PEPSI CARDS

La tecnología transformó la cotidianeidad de manera relevante y mucho tuvo que ver la masificación de las computadoras y principalmente de los teléfonos celulares. Esto trajo aparejado el cambio radical de las formas de entretenimiento que divertían a generaciones anteriores. Ni hablar de los juegos con los cuales crecimos los de mi época que a pesar de ser muy básicas comparadas con las actuales, nos divertían de sobremanera y obligaban a adquirir ciertas habilidades, muchas manuales y también mentales.

No obstante, hay casos como el de coleccionar figuritas que no pasaron de moda y se potencia durante la época de los Mundiales de fútbol. La pasión por juntarlas y completar los álbumes sigue intacta y se suman nuevos adeptos. Hay algo que no tiene semejanza y conserva la vigencia: la adrenalina de abrir un paquete y la ilusión de llenar el álbum. Es uno de los signos distintivos de la niñez, cualquiera haya sido la época en la que esta se vivió. Para nosotros era un juguete. Antes de guardarlas definitivamente, las figuritas eran parte de los encuentros con los amigos del barrio con los cuales intercambiábamos las que le faltaba a cada uno. Esas acciones fueron las primeras lecciones de ´prácticas comerciales´ ya que según las habilidades de cada uno se podían conseguir a precios más ventajosos las más buscadas. Los valores se determinaban en cantidades de figuritas según eran más o menos difíciles.

Figuritas de futbol de 1970 de Newell´s Old Boys del cual soy simpatizante

Después, las repetidas, las jugábamos en contiendas memorables donde había que tener habilidades de ´tirador´ para conseguir cantidades. Los jugadores, colocaban contra la pared una determinada cantidad de figuritas y cada uno, con una piedra, lanzaba sobre los montones. Si acertábamos a los montones, las que caían, eran el trofeo. Como si jugáramos a los bolos pero con figuras de cartón o chapitas, apoyadas en tapiales.

Otro hábito que nos inculcaba era el sano hábito de ahorrar. Para los que éramos parte de una familia humilde trabajadora, se nos hacía difícil conseguir el dinero para comprar paquetes de figuritas. Entonces juntábamos moneda a moneda proveniente de los vueltos de los mandados que hacíamos a nuestras madres, premios por buenas notas y lo que me daba Don Manolo, el carpintero del barrio al que ayudaba los veranos cuando estaba de vacaciones del colegio.

Recuerdo una colección de figuritas de futbol que llenando el álbum, te hacías acreedor a una pelota de cuero con gajos blancos y rojos. Estaba colgada en un kiosco y cada vez que pasaba rumbo al colegio primario, me paraba a verla como si fuera hoy una Harley Davidson. No era inalcanzable desde lo económico porque a pesar de ser parte de una familia humilde, tuvimos la suerte que en alguna Navidad o Reyes, recibíamos con mis hermanos, alguna pelota de futbol. El hecho era conseguir ESA pelota ya que significaba haber llenado el álbum. Era el premio al esfuerzo y a la constancia, cualidades que hoy están en muchos casos devaluadas

La previa del Mundial de Fútbol aviva en la gente expectativas de toda índole. Una de ellas es juntar figuritas e intentar completar los álbumes. El próximo mundial de Qatar no fue la excepción y la llegada de los ejemplares de Panini causó furor en los argentinos a tan punto que en una semana se agotaron. Otra muestra más del atractivo que produce ese fenómeno.

o fui de los que siguieron juntando después de mi niñez y adolescencia. Quizás el hecho de no tener hijos varones haya influido. Pero, trabajar en Pepsi y Quilmes, posibilitó que fuera parte de numerosas promociones de todo tipo en las que se coleccionaba figuras en álbumes afines que incluían jugadores de futbol, músicos, personajes de historietas de cine, de televisión y súper héroes.

Es abismal la diferencia entre las tarjetas y figuritas de la compañía y las demás provistas por las empresas dedicadas a ese rubro. Las calidades entre una y otra son muy diferenciadas a tal punto que cuando en alguna conversación entre conocidos sobre álbumes y figuritas, muchos, sin saber o recordar mi relación con Pepsi, resaltan alguna promoción como la de los Súper Héroes por ejemplo por la excelencia de la presentación. Pocas veces vi algo mejor que esas tarjetas.

La promoción se llamaba Pepsi Cards y era muy simple y económica: tres tapas por un paquete que contenía 5 figuritas.

Nos ´cansamos ‘de canjear, fue un éxito fabuloso. No era todavía los tiempos de Facebook o Instagram, entonces a través de los clientes, los consumidores cambiaban las figuras repetidas por otras que necesitaban. Dejaban papeles o carteles en los puntos de venta con los teléfonos y así se contactaban.

Album completo en mi poder

Todavía guardo con devoción el álbum lleno y paquetes de figuritas que sigo regalando a chicos, adolescentes fanáticos de los súper héroes y algún adulto que conserva la afición por la colección de figuras y cuando ve las de Pepsi queda atónito!

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