Danna Paola, Twitter y Bancomer: el reto imposible de un nuevo nombre en un país que no acepta cambios

Danna Paola en el Centro de Conferencias y Exposiciones FIBES, en noviembre pasado. (Patricia J. Garcinuno/WireImage)
Danna Paola en el Centro de Conferencias y Exposiciones FIBES, en noviembre pasado. (Patricia J. Garcinuno/WireImage)

Los artistas deben ser muy cuidadosos al elegir un nombre. Lo tendrán para siempre, por lo regular, y así será como la gente los identifique. Sin embargo, el caso de Danna Paola demuestra que esto no siempre es así. Y también deja claro el principal peligro de querer un nuevo nombre en México: que nadie se lo tome en serio y se siga usando el nombre anterior. A eso se enfrenta la cantante y actriz que ahora quiere dejar de ser conocida como Danna Paola y prefiere que la llamen Danna a secas.

El asunto ha desatado incluso una fuerte polémica en redes sociales, pues Danna Paola emprendió una campaña para cambiar su nombre en todas las plataformas, pero en Twitter (ahora llamado X, un ejemplo que servirá más adelante) se encontró con una ingrata sorpresa: el @ de Danna ya está ocupado y la persona que lo tiene no se lo quiere ceder. Este hecho provocó una ola de acoso contra la señora que tiene el @: ha recibido miles de insultos y amenazas por parte de los fans de la cantante.

No es un tema menor: debería servir para replantear la toxicidad que caracteriza la relación entre los fans y sus artistas favoritos. En este caso, a Danna Paola se la criticado por promover ese odio al haberse viralizado unos audios en los que ella, vía grupos de difusión, dijo que obtendrá el nombre y que no cederá a las presuntas peticiones de dinero que la señora le hizo para darle el @.

Pero también sirve para reflexionar sobre lo complicado que es acostumbrarse a un nuevo nombre en cualquier ámbito. La Ciudad de México se llama oficialmente así desde 2016 y, sin embargo, ha sido recurrente que se le diga "el DF". Quizá no el Distrito Federal, como antes, pero sí DF, una abreviación a la que se acostumbraron todos: los habitantes y los visitantes de otras entendidas y otros países. Han pasado ocho años y todavía no se olvida ese nombre —y de hecho es más común el CDMX que el Ciudad de México—.

Lo mismo puede aplicar para el INE, que hoy ya goza de mucho mayor reconocimiento con ese nombre, pero que antes era llamado IFE y vaya que batallaron para que la gente dejara de llamarle así (desde abril de 2014 tiene ese nombre, que implicó ciertas modificaciones en sus estatutos). También aplica en el ámbito comercial. El Negrito, un pan de Bimbo, fue uno de los productos más populares de las misceláneas mexicanas. El nombre tenía un origen racista y cambió entonces a Nito a partir de 2016. Pero lo más común en las tiendas mexicanas sigue siendo que el cliente pida "un Negrito" para referirse a este bocadillo —es la costumbre nada más—.

BBVA también puede contar su historia. En el año 2000, esa empresa española adquirió al banco mexicano Bancomer, por lo cual mezclaron sus nombres: BBVA Bancomer. Así se les conoció hasta 2019. Mucha gente usaba el nombre completo, pero por practicidad lo más común era llamarle simplemente Bancomer. Pero entonces vino el cambio formal y toda una campaña para usar únicamente el BBVA. Es la fecha en la que mucha gente usa el Bancomer. Y eso que BBVA está presente en todos lados con patrocinadores. Qué difícil es superar un hábito.

Con base en esos antecedentes, Danna Paola puede tenerlo muy complicado para acostumbrar a los mexicanos a su nuevo nombre. Y más si ha arrancado esta etapa ya con una polémica que la pone en el ojo del huracán. Si algo puede aprenderse de las lecciones citadas, es que a veces es mejor no hacer cambios. Así podría dejar de pelear el @ en Twitter. Perdón, en X.

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