... ....................... ......
4. El infinito por fin definido ........................... ..... 177 1. El concepto formal de la deducción ....................................
5. Lo finito, en segundo lugar ................................ ....... ...... 177 . '2. El razonamiento hipotético........ ............. .......... ........
181 ,3. El razonamiento por el absurdo ........ .........................
4. Triple determinación de la fidelidad deductiva ............ ....
1. Ei materna del infinito reexaminado .................................. 184
25. ....................................................... Holderlin.......
2 ¿Cómo un infinito puede ser malo?.. ........... .;..... .... ... ....... 186
.................................................................. .....; ..... ...........
3. El retomo y la nominación.:. ...... ..................................... 187
4. Los misterios de la cantidad ..................... ........................ 189
: VI :
5. Ladis5mnción ............... ................. ......... 192
...... Cantidad y saber.

m
Lo discernible (o constructible): Leibniz/Godel

s
O

>
!
26. El concepto de cantidad y el impasse de la ontología ...........
.1.. Comparación cuantitativa de conjuntos infinitos...............
EL SER Y EL ACONTECIMIENTO 'INDICE - 58i

NJCorrelato cuantitativo natural de un múltiple: 2. Las condiciones: material y sentido... ............ .................. 400
cardinalidad y cardinales .............. ... .......... .. ...... 299 3. Subconjunto (o parte) correcto(a) del conjunto de las
en

El problema de los cardinales infinitos .................. 302 condiciones............................... . ........... ........... i-.. .... .i.. 403
El estado de una SITUACIONón es 4. Subconjunto indiscernible o genérico .................................. 405
cuantitativamente 304 34. La existencia de lo indiscernible: el poder de los nombres... 411
más grande que la SITUACIONón misma. . 1. A riesgo de la inexistencia ................................................... 411
Primer, examen del teorema de Cantor: la escala 2. Sorpresa ontológica: lo indiscernible existe ........................ 412
de medida de los múltiples infinitos o serie de los 306 3. La nominación de lo indiscernible ....... .............................. 415
6.. Segundo, examen del teorema de Cantor: ¿cuál es la 4. 9 -referente de un nombre y extensión á través del
medida del exceso? ........... .. ........... .... .. ..... .... ........ . 308 indiscernible.;.....'..............: ................................................ 418
7. Completo errar del estado de una SITUACIONón: 5. La SITUACIONón fundamental es una parte de toda
él teorema 308 extensión
de Easton .................................... ............... . ... 313 genérica y él indiscernible 9 es siempre un elemento
27. Destino ontológico de la orientación en el 319 suyo... .......... ....................................................... 420
pensamiento..... 329 ■^ ■ -6 . ................................................................... Exploración de la
28. El pensamiento constructivista y el saber del ser .... .. ..... 331 extensión genérica. .................................................. .................... 424
29. Plegamiento del ser y soberanía de la lengua .......... 334 - 7. Indiscemibilidad intrínseca VIII o en SITUACIONón .............
1. Construcción del concepto de conjunto constructibie ... .337 El forzamiento: VERDAD y süjéto.
............................................................................. 426
2. La hipótesis de constructibilidad .............. ...... ............ 339 Más allá de tacan
3. Carácter absoluto ..... ....... .............. .... ................... ... 339
4. El no-ser absoluto del acontecimiento ...... ................... 342


m
35. Teoría del SUJETo ................. .............................i.... ......

T
t
5. La legalización de la intervención ................................ 344 1. La subjetivación: intervención y operador de conexión
6. Normalización del exceso .. .. ... ..... ........ .............. .. 351
fiel .................. ..................... ........... ... .... : ...................... ; 43
7. La ascesis sapiente y su limitación ........... . ........ ..... .. 2. El azar, del cual se tejé toda VERDAD, constituye la 2
SO.'Leibniz .................................................. .. ..................... ..... materia del SUJETo .... ... ............... .... ... .. ............. .! ... ..
Vil
Lo genérico:, indiscernible y VERDAD. 3. SUJETo y VERDAD: indiscemibilidad y nominación: ... 43
El acontecimiento-P. J. Cohén : ' 4. Veridicidad y VERDAD desde el punto de vista del 4
■ - procedimiento fiel: el forzamiento...\..... ........... .... . .... . 43
5. La producción subjetiva: decisión de un indecidible, 6
31. El pensamiento de lo genérico y el ser en VERDAD....

rj-
.«sj. .«•
in in
en
O —t
1. Nueva visita al saber ........ ..... ........ .. . descalificación, principio de los inexistentes ....................
36. El forzamiento: de lo indiscernible a lo indecidible ............. 44
2. Las indagaciones ............. .. ................ .....
0
3. VERDAD y veridicidad .................................. 1. La técnica del forzamiento.............. .................... ...... ^.....
4. Procedimiento genérico .................................. 2. Una extensión genérica de una SITUACIONón
5. Lo genérico es el ser-múltipie de una VERDAD quasi completa 457
6. ¿Existen VERDADes?..... ......... ... ................. es ta mb ié nco mp le ta ............................. ... .
•« J U) >—

32. Rousseau .................................. .... .................... .. 3. Estatuto de emmeiados verídicos en una extensión

1—1
vo
yn
00
33. El materna de lo indiscernible: la estrategia de P. J. genérica S" ( ? ): lo indecidible .........................................
, Cohén ....... ...................................... ; ........................ 4. Errar del exceso (1) ...........................................................
'O'O

• 1. SITUACIONón fundamental quasi completa 5. Ausentamiento y mantenimiento de la cantidad 465


......................................................................... i . .. . ;. . .. : intrínseca ...........................................................................
582 EL SER Y EL ACONTECIMIENTO

6. Errar del exceso (2) ............... .......................................... 467


7. De lo indiscernible a lo indecidible ..... ... ............. .. ..... . 468
37..Descartes/Lacan ............................................................ ... ...... 473

Anexos

Apéndices

1. Principio de minimalidad para los ordinales .......................

00 00
2. Una relación, o una ftinción, no es más qne un múltiple
puro»... ................ ...... ............. ........... ............ ...............
3. Heterogeneidad de los cardinales: regularidad y
singularidad ...................... •. .......................... ....................

CÍN o\ o
f—< I
4;' Todo ordinal es constructible ............ .................................
5. Sobre el carácter absoluto . ........... ......... .... .: .... .....

>
ir
6. Signos primitivos de la lógica y recurrencia sobre la
amplitud de las fórmulas .....................................................

o
7. Forzamiento de la igualdad para los nombres de rango
nominal 0 ....................... ............ ; ...... ..............................

o
vo
8. Toda extensión genérica de una SITUACIONón
quasi completa 515
es quasi cornpleta ........ ........... ........ .......... ........ ......
9. Conclusión: de la demostración de | p (G)O) 11. ,3. en una 519
extensión genérica,.,...,...,, ..... , ................ ............. ..........
10. Ausentamiento de un cardinal 3 de 5 en una extensión
N
«

genérica ..... .... , ..... „ .... ........................ ............ ........ .


11. : Condición necesaria para que un cardinal sea
ausentado '
NJ
N)

en una extensión genérica; ......................................


12. Cardinalidad
Notas ...................de....las anticadenas
............. de ..condiciones.;
;.. , ....... ........
.. ... .. .... ................... .... 529

Diccionario ......... .................. ......................... . ........... 545

Sobre la traducción ............................. .... ............ .. . .....; ........ .. 575

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